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#EnPocasPalabras | Xi Jinping y Vladímir Putin
La cumbre entre Xi Jinping y Vladímir Putin no se enfocó en Ucrania, sino en cómo fortalecer su cooperación para ir contra Occidente

 

La cumbre entre Vladimir Putin y Xi Jinping no arrojó lo que los optimistas esperaban, o sea una propuesta para iniciar un proceso de paz que pusiera fin al conflicto ucraniano. Fue más bien un intercambio de ideas y planes de cómo fortalecer la cooperación entre las dos superpotencias con miras a disminuir a la OTAN, los Estados Unidos y el vínculo con los países democráticos del Oeste.

La historia de las relaciones ruso-chinas y su alianza actual se basa sobre todo en la hostilidad hacia Occidente. Un análisis más estricto de la logística geopolítica revela que siempre ha existido un enfrentamiento entre los dos países, condenándolos a ser más rivales que aliados.

Video: Qué buscan China y Rusia con su relación (y cómo Xi Jinping ha apoyado a Putin en Ucrania) | Canal en Youtube de BBC News Mundo

Rusia y China han sido enemigos desde el comienzo de la expansión asiática del imperio zarista, que chocó con el “Imperio Celeste” chino, con el que sigue compartiendo una inmensa frontera territorial.

Siberia es una masa de tierra que prácticamente presiona las fronteras del norte de China, recientemente colonizadas y desarrolladas demográfica y económicamente. Pero a los dos países no se les ha olvidado que Rusia jugó un papel destacado en la coalición multinacional que intervino en 1900 para sofocar la rebelión nacionalista de los bóxeres.

Los bolcheviques seducen a China

El enfrentamiento fue liderado por Moscú, que armó “la Santa Alianza” de una docena de países imperialistas, incluyendo a Japón. Esta alianza pretendía conquistar la región nororiental de China. A cambio de su participación, Rusia se hizo con el control de toda Manchuria y, en el proceso, miles de chinos fueron asesinados por las tropas del zar.

Las relaciones bilaterales mejoraron sensiblemente cuando Rusia introdujo el marxismo-leninismo, que fue aceptado con entusiasmo por China. Como consecuencia, la cultura rusa en el siglo XX conquistó a la élite culta de China. Sus grandes figuras de la literatura, como Antón Chekhov y Nicolai Gógol, Tolstói y Dostoievski que fueron los iniciadores de un contacto con Occidente y un vínculo con las corrientes del pensamiento europeo.

Por su parte, la revolución bolchevique inició el contacto de una parte de la intelectualidad china con el marxismo. Aunque muchos líderes del partido comunista fueron educados en Europa occidental, especialmente en París (Zhou Enlai, Deng Xiaoping), el líder indiscutible del comunismo chino, Mao Zedong, tuvo una actitud de respetuosa deferencia hacia Lenin y, sobre todo, Stalin.

La ayuda militar de la URSS de Stalin fue decisiva para la victoria de los comunistas en la guerra civil china contra los nacionalistas, y que luego resultó en la fundación de la República Popular en 1949.

Se agrian las relaciones

Pero las relaciones entre los dos exponentes del comunismo mundial pronto se agriaron. La muerte de Stalin en 1953, y especialmente el comienzo de la desestalinización por parte de Nikita Khrushchev, en 1956, alejó Mao de la Unión Soviética. Mao se convirtió en el líder mundial de una versión alternativa del comunismo. Más extremista, por cierto, dirigida hacia las masas campesinas en lugar de a la clase obrera del «tercer mundo».

De allí en adelante, en muchos países subdesarrollados, desde Asia hasta África y Sudamérica, el maoísmo comenzó a competir con el comunismo de la Unión Soviética.

En términos de propaganda ideológica y apoyo a los movimientos revolucionarios armados, China a menudo chocó con la URSS. Pero detrás de esa rivalidad cada vez más acalorada –que influyó incluso en los movimientos estudiantiles de la Europa del 68– había un hecho geopolítico y estructural más importante que el ideológico.

La URSS y China, como superpotencias asiáticas, nunca abandonaron la idea de un enfrentamiento para decidir disputas territoriales. Mao llegó a creer, probablemente con razón, que la URSS estaba preparando una guerra de invasión contra China.

China se acerca a Estados Unidos

Uno de los momentos de mayor tensión se produjo en 1969, con los enfrentamientos armados entre los dos ejércitos a lo largo del río Ussuri. A partir de ese momento, la inteligencia china se declaró en estado de alerta pensando que Moscú podía desatar un ataque nuclear contra China. El trasfondo del deshielo entre Mao y Richard Nixon, en 1972, condujo a un enfoque político completamente diferente: China se acercó a Estados Unidos para protegerse de Moscú.

Después de la muerte de Mao, en 1976, Deng Xiaoping inició la transición a una economía de mercado. Se desarrolló un creciente intercambio económico con los Estados Unidos que en los años dorados de la globalización terminó con la entrada de China en la Organización Mundial del Comercio (diciembre de 2001).

Para los líderes comunistas chinos, desde Deng Xiaoping hasta Xi Jinping, Rusia es culpable de considerar un fracaso la modernización de la economía china y no perdonan a Gorbachov el haber efectivamente liquidado al Partido Comunista ruso.

De hecho, tanto los mayores representantes políticos de China, identificados como “los mandarines”, y el mismo Xi consideran que Putin y el Kremlin no son comunistas, pero sueñan regresar a la URSS para agrandar su esfera de influencia y autoritarismo.

Impenitente expansionismo ruso

Expertos políticos creen que Rusia quiere volver a comandar a Europa del Este y que China quiere dominar la región que incluye a Japón, las dos Coreas, Filipinas y Vietnam. Esto explica por qué Xi en parte apoya la intención de Putin de eliminar el posible cerco de la OTAN como la verdadera causa de la guerra en Ucrania.

Puede ser que la aparente alianza entre los dos países sea consolidada, pero se trata de una relación demasiado desequilibrada a favor de China, en los terrenos económico, financiero y tecnológico.

Rusia no está acostumbrada a desempeñar un papel secundario ni acepta fácilmente la subordinación. Pero la mayor diferencia es que Rusia ha cortado los lazos con Occidente, mientras que China sigue firme con el propósito de no perder tanto a los Estados Unidos como el resto de los países demócratas del Oeste como su principal mercado de exportación.

La diferencia es enorme: en el 2022, el comercio entre Rusia y China creció un 30 por ciento, sin embargo, este representa solamente la cuarta parte del comercio chino con Estados Unidos. Finalmente, y muy asombroso, es el hecho que China, que mantiene vastos cultivos de caraotas (frijoles) de soja, en el 2022 tuvo que importar soja de países occidentales por un valor de 380 millones de dólares.

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