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Reuben Morales

Reuben Morales Ene 04, 2024 | Actualizado hace 2 meses
Carta a mi yo del futuro

Foto: Pexels

@ReubenMoralesYa

 

¡Epa!… ¡Yuju!… ¡Yo del futuro!… ¿Estás ahí?… Es que estoy en los primeros días de enero y nada que me llega una carta tuya. En cambio, a muchos de mis amigos ya les llegó su video de “Si pudiera hablar con mi yo del pasado” o su “Carta a mi yo del pasado”, pero a mí nada. ¿Qué fue? ¿Te hice algo malo? Es que me tienes más abandonado que arbolito de navidad en agosto.

Te escribo porque quiero que por favor me cuentes cómo me irá este nuevo año. De verdad no quiero consultar el horóscopo porque siempre es muy genérico. Por ejemplo, tú sabes que ambos somos virgo. Entonces consulté en estos días en internet y decía: “Mantén la distancia”. ¿A qué se refiere? ¿Viene otra pandemia? ¿Acaso se me acentuará la presbicia y tendré que leer todo desde más lejos? ¿Y de cuánta distancia estamos hablando? ¿Es en metros o en pulgadas? Ahora, y si todos los virgo que estamos en el planeta mantenemos esa distancia como dice el horóscopo, ¿también debemos mantenerla entre los que somos virgo? ¿O los virgo podemos tener un club aparte donde nos podamos hablar de cerca? Aunque siempre me queda la duda: y si un virgo que aún es virgo mantiene distancia, ¿deja de ser virgo?

¿Ves cuan impreciso es el horóscopo, yo del futuro? Por eso, me parece mucho más fácil que simplemente escribas una carta o me envíes un video y listo. Me lo puedes enviar a mi correo electrónico. ¿O será que no me has podido mandar esa carta porque en el futuro ya no existe mi correo electrónico favorito, que tú y yo sabemos que es el de Yahoo!?

Por si acaso, déjame revisar la carpeta de spam a ver. ¿Será que tú eres ese correo que me llegó de un príncipe nigeriano que quiere repartir su herencia? ¿O será que debo estar atento a las señales del universo porque te vas a manifestar en forma de retortijón o uña encarnada?

La verdad, me genera mucha ansiedad esta espera por tu carta, querido yo del futuro. ¿O será eso? ¿Que te estoy diciendo solo “yo del futuro”? ¿Debería referirme a ti con más respeto porque eres mayor? ¿Te sirve don señor su merced yo del futuro? ¿O para evitar que la gente se siga confundiendo ya te cambiaste el nombre de Reuben a solo Rubén? 

En todo caso, solo quiero que sepas que me vendría bien si sacas un tiempito para escribirme una carta a mí, tu yo del pasado, y no me dejas ignorado como brocheta en reunión de veganos. Y si no me la estás escribiendo por eso de que uno debe tener la iniciativa primero, está bien. Daré ese primer paso por acá y le escribiré ya mismo a mi yo del pasado (y para salir de eso rápido, será a mi yo de hace media hora). Voy:

“Querido yo de hace media hora: te escribo para que sepas que toda esa angustia que tienes por el futuro pasará. Lograrás, con éxito, colar el café a la vez que te cepillas los dientes. Tampoco despertarás a nadie de la familia, pues lograrás la difícil hazaña de guardar los platos limpios sin hacer ruido. Luego te advierto que escupirás el café sobre la computadora porque le habrás echado sal en vez de azúcar. Pero tranquilo, será una buena excusa para no conectarte a la reunión de trabajo que tienes.

“Luego comenzarás a preocuparte al darte cuenta de que no llega por ningún lado esa carta de nuestro yo del futuro, pero no te preocupes. Encontré una solución para que aparezca. Escríbele diciendo que te pase el número ganador de la lotería de esta semana para que nos lo juguemos. Así nos volveremos millonarios, invertiremos ese dinero y nuestro yo del futuro terminará convertido en todo un príncipe nigeriano dispuesto a repartir su herencia (pero eso sí, solo a lo que tienen correo de Yahoo!).

Reuben Morales Dic 21, 2023 | Actualizado hace 2 meses
El 24 debate con el 31
Tras discutir en mi familia con quién pasábamos el 24 y con quién el 31, decidí juntar a estas dos fechas emblemáticas para hacer un debate

 

@ReubenMoralesYa

Llegó la disputa más esperada (y no es si la hoja del papel higiénico debe colgar hacia la pared del baño o hacia afuera). Es que tras discutir en mi familia con quién pasábamos el 24 y con quién el 31, decidí juntar a estas dos fechas emblemáticas para hacer un debate.

Entonces las cité en un territorio neutral: la casa del señor 28 de diciembre, asumiendo así de entrada la inocencia de ambas. El 24 llegó puntual, peinadito y con su suéter de lana. El 31, en cambio, llegó tarde, despeinado, con un trago en la mano y diciendo que no le quitaran las llaves del carro, porque él maneja mejor que chofer de ambulancia. Y así comenzó el debate:

Yo: Ya saben las reglas. Se escuchan, se hablan con respeto y nada de lanzarse a la cara fuegos artificiales. Recuerden que esta es una noche de paz… noche de amor.

El 31: ¡Vendido!… ¡Eso es un villancico del 24!… ¿Qué?… ¿Acaso te dio un regalito para comprarte?

El 24: Para nada. Si él hasta me dijo que iba a recibir el año contigo.

El 31: ¿Ves?… Porque yo soy un tipo de reglas claras. En mi casa se espera hasta las doce, comemos uvas y después todo el mundo rumbea. No como tú, que siempre andas con un misterio y nadie sabe si se pueden abrir los regalos en la noche o en la mañana del 25.

El 24: Pero soy transparente. No como la gente contigo, que hace propósitos de año nuevo a viva voz y a tus espaldas no los cumple.

El 31: Porque se les olvidan gracias a todo el licor que les doy. No como tú, que solo das vinito y ponche crema…

El 24: Porque yo cuido a la gente. No como tú, que los emborrachas y los dejas con complejo de proctólogo, porque después terminan mandando mensajitos y que “Feliz ano”.

El 31: ¡Claro! Porque yo soy para echar broma. No como tú, que pareces un comunista, racionando regalos. Que si uno hoy y mañana otro… ¡Y eso si se portan bien con Nicolás el rojo, rojito!

El 24: Ajá, pero si todos la pasan tan bien contigo, ¿por qué hay alguien que siempre termina llorando a las doce?

El 31: Por tu culpa, que les hiciste gastar en regalos todo lo que tenían ahorrado.

El 24: ¿Y también es mi culpa que gracias a ti amanezcan con tremendo dolor de cabeza?

El 31: Pero al menos duermen tranquilos. En cambio, contigo tienen que madrugar a las siete de la mañana del 25 porque los niñitos quieren abrir los regalos.

El 24: Sí, pero sigue siendo diciembre y pueden flojear. En cambio, uno amanece el primero de enero y eso parece domingo, que sabes que ya viene el lunes.

El 31: Ay, pero tú, hecho el loco, te sabes todo de mí. ¿Qué?… ¿Te gusto?

El 24: Pero cómo no voy a saber, si mi mascota se la pasa chillando por todos tus fuegos artificiales. Además, yo hasta dejé de comprar uvas porque a la quinta campanada ya me atragantaba y terminaba casi ahogado.

El 31: Bueno, ¿pero esto es para debatir o hacer llorar? Ni que yo quisiera lastimar a la gente.

El 24: Entonces hagamos algo. Ven y recibe el año en mi casa a ver si esta vez te tranquilizas un pelo.

El 31: ¿En serio?… Bueno, yo voy, pero si tú prometes cumplir tu propósito de año nuevo.

El 24: Cuenta con eso, porque de hecho ya tengo uno en mente.

El 31: Sí, ¿cuál?

El 24: Que aprueben una ley para que en tu día haya ley seca.

El 31: ¿¿¿Qué??? ¿¿¿Estás loco??? ¿¿¿Qué te pasa, pues???

Yo: ¡Bueno, bueno, a ver!… ¡Se me tranquilizan! Lleguemos mejor a un veredicto para saber cuál de los dos es mejor. Y para eso consultemos al único testigo que tenemos acá: el señor 28 de diciembre. ¿Qué opina usted? ¿Quién ganó este debate?

El 28: Para mí, hay empate.

El 24, el 31 y yo: ¿¿¿Quééé???

El 28: ¡Ja, ja, cayeron por inocentes!… Porque mejor es el Día de Reyes, que nadie se molesta y uno lo pasa en la playita.

El 24 y el 31: ¡Noooo!

El 28: ¡Que tengan una feliz Navidad!

El 31: ¿Y para mí qué?

El 28: ¡Ah verdad!… ¡Feliz ano!

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Reuben Morales Dic 07, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Cómo se planifica un regalo de Navidad
Si un niño supiera todas las historias que están detrás de un regalo de Navidad, capaz ni lo pide…

 

@ReubenMoralesYa

La historia de un regalo de Navidad es como cuando en el colegio te mandaban a leer Cien años de soledad, pero al final terminabas comprando el resumen. Porque un hijo no conoce ese diálogo interno que vive un padre en pleno diciembre a medida que se acerca esa fecha, que es más temible que un racionamiento de agua cuando estás todo enjabonado. Y así pasan los días:

14 de diciembre:

“Le daré a mi hijo un set de gamer. Consola, control profesional, juegos, televisor, audífonos, silla gamer, cámara, el set del volante, forro y un regulador de voltaje. La cosa es que no me esperaba esta subida de la inflación.”

15 de diciembre:

“Sincerémonos: ¿quién necesita un set gamer con forro? Ni que viviéramos en el desierto del Sahara. Mi computadora no tiene forro y funciona a la perfección. Mira, uno la prende y… ya va… ¿qué pasa?… ¿Por qué no prende?… No me digas que… ¡Nooo!… ¡Hay que llevarla a reparar!”

16 de diciembre:

“El técnico de la computadora me dijo que gamer responsable desenchufa su consola al terminar de jugar. Así que adiós, regulador de voltaje. A ver si, con eso, mi hijo agarra conciencia ambiental. La mismita que de seguro tuvo el condenado que hoy me clonó la tarjeta. Sería para ahorrarse el plástico, ¿no?”

17 de diciembre:

“La clonada me hizo valorar más lo que tengo y no lo que me falta. Así que chao, set del volante. Pensándolo bien, a mi hijo ni le gustan los juegos de carros. Es que, para vivir tranquilo, no hace falta mucho. Ya va… ¿será por eso que se me cayeron esos clientes hoy? ¡Ay, nooo!”

18 de diciembre:

“¡Que llegue el 24, por favor! Es que por no tener set gamer, mi hijo se puso a jugar pelota y partió un ventanal del edificio. Ahora, como castigo, se quedó sin silla gamer. Si quiere jugar, que se siente en un taburete de la cocina o que juegue de pie para evitar el sedentarismo. Ahora déjame ver de dónde saco para pagar el vidrio.”

19 de diciembre:

“¡Ya tengo para pagar el ventanal! ¡Cuesta lo mismo que la cámara y los audífonos! ¡Así que bye, bye, cámara y audífonos! Además, causan sordera. Que juegue con el mismo audio del televisor y si quiere cámara, le presto mi celular. Cualquier cosa, cerramos la puerta. Bueno, cuando reparen la filtración que abombó el marco. ¡Ojalá y el albañil no me cobre caro!”

20 de diciembre:

“Si el albañil solo trabajó con una espátula, ¿por qué mi hijo no puede ser gamer con el control que trae la consola? Así son los músicos. Arrancando, usan un instrumento de segunda mano. Y si no me cree, que les pregunte a los músicos del matrimonio al que nos invitaron mañana en la playa. Que, por cierto, debo reservar hotel, avión, alquilar el traje y comprar el regalo. ¿¿¿Por qué hay gente que se casa en pleno diciembre???”

21 de diciembre:

“Mi hijo ha pasado toda la boda dentro del cuarto viendo televisión. Tanta pantalla le hace daño. ¡Entonces fuera televisor! Si va a jugar, que juegue con el de la sala para yo supervisarlo. Y que se vaya acostumbrando, porque hoy llega mi primo y le toca pasarse a la sala para darle el cuarto.”

22 de diciembre:

“Si mi hijo quiere videojuegos adicionales, que se los compre mi primo. Solo tiene un día aquí y ya me vació la nevera. Come más que reina de belleza después del certamen.”

23 de diciembre:

“¿¿¿Una cuota extraordinaria de emergencia para comprar nuevos ascensores en el edificio??? ¿¿¿Justo el 23 de diciembre??? ¡Gracias a Dios está de moda lo vintage! A mi hijo le va a encantar el yoyo que le voy a regalar.”

24 de diciembre:

«Esta fecha me pone melancólico… Uno valora más a la familia… Por eso, me retracto. Mañana le daré a mi hijo su set gamer con todos los accesorios. Sí, pasaremos el día en el local gamer del centro comercial para que mate fiebre y después me deje tranquilo unos cien años de soledad.”

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Reuben Morales Nov 24, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Entrevista a mi alarma despertadora
«Estás clara de que cada vez que suenas, provoca agarrarte y lanzarte por la ventana, ¿no?». Y tú, si pudieses hablar con tu alarma despertadora, ¿qué le dirías? 

 

@ReubenMoralesYa

Luego de que a mi alarma del celular le diera por despertarme a las cinco de la mañana, interrumpiendo un magnífico sueño en donde llegaba una carta de mi banco diciendo que me perdonaba todos los préstamos que le debía; simplemente no aguanté más y la enfrenté para que no me hiciera agarrar más rabias de esas como cuando te retrasan una quincena de salario. Entonces me serví mi café, me senté, me envolví en una cobija y, mientras aún sentía en mis manos esa idílica carta del banco, increpé a mi alarma:

REUBEN: Estás clara de que cada vez que suenas, provoca agarrarte y lanzarte por la ventana, ¿no?

ALARMA: ¡Sí, ja, ja!… Por eso mismo fue que nos integraron al celular. Para que, si llegas a lanzarme, te quedes sin alarma y sin celular.

REUBEN: Ni menciones eso. No seas alarmista.

ALARMA: Entonces deja las amenazas que me disparo.

REUBEN: ¿Qué?… ¿Te vas a suicidar?

ALARMA: No, ¿de qué hablas?

REUBEN: ¿Falsa alarma?

ALARMA: Estoy hablando de que, si sigues, vuelvo a sonar ya, en este momento.

REUBEN: ¡Ni se te ocurra! Tú no sabes la rabia que agarro cuando escucho tu sonido en otro momento del día. Es como que de la nada alguien venga y te diga: “¿Viste que te queda un mes de vigencia en el pasaporte y no están dando citas para sacarlo?”.

ALARMA: ¡Perdón, pues! Si quieres me voy y te traigo un gallo para que te despierte todas las mañanas.

REUBEN: ¡Nooo, por favor! Porque si es por el gallo, me termino despertando todos los días a las cuatro de la mañana.

ALARMA: Aaah… entonces ves lo bueno que es programarme a la hora que tú quieras, ¿no?

REUBEN: ¡Totalmente! Además de que al gallo uno no puede darle un golpe para que se calle. Primero, porque te picotea de vuelta y segundo, porque puede terminar llegándote un representante de la Comunidad Defensora de los Derechos de los Gallos y las Gallas para meterte una demanda.

ALARMA: Entonces no te quejes.

REUBEN: No, yo sí me quejo. Sobre todo, porque ustedes las alarmas despertadoras ya no son como las de antes, que venían en un reloj gigante de agujas con dos campanas arriba a las que uno podía meterles un manotón que servía para dos cosas: apagarlas y descargar la rabia a la misma vez.

ALARMA: Qué tiempos aquellos, ¿no?

REUBEN: Sí… Ahora en cambio ustedes vienen en el celular y cuando suenan, uno tiene que despertarse bien y ponerse los lentes para medio calcular dónde es que está el bendito botón de la alarma en la pantalla para no pelarlo.

ALARMA: Bueno, pero si me dejas hablar te puedo dar unos consejitos para que te la lleves mejor con nosotras las alarmas despertadoras.

REUBEN: ¿En serio?

ALARMA: Claro, mira, puedes aplicar la de ponerme bien lejos la noche antes, como en el baño, por ejemplo. Para que a juro tengas que levantarte en la mañana a apagarme.

REUBEN: Tiene sentido.

ALARMA: Y lo bueno es que te evita caer en el agujero negro de la perdición mañanera.

REUBEN: ¿Cuál?

ALARMA: El clásico “déjame dormir cinco minuticos más”.

REUBEN: ¡Uy, verdad!

ALARMA: Porque mira que yo conozco a alguien que una mañana me apagó con la excusa de los “cinco minuticos más” y cuando se despertó, lo estaban esperando para cenar.

REUBEN: Sin alusiones personales, por favor.

ALARMA: Yo no estoy diciendo nombres y si no, te tengo una que no falla: poner de alarma un audio que te moleste mucho.

REUBEN: ¿Cómo así?

ALARMA: Bueno, si por ejemplo tú eres rockero, pones de alarma un reggaetón.

REUBEN: Infalible, ¿no? Aunque pensándolo bien, ya con el tiempo creo que conseguí una solución mucho más efectiva que tú jamás podrás aplicar, amiga alarma.

ALARMA: ¿Y de qué se trata?

REUBEN: De que seas papá o mamá de un niño que va al colegio. Porque automáticamente eso me terminó convirtiendo en lo que menos quería: una alarma despertadora para mi hijo.

ALARMA: ¡Ja, ja, ja!

REUBEN: Y con tu permiso, ahora te dejo porque tengo que ir a despertarlo. Se me está haciendo tarde.

ALARMA: Así es, ponte en mis zapatos… Y ojalá que tu hijo también esté soñando con la carta de tu banco.

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Familia que limpia unida, permanece unida
No hay nada que motive más a querer caminar, que ver un piso recién coleteado

 

@ReubenMoralesYa

El día de limpiar la casa es irónico, porque a toda la familia se le contamina el humor. Incluso nos hace entender que más abajo del “humor de perros”, está el “humor de limpiar la casa”. Porque el anhelo de quien limpia la casa es que la misma se mantenga resplandeciente por (más o menos y aproximadamente) la eternidad del universo. Aunque no sé por qué a estos seres jamás se les ocurre la genial idea de limpiarla a las once de la noche. Para que pase, al menos, ocho horas limpia y después nos permita amanecer sintiendo que vivimos en el palacio de Buckingham.

Por ello, creo que el mito bíblico del origen del universo está equivocado. Me imagino que el universo originalmente era un desorden todo sucio. Entonces llegó un tal Dios, limpió, organizó, pasó coleto (y creó todos los sinónimos de “pasar coleto”, como trapear, pasar lampazo o pasar mopa) y exclamó: “Hijos míos, podéis recorrer toda mi creación excepto este piso que acabo de coletear”. Ante lo cual Eva dijo: “Adán, baila conmigo pegadito en esa baldocita”. Y así fue como Dios los expulsó del paraíso.

Es que no hay mejor estímulo para caminar, que un piso recién coleteado, ¿no? Incluso creo que el famoso milagro de Lázaro en verdad fue porque Jesús le dijo: “Lázaro, acabo de coletear”. Y Lázaro se levantó y anduvo.

Además, ese día de limpiar la casa en familia siempre es anunciado un día antes cuando uno de sus miembros dice: “¡Mañana se me paran temprano porque voy a limpiar la casa!”. Sentencia ante la cual uno comienza a escribirle a todos sus amigos para ver si alguno, por casualidad, se está mudando y necesita ayuda.

Es entonces cuando una mente brillante de la población oprimida de la casa le propone a ese líder limpiador: “¿Y por qué no nos dividimos las tareas y así limpiamos la casa más rápido?”. Ante lo cual, ese líder responde con un conciliador y armónico “¡NO!”. Porque ese capitán sabe muy bien que en su familia existen personalidades de limpiadores que no le convienen.

Está el limpiador gubernamental, que limpia solo lo que ve la opinión pública. Está el limpiador ecológico, que recicla el sucio pasándolo del piso a debajo de la alfombra, de abajo de la alfombra a debajo del mueble y de abajo del mueble a sentarse duro sobre este para que el sucio se pegue a la base y desaparezca por siempre. Por último, está el limpiador tipo quirófano, caracterizado porque limpia el piso lavando cada baldosa por encima, por las juntas y hasta es capaz de despegar cada baldosa, limpiarla por debajo y después volverla a pegar. Esta es la personalidad de ese líder limpiador.

Entonces uno, apelando a la lógica, dice: “Hagamos algo mejor. Nosotros salimos para que limpies en paz y volvemos en unas horas.” A lo que dicho líder responde: “¿Creen que van a disfrutar solos mientras yo me mato aquí? Ustedes se quedan, pero sin ensuciar”. Momento en el cual uno pasa a ser un rehén secuestrado sobre una cama de la cual es imposible bajar los pies porque “el piso está recién coleteado”. Y también sabe que es inútil llamar a la división antisecuestros de la policía. Estos no podrán rescatarlo hasta que no se seque el piso.

Aunque lo bueno, es que ese día de limpiar la casa significa toda una prueba de amor para la familia. Porque si ves a tu pareja sudada, en chancletas, con guantes amarillos, despeinada, con la franela vieja llena de huecos y aun así te parece adorable; entonces tu familia tiene un futuro garantizado. Ya que limpiar la casa es como un ejercicio. Lo sufres, pero después sientes la satisfacción de los resultados: un verdadero y renovado hogar, dulce hogar… Hasta que ocurre esto:

¡Tengo que ir al baño! ¡Me estoy haciendo del dos!

–¡Pero si acabo de lavarlo y son las once de la noche!

–Pues lo lamento. En el palacio de Buckingham también cagan.

La sangrada familia

La sangrada familia

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Reuben Morales Oct 26, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Disfraces de Halloween que sí asustan
Para asustar de verdad en Halloween, disfrácese de celular con batería en 2 %. Un disfraz que cobra más vida si también dice: “¡Pirú!”

 

@ReubenMoralesYa

Considerando que Frankenstein es una mezcla de humanos de distintas razas, lo cual hace que ya no parezca un disfraz sino un activista progre.

Considerando que el Hombre Lobo ya no tiene motivos para asustar a nadie porque casi todos los espacios del planeta ahora son pet friendly.

Considerando que disfrazarse de Drácula es asumir el rol de un señor que busca cuellos de doncellas, lo cual termina dejándolo a uno como un vulgar viejo verde.

Por todo esto, me he dado a la tarea de presentarles opciones de disfraces para que, en su próxima fiesta de Halloween, asuste más que ir al baño en medio de la madrugada y encontrar que no hay papel. Con usted, los últimos lanzamientos de la temporada:

Disfraz de factura de electricidad

Aunque este es efectivo si pone el monto en euros, la columna de consumo del mes bastante alta y la fecha de corte con el mismo día en que lo esté usando. Y si quiere asustar más aun, en medio de la fiesta baje todos los interruptores de electricidad del tablero principal y grite: “¡Se los advertí!”.

Disfraz de olla sucia con avena pegada

Además de miedo, este disfraz pudiese provocar peleas entre las parejas de la fiesta cuando uno le diga al otro: “¡Igualita a la olla que me dejas todos los días en el fregadero!”. Eso sí, con este disfraz ni se le ocurra asustar a su pareja actual. Podría ocurrir algo horrible: que le den una olla sucia para que despegue la avena.

Disfraz de celular con batería en 2 %

Es un disfraz que cobra aun más vida si también dice: “¡Pirú!”. Aunque tenga presente que a las fiestas de Halloween asiste mucha gente buena. No vaya a ser que lo sorprendan enchufándole un cargador donde menos se lo espere.

Disfraz de fanático religioso

Lo malo de este es que usted no podrá ver si en realidad asusta, dado a que todo el mundo se mantendrá como a cinco metros de su persona. Aunque pasado un rato, el disfraz logrará el efecto buscado: todos rezarán (pero para que usted se largue).

Disfraz de tubo de crema dental vacío

Aunque no respondemos si en la fiesta lo agarran entre varios y lo escurren, dicho disfraz asusta más si es vintage y hace el tubo como los de antes: metálico.

Disfraz de báscula

Este disfraz asusta por completo si deja que las personas se le paren encima y usted les da un peso con veinte kilos de más. Aunque no respondemos si termina montándosele una persona de 200 kilos. Ahí el asustado será usted.

Disfraz de prueba de embarazo positiva

Este disfraz hará que la fiesta acabe en un disturbio con bombas molotov si usted solo opta por asustar a las jóvenes solteras. Eso sí: evite usarlo si su pareja tiene un retraso. Otra vez, el asustado será usted.

Llegados a este punto, por favor me cuenta si decide usar alguno de estos disfraces en Halloween (y si gana algún concurso, me pasa una comisión por derechos de autor). Aunque si la situación económica y la agenda no le dan para estarse disfrazando, no importa. No vaya a ninguna fiesta. Y cuando le pregunten por qué faltó, usted simplemente responda: “Sí fui, pero no me viste porque estaba disfrazado del precio de la comida de hace dos años”.

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Inducciones futuras al Salón de la Fama del Béisbol
No me extrañaría que en un futuro nos encontrásemos con una hipotética inducción al Salón de la Fama de Cooperstown así…

 

@ReubenMoralesYa

Al ritmo que viene esta fe ciega en las llamadas “analíticas” del béisbol de Grandes Ligas –en donde hasta pudiera demostrarse que un jugador malísimo fue el mejor siendo el peor de las Grandes Ligas– no me extrañaría que en un futuro nos encontrásemos con una hipotética inducción al Salón de la Fama de Cooperstown así:

“En nombre de la Asociación de Escritores de Béisbol de América, anunciamos la exaltación al templo máximo del béisbol del pelotero Benny Machuca, por seguir siendo al día de hoy el jugador que más jonrones bateó bajo las siguientes condiciones exclusivas: que fueran agarrados en las gradas por un fanático que luego lanzara la pelota de vuelta al terreno en señal de protesta, mientras el jonrón era bateado en conteo de tres bolas, un strike, un out, perdiendo por una carrera, en estadios de equipos de la Liga Nacional de la costa este de los Estados Unidos, a la vez que su equipo jugaba como visitante, con una afición de 23.500 personas, siendo el juego un martes en la noche, con una temperatura de 27 grados centígrados, vientos de 11 millas por hora soplando de noreste a suroeste, siendo primavera, bajo una humedad de 73 %, mientras había corredores en primera y tercera y le fue lanzada una recta de 93 millas por hora, bajita y adentro, por un relevista medio zurdo.

“Todo lo anterior, mientras bateaba a la mano izquierda, pegando el jonrón en el segundo 0:04 del cronómetro de pitcheo, mientras vestía la camisa de su equipo con el primer botón desabotonado, luciendo una cadena de oro en el cuello con un dije del número de su uniforme, mientras mascaba tabaco alojándolo en su cachete derecho, calzando zapatos de corte bajo, marca Nike, color blanco, talla 43 y medio, luciendo tatuajes en sus antebrazos, mientras llevaba rayas negras debajo de sus ojos a la vez que usaba guantines de colores distintos entre sí y sujetaba un bate cuya mitad inferior era blanca y la otra negra (siendo el mismo con resina de pino orgánico sembrado en el noroeste de Canadá).

“Todo lo cual sucedía mientras Benny Machuca lucía un corte de cabello con ‘dreadlocks’, puntas decoloradas y los laterales de su cabeza rapadas y que, al batear dichos jonrones, se persignaba, se daba dos golpes en el corazón y luego lanzaba el bate haciendo que este diera tres vueltas en el aire para luego llegar al home y saludarse con sus compañeros chocando los cinco, seguido de un abrazo y después una nalgada para así finalizar dicho ritual tomando dos buches de Gatorade de frutas tropicales mientras lanzaba tres besitos a la cámara de televisión que estaba dispuesta en el dogout.

“Por esta razón, el Salón de la Fama del Béisbol de Grandes Ligas le da la bienvenida al gran Benny Machuca por fijar esta increíble marca de 5 jonrones dados bajo estas exclusivas condiciones que hoy lo acreditan como miembro de un selecto club dentro del ya elitesco club de la historia de este deporte. Ahora les damos un receso de cinco minutos para que tomen agua y vayan al baño porque aún falta presentar a otros dos jugadores que también fueron electos este año al Salón de la Fama de Cooperstown”.

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Reuben Morales Sep 28, 2023 | Actualizado hace 2 meses
Agrada y desagrada ser un papá de grada
Así, como por el ADN de la familia Kennedy corre el gen de la política y por el de la familia Kardashian corre el gen del bótox, por mi ADN corre el de una profesión: ser un papá de grada

 

@ReubenMoralesYa

Mi abuela ejerció este oficio cuando llevaba a mi mamá a la natación, mi mamá lo heredó llevándonos a nosotros al béisbol y ahora yo lo practico llevando a Tobías a la natación. Es que así, como por el ADN de la familia Kennedy corre el gen de la política y por el de la familia Kardashian corre el gen del bótox, por mi ADN corre el de una profesión: ser un papá de grada.

Este linaje de tres generaciones me ha hecho conocer a fondo no solo el oficio, sino los diversos tipos de papá que coexisten en las gradas mientras vemos a nuestros hijos poniendo sus músculos duros (aunque nunca tan duros como nuestros aplanados glúteos).

Tenemos a la mamá chismosa, quien siempre lleva a su hijo a las prácticas para inculcarle la constancia… sí… la constancia de que, asistiendo todos los días, es que se conocen a fondo los chismes de los otros papás. Por eso, si tu hijo practica algún deporte, es importante hacerte amigo de esta mamá. No para que te dé los mejores chismes, sino para que después no hable de ti.

Está la mamá gritona, quien es la que cuenta con la mejor salud mental, pues su terapia es ir a todas las competencias para demostrarnos que, comparado con sus gritos, Luciano Pavarotti cantaba bajito (y cuanto menos talentoso es el hijo, más ruidosos son los gritos de esta madre para motivarlo). Por cierto, si algún corredor de seguros está leyendo esto, le cuento que aquí tiene a un potencial cliente dispuesto a asegurar dos tímpanos.

Existe el papá agente, quien ve en su hijo no un ser humano, sino un bono de inversión que le asegurará su pensión de vejez al volverse atleta profesional y ganar millones. Aunque este papá tiene esposa, mucho piensan que le es infiel porque se la pasa hablando por el celular con un contacto llamado “Juan el scout” (que en verdad sí es “Juan el scout”).

Tenemos al papá que no habla con nadie. Un extraño ser que es capaz de pasar tres horas sin hablar, ir al baño o comer; por lo cual podría hacerse millonario si montara un curso avanzado de introspección budista. Sin embargo, también hay que hacerse amigo de este porque, ahí calladito como está, escucha más cosas que la misma mamá chismosa.

Así mismo hay un papá coach (conocido como el atleta profesional frustrado o también conocido como Reuben Morales). Es ese que practica el mismo deporte que su hijo, conoce todas sus reglas, los trucos para hacerse mejor y hasta entrena a su hijo en casa. Para todos es el papá modelo, menos para su hijo que ya está más exhausto que ingeniero de sonido de reguetonero.

Está la mamá negocio. Un genio del marketing que vende todo lo que necesita un papá que pasa tres horas sentado en una grada:

  • Para el sueño, café.
  • Para el frío, manta.
  • Para el calor, abanico.
  • Para el hambre, galletas.
  • Para los zancudos, repelente.
  • Para las nalgas, cojín.
  • Para el celular descargado, minutos de llamada.
  • Y si está muy aburrido, también le ofrece un compiladito de los mejores cuentos de la mamá chismosa.

Por último, tenemos a la mamá que está enamorada del entrenador. ¿Y cómo no estarlo? Ve que el entrenador está en forma, le tiene paciencia a su hijo y, además, es el popular del grupo. Aunque si un día sucede que el niño menos talentoso del equipo de repente se vuelve titular, es porque esa mamá finalmente lo logró.

Así, por lo visto, esta herencia genética que traigo por mi ADN me ha afinado bastante el olfato para convertirme en un auténtico “gradólogo”. Aunque creo que mi aporte llega hasta aquí. Ya luego le tocará a mi hijo cuando le corresponda llevar a mi nieto a sus respectivos entrenamientos en un futuro. Porque este oficio de ser un papá de grada de mi familia sagrada, aunque agrada y desagrada, no se degrada.

La sangrada familia

La sangrada familia

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