La Vinotinto se enfrenta este martes 17 de noviembre a Chile en Caracas

Ganar en Brasil por eliminatorias al Mundial es imposible. No importa si es en Río de Janeiro, Sao Paulo, Brasilia o Salvador. Tampoco si eres la Argentina de Maradona, Uruguay de Forlán o Chile de Alexis. Brasil, históricamente, NUNCA ha perdido en casa cuando la palabra de eliminatorias Conmebol está en la entrada del recinto. 

Y es que incluso podemos irnos más allá. Hace 4 años que no reciben goles bajo este concepto. Estamos hablando de más de casi 700 minutos sin encajar en casa. Para contextualizar, toda la saga completa de “El Señor de los Anillos” dura 557 minutos. Podríamos darlos el lujo de verla y hacer una siesta de media hora entre cada película para igualar la racha. Es una eternidad sin recibir. Bajo ese contexto, Venezuela hizo un partido brillante en el Morumbí. 

Perdió 1-0 contra Brasil con un solitario gol de Roberto Firmino al minuto 67 de partido. Ese es el hecho y lo que quedará reflejado en los diarios del mañana y del final de las eliminatorias. El rédito final fueron 3 puntos para la verdeamarelha y 0 para la Vinotinto, pero el cómo se gestó la victoria local es la que es para analizar. 

Los de Peseiro plantearon un partido sumamente defensivo. Bajo un sistema 4-3-3, estuvieron replegados en cancha propia casi la totalidad del partido, con un orden táctico envidiable. Uno de los aspectos más difíciles de sobrellevar cuando el rival es superior pieza por pieza al propio, es mantener la organización defensiva para lograr hacer las rotaciones y movimientos necesarios a la hora de los cierres. Tiene gran mérito. 

Además, la comunicación debe ser impecable para conseguir que tus compañeros entiendan cuando ir y cuando no, hacer los rechaces y más. Si bien es cierto que Venezuela pocas veces logró empalmar más de tres pases seguidos, el juego se llevó a lo que buscó la Vinotinto. 

Jugadores como Yordan Osorio, quien destacó en la concentración y duelos aéreos y Cristian Cásseres Jr, en su cobertura a Everton Ribeiro fueron los aspectos más interesantes para destacar principalmente en Venezuela, que perdió con el rival pidiendo la hora.

Ahora bien, el análisis va más allá. Es para resaltar el aspecto defensivo, pero también para prender las alarmas. Venezuela tiene 3 partidos perdidos en 3 partidos jugados. Allí es donde radica el verdadero inconveniente. Si bien existe una etapa de adaptación del nuevo entrenador, la necesidad de sumar puntos ya acecha a la selección si quiere mantener vivas las esperanzas de ir al Mundial de Catar 2022. Para contextualizar, en este punto ya se encuentra a 5 unidades del repechaje (último posible clasificado). 

Desde lo anímico, perder por la mínima contra Brasil es bueno. Incluso, muy bueno. El poder sacar un buen resultado más allá de la derrota, el entender que existió un bloque defensivo compacto y que las cosas salieron -casi- como se plantearon, ayuda en muchos aspectos psicológicos a los jugadores. 

El próximo rival de Venezuela es Chile el próximo 17 de noviembre, quienes se ubican sextos con cuatro puntos. Ahí ya no habrá tiempo para partidos “ordenados” si eso no significa ganar. De lo contrario, el Mundial aparecerá mucho más lejano de lo que ya parece dentro de los dos próximos años de eliminatorias.