Cómo durante un día traté de conseguir carne, dinero en efectivo y gasolina en Maracaibo
Cómo durante un día traté de conseguir carne, dinero en efectivo y gasolina en Maracaibo

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Gustavo Ocando Alex

BBC Mundo

 

Primer martirio: la gasolina.

José Espinoza, empleado de una estación de servicio de la calle Cecilio Acosta de Maracaibo, toma su café -negro, poco azúcar-, sentado a dos metros de su puesto de trabajo. Está relajado, despreocupado. No hay gasolina y su oficio es, por ahora, nulo.

«Tengo 30 años acá y es primera vez que he visto algo así. Antes, la gasolina nos duraba tres días, pero ahora no pasa del día y medio», me dice, a las 8:00 de la mañana, mientras comparte su bebida conmigo.

El déficit de combustible evolucionó a pasos agigantados hasta arropar todas las gasolineras de Maracaibo, la Costa Oriental del Lago y los demás municipios del estado Zulia, considerado la meca de la explotación petrolera venezolana.

La carencia del carburante es frecuente desde el año pasado en el occidente de Venezuela, pero usualmente se circunscribía a los fines de semana y se solventaba cada lunes o martes.

Lo extraordinario de la última semana es que la escasez se extendió durante siete días sin explicación o remedio oficial. Filas kilométricas bordean las estaciones de servicio de toda la ciudad en plena víspera navideña.

Zulia se ralentizó a medida que el transporte público y de mercancías mermó. Escenas similares se viven en regiones vecinas, como Táchira y Barinas.

José sabe que su relax es momentáneo. «En otros tiempos, había una que otra colita, pero ahora esto se desborda. Estos días no he podido ni ir al baño cuando estoy trabajando».

El aviso de «cerrado» no termina de espantar a decenas de choferes que se agolpan con sus carros, camionetas y camioneras a las afueras de la gasolinera. Los atrae, al contrario, como miel.

Rubén Rincón, dueño de una empresa de construcción, madrugó para ubicar su camioneta Ford 100 de vieja data y carrocería carcomida de segunda en la cola.

El día anterior perdió dos horas de trabajo en vano: la estación se quedó sin combustible cuando solo faltaban unos pocos carros para llegar a la meta.

«Vivo en La Curva de Molina, al oeste, pero me vine para acá porque allá están todas las estaciones abarrotadas», cuenta a BBC Mundo, acompañado de uno de sus tres hijos.

Corre el rumor de que una gandola (vehículo de carga con remolque) de la empresa estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) proveerá de combustible a la gasolinera y que, en cuestión de dos horas, se abrirán de nuevo las puertas.

«Hoy dije que no iba a arriesgar y me vine».

Hace seis días, apelé a esa práctica de moda: llené el tanque de mi carro en solo 45 minutos gracias a uno de esos madrugones en una estación cercana. En la oscurana, me sentí como un campeón de mil medallas.

Es una alegría tísica. En unos pocos días, el ritual deberá repetirse. No hay día donde no mida las distancias o chequee el nivel del tanque. A eso ha quedado reducido el ciudadano promedio en la región andina de Venezuela: a un usuario ávido de gasolina en una nación millonaria en hidrocarburos.

Petróleos de Venezuela admitió el miércoles, seis días luego de la exacerbación de las colas, que hubo un retraso en el despacho de combustible «en parte del país debido a las medidas de bloque internacional contra Venezuela».

Entiéndase: el gobierno culpa a las sanciones económicas aplicadas por países como Estados Unidos contra miembros del gabinete socialista de Nicolás Maduro.

La empresa se disculpó con el pueblo venezolano y, en cinco tuits, explicó que hubo un rechazo de los pagos de parte del Estado venezolano del servicio de cabotaje o transporte marítimo de insumos para la refinación de gasolina.

La Asamblea Nacional Constituyente ventiló, apenas días antes de la crisis, el inminente aumento de la gasolina a un dólar por litro. La carestía también coincidió con la declaratoria de una «guerra contra la corrupción» en Pdvsa de parte de la Presidencia, la Fiscalía y la Contraloría.

El general Javier Benchimol, comandante de la Zona de Defensa Integral del occidente venezolano, garantizó que antes de Navidad se normalizaría el suministro de gasolina en Zulia.

Occidente, no obstante, aún sigue sediento de gasolina, con miles de ciudadanos dispuestos a pagar plantones durante horas para obtener suficiente combustible para franquear en paz estos días de diligencias, compras y traslados en la menguada época de Navidad en Venezuela.