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Delta del Orinoco

En peligro miles de personas por las crecidas del río Orinoco
La atención insuficiente de los diques de contención del río Orinoco por más de medio siglo pone en peligro a miles de personas en el Delta

 

El río Orinoco tiene un importante aumento de nivel con el período anual de lluvias, alcanzando un promedio histórico de 16 metros sobre el nivel del mar. Tucupita y el resto de la población tenían al río como único medio de comunicación con el resto del país y ello requería una travesía de varias horas.

Con el objeto de incorporar parte de ese territorio al desarrollo del país, era necesario construir una obra que protegiera a esa población de las inundaciones y que permitiera a su vez el aprovechamiento de tierras para la agricultura y ganadería.

En la década del 60 el Estado venezolano emprendió la construcción de un sistema de diques o muros de contención y una estructura para el control del caudal del caño Mánamo, conocida localmente como «El Cierre», para impedir que las aguas del Orinoco inundaran el área a proteger. Tales obras, puestas en servicio en el año de 1966, ocasionaron ciertos desequilibrios ambientales. Sin embargo, favorecieron el crecimiento poblacional y desarrollos ganaderos en espacios que anteriormente permanecían inundados en tiempos de crecidas del río.

Históricas crecidas del río Orinoco

Crecidas históricas del río Orinoco en el delta

Cabe mencionar que la mayor creciente registrada del Orinoco ocurrió en 1892, con 19,14 metros sobre el nivel del mar (m s. n. m.). Por ello, las obras se construyeron para proteger de inundaciones de esa magnitud y más.

En los últimos años las crecientes han venido superando los niveles regulares. Así, la del 2017 fue de 17,34; la del 2018, la segunda más grande registrada en 129 años, fue de 18,34; y la del 2021 fue de 17,26 m s. n. m. Estos niveles alarman y concuerdan con las perturbaciones ocasionadas por el calentamiento global. Por lo que se teme, con sobradas razones, que pudieran ocurrir en un futuro cercano crecientes de mayor magnitud. Estas podrían rebasar los muros de contención, pues sus condiciones actuales están muy disminuidas y distan mucho de ser la obra puesta en servicio hace 55 años.

La atención insuficiente de esa infraestructura por más de medio siglo ha conducido entre otras cosas a:

a) La pérdida significativa de sus dimensiones y forma. Tanto, que esos muros de tierra compactada perdieron altura, grosor y solidez a raíz de filtraciones y socavamientos a lo largo de sus 172 km. Por tales razones fue rebasado y parcialmente destruido en un sector al final de la creciente del 2018. Esto revela cuán menguado está, pues tal crecida fue inferior en 0,8 metros a la de 1892, que es la creciente referencia para la construcción de la referida obra;

b) se han perdido por acción del río partes de la infraestructura. Es el caso del relleno hidráulico y el tabique de rocas que la protegían de las corrientes;

c) perdimos, por sedimentación y urbanismo, el aliviadero previsto para las grandes crecidas;

d) La gran sedimentación en las proximidades de la infraestructura para el control de aguas («Cierre») eleva significativamente el nivel de las crecientes y pone en peligro su estabilidad y

e) se teme el colapso del «Cierre» por los importantes socavamientos detectados a su alrededor y no corregidos desde hace catorce años.

El Cierre o dique de contención de las crecidas del río Orinoco tiene muchos años sin mantenimiento.

Hay que destacar que la citada infraestructura es crucial para la población pues constituye LA ÚNICA SALIDA VÍA TERRESTRE DE TUCUPITA.

La situación de la obra

El estado actual de la obra, sumado a las perturbaciones cada vez más frecuentes y catastróficas por el calentamiento global, nos expone a una inundación intempestiva; la misma afectaría en mayor o menor grado a más de 160 000 deltanos que habitan los espacios protegidos de las inundaciones.

El llamado es urgente al gobierno nacional y regional para que se ocupen de corregir prontamente las vulnerabilidades de la obra. La idea es que, en tiempos de crecidas del río, nos proporcione seguridad y no zozobra.

Tucupita 10 de noviembre del 2021.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Alertan aumento de civiles armados en comunidades indígenas del bajo Delta

CADA DÍA SON MÁS QUIENES afirman que ya no es seguro viajar por los caños del bajo Delta.

Habitantes de varias comunidades indígenas alertan sobre el aumento de la presencia de civiles armados en los caños del municipio Antonio Díaz, del estado Delta Amacuro.

El temor se hace sentir aún más en aquellos que emprenden viajes desde Tucupita hasta sus comunidades de origen y en aquellos que deciden remontar hasta Volcán o Barrancas. Cada día son más quienes afirman que ya no es seguro viajar por los caños del bajo Delta.

“Algunos ya han sido atracados varias veces y hasta ha habido heridos por arma de fuego” aseguró un habitante de la parroquia Santos de Abelgas del municipio Antonio Díaz, quien no quiso revelar su identidad por temor a ser atacado.

Santos de Abelgas, Manuel Renaud y Padre Barral, son las parroquias en las que la presencia de grupos armados se ha hecho sentir con mayor fuerza. Sus habitantes han informado de ataques y asaltos a comunidades waraos en varias ocasiones.

El Delta del Orinoco cuenta con más de tres mil caños navegables, un gran porcentaje de éstos pertenecen al municipio Antonio Díaz.

El río Orinoco, el caño Araguaito, Araguao, Manoa, y los caños que van hacia la zona de Guayo y Curiapo son los más transitados, a diario salen más de 300 embarcaciones de los diferentes puertos de Tucupita, Barrancas y San Félix.

 

Con información de Kapé Kapé 

Escuelas del Delta del Orinoco en franco deterioro

EL BALANCE QUE PRESENTA LA EDUCACIÓN en el Delta del Orinoco es escuelas derrumbadas, infraestructuras deterioradas, niños sin aulas de clases y comunidades abandonadas. 

Luego de un recorrido por Delta Amacuro, ocho de diez escuelas visitadas tienen infraestructuras deterioradas. Las instituciones pertenecen a los dos municipios indígenas de la entidad: Pedernales y Antonio Díaz.

La Escuela Unitaria de Musimurina, ubicada en la parroquia Manuel Renauld, municipio Antonio Díaz, tiene más de cinco años derrumbada, la Escuela Bolivariana de las Culebritas, tiene más de dos años abandonada por el deterioro de sus espacios.

En la Unidad Educativa Winamorena I y II, el río se encargó de llevarse las caminerías y las aulas están tomadas por avisperos y murciélagos.

La escuela de Cangrejito, una populosa comunidad en la orilla del Atlántico, tiene las paredes y el piso totalmente hundido y los maestros  desaparecieron desde hacen tres meses. Situación que afecta a  más de 600 estudiantes waraos.

La situación no es mejor en la Escuela Bolivariana 12 de Febrero, en Isla Nueva, municipio Antonio Díaz, sus aulas, caminerías y paredes no soportan la presencia de niños en el lugar por el deterioro total de la infraestructura.

En la Escuela Bolivariana de Jobure, las actividades académicas se realizan a medias, con los niños sentados en el piso, sin pupitres, las cominerías en completo deterioro y sin transporte escolar “se hace lo que se puede” señala su director.

Otras escuelas con larga tradición como la Escuela Divina Pastora de Araguaimujo, con 93 años de fundada, atraviesan la disminución paulatina de su matrícula, los representantes denuncian la deficiencia de alimentos en el comedor y la falta de transporte que dificulta el acceso de sus estudiantes a la educación.

En Curiapo, la capital del municipio Antonio Díaz, la población escolar utiliza balsa para llegar hasta su institución educativa ante el colapso del transporte escolar, situación que afecta a más de 400 estudiantes en el sector.

 

Por ti y Por mi: tú también puedes ayudar a brindarle alegría a los niños del Delta del Orinoco

PorTiPorMi

 

Por ti y Por mi llevará alegría a las comunidades más necesitadas del Delta del Orinoco en el Estado Delta Amacuro gracias a sus generosos colaboradores por 7mo diciembre consecutivo.

Este año la organización sin fines de lucro tiene como meta llevar juguetes a 35  comunidades del Delta del Orinoco, donde habitan más de 2500 niños, y  para ello contaran con voluntarios, animadores, médicos y odontólogos, entre otros.

Si lo deseas, también puedes ayudar a quienes más lo necesitan donando: Juguetes para niñas y niños en edades de 1 año a 14 años, medicinas y libros de primaria o bachillerato. Por ti y por mi estará trasladándose a hacer la entrega de todo lo que recolecten durante la primera semana de diciembre.

Por ti y Por mi es una asociación civil sin fines de lucro que busca el bienestar social y físico de niños, jóvenes y adultos dentro de los sectores de recursos económicos más limitados, principalmente a nivel nacional, mediante actividades recreacionales y culturales que permitan arraigar los valores humanos necesarios para convivir en una mejor sociedad. Es por ello que nuestra visión es llegar a ser una organización representativa, sólida, activa y profesional que logre arraigar valores humanos en la sociedad venezolana.

Para más información, puedes escribir al: acsfportiypormi@gmail.com

 

Venezuela está en riesgo de perder 50% del territorio del Delta

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Patricia Marcano

 

La actuación de Guyana sobre el territorio Esequibo, en los últimos 15 años, no solo ha traspasado los límites legales fijados en el Acuerdo de Ginebra y otros propios del derecho internacional, sino también los límites venezolanos, hasta el punto de que hoy no solo está en riesgo la pérdida de la Guayana Esequiba, reclamada por Venezuela desde el laudo de 1899, sino también gran parte de la plataforma continental del estado Delta Amacuro, territorio soberano sin discusión.

En esto coinciden especialistas en el tema, con base en documentos y hechos que demuestran las arbitrariedades del país vecino, y advierten que el país debe cambiar su actitud pasiva e incluso “cómplice” para no perder más de lo que ya le han quitado.

“Lo que está ocurriendo en la zona en reclamación es grave porque en derecho internacional el que calla otorga y, desgraciadamente, el gobierno ha callado frente a los atropellos y acciones que ha hecho Guyana, hasta el punto de que ha comprometido jurídicamente, casi de manera definitiva, la reclamación del Esequibo. Pero el problema más grave está al oeste del Esequibo, porque Guyana no solamente ha otorgado concesiones en el espacio marítimo de la zona en reclamación sino también en aguas venezolanas, sin que Venezuela proteste”, señaló el abogado Emilio Figueredo, quien durante 12 años fue embajador ante la ONU para la aplicación del Acuerdo de Ginebra.

Venezuela no aceptó ni acepta el Laudo Arbitral de 1899 que le otorgó a la entonces Guayana Británica 159.500 km2 de territorio venezolano, reconocido así en mapas desde la Capitanía General de Venezuela. Fue un documento firmado sin la presencia de jueces venezolanos, con tres de cinco personas interesadas en beneficiar a Gran Bretaña y en condiciones poco transparentes.

Seis décadas después se firma el Acuerdo de Ginebra (1966), el cual toma en cuenta las dos posiciones frente al Esequibo (Venezuela considera que el laudo es nulo e írrito y por ello se debe llegar a un arreglo, mientras que Guyana pide demostrar dicha nulidad). Establece que ambas partes deben buscar una solución práctica y mutuamente satisfactoria, y establece los mecanismos para lograrlo: negociación, buenos oficios, mediación, conciliación, arbitraje y, en última instancia, acudir a la corte internacional.

El general Oswaldo Sujú Raffo, presidente del Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela (Idefv), señala que Guyana ha sido intransigente en todos estos años, apegándose a la premisa de que se de muestre la nulidad del laudo. Y además se ha valido del artículo 5 del Acuerdo de Ginebra (el cual establece que nada de lo que haga o deje de hacer Guyana o Venezuela en esa zona, ni le da ni le quita derechos, a menos de que lo que se haga sea aceptado y firmado por escrito), para intervenir el territorio, argumentando que el acuerdo no prohíbe la explotación.

Un argumento que no es válido –aclara Figueredo-, porque Guyana tiene la posesión de la zona en reclamación, no la soberanía, según el Acuerdo de Ginebra. “Tendrá la soberanía plena en el momento en el que se resuelva el diferendo, mientras eso no pase, Guyana debe solicitar permiso a Venezuela para hacer cualquier cosa, y este hecho le da facultad a Venezuela para objetar. Pero al callar, le abrieron las puertas de par en par a Guyana”, señala el abogado, quien es presidente editor del portal Analítica.com

 

AL MARGEN DE LO LEGAL

En 1999, la ex colonia británica trazó una línea arbitraria sobre la proyección del Delta venezolano, delimitó espacios marítimos ubicados entre la cuenca de la Guayana Esequiba y la cuenca del Delta del Orinoco, los distribuyó en bloques y años más tarde entregó concesiones. Todas tocan aguas venezolanas aunque la línea trazada tiene la intención de hacer ver que todo eso es guyanés. Venezuela reclamó pero Guyana no hizo caso, recuerda el presidente del Idefv.

Se trata del bloque Pomeron, manejado por la empresa canadiense CGX y ocupando 23.000 Km2 de Venezuela; el Stabroek, en manos de la Shell y Exxon, ocupando 70.000 km2; y el Roraima, asignado a la estadounidense Anadarko Petroleum, en 13.100 Km2, precisa Sujú Raffo

También aclara que la jurisprudencia internacional, emanada del tribunal de La Haya, establece que mientras exista una controversia territorial no se puede hablar de atribuciones en el mar, por lo que no pueden delimitarse áreas marinas y submarinas. Y en el caso venezolano, está el Decreto 1.152 de 1968, que estableció la línea de base recta en el Delta del Orinoco y definió el mar territorial desde Punta Araguapiche hasta la desembocadura del río Esequibo, ordenando el patrullaje de esas aguas.

Lo que ha hecho Guyana en esas aguas puede ser considerado como un nuevo diferendo pero marítimo, dice Sujú Raffo, y advierte que “explotar petróleo o hidrocarburos en el Delta del Orinoco, zona donde Venezuela tiene plena soberanía, es casus belli, es decir, es motivo de guerra”.

 

ÁREA ESTRATÉGICA

Las pretensiones de Guyana sobre el territorio marítimo venezolano son de cuidado. Se trata de las bocas del río Orinoco y de la salida a la faja bituminosa. El territorio de un país está compuesto por la parte terrestre y la prolongación hacia el mar, según su ubicación. Así, la plataforma continental es la continuación del territorio terrestre bajo el mar. El ex embajador detalla que la plataforma suele llegar hasta 200 millas de la costa, pero en casos donde geomorfológicamente siga su extensión sin interrupciones, puede llegar hasta 350 millas.

“Esta es la única zona de Venezuela donde podemos extender la plataforma continental hasta 350 millas. Eso te da derechos inherentes y es una zona que mide aproximadamente 161.000 km2. Si se aplica lo que Guyana pretende, nos quitarán casi todo, nos quedarían menos de 70.000 km2”, detalla Figueredo.

Es una zona con inmensos depósitos de hidrocarburos, con gas y petróleo. En la zona en reclamación han explotado recursos mineros pero no han hallado hidrocarburos. Además explica que allí se dan todas las condiciones para que existan pues las corrientes del Orinoco, que durante años han arrastrado y depositado nitritos y fósiles, se desplazan hacia el noroeste, hacia la zona entre Venezuela y Trinidad, no hacia el este donde está Guyana.

“Lo que se está jugando es el futuro de Venezuela. Los venezolanos no lo saben pero hoy el Delta del Orinoco es más importante que el Golfo de Venezuela, que durante años junto al lago de Maracaibo fue la base del crecimiento petrolero. Ahora el futuro venezolano está en la faja bituminosa del Orinoco, en esa zona marítima. ¿Por qué crees que están la Shell y Exxon? Ellos deben saber más que Guyana y nosotros sobre lo que hay allí. Por ello aquí hay dos situaciones, se debe defender la soberanía del Orinoco y mantener la reclamación en el Esequibo”, plantea Figueredo, quien reconoce que en el pasado hubo errores sobre el manejo del diferendo, pero no vinculados a la ausencia de defensa de la soberanía nacional, cosa que sí ha ocurrido desde 2002, asegura.

Para Sujú Raffo, el interés político e ideológico, de la tesis del socialismo y hermandad entre países, no puede estar por encima del interés nacional y de la defensa de la soberanía. “Cualquier cosa que se permita que haga Guyana es un delito de traición a la patria, y eso no prescribe nunca. No se puede aceptar que teniendo todo a nuestro favor, ahora estemos en la posición de un país agredido por una nación a la que ayudamos”.

 

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“AQUIESCENCIA”

La actitud “displicente” de Venezuela frente a Guyana es explicada por Figueredo. “En 2002 el país corría el riesgo de que la OEA le aplicara la Carta Democrática Interamericana. Venezuela necesitaba los votos de los 15 países del Caricom, incluida Guyana, para que no se aprobara. La solidaridad internacional fue más importante que la soberanía nacional. Y a partir de ese momento el presidente Chávez cambia su posición”.

En 2004 Chávez expresa públicamente, en una visita a la capital guyanesa, que “el gobierno venezolano no se opondrá a que empresas extranjeras exploren yacimientos petroleros y gasíferos en el disputado territorio, si es en beneficio de sus habitantes”, hecho que evidencia la nueva política sobre el tema, dicen los especialistas, quienes además agregan otro hecho a este giro: la influencia de Fidel Castro. Figueredo y Sujú recuerdan que Cuba siempre apoyó a Guyana con el Esequibo, por considerar que eo imperio norteamericano se lo arrebató en alianza con los venezolanos.

“Guyana se volvió cada vez más audaz, toma decisiones unilaterales y otorga concesiones no solo en el Esequibo sino también en espacios marinos. La consecuencia es que en estos 13 años se ha hecho todo lo posible para que Guyana tenga un expediente muy fuerte en contra de Venezuela”, dice Figueredo, quien fue miembro principal de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores (Care), durante 10 años.

Considera que el país vecino debe tener registro de todas sus actuaciones sobre el Esequibo y las veces que Venezuela no ha defendido sus derechos, para apelar al principio de la aquiescencia (“el que calla otorga”); si el país no cuestionó a Guyana da a entender que le reconoce su soberanía sobre la zona en reclamación. Por ello estaría buscando resolver el diferendo en la corte internacional.

El internacionalista Rafael Sureda Delgado agrega que Venezuela tampoco ha protestado la actuación de Brasil, nación que desde hace años controla parte del Esequibo con inversiones acordadas con Guyana. “Entre los estados no hay amistades, entre los estados hay intereses”, aclara el profesor, quien formó parte de la Comisión Asesora Presidencial para la Reclamación del Esequibo (1982).

 

Venezuela debe frenar a Guyana

Con la firma del Acuerdo de Ginebra, en febrero de 1966, se iniciaron las negociaciones entre ambos países. No hubo resultados en 4 años. En 1970 se firma el Protocolo de Puerto España, que congela la reclamación durante 12 años, y es en 1983 cuando ambos países vuelven a reunirse y deciden acudir a la figura del buen oficiante. En 1989 se designa el primero, el granadino Alister McIntyre; a los 10 años es sustituido por Oliver Jackman, de Barbados, quien fallece en 2007. Pasan tres años sin oficiante y en 2010 asume Norman Girvan, de Jamaica. Estuvo hasta abril del año pasado porque también falleció. No se ha designado a otra persona.

El internacionalista Rafael Sureda Delgado, quien formó parte de la Comisión Asesora Presidencial para la Reclamación del Esequibo (1982), cuestiona que hasta ahora no se conozca públicamente ningún informe de los que debieron realizar los buenos oficiantes o los representantes de ambos países ante esta figura. “¿Están escondiendo algo?”, se pregunta. Considera que prácticamente el tema ha estado congelado desde 1966 hasta la actualidad, pues no se avanzó nada, y por tanto “ya es momento de dejar la pasividad y pasar a la acción, y eso sería retomar las negociaciones entre delegados de ambos países”.

Emilio Figueredo, quien fue embajador ante la ONU para la aplicación del Acuerdo de Ginebra desde el gobierno de Jaime Lusinchi hasta el segundo mandato de Rafael Caldera, ve necesario hacer dos cosas: proteger la plataforma continental de Delta Amacuro con un decreto, para frenar las apetencias de Guyana, y continuar con el procedimiento fijado por el Acuerdo de Ginebra hasta llegar a alguna solución satisfactoria para ambos como dice el documento.

Sobre esa solución satisfactoria, Sureda y Figueredo recalcan que obviamente no plantea que 100% del territorio sea para Venezuela o para Guyana. Sureda recuerda una tesis planteada hace años donde se propone la devolución de un espacio al norte de la Guayana Esequiba, para ampliar la salida de Venezuela al Atlántico. A su juicio eso debería aceptarse.

Para el Instituto de Estudios Fronterizos de Venezuela, partir el territorio no es una opción porque llegar a un acuerdo no es entregar, señala Oswaldo Sujú Raffo, presidente del instituto. “Guyana debe reconocer que ese territorio es venezolano. Si lo reconocen, se le puede ofrecer un apoyo para que desarrollen la zona con beneficios para ellos, con empresas mixtas”. Reitera que el país debe poner orden en las ilegalidades que está haciendo Guyana, hacer cumplir la Constitución y ser más fuerte en su posición para sentar un precedente. Además ve necesario denunciar ante organismos internacionales como la ONU la explotación sin control de un territorio que no es guyanés, donde están contaminando, deforestando y desplazando a etnias indígenas.