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Opinión

Huérfanos de moral y de cultura

Huérfanos de moral y de cultura por Orlando Viera Blanco
Orlando Viera Blanco
19/04/2022
Y quedamos huérfanos de cultura, que es quedar despojados de ciudadanía

 

@ovierablanco

Continuando con el ideal cultural como factor de desarrollo, transformación y evolución sociopolítica, quiero citar algunas reflexiones del trabajo La cultura como factor de democratización, de la mano de Paola Bautista de Alemán (Representación), Rafael Osío Cabrices (Lleva tu pedacito de ágora) y Ana Teresa Torres (La cultura como marca fundamental de lo humano). En otra entrega volveré con Héctor Torres y su excelente ensayo Contar la vasta dimensión de nuestra tragedia.

El líder somos todos

Bautista nos introduce a lo que ella denomina cinco ideas fundamentales para “recuperar” las deficiencias de articulación y movilización ciudadana. Cito: “Primera idea: el liderazgo moral. La historia enseña que la vida de quienes han encabezado luchas como la nuestra en otras latitudes y tiempos ha estado marcada por una visión trascendente de la política. Por ‘visión trascendente’ me refiero a valores inmateriales del espíritu humano que le dan al sentido al esfuerzo, a la existencia del mal y al sufrimiento”. El líder debe exhibir lo que los americanos llaman disposition (carácter, desprendimiento); vocación de sacrificio. Pero el liderazgo moral no es solo del líder sino también de los liderados, quienes con moderación, respeto ciudadano y retina cívica hacen pluralidad de la crítica.

Sigue: “Segunda idea: el predominio de la conciencia. Alexander Solzhenitsyn solía decir que la verdadera lucha por la libertad se da en el corazón humano (…). En pleno siglo XXI, nuestra labor política debe tener fines profundamente pedagógicos y humanos. Tenemos el deber de rehabilitar el espacio público y salir al encuentro del otro, de los demás, de los venezolanos. Debemos escuchar y acompañar”. Habría que agregar los que nos recuerda Savater: “La libertad no es una filosofía y ni siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: Sí o No.” Siendo la primera justicia, la conciencia (Víctor Hugo dixit), ese acto consciente no lo monopoliza un hombre. Quizás lo inspire. Pero es responsabilidad ciudadana hacer una buena elección que es hacer justicia, y dejarnos acompañar… 

“Tercera idea: el carácter criollo. Por muchas razones, en el ocaso de nuestra democracia desconocer nuestra tradición republicana (…) Con firmeza debo afirmar que, para reconstruir el país y nuestra democracia, debemos vencer esta distorsión que nos arrojó a la orfandad histórica y cultural. El ‘borrón y cuenta nueva’ que pretendió impulsar el chavismo quiso arrebatarnos el orgullo de la civilidad”. Esta idea de Bautista es vital. Vale agregar: no dejemos arrebatar el orgullo de ser venezolano. 

“Cuarta idea: La laboriosidad. El liderazgo moral, el predominio de la conciencia y el carácter criollo cobrarán frutos de libertad si se cristalizan en planos concretos de organización política y social a lo largo y ancho del país…”. Nada que agregar.

“Quinta idea: La apertura. Una de nuestras tragedias actuales es la invertebración del espectro político opositor. El régimen ha logrado espesar la bruma y es difícil distinguir el horizonte. Es complicado saber quién es quién. Y no basta con decir que quien no sea gobierno, es oposición…”. Aquí reposa un grave problema cultural: nuestra vocación fragmentaria; nuestra resistencia a la disciplina. Nuestra acritud que liquida la moral, la conciencia, el carácter, nuestra esencia laboriosa y nuestra disposición de ser libres. Es decir, NO a la tiranía sin reservas. Nuestra orfandad histórica -paradójicamente- también es la cultura del como vaya viniendo vamos viendo… 

Lleva tu pedacito de ágora

Rafael Osío Cabrices, periodista venezolano que reside en Montreal, trata de rescatar el ideal ateniense del fórum. Entra en una observación valiente y espinosa: las redes sociales. La espontaneidad de una información que no termina siendo real, veraz ni oportuna, por ser un océano de opiniones incapaces de celebrar pactos. Debemos recuperar el de las asambleas ciudadanas, porque en ellas se celebran acuerdos reales que van al fondo de la cuestión de sentido. Estamos atrapados en la banalización de un tuit, un like, o un follower. Y la política -decíamos- demanda cultura que es saber. Parafraseando a Osío, debemos rescatar nuestro ágora (paraninfo) histórico.  

La cultura cómo marca fundamental de lo humano, expresa Ana Teresa Torres. Es (la cultura) “la que sostiene el desarrollo y bienestar de los pueblos”. La representación no se construye en un blog. La acción cultural no es superflua o recreativa. Es sensiblemente identitaria. Agrega Torres: “Las acciones culturales que constituyen vehículos extraordinarios para promover el sentido de pertenencia, el respeto por el patrimonio tangible e intangible de la nación…”. Me gusta cuando dice: “la cultura promueve la identificación con valores de solidaridad, construcción, paz y disfrute de la existencia, así como las aptitudes y talentos… el intelectual y crecimiento creativo de las personas”.

Por eso, Gramsci -el gran motor intelectual del proyecto revolucionario cubano y, en mucho, el que nos arrebató Venezuela- sentencia que “la conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados orgánicos infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”. Ellos lo hicieron. Nos robaron el ágora, el foro republicano. Y quedamos huérfanos de cultura, que es quedar despojados de ciudadanía. Así lo moral, la conciencia, el carácter, la laboriosidad y la disciplina se hicieron superfluas, por lo que, como los niños, no sabemos cuándo decir sí de un NO. Y no somos libres.

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