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DDHH Olvidados | Karen Palacios no ha dejado de tocar el clarinete con la esperanza de que la música la ayude a sanar

Karen Palacios
Andrea González
Hace 11 meses
Pese a que la carrera musical de Karen iba bien encaminada, esos sueños se apagaron el 1 de junio de 2019 cuando fue detenida, bajo engaño, por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim)
A cuatro años de lo que tuvo que vivir, Karen no tiene libertad plena. Pese a que su régimen de presentación debía durar solo ocho meses, todavía tiene que presentarse en tribunales mensualmente
“He seguido tocando con la esperanza de que la música me ayude a sanar todo. La música siempre ha sido para mí la más grande creación de Dios”, señaló la joven

@Andrea_GP21

 

Una denuncia hecha en Twitter fue el detonante para detener arbitrariamente a la clarinetista Karen Palacios. El 1 de junio de 2019, cuando tenía 25 años, fue apresada después de denunciar en la red social que le habían cancelado un contrato en la Filarmónica Nacional de Venezuela.

La razón para cancelar el contrato de Karen fue haber firmado en la consulta popular que la Asamblea Nacional electa en 2015 intentó organizar para el año 2017, para rechazar la creación de una Asamblea Nacional Constituyente (ANC). Solo bastó tener una postura política contra al oficialismo para que se le cerraran las puertas en una carrera musical que con tanto esfuerzo había construido.

Palacios, quien tenía el puesto de primer clarinete en la Filarmónica, escribió un hilo en Twitter donde se desahogó por la cancelación del contrato. “Cuando ellos me llamaron para ofrecerme el contrato ¿por qué no me dijeron que era requisito pensar igual que ellos?, lógicamente no hubiese tocado todo este tiempo”, expresó la joven en ese momento.

Este evento representó, además, una violación al derecho al trabajo pues, según el artículo 77 de la Ley Orgánica del Trabajo, se considera un despido justificado “cuando el trabajador o trabajadora ha incurrido en una causa prevista por esta ley”. En el caso contrario, cuando es injustificado, ocurre cuando “se realiza sin que el trabajador o trabajadora haya incurrido en causa legal que lo justifique”.

 

También, el artículo 26 de dicha ley prohíbe “toda discriminación en las condiciones de trabajo basada en edad, sexo, raza, estado civil, credo religioso, filiación política o condición social”.

Luego de su denuncia, Karen comenzó a recibir ataques y amenazas en redes sociales y sus tuits durante las protestas empezaron a ser citados. En ellos expresaba enfado por la situación y por el abuso de los cuerpos de seguridad. Por eso fue acusada de “instigar a la violencia”.

Una vida dedicada a la música

Karen nació en Los Teques, estado Miranda, y toda su vida ha residido en el municipio Carrizal. La joven cuenta que inició en la música a los 11 años y que fue una de las fundadoras del Núcleo Carrizal del Sistema Nacional de Orquestas. A pesar de que inició tocando el violonchelo, instrumento que ejecutó durante seis años, dice que siempre quiso ser clarinetista.

“A los 17 años mi mamá, con mucho esfuerzo, logró comprarme un clarinete. Allí me cambié de núcleo a San Antonio de los Altos y empezó mi vida como clarinetista. A los seis meses ingresé en el Conservatorio de Música Simón Bolívar”, declaró la joven en entrevista con Runrun.es.

 

Fue en el año 2019 que ingresó en la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. Ha tocado como invitada con la Filarmónica de Caracas, la Sinfónica de Venezuela, en otros estados como Apure y Anzoátegui. Además, desde el año 2012, imparte clases de su instrumento.

Al perder su contrato con la Filarmónica, sintió impotencia. “Tenía tiempo ya tocando para esa orquesta. Era responsable y dedicada con mi trabajo, estudiaba muchísimo para estar al nivel de lo que se me exigía”, relató la joven.

También, cuenta que le pagó a un amigo para tocar en la orquesta como segundo clarinete, ya que no había otros que tocaran el instrumento. “Nada fue valorado, sentí que mi trabajo había sido en vano. Pero sobre todo, mi tiempo fue irrespetado”, cuestionó la clarinetista.

Detenida bajo engaño

A pesar de que la carrera musical de Karen Palacios iba bien encaminada, esos sueños se apagaron el 1 de junio de 2019 cuando fue detenida bajo engaño por funcionarios de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim).

Estos funcionarios llegaron a la casa de la joven fingiendo ser profesores de música y le dijeron que irían al Centro de Protección a la Víctima, ubicado en el Palacio de Miraflores, para hacerle una entrevista sobre su denuncia. Pero la realidad es que todo fue un engaño y pasó 38 días en la Dgcim y otros siete en el Instituto Nacional de Orientación Femenina (INOF) de Los Teques.

“Fueron días terribles, no me dejaban ver la luz del sol. Estuve esposada muchas veces. Me negaban mi bombonita del asma. Me quitaron todo lo que mis familiares con esfuerzo lograban enviarme, tanto comida como ropa y libros. Nunca tuve la visita de un abogado mientras estuve en el Dgcim. Ellos lograron llenarme de miedo y tristeza”, relató la mujer.

 

Mientras estuvo detenida, algunas organizaciones no gubernamentales, como Justicia, Encuentro y Perdón, denunciaron que la joven fue víctima de torturas psicológicas.

A Palacios se le imputó el delito instigación al odio y fue recluida a pesar de tener una boleta de excarcelación fechada desde el 18 de junio. En los tribunales se le pidió a su madre que no hiciera público el caso de su hija porque «iba a ser resuelto próximamente». Un mes después, la defensa de la joven fue asumida por el equipo del Foro Penal Venezolano.

“Nunca un buen día”

A cuatro años de lo que tuvo que vivir, pese a que fue liberada el 16 de julio de 2019, Karen Palacios no tiene libertad plena. Aunque su régimen de presentación debía durar solo ocho meses, todavía tiene que presentarse en tribunales mensualmente.

Además, toda esa amarga experiencia le ha generado consecuencias en su vida las cuales, dice, no las sabe del todo.

“Por ahora estoy lidiando con estrés post-traumático, depresión, bipolaridad, ansiedad, trastornos de sueño y ataques de pánico. No he vuelto, en estos 4 años, a ser yo misma. Me duele mucho no ser una persona estable, tengo días muy malos, días regulares pero nunca un buen día”, contó la joven.

 

Desde su detención, Karen ha querido irse del país, pero no tiene la estabilidad emocional ni económica que se requiere para hacerlo. “Tampoco tengo mi libertad plena. No quiero huir”, dijo.

Pero el clarinete de Karen Palacios no ha dejado de sonar. “He seguido tocando con la esperanza de que la música me ayude a sanar todo. La música siempre ha sido para mí la más grande creación de Dios”.

Actualmente, a sus 29 años, la joven toca en la Orquesta Simón Bolívar. “Y sí. Me siento orgullosa de hasta donde me ha llevado la música”, expresó.

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