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Presidente de la SVI: Venezuela debe pagar al fondo rotatorio de la OMS para recibir vacunas
Figuera aseguró que las vacunas que se aplican actualmente a los niños son donadas por Unicef y otras agencias internacionales pertenecientes a las Naciones Unidas

 

El pasado 21 de abril el presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), Manuel Figuera, instó al gobierno de Nicolás Maduro a cancelar la deuda que mantiene con el Fondo Rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) por «18 millones de dólares», para poder así acceder a vacunas contra varias enfermedades.

En entrevista concedida al programa A Tiempo que transmite Unión Radio, el presidente de la SVI insistió que el COVID-19  no es el único problema que tenemos hoy en día. Mencionó que en el país hay otras enfermedades como tuberculosis, sida y VPH que deben ser atendidos. 

Figuera aseguró que las vacunas que se aplican actualmente a los niños son donadas por Unicef y otras agencias internacionales pertenecientes a las Naciones Unidas.

«De algún modo, Venezuela debe tener 18 millones de dólares para pagar al fondo rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud y tener vacunas», insistió.

Sobre las cifras del COVID-19, el especialista señaló que actualmente hay «pocas hospitalizaciones, las terapias intensivas están vacías prácticamente y las muertes parece que no están ocurriendo» como en el año 2020 y 2021.

El especialista sostuvo que el COVID-19  «pareciera que ya está dejando de ser un problema» aunque continúan los inconvenientes en los centros de salud, la atención de otras patologías y la diáspora del personal sanitario.

Al ser consultado sobre si este es el final de la pandemia, el médico infectólogo indicó que la Organización Mundial de la Salud es el ente que establece formalmente cuándo es el momento. Insistió en que se debe seguir estimulando la vacunación y el uso de mascarillas en los espacios cerrados, principalmente. 

CLAVES | Los DDHH de las personas con VIH en Venezuela son permanentemente vulnerados
El estudio presentado por ICASO, ACCSI y RVG+ aseguró que en los últimos 10 años, 65.768 personas diagnosticadas con VIH en Venezuela

Ante el Examen Periódico Universal de las Naciones Unidas (EPU), tres organizaciones presentaron un informe sobre la situación de derechos humanos de las personas que viven con VIH en Venezuela.

De acuerdo con los datos de este documento, Venezuela está entre los 20 países peor preparados para afrontar epidemias. Antes de la llegada de la pandemia de COVID-19 al país, los programas de VIH y tuberculosis ya estaban «sumamente deteriorados y con una capacidad de respuesta muy limitada», según indican. 

International Council of AIDS Service Organizations (ICASO), Acción Ciudadana Contra el SIDA (ACCSI) y la Red Venezolana de Gente Positiva (RVG+) reiteraron que el sistema sanitario de Venezuela atraviesa una crisis progresiva

«Infraestructuras y servicios desmantelados y deteriorados, que comprende cierres parciales de centros de salud públicos. Los ambulatorios y hospitales no cuentan con personal calificado, equipos e insumos básicos», indicó el informe.

En 10 años, se han diagnosticado 65.768 personas con VIH

El estudio presentado por ICASO, ACCSI y RVG+ aseguró que en los últimos 10 años, 65.768 personas fueron diagnosticadas con VIH en Venezuela.

De ellas, 72,56% corresponde a hombres y 25,8% a mujeres.

De acuerdo al informe, existe una mayor prevalencia de VIH en 35,85% de mujeres trans,  22,33% de los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres (HSH) y 3,74% en las trabajadoras sexuales.

Otro grupo poblacional con prevalencia superior a la general (0,53%) es el de los indígenas de la etnia warao, habitantes del delta del río Orinoco, con 9,55%.

«Estas poblaciones clave viven, en Venezuela, una permanente discriminación y exclusión social», reiteraron las ONG.

El informe indicó que el Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) informó que entre 2010 y 2017, 17.551 personas fallecieron a causa del sida.

La tasa de mortalidad, por cada 100 mil habitantes, aumentó de 6,4 en 2010 a 8,6 en 2017.

En 2020, se estimaron 4.970 nuevas infecciones por VIH.

Venezuela no ha alcanzado metas para eliminar VIH 

Para eliminar el sida en 2030, se establecieron unas metas llamadas 90 90 90. Pero Venezuela no alcanzó los avances necesarios para 2019.

El informe explicó que, para 2020, el Estado venezolano reconoció su continuado rezago.

Si bien los indicadores parecen haber mejorado, ya que 73% de las personas con VIH conocen su estado serológico, 77% que conocen su estado serológico reciben tratamiento antirretroviral y 14% de las que reciben tratamiento tienen una carga viral suprimida, por lo que la meta 90 90 90 no fue alcanzada.

Desabastecimiento permanente de antirretrovirales

Además de no alcanzar las metas para eliminar el VIH, según acuerdos internacionales, el Estado venezolano tampoco brinda la atención y el tratamiento necesario para personas con VIH.

Las ONG denunciaron que el MPPS no adquiere medicamentos antirretrovirales (ARV) desde 2016.

«Esto afecta entre 65 mil a 75 mil personas de las 110 mil estimadas que vivían con VIH hasta el 2019», indicó el informe.

El MPPS reconoció que, en algún momento del 2020, 100% de los establecimientos dispensadores de medicamentos antirretrovirales experimentaron agotamiento de la existencia de uno o más medicamentos.

La Red Venezolana de Gente Positiva y Acción Ciudadana Contra el Sida relató cómo ha ido presentándose el desabastecimiento de antirretrovirales.

«En 2016, el gobierno dejó de comprar el tratamiento antirretroviral. En 2018, el MPPS informó que el desabastecimiento afectó a 84% de las personas con VIH. En 2019, el desabasto alcanzó 59,94%14 y, en el 2020, 62,63%15», aseguraron las organizaciones.

Venezuela no previene la transmisión infantil del VIH

De acuerdo al informe, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) donaron 106.000 pruebas rápidas para VIH y sífilis.

La prueba de VIH se realizó a 41.284 gestantes. Gracias a ellas, se detectaron 490 nuevos casos de VIH en mujeres embarazadas. A esto se suman las mujeres conocidas con VIH que se embarazaron.

«El total de gestantes con VIH para 2019 fue 546», afirmó el informe.

El estudio reiteró que las madres con VIH no tienen acceso a varios antirretrovirales ni a las pruebas de carga viral, puesto que son víctimas del desabastecimiento de medicamentos y de la escasez de reactivos para practicarse este examen. 

Recomendaciones:

Ante esta situación, ICASO, ACCSI y RVG+ hicieron las siguientes recomendaciones de cara al 2022: 

Constituir un grupo de trabajo multidisciplinario y multisectorial, incluida la sociedad civil diversa y plural, academias, agencias de Naciones Unidas y sector privado, para avanzar en la preparación de un plan estratégico nacional sostenible, que aborde la problemática del VIH, incluyendo la reestructuración del Programa Nacional de Sida y el costeo de la respuesta nacional.

Hacer uso adecuado, eficiente y transparente de los sistemas de información epidemiológica y data estratégica en VIH, que permita nutrir técnica y adecuadamente los boletines nacionales de vigilancia epidemiológica, el Informe Global de Monitoreo y otros, con miras a alcanzar las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) y la eliminación del VIH/sida para el 2030.

Aunar esfuerzos en la respuesta nacional para fortalecer alianzas sólidas para la prevención, atención, tratamientos, epidemiología, derechos humanos, participación ciudadana, monitoreo y evaluación en VIH, durante el periodo de emergencia humanitaria que vive el sector salud y que cuente con el apoyo de la cooperación multilateral y de organismos internacionales, alineados al Plan Maestro.

Doce países renuevan compromisos para atender crisis migratoria de Venezuela
El Proceso de Quito, en el que actualmente participan catorce países, se creó en 2018 por iniciativa de Ecuador como un espacio de trabajo técnico regional, con el apoyo de Acnur y la OIM

Una docena de países de Latinoamérica ratificaron este viernes en Lima su compromiso de atender la crisis migratoria de venezolanos, con políticas públicas para su integración social y económica en cada uno de sus respectivos territorios.

Estos compromisos para apoyar a los 4,6 millones de migrantes y refugiados venezolanos fueron renovados en la octava Declaración Conjunta del Proceso de Quito, suscrita en presencia de delegados de Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

El documento recoge el trabajo de los Estados líderes en materia de inserción socioeconómica, educación, protección de niños, niñas y adolescentes, centros de orientación y recepción temporal, refugio y asilo, regularización migratoria, salud, género y reunificación familiar, trata de personas y VIH/SIDA.

También contiene el compromiso de avanzar conjuntamente en materia técnica en cada uno de ellos, lo que lo convierte en un documento integral de respuesta a la crisis, según Acnur.

«El Proceso de Quito es testimonio de la voluntad para seguir fortaleciendo a nuestra región, abrazando la diversidad con empatía y con la generosidad que la ha caracterizado siempre,» destacó Eduardo Stein, representante especial conjunto de Acnur y la OIM para los refugiados y migrantes de Venezuela.

Stein añadió que «propiciar la inclusión positiva en las estrategias de planificación es clave para la necesaria y urgente cohesión de América Latina y el Caribe».

Brasil en presidencia rotatoria

En la reunión celebrada en la capital peruana, Brasil asumió la nueva presidencia pro tempore del Proceso, que iniciará el próximo 22 de junio, día en que finalizará el periodo en el que la ostentó Perú.

Brasil hizo referencia a su compromiso de seguir impulsando todos los temas que se vienen discutiendo en los grupos de trabajo con un enfoque regional orientado a la cooperación internacional.

«Como uno de los principales receptores de población refugiada y migrante proveniente de Venezuela, Brasil asume su liderazgo en un momento crucial para el Proceso de Quito y la región», anotó Stein.

Con el liderazgo de Perú, el Proceso de Quito avanzó en este periodo en la integración de Reino Unido, Italia y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) como nuevos miembros del Grupo de Amigos, conformado desde antes por España, Países Bajos, Suiza, Alemania, Francia, la Unión Europea (UE), Canadá y Estados Unidos.

Asimismo, el Proceso progresó bajo la batuta de Perú en la organización de encuentros de alto nivel a nivel regional, entre ellos la segunda Reunión regional de Ministros de Trabajo con miras a discutir una hoja de ruta en la temática de la integración socioeconómica.

En ese aspecto destaca la participación de Canadá como organizador de la próxima Conferencia de Donantes.

Casi 3 años de proceso

El Proceso de Quito, en el que actualmente participan catorce países, se creó en 2018 por iniciativa de Ecuador como un espacio de trabajo técnico regional, con el apoyo de Acnur y la OIM, para desarrollar respuestas coordinadas a los retos generados en la región por la crisis migratoria desde Venezuela.

Entre los países miembros están Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guyana, México, Paraguay, Panamá, República Dominicana, Perú y Uruguay.

En la séptima reunión fue establecido un Grupo de Amigos conformado por ocho países de la Comunidad Internacional que participan en las reuniones plenarias y en los espacios técnicos.

Detuvieron en Maracaibo a miembros de la ONG Azul Positivo
Funcionarios de la Dgcim y el Sipez realizaron un procedimiento contra Azul Positivo, ONG humanitaria del estado Zulia

Este martes 12 de enero, una comisión integrada por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) y el Servicio de Investigación Penal del Estado Zulia (Sipez) intervino la sede en Maracaibo de la ONG Azul Positivo.

Por medio de sus redes sociales, Azul Positivo denunció que la comisión inició el operativo a las 11:30 a. m. Y, luego de las 5:00 p. m. trasladaron a al menos seis miembros de la ONG a una comandancia de la policía para supuestamente rendir declaraciones.

«Exigimos el cese del hostigamiento y criminalización de la labor humanitaria. Es obligación del Estado garantizar un espacio humanitario seguro para asegurar la protección y el socorro de las personas que más lo necesitan”, expresó la ONG en un comunicado.

Azul Positivo es una organización humanitaria que atiende a personas con VIH en el estado Zulia.

El abandono de las gestantes seropositivas en los servicios de salud
En el estado de emergencia humanitaria que vive Venezuela, dar a luz ya es complicado para las mujeres sanas. Mucho peor es para las portadoras del VIH: deben comprar su propio kit de bioseguridad y soportar el rechazo y maltratos del personal médico

 

Texto: Alexa Vielma (@Alexavma) y Katherine Pennacchio (@KathyPennacchio). Fotos: Abrahan Moncada (@Monkda92)

 

Cuando iba por su quinto mes de embarazo, a Andreina Pérez* le dieron una noticia pesada como una losa: era VIH positivo. Por falta de recursos, no había podido realizarse exámenes antes.

—Pensaba que me iban a remitir un centro que pudiera ayudarme en mi condición, ninguno se quería lanzar a esa aventura de realizarme una cesárea. Me decían que había que desinfectar el cuarto antes, que era complicado operarme, o cualquier excusa. 

Andreína terminó en el servicio de infectología de la Maternidad Concepción Palacios, uno de los principales centros públicos materno-infantiles al oeste de Caracas. Allí recibió tratamiento antirretroviral los últimos dos meses de gestación y se le programó una fecha para la cesárea, tal como se recomienda para evitar la transmisión lineal del virus madre-hijo. 

—Mientras unos doctores eran amables, otros decían: «¿Por qué me tocó esta paciente?», «¿Por qué ella está aquí?» —recuerda—. Fue un proceso muy difícil.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las tasas de transmisión del VIH de una madre seropositiva a su hijo durante el embarazo, el parto o la lactancia son de un 15% a un 45% si no se las somete a una cirugía. Sin embargo, si se toman medidas eficaces se pueden reducir esas cifras a niveles inferiores al 5%. 

Entre las medidas recomendadas está la detección lo más temprana posible del virus durante el embarazo, que las mujeres seropositivas tomen medicamentos contra el VIH durante la gestación y el parto y –en determinadas circunstancias– las cesáreas programadas. Por último, los bebés deben recibir medicamentos contra el VIH en las primeras 4 a 6 semanas de vida y no pueden tomar leche materna. 

Ante la falta de las pruebas médicas, insumos, fórmulas lácteas y antirretrovirales, las madres dependen de que los hospitales sigan los protocolos y puedan otorgarle una atención adecuada frente a su condición y peligros que representa el parir con VIH.

Para madres en la condición de Andreina, la violencia obstétrica –como ahora se identifica el maltrato y los abusos contra las mujeres en los servicios de salud sexual y reproductiva– empieza cuando se enteran que están embarazadas y no tienen acceso a los controles prenatales necesarios para cuidarse y evitar que transmitan el VIH a sus bebés. 

Venezuela fue el primer país de América Latina que aprobó una ley para prevenir y sancionar la violencia obstétrica, pero en un estado de emergencia humanitaria, la realidad es completamente distinta a lo que plantea la legislación para proteger los derechos fundamentales de las mujeres.  

—Se supone que una paciente embarazada debería tener una prueba de VIH en el primer trimestre —señala Moraima Hernández, infectóloga y fundadora del servicio de infectología en la Maternidad Concepción Palacios— y nos hemos encontrado con pacientes que tienen la prueba desde hace tiempo y llegan justo antes de parir, cuando ya no hay oportunidad de darles el tratamiento previo al parto.

La mayor parte de los casos de transmisión del VIH madre-hijo ocurren a través del canal vaginal durante el parto, explica la infectóloga y pediatra María Graciela López. Por eso –agrega–, los protocolos de atención establecen que el nacimiento en estos casos debe ser mediante cesárea electiva, planificada antes del inicio del trabajo de parto. 

Pero las condiciones en Venezuela no garantizan estos protocolos. Según cifras presentadas por Raul Leonett, jefe del Programa Nacional de Sida del Ministerio del Poder Popular para la Salud, entre enero y octubre de 2019 se registraron 665 casos nuevos de VIH en niños, niñas y adolescentes menores de 14 años; es decir, 612 más que en 2018. De ese grupo, 184 de los niños tenían entre 0 y 5 años.

La mayoría de las mujeres no tienen control prenatal durante el embarazo. Esto complica el diagnóstico y tratamiento para que el bebé nazca sano.

Andreina ingresó el 25 de marzo de 2019 a la maternidad, pero su intervención planificada terminó coincidiendo con un apagón eléctrico de escala nacional en Venezuela. Finalmente, dio a luz a una niña, el 28 de marzo.

 

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Antes de dar a luz, a Andreina la hicieron esperar en un cuarto, aislada, según sus palabras, «en el rincón más remoto del hospital». El piso era solo compartido por otras parturientas que tenían la misma condición u otra enfermedad de transmisión sexual, como sífilis. Andreína dice haber sentido discriminación y miedo por no habérsele permitido el estar acompañada de sus familiares. Temía que su trabajo de parto comenzara antes de ser intervenida, lo que pondría en riesgo a su bebé.

Finalmente, la cesárea electiva de Andreina se llevó a cabo. No todas las mujeres en Venezuela tienen esa suerte. Es el caso de Karina García*, quien se enteró de que tenía VIH a las 34 semanas de embarazo. 

El estrés de enterarse este diagnóstico provocó que los dolores de parto de Karina comenzaran cuando apenas tenía 36 semanas de embarazo. Llegó a la maternidad de alto riesgo Comandante Supremo Hugo Chávez, en el estado Carabobo, con tres centímetros de dilatación. Pero, aunque ya tenía programada una cesárea para un par de días después, no había médico que la quisiera atender ante la emergencia. 

—Uno de los médicos no quería ni tocarme porque no tenía el kit de seguridad. Esperé tantas horas que terminé pariendo en quirófano. Cuando deciden hacerme la cesárea ya tenía nueve centímetros de dilatación.

El kit de bioseguridad consta de dos batas quirúrgicas, lentes de seguridad, guantes, gorro, botas y campos quirúrgicos. La asignación de estos equipos debe llevarse a cabo por el Programa Nacional de SIDA/ITS, de acuerdo a la valoración de cada caso en particular. Sin embargo, en la situación de emergencia humanitaria que atraviesa Venezuela, no hay asignación de kits en los centros de salud públicos. Los médicos optan por solicitar a sus pacientes que ellos los compren. Según los precios mostrados en Mercado Libre –la empresa dedicada a compras, ventas y pagos por Internet– adquirir todos los productos del kit puede costar 370 mil bolívares, unos 5 dólares al cambio oficial. Eso es casi un salario mínimo mensual (que actualmente está en el equivalente a 6,7 dólares mensuales).

Representantes de ONGs han denunciado en varias oportunidades que los médicos se niegan a atender a personas seropositivas aduciendo la falta del kit, lo que constituye un acto de discriminación y deshumanización. 

—Muchos opinamos que pedir el kit de bioseguridad para atender pacientes con VIH es un acto discriminatorio. Porque dada las limitaciones para obtenerlo hace que se vea restringida la atención—, explica la infectóloga María Graciela López.  

Por lo demás, la reglamentación técnica vigente en Venezuela sobre procedimientos de bioseguridad establece que el personal de salud debe usar las precauciones de acuerdo a los estándares universales y las normas ya explicadas ante cualquier paciente, al margen de que sea VIH positivo o no.

A Karina la dejaron parir de manera natural, lo que constituye un serio riesgo para su bebé.

—A las mujeres con VIH, aquí en Carabobo, no las dejan usar el baño,  las tienen en un cuarto de aislamiento, las monitorean con sus tratamientos, no dejan que toquen a sus bebés. Se ha llegado al punto de que a los bebés le ponen el cartel en las incubadoras que dice «bebé recién nacido expuesto a VIH» —cuenta Heidy Fernández, fundadora y representante de las mujeres, niños, niñas y adolescentes con VIH de la Fundación Mavid, una organización no gubernamental creada para contribuir en la orientación de las personas que viven con el VIH.

En la emergencia humanitaria que vive Venezuela, los pacientes deben llevar a los centros de salud públicos todos los medicamentos, entre otros instrumentos médicos, si quieren ser atendidos.

Heidy también es portadora del VIH. La diagnosticaron a los 22 años, cuando estaba embarazada de la que sería su primera hija. Ella también recuerda que las enfermeras no querían tocarla, los médicos se negaban a hacerle cesárea y le impedían usar el baño. Ahora, desde Mavid, denuncia la discriminación y el maltrato que sufren otras mujeres como ella.

En Venezuela, el artículo 7 de la Ley para la Promoción y Protección del Derecho a la Igualdad de las Personas con VIH o Sida y sus Familiares señala que está prohibido «todo acto o conducta de discriminación cometido por cualquier persona natural o jurídica, de naturaleza pública o privada, contra las personas con VIH/SIDA, y sus familiares, fundado en su condición de salud». Y el artículo 37 de la misma ley establece sanciones a quienes violen los derechos de las personas seropositivas: en el caso de personal de salud, cabe la suspensión del ejercicio profesional.

 

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Karina García recuerda que luego de dar a luz en la maternidad de Carabobo la aislaron junto con otra paciente con VIH en una habitación donde ninguna enfermera entraba. Nadie pasaba ni siquiera a ver, ni a revisarles la vía, menos  a suministrarles algún medicamento. Pero lo que más le dolió fue la clasificación que le dieron a su bebé en la zona neonatal. 

—Le pusieron una cruz en color fucsia, indicando que era seropositivo. 

A Andreina Pérez le dieron de alta de la Maternidad Concepción Palacios una semana después de su cesárea. Cuando le entregaron a su niña, la pediatra de turno le dijo que a la bebé le habían hecho las pruebas y también tenía el virus, que no había nada que pudiera hacer. 

Lloró. No entendía cómo después de haber seguido tratamiento antirretroviral y de habérsele practicado la cesárea preventiva podía haber infectado a la niña. Decidió darle lactancia materna a la bebé.

—No le estaba dando pecho, como me había dicho un doctor, pero llegó esta pediatra y me dijo eso. La niña lloraba mucho por el hambre, no tenía fórmula y yo tenía los senos a reventar.

Las personas con VIH en Venezuela afrontan el permanente desabastecimiento de reactivos para exámenes de anticuerpos contra el VIH, conteo de CD4/CD8, carga viral y genotipo. Tampoco se consiguen reactivos para realizar pruebas de VDRL cuantitativo, tal como establece el Informe Conjunto de Organizaciones de Defensa del Derecho a la Salud al Comité de Derechos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas de mayo de 2015. 

Otro problema que agrava la situación está en la escasez de servicios especializados en VIH y médicos tratantes en todos los estados del país. «Las embarazadas con VIH en Venezuela son víctimas de violencia obstétrica y no hay productos sustitutos de leche materna para niñas y niños de madres con VIH, desde hace varios años», explica uno de los más recientes informes de Naciones Unidas.   

 

La infectóloga Moraima Hernández señala que desde hace cuatro años el programa VIH/Sida no da fórmulas lácteas ni ha proporcionado los exámenes vitales para las personas que viven con esta condición. Esto, pese a que existe un amparo constitucional, vigente desde 1999, que protege a las personas con VIH y SIDA en sus derechos a la vida, la salud, la libertad y seguridad personales, la no discriminación y el acceso al beneficio de la ciencia y la tecnología.

—Nosotros, desde el hospital les damos algunas veces fórmulas lácteas cuando conseguimos donaciones por terceros, se las damos a las madres para que los bebés no se contagien —dice.

Días después del nacimiento de su bebé, Andreina se dirigió al Hospital de Niños J. M. de los Ríos​, en el centro de Caracas. Allí, una infectóloga-pediatra le explicó que, aunque la prueba de su hija haya salido positiva, eso no significaba que su bebé era portador del VIH. Un bebé nacido de una mujer VIH positiva obtendrá resultados positivos para la prueba de anticuerpos por los primeros 12 a 18 meses de vida. Pasados los 18 meses, el bebé elimina los anticuerpos de la madre. 

Andreina está esperando que el tiempo pase y pueda tener resultados más precisos sobre el estado de su hija. Toma antirretrovirales y recibe fórmula materna, pero solo cuando estos llegan al hospital. Su historia, como la de Karina, son claros ejemplos lo que pueden sufrir las mujeres embarazadas en Venezuela. Y si resulta que la mujer tiene VIH, entonces el sufrimiento se multiplica por una combinación de discriminación, desidia, escasez e ignorancia.

 

* Las madres que dieron su testimonio para este reportaje están identificadas con nombres ficticios a su pedido.

 

Este reportaje forma parte del proyecto “El parto robado: el lado más doloroso de dar a luz en América Latina”, liderado por la plataforma colaborativa Salud con Lupa, con apoyo del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ).

Más de 70 mil personas con VIH no cuentan con atención adecuada en Venezuela

Foto: Acción Solidaria

Sobre el VIH y el Sida en Venezuela solo hay datos parciales: no se sabe con exactitud cuántas personas viven con el virus y cuántas se complicaron. Tampoco se conoce con precisión cuántas han fallecido en 2019. La información epidemiológica acerca de esta situación permanece en la opacidad y solo se compara con las oscuras condiciones en las que sobreviven los diagnosticados, al menos los que aún están en el país, en la nación que desde 2017 atraviesa por una emergencia humanitaria compleja. 

Hoy, cuando se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, apenas se conoce que 72.893 personas con el Virus de Inmunodeficiencia Humana han sido atendidas este año en centros de salud del Estado. Pero no hay estadísticas confiables acerca de los fallecidos por el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.

Lo que se sabe  

Las cifras más recientes fueron expuestas en el informe oficial presentado hace un mes por Raúl Leonett, jefe del Programa Nacional de Sida del Ministerio de Salud de Venezuela, durante el acto de apertura de la Misión Técnica Conjunta Organización Panamericana de la Salud y la Oficina de las Naciones Unidas para el Sida (ONUSida).

El documento es un requisito exigido por ONUSida para la evaluación e implementación del programa a través del cual la ONU envía insumos y aprueba recursos, vía cooperación técnica, al Estado. Conocido como Plan Maestro para el fortalecimiento de la respuesta al VIH, tuberculosis y malaria en Venezuela, este se ha convertido en la única forma de abordaje e inversión del gobierno venezolano para atender a los infectados por el virus. 

Con datos hasta el pasado mes de octubre, al principio del informe se revela que 66.071 personas habían sido diagnosticadas con VIH o se encontraban en la última etapa de la enfermedad, denominada Sida. Sin embargo, en los párrafos siguientes se contradice esta cifra, al agregar que 67.381 personas es el total de diagnosticados.

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Comunicado: Onusida se pronuncia tras detención de tres representantes de la ONG Gente Positiva

CIUDAD DE PANAMÁ, 15 DE FEBRERO 2019 — El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) expresa su profunda preocupación por la detención -sin orden judicial previa- de los ciudadanos Venezolanos Willmer Álvarez, Manuel Armas y Jhonatan Mendoza, miembros de las organizaciones no gubernamentales Manos Amigas por la Vida- MAVID y Red Venezolana de Gente Positiva-RVG.

Si bien ellos han sido ya liberados, lamentamos y rechazamos que se hayan decomisado los medicamentos antirretrovirales (ARV) y las fórmulas lácteas para los bebés de madres que viven con VIH, que eran distribuidos por la ONG producto de donaciones recibidas durante los últimos meses.

ONUSIDA considera que la participación protagónica y directa de las comunidades y de las personas que viven con VIH en la respuesta nacional es clave. Éstas tienen un rol relevante en la articulación intersectorial para tener una respuesta nacional al VIH coherente, robusta, oportuna y que comprenda las necesidades de los principales afectados por la epidemia.

Dentro del Plan Maestro de Respuesta al VIH suscrito entre el Ministerio del Poder Popular para la Salud, la OPS y ONUSIDA se incluye el importante rol que tienen las ONG y las personas que viven con VIH en los procesos de adquisición, distribución, monitoreo y entrega de medicamentos ARV. Las tres personas detenidas en Valencia, al igual que el director de MAVID -el Sr. Eduardo Franco, son puntos focales de la RVG en Carabobo de reconocida trayectoria por su trabajo en favor de las personas que viven con VIH en Venezuela.

ONUSIDA, considera fundamental promover la articulación entre los diversos actores de la respuesta nacional al VIH e invita a las autoridades correspondientes de la República Bolivariana de Venezuela a garantizar la salud y la seguridad de las personas que viven con VIH, permitiéndoles que realicen las actividades de distribución, monitoreo y entrega de medicamentos antirretrovirales y fórmulas lácteas en un clima de respeto de sus derechos fundamentales.

Pacientes waraos con VIH se mueren sin retrovirales en el Delta

DESDE MAYO DE 2017 hasta septiembre de 2018 el acceso a los antirretrovirales es prácticamente nulo, informó un paciente con VIH-Sida en Delta Amacuro.

Lo que indica que desde hace más de un año los afectados por el virus deben improvisar con el tratamiento, y los médicos deben crear un nuevo esquema de suministro de fármacos, como también lo aseguró el paciente.

7 decesos de pacientes waraos con VIH-Sida fueron registrados oficialmente en el 2017 en Delta Amacuro, con una población porcentual mayor ubicada en la parroquia Padre Barral del municipio Antonio Díaz, zona selvática de la entidad donde la cepa de virus sería la más agresiva (X4).

Esta cepa, es la que fue identificada por investigadores del Instituto Venezolano de Ciencia en una investigación realizada en 1993 en la población warao.

Fuentes ligadas al sector salud, han asegurado que la Dirección Regional del Programa VIH-Sida en Delta Amacuro tiene una tendencia creciente a la inactividad por falta de capacidad de movilización, y la falta de recursos para cubrir costos operativos.

Aunque también hay pacientes que afirman que la deficiencia de retrovirales comenzó en el 2015, y durante los dos últimos años se ha profundizado.

Investigadores coinciden en que el VIH-Sida llegó a la población warao en 1990, año del éxodo masivo a las urbes como San Félix y Puerto Ordaz, en el estado Bolívar, por una crisis ambiental que causó devastación, dejando gran cantidad de animales muertos y la contaminación del agua a niveles altamente tóxicos que generaron cólera.

Con información de Kapé Kapé