La gira cancelada, por Carolina Jaimes Branger
La gira cancelada, por Carolina Jaimes Branger

OrquestaNacionalJuvenildeVenezuela

 

Quien asesora a Nicolás Maduro pareciera ser su peor enemigo. Haber cancelado la gira de la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela a los Estados Unidos fue un exabrupto que hizo aparecer al jefe del estado como un inculto, por decir lo menos. Me imagino que a él eso no le importa, pero al país que quiere superarse, que cree en los valores que provienen de la cultura, sí. Y es que la cultura es la bandera de presentación de un país y para nosotros los venezolanos que nos conozcan y nos reconozcan por El Sistema es algo que nos llena de orgullo. Y eso debería pasarnos a todos, empezando por Maduro. Pero no, el señor optó porque lo sigan reconociendo por sus desaciertos y su incultura, sus tropelías y sus constantes violaciones a los derechos humanos. Mala cosa.

Un país sin cultura es como un cuerpo sin alma. La cultura es lo que nos diferencia de los animales. Y la música es una de las más sublimes expresiones del ser humano. Pero Maduro optó porque en el exterior se entienda abiertamente el horror que es su gobierno, en vez de mostrar la cara hermosa, civilizada y pujante que representan nuestros músicos.

El 24 de agosto se presentó en el Centro de Acción Social por la Música -como siempre antes de una gira, pero ahora sin gira- la Orquesta Nacional Juvenil de Venezuela. El programa, el que iban a tocar en los Estados Unidos. El teatro estaba a reventar. Asistieron, entre muchos otros, maestros integrantes de otras orquestas y profesores de los jóvenes ejecutantes.

El concierto comenzó por la Quinta Sinfonía de Prokofiev, en un alarde de virtuosismo sin igual. La segunda parte, con un aire más contemporáneo y más latino, los jóvenes interpretaron Fast Machine de John Addams, el Sensemayá de Revueltas, El Caimán de nuestro compatriota Paul Desenne, El Batuque de Oscar Lorenzo Fernández, 3 Versiones Sinfónicas de Julián Orbón, el Tico Tico de Zequinha de Abreu, el Mambo de Bernstein y la Tric Trac Polka de Strauss. Todo bajo la dirección del joven director Andrés David Ascanio, hijo del Maestro Ulyses Ascanio y sobrino del Maestro Abreu. De casta le viene al galgo … El público deliró. Los muchachos respondieron entusiasmados, a pesar de la frustración que les representó el que les hubieran cancelado la gira a última hora. Y es que no es para menos: años de preparación, audiciones, ensayos, trabajo, trabajo y más trabajo, sacrificios, esfuerzo, palabras que no existen en el vocabulario del régimen. Pidieron que los acompañaran en el escenario los profesores que los habían preparado para la gira. Diecinueve maestros subieron al escenario. Al final, desplegaron la Bandera Nacional y tocaron el Himno Nacional que todos coreamos.

Quizás Maduro cree que se vengó de Gustavo Dudamel por sus declaraciones. Ahí estuvo bravuconeando y burlándose del venezolano más famoso en el mundo. Le exigió que se comportara con “ética”. Le dijo que esas cosas le pasaban por haberse metido en el campo de la política. Con su actitud arrogante y estúpida, porque no tiene otro calificativo, Maduro más bien se hizo el harakiri. Todo el mundo civilizado, el mundo al que pertenecen nuestras orquestas, sabe que el gorilón venezolano en un arranque de malacrianza  canceló una gira de conciertos que cuando se cancelan, es por fuerza mayor -enfermedad súbita del director, catástrofes naturales- y no por debilidades menores.

Ya vendrán mejores tiempos cuando nuestros jóvenes podrán expresarse a través de la música sin chantajes, sin amenazas y sobre todo, sin sandeces.

 

@cjaimesb