Cuñada de Simonovis: “La prisión de Iván cambió la vida de mi familia”
Cuñada de Simonovis: “La prisión de Iván cambió la vida de mi familia”

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  “La prisión de Iván cambió la vida de mi familia” Aunque el clóset, cuarto, muebles y cocina de la casa de Iván Simonovis permanecieron intactos durante los 9 años y 299 días en la prisión, su reclusión implosionó la tranquilidad de los suyos. Su cuñada, Kiki Pertiñez, hermana menor de Bony, hace un alto en este nuevo maremágnum para contar cómo fue. Tamoa Calzadilla @tamoac   1. ¿Qué significa Iván Simonovis en la vida de ustedes como familia?   Yo era adolescente, estudiaba aún en el Colegio Humboldt, cuando Bony nos presentó a su nuevo novio. Un novio educado, pendiente de mi familia, que cautivó al súper exigente Don Antonio, mi padre. La verdad sea dicha, que a todos nos sorprendió que se tratara de un funcionario de la policía. Ya sabes, por eso de los estereotipos. Iván y Bony se casaron al poco tiempo de conocerse. Poco a poco, tras la muerte de mi padre, mi divorcio y la partida de mi hermano fuera del país, Iván se convirtió en la figura masculina de la casa. Mi hermano mayor, como suelo decirle. Un hijo para Mutti (Luise Marie Heidenreich), mi madre. El tío preferido de todos los sobrinos. El cómplice divertido de todos, incluso de Merche, mi nana. 2. ¿Cómo fue la relación de Iván con su suegra, que murió mientras estaba preso?   Mutti y él eran compinches. Mutti lo veía como un hijo y él la sintió como su madre. Mi mamá tomó su caso muy personal. La libertad de Simonovis era su forma de canalizar amor, fuerza y lucha. Por Iván, por su familia y por Venezuela. Domingo a domingo, Mutti acompañaba a Bony a la DISIP (Sebin, en El Helicoide). De hecho, muchas veces cuando Bony no podía, era ella quien lo visitaba. Cuando Mutti enfermó de cáncer de seno, la cosa se complicó.  Las visitas mermaron y luego vino el cambio a Ramo Verde. Si ya subir a pie la curva del Helicoide era difícil, los 5 pisos de Ramo Verde eran imposibles para ella. De hecho, Iván propuso un par de veces que se vieran en la planta baja del recinto, pero el viaje hasta Los Teques se le hacía interminable. La última vez que se vieron fue en el Hospital Militar, la vez que lo operaron de emergencia.  Cuando pudo recibir visitas, ella era el primer chicharrón. Guapeando, los dos, trataron de demostrarse mutuamente que “todo iba a estar bien”. Creo que ambos trataron de convencerse y nunca imaginaron que sería la última vez. Ellos hablaban todos los días. En su lote de llamadas del día estaban: Bony, Ivana, Iván Andrés y Mutti. Cuando ella murió, ese 20 de mayo de 2013, Iván estaba desolado. La impotencia de no poder despedir a su amiga, compinche y madre, sin duda lo devastó. El silencio fue terrible. 3. Lo apresaron, vino el juicio, pasaba el tiempo y no regresaba a casa. ¿De qué cosas se perdió?   Pasó el tiempo y lo que al principio no se entendía, comenzó a tomar forma: lo de Iván sería tan largo como el Gobierno quisiera. Eso nos acompañó hasta el final. Perder fechas familiares importantes era tema diario. Más de lo que te imaginas. Porque todos piensan en cumpleaños, navidades y graduaciones, pero el día a día sin papá es desolador. Un mal día, la primera vez que te rompen el corazón, la traición de un amigo, sin papá, puede ser agónica. Sobretodo cuando tienes un padre como Iván, que siempre está pendiente de los detalles. La prisión de Iván cambió la vida de mi familia. 4. ¿Cómo se les explicaba a los niños de la familia la prisión, cómo lo ven, y de qué eventos se perdió Simonovis?   Iván es ejemplo. Para todos en la familia. Grandes y pequeños. Ivana era una niña cuando el Estado secuestró a su papá. Iván Andrés, un preadolescente. Ambos crecieron siempre a punto de confundirse, pero los valores del hogar lo evitaron. Me refiero a lo difícil que resulta tener un padre en sus condiciones, cuando siempre se habla de justicia…. e incluso lo viste en práctica. Bony les hablaba mucho, siguió en su práctica de impedirles hablar de odio, de tolerar la disidencia. Siguió así. La idea era no dar por hecho que se trataba de una causa perdida. 5. ¿Cómo se comportó la cadena de apoyo, el que recibieron y el que esperaban pero no llegó?   Vinieron y siguen viniendo. Gracias a Dios, lo que tenemos es un cúmulo de sorpresas. Ayer hablando con varios de quienes visitaron a Iván comentábamos lo importante y sorprendente que es la cantidad de gente que lo quiere. La manifestación de cariño, no para.

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