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Impacto

Yeannaly Fermín Jul 04, 2014 | Actualizado hace 10 años

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1. Suelo iniciar mis intercambios diarios en Twitter con una selección de los titulares que considero más relevantes de las informaciones nacionales. Generalmente es la mera noticia, con referencia a la fuente, y en algunos casos, acompañada de un breve comentario crítico. A lo largo del día me zambullo en este caudaloso río de comentarios, noticias y opiniones en una forma más libre, expresando de manera más abierta mis pareceres en los cuales la ironía juega un papel relevante. 

Curiosamente, esta semana, a raíz de la declaración oficial del gobierno según la cual el apagón que dejó a medio país a oscuras era consecuencia de un ventarrón, caí en cuenta de una situación altamente paradójica: muchas de las informaciones ciertas que publico resultan poco creíbles para las amables personas que me siguen, mientras que otras, absolutas irreverencias, son tomadas como verdaderas. De manera que “¿de verdad?”, “¿eso es una joda?”, “con esta usted se pasó profesor”, “¿eso es un chiste?”, son expresiones, interrogantes, regulares de mi timeline.

2. Con la noticia de la interrupción eléctrica ocasionada por un ventarrón publiqué un tuit reseñando la sospecha de Nicolás Maduro de no descartar que el aludido ventarrón pudiera haber sido “inducido”. Al instante llegaron los tuits incrédulos con la pregunta: “¿Eso es una joda?”. Pero no, no era ninguna broma, era una citación casi literal de las declaraciones iniciales del señor Maduro, hoy cuestionado heredero del Comandante galáctico. 

Otro ejemplo reciente ha sido la publicación de un tuit, con referencia al diario La República (portal ecuatoriano de periodismo digital), con la información de que, a Diego Armando Maradona, Telesur (o sea, el gobierno venezolano) le paga 
4 millones de euros por el programa De zurda que transmite ese canal. En realidad, la información completa que publica el diario es que el monto referido es por la firma de un contrato a cuatro años con la empresa televisiva. Igual de escandaloso, por supuesto, pero mis amables seguidores no dan crédito a esa información y plantean la interrogante: “¿Me estás jodiendo?”.

Días atrás reboté la información publicada por la Agencia Venezolana de Noticias: “Fiesta del Tamunangue rindió homenaje a san Antonio de Padua y Chávez en el Cuartel de la Montaña”. Los inmediatos RT celebraban el supuesto chiste añadiendo otros comentarios jocosos sobre el difunto que descansa (sic) en ese singular espacio que es a la vez una tumba, un paseo turístico, sala de reuniones y agencia de festejos.

Hace apenas dos días escribí, luego de oírla en VTV, que “componen una canción llamada Maduro es pueblo”. Pero, igualmente, los comentarios se fueron por la chanza dándole poca credibilidad a una información absolutamente fidedigna.

3. No quisiera repetir aquí algunas irreverencias que me he atrevido a publicar, recurriendo al humor sencillo o a la ironía más cruda, de manera de llamar la atención sobre algún despropósito de Maduro o de alguno de la cúpula que lo acompaña. Me resulta evidente el exabrupto, o la barbaridad que en ocasiones logro ficcionar, que me es difícil imaginar que se pueda tomar como verdad. Como ocurrió una vez que comenté que el difunto presidente incluiría una morrocoya en el Escudo nacional.

Algunos, en ocasiones, me piden alguna fotografía para convalidar lo planteado o bien agregan comentarios o argumentos que dan fe de la veracidad de lo que escribo: algo producto de la invención.

En fin, no los culpo, ni a los crédulos ni a los incrédulos, más bien en descargo de estos fieles seguidores reconozco que, trágicamente, en Venezuela vivimos en un mundo al revés. 

Cuando uno viaja (cosa que solía ocurrir en el pasado) o cuando se conversa con un visitante extranjero es cuando se hace más evidente la incredulidad sobre las cosas que aquí vivimos y padecemos. Por ejemplo, muchas personas toman como un chiste la información veraz de que en nuestro país el Himno Nacional que oímos en ceremonias oficiales (no digamos ya en eventos proselitistas) es cantado y animado en la voz del fallecido presidente. Y los amigos insisten en no creer: “Are you kidding me?”, “Tu te moques de moi, mon ami?”.

Y, trágicamente, no es chiste.

@olucien

El Nacional 

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La Unidad corre el riesgo de convertirse en un ritornelo vacío, en un exhorto como el de «hay que querer a los niños» repetido con la correa presta en la mano, en una contraseña para hacer precisamente todo lo contrario: actuar por cuenta propia sin consultar a nadie. La oposición democrática se organizó alrededor de la MUD para coordinar sus acciones y gracias a ello tuvo éxito -no todo el que se hubiese querido- para presentar al país una opción sólida y creíble. Los más de siete millones de votos logrados en las últimas presidenciales son más que elocuentes al respecto, como lo son las alcaldías que se mantuvieron y las que se ganaron en las elecciones regionales. Sin embargo, quedó en el aire opositor la sensación de haber fracasado y hubo quienes se encargaron de alimentar con ahínco esa sensación, con el objetivo de debilitar el esfuerzo unitario.

Los dirigentes de la MUD que organizaron La Salida actuaron de buena fe, no cabe la menor duda, pero lo hicieron sin consultar a sus pares del  equipo al que pertenecían en una movida fuera de juego cuyas consecuencias finales son suficientemente conocidas. Llama la atención que no han realizado un mínimo balance, una rendición de cuentas, al menos ante sus seguidores por no decir ante el país, que permita valorar en su justa medida la iniciativa que arriesgaron por su cuenta. Sin ese paso previo, los llamados a la Unidad suenan vacíos. Y además se lo deben a quienes arriesgaron su integridad física al seguirlos.

Pero digamos que el regreso a casa, al menos de algunos, es sincero y su voluntad de enmienda genuina. Se entiende, además, que son hijos pródigos con derechos y por tanto el retorno se hace  acompañado de la exigencia de que, antes que nada, se acepten las «equivocaciones» cometidas por todos y se discutan sin tapujos. Es decir, nosotros nos extraviamos del rumbo unitario por culpa de ustedes y por tanto el rosario lo rezamos juntos y las indulgencias me las gano yo. La MUD tendrá que dar de nuevo muestras de paciencia, y aceptar estas y otras extravagancias argumentales en aras de la Unidad.

No le vendría mal una discusión abierta y en voz alta con todos sus miembros, especialmente con los inconformes, para que queden claras las diferencias y, una vez limpios de polvo y paja, establecer bajo candado una estrategia común y dedicarse a implementarla sin remilgos ni personalismos fatuos. Eso no implica sacrificar liderazgos, ni ceder los espacios de influencia pública genuinamente conquistados. Por el contrario, sería una manera de revalidarlos mostrándole al país un equipo dirigente capaz de llevar a cabo un proyecto unitario. Convendría, eso sí, declarar una veda temporal de «selfíes» y asumir que la responsabilidad de derrotar democráticamente a la burocracia gobernante es una tarea conjunta de quienes dirigen a la oposición. Nadie por cuenta propia tiene la fuerza suficiente para lograrlo.

Las elecciones parlamentarias se avecinan con la fuerza de una locomotora. Sería criminal distraerse, como en el circo, tratando de mantener todos los platillos girando al mismo tiempo sobre una vara: constituyente, renuncia, revocatorio, corriendo de un lado al otro sin más objetivo que estar en movimiento. Las legislativas pueden ser un espacio para consolidar realmente la Unidad y presentar un conjunto de candidatos capaz de derrotar a un PSUV agrietado y a un gobierno cada día más cuestionado. Ya la sola escogencia de los candidatos, si se hace transparentemente, constituiría una potente plataforma para continuar el esfuerzo de hacer avanzar, más allá de las fronteras de la oposición actual, la necesidad de un cambio.

La MUD debería abrir el proceso de consultas para empezar a determinar desde ya los métodos de escogencia transparentes que le den confianza a quienes quieran postularse en el marco de la oposición. En la práctica, ese sería el único ejercicio unitario creíble y con pegada. Unidad para las legislativas.

@JeanManinat

El Universal 

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Qué sucede cuando ocurre un apagón? Lo primero -y lo más repetido en cada uno de los venezolanos que sufrimos el apagón del viernes pasado- fue sin duda recordar a las madres de algunos de los altos dirigentes del gobierno nacional, aunque, el sentido con que lo decimos en esta tierra caribeña, realmente no tiene nada que ver con sus madres. Nadie está pensando en ellas que, además, no tienen culpa alguna. El insulto va dirigido directamente a ellos. Cuando alguien dice «el C… de su M… fulanito» realmente está descargándose a fulanito. El pasado viernes varios «fulanitos» fueron recordados.

Lo segundo que todo venezolano de inmediato hace es tratar de llamar por teléfono a sus familiares para preguntarles dónde están y si tienen luz. Si le cae la llamada, verifican que tampoco hay luz en esa zona distante de su sitio de trabajo. De inmediato exclama a sus compañeros de trabajo: «esta vai… es grave, en mi casa tampoco hay luz». 

Comienza la espera del ansiado regreso del servicio y comienzan también las expresiones «creció la iguana», «los zamuros tumbaron una línea con su peso»o «ahora ¿a quién culparán?» 

Los trabajadores de Corpoelec se dicen entre ellos: «ya nos van a culpar a nosotros de saboteadores internos de la cuarta república» (quizás para curarse en salud, esta vez salieron ellos a denunciar la falta de mantenimiento del sistema eléctrico). 

Los dirigentes de la MUD esperan que en cuanto regrese el servicio el gobierno declare: «esto es parte del sabotaje eléctrico que forma parte del golpe continuado que es parte del proceso desestabilizador que pretende ser parte de los intentos de la burguesía de la derecha apátrida para acabar con la revolución bolivariana, pero ¡no pasarán!». Y, acto seguido, vendrá el corolario: «hemos ordenado una investigación hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga».

En nuestro caso, mientras verificamos que el apagón afectó a todo el municipio y ordenamos el despliegue policial de patrullaje para tratar de minimizar el impacto de semáforos apagados y evitar que los delincuentes asalten a la gente, además de pensar en todo lo que todo el mundo piensa, recordamos a un grupo de bolichicos que recién estatizada la extinta Electricidad de Caracas -y luego cuando fue absorbida por Corpoelec- fueron colocados en altos cargos de dirección en la corporación eléctrica y, a los dos o tres años, salieron forrados de dólares a vivir como jeques en el exterior, sin que nadie aquí diera la más mínima explicación de tan súbitas riquezas. 

Esos bolichicos, que estuvieron dirigiendo la compra de plantas eléctricas y se encargaron de no sé cuántas adquisiciones de equipos para la generación eléctrica, entran y salen del país con total libertad. Nadie los nombra, nadie los toca, no hay fiscalía que haya actuado, no hay tribunales, no hay procedimientos concluidos en la Contraloría. Cuando me hablan de iguanas, zamuros, golpe continuado, sabotaje eléctrico o investigaciones hasta las últimas consecuencias, los recuerdo a ellos. Muchachitos «bien» adoptados por la revolución, que saquearon las arcas públicas con sobreprecios y adquisiciones de bienes que nunca llegaron o nunca sirvieron y a los que nadie recuerda o quiere recordar en el gobierno nacional. ¿Quiénes los protegen? ¿Con quienes compartieron el «negocio» de sobreprecios con dólares de Cadivi?

Estado de alerta

A las horas, cuando finalmente el servicio eléctrico se repuso progresivamente, luego que todos los organismos de emergencia del municipio estuvieron trabajando o en estado de alerta ante cualquier eventualidad que pudiera haber ocurrido, luego de evaluar cuántos controladores de semáforos se dañaron con el apagón -sabiendo que no hay nuevos en el país para sustituirlos pues para eso no hay dólares-, luego de recorrer gran parte del municipio viendo las largas colas en las paradas de transporte público, o de ver a miles de ciudadanos caminando tratando de trasladarse hacia sus hogares, luego de todo eso y mucho más, aunque más nadie los recuerde, yo sí recuerdo a los bolichicos, viviendo como millonarios en ciudades muy iluminadas, en donde el alumbrado público sí funciona y en donde sus costosas neveras no se dañan pues nunca se va la luz.

Quiero que sepan que aunque ni la fiscalía general, ni los tribunales, ni el Gobierno nacional quiera acordarse de ustedes, que aunque el pueblo venezolano no sepa quiénes son, dónde están y cómo viven, hay al menos una persona que sí se acuerda de ustedes (no de sus madres, quienes seguramente ninguna los crió para que se convirtieran en ladrones del pueblo). Y espero que más temprano que tarde la justicia los alcance, como a tantos otros corruptos que arruinaron a nuestra Venezuela durante estos años.

 

@GerardoBlyde

El Universal

Jovenes-viaje
Lamentablemente en Venezuela se viene incrementando la exportación de jóvenes. Es un fenómeno que comenzó desde los inicios de la primera década del nuevo siglo y en los dos últimos años se ha acelerado. Las comunidades de venezolanos en varias ciudades de Estados Unidos, Canadá y España tienen ya tradición, y hay estudios que así lo reportan. Las hay más recientes en varias ciudades de América Latina. Según la última encuesta de Datanálisis, el 25% de la población manifestó tener un familiar o amigo que se ha ido de Venezuela y el 9% planea emigrar este año, para lo cual ya ha hecho alguna investigación o trámite. Es claro que la conversión del deseo en realidad termina siendo más bien moderada, pero impresiona que esta expectativa haya tomado esas dimensiones.

Según reporta Datanálisis, las razones señaladas están vinculadas al deterioro de la situación nacional. La inseguridad y el impacto de la crisis se mencionan como las causas principales que motivan a pensar en salir del país. La mayor disposición a emigrar la expresan los estratos socioeconómicos medios y altos, los profesionales y los más jóvenes.

La UCAB realizó una encuesta nacional de juventud entre los meses de julio-septiembre del año 2013. En el estudio se evidencia, en el caso específico de los jóvenes (población entre 15 y 29 años), que el 27% está predispuesto a emigrar del país. Esta expectativa está presente en todos los sectores sociales, sin embargo es mayor en la medida en que se avanza en los estratos socioeconómicos.

Según este estudio, la gran mayoría con deseo de emigrar se ubica entre 20 y 29 años y la razón principal es mejorar socioeconómicamente, siguiendo muy de lejos la realización de estudios. Llama la atención también que la inseguridad ciudadana ocupa más bien un lugar marginal frente a las razones señaladas. Es decir, los jóvenes quieren emigrar fundamentalmente para encontrar las oportunidades de trabajo e ingreso que no encuentran en su país.

Vivimos un drama. Exportamos recursos humanos, jóvenes capacitados en el país que pondrán su talento al servicio de otros países que no invirtieron en ellos. Nuestra migración es atípica con respeto a otras naciones de América Latina, expulsamos a gente con alto potencial para el desarrollo del país. Seguro que quienes con sus gríngolas ideológicas leen estos datos argumentarán que no hay por qué preocuparse, pues quienes se van son los burgueses que no encuentran lugar en la revolución. A estos les digo, que solo las más crueles dictaduras expulsan hacia el exterior a su gente más formada, perdiendo talento e inversión interna. Y son los pobres quienes más lo lamentan, pues les están quitando sus potenciales aliados para salir de la pobreza. 

El Universalfjvirtuoso@ucab.edu.ve

Partido-Socialista-Unido-Venezuela-PSUV-

La semana pasada analicé (El Nacional, 26-06) lo que en mi opinión podría dividir a la oposición. Hoy examinaremos lo que divide al régimen. Un campanazo lo dio la carta de Giordani, cuya importancia solo estriba en que documentó lo que todo el mundo sabía: 1) Que en el régimen la corrupción es galopante. 2) Que Maduro no le hacía caso (menos mal) y 3) que en el chavismo hay un grupo radical que todavía cree en el cuento del socialismo del siglo XXI y en el Plan de la Patria. A esta altura, permítanme una digresión. El mayor error de Maduro ha sido hablar y hablar y recordar a cada instante al difunto, conversar con su espíritu a través de un pajarito y dormir en La Montaña frente a su féretro. A Maduro lo han responsabilizado, injustamente, por el desastre que le dejó Chávez. Sin embargo, el aumento de la inflación, la escasez y las protestas populares son responsabilidad de Maduro, quien, con el aparente apoyo de la cúpula militar, ha aceptado la represión por ser la única manera que conocen los uniformados para administrar el caos. Pero si la crisis se agudiza, aumenta la protesta popular y Maduro y su régimen pierden el poco apoyo popular que todavía tiene, las bayonetas no tardarán en retirarle su apoyo y aquí puede ocurrir cualquier cosa.

El ala radical del régimen, que todavía cree en pajaritos preñados, es una clara, aunque peligrosa, minoría pero, después de llevar a Chávez a poco menos que a olor de santidad, será difícil cambiar drásticamente de rumbo sin riesgo de provocar una rebelión interna que puede derivar en un conflicto armado. La tragedia del chavismo es que no puede seguir gobernando bajo los postulados del “Plan de la Patria” porque la economía, la política y los militares le pasarán factura. Pero si toma las decisiones apropiadas como la unificación cambiaria y su suspensión gradual, sincerar los precios de bienes hoy subsidiados, que son muchos, incentivar al sector privado y despedir al gabinete, sobre todo al que hoy parece el hombre fuerte (Rafael Ramírez), en un periodo más o menos corto, se disparará la inflación y la pobreza aumentará críticamente, lo que causará más protestas populares y Maduro será, para muchos, un traidor. A mí no me preocupan las pugnas internas por el poder ni de la oposición ni del régimen. No creo que las supuestas diferencias entre Maduro, Cabello, Rodríguez, Ramírez y otros tengan mayor importancia. El problema es cómo mantendrá el régimen el apoyo militar cuando ya hay oficiales que han dicho que “si hay que cambiar de rumbo, pues así será”, palabras más, palabras menos. El gran dilema del régimen es que no se puede sacudir la memoria de Chávez y sus instrucciones póstumas, so pena de crear un estado peor de ingobernabilidad que el actual.

Algunos piensan que ya el régimen escogió el sistema económico y político de China (gobierno autocrático y economía capitalista) que impondrá poco a poco. No creo que funcione. A la primera medida drástica, como, por ejemplo, aumento de la gasolina y reducción de otros subsidios, se le llenarán las calles de protestas violentas.

Este es un país de transporte terrestre, un aumento de la gasolina no solo encarecerá el transporte público, sino el de bienes y servicios que recorren grandes distancias desde los sitios de producción hasta los centros de consumo. Agréguesele a todo lo anterior el deplorable estado de Pdvsa, cuyas mentiras, sobre sus resultados financieros y operativos, así como su promesa de aumentar la producción petrolera a futuro, ya no cabe en el farragoso y pesado volumen de sus resultados financieros y operativos de 2013. Ni se molesten en leerlo. Ya ni las falsedades “cuadran”. El día que Pdvsa cambie de directiva, sus auditores tendrán mucho que explicar.

En resumen, si la unidad de la oposición es difícil, la del chavismo es poco menos que imposible, así como lo son las soluciones que proponga Maduro para salir del caos.

Lo peor del caso es que si alguien lo reemplazara también lo tendría bien difícil.

PD: Lo que todavía no sabemos es si Maduro tiene el apoyo de los militares o si son ellos los que gobiernan.

Alberto Quirós Corradi 

El Nacional 

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Hace dos semanas estuve en Barquisimeto junto a los alcaldes Alfredo Ramos, de Iribarren; José Machín, de Barinas, y representantes de la mayoría de los gobiernos municipales de la Unidad en una intensa e interesantísima jornada de trabajo sobre la sustentabilidad financiera de los municipios. El situado y los recursos del Fondo de Compensación Interterritorial no son suficientes, aparte de las manipulaciones que todos sabemos, pero eso no puede ser excusa para dejar de cumplir con la población de esos 76 municipios que nos dieron el voto en diciembre pasado. Hay ideas, conocimiento, y sobre todo ganas. Seriedad para hacer la tarea.
Si la semana pasada me hubiera quedado empozado en las discusiones de la Mesa, no hubiera podido andar por Falcón para compartir con los alcaldes unitarios de los municipios Monseñor Iturriza, Acosta y Jacura, cómo ellos y sus equipos lidian con las dificultades e intentan vencerlas. Son pequeños. El mayor apenas pasa los 23 mil habitantes y el menor los 14 mil. Pocos ingresos y muchos problemas. Pero no se rinden. En Chichiriviche, el joven alcalde Miguel Yánez está fajado. Lo mismo Francis Arias en San Juan de los Cayos, más arriba y también a orillas del mar, y Wilfredo Rico en Jacura, con tradición agropecuaria. No la tienen fácil, pero no arrugan. Escucharlos es una lección de sentido común, que ya me gustaría oír en más de un dirigente nacional.
Finalmente, en Los Taques, en la entrañable Paraguaná, asistí a la Asamblea de Fedecámaras, foro ante el cual nunca había hablado. El jueves, su presidente Jorge Roig instaló el encuentro con un discurso serio y sobrio, porque no hace falta gritar para hablar claro. En este país necesitamos bajar el volumen de la voz y subir el nivel de los argumentos, que diría un amigo. Con Juan Requesens de la FCU-UCV y Marcela Máspero de la UNT, sí, no leyó mal, compartí el panel ¿Es posible una visión compartida de país? Y vivido lo que viví, con las diferencias que sabemos, creo que sí se puede, y es tan necesario que el intento vale la pena. Para empezar, la dirigencia empresarial quiere escuchar al país. Ese país donde está empeñada en trabajar y producir a pesar de todo.
Pilas cargadas pues, traje. Hace bien. Lo recomiendo.

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A confesión de partes –dicen los abogados- relevo de pruebas. Y no ha habido confesión más palmaria y reveladora en los últimos días que la que viene realizando el madurocabellismo en actitud mendigante ante sus todavía seguidores, pidiéndoles desesperadamente «lealtad» para con ellos y para su desastrosa administración.

En las democracias populares modernas, los gobiernos existen –por encima de cualquier otra consideración- para manejar los recursos disponibles con miras a resolver las múltiples demandas y necesidades de la población, administrar sus diferencias, y garantizar la paz, la libertad y la justicia para todos. El gobierno está al servicio del pueblo, y nunca al revés. Por el contrario, en las concepciones militaristas de dominación, el Estado-Gobierno ocupa la primacía de la pirámide social, y por tanto se sirve de las personas, antes que servirlas a ellas. En los primeros, la gente pide resultados y los gobiernos se esmeran en rendir cuentas. En los segundos, los burócratas le exigen «lealtad» a los ciudadanos, porque se sienten dueños y superiores de ellos.

Adicional a esta razón asociada con la naturaleza del régimen y con su concepción sobre la relación debida con el pueblo, el tema de la «lealtad» hacia el gobierno es muy recurrente en administraciones de dudosa rentabilidad y escuálido desempeño. Así, la exigencia de «lealtad» para con el establishmentgobernante es un frecuente intento de eludir la responsabilidad  que  realmente importa, que es la de ser ellos leales a su deber de resolver los problemas concretos de la gente.

Supongamos por un momento que usted tiene una avería importante en el baño de su casa. Para resolverlo, busca (o se lo imponen, vaya usted a saber) a un plomero. Resulta que el tipo llega y lo que hace es hablarle por horas y horas sobre lo malo que son el resto de los plomeros del mundo, le explica hasta marearlo por qué la plomería que él practica es la única que funciona, y se explaya contándole que él es el heredero de otro tipo que también se la daba de plomero y por tanto no necesita aprender más nada. ¡Pero resulta que el  tipo no sólo no le arregla el baño sino que lo pone peor!  Si antes era el sanitario que no funcionaba, ahora no sale ni agua por el grifo. Pero no contento con esto, le roba los reales que usted le había adelantado para la reparación, le amenaza si a usted se le ocurre pensar en otro plomero, y encima le pide «lealtad» para con sus supuestas «buenas intenciones» de arreglar su baño. ¿Alguien ha visto una poceta o un lavamanos funcionando a punta de lealtades para con el plomero?

La única esperanza para el plomero del ejemplo anterior es que usted caiga en la trampa de invertir las prioridades, y se convenza que lo verdaderamente importante no es que su baño funcione, sino que usted le sea fiel y leal al plomero, así el tipo sea carero, inepto y cada día peor. Usted se quedará sin baño, y el plomero se quedará feliz con su plata y con su lealtad.

Posiblemente usted dirá: ¿y habrá alguien tan ingenuo –para no llamarle estúpido, por aquello de los debidos respetos- que haga eso con su baño y su plomero? En verdad no conozco ninguno, pero sí sé de varios que lo están haciendo, no con su baño, pero sí con su país y con los responsables de administrarlo.

La trampa de exigir «pre-lealtades» hacia los burócratas del gobierno lo que busca es alejar el debate político del terreno racional de exigencia de resultados y demanda de obras concretas, y migrarlo engañosamente al campo gaseoso de los afectos intangibles y de las lealtades etéreas. Así, la discusión  se aparta de la evaluación y escrutinio del desempeño real del gobierno –tal como ocurre en los sistemas democráticos modernos- y se centra en la cuestión primitiva y típicamente bananera sobre las intenciones de quien gobierna, no importa si su desempeño es deplorable y ruin.

Una última palabra a los hermanos seguidores del postchavismo a quien la actual clase gobiernera busca manipular constantemente con el jueguito de las lealtades, las traiciones y demás ridiculeces.  Pocas cosas son tan convenientes para un mal gobierno, como que la gente permita convertir a la política en un asunto de fe, de afectos pre-hechos y de lealtades impermeables a la exigencia de resultados. Ese el paso buscado de transformar ciudadanos críticos en un rebaño adormecido y manso. Respétense a sí mismos, y no lo permitan.

 

@AngelOropeza182

El Universal 

Yeannaly Fermín Jul 02, 2014 | Actualizado hace 10 años

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Ya es tiempo de que lo cuenten todo, con pelos y señales. El país decente, el que sufre los embates de la crisis de los servicios públicos, el que padece los apagones, el que llora a sus muertos a diario cuando se entera de que siguen asesinando a cientos de ciudadanos por cualquier cosa; el que hace colas para todo, para comprar comida, alimentos o para tramitar un pasaporte, espera que, más allá de las cartas y los golpes de pecho, digan la verdad.

Los exministros conocen el monstruo por dentro, porque han vivido en sus entrañas. Saben de esas bajas pasiones, de esos teatrillos que escenifican cuando aparecen hablando del pueblo y de sus compromisos con los desposeídos. Saben que todo eso es mentira. Pura pose y demagogia de la más pura y rancia. Porque al fondo del olvido fueron a parar esos principios –si es que en realidad algún día los tuvieron–, por eso esta seudorrevolución anda perdida en la penumbra de la corrupción.

Pero ya están al descubierto. No se trata de un vago rumor, ni de una efusión que se evapora con las respuestas que ofrece el régimen en sus peroratas comunicacionales, esto resulta ya inocultable, no tienen cómo encubrirlo y se desvanecen ante el hecho más que contundente de que todo está putrefacto. El régimen acusa metástasis. No hay hueso sano. El daño ha sido letal porque el morbo se expandió por los cuatro costados. Porque no se trata nada más de los grandes negociados en las cúpulas, esos trasfondos que han catapultado a los  miembros de una nueva generación denominada  boliburgueses, que también se hacen llamar “revolucionarios”, y quienes hacen todo un espectáculo enrostrándole al mundo entero sus fortunas cosechadas en un  santiamén gracias a los favores del proceso.

Así como se lee, montañas de petrodólares acumuladas con el visto bueno de los grandes jerarcas que han dilapidado el presupuesto nacional, incluyendo la venta de petróleo a futuro, los papeles que han colocado en los centros financieros internacionales, las ganancias derivadas de las devaluaciones a costa de que se hunda el país, y la deuda asumida para que las nuevas generaciones vean salir el sol cuando ya tienen el futuro pegándole en sus espaldas.

Por eso el Banco Central de Venezuela está muerto. Ya es un cadáver insepulto que lo dejan en la acera para poder seguir pateándolo desde Pdvsa. Es la mampara necesaria para seguir el velorio que no es otra cosa que una fiesta encubierta montada con las finanzas de un país que no están invertidas en los sistemas eléctricos ni en las autopistas, ni en las universidades ni en los acueductos, sino que están representadas en grandes mansiones, aviones y yates.

Se trata de la propia orgía a costa de los dineros de un pueblo empobrecido y estafado en lo más profundo de sus sentimientos. Pero las malas mañas están arriba y abajo, y ya socavaron las bases. Por eso también se quejan en los barrios populares cuando se enteran de que los fondos públicos asignados a movientes locales no se invirtieron embaulando la quebrada ni pintando la escuelita de la parroquia, sino que se los embolsaron unos “vivos” en nombre de la revolución.

Todo eso significa que hay trabajo para los tirapiedras del régimen que salen a la arena con sus guarataras a agredir al primero que pase por su frente. Hay que buscar culpables, eso implica inventarlos, y para eso no hay que tener escrúpulos pero sí mucha saña, lo cual implica saberse impunes para mentir, calumniar. La revolución lo justifica todo. Desde maquinar los supuestos magnicidas hasta los continuos golpes de Estado que no dejan que “el gobierno trabaje”. ¡Mentiras, puras mentiras! Ahora bien en eso sí son eficaces los tácticos de este régimen, en inventar pretextos. Por eso ante las declaraciones de sus exministros, retoman las acusaciones contra los dirigentes de la oposición, contra los estudiantes, contra todo el que puedan usar como parte de esos escenarios distraccionistas para desviar la atención de la gente que espera que Giordani, Navarro y Víctor Álvarez digan toda la verdad.

@alcaldeledezma

El Nacional