El miedo es libre y el culillo tiene dueño, por Armando Martini Pietri - Runrun

@ArmandoMartini

 

Nos viene a la mente con sólo darle un vistazo a las noticias, prestar atención a la mímica oficialista, conversar con personas de diferentes niveles y sectores, comprobar situaciones disparejas que se producen. Pero no es la aprehensión convulsa habitual entre venezolanos frente a la inseguridad generalizada y violación de los derechos ante la arbitrariedad abusiva de cualquier prepotente dirigente o alcabala policial-militar. Es miedo en el oficialismo. Culillo en el castro-madurismo. Terror, pánico, consternación y sobresalto, en sus cercanías.

El miedo, emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o amenaza. Su origen se encuentra en el sistema límbico, donde residen las emociones. Obedece a un mecanismo hormonal que se desencadena en la amígdala central; está presente, es libre y se percibe. 

En cualquier ambiente de la vida nacional, se observa el culillo por las sanciones que hará correr como locos a politiqueros, cómplices cooperantes, cohabitadores, bolichicos, socios corruptos y todo aquel que se preste a las vagabunderías de la dictadura. Ya no lo pueden disimular ni esconder; les brota por los poros. 

¿Había visto alguna vez al usurpador con atuendo militar más allá de una gorra verde de cortesía? Pues ya lo tiene, con simbología de ramas y soles en las hombreras al estilo cubano, enorme ¿camisa? ¿guayabera? que cubre su inmensa -cada día más gruesa fisonomía- en Miraflores y Fuerte Tiuna se degusta mejor, y en abundancia sin límite que, el resto del país no disfruta. Chávez en sus tiempos cambió los tradicionales uniformes beige y verdes del Ejército por cortados a la medida rusa, hoy su heredero, como nunca ha sido militar, se hace un equivalente de Comandante en Jefe, quizás por vaivenes y desconciertos, para que no exista duda de quién manda.

Fíjense el alboroto montado por el diosdadismo-madurismo en Maiquetía para convertir al interino Presidente de regreso de una gira que turba y desasosiega a más de un rojo rojito nervioso, en víctima que escapa vencedor de las garras y agresiones de aquella señora que, junto con chillones vocingleros aeroportuarios, molestaban más que un pthirus pubis.

El lío que armó la Vicepresidenta sancionada al viajar a los Emiratos Árabes Unidos con el pretexto de ir a Turquía, haciendo escala ilegal e indebida en Madrid, violando el espacio aéreo europeo el cual le está prohibido ingresar; y se pregunta si todo el riesgo, que ha embarrado al Gobierno de Pedro Sánchez, El coleta Iglesias y el cid campeador chimbo, nada creíble de José Luis Rodríguez Zapatero, sólo superado en su nefasto gobierno por el actual populista, torpe y embustero.

Saque números y trate de sumar la avalancha de dólares cuya circulación libre y uso a voluntad son ilícitos, sobre los cuales el régimen, que ha destruido la economía y anda negociando en yuanes, rublos, euros y un invento llamado petro que busca difundir y nadie quiere, echa la mirada a un lado, se hace el loco y hasta servicios bancarios por la libre está permitiendo. Con miedo y enculillado, permite operaciones, pero no elimina leyes que las controlan, y en cualquier momento el castrismo liado y cleptómano expropia; además vende en escondrijos clandestinos el oro que le dejan pranes, garimpeiros, maltratadores y asesinos del medio ambiente. Las divisas escasean y se acaban, han dejado vacías las arcas del Banco Central de Venezuela.

No perder de vista del transporte público popular, para darse cuenta de la desconfianza de los resignados usuarios a empezar sus traslados en un vagón del Metro atiborrado, para terminar, caminando a oscuras en los tenebrosos túneles, se accidenta o se va la luz, como sucede con cada vez mayor frecuencia; caerse de cualquier “perrera” donde viajan muchos agarrados como pueden entre saltos por el pavimento roto, curvas y frenazos de conductores desconsiderados e imprudentes.

Pregúntese cómo llega usted a su casa, sea un elegante apartamento, cajón de la Misión Vivienda o modesto rancho, sin saber si tendrá agua para bañarse, gas para cocinar la escasa comida, electricidad para saber por dónde camina o ver algo de televisión -sin contar las aburridas cadenas obligatorias de radio y televisión repletas de embustes, donde desfachatados prometen cualquier cosa y obras que nunca llegarán.

Eso para no escribir de lo que no es miedo sino certeza. No importa cuánto gane en su empleo, si lo tiene, hace años y por años más no podrá comprar completo ni gastar en nada que no sea el pequeño máximo que le alcance.

El miedo es libre, amenaza sin actuar hasta que revienta. Con el ultimátum del mundo occidental de no elecciones sin el cese de la usurpación, las sanciones a personas, bienes muebles e inmuebles, cuentas bancarias, organizaciones y un sinfín de etcéteras. Camaradas, es cosa seria, el miedo es como un volcán, que mucho alardea y nada pasa hasta que un día estalla. 

No hay reventón que por miedo no venga.