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#MonitordeVíctimasLara | Un comerciante murió apuñaleado en Navidad
Pedro Julián Barcos, de 41 años de edad, estaba ingiriendo bebidas alcohólicas cuando se originó una pelea. en un barrio del oeste de Barquisimeto. En diciembre, cinco personas fueron asesinadas en el estado Lara

 

A Pedro Julián Barcos, de 41 años de edad, lo asesinaron de una puñalada cuando estaba compartiendo con un grupo de amigos por la llegada de la Navidad. El hecho ocurrió en la madrugada del 25 de diciembre, en el barrio Moyetones sector III, al oeste de Barquisimeto, estado Lara. 

En la noche del 24 de diciembre, Barcos estuvo celebrando con su familia y, a la medianoche, decidió ir a reunirse con un grupo de amigos que estaba ingiriendo bebidas alcohólicas. A las 2:00 de la madrugada,  ya el 25 de diciembre, un hombre que estaba con el grupo, presuntamente, comenzó a discutir con Barcos y pelearon, pero en ese momento el agresor sacó un cuchillo y se lo asestó en el tórax izquierdo, justo en el corazón. 

La víctima cayó al piso y se estaba desangrando. Quienes estaban con él, de inmediato, lo montaron en un carro particular y lo trasladaron hasta el Seguro Social Pastor Oropeza, ubicado a pocos minutos de donde ocurrió el hecho.

La herida fue mortal y Barcos murió poco tiempo después de ser ingresado en el centro hospitalario. El equipo de Monitor de Víctimas del estado Lara pudo conocer que los vecinos de la comunidad atraparon al agresor, para evitar que se escapara, y fue entregado a los funcionarios del Cicpc. La identidad del presunto homicida no pudo ser confirmada. 

Cinco homicidios 

En el mes de diciembre, cinco familias larenses quedaron enlutadas, al ser víctimas de la criminalidad, que este año aumentó en la región. El equipo de Monitor de Víctimas Lara registró 59 homicidios entre enero y noviembre de 2022, mientras que documentó 72 homicidios entre enero y noviembre de 2023.

Los cinco homicidios de este diciembre de 2023 ocurrieron en Torres, Simón Planas e Iribarren; este último fue el municipio que más casos registró. 

Las víctimas fueron Richard Alonso Rojas, de 45 años; Eyzer Nelo Hernández, de 22 años; un adolescente de 16 años de edad, un hombre apodado el “Mexicano”, cuya identidad no fue conocida, y Pedro Julián Barcos.

#MonitordeVíctimasCaracas | Denuncian que el Cicpc mató a un inocente y simuló enfrentamiento
Los funcionarios seguían a unos presuntos ladrones de carros y le dispararon a John Frank Arrieche cuando se dirigía a su casa. Hasta noviembre de 2023, 24 homicidios se le atribuían a este cuerpo policial

@carlos_dhoy

Familiares de Jhon Frank Arrieche Arrieche, de 23 años, un joven que resultó muerto en una operación realizada el pasado domingo 17 de diciembre de 2023, por el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), denunciaron que fue asesinado por los funcionarios de este organismo policial, quienes intentaron simular un enfrentamiento.

Omaira del Carmen Arrieche, madre del joven, explicó que Jhon Frank salió, la noche del domingo, de su casa en Hoyo de La Puerta, a comprar cigarrillos.

“Llegó hasta el puesto de perrocalientes que está cerca de la entrada del cementerio de Hoyo de La Puerta, y el comerciante le regaló dos cigarros. Cuando venía de vuelta a la casa, pasando el puente de la autopista, llegaron los funcionarios disparando, porque supuestamente estaban persiguiendo a unos asaltantes, pero le dispararon a mi hijo, lo mataron. También mataron a una perra que teníamos”.

Omaira Arrieche agregó: “Luego, se llevaron el cuerpo y lo pusieron al lado de una camioneta que estaba toda tiroteada, y le tomaron fotos, como si mi hijo hubiese participado en ese hecho; pero mi hijo no estaba en ese tiroteo”.

Dijo que los policías no le dejaron llegar hasta donde estaba el cadáver de su hijo. “Él era inocente, estaba en la milicia. Nunca tuvo problemas con nadie, ni con asaltantes ni con nada”.

Luego, se llevaron el cuerpo del joven, al que posteriormente le hicieron la autopsia. El primer informe señalaba que había muerto en un enfrentamiento, pero tras denunciar el caso e ir al Cicpc, la madre de la víctima señala: “Se determinó que mi hijo, supuestamente, quedó atrapado en la línea de fuego, pero resulta que no hubo ningún enfrentamiento. No hubo ninguna línea de fuego; él fue asesinado”.

Relató que denunció el caso de su hijo ante el Ministerio Público: “Que los culpables de su asesinato sean enjuiciados y encarcelados”.

Los supuestos enfrentamientos con Cicp

Según datos recopilados por Monitor de Víctimas, un total de 1.798 personas han resultado muertas a manos de funcionarios del Cicpc y de la Policía Nacional Bolivariana, desde mediados del año 2017 cuando se inició el conteo de muertes violentas en Caracas.

Del total de muertes adjudicadas a cuerpos policiales nacionales, entre 2017 y 2023, 1.162 se atribuyen a funcionarios de la PNB y 636 corresponden al Cicpc.

En lo que va del año 2023, 76 personas murieron en casos que involucran a funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana y 24 a la policía científica; en total, se contabilizan 100 muertes hasta el mes de noviembre de 2023.

Al analizar el motivo de estos decesos, se observa que la mayoría de los casos que involucran a efectivos de la PNB fueron en presuntos ajusticiamientos, 40 casos de los 73, mientras que en 25 muertes hubo supuesta resistencia a la autoridad.

En cambio, en los casos que involucran al Cicpc, la mayoría de las muertes ocurrieron en supuestos enfrentamientos con la policía: 13 de 24 casos. Las denuncias de presuntas ejecuciones representaron un tercio de los 24 casos. En total, 7 personas murieron bajo ese móvil.

#MonitordeVíctimasZulia | En menos de 24 horas matan a tres hombres en la Costa Oriental del Lago
Hugo Gutiérrez falleció después de recibir una puñalada dentro de su casa, en el municipio Lagunillas. Mientras que Elián Álvarez y Carlos García fueron asesinados de varios disparos en la zona rural de Baralt. Los tres hechos ocurrieron el mismo día: 7 de noviembre de 2023 

 
@mayrethc

Tres hombres fueron asesinados en hechos diferentes en la Costa Oriental del Lago, en el estado Zulia, el 7 de noviembre de 2023. Los homicidios ocurrieron en menos de 24 horas, en los municipios Baralt y Lagunillas. Las autoridades responsabilizan a bandas que operan en la zona.

El primer hecho ocurrió en la mañana, cuando asesinaron de una puñalada a Hugo Gutiérrez, de 63 años, dentro de su casa en el barrio Libertad de Ciudad Ojeda, en el municipio Lagunillas.

Una fuente policial reveló que, presuntamente, entraron para robar dentro del inmueble y los vecinos llamaron a las autoridades después de escuchar gritos. El herido fue trasladado hasta el Hospital Coromoto de Maracaibo, pero falleció por una hemorragia interna.

El Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) no detuvo a responsables por el incidente y sus familiares exigieron justicia. Se conoció que la víctima fue líder de Planificación y Programación de Mantenimiento de Lagoven, en Tía Juana, municipio Simón Bolívar, en la década de los 90.

Doble en Baralt

La noche del 7 de noviembre de 2023, se registró un doble homicidio en la zona rural del municipio Baralt, parroquia General Urdaneta, entre los estados Zulia y Trujillo. Los crímenes ocurrieron con una hora de diferencia por hombres armados a bordo de una moto.

Cerca de las 10:00 pm, sicarios asesinaron a Elián Manuel Álvarez Calpa, de 20 años, de cuatro disparos, dentro de su casa en el sector El Boquete. Mientras que a Carlos Alfredo García Rosales, de 33 años, lo mataron a las 11:00 pm, en la avenida principal del sector Alto Viento.

Uno de sus familiares precisó a Monitor de Víctimas, desde la morgue de Cabimas, que las víctimas eran amigos y que trabajaban como obreros en dos fincas vecinas de la zona.

Una minuta del Cicpc asegura que se les vinculaba con bandas delictivas que operan en el municipio Baralt y que el móvil era venganza. Pero familiares se desvincularon de esta versión y exigieron que sea investigado el caso.

Entre enero y octubre de 2023, según las estadísticas de Monitor de Víctimas, se ha reportado la muerte de 90 personas en el Zulia, con distintos móviles y hechos ocurridos en los 21 municipios.

En ese mismo período, el año pasado (2022), incluso, entre febrero y octubre de 2023, fallecieron en hechos violentos más personas: 142. El equipo de Monitor de Víctimas comenzó a documentar los homicidios en Zulia, en febrero de 2022.

Tres hombres

#MonitordeVíctimasCaracas | Detenidos dos funcionarios de la PNB y un civil por el asesinato de un jeepsero en Catia
El conductor Gustavo Alcides Mendez Guerrero, de 48 años de edad, tenía más de 20 años como transportista. Los acusados, antes de robarlo y matarlo, le pidieron una carrera a Los Magallanes de Catia. Un total de 23 homicidios por robo ha registrado Monitor de Víctimas entre enero y octubre de 2023

 

@lysaurafuentes

Gustavo Alcides Mendez Guerrero, de 48 años, fue herido de muerte durante un hecho de violencia el domingo 12 de noviembre, cerca de las 5:30 pm, en Catia, parroquia Sucre, municipio Libertador de Caracas. 

Mendez Guerrero había asistido desde tempranas horas al lugar donde opera la línea de transporte Emiliano Hernández, ubicada en el sector La Laguna de Catia, en la que él era uno de los integrantes de la asociación de conductores de jeep. 

De acuerdo con el testimonio de sus compañeros de trabajo, en el sitio del suceso, Alcides fue abordado por tres hombres, quienes le solicitaron un traslado hacia Los Magallanes de Catia. A escasos metros de la línea de conductores, a la altura de la bomba Telecuba de la zona, frente a un conocido supermercado, los involucrados sacaron un arma de fuego y sorprendieron al conductor del jeep, presuntamente, para robarlo.

Al parecer, Alcides se resistió y le efectuaron un disparo a la altura del intercostal derecho con salida en la clavícula.

Los tres hombres se fugaron tras cometer el robo y asesinato. 

Murió al día siguiente

Al inicio, se manejó la versión de que sus colegas de trabajo, al enterarse del suceso, auxiliaron al transportista. Pero en el sitio del suceso, se conoció que un motorizado, que pasaba por la bomba Telecuba, para ese momento, ayudó a Mendez Guerrero y lo trasladó hasta el Hospital José Gregorio Hernández, de Los Magallanes de Catia. 

En el lugar, se informó que la víctima habría sido trasladada luego al hospital Pérez de León, de Petare, para operarlo de emergencia, pero esta información no fue confirmada por sus parientes. 

El lunes 13 de noviembre de 2023, falleció debido a complicaciones de salud por la herida de proyectil. 

Policías detenidos  

Una comisión policial de la parroquia Sucre, que se presentó en el sitio del suceso, logró detener a uno de los hombres, que tenía un arma de fuego, y que resultó ser funcionario de la Policía Nacional Bolivariana. Se conoció que tiene 20 años de edad.  

Los otros dos acusados, uno que también es funcionario del cuerpo policial, y un civil, que se conoció en el lugar que, al parecer, era mecánico.  Ambos están detenidos. Se desconocen las identidades de los tres acusados. 

Los implicados quedaron bajo custodia policial y fueron presentados ante tribunales.

Se dio a conocer en un principio que, presuntamente, los involucrados querían apoderarse del jeep Toyota Land Cruiser, año 2022, de la víctima; no obstante, no se descartan otras hipótesis. 

Las averiguaciones están a cargo, también, de la Fiscalía 35° en materia de homicidios. 

La víctima tenía tres hijos

Gustavo Mendez Guerrero llevaba más de 20 años como transportista. Además, era socio en otra línea de conductores, situada en la Cota 905. 

Sus colegas de labores relataron que era una persona querida por sus compañeros y familiares. 

Vivía en Gramoven, sector Nuevo Horizonte, y era padre de familia con tres hijos. 

El jueves 16 de noviembre, le hicieron un homenaje en la línea de transporte y luego efectuaron el sepelio. En los vidrios de los jeeps y unidades de transporte tenían mensajes pidiendo justicia por el asesinato del conductor. 

Entre enero y octubre de 2023, Monitor de Víctimas ha registrado 23 homicidios por robos en el Área Metropolitana de Caracas. La mayoría de estos asesinatos los han perpetrado civiles y han sido ejecutados en la vía pública.

Justificar es complicidad: cuidemos cómo hablamos de las víctimas
Comentarios como ‘seguro lo mataron por malandro’, va en contra el derecho a la vida, que busca protegernos de Estados y funcionarios policiales que actúen como jueces y verdugos

 

@miconvive

A todos nos gustaría creer que el mundo es un lugar justo y predecible, donde todo lo que ocurre tiene un sentido lógico y en el cual “las cosas malas pasan por algo”. De hecho, el psicólogo experto en violencia, Ervin Staub, plantea que todos los seres humanos compartimos ciertas necesidades básicas, entre ellas, la necesidad de seguridad. Con ello, se refiere a una necesidad universal y compartida de sabernos, o al menos creernos, a salvo de daños físicos y psicológicos del exterior y con la capacidad de protegernos ante posibles ataques.

La satisfacción de estas y otras necesidades son fundamentales para mantener un adecuado funcionamiento interno en los seres humanos. Sin embargo, en nuestro esfuerzo por conseguirlo podemos no solo llegar a conclusiones discriminantes y erróneas, sino resistirnos a cambiarlas y, por si fuera poco, actuar con base en ellas. Muchas veces las consecuencias de equivocarnos por asumir algo son simples: perdemos el autobús por creer que saldría a una hora o nos perdemos de una buena película porque su portada nos hizo estar seguros que no valía la pena.

¿Pero qué pasa cuando estas creencias nos llevan a profundizar el sufrimiento de las víctimas y sus familiares? ¿Hasta qué punto pueden volvernos cómplices?

Esto es especialmente importante en una realidad como la que viven muchas comunidades vulnerables en Venezuela, y en especial, la de los hombres jóvenes que habitan en ellas, la cual se ha visto marcada por la violencia. Solo en Caracas, Monitor de Víctimas ha contabilizado al menos 4665 muertes violentas desde marzo del 2017, con un 39,87 % de ellas a manos de fuerzas de seguridad del Estado.

Los operativos policiales en Venezuela, como los llevados a cabo durante la Operación de Liberación del Pueblo (OLP), son sinónimo de abusos, miedo, dolor y muerte en cada una de las comunidades donde fueron llevados a cabo, dejando atrás un rastro de al menos 1860 presuntas ejecuciones extrajudiciales y, con ellas, miles de madres, padres, hijos y hermanos, todos víctimas secundarias marcadas para siempre por el dolor de perder un familiar a manos de una violencia estatal desproporcionada.

En un contexto así, en el que la muerte está a la orden del día y las personas no sienten confianza en aquellos que se supone deben protegerlas, es posible caer en la justificación del actuar de la policía y las violaciones de derechos humanos como una forma de satisfacer, hasta cierto punto, la necesidad de seguridad. Por lo tanto, culpabilizar a la víctima se convierte en una forma de convencernos de que “si hacemos las cosas bien, seguimos las reglas y no cometemos ningún delito, estaremos a salvo”. Con lo cual, no es extraño para las víctimas secundarias escuchar comentarios del tipo “Si lo mataron, por algo sería” o «seguro lo mataron por malandro», palabras bastante crueles que en ocasiones surgen de personas cercanas o familiares.

Sin embargo, a diferencia de los errores frecuentes e intrascendentes mencionados al inicio, tomar esta postura tiene consecuencias graves para nuestra vida en sociedad y contribuye a perpetuar el problema del que pretende defendernos.

En un principio, pensar de esta forma va en contra de un derecho humano tan fundamental como es el derecho a la vida, el cual es inherente a cada ser humano por el simple hecho de existir y que busca, en casos como estos, protegernos de Estados y funcionarios policiales que actúen como jueces y verdugos. Así, todo individuo tiene derecho a vivir libre y seguro, siendo responsabilidad del Estado tomar medidas para preservar este derecho.

Incluso en casos donde la víctima pudiera haber cometido algún delito, el Estado tiene la obligación de seguir el debido proceso, aplicando correctamente las leyes y respetando la dignidad humana.

Por tanto, avalar este tipo de acciones significa aceptar que el Estado y, por ende, los funcionarios, puedan establecer los criterios según los cuales un individuo merece morir, permitiéndoles poner a cualquiera en el punto de mira. Incluso por motivos políticos.

Además de ello, este tipo de creencias profundiza el dolor y el sufrimiento de las víctimas secundarias, quienes no solo han tenido (y tienen) que lidiar constantemente con el dolor y el trauma de perder un ser querido de forma violenta por la decisión arbitraria de aquellos que juraron protegerlos, sino que además se vuelven víctimas del estigma social de familiares y amigos, personas que en cualquier otro contexto deberían ser un apoyo.

Como si no bastara con la desconfianza hacia las instituciones de justicia que son indiferentes sobre su situación o con las consecuencias económicas de perder un sostén de familia, el estigma las fuerza a aislarse, a callar cuando quieren alzar su voz y a evitar expresar su dolor por miedo a ser juzgadas. No debería ser polémico decir que todos merecen tener derecho a defenderse, a ser tratados con justicia y, en el caso de las víctimas secundarias, a llorar a sus familiares.

Finalmente, comentarios que explícita o implícitamente sugieran que las ejecuciones extrajudiciales son algo merecido solo contribuyen a profundizar la desvalorización de poblaciones vulnerables mediante la representación negativa de las víctimas, acciones que perpetúan estereotipos nocivos y discriminantes y facilitan la aceptación del discurso violento del Estado que busca justificar e incluso hacer ver como algo necesario y positivo las violaciones de derechos humanos.

Desde Mi Convive trabajamos diariamente en pro de la disminución y prevención de la violencia en cualquiera de sus formas y del respeto de los derechos humanos, por lo que rechazamos cualquier intento de justificar políticas estatales que violen los principios básicos de la dignidad humana y señalen como enemigo a una población con base en generalizaciones que no dan lugar a la aplicación precisa y oportuna de la ley.

De esta forma, creemos en el registro de información sobre estas graves violaciones de derechos humanos, como lo fue la investigación “Diez que son miles”, como forma de visibilizar, denunciar y, aunque a veces sea difícil, intentar obtener justicia para las víctimas. Por eso, a través de nuestro programa “Voces Visibles” buscamos dar un espacio seguro a las víctimas secundarias de las ejecuciones extrajudiciales para que puedan hablar libremente, sentirse apoyadas y empoderarse en la búsqueda de un país libre de injusticias, visibilizando una realidad que se busca esconder,

Diez que son miles

Diez que son miles

Un total de 14 presuntos integrantes de la banda delictiva Tren del Llano fueron asesinados en supuestos enfrentamientos, de acuerdo con una minuta policial de la Secretaría de Seguridad Ciudadana en Guárico.

Desde el pasado miércoles 31 de agosto de 2022, fue desplegada la fase uno de la Operación Trueno III en cuatro municipios del estado llanero: en Leonardo Infante, Zaraza, Tucupido y José Tadeo Monagas, pero hasta la fecha, las autoridades de seguridad no han ofrecido declaraciones sobre esta operación táctica.

La primera víctima fue reportada de manera oficial el jueves 1° de septiembre de 2022 y, según destaca un informe de seguridad, se llamaba Yohangel Vicente Fernández Laya, de 25 años de edad, apodado “el Gasparín”. En el mismo reporte se indica que murió luego de un presunto enfrentamiento registrado en el sector La Isla, de la población de Tucupido. Afirman que, supuestamente, Fernandez Laya accionó un arma de fuego cuando observó que se acercaba una comisión de seguridad que realizaba patrullaje por el lugar.

El domingo 4 de septiembre de 2022, el general de división Luiger Ugas Medina, quien dirige la Secretaría de Seguridad Ciudadana en Guárico, reportó en otra minuta policial que la Operación Trueno III acumulaba “13 personas abatidas” o asesinadas. Sin embargo, no ofrecieron detalles de las víctimas ni de los presuntos enfrentamientos.

 

También informaron que para ese momento, 138 personas habían sido detenidas, de las cuales 4 fueron reseñadas como integrantes de la organización criminal Tren del Llano, mientras que el resto fueron capturados por distintos delitos y por presentar órdenes de aprehensión.

Para el lunes siguiente, 5 de septiembre, aumentó a 14 la cifra de presuntos delincuentes asesinados, mientras que el número de detenidos se ubicó en 180. También se conoció que un total de 19 armas de fuego y 149 balas de distintos calibres fueron incautadas durante los procedimientos. De igual manera, una persona fue liberada luego de permanecer secuestrada.

Limitan el acceso a la información

Hasta la fecha, ha sido limitado el acceso a la información sobre este operativo que se ha desplegado en Guárico, con más de 2.000 funcionarios de distintos organismos de seguridad. De manera extraoficial se conoció que de los 14 homicidios, 4 fueron en Valle de la Pascua, municipio Leonardo Infante. Otras tres personas fueron asesinadas en la población de Tucupido, municipio José Félix Ribas.

El sábado 3 de septiembre, un hombre identificado como Edixon Manuel Rodríguez Villarroel, de 22 años de edad, fue asesinado en un presunto enfrentamiento que comenzó en el sector Las Canoas, zona rural que conduce a Las Campechanas, en el municipio Leonardo Infante.

Ese mismo día, otros dos hombres también murieron, presuntamente, en un enfrentamiento reportado en el sector El Rosario, específicamente en la calle Piar de la población de Valle de la Pascua. Según la versión de fuentes que participan en el operativo, un grupo de hombres atacó a tiros a la comisión que llegó al lugar, lo que originó un enfrentamiento en el que murió Jorge Luis Andarme Rojas, de 37 años, apodado “el Iguano”, y a Wilfredo José Hernández, de 33 años, conocido también como “el Gordo”.

 

El otro hecho registrado en Valle de la Pascua, se originó en el sector Las Garcitas, el domingo 4 de septiembre, cuando mataron a David Salomón Montenegro Cordero, de 28 años. Según las autoridades, Montenegro lanzó una granada que detonó cerca de él.

Los tres homicidios que se registraron en Tucupido fueron reportados el sábado 3 de septiembre, aproximadamente, a la 1:30 de la tarde. Dos de las víctimas estaban en el sector La Represa Nueva, donde fueron asesinados Reinaldo José Ramírez Liendo y Alex José García Charaima. Se desconoce el lugar donde ocurrió el otro caso. Tampoco la víctima ha sido identificada. Según explicaron fuentes extraoficiales, la persona era apodada como “Yeison Mota”.

Miedo e incertidumbre

Este operativo busca desmantelar varias organizaciones delictivas, entre estas, la banda Tren del Llano, pero la población de los municipios donde se ejecuta la operación siente miedo e incertidumbre.

Quienes viven en los sectores donde se han reportado los hechos aseguran que el intercambio de disparos es intenso, algunos, incluso, temen quedarse dormidos para evitar una bala perdida.

En zonas como Tucupido, un pequeño poblado de más de 50 mil habitantes, ubicado al norte de Guárico, los lugareños describen estos días como “un toque de queda”. Destacan que muchos prefieren no salir de sus hogares, debido a que existe un despliegue de seguridad “muy fuerte” y detienen a cualquiera que transite por las calles a ciertas horas de la noche.

En muchos casos, también existen denuncias anónimas sobre procedimientos de detenciones irregulares, en los que se busca involucrar a personas inocentes con bandas delictivas.

La DAET: cambio de siglas, igual letalidad

Acto de inauguración de la DAET, 27 de julio de 2022. Foto VTV

Ahora, con la DAET, continúa la dinámica de violencia policial caracterizada por cambios de siglas y de organismos para mantener la letalidad y los abusos

 

@miconvive

Desde 2015 se han incrementado los niveles de letalidad policial de forma dramática. Desde la implementación de la Operación Liberación del Pueblo (OLP), las cifras de homicidios a manos de la policía aumentaron de forma significativa en Caracas y el país. En aquel entonces, según propia información del Ministerio Público, para el 2017 se registraron más de quinientos homicidios bajo estos operativos en todo el territorio nacional.

Si se profundiza sobre las víctimas y contextos más frecuentes, encontramos que fueron los barrios del país —y sus hombres jóvenes— los más perjudicados. La brutalidad policial se justificó a través de argumentos como la lucha contra grupos paramilitares y/o criminales —que el mismo Gobierno alimentó— y la aprehensión o eliminación de sus supuestos miembros.

En 2017, se pondría fin a estas operaciones y se fundaría una nueva división táctica adscrita a la Policía Nacional Bolivariana (PNB), llamada las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). Una forma en la que el Gobierno nacional buscaría, después de varias denuncias sobre violaciones de derechos humanos registradas en la OLP, mantener la dinámica letal, pero aliviar la presión internacional.

Según cifras de Monitor de Víctimas, esta división de la PNB es el cuerpo de seguridad que más mata, por lo menos, en el Área Metropolitana de Caracas. Esto ha sido denunciado también por otras organizaciones nacionales y organismos internacionales dedicados a la defensa de derechos humanos, como la Misión de Determinación de los Hechos para Venezuela, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los DD. HH. y la Corte Penal Internacional.

Era esperable que esta dinámica de violencia y letalidad policial exacerbada recibiera críticas y denuncias durante estos años. Esto ha supuesto, para el Ejecutivo nacional y los altos cargos policiales, acusaciones y señalamientos por estos organismos.

En ese sentido, parece estar ocurriendo algo parecido a lo que sucedió en 2017 con la OLP: la necesidad de reestructurar y renombrar para aliviar las presiones y disimular los atropellos.

Es por eso que, desde 2021, existe una hipertrofia burocrática referida a la PNB y el Ministerio de Interior, Justicia y Paz, donde son incluidas y cambiadas de nombre divisiones de manera acelerada: la Operación Liberación del Pueblo pasó a llamarse la Operación de Liberación Humanista del Pueblo; la Brigada Especial contra las Actuaciones de los Grupos Generadores de Violencia (BEGV) ahora es el Grupo de Operaciones Especiales (GOES); la Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) ahora es la Dirección Contra la Delincuencia Organizada (DCDO). En la gran mayoría de los casos, estas nuevas divisiones no son notificadas al público y no existe un proceso de rendición de cuentas sobre sus operaciones.

La DAET o el gatopardismo oficial

Ante esta realidad, donde se señala al Gobierno nacional de violar de forma sistemática y generalizada los derechos humanos, se crea la necesidad entre ellos mismos de continuar con el proceso de lavado de imagen, mediante comisiones itinerantes, procesos superficiales y nombres reciclados bajo la misma lógica semántica y letal.

Es así como se crea, a principios de 2021, la Comisión de Reestructuración del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana, con un periodo de seis meses y cuatro pilares en papel: revisión, rectificación, reimpulso y reestructuración del organismo. De esta comisión, se emanarían varios cambios estructurales al cuerpo policial: se crearía la División de Vigilancia y Patrullaje, así como la División contra la Corrupción. Sin embargo, el principal aporte fue la creación de la Dirección de Acciones Estratégicas y Tácticas (DAET).

Presentada el 27 de julio de 2022, la nueva dirección está compuesta por las diez divisiones especiales de acción inmediata y es liderada por funcionarios que habían dirigido a las FAES en su momento. Dicha dependencia parece mantener la misma esencia: mismos directores y mismas divisiones. En ese sentido, parece no haber mayor restructuración de contenido y prevalencia de metodologías del pasado. Tal y como explica Briceño-León: “al final es la misma política violenta del Estado, lo que cambia es el organismo”. Esto parece tener sentido al ver que el modus operandi sigue siendo el mismo y los homicidios a manos de los cuerpos de seguridad no dejan de ocurrir.

En específico, los habitantes del sector 4 de José Felix Ribas fueron los primeros en conocer el poder letal de la DAET. Tan solo 4 días después de su presentación, el 31 de julio, ocurriría un supuesto enfrentamiento entre funcionarios de la dirección y bandas armadas, dejando un saldo de cinco homicidios confirmados —hasta los momentos— según datos de Monitor de Víctimas. Manuel Álvarez y Omar Pérez de 21 años son dos de las cinco víctimas confirmadas. Según relatos de los familiares se encontraban jugando cartas cuando comenzó el tiroteo. Sus familiares supieron de sus paraderos días después de los sucesos y sus nombres figuraban en una lista fuera de la morgue donde mostraban los fallecidos de un presunto enfrentamiento armado entre delincuentes y policías ocurrido en Petare.

Siglas distintas con igual letalidad

La dinámica de violencia policial ha estado caracterizada por cambios de siglas y de organismos para la continuación de la letalidad y los abusos. De 2017 a 2019 —año de la publicación del Informe de Bachelet— la FAES aparecía en los registros de Monitor de Víctimas como el cuerpo de seguridad del Estado con más homicidios, atribuyéndose 617 homicidios en Caracas durante esos dos años. Luego de la presión que supuso la publicación del informe de la ONU, pareció existir una disminución de los casos de presuntas ejecuciones extrajudiciales en los años siguientes por parte de este cuerpo. Sin embargo, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) y la Dirección de Inteligencia Penal (DIP) fueron obteniendo mayor relevancia letal. Mientras que este último año, la DCDO, creada en 2021, ha concentrado gran parte de los homicidios por letalidad policial en Caracas.

Todo esto representa una necropolítica de Estado que va y viene entre organismos, pero que sigue empeñada en mantener al grupo de poder en el Gobierno a través de la violencia y el miedo que esta deja. El Gobierno nacional tiene la obligación de establecer responsabilidades y reparar a las familias de las víctimas, de comparecer ante organismos de justicia internacional y de desmantelar a los cuerpos de seguridad involucrados en la dinámica de homicidios masivos durante estos últimos años.

El enfoque no puede seguir siendo asesinar a hombres jóvenes de las comunidades más vulnerables de la ciudad, esto no reduce la violencia ni el crimen y solo sedimenta —aun más— los ciclos de violencia y la desconfianza en las instituciones de justicia. Por esto, el tema no está en el cambio de siglas, pero sí, en un cambio de enfoque.

* César Salgado es Coordinador de investigación y equipos comunitarios, Monitor de Víctimas | Miembro de Mi Convive.  

ELN, presuntamente, secuestró y asesinó a cinco jóvenes venezolanos en Apure

En la cuenta de Instagram de Última Página Táchira se alertó, el 29 de julio de 2022, sobre la desaparición –unos días antes- de por lo menos 7 jóvenes venezolanos, en el estado Apure. El 8 de agosto siguiente, en la misma cuenta, se publicó que las víctimas habían sido secuestradas por un grupo guerrillero y que a cinco de ellas las habían asesinado a tiros, en la población de El Nula. Esta información fue confirmada, extraoficialmente, por fuentes vinculadas a los organismos de seguridad y un familiar de los asesinados.

Posteriormente, los cadáveres de cuatro de estas víctimas fueron trasladados a territorio colombiano. La masacre se le atribuiría al Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupo que controla gran parte de esta zona y que en otras oportunidades ha operado de la misma forma. Esta práctica es recurrente, de vieja data y también aplica en la frontera de Táchira con Norte de Santander.

Los cuatro cadáveres fueron hallados por las autoridades colombianas en plena vía pública del departamento colombiano Saravena, sobre los cuales había carteles en los que se leía textualmente: “Por Biolador” (Sic), según el material audiovisual al que la mencionada cuenta manifestó haber tenido acceso.

Tres de los jóvenes asesinados fueron identificados como Yonathan Enrique Ramírez Ramírez, de 19 años; Jesús Enrique Hernández Cubillos, de 18 años, y Rainer Ramiro Mantilla Cubillos, de 16 años. Se pudo conocer que los guerrilleros los sindican de haber abusado sexualmente de una adolescente que, además, es hija de un irregular.

Por esta razón, los secuestraron, aparentemente, el 26 de julio, en El Nula. Un allegado a los fallecidos dijo a Monitor de Víctimas que para el momento de los asesinatos tenían 13 días desaparecidos.

Agregó que cuando las familias de los jóvenes tuvieron conocimiento del plagio, prefirieron guardar silencio y no denunciar, a la espera de que la guerrilla los liberara. Supuestamente, esperarían que el grupo irregular “investigara” el caso, para establecer si eran o no responsables del delito señalado. No hubo liberación; los ajusticiaron.

En cuanto a la quinta víctima, “Jéremi”, no se logró obtener más información personal; sólo que trabajaba como zapatero en El Nula. La madre denunció en una emisora de radio apureña lo que para ese momento se manejaba como una desaparición.

Al hacerse pública la masacre de los otros muchachos, se conoció que la guerrilla había secuestrado y asesinado a Jéremi, el mismo día, porque el joven estaba distribuyendo droga, al menudeo, en la población de El Nula. Pese a esta información, las autoridades de Saravena sólo levantaron y trasladaron a la morgue los cadáveres de estos últimos.

Monitor de Víctimas no tiene cifras de las víctimas del ELN en Apure. El Estado venezolano no interviene ni se pronuncia sobre estos casos y los familiares no dan detalles por miedo a represalias.