Culpa cuatripartita, adiós a los pretextos - Runrun
Culpa cuatripartita, adiós a los pretextos
La incoherencia, las malas decisiones, intencionales o no, contribuyen en arruinar una gran oportunidad para desalojar al oficialismo. No hay pretextos

 

@ArmandoMartini

Para algunos parece injusto echarle todas las culpas al presidente interino. Atenazado, estrujado, quizás chantajeado entre cuatro vivarachos que creen ser la única mayoría. Desorientado, divaga de un lado a otro, desacreditado a punto de irrelevancia, recibiendo órdenes del desatinado con excesiva frecuencia, reclamos tardíos del canciller designado, y un obsesionado que mezcla elecciones con huevos chimbos, refugiado donde todavía creen sus vaguedades.

El cinismo es característico, pero el castrismo luce inquieto, descompuesto por las violaciones a los derechos humanos y denuncias por crímenes de lesa humanidad. El oficialismo queda colgado de la brocha, culpable por omisión y complicidad evidenciando intromisión en el poder Judicial y la consecuente falta de independencia, que señalan a jueces, fiscales en relación a la persecución y tortura de adversarios.

Aguaje oficialista de prisión. Afonías y sanciones. Solidaridad cómplice del representante de la Unión Europea con el castro-madurismo; un socialista aferrado a el Atomium de la magnífica Bruselas, sin importar el descrédito, ni los vaivenes del Gobierno indefinible de España y otras lejanías, de las cuales solo recibe interés noruego que se involucra sin comprometerse.

Irregularidades en Monómeros, un escándalo vergonzoso del G4. De allí, la intervención para protegerla del rapaz castrismo y de un avaricioso sector opositor. Así anda el interino, disperso, callado, aceptando. Enmarañado entre politiqueros que intentan –sin rendir cuentas– desalojar al castrismo, por aquello de quítate tú para ponerme yo. Calándose culpas que son su responsabilidad por omisión y falta de carácter.

Luce desconcertado como los venezolanos que hablan en susurros de bodegones para cuyas delicias y variedades no están al alcance. Pero hacen largas colas para poner gasolina que el castromadurismo importa logrando el milagro tecnológico de ser incapaz de producirla, con reservas inalcanzables para la industria devastada. Como Venezuela, está inundado de partidos que no suman más que un individuo soñador con titulares de prensa. Tiene que fijarse en un cuarteto empeñado en representar –sin legitimidad– a mayorías que lo ignoran y no le hacen más caso que escuchar con escepticismo.

Partidos que nada aportan al país arruinado, lacerado, enfermo. Habladores de sandeces repetidas que, en vez de ejercer oposición auténtica, se abalanzan como impúberes a una piñata rota en busca de privilegios. Afirmando que luchan contra la dictadura cuando en realidad le dan legitimidad a cambio de pugnar unos con otros por limosnas insignificantes; mientras quienes dicen la verdad y no cambian su mensaje por espacios ficticios son apartados.

La culpa del castro-madurismo es resultado de parlanchines hipócritas que siguen enarbolando sin honestidad banderas democráticas y dignas que sacaron a relucir otrora. Líderes inteligentes, cultos, valientes que hoy recordamos porque no tenemos. El error es de quienes deben ser baquianos y ni siquiera pueden guiar la canoa de la libertad por el denso río de mentiras de un socialismo que no ha ido más allá de sus propias notas.

Exigieron se restaure la independencia del sistema judicial y el equilibrio de poderes. El presidente estadounidense denunció a Venezuela como “nación productora y tránsito de drogas hacia Estados Unidos”. Elementos, de pleno conocimiento, más allá del pretexto de ataques imperialistas que nadie cree, para que el régimen no solo sea una tragedia nacional, sino objeto del desprecio internacional, que pretenden legitimar.

El castrismo y sus cómplices buscan nuevas guías. La Corte Penal Internacional aprecia que los casos han sido investigados conforme al derecho nacional e internacional, cumpliendo formalidad y debido proceso. Señalamiento que deja a la justicia en perniciosa evidencia. Lo que sí considera es que abundan las irregularidades procesales e interferencias indebidas.

Prolongar el interinato es la necesidad de prorrogar el violado Estatuto de Transición. Sin duda, ha sido negocio para inescrupulosos politiqueros. La temporalidad será hasta que finalice su pobre y cuestionada gestión. Cómo saber si las negociaciones son de intachable honestidad. La tormenta truena, llueve y relampaguea sobre un chavismo opositor al que se le agotan las mentiras.

Normal que cunda el escepticismo tras años observando cómo se destruye el país mientras la oposición va, viene y nunca llega; en tanto el castro-madurismo continua engalanando embustes, la comunidad internacional pierde interés y el G4, en la nada por falta de sinceridad, se dispone a peleas mutuas en una elección reprochada, que no responde a la trilogía de compromiso que proclamó el interino y esos partidos con honorables ausencias. Han irrespetado y burlado la voluntad ciudadana, generando un abismo, su agenda de propias codicias que liquidó la unidad, convirtiéndola en falsa cantilena, involucrándola directa o indirecta en caprichos e irregularidades.

Vendrán tiempos duros, hay prepararse para hibernación y letargo político. La incoherencia, las malas decisiones, intencionales o no, contribuyen en arruinar una gran oportunidad para desalojar al oficialismo y recuperar la libertad.

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