Diez documentos bolivarianos | Introducción - Runrun
Diez documentos bolivarianos | Introducción

Fragmento del oficio dirigido por el Libertador a la Comisión Político-Militar del Supremo Congreso de Nueva Granada, relacionado con la Campaña Admirable / Archivo General de la Nación. Foto en el blog Papeles de Historia Venezuela

@eliaspino

La sociedad venezolana se acerca a los escritos de Simón Bolívar como si fueran versículos del Evangelio. Para la mayoría de los lectores de la actualidad, pero también para quienes los han consultado desde el siglo XIX, son la verdad revelada durante una trayectoria como la de los profetas bíblicos, o piezas de una reverenciada teología que resiste el paso del tiempo y los exámenes de la investigación profesional. A partir de ahora y durante diez entregas sucesivas, se tratará de mirarlos como lo que fueron, como lo único que pudieron ser, expresiones de una lucha política del pasado que debe someterse a análisis, como los realizados por otras sociedades con los testimonios de sus héroes y creadores.

El solo hecho de proponer esta explicación descubre la magnitud del reto. La adoración de los documentos del Libertador, promesas, talismanes, medallitas y velones incluidos; la sumisión a sus postulados, su consagración como luz irrebatible de su época y de la posteridad, obligan a una prevención inhabitual en el resto de las sociedades que miran hacia el pasado con ojos apacibles, o menos guiados por una especie de fanatismo confesional, sin colocar a sus grandes hombres en un firmamento inaccesible e inviolable. Ciertamente los respetan y persiguen su ejemplo, se nutren de sus hazañas y sus ideas, pero sin colocarlos en la casilla de las especies sobrehumanas o cuasi divinas.

En el comentario de diez textos producidos por el prócer, que se presentarán a partir de la próxima semana, se tratará de hacer como han hecho en otras latitudes con sus padres conscriptos, no sin prever la necesidad de un escudo que evite dardos y excomuniones. De allí la necesidad de esta introducción.

Conviene llamar la atención sobre el hecho fundamental que ha impedido la comprensión de la peripecia bolivariana: se ha considerado al Libertador como individuo infalible, como un protagonista alejado de las pasiones que mueven a los mortales comunes y corrientes.

Como una especie de bienaventurado a quien jamás tocaron las ambiciones terrenales, ni las pedestres incitaciones que han determinado la conducta de las criaturas grandes y pequeñas  a través del tiempo. Pero deben saber los lectores lo que en realidad fue, según señalan todas las evidencias de su tránsito, lo único que fue: un político y un hombre de armas, un fabricante de poder y un soldado dispuesto a baños de sangre. No habitó conventos, sino asambleas encendidas. En lugar de predicar la concordia, hizo terribles guerras.

Inconforme con la escena que le tocó vivir, se empeñó en hacerla distinta a través de movimientos capaces de conmoverla, de llenarla de desasosiego. ¿Cómo lograr el objetivo sin el ejercicio de la violencia, o sin el manejo cambiante de la palabra y la pluma, según han hecho habitualmente los soldados y los políticos a través de la historia? ¿Cómo hacer historia en un país de contiendas, metido en el papel de los ángeles y de los seres inmaculados?

Tales propósitos y tales maneras de actuar no han sido considerados por la mayoría de los ciudadanos venezolanos, convertidos en miembros de un culto patriótico que no admite herejías. A través de la revisión de diez documentos esenciales, en adelante trataremos de verlos desde la perspectiva del tiempo histórico de principios del siglo XIX, y de los proyectos de transformación y dominación que entonces se llevan a cabo; es decir, partiendo de los intereses que se juegan en ese tramo temporal y de los conflictos que provocan. Solo gracias a ese vínculo se puede colocar al grande hombre en su correspondiente escala, sin meterlo a la fuerza en las luchas o en las necesidades del futuro, ni glorificarlo a través de apologías superficiales y nocivas. Es un intento llevado a cabo por algunos historiadores -Carrera Damas, Caballero, Castro Leyva, yo mismo y otros pocos-, pero que todavía no se ha adentrado en los terrenos de la divulgación masiva.

A través de Runrunes ahora se abonará esa parcela accesible a todos los visitantes del portal, prácticamente inédita en estos menesteres, o solo transitada por viajantes atrevidos.

Se promete una serie capaz de sugerir una versión distinta del héroe, más seria y menos bobalicona; un trabajo sin erudiciones, pero con los pies en la tierra. Nada de Panteón Nacional, ni de celestiales homilías, nada de discursos farragosos que ocultan la verdad, nada de pudores fútiles. Se espera que los lectores topen con entendimientos de Bolívar que no han circulado en grandes espacios, ni han tenido audiencias gigantescas. Y se espera que el encuentro les haga bien, desde luego. Adiós, san Simón evangelista.

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