En Vargas se convive con los miedos que dejó la tragedia - Runrun
En Vargas se convive con los miedos que dejó la tragedia

NO EXISTE EN LA HISTORIA DE VENEZUELA una experiencia de catástrofe natural de la magnitud de la llamada tragedia de Vargas. De hecho, las lluvias extraordinarias y los deslaves del 15 y 16 de diciembre de aquel 1999, que cambiaron la geografía y el destino de la entidad costera, son considerados uno de los peores desastres del continente americano.

Pero no solo la geografía de Vargas cambió esos días. También lo hizo su gente, esa a la que la vida se le dividió en un antes y un después de la tragedia.

Pasadas casi dos décadas, ya una generación de varguenses sabe sobre aquella tragedia solo por referencia de padres y abuelos. Vargas parece vivir en normalidad, a pesar de las huellas que persisten barrio adentro. La tragedia es cosa del pasado, pero solo hasta que llueve con cierta intensidad. En ese momento, los miedos se desbordan tanto como las aguas y el lodo lo hicieron diecinueve años atrás.

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