La importancia de saltar una verja - Runrun
La importancia de saltar una verja

@juliocasagar

 
Sabrán disculpar los estimados lectores el tono de anécdota personal con el que comienzo esta nota, pero lo considero necesario para poner en valor la importancia que tiene en la política tomar una decisión inesperada en el momento y en el lugar correcto.

Corría el año 1999. En una hora aciaga para la justicia del país, la Corte Suprema de Justicia había dado la razón a Hugo Chávez para emprender un proceso constituyente sin tomar en cuenta los mecanismos de reforma o enmienda previstos en la Constitución. Todo esto desemboca, luego del referéndum, en la elección de la Asamblea Nacional Constituyente con un mecanismo electoral fraudulento (el famoso Kino de Nelson Merentes) que otorgó una mayoría abusiva al oficialismo, apartándose también de las reglas constitucionales de la proporcionalidad y la representación de las minorías.

El Congreso acababa de ser electo en el mismo proceso que hizo a Chávez presidente y era un abanico proporcionado de las fuerzas políticas del país. Me desempeñaba como Primer Vicepresidente de la Cámara de Diputados que presidia un jovencísimo Henrique Capriles Radonski, quien hacia su primera incursión en la política con tamaña responsabilidad. El coronel Luis Alfonso Dávila presidia el Senado, perteneciendo al MVR.

Entre la directiva del Congreso y la de la Asamblea Constituyente, se llega a un acuerdo de funcionamiento de ambos órganos en el Palacio Federal Legislativo e igualmente sobre los roles que nos tocarían jugar en materia de legislación y tramites de créditos adicionales y demás funciones legislativas. Se trató de un “modus vivendi” civilizado que pensábamos seria acatado por el oficialismo.

Pero como la cabra siempre tira para el monte, resulta que un día llegamos a sesionar y nos encontramos que se nos niega el acceso, exactamente como ocurrió el pasado 5 de enero. Nos dirigimos a la Alcaldía Metropolitana donde Antonio Ledezma nos cede sus espacios para sesionar. Me toco presidir aquella sesión conjunta y nuestra resolución fue dirigirnos de nuevo al palacio a tomar posesión del Hemiciclo donde habíamos estado funcionando.

Las puertas seguían cerradas. La Guardia Nacional ya había desplegado un cordón de seguridad y los colectivos armados nos rodeaban y amenazaban. De pronto, así como fue San Pablo derribado por un rayo en algún lugar del camino a Damasco, un rayo de pensamiento nos dice que había que dar el paso, mejor dicho, el salto a la verja para ir a recuperar lo que se nos estaba arrebatando.

Lo hice en primer lugar y un grupo de diputadas y diputados hicieron lo propio. Al otro lado los guardias nacionales se nos abalanzaron y nos rociaron con gas pimienta a la par de que nos golpeaban salvajemente. Recuerdo a Carlos Melo, fajándose con un «robocop» que nos golpeaba.

Por algunos minutos perdí el sentido y solo lo recuperé en el despacho de Luis Miquilena, que presidia la Constituyente, adonde habían llegado unos paramédicos para atendernos. Permítaseme de nuevo el abuso de la anécdota para reseñar que, al volver en mí, lo primero que vi fue la cara de Aristóbulo Isturiz, vicepresidente de la Constituyente (se imaginaran el susto, yo pensé que había muerto y estaba en el infierno). Todos trataban de quitarle hierro al asunto y Aristóbulo se me acercó para decirme: “Okey, Julio, este round nos lo ganaron”.

En efecto, para ese momento, aquellas imágenes habían dado la vuelta al mundo y hasta Chávez se puso al teléfono y aunque no se disculpó quiso saber cuál era mi estado de salud. Por primera vez y, gracias a aquel gesto, el talante dictatorial del régimen se ponía de manifiesto. Eso les hizo recular. Nos fue permitido el acceso y el Congreso siguió trabajando hasta que se aprobó la nueva Constitución en referéndum.

Algo parecido mutatis mutandi ha ocurrido este 5E en Venezuela: la imagen de Juan Guaidó saltando la verja ante la oposición de los esbirros, le ha salido cara al régimen. De un solo golpe se ganó la reprimenda de tres de sus más importantes aliados en América Latina: México, Argentina y Uruguay que demuestran así que no seguirán cualquier disparate de Maduro. Logró, además, que las fuerzas opositoras se reagruparan de nuevo en torno a la figura de Guaidó; hizo que hasta el partido de Timoteo Zambrano no pudiera acompañarlos en la patraña; la fracción 16J, que debatía su abstención frente a la reelección, votara a favor y que la inmensa mayoría de aliados de la AN a nivel internacional se pronunciara de manera concluyente contra el abuso.

Entonces, los rounds del 5 y del 7 se ganaron ampliamente. La pelea sigue. En una ocasión, un entrenador de boxeo me dijo que a los peleadores se les entrena para que aguanten todos los rounds del combate para que ganen por decisión y que, si sale el KO, pues bienvenido sea.}

Vienen más asaltos. De la inteligencia y buena estrategia de las fuerzas democráticas dependerá que ganemos la pelea por puntos o por un recto a la mandíbula del que Maduro no pueda pararse.

Por ahora, hemos enderezado la pelea y ganado estos eventos cruciales.