universidades venezolanas archivos - Runrun

universidades venezolanas

Por falta de aspirantes universidades eliminan o modifican sus pruebas de admisión
De acuerdo con cifras de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), para 2019, en las universidades solo estaban matriculados 775 mil estudiantes, lo que representaba 24,7% de los más de tres millones de jóvenes entre 18 y 24 años que había en el país

La Alianza Nacional Todos por la Educación aseguró que las universidades venezolanas se han visto obligadas a modificar sus mecanismos de ingreso, como las pruebas de admisión, a causa de la deserción de estudiantes.

Una de las universidades que ha tenido que cambiar su estrategia es la Universidad de Los Andes, núcleo Táchira (ULA-Táchira), de acuerdo con un reportaje publicado por TalCual.

Según Omar Pérez, vicerrector de esta casa de estudios, en la ULA-Táchira se puede ingresar por alto rendimiento académico, condición de artista destacado y pruebas de selección hechas por especialistas.

Al respecto, Pérez explicó que estas pruebas no aplican para las carreras de menor demanda como Matemáticas, Castellano y Literatura y Educación, «en la que están los casos más graves».

También, el vicerrector reveló que, en estas licenciaturas, de 130 cupos disponibles, «se postulan siete alumnos». 

De acuerdo con cifras de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi), para 2019, en las universidades solo estaban matriculados 775 mil estudiantes, lo que representaba 24,7% de los más de tres millones de jóvenes entre 18 y 24 años que había en el país.

Medicina, Idiomas Modernos y Comunicación Social, las carreras más solicitadas, tienen sus propias formas de ingreso. En el caso de Medicina, los candidatos deben pasar una prueba psicológica antes de presentar la prueba de conocimientos.

No obstante, prosigue el artículo, estos sistemas de ingreso quedan sujetos a modificaciones. Este año 2023, por ejemplo, se solicitó que el ingreso fuese principalmente por el alto rendimiento académico.

Omar Pérez resaltó que en los últimos años han ingresado muchos estudiantes con bajo rendimiento, lo que es consecuencia de las deficiencias del sistema educativo en todos sus niveles.

Puede leer el trabajo completo en TalCual

OBU contabiliza 10 actos vandálicos en universidades del país durante febrero
La crisis económica en el país ha golpeado a estos centros de estudio en los últimos años, primero con una asfixia presupuestaria y más recientemente con el robo sistemático de mobiliario y el desvalijamiento de sus infraestructuras

 

El pasado febrero, se documentaron 10 actos vandálicos en distintas universidades de Venezuela, golpeadas en los últimos años, principalmente, por la asfixia presupuestaria y por el robo sistemático de mobiliario y equipos, según datos divulgados este 21 de marzo por la ONG Observatorio de Universidades (OBU).

«Según datos de nuestro Monitor OBU, durante el mes de febrero, se registraron un total de 10 actos vandálicos en diferentes universidades del país», informó la organización en su cuenta de Twitter.

La crisis económica en el país ha golpeado a estos centros de estudio en los últimos años, primero con una asfixia presupuestaria y más recientemente con el robo sistemático de mobiliario y el desvalijamiento de sus infraestructuras.

Cecilia García Arocha, rectora de la Universidad Central de Venezuela (UCV), denunció que este centro de estudio «ha estado por más de 12 años sometido a deficientes presupuestos que han deteriorado» las instalaciones.

Información de EFE

Ladeshu explica las cinco realidades que mantendrán las universidades venezolanas en 2022
Ladeshu advirtió que aumentarán las desigualdades entre universidades públicas y privadas.

El Laboratorio de Desarrollo Humano (Ladeshu)  advirtió que la realidad de las universidades venezolanas para este 2022 será aún más decadente que en años anteriores.

De acuerdo con la organización, existe una «crisis multidimensional» que amenaza con mantenerse y «no hay voluntad por parte de sus responsables de retomar las riendas democráticas y constitucionales».

Ante estas alertas, presentan las cinco realidades que se mantendrán (y en algunos casos agudizarán) de permanecer las actuales relaciones entre el Estado y las universidades venezolanas:

Renovación de autoridades

El Observatorio de Universidades (OBU) destaca que uno de los temas que está en la agenda para este 2022 es la renovación de las autoridades en las universidades autónomas y las que hasta 2010 escogían a sus rectores, vicerrectores, decanos y demás instancias.

«El desafío para los sectores democráticos es que se hagan elecciones justas y autónomas en todas las universidades, incluyendo las intervenidas hace casi dos décadas, como la Francisco de Miranda (Unefm) en el estado Falcón y la Ezequiel Zamora (Unellez) en los estados llaneros, y el resto del sector oficialista», añade el OBU.

 

Advierten, además, que esto no será tarea fácil porque se agrega la amenaza de imposición de autoridades como ocurrió en la Universidad Simón Bolívar (USB) en 2021. Sin embargo, destacan que el aprendizaje de la realidad electoral en Venezuela «debe servir de lección para actuar con unidad dentro de la diversidad, organización y estrategia en la defensa de la institucionalidad educativa».

Brecha entre universidades públicas y privadas

Ladeshu advirtió que aumentarán las desigualdades entre universidades públicas y privadas. «Si bien la violación en el acceso a la educación de calidad es generalizada, los estudiantes que puedan pagar sus matrículas en las universidades privadas estarán en ventaja con respecto de sus pares de las públicas y no perderán clases por los conflictos que se complejizan en estas últimas», señalan.

Según la organización, los más pobres tendrán que lidiar con las carencias materiales de las instituciones públicas y la caída de la calidad en el aprendizaje que arrastran desde su formación preuniversitaria.

Salarios de hambre

Alertan que el ausentismo de profesores, estudiantes y trabajadores se hará sentir tanto por la crisis salarial como por la pandemia.

«Los sueldos de los profesores rondan entre los 5 y 11 dólares al mes, los más bajos en Latinoamérica y el Caribe, y muchos de los alumnos (que están dentro y fuera del país) deben trabajar en los horarios de clase para garantizar su sobrevivencia y la de su familia», dicen.

Convención colectiva al margen de los trabajadores

El conflicto laboral marcará la dinámica de las universidades públicas. «El Gobierno y un gremio oficialista impusieron una convención colectiva en 2020 al margen de los representantes de la mayoría de los trabajadores», señala Ladeshu.

Ante eso, consideran que la realidad es que las condiciones del trabajo amenazan con agudizarse y ello propicia el ausentismo de empleados, obreros y docentes así como el conflicto entre los gremios que defienden los derechos de sus agremiados y las autoridades que son amenazadas constantemente por el ministerio si no mantienen la permanencia de los trabajadores.

Resiliencia en sector universitario

Ladeshu indicó que el funcionamiento de las instituciones de educación superior seguirá siendo posible gracias al espíritu de actores que persisten en mantener las puertas abiertas de las casas de estudio, pese a las circunstancias en que se encuentran. «No sabemos cuánto puedan soportar, el envejecimiento de las IES crece y su sostenibilidad disminuye», añaden.

«Es clave sobre esta realidad insistir en la construcción de redes de apoyo intra y extra universitarias que coadyuven a visibilizar la sistemática violación de derechos que ocurre en el sector y a su vez la búsqueda de soluciones en conjunto para contener la arremetida progresiva en contra de las universidades venezolanas», sumaron.

 

El director del OBU, Carlos Meléndez, afirmó además: «La sostenibilidad de las instituciones de educación superior debe estar en el centro de la agenda pública, la posibilidad de reconstruir el país, superar la emergencia y alcanzar el desarrollo pasa por el mantenimiento de las universidades. Por ende, los actores políticos, económicos y sociales deben sumarse a la lucha por la educación superior venezolana».

*También puede leer: HRW: Maduro usó el estado de emergencia por covid para intensificar control

Autonomía Universitaria: Terror de dictaduras, por Antonio José Monagas

ES POSIBLE QUE EN VENEZUELA LA SOBERBIA, la prepotencia y la indecencia se hayan juntado para actuar en búsqueda de criterios a partir de los cuales puedan articularse procedimientos que favorezcan la acción de gobernantes tiranos en contra del conocimiento. Pero no de cualquier conocimiento. Sólo de aquel que procura fundamentar la verdad que aviva la conciencia del hombre que con su trabajo reivindica los derechos que avalan su dignidad, su libertad y su calidad de vida. Estas realidades, anudan condiciones que exhortan la democracia como sistema político de una nación. En consecuencia, amordazan la discusión de ideas sobre las cuales descansan los valores morales que requiere el hombre en su defensa ante las contingencias que le rodean.

Mucho más que la incidencia de intereses que puedan resistirse a la adopción de enfoques claros y novedosos. Sin embargo en medio de tan persistentes contradicciones, la universidad venezolana no ha dejado de valerse de su autonomía para al menos mantenerse en el sitial que por ley le corresponde.

Justamente, es cuando ante el rescate que a diario le plantea el concepto de autonomía universitaria, la universidad moviliza sus mayores y mejores esfuerzos para equilibrarse en medio del zarandeo que le propina cada decisión gubernamental. Más, cuando la autonomía se observa como el requisito indispensable para la realización plena tanto de los derechos del hombre en medio de la sociedad civil, como de los objetivos de la Universidad. Es precisamente la razón por la que la condición autonómica de la universidad, se torna incomoda a los ojos del régimen. Y así ha sido siempre. Sólo que ahora, la situación se ha intensificado ampliamente.

Así que el régimen, apoyándose en la fuerza que le concede leyes amañadas o resoluciones giradas desde un Poder Judicial sumiso, incluso mediante decretos emitidos por el Ministerio de Educación Superior, hace gala de su superioridad y verticalidad. Es decir, de la intolerancia y la negación del pluralismo político para atropellar el estoicismo que caracteriza a la universidad autónoma.

A decir del sentido y dirección de buena parte de las medidas a manera de argucias tomadas por el gobernante empeñado en maltratar a la Universidad, pareciera que lo que las mismas encubren tiene que ver con la reducción de la educación superior a un simple mecanismo de reproducción de desigualdades. Además, la tendencia a ver en la labor académica un “complot” contra la autoridad ejecutiva nacional. Es lo que incita el miedo que caracteriza todo aquello que tiene pleno conocimiento de estar actuando con ojeriza y resentimiento.

Esta situación ha facilitado un comportamiento institucional manejado por el temor de intervención que como amenaza, anuncian instancias del mundo gubernamental educacional sobre la universidad autónoma. Aunque también, parte de dicha actitud se halla relacionada con la manera con la cual el Estado venezolano ha venido introduciéndose en los más variados niveles de la estructura social y económica nacional.

Por consiguiente, la postura de controlador que ejerce el Estado provoca decisiones que en poco o nada se ajustan al ordenamiento jurídico. De hecho, este estatismo, por demás desproporcionado, ha devenido en caras y negativas consecuencias encabezadas por la sustitución y anulación de la iniciativa de la sociedad por adecentar las instituciones del Estado. A ello, naturalmente, se pliega la universidad toda vez que se ve confinada desde la menguada asignación de su presupuesto anual.

Sin embargo, no todo puede determinarse según esquemas de reactiva negatividad. O de radical pesimismo. La Universidad autónoma nacional ha hecho ver al país que bien sus años de historia le han permitido demostrar la pujanza de las ideas de su comunidad al momento de darle forma y voz al debate universitario a fin de uniformar una protesta que de seguro será punta de lanza para validar y valorar acciones que sacudan la sordera y ceguera del autoritarismo hegemónico convertido en gobierno.

Deberá reconocerse que el proyecto revolucionario endilgado a través de engañosas ofertas propias del más rancio populismo, le quedaron pequeñas a la sociedad venezolana. El enorme tamaño del aparato estatal, pese al esfuerzo hecho en dicha dirección, no ha podido seguir controlando la creciente complejidad de la sociedad y de sus instituciones. La Universidad autónoma así lo entendió, razón por la cual vio la necesidad de arreciar en su llamado a concienciar la libertad como razón de ser de una Venezuela democrática, capaz de motivar sus capacidades en aras de un futuro cierto y promisorio.

Deberá también saberse que la sociedad venezolana no está inerme, así como tampoco es indiferente a los cambios que la actual crisis pone de manifiesto. Asimismo, la Universidad cuya capacidad de adaptación comenzó a evidenciarse. Sobre todo, cuando hay conciencia del temor que vive todo régimen dictatorial cuando encarna el despotismo. O como bien puede inferirse al destacar tan directa realidad cuando da cuenta de una consideración históricamente corroborada: autonomía universitaria, terror de dictaduras.

¿Continuidad o parálisis universitaria?, por Antonio José Monagas

LA UNIVERSIDAD VENEZOLANA NO HA DEJADO DE PADECER del asedio malsano propiciado por la estolidez de funcionarios del alto gobierno y de sus escatológicos agentes insertados en el aparato burocrático asociado al control rapaz de instituciones de educación superior y de sus procesos académicos. No han podido reconocer que las transformaciones de la sociedad y los cambios que asientan la construcción del país, resultan del diseño y matizado que brinda la Universidad. Más, porque la misma Ley de Universidades, despliega como responsabilidad institucional cuando delega la tarea de coadyuvar a la solución de los problemas que afectan procesos de desarrollo nacional.

Pero desde que la insensatez de quienes se han planteado mantener apresado al país en las mazmorras de la inopia y el atraso, la funcionalidad nacional entró en barrena. Sobre todo, cuando las decisiones gubernamentales obvian las necesidades que obligan al país a corresponderse con las exigencias que demandan los cambios de la ciencia, la tecnología, las humanidades y las artes.

Referir lo que significa el problema que se da al momento de advertir la abierta intención del régimen socialista de desmantelar la Universidad autónoma, dado su carácter crítico, no es tampoco cerrarse a reconocer los problemas que a su interior vienen presentándose. El rezago de las universidades frente a las necesidades que surgen de las nuevas maneras de producir, distribuir conocimientos y de vincularse al devenir de las realidades locales, nacionales e internacionales, no puede disfrazarse. Pero tampoco puede ocultarse el hecho que se traduce del tratamiento descalificatorio con el que el alto gobierno busca desmerecer la labor de investigación y de formación académica que ocupa el tiempo de estas casas de estudios superiores.

La manipulación solapada a través de falsos anuncios que terminan siendo profundamente engañadores y contaminadores, de los cuales se vale el gobierno central para desmoronar la capacidad académica radicada en la Universidad autónoma venezolana, es el recurso más venenoso que hasta ahora ha empleado. Ello, con el fin de desmoralizar sus cuadros de profesores, empleados, estudiantes y obreros comprometidos con las libertades académicas.

La intervención que hoy, de manera encubierta, acusa el alevoso accionamiento del alto gobierno y de sus indignos adláteres, no es asunto de novedoso procesamiento. Viene sucediendo desde el mismo instante en que comenzaron a desvirtuarse los compromisos políticos anunciados en 1998. Justo, antes de asumir el poder el finado presidente militar, con cuentos que sólo fueron creídos por ilusos e ingenuos embelesados por un desmesurado maniqueo electoralista. Y por supuesto, demagógico.

A la actualidad, casi veinte años después, el carácter impositivo de decisiones ilegítimas desplazó la condición autonómica de la Universidad. Autonomía ésta promulgada por la misma Constitución de 1999. Sin embargo, eso de poco o nada sirvió. Entrado 2008 comenzaron a establecerse medidas por decretos presidenciales según las cuales la autonomía universitaria, entendida como derecho constitucional, parecía no existir. No haberse promulgado. Sobre todo, en un contexto que, por causa de intimidaciones que doblegaron algo de lo que había sido hasta entonces: la altivez académica asegurada en la dignidad de quienes hacían carrera docente y funciones de investigación. Aún así, la desidia de algunas autoridades universitarias, permitió que se arrasaran libertades y se conculcaran derechos académicos. Particularmente aquellos reivindicados con profundo esfuerzo que, incluso, llegó a cobrar “sangre sudor y lágrimas”.

La frivolidad y la hipocresía de intelectuales ortodoxos comprados o vendidos a la causa gubernamental, de esos que comulgan extrañamente con la absurda pretensión de que todo gire alrededor de un pensamiento único, alcanzaron el propósito revolucionario de golpear la autonomía universitaria. Así se intimidaba a la comunidad académica que pudiera resistirse a que los planes del oficialismo chambón avanzaran a “paso de vencedores”. Como en efectos lo hicieron.

Al amparo de la violencia de mano de encapuchados, envalentonados, impositivos, petulantes, timadores, abusadores, confiscadores, extorsionadores, chantajistas, deshonestos y usurpadores, comenzó el ejercicio interventor del régimen en la Universidad venezolana. De esa forma, el liderazgo universitario se extravió entre tantos frentes que se dispusieron a contrariar la arrogancia gubernamental que siguió descansando en el manejo totalitario y autoritario del poder político.

El régimen socialista y embadurnado de fantasiosos ideales revolucionarios, ha venido logrando su objetivo de subyugar la dinámica académica universitaria. Ello, con el fin de justificar intempestivas decisiones las cuales harían que las universidades autónomas sean núcleos de consolidación de la mediocridad que requiere el gobierno central para seguir deformando el país a imagen y semejanza de sociedades medievales y oscurantistas.

Mientras el macabro objetivo gubernamental siga destrozando valores y principios de dignidad y moralidad académica, la universidad autónoma será víctima de la confusión maniobrada y usurpadora del devenir universitario. Sobre todo, si quienes están todavía del lado defensivo, avanzan por caminos sin rumbo. Así que mantener ideas sin fundamentos sólidos, es condenar la Universidad a caer en la trampa que le tendió el régimen. De ahí que cabe preguntarse, de cara a lo que de cualquier decisión puede generar, cómo salir de la disyuntiva: ¿Continuidad o parálisis universitaria?

Delincuentes ingresaron  a la Universidad Alejandro  Humboldt y atracaron a 20 estudiantes

 

estudiantes asalto uah

Este martes, 7 de julio,  dos delincuentes ingresaron a las instalaciones de la Universidad Alejandro Humboldt, ubicado en los Dos Caminos en el municipio Sucre y robaron cerca de 20 estudiantes en horas de la mañana.

Al parecer, los delincuentes ingresaron al recinto universitario con armas de fuego y amenzaron a los estudiantes para despojarlos de sus pertenencias.

Tras conocerse el hecho, los universitarios se reunieron con el rector para exigir vigilancia en el lugar.

Secretario de la UC asegura que nuevo método de ingreso es una violación a la autonomía
universidades venezuela el carabobeño
Todos los países implementan sistemas de admisión a sus universidades. Incluso Cuba. Lo que propone el Gobierno es un claro intento de violación a la autonomía. “Es un secuestro y vulneración con un nuevo método discriminatorio” rechazó Pablo Aure, secretario de la Universidad de Carabobo (UC).
El 97,5% la consideración académica de un estudiante que aspira a ingresar a la UC proviene de su promedio. Eso podría cambiar con el Sistema Nacional de Ingreso (SNI). “Se pretende que ahora 50% sea el promedio y lo demás se aplique con variables impuestas por el Ejecutivo”. Lo que sucede es grave, matizó el secretario y encargado de los ingresos.
El otro porcentaje de las variables es 30% por condiciones socioeconómicas. Algo que, para Aure, es impreciso. “Los estudiantes podrían mentir”. Hacer un estudio detallado a cada uno sería un reto logístico.
Otra variable: 15% de territorialidad. Por ejemplo, si dos bachilleres carabobeñas aspiran a Medicina en la UC: una tiene promedio de 19,9 y vive en Bejuma. La otra tiene promedio de 15 y vive en Valencia. La primera queda de número mil 10 en lista de espera y la segunda entraría directamente. “¿Es realmente justicia?”, se preguntó el profesor.
El esquema de variables prevé otro 5% para condiciones extracurriculares. La UC está en desacuerdo y en Consejo Universitario celebrado este viernes se acordaron puntos en rechazo a la pretensión oficial.
Quedaron ratificadas las pruebas internas en la UC. Se realizará un exhorto al Ejecutivo. “Estamos dispuestos a dialogar para sustituir los mecanismos”. Hasta entonces se creará una comisión académica, otra jurídica y de infraestructura para evaluar la disponibilidad de la casa de Dios, Libertad y Cultura.