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Entre largas colas bajo el sol, este lunes 3 de septiembre pensionados denuncian que la cantidad de dinero en efectivo que reciben del beneficio no les alcanza para nada.

Omaira Gil, beneficiaria del Banco Fondo Común (BFC), aseguró a TalCual estar en la cola por más de ocho horas. Al calificar de una “burla” solo recibir 25% de lo prometido por el gobierno de Nicolás Maduro, Gil expresó que la cantidad de dinero sólo alcanza para un kilogramo de carne, en caso de conseguirla al precio anunciado por el Ejecutivo.

Por su parte, Carmen Cabrera, quien recibe la pensión en el mismo banco, lamentó que los adultos mayores sean obligados a pasar largas jornadas en el banco de una plaza o sentados en las aceras, y reprochó que las entidades no habiliten a personal suficiente para atender la demanda.

María Marcano, quien cobra la pensión en una de las oficinas del Banco Bicentenario del estado Vargas, detalló que los adultos mayores reciben 100 bolívares soberanos. Asimismo, precisó que para volver a retirar efectivo deberán esperar hasta el día jueves.

Un abuelo en el Banco de Venezuela, quién prefirió no ser identificado para “evitar represalias” gubernamentales, deploró tener que esperar hasta el día jueves para volver a retirar dinero en efectivo. A su juicio, el papel moneda “se va de las manos”.

Se pudo conocer que no todos los bancos están dando la misma cantidad de dinero a los pensionados. Adultos mayores en el Banco Bicentenario y de Bancaribe reciben 100 bolívares soberanos, mientras que en el Banco Nacional de Crédito (BNC) y BFC sólo dan 90 bolívares soberanos. Se prevé que esta primera fase se realice hasta el venidero miércoles 5 de septiembre.

¡Qué bellas las arrugas!, por Carlos Dorado

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Uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”; solía decirme mi madre ¡Qué gran realidad! Nos acostumbramos a tener y acumular cosas, y con el pasar del tiempo, dejamos de darles  importancia, y las vamos sustituyendo por otras. ¡Somos máquinas de consumo!

Casos podríamos nombrar muchos; pero quizás el más importante, sin lugar a dudas es: ¡La salud! Alguien dijo alguna vez, que el hombre pasa la vida  buscando dinero y sacrificando salud, y termina casi siempre pagando dinero para recuperar la salud.

¿Cómo cambiaría nuestra perspectiva de la vida, si un mal día después de un chequeo médico de rutina, el doctor nos llama y nos dice que lamentablemente nos quedan unos pocos meses de vida?

Me imagino que en esos últimos meses, apreciaríamos las cosas y los momentos, a los cuales antes no les dábamos importancia alguna, y ni  siquiera los notábamos; y seguramente buscaríamos y apreciaríamos hacer cosas y vivir momentos que nunca haríamos, y viviríamos en condiciones normales. ¿Será que tenemos que enfermarnos, para apreciar lo que vale el estar sanos? ¿No es triste que a menudo haya que enfrentarse a la muerte para apreciar plenamente la vida?

Lo anterior, en menor grado se puede llevar a todo lo que tenemos, y lo que vivimos día a día: Desde el primer amor, el cual nos ilusionó y nos hizo perder la cabeza, hasta que el tiempo y la rutina los desvaneció, llegando inclusive a estorbar. El primer trabajo, el primer carro, el primer beso, un atardecer, un baile, una salida a la playa con los amigos.

Cada vez que logramos algo o vivimos algo, comenzamos a perder interés por ese algo, y nos vamos en búsqueda de nuevas cosas y experiencias  ¡Tener lo que buscábamos, termina eliminando el disfrute de lo logrado!

El tenerlo, a veces nos impide el verlo, el no verlo nos impide apreciarlo. Por eso, el saber valorar lo poco o lo mucho que uno pueda tener es un acto de gran sabiduría, que nos evita tener que conocer la miseria para apreciar la felicidad, conocer la oscuridad para apreciar la luz; porque nunca vamos a ser miserables ni ciegos, ya que encontraremos suficientes razones para ver, apreciar y valorar nuestras cosas.

Esa  capacidad para saber valorar y disfrutar lo que se tiene: Un buen estado de salud, la compañía de nuestros afectos y familiares, una buena esposa, unos buenos hijos, el contacto con la naturaleza, una buena conversación, el privilegio de trabajar en aquello que nos gusta ¿No es eso el mejor concepto de felicidad?

Una felicidad que no sólo se basa en esa capacidad de saber valorarlas, sino también en saber en cuánto valorarlas, ya que generalmente solemos cometer el error de sobrevalorar algunas, mientras subvaloramos otras. Las sobrevaloramos al principio, y las subvaluamos al final; sin darnos cuenta de que dejamos que el tiempo nos juegue esa mala pasada de ser nuestro enemigo, cuando debería ser nuestro cómplice ¡Ese maestro que nos va enseñando a apreciarlas día a día, incrementando su valor, por todo lo que nos va dando!

Todo esto vino a mi mente, cuando vi en un spot a una señora mayor con la cara llena de arrugas, que terminaba diciendo: “Respeten mis arrugas, que me llevó toda una vida llegar a tenerlas”

Cuando comprendemos, que hoy o mañana nos vamos a morir y que todo desaparecerá, es que constatamos que la mayor acumulación de cosas no es ni mucho menos, la mayor acumulación de felicidad; pues el saber valorarlas y apreciarlas en su justa medida es la verdadera felicidad.

 

cdoradof@hotmail.com

Ancianos y olvidados, por Carolina Jaimes Branger

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El lema del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales reza “la seguridad social es tu derecho”. Y es que una persona que ha trabajado toda su vida, lo hace para gozar del derecho de una vejez tranquila. Ése, sin embargo, no es el caso de los pensionados venezolanos.

El gobierno anuncia con bombos y platillos que ha tomado en cuenta a los ancianos. A menudo vemos larguísimas colas de personas de la tercera edad frente a los bancos. La razón: tienen que retirar su pensión. Me aseguran que si no mueven los fondos en tres meses, les cierran las cuentas. No pueden usar tarjetas de débito ni transferir electrónicamente, por lo que la alternativa es ir al banco y encomendarse a los santos para que no los asalten al salir.

En peor trance se encuentran los pensionados en el exterior. Personas que se acogieron a los Convenios firmados por el gobierno venezolano con bancos de los países donde se encuentran, no cobran sus pensiones desde hace un año o más. Esta situación -denunciada sin respuesta- hoy es crítica. Los ancianos están siendo echados de sus viviendas y no tienen ni qué comer. Terminan yendo a comedores populares. No tienen con qué pagar la calefacción (recuerdo que Chávez regaló petróleo a los pobres del Bronx) y buscan en Caritas ropa de invierno para mantenerse calientes. No hay explicación (ni perdón) para este daño. Lo peor es que es causada por el instituto que se jacta de proteger sus derechos.

El Convenio Bilateral firmado con Italia, por ejemplo, no funciona desde diciembre de 2015, y en algunos casos, desde hace 18 meses. No quiero pensar en la desesperación de quienes no reciben su única forma de sustento: “Nos sentimos abandonados, angustiados, desesperados y sin saber cómo resolver esta situación. Hay casos sumamente críticos, de ancianos que han perdido sus viviendas y materialmente se encuentran en estado de abandono, pues no cuentan con nada ni nadie en Italia y tampoco pueden regresar a Venezuela”, denuncian.

“… el Estado venezolano no ha realizado los depósitos mensuales correspondientes desde diciembre del 2015, hasta la fecha de hoy.  En otros casos, el tiempo es inclusive mayor. Adicionalmente, existe otro grupo de italianos y/o venezolanos residentes en Italia, autorizados a percibir sus pensiones, a través de otra entidad, el Centro Nacional de Comercio Exterior (CENCOEX), pero igualmente no reciben sus depósitos mensuales desde hace más de 18 meses. Un tercer grupo de pensionados ha realizado trámites para solicitar la transferencia de sus pensiones del IVSS en Italia, sin embargo, en algunos casos el procedimiento ha sido suspendido; en otros casos, a pesar de haber recibido la autorización,  no han recibido el primer depósito y, en otros casos, simplemente no han recibido ninguna confirmación de la gestión por parte del IVSS o no se les ha permitido gestionar la transferencia de sus jubilaciones de instituciones públicas a través de CENCOEX”.

La indiferencia –por decir lo menos- del IVSS es indignante. Si uno entra a su página web se encuentra con que los requerimientos para los “pensionados en el exterior” aparecen como si fueran trámites fáciles, cuando la realidad es que el dinero está represado, sin razón alguna que lo justifique. Las Embajadas y los Consulados venezolanos guardan un silencio sepulcral. El gobierno que se autoproclama humanista no se acuerda de sus ancianos… Son los olvidados de la revolución.

@cjaimesb

BBCMundo Dic 07, 2015 | Actualizado hace 8 años
Estas son las 8 ventajas de envejecer

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Bienvenido a la era del envejecimiento. Con más de 800 millones de personas mayores de 60 años, y más centenarios que la población de Islandia (eso son unas 329.000 personas), el mundo se tiene que preparar para las consecuencias económicas… y sociales.

Desde un aluvión de enfermedades a flacidez de la piel y el entumecimiento de los sentidos, la tercera edad está asediada de insidiosas fallas, intervenciones médicas y pocas expectativas.

Pero, ¿puede haber un resquicio de esperanzas para aquellos que se unen a la brigada del cabello gris?

Desde la antigüedad, envejecer ha sido sinónimo de decadencia corporal.

Los griegos tenía una visión particularmente extrema, pues muchos consideraban la vejez una enfermedad.

Sin embargo, el último estudio científico sugiere que el envejecimiento, después de todo, no se traduce en un declive sin más.

Tal y como BBC Future ha explicado antes, la vida alcanza su plenitud más tarde de los que piensas.

El poeta florentino Dante Alighieri pensaba que a los 45.

Una encuesta hecha en Reino Unido concluyó que empieza a los 59. Y mientras mayor era el encuestado, mayor la edad que marcaba como el comienzo de la vejez.

Mientras tanto, las Naciones Unidas –y la mayoría de los científicos- la ubican a partir de los 60 años.

 

Menos resfríos

No sólo es el cerebro el que se hace más sabio con la edad.

El sistema inmune humano se encuentra cada día con millones de potenciales peligros. Como la fuerza policial del cuerpo, necesita aprender a detectarlos.

Para ello, produce glóbulos blancos que adaptan su apariencia a los millones de distintos invasores. Cuando reconocen a un enemigo se quedan cerca, formando una «memoria inmune».

Así, la próxima vez que aparezca, ayudarán a movilizar una respuesta rápida.

John Upham, de la universidad de Queensland, en Australia, señala que esta memoria puede durar mucho tiempo.

«Las personas que han pasado por varias epidemias tienen un sistema inmune que puede en algunos casos recordar los virus durante40 o 50años», explica.

«Empieza a desaparecer cuando llegas a los 70 o 80. Pero hay una buena etapa, en particular a partir de los 40 hasta los 60 y principios de los 70, en el que el sistema inmune recuerda los virus que ha experimentado a lo largo de los años».

Esta protección acumulativa se traduce en menos resfríos.

Mientras que los veinteañeros suelen contraer dos o tres al año, el promedio para quienes están en los 50 es sólo de uno o dos.

Sin embargo, otras defensas inmunes tienden a debilitarse con los años.

El cuerpo produce menos glóbulos blancos, y se hacen perezosos.

Un sistema inmune viejo también produce menos anticuerpos, las proteínas que se adhieren a los patógenos para ayudar a identificar y eliminarlos.

Pero, ¿y si esto pudiera salvar la vida?

 

Sobreviviendo a brotes

La pandemia de gripe de 1918, también conocida como gripe española, fue la más mortal de la historia de la humanidad: por su causa murieron más de 50 millones de personas.

Fue más letal para aquellos que consideramos fuertes, con edades entre los 20 y 40 años.

El brote de la gripe H1N1 siguió el mismo patrón; la mayoría de las muertes fue de personas menores de 65 años.

Se cree que los virus hicieron que el sistema inmune de las víctimas reaccionara de forma exagerada.

Aquellos con un sistema inmune más vigoroso lanzaron las respuestas más dramáticas y dañinas, en lo que se conoce como «tormenta de citocina».

Una respuesta inmune sana depende de una respuesta positiva. Cuando se detecta un patógeno, los tejidos que le rodean liberan mensajes químicos llamados citocinas que piden ayuda.

En la medida que llegan las células, estas también son alentadas liberar sustancias químicas, lo que hace que lleguen más células.

Pero algunas veces este ciclo se sale de control, matando células sanas y originando una inflamación potencialmente fatal.

Todavía no se sabe qué desata esta tormenta, pero su constante estudio ha inspirado un nuevo tratamiento para la gripe que actúa en la tormenta de citocina, en vez de en el virus.

 

Menos alergias

Para los que sufren de alergias también hay buenas noticias.

Si bien todavía la principal causa de las alergias es objeto de mucho debate, todas están mediadas por anticuerpos.

El principal culpable es inmunoglobulina E y, como los otros anticuerpos, su producción disminuye con la edad.

Mitchell Grayson, del Hospital de Niños de Wisconsin, Estados Unidos, señala quemientras más edad tiene la persona, menos severos tienden a ser los síntomas.

«Es en la niñez cuando las alergias tienen su punto cumbre, luego parecen disminuir en la adolescencia y en los 20. En los 30 hay un resurgimiento hasta que las personas llegan a sus 50 y 60, cuando los síntomas tienden a ser menos comunes».

 

Más inteligencia

No escasean los términos para describir los efectos destructivos de la vejez en el cerebro.

Sin embargo, en una serie de habilidades de vital importancia, los cerebros de más edad resultan ser más inteligentes.

Michael Ramscar, de la universidad de Tubinga, en Alemania, explica quetenemos una confusión sobre cómo envejece el cerebro.

«El número de neuronas del cerebro humano llega a su máximo durante las 28 semanas después de nacer, y hasta la mitad de las neuronas producidas mueren hacia el final de la adolescencia. Debido a que no solemos pensar en el período desde que nacemos hasta los 18 años como uno de declive horrible, parece seguro concluir que el tamaño del cerebro medido por el número de neuronas no es un gran indicador de nada».

El estudio longitudinal de Seattle ha hecho un seguimiento de las habilidades mentales de 6.000 personas desde 1956.

Es la investigación más larga de su tipo, en el que se examina a los mismos voluntarios cada siete años.

Mientras que los más mayores no son tan buenos en matemáticas y son más lentos en la respuesta de comandos, quienes se encontraban a finales de los 50 y los 60 fueron mejores que los veinteañeros en lo que se refiere a vocabulario, orientación espacial, memoria verbal y habilidades para responder problemas.

Gary Small, quien estudia psiquiatría geriátrica en el Instituto de la Investigación del Cerebro de la Universidad de California, considera que esto se debe al conocimiento acumulado a lo largo de la vida.

«Las personas desarrollan una mayor perspectiva sobre lo que de verdad importa, la capacidad para responder problemas se simplifica tras años de práctica. Y también está la acumulación de ciertos tipos de conocimiento, lo que se conoce como inteligencia cristalizada».

Mejor sexo

Varios estudios han demostrado que las personas de más edad tiene más –y mejor- sexo de lo que se cree.

Un estudio sobre la actividad sexual y satisfacción de las mujeres en los 80 años arrojó que la mitad de las encuestadas todavía tenía orgasmos «siempre» o «la mayoría de las veces» durante el acto sexual.

Otros estudios han llegado a conclusiones similares – uno sobre personas de más de 60 años determinó que el 74% de los hombres y el 70% de las mujeres informaron tener más satisfacciones sexuales que cuando estaban en los 40.

Tara Saglio, una terapeuta de relaciones de pareja en Londres, considera que estos resultados se deben a que las mujeres de más edad son menos inseguras.

«Las mujeres mayores se muestran más seguras para expresar su sexualidad, y es esto lo que hace que el sexo sea mejor».

 

Menos migrañas

Con la edad, las migrañas se pueden convertir en algo más suave que un dolor de cabeza.

Un estudio sueco con pacientes mayores de 18 años descubrió que los episodios se hacen más cortos, menos dolorosos y menos frecuentes en la medida que la gente se hace mayor.

De las 374 personas que participaron en la investigación, solo cuatro desarrollaron dolores de cabeza crónico.

 

Menos sudor

Las glándulas sudoríparas se encogen y se hacen menos numerosas con la edad.

La ciencia indica que las personas que están en los 20 pueden esperar sudar más que quienes están en los 50 y a principios de los 60.

 

Engañando a la muerte

¿Todavía no estás convencido? Incluso a una edad avanzada, la muerte no necesita estar tan cerca como se podría esperar.

Hoy en día los más mayores están más sanos que nunca, y se encuentran frente una buena probabilidad de celebrar algunos cumpleaños más.

Entre 2011-2014, la persona promedio de 25 años tenía una expectativa de vida de 84 años (para las mujeres) u 80 años (para los hombres), mientras que alguien de 95 años podría esperar celebrar su cumpleaños 98 (mujeres) o 97 (hombres).

Incluso a los 80, las mujeres tienen un 95% de probabilidades de vivir otro año más.

Demandan al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales por retraso en asignación de pensiones de vejez

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Un grupo de adultos mayores provenientes de distintos estados del país y asistidos por el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) y el Comité de Derechos Humanos para la Defensa de los Pensionados, Jubilados y Adultos Mayores interpusieron una demanda por la deficiente prestación del servicio del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) ante los juzgados de Municipio con competencia en lo contencioso administrativo del Área Metropolitana de Caracas.

 

En el país existen alrededor de 200 mil personas afectadas por el retraso y el incumplimiento del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), de acuerdo a cifras del comité de DDHH para la defensa de los Pensionados. Se trata de mujeres y hombres que por largos años colaboraron con su fuerza de trabajo tanto en instituciones públicas como privadas al desarrollo del país y quienes han visto como después de cumplida la edad establecida en la ley de 60 años en caso de los hombres y de 55 años en el caso de las mujeres, y realizado las correspondientes cotizaciones para poder optar por la pensión por vejez, ésta no se les ha otorgado a pesar de haber acudido en distintas oportunidades al IVSS, entregado los requisitos que se les indica y hacerle seguimiento al trámite administrativo.

 

La abogada de Provea, Jessica Duhan explicó que la acción judicial interpuesta a favor de estos trabajadores, a quienes el Estado les niega su derecho a acceder a una pensión de vejez, es por “la omisión y retardo en la asignación de pensiones, hecho que viola el derecho a la seguridad social y el trato digno que debe dar el Estado venezolano a las personas adultas mayores generando en consecuencia la imposibilidad de gozar del derecho establecido en el artículo 80  de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.

 

Mireya Franco inició su carrera de aeromoza a los 19 años. Trabajó hasta la edad de 47 años en distintas empresas públicas y privadas de aviación. Sin embargo, el Estado no le reconoce el beneficio, alegando que las empresas fueron disueltas o están en mora. Como ella hay otros 33 personas que tienen hasta seis años esperando que el IVSS cumpla su obligación constitucional y les garantice plenamente su derecho humano a la seguridad social.

 

La mora del IVSS también viola los derechos reconocidos en el articulo 9 del Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales y el artículo 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que indica: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tine así mismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”.

 

El presidente nacional del Comité de DDHH para la Defensa de Adultos mayores, Edgar Silva insistió que “no es responsabilidad del trabajador que el seguro social no haya fiscalizado a tiempo a las empresas y organismos que le adeudan y entraron en mora con el Seguros Social. A estos trabajadores se les descontó las cotizaciones y ahora el seguro social pretende que el trabajador, que es el débil jurídico, obligue a algún ministro, gobernador, alcalde o dueño de empresa privada que le pague la deuda para que este organismo pueda recibirle los papeles y procesar su pensión de vejez. No es responsabilidad, repito, del trabajador sino del seguro social o del organismo público o privado que descontó las cotizaciones y no las entrego al Seguro Social”.

Gonzalo Himiob May 17, 2015 | Actualizado hace 9 años
El anciano Por Gonzalo Himiob Santomé

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Te invito a ver más allá de los muchos años que curvan mi espalda, de las arrugas que marcan mi piel, de las manchas en mis dientes, de mis manos temblorosas y del tono extraño de mi voz. Mis ojos no son lo que eran, tampoco mi garganta ni mi memoria. Tenme paciencia.

Probablemente no he sido yo el que ha elegido mi ropa esta mañana, y si he sido yo, es posible que me haya equivocado mezclando prendas y colores que no van juntos, o que estaban de moda hace ya muchos años y hoy se ven anacrónicos o ridículos, así que si luzco extraño o desaliñado, no te sorprendas ni frunzas el ceño. Ya no soy el que antes era, y mis años me han hecho ver que cuando el tiempo es breve hay que focalizarse en cosas más importantes que en el color de las medias o de la camisa.

Trato de asearme yo mismo, pues no me gusta que personas extrañas me vean desnudo, y lo hago de la única manera en la que mis cansados brazos y mis temblorosas piernas me lo permiten. La edad nos deja rastros indelebles y aromas raros que no desaparecen con facilidad, así que trata de sentirme y de verme como yo trato de verme y sentirme, que no como a veces lo logro al final. Hago mi mejor esfuerzo, créeme.

¿Sabes? No hace mucho yo era como tú. Tenía al mundo a mis pies, era sano y fuerte. Mi sonrisa era como la tuya, iluminaba cualquier lugar al que yo llegaba. Mi paso y mis manos eran firmes, avasallantes, poderosos. Mi voz era profunda y dulce, y mis palabras jamás dejaban de hallar destino. No era, como ahora, invisible. Te costará creerlo, pero en las viejas canciones que a ti te suenan cursis y pasadas de moda, esas que, fastidioso, me empeño en escuchar una y otra vez, yo hallaba la misma emoción y la misma alegría que tú encuentras ahora escuchando esas notas nuevas, para mí tan estridentes y desarticuladas, que no soy capaz de entender. Hace nada, pues el tiempo vuela, yo también temblaba como ahora tú tiemblas cuando la persona que amas te besa o simplemente te mira llena de ternura o de deseo. Sí, de deseo. Nada de lo que soy ahora habla de eso, pero yo también fui fuego, pasión, entrega y a veces exceso, como tú. Sé que esta carcasa oxidada que ahora envuelve mi alma, que no ha envejecido como mi cuerpo y que siente lo mismo que sentía aquel muchachito que se asombraba ante cada nuevo milagro o cada sorpresa que le mostraba la vida, no lo demuestra, pero no te engañes, he vivido mucho y he hecho muchas cosas. Algunas de mis historias y experiencias, que no son tan diferentes de las que tú vives ahora, te dejarían con la boca abierta.

Somos iguales. Lo único que nos diferencia es el tiempo que hemos pasado en el mundo, no lo olvides. Yo he visto amaneceres y atardeceres, me he perdido en ilusiones y en decepciones y he recorrido mil caminos, algunos luminosos, otros no tanto; he hablado, soñado y llorado, también he reído. Todo lo hice a conciencia y sin arrepentimientos, pero no me idealices, no siempre fui bueno, nadie lo es todo el tiempo, y también acumulé durante mi vida unos cuantos pecados y varios errores. Puedo decir al menos que de ellos también aprendí, que hice lo que pude por corregir mis faltas y que, a veces, gracias a Dios, lo logré. He vivido, y eso es ya mucho decir, y he pagado cada experiencia, cada aprendizaje, cada lágrima y cada sonrisa, con monedas de una cuenta en la que no se pueden hacer depósitos: La del tiempo.

Por eso ahora que aún puedo, cuando veo y entiendo que cuidarme se te hace tan tedioso y cuesta arriba, te recuerdo que hasta hace nada era yo el que te llevaba en brazos, el que velaba por ti, el que te cuidaba. Hasta hace muy poco era yo el que tenía que cargarte para moverte de un lado a otro, era yo el que pasaba sus noches en vela cuando te enfermabas, era yo el que limpiaba tu cuerpo, tu ropa, tu cuarto y tus desastres. Era yo el que aguantaba tus rabietas y la montaña rusa de tus cambios de humor. Créeme, no era fácil. Cuando tú no podías valerte por ti mismo, era yo el que proveía, el que se sacrificaba, el que dejaba de hacer sus cosas o de tener lo que me gustaba para darte pan, techo y cobijo, para protegerte y para hacerte feliz. Cuando eras tú el que no controlaba sus esfínteres o sus palabras, era yo el que te aseaba y el que pasaba horas a tu lado intentando comprenderte. Yo te enseñé a decir “mamá”, a decir “papá” y a pedir agua y alimento. Allí estuve contigo, cuando por primera vez dijiste “te amo”, y en nada mermó mi alegría que, en tu inocencia, no entendieras muy bien lo que esas dos palabras significaban. También fui el que te reprendió cuando se te torcían los pasos, para que retomaras el camino del respeto y del bien. Si fallé o no, está en ti demostrarlo, pero siempre lo hice con amor; con firmeza, pero sin hacerte daño. Allí estuve cuando tu corazón se alegró con su primer amor y también cuando por primera vez te tocó recoger del suelo sus pedazos, y jamás dejé de apoyarte ni de amarte, incluso cuando a veces supiera que fallabas y que te equivocabas.

Cuando te dominaba el cansancio y no podías caminar, fueron mis hombros los que te llevaron “a caballito” por la vida. Si mi espalda no es hoy lo que antes era, en parte es por haber cumplido tantas veces, feliz como lo hice, ese hermoso deber contigo. Jamás me quejé, y de hecho daría lo que fuera por poder hacerlo de nuevo, pues aunque te creas “grande”, aunque te sientas y seas ya independiente, para mí siempre serás ese bebé que, desde su primer día en el mundo, y aún antes de nacer, ya lo era todo para mí.

Es verdad, no tengo el mismo buen humor de antes ¿Cómo tenerlo cuando tu corazón sigue añorando, aventurero, las mismas emociones que siempre anheló y logró pero tus piernas maltrechas y gastadas te mantienen pegado a una silla todo el día? Mi sonrisa no llega a mis labios con la misma facilidad de antes, pero por dentro soy, aunque sé que no lo parece, el mismo adolescente que se creía invencible y que era capaz de mover nubes y montañas solo con el pensamiento. Entiéndeme, no es fácil, sobre todo ahora que tanto de mis compañeros de viaje, tan queridos y tan cercanos, ya se han ido o están preparando sus maletas para su paso a la eternidad. Me veo en ellos, me represento en ellos, y siento que mi tiempo se me va, vertiginoso.

Pronto me iré, es ley de vida, pero aún sigo aquí. Te pido que me ames como yo aún te amo, que me respetes, que me tengas paciencia y que me cuides, ahora en mis últimos años, como yo cuidé de ti en tus primeros años. Solo te pido que me des, ahora que soy yo el que lo necesita, lo mismo que de mí recibiste cuando eras tú el que no podía estar solo.

Cumplirte cuando tú lo necesitaste fue para mí, más que un deber, un privilegio. Ahora te toca a ti verlo de la misma forma. Es mi derecho, es tu privilegio.

@HimiobSantome

Descubren nuevo tipo de fármaco que reduce el envejecimiento en ratones

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Un nuevo tipo de fármaco, identificado y validado por los investigadores de Mayo Clinic junto a sus colabores del Instituto de Investigación Scripps y de otros lugares, claramente reduce los problemas de salud en los ratones al limitar el efecto de las células senescentes, que son las que contribuyen a la fragilidad de la vejez y a las enfermedades propias de la edad. Los investigadores dicen que este es el primer paso hacia el desarrollo de tratamientos similares para los pacientes viejos. Los resultados se publicaron hoy en la revista Aging Cell.

“Si se lo puede traducir a los humanos, cosa que tiene sentido puesto que muchos de estos análisis utilizaron células humanas, este tipo de terapia tiene la capacidad de mantener a raya los efectos del envejecimiento y extender considerablemente el tiempo de vida sana de una persona”, comenta el Dr. James Kirkland, director del Centro Kogod de Mayo Clinic para el Envejecimiento y autor experto del estudio.

Los fármacos, llamados senolíticos, eliminan selectivamente a las células senescentes, sin dañar a las células ni a los tejidos vecinos, reduciendo tanto los problemas cardíacos como los vasculares, la debilidad muscular, la osteoporosis y las dificultades neurológicas. Las células senescentes aparecen con la edad y en los sitios propios de las enfermedades vinculadas con la vejez; además, producen factores que pueden dañar a las células y a los tejidos circundantes y distantes, lo que amplifica su efecto. En muchos ejemplos, los fármacos provocaron la reducción significativa y visible de varias afecciones, apenas después de una dosis, y continuaron siendo terapéuticos hasta por siete meses. Los investigadores dicen que este efecto duradero coincide con un cambio en la composición celular o tisular.

Los dos fármacos más exitosos entre los 46 probados para despejar a las células senescentes fueron el dasatanib y el quercetin, y pese a que individualmente su eficacia fue sólo parcial, en combinación lograron visiblemente revertir mucho más los signos de envejecimiento en los ratones.

“A pesar de que aún es muy pronto para predecir la relevancia clínica, este trabajo muestra una nueva y fascinante manera de lidiar con las múltiples morbilidades que afectan a los ancianos, por lo menos en un modelo de ratón con vejez acelerada”, señala el Dr. Felipe Sierra, director de la División de Biología del Envejecimiento del Instituto Nacional del Envejecimiento. “Será interesante ver el desarrollo de más senolíticos y sus pruebas en ratones normales y demás animales modelo”.

Más estudios están ya planificados y aún no se ha puesto plazo para el posible empleo de estos fármacos en humanos, por lo que el Dr. Kirkland advierte que cualquier referencia a una aplicación clínica es solamente especulación. Ambos fármacos se utilizan en humanos para otros fines, pero de todas maneras, éstos deberán atravesar por ensayos clínicos para este nuevo y único tipo de terapia contra el envejecimiento.

Estudio asegura que sentirse viejo afecta la expectativa de vida

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CHICAGO (AP) — Un estudio señala que si alguien se siente más viejo de su verdadera edad quizá debería a empezar a escribir su testamento, pero si dice sentirse como «quinceañero», va por buen camino.

La gente que dijo sentirse más vieja tenía más probabilidades de morir en ocho años que la gente que se sentía de su edad. Aquellos que dijeron sentirse más jóvenes de lo que son tenían la menor probabilidad de morir de todos.

Los resultados fueron obtenidos en un estudio británico a 6.500 adultos de 66 años en promedio.

Un 14% de los adultos que se sienten jóvenes murieron cuando se hizo un segundo estudio a todos, en comparación con el 19% de los que dijeron sentirse de su edad y 25% de quienes dijeron sentirse mayores.

Los resultados fueron publicados el lunes en la gaceta JAMA Internal Medicine.

 

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