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¿Qué están haciendo los venezolanos hoy en día para conseguir medicamentos?

Fabio Fuenmayor

Médico especialista en Cuidados Paliativos

Especial para Runrun.es

EL MEDICO ESPECIALISTA EN CUIDADOS PALIATIVOS, Fabio Fuenmayor, dirigió una carta al departamento de Control de Sustancias Psicotrópicas y Estupefacientes del Ministerio de Salud, el pasado 11 de noviembre de 2014, y le planteó lo que está viviendo con sus pacientes.

 

“Con gran preocupación he venido observando que funcionarios del Ministerio de Salud obstaculizan de manera flagrante el derecho que tienen los pacientes con dolor crónico y cáncer para acceder a los medicamentos analgésicos.

No soy persona dedicada a la investigación social, pero los múltiples reportes que me llegan de mis pacientes –tanto a nivel público como privado–, referidos a las crecientes dificultades que han tenido para adquirir opioides y otros coadyuvantes analgésicos, me llevan a la conclusión de que actualmente se aplica una política de controles improvisada, que aunada a la discrecionalidad y a la ignorancia de quienes autorizan la compra o suministran estos medicamentos, ha generado una situación indeseable, y en muchos casos intolerable, para los enfermos de cáncer y otras enfermedades que causan terribles dolores físicos.

En cuanto a la política de contraloría sanitaria soy testigo del deterioro de unas normas que se seguían fielmente y que reflejaban un control adecuado, que incluía a los médicos que frecuentemente solicitamos permisos para la compra y adquisición de analgésicos opioides. Los pacientes eran registrados y se les realizaba un seguimiento. Igualmente, los médicos éramos registrados y se vigilaban nuestras indicaciones. De manera tal que en caso de incurrir en errores o incongruencias en la prescripción, se establecía contacto telefónico con los profesionales de la medicina para aclarar el inconveniente. Actualmente no es así. Se limitan a negarle al enfermo el acceso al analgésico, sin ofrecer ninguna ayuda, obviando su dolencia. Existe, además, una zonificación de las diferentes oficinas del despacho de Salud que causa múltiples inconvenientes y molestias para los pacientes y familiares. A veces, incluso, situaciones verdaderamente surrealistas. Por ejemplo, un paciente que vive en los Valles del Tuy, que recibe atención en la unidad oncológica del Hospital Universitario de Caracas, debe trasladarse a Los Teques para solicitar la autorización para la compra de medicamentos, cuando anteriormente lo hacía en la oficina de El Cementerio a pocas cuadras del referido centro hospitalario. Igualmente estas oficinas laboran en horarios distintos y con plazos diferentes para la entrega de los permisos. Esta situación ha traído complicaciones diversas para los enfermos que deben soportar el dolor.

Frente a la escasez, las autoridades responden limitando el acceso a los medicamentos. Pongamos el caso de la oxicodona y del tramadol, dos fármacos que solo están disponibles en el CEFAR y algunos hospitales públicos. En BADAN (y aquí hablo por experiencia propia) me informaron que ellos no podrán volver a importar oxicodona porque esta seria manejada exclusivamente por el Ministerio de Sanidad; mientras que el principal laboratorio proveedor de las diversas presentaciones de tramadol advierte que lo poco que queda en existencia se encuentra asignado exclusivamente a departamentos del despacho de Salud. Esto representa una discriminación criminal con aquellos pacientes, y no son pocos, que dependen exclusivamente de estos fármacos.

Otra medida puesta en práctica, al menos en el CEFAR (oficina del Ministerio de Salud), consiste en solicitarle a los enfermos autorizaciones del mismo ministerio para retirar medicamentos. Conozco el caso de un paciente del Hospital Universitario que debió trasladarse a la oficina ubicada en La Urbina para solicitar dicha autorización y poder así retirar el medicamento… ¡En el CEFAR que queda en Las Adjuntas!

Paso a enumerar algunas prácticas discrecionalidades.

Varios de mis pacientes se han visto en dificultades para calmar el dolor a causa de las medidas que toman algunos funcionarios. Debo aclarar que la “creatividad” radica en que situaciones similares han tenido que responder a diferentes exigencias. Hasta ahora me ha sido imposible adivinar las múltiples “creaciones” de estos funcionarios, pasaré a enumerarlas:

 

Al paciente no se le otorga el permiso por:

  1. Amerita un informe del Seguro Social (aunque no figure entre los asegurados de esa institución)
  2. Si la carta y el informe del médico no tienen el sello de alguna institución dispensadora de salud, sencillamente no se tramita, como si un médico en ejercicio libre de su profesión no pudiera tratar a un enfermo con dolor.
  3. Si el médico no indicó en el récipe a qué hora el paciente debe tomar el rescate de analgésico, el funcionario asume que tal rescate tiene horario. Por tanto, la solicitud no se procesa.
  4. La oficina no atiende por ausencia del encargado

 

Al paciente no se le entrega el medicamento por:

  1. Porque no hay… eso es lógico, lo que no es lógico es que cuando llega el permiso que había sido consignado en vigencia, ya han pasado más de 5 días y el funcionario no tiene certeza de que el paciente aun requiera el analgésico. La pregunta es: ¿Un tratamiento de 30 días requiere solicitar un nuevo permiso con una semana de diferencia?
  2. El funcionario advierte que le quedan pocas unidades y que solo entregará tratamiento para una semana. Vencido el lapso, el paciente debe repetir todo el trámite.
  3. En el caso de la carbamazepina, el funcionario ignora que el medicamento se utiliza para el dolor neuropático, y por lo tanto asume que solo puede ser prescrito por un neurólogo. Sería conveniente averiguar, cuál es la resolución ministerial que le impide a un médico en ejercicio legal recetar unos medicamentos sí y otros no.
  4. La oficina decidió cerrar por inventario, como si fuera una ferretería, o porque había una marcha oficialista… un franco irrespeto a la importancia de su función.

Toda la información aqui registrada, fue suministrada por los pacientes y sus familiares, de quienes no tengo porqué dudar. Ellos estarían interesados en visitarme si lo que yo les indico no alivia sus dolencias, pero no para pedirme que repita las mismas cartas e informes con las que confían en calmar sus dolores y mucho menos tener que elaborar constancias para justificar las ausencias laborales de los familiares que deben perder un día de trabajo por cada una de estas diligencias (las oficiales):

1.- Consultorio para carta e informe del médico (mensual)

2.- Consejo comunal para constancia de residencia

3.- CNE para ratificar la constancia de residencia del consejo comunal

4.- Alcaldía, casa del pueblo, prefectura o como se llame para la Fe de Vida (dura 3 meses, luego regresa al paso 2)

5.- Unidad Sanitaria o Secretaría de Salud estadal para solicitar el permiso de adquisición (mensual)

6.- Consignar el permiso y comprar o recibir el medicamento según el índice de abastecimiento.

Espero que un análisis de conciencia, permita ofrecer soluciones efectivas a quienes además de padecer severas enfermedades, deben vivir con dolores terribles.

De más está decirles que estoy a su entera disposición en el Instituto de Oncología y Hematología en la Ciudad Universitaria y en el teléfono que pongo a su disposición en esta carta”.