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Una locura pensar en resignación

@ArmandoMartini  

Es mentira que vamos bien, andamos mal y empeorando, nos enfermamos rodeados de miseria, pasando hambre y envueltos en la frustración. El régimen no puede profesar ovación por las calles vacías, porque no están desoladas, lucen repletas de coraje, voluntad de lucha, atiborrada de fe en la fuerza y empeño ciudadano. Que el Estado haya fallado, engañado, robado y maltratado, no es cuento nuevo, pero tampoco de resignación.

Lo hemos vivido a lo largo de nuestra historia, por estos e incluso más graves problemas. La guerra de Independencia y Federal no son simples fechas, sumaron años de devastación, tormento y angustia más allá de las sangrientas glorias de batallas, muertos, heridos, peste y hasta un terremoto devastador.

Con el mismo pueblo, pero una diferencia fundamental: los líderes que condujeron aquellos terribles caminos fueron próceres, héroes, se sacrificaron al frente, algunos se enriquecieron, la mayoría empobreció y murió en aras de grandes ideales.

Mientras que los que hoy gritan directrices y amenazas no erigen nada, son estafadores, proclaman ideales para ocultar villanías y corrupción. Esparcen crueldad y represión. No construyen, sino destruyen.

“La historia me juzgará”, exclamó con su habitual perversidad e intuición fabuladora el ignominioso líder de tiranías y tiranos Fidel Castro. Juzgado como el fracaso social y económico que ha sido su desgraciada e infeliz revolución. También, la historia reseña a quienes, con más codicia y menos brillo, afligen, patean y reprimen al venezolano.

Nuestros esclavistas, aparte de ladrones, verdugos e incompetentes funcionarios, son solo una parte del horror y errores, mientras quienes padecemos la eterna cuarentena del desastre, somos historia, con alzas y bajas.

Los nazis no pudieron exterminar a los judíos; tampoco los comunistas aniquilar a chinos, rusos, polacos, checos. Los chavistas, ideólogos de la piratería, son cleptómanos represores. No han podido ni podrán abatir el gentilicio y venezolanidad que procuran reducir al silencio.

Parecemos solitarios, pero no estamos ausentes. Somos perseguidos, paralizados, pero jamás rendidos. La lucha persiste, no de la boca para afuera como aúllan represores y malhechores, sino la del empeño de cada mujer y hombre para continuar, construir lo que destruyen sin compasión. Levantarse cada vez que nos golpean, trabajar con empeño y la firmeza que a lo largo de la verdadera historia nos caracteriza.

Independiente de lo grande que hayan sido Simón Bolívar, Francisco de Miranda, José Antonio Páez, Simón Rodríguez, Antonio José de Sucre y muchos otros; sin el apoyo de los venezolanos no hubieran podido ser libertadores. No importa lo codiciosos y cínicos que puedan ser los empuñadores del castrismo, sin nosotros no podrán destruirnos.

Aquí hemos estado siempre y ahora en buena parte del mundo; seguimos siendo el pueblo afable, de coraje, talento, principios éticos, valores morales, buenas costumbres. Y continuaremos siéndolo, no importan fusiles, poniendo cara, valor ciudadano, caminando en el presente para construir con optimismo el futuro que merecemos. No permitiremos nos lo quiten de las manos ni de la conciencia.

Quieren imponer un ambiente de conformismo, resignación y pesimismo, pero el que llevamos en la sangre y el espíritu es de confianza, convicción.

La política de presión del gobierno estadounidense está reduciendo flujos de divisas formales y legales que consiente la permanencia del usurpador. De profundizarse, el castrismo enfrentará situaciones críticas inclusive la de mantener a quienes los sustentan. La inexorable realidad hallará salida.

Habrá escapatoria a esta catástrofe económica, hecatombe política, calamidad social, destrucción de la honorabilidad, extravió ético y miseria de ideas. De la crisis por sectores pasamos a la general. Lo próximo que sobrellevaremos es colapso, nadie sabe cuándo. Pero eventualmente tendremos la república saludable que anhelamos para comenzar un proceso electoral participativo, transparente, democrático e imparcial.

Algunos demuestran pánico de enfrentarse, cuando se oponen al cese de la usurpación, gobierno de transición, elecciones libres, en ese orden; son cohabitadores colaboracionistas, se han burlado de la inmensa mayoría, tendrán consecuencias, correrán la misma suerte de sus compañeros de régimen. Enfrentaran la justicia y su justo castigo.

Los traidores

Los traidores

Un gobierno de emergencia nacional paritario es una oportunidad para torturadores, violadores de los derechos humanos, pranes, instituciones profanas, sanguijuelas y zánganos del tesoro público; pretensión absurda que no será tolerada por la mayoría ciudadana.

 

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