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Sobrinos de Cilia Flores

Venezuela es un destino negado para los estadounidenses 
La exigencia de una visa a ciudadanos estadounidenses para ingresar a Venezuela, la desaparición de los vuelos directos entre ambos países y la advertencia del gobierno de Joe Biden a sus ciudadanos de no venir por el riesgo de ser encarcelados sin razón, han hecho que los americanos desaparezcan del país 
El presidente de la Cámara de Turismo de Venezuela,  Leudo González, dijo que actualmente solo están viniendo rusos a la nación y venezolanos con doble nacionalidad a tramitar sus pasaportes 

@franzambranor

 

Nick está casado con una falconiana desde hace diez años, es estadounidense y vive en la ciudad de Houston. La última vez que vino a Venezuela fue en 2017. Dice que por ahora no tiene planes de venir, pero que le encantaría regresar a bañarse en las playas de Los Roques y comer arepa, pabellón, empanadas y quesillo.

Nick no tiene miedo de visitar Venezuela, sin embargo, la obligatoriedad de tener una visa para ingresar al país le hace retroceder en sus intenciones.

Aunado a esto, la situación de algunos de sus compatriotas encarcelados en suelo venezolano le hace tener dudas.

Aunque no está enterado del tema político entre los gobiernos de Joe Biden y Nicolás Maduro, Nick prefiere andar con cautela. 

A comienzos de octubre, Biden y Maduro intercambiaron prisioneros. 7 ciudadanos estadounidenses aprehendidos en Venezuela, entre ellos, cinco empleados de la empresa petrolera Citgo, un marine y otro que supuestamente ingresó de manera irregular al país por la frontera con Colombia, fueron fichas de canje por los sobrinos de Cilia Flores, condenados a 18 años de prisión en Nueva York por el delito de narcotráfico. 

 

LEA  No es usual para Estados Unidos canjear narcotraficantes por rehenes políticos 

 

La negociación hizo sonar alarmas entre los ciudadanos estadounidenses que, una vez en territorio venezolano, podrían ser empleados como fichas de canje por cualquier preso vinculado al chavismo en Estados Unidos.

Según fuentes extraoficiales, aún quedan cuatro estadounidenses detenidos en Venezuela, mientras que en territorio americano permanece tras las rejas el empresario colombiano Alex Saab, a quien vinculan con una red de lavado de dinero.

El gobierno de Maduro mantiene campañas para lograr su liberación, bajo el argumento de que era diplomático venezolano al momento de su detención.

En el limbo

Nick está claro de que cualquier país puede solicitar visa a extranjeros, pero no está seguro si en un futuro emita una para volver a Venezuela. 

En represalia por las sanciones impuestas por el gobierno americano, Venezuela empezó a exigir visa a los estadounidenses desde 2015.

Los requisitos para que un ciudadano de ese país obtenga una son similares a los solicitados en otras naciones: pasaporte con vigencia de al menos seis meses, reserva de hotel o carta de invitación, copias de boleto aéreo de ida y vuelta y fondos económicos para soportar la estadía. Si la visa es aprobada, la persona podrá permanecer un máximo de 90 días en el país.  

La inexistencia de relaciones diplomáticas entre ambas naciones es otro factor que deja a los estadounidenses que pretendan venir a Venezuela en una especie de limbo.

La página web de la Embajada de la República de Venezuela en Estados Unidos del gobernante interino Juan Guaidó expone que, “debido a la situación extraordinaria de usurpación del poder que existe en Venezuela, por ahora, no se pueden emitir visas”. 

Luego del canje de prisioneros, Venezuela fue catalogada por el Departamento de Estado de Estados Unidos en la categoría D, la cual la coloca como un destino peligroso para viajar debido a las detenciones injustas que se producen.

“No viajen a Venezuela debido a los crímenes, pobre infraestructura de salud, secuestro y el arresto y detención de ciudadanos estadounidenses sin el debido proceso y garantías de un juicio justo”, reza el comunicado del Departamento de Estado.

A falta de estadounidenses en Venezuela, rusos 

El presidente de la Cámara de Turismo de Venezuela, Leudo González, dijo que la llegada de estadounidenses al país en plan de vacaciones es prácticamente inexistente. 

Ese mercado desapareció por completo con la solicitud de visas para entrar a Venezuela, la partida de las líneas aéreas estadounidenses y el agravante de que los Consulados de Venezuela en Estados Unidos no están funcionando”, dijo González.

El presidente de Conseturismo expuso que puede que llegue alguno que otro turista estadounidense a Venezuela, pero muy lejos de lo que se recibía entre los años 2014 y 2015.

“Ese fue nuestro mercado más importante por muchos años”, agregó.

González sentenció que el venezolano nacionalizado estadounidense ha venido recientemente al país, pero en un plan de «pseudo turismo».

“Vienen a renovar sus pasaportes vencidos, porque el Saime le exige a cualquier venezolano, no importa si tiene otra nacionalidad, que para ingresar y salir del país deben presentar un pasaporte venezolano vigente. Entonces, aprovechan y hacen algo de turismo. Ese es un mercado que se ha venido moviendo de manera interesante”, explicó. 

González aseveró que el turismo internacional en Venezuela ha mermado notablemente desde 2010.

Dijo que con el convenio turístico entre los gobiernos de Venezuela y Rusia se esperaba que entre agosto y abril de este año llegaran alrededor de 30 mil vacacionistas de ese país a suelo venezolano, pero la guerra con Ucrania al parecer afectó el flujo.  

“Ahora se anuncia una reactivación de la ruta, el mercado ruso es el único que está llegando y debe irse normalizando”, sostuvo.

Según el embajador ruso en Caracas, Sergei Melik-Bagdasarov, alrededor de 400 turistas rusos llegaron a la isla de Margarita a comienzos de octubre de este año

También, tenemos la expectativa de que el mercado con Colombia pueda reactivarse, pero está el tema de las sanciones que afectan a aerolíneas como Conviasa y hasta ahora tampoco hemos visto que las líneas aéreas colombianas hayan obtenido el visto bueno para venir a Venezuela”, puntualizó González.

Vecchio: Maduro ha secuestrado ciudadanos de EEUU para luego utilizarlos como fichas de canje

La liberación de dos familiares de Cilia Flores, que cumplían condena en Estados Unidos por narcotráfico, a cambio de siete estadounidenses presos en Venezuela ha despertado la preocupación por el precedente que puede sentar.

Carlos Vecchio, el embajador en Estados Unidos de ese gobierno interino, señaló en Twitter que la «liberación de narcosobrinos podría establecer un precedente de impunidad al dar incentivos a la dictadura de Maduro (y otras) para seguir oprimiendo y delinquiendo».

«Maduro ha secuestrado ciudadanos de EEUU para luego utilizarlos como fichas de canje», agregó Vecchio, quien expresó su solidaridad para los siete estadounidenses liberados y para sus familiares.

«Todo un país oprimido y 244 presos políticos, víctimas de violaciones de DDHH, permanecen secuestrados por la dictadura de Maduro en Venezuela. La impunidad solo aumentará la represión contra inocentes. Su única esperanza de libertad es una transición política lo antes posible», agregó el representante en Estados Unidos de Juan Guaidó.

Otro de los que se ha expresado en ese sentido es el senador por Florida Marco Rubio, quien este domingo calificó de «bochornoso» el canje de «dos narcotraficantes a cambio de siete inocentes que fueron arrestados en Venezuela», un intercambio que, dijo, que «ha puesto un precio en la cabeza de todos los estadounidenses».

«Ahora todos los tiranos y dictadores saben que pueden capturar a estadounidenses después de mantenerlos encarcelados injustamente, y van a poder recibir algo a cambio», agregó el senador de origen cubano, quien criticó además que la operación no fuera coordinada con el gobierno interino venezolano que encabeza Guaidó.

Por su parte, el presidente de la organización Venezolanos Perseguidos Políticos en el Exilio (VEPPEX), José Antonio Colina, aseveró que con el canje de los «narcosobrinos» «Estados Unidos viola su política de no negociar con terroristas, lo cual es sumamente peligroso!».

La Administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dio a conocer el sábado que el mandatario perdonó la pena y permitió la liberación de Efraín Antonio Campo Flores y Franqui Francisco Flores de Freitas, sobrinos de la primera dama venezolana, Cilia Flores.

Ambos habían sido condenados en diciembre de 2017 en una corte de Nueva York a cumplir 18 años de cárcel por narcotráfico.

A cambio, Venezuela excarceló a siete presos estadounidenses, entre los que figuran cinco directivos de la petrolera Citgo, con sede corporativa en Texas y cuyo socio mayoritario es PDVSA. 

Douglas Farah, experto en seguridad nacional en Estados Unidos, explicó a Runrun.es que no es usual que Estados Unidos canjee narcotraficantes por rehenes políticos. 

Con información de EFE

No es usual para Estados Unidos canjear narcotraficantes por rehenes políticos 
Douglas Farah, experto en seguridad nacional en Estados Unidos, explicó a Runrun.es las posibles razones detrás del intercambio de prisioneros entre Washington y Caracas. La práctica, que comúnmente no involucra a traficantes de droga, se ha repetido en tres oportunidades este año bajo la administración de Joe Biden

 

@loremelendez

Con el anuncio del canje de prisioneros estadounidenses en Venezuela por los sobrinos que Cilia Flores que el país norteamericano condenó en 2016 por tráfico de drogas, saltó una duda central: ¿los narcos suelen estar en la lista de los intercambiables de Estados Unidos?

Y sí, al menos eso es lo que ha sucedido este año con dos intercambios hechos por la administración de Joe Biden. En abril, Washington canjeó al afgano Bashir Noorzai, detenido en ese país por presuntamente contrabandear más de 50 millones de dólares de heroína dentro del territorio nortamericano y Europa, por el ingeniero Mark Frerichs. 

Más recientemente, en septiembre, el canje se hizo entre el piloto ruso Konstantin Yaroshenko, detenido en Liberia en 2010 por tráfico de drogas y condenado a 20 años de prisión en 2011, y el exmarine estadounidense Trevor Reed.

Esta es la tercera vez que ocurre en 2022 y los focos están sobre los sobrinos de la primera dama venezolana: Efraín Eduardo Campo Flores, quien también es ahijado de Nicolás Maduro, y Franqui Francisco Flores De Freitas, ambos arrestados en noviembre de 2015 en un aeropuerto de Puerto Príncipe, en Haití, a donde arribaron a bordo de un avión Citation YV-2030 cuando intentaban transportar un cargamento cocaína a Estados Unidos. Al año siguiente, fueron condenados a 18 años de cárcel por conspiración para traficar droga, así como manufacturar y distribuir cocaína en Estados Unidos.

 

 

El periodista y consultor en seguridad nacional estadounidense, Douglas Farah, opinó que, pese a estos antecedentes, no es común que estas operaciones incluyan a personas que han cometido delitos vinculados al tráfico de estupefacientes. 

«Es inusual, para un narco ya condenado, ser intercambiado. Más allá de Yaroshenko y Noorzai, es poco común», afirmó Farah. Biden, continuó, demuestra así «mayor flexibilidad al considerar el intercambio de narcos convictos», acotó.

El analista afirmó que el presidente estadounidense busca llevar a casa a los rehenes americanos y también necesita petróleo, en medio de la crisis por la Guerra en Ucrania. «Por esa razón, Biden está más dispuesto a hablar con el régimen de Maduro«, completó.

Farah pone la lupa sobre otra transformación a tener en cuenta. «La región ha cambiado dramáticamente. (Gustavo) Petro en Colombia, (Gabriel) Boric en Chile, y probablemente el regreso de (Luiz Inácio) Lula a Brasil. Hemisféricamente no se puede aislar a Maduro ya. Pasó el momento. Es parte, creo, de una reorientación de la política dada la nueva realidad en el continente y cambios en Washington», concluyó.

Esta es la segunda vez que los familiares de la primera dama se benefician de los acuerdos alcanzados con Estados Unidos. La primera vez fue con el retiro de sanciones del Departamento del Tesoro a Carlos Erik Malpica Flores, el extesorero de la nación conocido como el “sobrino favorito” de Flores.

 

Guaidó: gobierno interino no tuvo nada que ver en canje de los sobrinos Flores
Recordó a actores políticos y aliados internacional que «cualquier gesto (para ayudar a Venezuela) debe ir en la dirección de recuperar la institucionalidad democrática, derrotar la dictadura y defender el respeto de los derechos humanos»

 

El presidente de la Asamblea Nacional y del gobierno interino, Juan Guaidó, aseguró que su administración no se vinculó en ningún momento con la decisión de canjear a siete prisioneros estadounidenses en Venezuela por los dos sobrinos de Cilia Flores que fueron condenados por tráfico de drogas en el país norteamericano.

«El gobierno de los Estados Unidos decidió proceder con el intercambio, una decisión soberana y en potestad de nuestros aliados, en la que el Gobierno Encargado de Venezuela no tuvo nada que ver. La liberación de siete estadounidenses secuestrados por la dictadura de Maduro es una buena noticia para sus familias. Nadie merece vivir el infierno que viven millones de venezolanos bajo un régimen que viola sistemática y masivamente sus derechos humanos», indicó Guaidó en un comunicado emitido la noche de este sábado, 1 de octubre.

Para Guaidó, el intercambio es una prueba una vez más de que «en Venezuela opera un régimen criminal, vinculado al narcotráfico», que representa una amenaza para la seguridad de la región y el hemisferio.

 

 

«Nuestro interés y objetivo es liberar a Venezuela y a todos los presos políticos civiles y militares hoy secuestrados y torturados por la dictadura. En ese sentido, exhortamos a todos los actores y aliados internacionales que defienden los valores de la democracia y la libertad, a no olvidar que de acuerdo a la Misión de Determinación de Hechos de la ONU en Venezuela impera una “maquinaria de represión” que pretende perpetuarse en el poder», señala el documento.

El político insistió en que «cualquier gesto debe ir en la dirección de recuperar la institucionalidad democrática, derrotar la dictadura y defender el respeto de los derechos humanos», porque de lo contrario sería perjudicial para el país y el mundo entero.

 

AP: Estados Unidos canjea presos americanos en Venezuela por sobrinos de Cilia Flores
La agencia americana informó sobre el intercambio, aunque este no ha sido confirmado por las autoridades de ese país

 

Los directivos de Citgo, Jorge Toledo, Tomeu Vadell, José Luis Zambrano, Alirio Zambrano y José Pereira, además de los ciudadanos estadounidenses Matthew Heath y Osman Khan,  fueron excarcelados este sábado, 1 de octubre, por autoridades venezolanas tras ser canjeados por Efraín Antonio Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, los sobrinos de Cilia Flores detenidos en el país norteamericano por tráfico de droga.

La noticia se confirmó a través de un comunicado difundido por la Casa Blanca, en el que el presidente Joe Biden prometió que continuarán trabajando por liberar a todos los estadounidenses presos en territorio venezolano, aunque no especificó el canje.

La agencia AP, sin embargo, sí confirmó el intercambio a través de un alto funcionario de la administración de Biden.

«El canje de los estadounidenses, entre los que se encuentran cinco ejecutivos petroleros retenidos durante casi cinco años, es el mayor intercambio de ciudadanos detenidos jamás realizado por el gobierno del presidente Joe Biden», indica la nota de AP.

“Estamos aliviados y satisfechos de dar hoy la bienvenida con sus familias a siete estadounidenses que estuvieron detenidos injustamente durante demasiado tiempo en Venezuela”, declaró Joshua Geltzer, subasesor de Seguridad Nacional.

Sobre la liberación de los venezolanos solo ha hablado el ministro de Comunicación e Información de Nicolás Maduro, Freddy Ñañez, quien no reveló la identidad de los beneficiados. También anunció que la excarcelación de los estadounidenses fue motivada por razones humanitarias.

 

 

Quién es quién

 

Para AP, el intercambio es «un raro gesto de buena voluntad por parte de Maduro», quien intenta reconstruir las relaciones con Estados Unidos.

«El acuerdo se produce después de meses de negociaciones entre el principal negociador de rehenes de Washington y otros funcionarios estadounidenses, en conversaciones secretas con uno de los principales productores de petróleo que adquirieron mayor urgencia después de que las sanciones impuestas a Rusia ejercieran presión sobre los precios mundiales de los productos energéticos», apunta la nota.

Los ejecutivos de Citgo que se benefician de este canje tienen nacionalidad estadounidense, a excepción de José Pereira, quien es residente permanente de ese país. Al momento de su detención, en 2017, estaban en Venezuela para asistir a una reunión en Pdvsa, donde fueron detenidos.

AP recuerda que también fueron liberados Matthew Heath, un excabo de la Armada estadounidense originario de Tennessee y que fue detenido en 2020 en una alcabala policial, lo que el Departamento de Estado de Estados Unidos ha calificado de cargos “engañosos” de armas. En enero pasado fue detenido el otro beneficiado por el canje: Osman Khan.

Los sobrinos de la primera dama fueron detenidos en Haití en 2015 durante una operación de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) e inmediatamente fueron llevados a Nueva York para ser juzgados. Fueron condenados al año siguiente en un caso altamente cargado que atrajo los reflectores a las acusaciones estadounidenses de narcotráfico en los niveles más altos del gobierno de Maduro.

 

 

Ambos hombres recibieron clemencia del presidente Joe Biden antes de su puesta en libertad.

El gobierno de Biden se ha visto presionado para hacer más por traer de vuelta al país a los aproximadamente 60 estadounidenses que cree que están retenidos como rehenes en el extranjero o detenidos injustamente por gobiernos extranjeros hostiles. Aunque gran parte de la atención se centra en Rusia, donde Estados Unidos ha intentado en vano conseguir la liberación de la estrella de la WNBA Brittney Griner y de otro estadounidense, Paul Whelan, Venezuela ha estado reteniendo al mayor número de estadounidenses que se sospecha han sido utilizados como moneda de cambio.

Al menos otros cuatro estadounidenses permanecen detenidos en Venezuela, incluidos dos ex boinas verdes involucrados en un intento improvisado de derrocar a Maduro en 2019, y otros dos hombres que, al igual que Khan, fueron detenidos por supuestamente entrar sin autorización legal en el país desde la vecina Colombia.

 

Sobrino de Cilia Flores apeló su condena ante la Corte Suprema de EEUU
Francisco Flores y su primo, Efraín Campo, fueron declarados culpables en 2016 en un caso muy acusado que arrojó una dura mirada a las acusaciones estadounidenses de tráfico de drogas en los niveles más altos de la administración socialista del presidente Nicolás Maduro

Un sobrino de Cilia Flores, esposa de Nicolás Maduro, apeló a la Corte Suprema de Estados Unidos una sentencia de 18 años por conspirar para contrabandear 800 kilogramos de cocaína a Estados Unidos.

Francisco Flores y su primo, Efraín Campo, fueron declarados culpables en 2016 en un caso muy polémico que arrojó una dura mirada a las acusaciones estadounidenses de tráfico de drogas en los niveles más altos de la administración del presidente Nicolás Maduro. En marzo, los fiscales acusaron al propio Maduro de liderar una supuesta conspiración “narcoterrorista” que inundó los Estados Unidos con 250 toneladas métricas de cocaína al año.

En una petición publicada el 25 de agosto en el expediente de la Corte Suprema, los abogados de Flores argumentaron que el jurado fue engañado cuando un juez federal de Manhattan les dijo que los hombres deberían haber sabido que la cocaína estaba destinada a los EE.UU. 

Según la petición, en ningún momento se puede escuchar a los dos hombres en grabaciones telefónicas, ni siquiera preguntando sobre el destino final del envío con destino a Honduras que estaban negociando con informantes, que trabajan bajo la supervisión de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos. Cuando los informantes insertaron en 13 instancias registradas referencias generales al narcotráfico en Estados Unidos, los hombres guardaron silencio o reaccionaron con respuestas vagas e inaudibles, según la petición.

“La única evidencia citada con respecto a la supuesta evasión deliberada del conocimiento de Flores fue que él y Campo permanecieron efectivamente en silencio, es decir, no buscaron confirmación o aclaración, cuando los informantes de la DEA dejaron caer sus diversas insinuaciones indirectas”, reza la petición, que fue preparada por abogados con sede en Nueva York de la firma Sidley.

Campo y Flores fueron arrestados en Haití en una operación de la DEA en 2015 e inmediatamente trasladados a Nueva York para enfrentar un juicio. Fueron atraídos a la isla caribeña con la promesa de un anticipo de $ 11 millones de un traficante en silla de ruedas que conocieron en Honduras llamado “El Sentado”, el que estaba sentado, quien sin saberlo era un informante de la DEA.

Siguió una reunión en Caracas, en la que se presentó una muestra del narcótico. Pero no se les incautó ninguna droga cuando fueron arrestados en un restaurante cerca del aeropuerto de Puerto Príncipe, poco después de llegar en un jet privado desde Caracas.

Los abogados de Campo y Flores argumentaron en su juicio de dos semanas que ninguna droga se intercambió de manos y que los hombres nunca tuvieron la intención de entregar ninguna. El testigo estrella de los fiscales, José Santos-Peña, era un informante de la DEA que luego se descubrió que había mentido a sus manejadores.

No está claro quién paga los honorarios legales de Flores. Michael Levy, abogado de Austin, se negó a comentar. Pero en el juicio del tribunal inferior, Wilmer Ruperti, un magnate naviero venezolano cercano al gobierno de Maduro, revocó su proyecto de ley.

Flores, a quien Maduro llama el “Primer Combatiente”, es uno de los miembros más poderosos del gobierno revolucionario de Venezuela y una presencia constante junto a su esposo cada vez que aparece en público. Los dos casi no han mencionado la condena de sus seres queridos en EE. UU.

Sobrino de Cilia Flores era el Vicepresidente de Finanzas de Pdvsa cuando se realizó parte de la operación de lavado

 

Según el expediente presentado este miércoles por la Fiscalía de EEUU en una corte de Miami, en el que se denuncia a ocho personas, entre ellos cinco venezolanos, quienes habrían participado en un esquema de lavado de dinero proveniente de Pdvsa, la operación se activó en diciembre de 2014, con un primer movimiento de $600 millones. Luego, en mayo de 2015, cuando Carlos Erick Malpica Flores era el vicepresidente de Finanzas de Pdvsa, ocurrió el otro desembolso de la estatal petrolera, también de $600 millones, para un total de $1.200 millones.

El 30 de diciembre de 2014, el presidente Nicolás Maduro anunció la nueva directiva de Pdvsa, entre ellos a Carlos Erick Malpica Flores, sobrino de la primera dama Cilia Flores, quien desde ese momento ocuparía la vicepresidencia de Finanzas de la estatal petrolera, al mismo tiempo que era Tesorero de la Nación, cargo que recibió en septiembre de 2013. En ambas funciones estuvo hasta noviembre de 2015.

 

 

De acuerdo con el expediente, el esquema de lavado de dinero parte de préstamos en bolívares realizados a Pdvsa por una empresa ubicada en Caracas llamada Rator. La estatal petrolera pagó la deuda con euros. Por el diferencial cambiario existente en el país desde que el expresidente Hugo Chávez estableció el control de cambio en 2003, existe un precio de las divisas oficial y otro en el mercado negro. De esa diferencia se aprovecharon los prestamistas para obtener una ganancia.

En este caso, el expediente reporta una operación de por Bs 7,2 milllados el 23 de diciembre de 2014, siete días antes de que se nombrara oficialmente a Malpica Flores como vicepresidente de Finanzas, en sustitución de Víctor Aular, aunque ya para la fecha el sobrino preferido de Cilia Flores era Tesorero de la Nación. Pdvsa, dice el expediente, en vez de pagar 35 millones de euros por el empréstito, pagó 510 millones, equivalentes a $600 millones.
*Vea la nota completa en El Pitazo
La justicia “fuerte pero misericordiosa” que salvó a los sobrinos Flores de pasar su vida tras las rejas
La benevolente sentencia de 18 años de cárcel impuesta a los sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela, Efraín Campo y Franqui Flores, echó por tierra cualquier análisis previo sobre el caso. El juez Paul Crotty consideró que las penas propuestas por la Fiscalía eran “desproporcionadas”. Los sentenciados defendieron su “buen corazón” con uñas y dientes

 

@AdrianitaN

EL JUEZ PAUL CROTTY HABLA DESPACIO, gesticula cada palabra como tratando de que no quede duda de lo que dice. Efraín Campo Flores entrelaza los dedos; Franqui Flores de Freitas observa atento.  “Voy a imponer una sentencia de 216 meses (18 años) y una fianza de 50 mil dólares a cada uno”, dice Crotty mirando a los acusados directamente y aclarándoles que no tendrán beneficios alternativos. Todas las quinielas, proyecciones y apuestas al respecto cayeron estrepitosamente. Los sobrinos de la pareja presidencial de Venezuela, Cilia Flores y Nicolás Maduro, salieron ilesos de cumplir pena máxima en una cárcel de Estados Unidos. Silencio total en la sala. Los acusados asienten lentamente con la cabeza.

Una hora antes habían entrado a la sala los cuatro abogados defensores, detrás de ellos la esposa de Campo Flores, Jessair Rodríguez, y otra mujer de identidad desconocida. Rodríguez esperaba a su esposo en la primera hilera de la izquierda de las gradas destinadas al público. Su cabellera, teñida de castaña a un rubio platinado, la hacía parecer otra persona pero su característica expresión fija en el estrado del juez, inamovible, sin mirar a los lados, hacía evidente que era ella quien estaba allí, nuevamente, acompañando a su esposo.

Minutos después, los fiscales de la Corte del Distrito Sur de Nueva York, Emil Bove y Brendan Quigley, entran a la sala envueltos por un aire de victoria. Sonríen confiados. Cada uno carga un par de gruesas carpetas llenas de hojas. Las sueltan ruidosamente en los escritorios de la corte asignados para ellos, justo entre el juez y los acusados. Entra Sandalio González, el agente de la Agencia de Administración para el Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) responsable de toda la recolección de evidencias y captura de los primos Flores. Se ubica al lado del equipo de la Fiscalía.

A las tres de la tarde en punto dos oficiales enfundados en chalecos antibalas y guantes negros abren un maciza puerta de madera ubicada a la izquierda de la sala. Una rendija deja al descubierto un pequeño salón de paredes cubiertas con baldosas blancas. Se escucha el tintinear de un llavero que pareciera cargar todas las llaves del mundo y un ligero choque de cadenas que anuncia la entrada de los condenados.

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Entra Efraín y guiña frenéticamente ambos ojos a su esposa, le lanza besos tratando de sacar ventaja a los segundos. Saluda a sus abogados con una sonrisa y un apretón de manos. Se sienta a la izquierda de John Zach y Randall Jackson, sus dos abogados. Luego entra Franqui con el ceño fruncido y los labios apretados. No saluda a nadie. Lanza una mirada furtiva pero cargada a la prensa. Se sienta entre sus abogados, David Rody y Elizabeth Espinosa. Ambos visten uniforme de franela y mono azul oscuro, zapatos de suela blanca del mismo color de su nueva ropa habitual; están esposados por los tobillos pero sus manos están libres de ataduras.  

Campo Flores y Flores de Freitas reunían todos los números necesarios para ser condenados a cadena perpetua. De acuerdo con la tabla de cálculo de la pena utilizada en la justicia estadounidense, ambos acumulaban 38 puntos por la conspiración y la cantidad de cocaína negociada durante la operación, dos por el uso de armas, dos por el uso de un avión privado y dos por su papel como jefes del hecho. A juicio de la Fiscalía 30 años no eran suficientes, pero eran aceptables; para la defensa 10 años eran suficientemente ejemplarizantes. En ese momento el juez era el único capaz de imponer su criterio.

La Fiscalía recalcó que la cantidad de droga involucrada, las armas y el uso de aviones privados y aeropuertos privilegiados eran razones suficientes para mantener a los sobrinos de Maduro al menos tres décadas tras las rejas. Añadieron otros argumentos: que actuaban como jefes de una organización criminal, de que habían declarado una “guerra” contra Estados Unidos apoyándose en las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y que los fondos de esta operación delictiva estarían destinados a la perpetuación de un régimen de gobierno que violaba derechos humanos a su población. Campo se encogió de hombros al escuchar el último.

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La Defensa subrayó una y otra vez elementos que intentaban probar que sus clientes no eran malas personas y estaban muy lejos del estereotipo de un narcotraficante. Recordaron que más de 30 familiares y amigos habían enviado cartas al juez para abogar por su honradez. Resaltaron que no tenían antecedentes penales, ni riquezas en Venezuela. “Por supuesto, ellos vivían un poco por encima de los venezolanos normales, pero no eran millonarios”, aseguró Jackson.

Pero fueron los mismos Campo y Flores quienes defendieron su bondad con todo empeño. La primera vez que la voz de los primos se escuchó en la sala fue en 2016, en las grabaciones ocultas en las que se jactaban del poder y conexiones que les garantizaban el desarrollo total de sus “negocios” en Venezuela; la segunda fue hoy, 14 de diciembre de 2017 cuando dirigieron al juez emotivas palabras que buscaban tocar su corazón y, de este modo, obtener una pena menos severa.

 

***

 

Campo, como de costumbre, toma la delantera sobre su primo. Con voz fina, aguda, sumisa, agradece al juez la oportunidad de hablar y el respeto con el que fue tratado desde el inicio del proceso. “Sé que he cometido errores y perdí de vista lo más importante”, dijo. En adelante se enfoca en agradecer a su esposa por su apoyo, a pedirle disculpas por no estar presente en el nacimiento de su segundo hijo juntos y a recordarle que la ama. Hizo lo propio con su madre, sus amigos y su familia. Distribuye en igual medida los saludos a primos y tíos, sin decir ningún nombre en especial. “Estoy muy avergonzado por todo el daño y sufrimiento que esto les ha causado”, menciona. Dice un par de frases en un tímido inglés, en un esfuerzo por demostrar que su tiempo encarcelado ha sido productivo. “Estoy muy avergonzado y arrepentido”, reitera.

Flores de Freitas rompe su expresión ruda de un segundo a otro. Cuenta que su familia siempre le ha dicho que no es un buen orador, pero que es hábil con gestos y acciones. “Estoy tan arrepentido. Todos somos humanos y caemos en el pecado”, dice trastabillando en su lectura. Como forzado por las circunstancias, contó segmentos de una infancia traumática propiciada por la muerte de su madre, los maltratos verbales y físicos infligidos por su padre (hermano de Cilia Flores) y la vida en casa de una abuela que, asegura, a duras penas podía alimentarlo.

“No soy una mala persona. Trato de ayudar a las personas que están en una situación psicológica peor que yo. Corto el cabello de otros presos y reparo sus radio como un acto de caridad, lo hago con todo el gusto. Estudio inglés y la Biblia. Mi hijo de nueve años es lo más importante para mi”, se defiende. Su voz se quiebra y lágrimas corren por sus mejillas. Se disculpa, aclara su garganta y continúa: “Estoy deshecho y desconsolado al saber que no estoy con mi hijo mientras crece”, dice. Inmediatamente pide disculpas a su otro talón de Aquiles: su abuela y sus amigos. “Le pido que me dé la oportunidad de reponer mis errores”, súplica al juez aún entre lágrimas.  

Crotty se mantiene sereno durante ambas intervenciones, hasta que llega su momento. Para el juez tanto la sentencia de por vida, como la de tres décadas resulta “desproporcionada”. “En este caso no hubo incautación alguna de drogas y, ciertamente, ellos tomaron decisiones estúpidas. No hay prueba alguna de distribución de drogas en Estados Unidos”, puntualiza. Desde su perspectiva “la justicia debe ser fuerte, pero misericordiosa, sino sería crueldad” y “la separación de sus familias ya será particularmente dolorosa”.

Aclara que cada condena es independiente y se desliga de decidir en concordancia con el castigo impuesto en un caso similar —el del hijo del expresidente de Honduras Fabio Lobo, condenado a 24 años de cárcel por delitos parecidos—. “360 meses (30 años) es extraordinariamente largo. Por su edad equivale a toda su vida”, menciona. Hace una pausa larga. “La sentencia que voy a imponer…—hace una pausa más corta— es de 216 meses y una multa de 50 mil dólares a cada uno”. Los dos agachan ligeramente la cabeza. En este punto no hubo lágrimas.

Es imposible descifrar solo con una mirada qué pasa por la mente de alguien que sabe que entrará a una cárcel como un joven vigoroso de 30 años y saldrá como un menguado adulto de 50 años, con hijos que pasan de niños a adultos y, quizás, con cambios significativos en su país de origen. Lo que sí es un hecho es que, a pesar de que todas la probabilidades jugaban en su contra y de haberse ganado a pulso todos los números para tener el mayor de los castigos, la benevolencia del juez los salvó de lo que parecía un destino seguro. Crotty les dio la oportunidad de ser mejores.

A los sobrinos de Maduro y Flores les resta pasar en la cárcel la misma cantidad de años que el chavismo ha ocupado el gobierno de Venezuela hasta 2017.

 

Después de conocida la sentencia, la defensa pidió al juez sugerir a la la Agencia Federal de Prisiones —mejor conocida como BOP, por las siglas en inglés del Federal Bureau of Prisons— que ambos sentenciados sean trasladados al estado Florida, para facilitar los viajes y abaratar los costos de sus familiares en Caracas. Antes de conocer la sentencia, los abogados mencionaron las sanciones impuestas por Estados Unidos a funcionarios del gobierno venezolano como otro posible impedimento para estas visitas. El juez Paul Crotty puede hacer recomendaciones, pero la última palabra sobre el nuevo sitio de reclusión la tiene el BOP. Hasta el momento de la redacción de esta nota las autoridades competentes no se han pronunciado al respecto.