DDHH olvidados | Igbert Marín Chaparro: una huelga de hambre para ser escuchado - Runrun
DDHH olvidados | Igbert Marín Chaparro: una huelga de hambre para ser escuchado
El militar Igbert Marín Chaparro fue detenido en marzo de 2018 por efectivos de la Dgcim. En 2021 hizo una huelga de hambre en protesta a las torturas y tratos crueles que ha sufrido durante su detención

@ValeriaPedicini

Igbert Marín Chaparro estuvo 17 días en huelga de hambre en las celdas de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). El 21 de diciembre de 2021 tomó la decisión en protesta por las torturas, tratos crueles e inhumanos que ha sufrido desde su detención. 

A través de un comunicado al Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, al Comité de la Cruz Roja Internacional y a la Nunciatura Apostólica pidió que fuera visitada la celda conocida como “La casa de los sueños”, en los calabozos de la Dgcim, para constatar las condiciones de encierro que debe enfrentar diariamente los presos políticos venezolanos. 

El teniente coronel perdió seis kilos durante la huelga de hambre. Su salud se deterioró, así que su defensa y familiares habían pedido conocer su estado actual. Fue evaluado por psicólogos y médicos, quienes le hicieron un examen forense. También, se conoció que fue visitado por representantes del Ministerio Público en materia de derechos humanos. 

La Coalición para los Derechos Humanos y la Democracia indicó que era urgente que se dictara una medida humanitaria para el teniente coronel. Además, recordó que la salud y la vida de los privados de libertad es responsabilidad del Estado. “La salud y la vida de los presos políticos debe ser respetada y garantizada como la de toda la población carcelaria”, escribieron en un tuit.  

La huelga de hambre fue levantada el pasado 6 de enero. Esto ocurrió después de que la Oficina de la Alta Comisionada para los DDHH de Naciones Unidas en Venezuela ingresara al recinto para constatar el estado de salud de Marín Chaparro.

“Luego de que las autoridades se comprometieran a atender algunas de sus demandas, el tcnel. Igbert Marín Chaparro, levantó la huelga de hambre”, informó a través de Twitter el abogado defensor Alonso Medina Roa.

¿Por qué está preso?

Igbert Marín Chaparro fue detenido el 16 de marzo de 2018 dentro de Fuerte Tiuna, el principal cuartel militar del país, por efectivos de la Dgcim junto a otros siete oficiales. Estuvo días sin que nadie supiera de su paradero, lo que constituye una desaparición forzosa.

Fue trasladado hasta el Ministerio de la Defensa para una reunión con el ministro Vladimir Padrino López, y los generales Jesús Suárez Chourio e Iván Hernández Dala.

Desde entonces ha estado recluido por más de tres años, pese a que una orden del tribunal que llevó su causa ordenó su traslado al Centro de Procesados Militares de Los Teques, conocido también como la cárcel de Ramo Verde. 

El entonces jefe del Batallón Ayala fue presentado en tribunales militares, donde se le acusó de presunta traición a la patria, instigación a la rebelión y delitos contra el decoro militar. 

En diciembre de 2020, el militar fue condenado a siete años y seis meses de prisión. De allí surgió la orden de traslado a Ramo Verde que no se ha materializado. 

Por el contrario, fue llevado a «La casa de los sueños», lugar denunciado por organismos internacionales -entre ellos la Misión de Determinación de Hechos- como un establecimiento de torturas para aquellas personas detenidas en esa sede. Este sitio se trata de unas pequeñas celdas de 3×2 metros donde un detenido puede estar aislado o hacinado. 

Según un testimonio del preso político, publicado en la cuenta de Twitter de la Coalición para los Derechos Humanos y la Democracia, fue sometido a siete días de torturas. Detalló que le pusieron bolsas en la cabeza con gases lacrimógenos, lo golpearon y le fracturaron costillas. “El médico forense no hizo nada al igual que los fiscales”, cita el tuit. 

“Desde el inicio de su encarcelamiento él ha denunciado violación de sus derechos fundamentales, torturas, tratos crueles, falta de atención médica oportuna, violación al debido proceso, lo que lo llevó a iniciar esta acción de protesta pacífica como lo es la huelga de hambre. Esperamos que pueda superar este escenario, es un tema muy traumático para la familia, muy complejo desde el punto de vista de la defensa, hay mucha frustración porque estamos ante un caso de retardo procesal evidente”, denunció Roa.

Salud en riesgo

Yocelyn Carrizalez, abogada y esposa del militar, ha denunciado que su esposo comparte celda con otras dos personas, “y sus condiciones de salud no han mejorado desde que lo notificamos a tribunales. Presenta hipertensión grado 2, tiene varicoceles y ha sufrido varios episodios de escabiosis (sarna). También ha perdido en gran medida la visión por uno de sus ojos”

Durante su reclusión, Marín Chaparro sufrió de COVID-19. Las secuelas de esta enfermedad le dejaron una fibrosis pulmonar, que se comprobó luego de un examen médico en octubre de 2020. “Eso está evidenciado en informes médicos que le han hecho en el hospital militar. Eso no ha mejorado ni mejorará mientras siga en ese lugar (…) Hasta ahora no lo han trasladado al médico para continuar con su tratamiento”, dice su esposa.

“Nuestra familia se pregunta si es que tampoco van a acatar la orden del juez y lo van a dejar allí (en la Dgcim) siete años, o en realidad cuatro años más porque ya lleva tres, sin posibilidad de hacer redención de pena porque la Dgcim no es un centro formal de reclusión, es un centro preventivo. Esto nos conmueve”, afirma Carrizalez. 

Las autoridades de la Dgcim tampoco explican por qué no dejan ingresar a los niños a visitas familiares, que se han visto mermadas por la pandemia por covid-19. Esto también ha afectado su alimentación, pues han tenido que llevarles alimentos perecederos. El único momento que pueden comer comida preparada es solo durante la visita, que dura una hora. 

“Mi hija menor casi no conoce a su papá, tenía un año cuando lo detuvieron y yo se lo muestro por fotos para que no se olvide. Mi hijo mayor es quien más sufre la detención de su padre porque no entiende el hecho de que no permitan las visitas, de porqué no puede ver a su papá. Ha sido muy difícil, tanto la situación de tener en la familia a un privado de libertad como por la pandemia, ha sido cuesta arriba afrontarlo”, menciona Carrizalez.