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#MonitorDeVíctimas | Se salvaron de una masacre carcelaria y de la pandemia, pero no de las FAES en Lara
El grupo élite de la Policía Nacional Bolivariana ejecutó a dos expresidiarios que lograron salvarse de la matanza que en mayo de este año dejó 47 víctimas mortales en una prisión de Portuguesa. Igual suerte corrieron tres migrantes que regresaron al país por la pandemia

Karina Peraza Rodríguez / Fotos: Archivo y cortesía

 

El 1° de mayo de 2020 se registró una masacre que dejó como saldo 47 presos muertos y 75 heridos en el Centro Penitenciario de Los Llanos Orientales (Cepello), ubicado en Guanare, estado Portuguesa. Esos fueron los datos aportados por el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP) sobre el hecho. 

Padres, esposas y hermanos pasaron días de terror porque no sabían si sus seres queridos estaban vivos. Estuvieron días incomunicados y la preocupación por saber si sus familiares estaban bien no los dejaban descansar.

Esta angustia la vivieron y la superaron con alegría los familiares de Moisés Antonio Herrera Barreto, de 28 años de edad, y de Javier Enrique Sánchez Barrios, de 26 años. Ambos estaban recluidos en Cepello y afortunadamente sobrevivieron. 

La masacre, de la cual fueron responsabilizados el pran o líder negativo de ese penal y el director del recinto, trajo como consecuencia el desalojo de esa prisión y el traslado de muchos reclusos a otros centros penitenciarios. 

El 14 de mayo, Iris Valera, entonces ministra de Servicios Penitenciarios, otorgó libertades a 217 presos de Cepello bajo la modalidad de régimen de confianza tutelada. En la lista de los favorecidos estaban Herrera Barreto y Sánchez Barrios, quienes llegaron en una cola desde Portuguesa hasta el estado Lara.

Once días libre antes de su muerte 

Herrera Barreto finalmente llegó a su vivienda en el sector La Lagunita, en Santa Rosa. Tenía solo once días de haber recobrado su libertad cuando efectivos de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), quienes tienen su sede cerca de la morada del joven, llegaron a su casa para llevárselo. 

El 25 de mayo las autoridades le indicaron a sus familiares que simplemente se lo llevarían por averiguaciones. No regresó nunca más. Los funcionarios lo mataron de un disparo en el pecho, en hechos ocurridos en el barrio El Turbio, de esa misma parroquia. Luego indicaron que el hombre había muerto en medio de un enfrentamiento.   

Un par de meses después Sánchez Barrios se convirtió en otra víctima de las FAES. Murió en una presunta ejecución extrajudicial el pasado 23 de julio en horas de la tarde, en la avenida Ribereña, a la altura de la calle 48, al oeste de Barquisimeto. 

La madre del joven informó que su hijo no estaba armado y que minutos antes de su muerte había salido de visitarla en la comunidad de La Carucieña.

La mujer presume que funcionarios de las FAES lo detuvieron y al ver que dos meses antes había salido de un penal y tenía antecedentes, decidieron ejecutarlo. En este caso la versión oficial también indica que se trató de un enfrentamiento.