Impacto archivos - Página 106 de 416 - Runrun

Impacto

monje

 

—Estimado profesor Giordani ¿Lo puedo llamar profesor?

—Sí puede. Ser calificado de traidor y de ser jefe de la banda de la izquierda trasnochada y retrógrada no son precisamente rosas y claveles -Sí, no lo son para nada. Nunca me habían faltado el respeto de una forma tan vil, tan canallesca. Eso sí es una conducta trasnochada y retrógrada. Si el Magnífico, el Eterno, el Galáctico estuviera vivo, ese bigotudo, ignaro y simplón no se hubiese atrevido pero ni a sostenerme la mirada. Ahora se siente valiente, retador y desafiante, cuando no pasa de ser un muchacho de pueblo con deficiencias escolares notables y con urgentes necesidades de atención psicológica. Eso de hablar con pajaritos es una señal inequívoca de desorden mental.

— Ellos los llaman los viudos del atraso ¿por qué?

—Por ahora somos cuatro los Mosqueteros de la Decencia y la Honestidad. Navarro, Víctor, Ana Elisa y yo mismo. Pero pronto seremos mayoría. Yo confío en el pueblo chavista. Yo confío  en la historia. Yo confío en que soy superior a Maduro.  Era imposible permanecer callado ante tanta corrupción. Ante tanto despilfarro. Ante tanta indignidad. Ante tanto vicio. Debo citar algo, es obligatorio moralmente: Todas y cada una de las solicitudes de créditos adicionales, dizque para obras y misiones, aprobadas por la Asamblea Nacional presidida, por ese personaje tenebroso y siniestro, vienen con nombre y apellido

—¿Cómo es eso señor Giordani?

—Es simple. En la rosca malvada y corrupta del gobierno, los créditos adicionales siempre son para pagar nuevas obras o nuevos contratos. Así que los viciosos, los pillos, primero contratan la obra y luego piden los recursos adicionales.

—¿Caramba, y eso no es delito?

—Coño Semtei usted  parece pendejo. ¿Qué vaina no es ilegal o delincuencial en los actuales momentos?  Yo mismo, yo mismito, Yo, Ego, frente al Tribunal de la Historia, acuso a los ex directores de Cadivi.

—¿A quiénes?

—A todos.  De haberse robado claramente más de 20.000 millones de dólares.  Ni uno sólo de esos militares de Cadivi, hoy generales, coroneles, teniente coroneles y hasta capitanes, que administraron millones y millones de dólares, centenares de millones, miles de millones, que los despilfarraron que los botaron, que los volvieron mierda, que se los robaron, ni uno sólo de ellos ha sido acusado. Ninguno de los diputados imbéciles o cómplices o desgraciados, como solía decir el Eterno, diputados cobardones como Sanguino ha dicho esta boca es mía. Es un mar de pus. Un océano de lixiviados. Un pozo séptico de almas putrefactas. Como bien apuntó Héctor Navarro en su desgarradora carta. Por qué no dicen quiénes son los contratistas franceses, esos que vienen de la empresa Total, a quienes les están entregando nada menos y nada más que todos los nuevos yacimientos y desarrollos de Pdvsa. Esos franceses asociados a Ramírez, al capitán aquel, al alcalde ese, al ministro tal, que además tienen marramuncias con Chacón, en materia de equipos y centrales eléctricas. Cuando estaba en las reuniones de la Directiva  de Pdvsa y aparecían esos miserables capitalistas, explotadores del pueblo, con ideas absurdas y Ramírez me quitaba el derecho a palabra  para dárselas a esos imperialistas, se me revolvía el alma, me sudaba el hígado, me sonaban las tripas. Que arrechera señor Semtei.

—Señor Giordani ¿y usted no es culpable de nada de esta debacle?

—De nada. Nadita de nada. Ni una pinguita. Yo lo tenía controlado todo. Centralizado. Organizado. Vigilado. Monitoreado. Nada se escapaba. 25 trimestres de crecimiento económico. Inflación de un dígito. Desempleo 5%. El país más feliz de la tierra. Casas para todo el mundo. Erradicación del analfabetismo. Salud  para todos. El Eje Orinoco-Apure. Trenes. Aviones. Barcos. Producción agrícola en expansión. Comida barata. Buenos sueldos. Tasa de cambio controlada. Grandes reservas internacionales. Una Isla de la Felicidad en Suramérica. Todo bien. Y se nos fue el Eterno. El Galáctico. El Perpetuo. Y llegaron estos trogloditas. Estos bichitos.

—Carajo Jorge, de verdad  que no recuerdo ese paraíso que tu describes.

—Claro señor Semtei. A usted lo compró el imperio. Pero debo confesar algo. Yo sé, yo mismo, Ego, que no le ganaremos la batalla a la Rosca  del Vicio. Que el Asambleísta, el Ministro y el alcalde,  esta trilogía del crimen, ese trío de la vergüenza, esa sociedad de peculado tienen la mesa servida, las cartas marcadas y la caja de los machetes, amén del billete del petróleo. Pero Héctor, Ana Elisa, Víctor y hasta el gafo de Nicmar que no tiene ni idea de qué coño está pasando, y Yo mismo, Ego, el Testigo de la Historia, hemos cumplido el deber ante el Eterno. El Galáctico. Y con eso tengo bastante. Ahora que se joda todo el mundo. Yo se los advertí. Lean mi carta. Luego la de Navarro. Luego la de Víctor. No recomiendo nada de Ana Elisa ni de Nicmar porque de ellos no se aprende nada. Lean y me escriben www.jorgegiordani.com o al Twitter @nosjodimosconramirez.

—Bueno, señor ministro, hasta luego.

—Adiós señor Semtei.

 

@eduardo_semtei

El Nacional 

banderavaz

Estimado camarada vicepresidente del partido:

Le escribo esta carta porque vengo llegando de una reunión, participativa y socialista, de militantes del glorioso PSUV de diversas comunidades del municipio Lima Blanco del estado Cojedes. La reunión estuvo presidida por el compañero Efrén Jiménez, representante de la parroquia La Aguadita, hasta que se vio obligado a retirarse, ya que le avisaron que había llegado Diovan a la farmacia. Su comadre Esther había quedado en guardarle un puesto en la cola pero, como ya eran las 6:00 de la tarde, y a esa hora llega el agua, no pudo seguir haciéndole el quite. Le cuento esto porque no quiero que usted crea que le estoy dando una egoísta y traidora zancadilla al compañero Jiménez. Para nada. Cuando él se fue se decidió, de manera participativa y socialista, que el encuentro fuera coordinado por mi persona. A continuación le cuento lo sucedido.

Desde el inicio, había un mal ambiente, como una pugna, una tensión en el aire. Perdimos más de una hora porque el representante de Las Queseras llegó diciendo que tenía información fidedigna de que el excompañero Giordani estaba financiado por la CIA, que se había asociado a una empresa con Eva Golinger quien, a su vez, era amante de Diego Arria.
Como usted comprenderá, inmediatamente se formó un revuelo. Una muchacha que viene de los lados de Macapo saltó a protestar. Ella dijo que todo eso era mentira y que las críticas que se estaban haciendo eran la verdad. Y expresó en voz firme y clara: “¿Cómo un gobierno que encarcela a algunos dirigentes estudiantiles de izquierda y protege a empresarios corruptos puede llamarse revolucionario?”. Y encima agregó: “¡Esta vaina es un refrito de lo peor de la cuarta república!”. (Se lo pongo entre comillas para subrayar que eso lo está diciendo ella, no yo. La compañera se llama Zuleyma Montero. Vive en el # 6 de la vereda 8 del pueblo de Jiraco).

Eran las 9:00 de la noche y todavía estábamos discutiendo. Nadie quería ceder en nada y cada vez, de manera participativa y socialista, había más gritos y más peleas. El representante de Cunabichero recordó que Nicolás Maduro era el hijo de Chávez, que era Pueblo, que era Presidente y que además era Obrero. El representante de Jirijuare le respondió con palabras inapropiadas, pidiéndole que no fuera pendejo y maricón. Otro camarada advirtió entonces que Maduro ha exigido “disciplina y lealtad”, a lo que el representante de Jirijuare replicó de la misma manera, volviendo a repetir las mismas palabras inapropiadas y añadiendo: “¿Lealtad con quién? ¿Con las empresas de maletín? ¿Lealtad con la corrupción?”. (No le paso ahora el nombre y la dirección del compañero, como me corresponde en mi tarea de Patriota Cooperante, porque no lo recuerdo. Mañana a más tardar se lo envío).

Yo traté de intervenir para calmar los ánimos y poner algo de orden. Me puse al frente y les dije: ¿Qué nos preguntó el compañero Diosdado esta semana? Todos guardaron silencio. “¿Acaso la crítica es más importante que el compañerismo?”. Eso nos preguntó. ¿Y qué nos contestó el compañero Diosdado esta semana?, volví a interrogarlos. Otra vez, silencio. “Yo creo que no”. Eso nos contestó, les dije. Lamentablemente, tengo que confesarle que el asunto no me funcionó. Hasta me lanzaron un zapato por la cabeza. La pelea se puso peor. Yo sentí que cada vez había más críticas y más compañeros protestando. Casi nos fuimos a los puños cuando, de pronto, de manera participativa y socialista, se fue la luz.

Por eso le escribo a mano y en un papel. Le voy a mandar esta carta con mi compadre Felipe que va mañana a Caracas. Ya usted ve, también aquí hay elementos disociados, pervertidos o manipulados por la derecha apátrida y por la izquierda apátrida. Lo peor es que yo creo que cada vez son más. A veces siento que un nuevo fantasma recorre el país: la multiplicación de los escuálidos. ¿Qué vamos hacer, camarada? Esto es urgente. Estoy empezando a sentir que esta vaina es contagiosa. ¿Usted no cree?

 

     @Barreratyszka

El Nacional 

 

Ramon-J-Velasquez1

 

“Toma un segundo decir “hola” y una eternidad decir “adiós” (Anónimo)

 

La primera vez que vi a Ramón J. Velásquez yo tendría unos seis años. Mi abuela lo invitó a almorzar en el primer “acto social” después de la muerte de mi abuelo, Buenaventura Jaimes, ocurrida más de tres años antes. Mi abuelo había sido su profesor en su Táchira natal y “Ramoncito” mantuvo la amistad que habían comenzado sus abuelos, primero con mi papá y luego conmigo. Cinco generaciones de cariño. Los gochos tienen un espíritu de pertenencia y solidaridad único y el doctor Velásquez, con quien tuve la fortuna de compartir muchas veces, lo ejercía con elegancia: conocía a todos los gochos que hay en Caracas, desde el eminente médico hasta el parquero de un restaurante y a todos los saludaba con cariño. “Éste es de Lobatera; aquélla es de Capacho; éste nació en Rubio…”

Del Dr. Velásquez puedo escribir muchas cosas. No voy a enumerar todo lo que hizo -ya los medios lo han reseñado ampliamente- y de sus bien vividos 97 años es más fácil decir lo que no hizo que lo que hizo. Por eso prefiero honrarlo como amigo y maestro. Quiero destacar su ingenio y su chispa. Hablé de ellos en varios artículos. Recuerdo una vez cuando conversábamos sobre lo difícil que resulta en estos tiempos educar a los muchachos, por la constante y extendida exposición a los mensajes contradictorios a los que están sometidos, que él me dijo: «¿te has dado cuenta de que también se está globalizando el relajo?».

Quiero ensalzar su espíritu pacifista y conciliador y reconocer al prócer civil, civilista y civilizado. Él mismo me contó que tal vez por esa solidaridad gocha de la que hablé antes, Pérez Jiménez le mandó a decir que si seguía conspirando lo iba a meter preso, que mejor se fuera del país. Autoexiliarse no estaba en los planes del Dr. Velásquez, por lo que respondió: “Pérez Jiménez sabe dónde vivo”. Cuatro años estuvo preso por mantener su posición a favor de la democracia.

Quiero celebrar su vida, fructífera y digna, prudente y honesta. Un hombre trabajador, que empezó a producir desde muy joven y que a punta de inteligencia y habilidad se abrió paso y creó sus oportunidades de surgir y destacarse. Antes de cumplir treinta años ya se había convertido en secretario privado de Diógenes Escalante. Siempre me fascinó escucharlo narrar la historia de su locura, que tan magistralmente recogió Francisco Suniaga en “El pasajero de Truman”. Los consejos que éste le dio, “observe y cállase” y “nunca le diga que no a un trabajo” los mantuvo como normas de vida.

Henri Fréderic Amiel dijo que «saber cómo llevar los años es la obra maestra de la sabiduría y uno de los capítulos más difíciles en el gran arte de vivir”. Y en eso también fue un maestro el doctor Velásquez.  Cuando él cumplió 89 años en 2005, escribí:

«Ya a estas alturas es lo mismo cumplir ochenta y nueve que noventa años», me dijo hace poco el doctor Ramón J. Velásquez. Y yo creo que tiene razón. Pero la importancia de cumplir años no radica en la cantidad de años que se cumplen, sino en cómo se cumplen esos años. 

Mi querido doctor Velásquez, usted también me dijo hace exactamente un año, cuando por esta vía lo felicité por su cumpleaños, que había decidido no cumplir más años. Que no quería oír hablar ni de cumpleaños ni de celebraciones. Me imagino que la decisión la había tomado hace más tiempo, como mínimo hace tres años, cuando se negó a que sus amigos le hicieran un homenaje, que dicho sea de paso, estaba más que merecido.

Por eso le pido excusas por felicitarlo de nuevo, pero fíjese que va a terminar disculpándome, porque la felicitación es casi para mí misma, que he tenido el grandísimo honor de contar con su amistad”.

Finalmente, quiero alabar su humildad. La grandeza es humilde. El Dr. Velásquez siempre tuvo tiempo, respuestas y una palabra de aliento para todos. La última vez que lo visité, hará cosa de dos meses, me dijo “no te preocupes, que de esto salimos”. ¡Estoy segura de que así será!

 

@cjaimesb

 

 Ajedrez1

 

A Migdalia la conocí hace ya unos meses en un Gabinete Parroquial que hicimos en Agua Clara, una comunidad de nuestro Barlovento. Traigo al presente mi conversación con ella y con otros vecinos, porque hoy más que nunca sus reflexiones deben ser leídas por otros venezolanos. Ellos no podían concebir tanto egoísmo, nepotismo y mezquindad por parte de quienes hoy gobiernan a nuestra Venezuela.

Decía que el problema en nuestro país es que hay muchos “caciques” y poco indio. En Venezuela “manda” nadie y “mandan” todos.

Y eso es precisamente lo que hemos visto estos últimos días. Hemos visto cómo los “caciques” que gobiernan nuestro país y otros que ocuparon altos cargos, luego de repartirse las “parcelas”, hoy se señalan entre ellos como corruptos y traidores. Todo esto bajo la mirada atónita de millones de venezolanos que vemos cómo nuestros problemas se agravan, mientras la politiquería continúa ocupando la agenda de quienes deberían generar soluciones a la grave crisis económica, política y social que hoy vivimos en nuestra nación.

Migdalia tuvo la habilidad para comparar eso que algunos llaman el Socialismo del Siglo XXI, con el Caciquismo del Siglo XIX, porque fue a esa época a la que nos devolvieron esos “caciques”. Y justamente la profunda crisis, de todo tipo, que hoy vivimos en nuestro país, es producto de esa forma distorsionada de gobierno que tiene el control de sus ciudadanos a punta del miedo que infunden y de la violencia que propagan como pólvora.

Hoy como nunca, en estos 15 años, vemos a esos “caciques” moverse literalmente con un cuchillo en la boca, para cuidar las parcelas (ministerios e instituciones donde manejan millones y millones de dólares) que controlan. Han demostrado ser capaces de hacer cualquier cosa para no perder su cuota de poder. Por eso la frustración de Migdalia, sus vecinos y millones de venezolanos cuando escuchan a los del gobierno hablar de libertad, independencia y de una “sociedad más justa”.

Cuando uno los escucha, uno se pregunta ¿justa para quién? ¿Para ellos que se enriquecieron con el manejo discrecional de los recursos de nuestro pueblo? ¿Puede hablarse de justicia social, en un país en el que todos los días hay más venezolanos que se acuestan sin comer? ¿Cómo puede entender nuestro pueblo la libertad de la que hablan?

Estoy seguro que Migdalia entenderá el concepto de libertad, independencia y justicia cuando pueda darles los tres golpes a sus cuatro muchachos. Y no nos referimos a los golpes secos o mojados, a los supuestos planes conspirativos y a la guerra económica de la que tanto le gusta hablar a Nicolás cada vez que se ve en aprietos y debe rendirles cuenta a los venezolanos. Nos referimos a las tres comidas que esta venezolana no puede garantizarle a sus hijos.

En nuestra Venezuela podremos hablar de libertad, cuando Carlos, vecino de Migdalia, cuente con carreteras agrícolas, que le arrebataron a los estados, en buen estado para poder sacar de Agua Clara su pequeña producción de plátano y logre venderla en los mejores mercados. Nuestro pueblo será libre el día que reciba la totalidad y no las sobras de la renta petrolera. Seremos libres el día en que los recursos se inviertan en la construcción de hospitales, escuelas y obras de infraestructura social que generen muchos empleos de calidad, para generar oportunidades y que 9 millones de venezolanos puedan salir de la pobreza.

Bien lo dijo Nelson Mandela: “La eliminación de la pobreza no es un gesto de caridad. Es un acto de justicia. Es la protección de un derecho humano fundamental, el derecho a la dignidad y a una vida decente. Mientras persista la pobreza, no habrá verdadera libertad”.

Así como Migdalia y Carlos no creen en la libertad que tanto pregona este gobierno y sus “caciques”, hay cada vez más venezolanos desilusionados, conscientes de que ese proyecto caducó, víctima de la corrupción y de tanta ineficacia. Ya nadie le cree a Nicolás y por eso anda por ahí exigiendo lealtad, reconocimiento y legitimación, no solo a los seguidores del proyecto del presidente Chávez, sino también ha tenido la desfachatez de exigirlo a nuestra Fuerza Armada, que deben permanecer siempre institucional. Pero por más lealtad que pidas Nicolás, ya nuestro pueblo te conoce, sabe quién eres y en cualquier momento te cobrará una factura que tu sabes tienes pendiente con los venezolanos.

No puede ser que este gobierno tilde de traidor a quien, dentro de su mismo proyecto, exigen que se le rinda cuentas al país, por ejemplo, de las actuaciones de Cadivi que se robaron 25 mil millones de dólares que debieron destinarse para incentivar el campo y apoyar a nuestros emprendedores. Reiteramos nuestra invitación a quienes formaron parte del partido del gobierno, que quieren cambio frente a este caos, a sumar esfuerzos para lograrlo. El cambio es que en nuestra Venezuela podamos tener un gobierno honesto.

Hoy queremos reiterarle a nuestro pueblo, que precisamente son los sueños y las esperanzas de los 30 millones de venezolanos lo que nos mueven a diario. No descansaremos hasta que nuestro pueblo sea verdaderamente  libre. Tenemos la responsabilidad histórica de construir junto a los venezolanos, un país en la que los ingresos petroleros se manejen de manera transparente y sostenible, con un uso que responda a los principales problemas y tenga en el petróleo una palanca que permita construir oportunidades para todos por igual y no vaya a parar a los bolsillos de esos “caciques”.

No permitamos que el miedo y el chantaje nos hagan perder la esperanza. Eso es  precisamente lo que ellos quieren, para atornillarse en el poder. Este gobierno para intentar “brillar” siempre ha buscado “apagar” la luz de nuestro pueblo. Los venezolanos están en su derecho de buscar algo mejor, les pido no sean conformistas. Tenemos el mejor país del mundo y nos sentimos orgullosos de ser venezolanos, vale la pena seguir luchando.

Aprovecho hoy, 29 de junio, para saludar a todos los Pedro y Pablo, hoy en el día de San Pedro y San Pablo, y con especial afecto a nuestra Parranda de San Pedro, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. ¡Que Dios los bendiga!

 

@hcapriles

Luisana Solano Jun 29, 2014 | Actualizado hace 10 años

MundialBrasil2014

La buena actuación de las selecciones latinoamericanas en la primera ronda de éste mundial Brasil 2014 nos recuerda que en el fútbol; rigor, disciplina, trabajo en equipo, previsión y estudio en profundidad del rival, componen entre otros elementos, las bases fundamentales de un equipo ganador.

Las selecciones de Colombia, Chile, México y Costa Rica, sin grandes estrellas, se unieron a las de Uruguay, Argentina y Brasil conformadas por individualidades de alto nivel. Atrás quedó el mundial del 2006 donde las selecciones latinoamericanas eran eliminadas, a causa de una falta de rigor injustificable a niveles tan altos de competición.

Sin duda, se sigue la receta del tradicional éxito de las selecciones europeas. La cual obedece a una suerte de desarrollo de fútbol científico, el cual consiste no sólo en el necesario perfeccionamiento físico de los futbolistas, sino que igualmente gira en torno a una rigurosa disciplina táctica. Un progreso vehiculado por las respectivas federaciones nacionales de fútbol, las cuales no solo invierten tiempo y dinero, en los miles de centros deportivos asociados, sino que han desarrollado una medicina integral deportiva y hasta un servicio de inteligencia deportiva.

Un ejemplo de lo primero, es el equipo de psicólogos que acompaña a los jugadores galos, preparandolos mentalmente para seis desafíos capitales. Seis es el número de juegos que necesita Francia ganar para llegar a la final.

De lo segundo, una muestra contundente es el trabajo de seguimiento y análisis cualitativo y cuantitativo, del desenvolvimiento deportivo de los potenciales rivales. Un estricto trabajo realizado por los técnicos adscritos a la federación germana de fútbol.

Elementos que en su conjunto forjan un rigor táctico, indispensable en la alta competencia, rigidez que, a decir de los resultados, están teniendo en éste mundial 2014 no solamente selecciones de alto nivel competitivo.

De igual forma, los altos niveles de exigencia física de las oncenas europeas, no son quebrantados por individualidad, ni genialidad alguna, del lado latinoamericano.

Así las cosas, ésta suerte de uniformidad en la manera de estudiar y ejecutar la disciplina táctica, hizo que en éste mundial Brasil 2014, pasaran a octavos tantos equipos latinoamericanos como nunca antes en la historia de los mundiales.

Mientras tanto, vista la calidad técnica de los jugadores latinoamericanos, mantengamos la esperanza porque en éste mundial las selecciones del continente vayan lo más lejos posible.

 

Luisana Solano Jun 28, 2014 | Actualizado hace 10 años

jgiordani

 

No conozco al Sr. Giordani, incluso es obvio que no tiene lo que podríamos llamar pinta de «enchufado». No lo veo montando un guiso cambiario o con bonos de Pdvsa, como muchos de sus colegas. Se ve más bien humilde, e incluso no dudo que hubiera trabajado mucho, pero al final fue como el gorgojo, a más trabajo más daño. El detalle está en que la honestidad y el trabajo no aseguran una buena gestión. Claro que él es responsable de haber permitido que a sus alrededores floreciera la corrupción más grosera que hayamos visto, sin percatarse de ello hasta la segunda mitad del noveno inning. Pero peor aún, es responsable de haber sido una suerte de Pepe Grillo que le dictaba al difunto las pautas de un modelo económico nefasto que únicamente cabe en la cabeza de un idealista de la más rancia izquierda trasnochada. Luce de bulto que fue Giordani quien aupó a Chávez para que arremetiera contra la empresa privada. Nunca lo contradijo en su loca idea de controlarlo todo pues mientras más fuerte el Estado, en mejor condiciones estaría para controlar a los empresarios bajo la presunción absoluta de ser todos ellos unos especuladores, que no dejan dar al pueblo la mayor suma de felicidad posible. Desde sus cargos, Giordani era un adalid de las importaciones, un convencido de que el Estado no requiere de la producción nacional para cumplir sus funciones; es más, estoy seguro de que aún piensa que un dólar vale un poco de seis bolívares.

En definitiva de ideología también se peca. Ese pecado ideológico nos colocó en un autobús sin frenos, en bajada y en retroceso. Hizo que el pueblo creyera que a punta de subsidios podemos vivir bien indefinidamente, es decir que por tener petróleo un litro de gasolina debe valer menos de un centavo de dólar o que los precios de la Navidad pasada en Daka se podían mantener sin consecuencias. Pero la peor y más sincera revelación de Giordani ha sido que para mantenerse en el poder la revolución está dispuesta a hacer lo que sea en materia económica. Acá estamos entonces luego de tantas victorias electorales, en el país con más inflación, con más escasez, con una moneda que no vale nada y con los peores índices de competitividad mundial. Así se despidió Pepe Grillo, a quien por ser un hombre mayor, se lo digo con respeto.

 

El Universal

Luisana Solano Jun 27, 2014 | Actualizado hace 10 años

reloj-de-arena

Pocas veces un periodista descubre una figura con poder, con influencia política, protegido en la sombra, como un gran secreto. Es el tipo de personaje que todo reportero quiere encontrar. Es la metáfora del marciano que los periodistas buscan sin descanso. Y que nunca aparece.

Ocurrió cuando menos lo esperábamos, enero de 1999, cuando mucha gente se entusiasmó con la gracia nueva; cuando este experimento que hoy es tragedia y derroche y salto atrás, recién comenzaba a perfilarse en el horizonte; cuando se repetía lo que se convirtió en un episodio cómico de Orlando Urdaneta: “No, vale, yo no creo’’.

Me encontraba con Hugo Prieto en la redacción de El Nacional, cuando nos alertaron que existía la posibilidad de entrevistar a Norberto Ceresole. Llamó a la redacción un colaborador cercano al gobierno, Jorge Olavarría, y nos puso en la pista de un personaje al que muchos consideraban un cantamañanas.

Adolfo P. Salgueiro nos consiguió sus teléfonos. Sabíamos que era un argentino que tenía enorme influencia en el entorno del presidente Hugo Chávez y que había sido financiado por el Ministerio del Interior como asesor.

Nos dio la entrevista sin pensarlo dos veces y nos citó en una casa modesta, dentro de una urbanización desarrollada por militares, que había servido de residencia del teniente coronel Hugo Chávez cuando salió de la cárcel de Yare.

La conversación fue larga y él jamás llegó a pensar que uno de los dos reporteros que llegaron esa mañana a visitarlo había nacido en Argentina. Tampoco que tocaríamos tantos temas a lo largo de una jornada en la que todos quedamos exhaustos.

Ceresole abundó en su tesis más popular, la alianza entre pueblo y militares, como futuro del chavismo. Nos entregó un documento con estas ideas. Y discutió sus posiciones, por momentos tranquilamente, por momentos con pasión.

Sus ideas me llamaron la atención en aquel entonces, y hoy -a la sombra de una trifulca de bandoleros en el Comité Central, con pases de factura y zancadillas de bajo fondo- cobran un sentido particular.

“A partir del golpe de 1992, en Venezuela se genera un proceso en el cual se crea un nuevo liderazgo, que es el de Hugo Chávez. No importa que la gente no apoyara el golpe. Recorrí con Hugo Chávez Venezuela, entre 1994 y 1995, pueblo a pueblo. No me lo contaron, vi lo que era eso. Ese proceso nace en 1992.

“A partir del 4 de febrero Venezuela cambia, al menos cambia su tiempo político. Chávez representa un modelo político que yo diseñé desde los años 60. Esto es lo fascinante para mí. Es como un novelista que inventa un personaje y luego se lo encuentra por la calle. Es la fascinación que este país me produce como intelectual.

“Chávez no tiene partido, en el sentido que Lenin le daba a esta palabra: «instrumento de transformación». En mi opinión, MVR es una organización para ganar elecciones. Eso sí. Hay de todo, por supuesto. Como decimos en Argentina: un saco de gatos. El único «partido» disciplinado es el Ejército.

“Tenemos un gobierno en el cual se está produciendo, en mi opinión, una interacción en un movimiento de masas, entre muchos sectores que vienen del MBR-200, que después dio paso al V República. Se están integrando políticamente el Ejército y las Fuerzas Armadas en general. Esta es la grandeza de todo esto, en el sentido de la originalidad. Es lo que diferencia a la Venezuela de hoy de cualquier cosa que conozcamos. Con el «agravante», o con el aliciente, más bien, de que en el resto de Hispanoamérica no hay nada comparable a Hugo Chávez. Todo lo demás es literalmente una mierda. Una auténtica mierda.

“Venezuela puede ir para dos lados. Hacia un «neomenemismo», es decir, peor de lo mismo. Una irresolución de la crisis económica. No veo allí decisiones claras. Así como veo una claridad muy grande en la parte política, estratégica, no veo su contraparte en el área de política económica.

“He planteado solamente la opción «a». Déjame definirlo. El menemismo fue un proyecto que hace el neoliberalismo a escala mundial para aprovechar un caudal de ilegitimidad política, llamado peronismo, para utilizar democráticamente una legitimidad política y usarlo como base para el desarrollo de la propiedad del neoliberalismo. Por eso digo que aquí hay un proyecto para utilizar la legitimidad política de Chávez para impulsar una política neoliberal a ultranza, o a la venezolana.

“La opción «b» es la concentración de los poderes clásicos en un sólo hombre. Todos los gobiernos democráticos concentran un poder cada vez más grande. La división de poderes es difícil. Pero la concentración de poderes es el fenómeno contemporáneo de la política mundial. La opción «b» es el surgimiento de un partido cívico-militar.

“No es la inclusión de oficiales al Ejército. Es un tema complejo. Existe el operativo Bolívar 2000. Hay una convergencia entre fuerzas que en otros países se enfrentaron, como Argentina, y el país cayó. Aquí, gracias a Dios, parece ser que no se enfrentan, buscan una alianza, y tal vez ése sea el camino político de salvar -sanar- a un país, en oposición con lo que sucedió en otras naciones. Tan claro como esto, y tiene mucha importancia. Se le dio un mandato a una persona, no a un partido o a una idea. No hay una idea’’.

Son ocho párrafos sin grasa. En ellos se concentra por supuesto la mirada megalómana y prepotente del demiurgo que –supone- ha creado un Frankestein excepcional. La nacionalidad obliga.

Pero ahí también está la creación del mito; la idea del matrimonio perfecto entre militares y pueblo; la ausencia de partido e ideas; la necesidad de concentrar todos los poderes en un solo hombre; la destrucción de la institucionalidad; las tentaciones del capitalismo que intentaban seducir al salvador de la patria; la ratificación de que el movimiento político era un saco de gatos; la ausencia de una idea… Se le escapó un detalle que no era menor: Hugo Chávez moriría antes de tiempo.

A Ceresole le preocupaba el tema económico. Evidentemente, su observación en ese momento tenía que ver con la permanencia de la ministra Maritza Izaguirre y de un modelo que no encajaba con la propuesta de Chávez.

Pero desde 1999 hasta el día de hoy, el tema económico jamás encontró su rumbo. Se agravaron los controles, se multiplicaron los desaciertos y la corrupción se viralizó.

Aunque el diagnóstico de Ceresole celebraba la llegada del chavismo como una salvación, sus palabras fueron premonitorias al trazar amenazas que hoy condenan la sobrevivencia del gobierno.

 

@sdahbar

www.sergiodahbar.com

Yeannaly Fermín Jun 27, 2014 | Actualizado hace 10 años

0a98afec-8252-463f-8759-fb027d18a831_W_00960

 

Falleció el expresidente Ramón J. Velásquez el martes 24 de junio. En un día en que recordamos la batalla de Carabobo que selló la independencia de Venezuela se fue un hombre cuya vida intelectual, profesional y política estuvo ligada íntimamente a nuestra historia y política. Recuerdo que luego de mi regreso de estudios en Inglaterra, lo conocí en 1997 en una agradable tertulia. Me sugirió que además de interesarme en los asuntos de Venezuela, me acercará al Táchira y a mis ancestros. Así lo hice. Compartimos muchas ocasiones y le debo mucho de la comprensión de mi país.

En nuestras conversaciones, con frecuentes sugerencias de libros o de la revisión sobre personajes de la historia venezolana, estaba presente siempre un contagioso optimismo sobre la superación del atraso; también en esta etapa en la que vivimos, en la cual la izquierda marxista, renuente al cambio de época, aliada con golpistas militares, terminó por sumergirnos en grandes errores nacionales, con destrucción institucional y económica. Él tenía conciencia de los desaciertos políticos y económicos cometidos en el país antes de la llegada de Hugo Chávez al poder. Como demócrata, desde su juventud hasta su vejez, fue testigo de episodios decisivos en nuestra historia moderna. Estuvo al lado del Dr. Diógenes Escalante, el civil tachirense que no pudo iniciar la transición de gobiernos militares reformistas a una democracia dirigida por civiles en 1945; estuvo con Rómulo Betancourt de 1959-63 cuando la tradición militar golpista y la izquierda marxista estimulada por la revolución cubana, trataron sin éxito frustrar el nacimiento de la democracia moderna. El doctor Velásquez, designado como presidente constitucional en una coyuntura difícil, sostuvo bien el timón de Venezuela por casi 9 meses entre 1993 y 1994, tiempo de crisis política y confusión.

Del historiador recuerdo su legado, incluso antes de conocerlo a él. En una ocasión mientras realizaba mis estudios de doctorado en economía en la Universidad de Oxford, asistí a una clase de historia de América Latina del profesor Malcolm Deas, en la cual se refería al meticuloso y ejemplar trabajo del doctor Velásquez en la creación del Archivo Histórico de Miraflores. Lo recordaré siempre con un gran afecto como el Maestro, paisano y sabio amigo, cuyos consejos nunca olvidaré.

 

@orlandoochoa

El Universal