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#MonitorDeVíctimas | Conas mató a dos expresidiarios en Lara
Testigos aseguraron que las víctimas fueron ejecutadas. Según la versión de las autoridades, ambos hombres murieron en un enfrentamiento. El hecho ocurrió en el municipio Jiménez

Wisley José Gutiérrez Flores, de 30 años de edad, y José Manuel Urdaneta Rodríguez, de 31, murieron a manos de funcionarios del Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (Conas) de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). El hecho ocurrió en el caserío El Pozón, ubicado en el municipio Jiménez, estado Lara.

Ambos eran expresidiarios y tenían una meta: trabajar la agricultura para «regenerarse», así lo señalaron familiares de las víctimas. Wisley y José Manuel se conocieron en uno de los penales en los que coincidieron e hicieron amistad porque eran de Quíbor. Tras salir de la cárcel se buscaron para trabajar juntos y el pasado 4 de noviembre decidieron ir a visitar las tierras donde laborarían.

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Ese miércoles al mediodía los dos hombres salieron de la comunidad La Ceiba II en un camión 350, que era manejado por José Manuel y en el que llevaban unas semillas, un ventilador. Sus planes eran instalarse ese mismo día en las tierras que trabajarían.

«Cuando iban por La Tinaja de Quíbor fueron interceptados por una camioneta del Conas y los obligaron a irse hasta el caserío El Pozón. Ellos (los funcionarios del Conas) los bajaron frente a una vivienda, los arrodillaron y los asesinaron a tiros», indicó un familiar de Wisley.

Minutos antes del crimen, los militares, fuertemente armados, amedrentaron a los vecinos del mencionado caserío y los obligaron a meterse en sus casas. Sin embargo, en el lugar hubo testigos que aseguraron haber visto cómo ocurrieron los hechos y desmintieron la versión del enfrentamiento que ofrecieron posteriormente las autoridades.

Según el reporte militar, los dos hombres eran miembros de la banda de Josué Ángel Santana, alias el «Santanita», que se dedica a extorsionar y lanzar artefactos explosivos en negocios comerciales para que las víctimas paguen las llamadas vacunas, es decir, a entregar dinero a cambio de que no atenten contra sus vidas.

Los familiares de Wisley desmintieron esta versión, aseguraron que no pertenecía a ninguna banda y que no conocía a «Santanita». Detallaron que había estado detenido desde 2013 y que para el día de su asesinato sólo llevaba 20 días en libertad.

De cola en cola

Wisley había recobrado su libertad a mediados del pasado mes de octubre. El último sitio de reclusión en el que estuvo fue la cárcel de El Dorado, ubicada en el estado Bolívar. Sus parientes contaron que el día que quedó fuera del penal decidió trasladarse a Lara, su tierra natal.

Como no contaba con dinero tuvo que pedir que lo llevaran gratis: unas 17 horas de trayecto, aproximadamente. Sus familiares detallaron que las ansias de estar en casa eran tantas que no le importó viajar de «cola en cola».

«Llegó muy flaco, estaba desnutrido. Wisley estuvo en varios penales del país, pero el más fuerte fue El Dorado, por lo lejos, porque no podíamos visitarlo. Cuando llegó a Quíbor lo que quería hacer era trabajar para mantener a sus tres hijos de 10, 9 y 2 años de edad», comentó uno de sus parientes, quien por temor a represalias no quiso identificarse.

Wisley había estado detenido por los delitos de porte ilícito de arma de fuego y homicidio, mientras que José Manuel estuvo preso por robo y porte ilícito de arma de fuego.

José Manuel tenía tres meses en libertad. Se supo que una vez que salió de la cárcel se fue del país, pero regresó a los pocos días porque tenía en mente trabajar en la siembra.