El castrismo azul excluyente y exclusivo, por Armando Martini Pietri - Runrun
El castrismo azul excluyente y exclusivo, por Armando Martini Pietri

SE SUELE PENSAR QUE EL CHAVISMO es expresión y sucesión de errores, analfabetismo, ignorancias, chantajes, corrupciones, por supuesto, defensa e insistencia en la incompetencia, por eso acumula fracasados, deshonestos, desconcertados de la vida, desde el modesto nivel laboral hasta grandes desastres empresariales, económicos y políticos.

Aunque esa percepción tiene mucho de real, no es tan precisa, ese tipo de ejemplares también se encuentran en sectores que tienden a suponer mejores preparados, respetuosos de los derechos humanos y ciudadanos, inteligentes, capaces de pensar, analizar, tomar decisiones, considerar las leyes, respetar opiniones ajenas con espíritu democrático del cual tanto se alardea. Y entre ellos, demás está decirlo, estarían los valientes, defensores a cara expuesta, corazón firme sus principios, reclamos y argumentos. Pero demasiadas veces la confabulación cómplice oportunista se camufla, se cuela, se integra en los sitios menos esperados, se hace parte del escenario y no nos percatamos hasta que nos asalta la ingrata sorpresa.

Por ejemplo, en importantes exclusivos -también e inevitablemente excluyentes-, sitios de encuentro a los cuales ingresar es un triunfo personal y familiar, donde sobrias directivas de comprobada conducta votan en secreto, cambian escrutinios a placer y conveniencia, si aprueban una gestión, aceptan o no un nuevo miembro que será juzgado, por su capacidad económica, trayectoria personal, desempeño en los negocios, y conducta pública.

Distinguido tradicional, si se cumpliera siempre, y se cumplió en Venezuela muchos años, aunque de un tiempo para acá, lo popularmente conocido como nariz parada ha llegado ese estilo burdo, procaz, altanero, prepotente que es el chavismo; y algunos de los históricos apoyaron hace algo más de dos décadas creyendo gobernarían aprovechándose a través de un tonto útil militar, sin grandes calificaciones académicas, derrotado en su intento de adueñarse del poder, haría lo que le dijesen hiciera. Sin embargo, les salió respondón, consiguió su faro veterano, astuto, cruel, y experimentado en eso de guiar tontos.

Grupos limitados, absolutistas, exclusivistas, no sólo integrantes de conspicuas estirpes, preparados en los mejores institutos nacionales e internacionales. Juegan golf, tenis, practican equitación, disfrutan de amplias piscinas, acogedores bares, comedores y salones de fiestas, cuidan con especial afecto yates de diversos tamaños y capacidades, avionetas, vehículos blindados.

Son el tipo de personas nacidas, educadas para ser líderes ciudadanos, pero en su desarrollo algunos se comportan como patanes, soberbios, superiores, jefes de mafias y pandillas, contra los que hacen reclamos razonables y en cuanto alguno les gruñe, se silencian optando por la complicidad, demostración de esta enfermedad mental y espiritual que es el castrismo, sea chavista, madurista o de cualquier tendencia roja o azul dependiendo de corrupciones a defender y enjuiciamientos a evitar, nos ha infectado en los órganos menos esperados.

Algunos escépticos y experimentados con el conocimiento de lo venezolano, manifiestan, más vale político conocido que rico por conocer. Parecen tener razón, quizás porque frecuentan sin pertenecer, ventaja de la vida, a cierta edad han pasado dictaduras oprimiendo ciudadanos y reprimiendo políticos. Se requiere construir desde las bases un nuevo país con expertos, enarbolando la democracia como bandera sencilla, emocional, obviando a dirigentes pedantes por soñar excesos y la consecuencia final del acceso al poder de los rezagados que años atrás fueron rechazados o mantenidos bajo control y vigilancia inteligentemente por experimentados.

Hasta que se agotó, cargados de fracasos, militares de bajas calificaciones, ricos con abundancia de ambiciones no entendieron, por sus egoísmos, el país, como toda expresión humana, cambiaba, le dieron vueltas a la tuerca y la aislaron.

Ahora el país flota con dificultad, la nave revolucionaria de la ignorancia, incapaz de nadar a favor ni en contra de la corriente, mientras nos ahogamos unos tragan grueso, persisten en errores y aceptan lo que en sus familias ni empresas aceptarían.

Que cese la usurpación, haya un gobierno de transición y ejecuten elecciones libres, democráticas confiables, son condición indispensable, pero sólo la apertura. El camino verdadero es cambiar a una ciudadanía, quienes sufren, causan sufrimiento, sólo piensan en sí mismos y siguen sin entender realidades.

Los que reclaman en privado y enmudecen en público son cómplices de lo bueno, también de lo malo. Callan para no sufrir “el que dirán” ni enfrentar “el repudio de unos pocos”, lo más grave, insignificante y lamentable, “no me meto para evitar líos”.

El triunfo del status quo, tramposo, ruinoso, es hoy lastimosamente innegable, en 20 años Venezuela no ha podido superar al chavismo, sus consecuencias y derivaciones, pero, más triste aún porque era mucho más fácil, salir, derrotar a sus imitadores y pares. Ello dice extremadamente mal de nosotros. ¡Despertemos, salgamos del silencio encubridor! porque sólo será temporal, acabará pronto; Venezuela no es una sociedad de indecentes vagabundos e indecorosos; no está derrotada, jamás será sumisa, menos fallida. Sin embargo, al descuidarnos, seguir temerosamente afónicos, no estaremos lejos de ese desconsolado destino.

«Por difícil y prolongada que sea la terrible experiencia no intentaremos llegar a ningún acuerdo ni toleraremos la menor negociación; tal vez demostremos misericordia, pero no la pediremos.» Winston Churchill.

 

@ArmandoMartini