Cataluña optó por la independencia en la consulta soberanista
Cataluña optó por la independencia en la consulta soberanista

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Vía BBC Mundo

La opción independentista se impuso ampliamente en la consulta soberanista informal celebrada este domingo en Cataluña, en la que participaron algo más de dos millones de personas, según datos provisionales facilitados por el gobierno catalán.

Alrededor de 5,4 millones de electores mayores de 16 años -una cifra que algunos medios españoles sitúan en 6,2 millones- estaban llamados a expresar en las urnas su opinión sobre el futuro político de la región situada en el noreste de España, en una votación no vinculante que fue calificada de «farsa» por el gobierno de Madrid.

Según la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, con en 88,4% de los votos escrutados, un 80,7% de los participantes votaron a favor de la independencia.

Un 10,5% de los votantes se decantaron por que Cataluña se convierta en un estado dentro de España y el 4,5% se declararon contrarios a la independencia.

Los organizadores de la consulta -en la que también han votado miles de catalanes que residen en el extranjero- dijeron que calculan que cuando acabe el conteo, la participación rondará los 2,2 millones de personas.

 

«Éxito total»

 

Tras el cierre de las urnas a las 20:00 hora local (19:00 GMT), el presidente catalán Artur Mas aseguró que el proceso participativo del 9N ha sido un «éxito total» y que los «más de dos millones de personas» que han votado han dado «una lección de democracia en mayúsculas» en una cita que ha servido para demostrar que «Cataluña quiere gobernarse a sí misma».

Mas -quien se dirigió a la prensa en catalá, castellano, inglés y francés- avisó al gobierno de Madrid de que los catalanes quieren «decidir su futuro pacífica, libre y democráticamente», y dijo que proceso soberanista no va «en contra de España ni en contra de nadie».

Por su parte, Oriol Junqueras, presidente de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), una de las fuerzas políticas independentistas impulsoras de la consulta, dijo que los resultados de participación «han desbordado las expectativas» y calificó la jornada de «extraordinaria».

El ministro de Justicia español, Rafael Catalá, también compareció tras el cierre de los puntos de votación para decir que la de este domingo ha sido una jornada de «propaganda política» que «no tiene ningún tipo de validez democrática».

Catalá acusó a Arur Mas de promover el 9N para «ocultar su fracaso» de no haber podido celebrar la verdadera consulta, y señaló que la Fiscalía recaba datos para ver si existen responsabilidades penales por la celebración de la votación, que había sido suspendida por el Tribunal Constitucional español.

Previamente, otras fuentes del gobierno de Mariano Rajoy aseguraron que el 9N es «inútil» y que el comportamiento del presidente catalán «dificulta mucho el futuro».

Según informa la agencia de noticias EFE, el gobierno de Madrid no otorgó fiabilidad a las cifras de participación aportadas por la Generalitat, pero subrayó que esos datos reflejan que la gran mayoría de catalanes, dos tercios en concreto, no ha querido participar en una «farsa».

 

ESPANA-CATALUNA

 

«Medida desproporcionada»

 

La jornada de votación de este domingo se desarroló sin incidentes de importancia.

Los juzgados de guardia de varias localidades catalanas -como Barcelona, Tarragona o Badalona- rechazaron ordenar la retirada de las urnas para la votación soberanista instaladas en espacios de titularidad pública, argumentando que sería «una medida desproporcionada».

La solicitudes de retirada fueron presentadas a modo de denuncia por varios partidos unionistas y también por ciudadanos a título individual con el objetivo de frenar la votación.

La Fiscalía de Cataluña, a instancias de la Fiscalía General del Estado de España, abrió el sábado diligencias de oficio para determinar si el uso de locales públicos para la consulta informal sobre la independencia constituía delito o no.

Sin embargo, en sus informes de este domingo a los juzgados de guardia el ministerio público se pronunciaron en contra de la retirada de las urnas.

 

 

¿Y ahora qué?

 

La votación de este domingo fue el resultado de cerca de dos años de tira y afloja entre el gobierno catalán y el Ejecutivo de Mariano Rajoy, que hasta ahora se ha negado a reformar la Constitución española para dar validez jurídica a un hipotético referéndum sobre la independencia de Cataluña.

El presidente catalán Artur Mas dijo tras la consulta que se han ganado «el derecho a un referendo definitivo y, si puede ser, acordado y pactado» con Madrid.

Según destaca el diario español El País, Mas no ha querido decir este domingo si planea convocar elecciones anticipadas como le piden otras formaciones independentistas como ERC o la CUP, que se han mostrado partidarias de una declaración de independencia unilateral.

Ello, según El País, se debería a que el mandatario catalán cree que el resultado de la consulta le da margen para intentar una negociación con Rajoy, si bien no espera que el presidente español autorice un referéndum soberanista.

Desde Madrid el gobierno del Partido Popular siempre se ha mostrado contrario a reformar la Constitución y ha insistido en que la soberanía nacional reside en todos los ciudadanos españoles, lo que considera impide que los catalanes puedan decidir unilateralmente sobre la independencia.

Mientras, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) apuesta por reformar la Carta Magna para dar un nuevo encaje a Cataluña en una España federal.

 

El poder psicológico de votar en Cataluña

 

La periodista venezolana Andrea Daza Tapia relata en su blog, La Azotacalles, más detalles de primera mano cómo fue la experiencia en estas votaciones para los catalanes, las diferencias que pudiesen tener con algún otro sufragio y el efecto que tuvo en toda España.

 

A continuación el relato completo:

 

 

 

Querían un referéndum y les dijeron que no. Propusieron una consulta y les dijeron que no. Entonces, le dieron la vuelta a la tortilla española y los catalanes hicieron un “proceso participativo”.

Este domingo, luego de semanas y meses al borde de la lucha de titanes, contra todo pronóstico, se instalaron 6.695 mesas de votación, atendidas por 40.000 voluntarios, en 942 municipios del territorio catalán. El efecto psicológico es que sí. Que hubo un referéndum. Y la gente salió a votar.

“Esta es nuestra Diada particular”, dice Francesc, un voluntario de Sabadell que ha venido a la singular Badia del Vallés, ciudad de la periferia barcelonina. En Lleida, en Girona, todo el mundo habla de las colas. Aquí no. Esta es la Tijuana del soberanismo catalán. “En Badía todo es extremo”, dice Ramón, otro voluntario: “Extrema derecha, extrema izquierda”. Y sin embargo, toda la mañana fue de entrar y de salir votantes.  

 

 

No fue una votación normal. Después de la suspensión de la segunda propuesta, las condiciones debían cambiar. No se hizo en los centro electorales “de siempre”, sino en 1.317 locales propiedad de la Generalitat de Cataluña: institutos educativos, por ejemplo. No hubo un censo preestablecido, sino que se fue armando a partir de la participación. No hubo una junta electoral, sino voluntarios. Y también observadores internacionales: 4 eurodiputados, 2 diputados regionales, 2 estatales; venidos de Bélgica, Francia, Alemania, Eslovenia, Suecia y Reino Unido.

El diario El País la calificó de “inútil” porque no es vinculante, El Periódico de Cataluña de “ensayo general”: una manera de cifrar apoyos. Todo parece indicar, sin embargo, como escribió el periodista David Miró en el diario catalán Ara, que este domingo 9 de noviembre fue “la primera gran victoria psicológica del proceso catalán”.

No era lo que querían, no tendrá los efectos que querían, pero se hizo. En parte, porque al gobierno central tampoco le convenía la imagen de arrebatar urnas electorales, en un proceso no vinculante. Hechos de este calibre sólo hubo pocos y muy puntuales, como cinco tipos que intentaron romper una urna en un instituto deGirona. Fue la anécdota y no la regla.    

 

 

El segundo boletín de participación, al final de la jornada, superó el límite de los dos millones de personas. Con casi el 90% de las papeletas contadas, la “consulta sobre el futuro político de Cataluña” arrojó un 80% a la opción del Sí-Sí. ¿Quiere que Cataluña sea un Estado? En caso afirmativo, ¿quiere que sea un Estado independiente? Son estas las preguntas que acordaron el 12 de diciembrelos partidos del bloque soberanista, liderados por el president Mas.

Y todavía se puede seguir votando del 10 al 25 de noviembre, en las siete delegaciones del gobierno catalán. No. No es un proceso usual, pero es uno en el que han coincido corrientes políticas con corrientes sociales. “Lavado de cerebro”, despachan rápidamente los críticos. Pero es esa sintonía la que ha desembocado en esta sensación de logro que se respira en Barcelona, que no decrispación, ni de guerra, ni de odio. Es una manera de leerlo y en los días por venir se harán otras lecturas y extrapolaciones de los resultados.  

 

 

Tendrá que haber un cambio”, dice Deysi Ochoa, una cubana que tiene 15 años viviendo en Barcelona. “Mi hija nació aquí y es catalana”. Este 9 de noviembre lo pasó como voluntaria. A la salida de uno de los dos institutos de Badia, militantes de partidos de izquierda recogían firmas “para denunciar ante el Parlamento Europeo que España no los deja hacer una consulta legal”.

Mientras tanto, el partido Unión Progreso y Democracia (UPyD) presentó una segunda denuncia contra el president Artur Mas por “desobediencia yprevaricación”, al haber seguido adelante a pesar de la suspensión del Tribunal Constitucional. El partido catalán Ciutadans realizó un acto paralelo por “la democracia”. El ministro de Justicia dijo que la Fiscalía valorará lasresponsabilidades penales de los organizadores. Y el presidente Mariano Rajoy ya ha declarado que no le da ninguna validez a los resultados de la participación. Mañana, y el día después de mañana, el “problema catalán” seguirá estando ahí.