Caso de Daniel Morales revela cadena de violaciones al debido proceso #Detenidos18M
Allegados de Daniel Morales narran cómo ha vivido la familia la “pesadilla” de su detención
“EN LA TARDE DEL MIÉRCOLES sonó el teléfono: ‘Acabo de ver una foto de tu hijo en Venezolana de Televisión, dicen que es integrante de una banda pagada por la oposición’. Así fue como nos enteramos de que lo tenían detenido”, relata un familiar de Daniel Morales, uno de los siete jóvenes detenidos el pasado 18 de mayo, día de la manifestación que llevó a cabo la oposición en Plaza Venezuela.
“Cuando recibimos esa llamada nos volvimos locos. Su papá había pasado la tarde del miércoles recorriendo las sedes de las policías y del Sebin intentando hallar a Daniel. No sabía si estaba o no entre los detenidos, pero igual salió a buscarlo. En ningún lado le informaron dónde estaba su hijo”, narra el familiar, quien pidió que su nombre no fuera publicado.
No lo sabían, pero la cadena de violaciones al debido proceso no hacía más que comenzar.
“Daniel nunca estuvo en la marcha, no fue sorprendido en flagrancia ni existía una orden judicial para aprehenderlo, no aparece en ningún video y no ha sido señalado por ningún testigo, de modo que se trató de una detención arbitraria. Daniel salió de su universidad, ubicaba en Plaza Venezuela, en horas del mediodía; al encontrar la estación del Metro cerrada emprendió camino hasta Chacaíto. La detención se produjo en ese trayecto, fue interceptado justo frente a la sede del Sebin de Plaza Venezuela; lo golpearon en la nuca y se lo llevaron a golpes a dicha sede”, describe Jeannette Prieto, abogada que junto a Juan Carlos Herrera y María Fernanda Torres, conforman el equipo legal del Foro Penal Venezolano que lleva el caso.
La siguiente línea de tiempo enumera las violaciones al debido proceso cometidas en el caso de Morales.
Así comenzó la pesadilla
Cerca del mediodía, hora en la que normalmente Daniel sale de clases, sus padres comenzaron a preocuparse. Algo pasaba, su hijo no atendía el teléfono.
Allegados de Daniel cuentan que su papá no dejaba de repetir: “Yo no entiendo por qué Daniel no ha llegado; por qué no atiende el celular, estoy muy angustiado porque no aparece; me voy a mover para ver dónde está, tengo miedo”. Esa mañana, el papá de Daniel lo había dejado frente a la Universidad Alejandro de Humboldt, donde el joven cursa el propedéutico.
“Dios mío, esto es una pesadilla. Daniel estuvo en el lugar y en el momento equivocado, no lo entiendo, son cosas que no deberían pasar. Cómo pueden acabar con una familia, cómo el poder les permite llevarse a alguien por delante; yo no puedo entender tanta maldad. Daniel tiene que salir de allí; Daniel es inocente. Lo agarraron porque les provocó armar una historia; esta es una aberración que solo sucede en las dictaduras; yo le pregunté a Dios por qué no me había escuchado, pero yo sé que sí me escuchó. Nadie se merece esto”, narra entre lágrimas su familiar.
“Daniel sigue en la sede del Sebin, aún no hemos podido verlo, te imaginarás la angustia. Uno no cree que estas cosas pasan hasta que te pasan a ti; cuando uno no tiene nada que ver con política nunca piensa que esto te puede pasar; somos gente trabajadora, gente honesta. No es posible que tú te lleves a unos jóvenes por delante por un tema político”, lamentan sus familiares.
“Sus padres son como dos zombies, son dos almas en pena, su mamá lo que hace es llorar. El mundo tiene que conocer esta situación, la realidad de lo que están haciendo con estos muchachos”, afirman sus allegados.
“No tienes idea de la cantidad de personas que nos han dado su apoyo, esto también ha servido para recibir muchas muestras de solidaridad. El día de la audiencia sus primos se raparon el coco en solidaridad porque esperaban que lo iban a dejar en libertad”, describen.
“Sabes, junto a Daniel está detenido un muchacho que vive en la calle, es analfabeta y Daniel lo está enseñando a leer. Así es él”, dice su familia. El muchacho es Deivis Rodríguez, de 20 años, detenido tras la manifestación e imputado por instigación, agavillamiento y daños violentos.
Prieto agrega otro dato sobre el carácter de los detenidos: “No sé quién les facilitó una Biblia, pero el caso es que tienen una y los muchachos se reúnen en círculo a rezar los Salmos y el Rosario; unas personas señaladas como delincuentes no se sientan a rezar un Rosario y a pedirle a Dios, no solamente por ellos, sino por todos los presos que están en esa su misma situación”.