@Sincepto: “Es muy apasionante estar en la línea de fuego”
@Sincepto: “Es muy apasionante estar en la línea de fuego”

@AdrianitaN

Profesión: Productor audiovisual

Ejercicio: Fotoreportero de NTN24

Edad: 29 años

Fue publicista hasta los 25. Tiene 4 años tomando fotografías.

Rafael Hernández (mejor conocido como @sincepto) es el primer fotoperiodista detenido por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) luego de que varias de sus patrullas, estacionadas en frente de la sede del Ministerio Público de Parque Carabobo, fuesen incendiadas el 12 de febrero de 2014. “Yo fui a hacer una cobertura para el diario El Nacional y para la revista Exceso. Ese día me detienen -una detención arbitraria-. Me agarraron entre todos y me cayeron a golpes, me empezaron a echar gas pimienta en la cara, por los pelos me arrastraron”.

Cree que es “un milagro de Dios” el hecho de haber salido en libertad rápidamente. También atribuye una parte a su astucia: “Habían agarrado a un periodista de un ministerio y lo soltaron rapidísimo y entonces yo esperé un rato y dije: ‘yo soy el periodista que iban a soltar, yo soy’. Donde yo estaba retenido era muy cerca de la oficina de un amigo mío y empecé a gritar su nombre y pedir que él dijera que yo era periodista. Al rato vinieron a preguntarme si yo era el periodista del ministerio y yo dije: ‘¡coño, me salvé!’. Me hicieron firmar un acta que decía que yo era testigo de lo que había pasado ese día”.

Su celular, sus tres lentes y sus dos cámaras (que contenían el registro desde el momento en que hieren a Bassil Dacosta, hasta que se lo lleva la ambulancia) no corrieron con la misma suerte que él. “Todo me lo quitaron, más nunca se supo de eso”, lamenta. El 18 de febrero -fecha en que se entregó Leopoldo López- Hernández confiesa que “andaba con una paranoia que no podía ni ver a un policía cerca”, pero desde ese momento se dijo: “este es mi trabajo, es lo que tengo que hacer”. Decidió crearse un alias y continuar haciendo registro del conflicto.

El 12 de marzo de 2014, Hernández estaba en la salida de la Universidad Central de Venezuela que da hacia Plaza Venezuela, registrando el forcejeo entre un cordón de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y un grupo de jóvenes que querían, a como de lugar, entregar un documento en la sede de Petróleos de Venezuela de La Campiña. “La policía no los iba a dejar pasar porque, supuestamente, había una manifestación chavista del otro lado. Los jóvenes no se quisieron ir y empezaron a chocar con la policía. Yo me concentré en el momento cumbre, en el momento en que ya no hay punto de retorno. En ese choque, pero ese choque es desigual”, asegura.

La foto resultó ser como si Hernández mismo hubiese dirigido a sus protagonistas. “Logré captar ese momento en el que se abre la escena y quedan de un lado los muchachos y de otro la policía. Todo resultó ser como yo lo hubiese pintado. Hay elementos muy importantes: la máscara de Anonymous con la bandera de Venezuela, la pose tan intimidante de los policías, se nota el gas en el ambiente”, detalla.

Los careos entre Hernández y los cuerpos de seguridad del Estado también han sido desiguales. El fotógrafo reclama que el gremio se ha convertido en la “sopita” de los funcionarios policiales. “Tú entras a una protesta, un disturbio, lo que sea, los policías te ven mal parado y ahí mismo te van a disparar. En una ocasión yo estaba haciendo una foto y había un policía a unos tres metros y me disparó una bomba lacrimógena. Me dio en la pierna, pero me apuntó a los genitales, pero por suerte para mi, pegó más abajo. No me pude levantar como en tres días. Donde nos veían, nos gaseaban”, denuncia.

Una foto publicada por @sincepto el

Sin embargo, cree que el rol de los fotoperiodistas termina siendo brindar “un poquito de reivindicación social” al poner en evidencia las arbitrariedades en contra de los ciudadanos comunes. “Todos queremos tener un país más digno, más respetuoso de los derechos humanos. Uno a estas alturas piensa que no va a causar mucho efecto, pero al menos uno denuncia y cumple con su parte. Tengo un compromiso con la audiencia en esta situación de cerco mediático absoluto, hay muy pocos sitios en los que uno pueda decir lo que esta pasando”, alerta.

¿Miedo? No, euforia y pasión. “Es muy apasionante estar en la línea de fuego y tener la habilidad o la suerte de captar el momento que te traduce en una sola imagen todo lo que está pasando. Es súper eufórico”, asegura.