El nuevo ministro de las Ciudades de Brasil, Bruno Araújo, revocó una autorización gubernamental para la construcción de 11.250 viviendas del programa habitacional Minha Casa, Minha Vida, otorgado el día anterior a la suspensión de la presidenta Dilma Rousseff. ​          ​

Se trata de una medida “cautelar”, en vista de que la autorización fue otorgada sin disponer de los recursos necesarios. La medida, dijo Araújo, no va contra el programa habitacional en sí, el cual será “mantenido y perfeccionado”. ​         ​

Las unidades afectadas corresponden a un otorgamiento bajo la modalidad de “entidades”, que atiende a familias con ingresos familiares mensuales inferiores a R$ 1.800 (US$ 516).

El nuevo gobierno de Michael Temer tiene razones para “perfeccionar” esta modalidad; de la primera fase, durante el gobierno de Luiz Inázio “Lula” da Silva, más de la mitad de viviendas contratadas está pendiente de entrega; durante la segunda fase, del gobierno de Rousseff, solamente fueron concluidas 8,9%.

​Bajo la modalidad de entidades, los recursos se asignan para la adquisición de los terrenos y luego, entregas al ritmo de las obras; cada atraso en la culminación significa recursos muertos. Las asociaciones y movimientos sociales pueden contratar con las constructoras, pero son los ingenieros de los estatales Caixa Econômica Federal (CEF) y Banco do Brasil, quienes tienen la responsabilidad de los avances.