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Preocupación por aumento de denuncias sobre ejercicio ilegal de la medicina en Venezuela
Médicos Unidos de Venezuela  considera inquietante las denuncias sobre»  ejercicio ilegal de la medicina, usurpación de datos personales e intrusismo profesional» conocidas en los últimos días
Pidieron a las facultades de Medicina, colegios médicos  y Federación Médica crear sistemas de consultas abiertos para que los ciudadanos verifiquen si los médicos están titulados y son especialistas en las áreas en las que se promocionan
Instaron al Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria del Ministerio de Salud, ente que realiza  la «revisión exhaustiva del registro de profesionales de la salud», que incluya la opinión y asesoría de la consultoría jurídica de esa entidad

La organización Médicos Unidos de Venezuela (MUV) mostró este jueves su preocupación por una «serie de denuncias» que ha recibido «sobre el ejercicio ilegal de la medicina, usurpación de datos personales e intrusismo» profesional.

En un comunicado, afirma que, «en muchos casos», esas denuncias han sido «debidamente documentadas» y «se han visto involucradas instituciones prestadoras de servicios de salud, tanto públicas como privadas».

En el caso de las privadas, «cumplen con la normativa legal para su funcionamiento», puesto que, «de lo contrario, el órgano regulador no lo permitiría».

No obstante, afirmó que «en ambos sectores se evidencian fallas en los mecanismos de ingreso, revisión y verificación de credenciales de algunos de los profesionales de la salud que ejercen en estas instituciones».

La más grave, en su opinión, es la registrada «en las instituciones públicas, debido a que tienen la facilidad de verificar con el órgano de control nacional como los es el Ministerio de Salud mediante su Instituto Autónomo de Contraloría Sanitaria».

Frente a esta situación, reclamaron a las facultades de Medicina de las universidades autónomas que creen sistemas de consulta abiertos para que los ciudadanos puedan «verificar quienes han cumplido con los requisitos para egresar como médicos cirujanos o como especialistas de cursos de postgrado académicos y recibir el título profesional que los acredite».

A los colegios médicos, les pidieron que creen igualmente «sistemas de consulta abiertos» para que los venezolanos puedan «verificar quienes han cumplido con la inscripción en los mismos para realizar el ejercicio médico en el área de influencia del colegio respectivo».

Además, en conjunto con la Federación Médica, ve necesario «crear un sistema de igual característica en donde se pueda verificar el reconocimiento como especialista emitido por cada colegio médico del país».

También, solicitaron a las sociedades científicas debidamente reconocidas por la Federación Médica Venezolana (FMV) que activen «mecanismos de consulta que permitan a los ciudadanos revisar si el médico en quien el paciente deposita su confianza es un especialista inscrito en su respectiva sociedad».

Esto último, pese a que saben que no es obligatorio «para el ejercicio estar inscrito en la sociedad respectiva», pero es «una manera complementaria de evitar el intrusismo profesional dentro de las especialidades».

Finalmente, exigieron al Servicio Autónomo de Contraloría Sanitaria del Ministerio de Salud que realiza «la revisión exhaustiva del registro de profesionales de la salud, que incluya la opinión y asesoría de la consultoría jurídica» de esa entidad.

Con información de EFE

2 de cada 5 médicos venezolanos recibió al menos una dosis de la vacuna contra el COVID-19, según ONG
El director de Médicos Unidos de Venezuela, Jaime Lorenzo, se refirió a un sondeo y explicó que los consultados «recibieron una dosis, por lo menos» y que hasta que no culmine el proceso, que consta de dos dosis, no se pueden considerar como no vacunados

 

El 42 % de los médicos venezolanos recibió, al menos, una dosis de la vacuna contra la covid-19, según un sondeo publicado este lunes por la ONG Médicos Unidos de Venezuela, que tomó una muestra de 2.970 galenos del país, incluyendo a jubilados e incapacitados, para realizar la estimación.

La ONG, que agrupa a más de 4.000 trabajadores de la salud en todo el país, realizó una encuesta entre el 25 y 29 de mayo a casi 3.000 galenos del sector público y privado, activos e inactivos, y manifestó que los resultados le preocupan.

«Nos preocupan mucho estos resultados en medio de una alta mortalidad del personal de salud -582 según sus datos- y la ausencia de un plan de vacunación que contemple y priorice a los más vulnerables y por grupos etarios, claro y transparente. Además, con una campaña de promoción y educación para la salud», dijo la ONG.

El director de Médicos Unidos, Jaime Lorenzo, explicó a Efe que los consultados «recibieron una dosis, por lo menos» y que hasta que no culmine el proceso, que consta de dos dosis, no se pueden considerar como no vacunados.

La encuesta, además, muestra que el 45 % de los médicos que trabajan en instituciones públicas han sido vacunados con la Sputnik V, el 19 % con la china Vero Cell y el 36 % está sin vacunar.

El panorama cambia en el sector privado donde el 73 % de los galenos no han sido vacunados y solo 17 % ha recibido la vacuna rusa, el 9 % la china y el 1 % restante otras.

Entre tanto, entre los médicos jubilados solo el 20 % ha sido inmunizado con la Sputnik V, el 5 % con Vero Cell, el 74 % no ha recibido ninguna y el restante otras.

La semana pasada, el ministro de Salud indicó que el 90 % del personal sanitario del país estaba vacunado, algo que fue inmediatamente desmentido por el propio sector.

Organizaciones nacionales e internacionales señalan que Venezuela es el país de Latinoamérica con menor número de personas vacunadas.

Según dijo el viernes el ministro de Salud, Carlos Alvarado, las autoridades sanitarias ya han aplicado «un poco más de un millón de vacunas».

Tampoco existe certeza sobre el número de vacunas que llegaron al país, ya que los datos que han brindado los distintos funcionarios desde que comenzaron a entrar las primeras dosis difieren considerablemente.

El domingo, el Gobierno venezolano informó sobre la llegada de 500.000 dosis de la vacuna rusa Sputnik V, sin brindar cifras totales.

#HistoriaDeMédicos | Enfermedad y pecado, según un franciscano de Caracas

Foto: La mano de Dios, instalación del artista Lorenzo Quinn, en Inglaterra.

@eliaspino

Cuando comienza el siglo XIX, un erudito fraile de Caracas, Juan Antonio Navarrete, escribe la primera enciclopedia que se hace en el contorno. Se titula Arca de letras y teatro universal, un volumen que permanece en su celda y solo se ha podido leer en nuestros días. Hoy viene a cuento por las ideas que trasmite sobre la salud y sobre la manera de preservarla, interesantes en la actualidad de pandemias y decesos masivos. Puede parecer una curiosidad, si llegamos a la peregrina conclusión de que en el siglo XXI solo interesa la ciencia para evitar los padecimientos del cuerpo, pero tal vez no deje de comunicar planteamientos capaces de tener clientela.

Maestro de Teología en institutos monásticos de Puerto Rico, celebrado orador del convento caraqueño de San Francisco, simpatizante de la Independencia en 1811, emisario de Bolívar ante los realistas, Navarrete representa una corriente que el filósofo José Gaos denomina eclecticismo americano; una manera de acercarse el cristianismo a la ciencia moderna en las colonias españolas cuando la influencia de la Ilustración reta a sus representantes.

Dentro de la corriente, Venezuela produce el predicamento de fray Juan Antonio, cuyas ideas sobre la salud y la enfermedad se esbozarán de seguidas.

Interesado por la evolución de la medicina, incluye en su Arca de letras los nombres de sus principales representantes: Galeno, Paulo Zaquías, Tissot, Madame Fouquet, Gazolifacio y Núñez de Castro, para cuyo mayor conocimiento remite al Tratado de Medicina del célebre Barbadiño. Incluye también el repertorio completo de los cirujanos de la Corte, entre ellos don Antonio de Oliver, facultativo de la reina. Se detiene en menciones sobre la teoría de los humores –sangre cólera, melancolía, y pituita– y escribe sobre la importancia de la profilaxis. Por lo tanto, reconoce la existencia de la medicina como una disciplina con técnicas, métodos y regulaciones. No es un improvisado, sino un conocedor según podía serlo un religioso acucioso de su tiempo.

Pero ese ecléctico tropical no se arroja con entusiasmo en el regazo de los avances modernos. Prefiere sujetarse a alternativas de curación que ya en su época provocaban rechazo, o fundada desconfianza. Por ejemplo, busca el bienestar de la feligresía en unos objetos llamados Brevetines, debidamente bendecidos por los sacerdotes, en una plegaria especial del Agnus Dei contra la peste y en la Cédula de Santo Domingo contra las calenturas. ¿Por qué se aferra a semejante tipo de terapéuticas? La explicación se encuentra en su interpretación del juramento de los médicos en la ceremonia de su grado.

Escribe al respecto Navarrete:

Este juramento es en cumplimiento a lo establecido por la Iglesia en el cap. Cum infirmitas corporalis (…) en donde se manda a los médicos amonestar primero a los enfermos primero de la salud espiritual del alma, antes de entrar a las medicinas corporales, por provenir regularmente las enfermedades del cuerpo de las enfermedades del alma, como lo dice la letra del mismo Capítulo. Y si con rigor lo examinamos, toda enfermedad del cuerpo proviene necesariamente de la enfermedad espiritual del alma: porque es proposición bien católica, que si no hubiera habido pecado en el mundo, tampoco hubiera enfermedades, que no son otra cosa que castigos del pecado de nuestro primer Padre y de los nuestros propios (…) de aquí que toda enfermedad es castigo y efecto del pecado. Esta forma de juramento de los médicos, la apunta Zaquías en su lib. 6 tít. I q.4 de sus Cuestiones Médico Legales  No. 9 (…), en donde resuelve las cuestiones de cómo peque el médico que no cumple esto y en qué enfermedades está obligado; y si la amonestación la deba hacer por sí, o pueda hacerla por otro, como amigo, párroco, pariente del enfermo, persona religiosa, etc., y si esté obligado a abandonar al enfermo que no cumple su amonestación, y a los cuántos días.

Estamos ante un fragmento elocuente para penetrar en las concepciones de un autor conminado por los avances de la ciencia y determinado por los cánones de su Iglesia. Los médicos, según se desprende del texto, son capaces de hacer su trabajo con la autonomía que dan el saber y la experiencia, pero solo relativamente.

La doctrina de la Iglesia los convierte en apéndices de una regulación de origen sobrenatural a la cual se deben someter obligatoriamente, debido a que pueden perder el alma y el ejercicio de su profesión.

La medicina y los médicos dependen de una decisión de Dios, tan antigua como la creación de un mundo cuyo origen se debió a la aparición del pecado y cuyo desenlace depende, a la fuerza, de librarse del yugo del pecado.

No escapará el lector al hecho de que Navarrete se refiere a un entorno distinto del medio físico y a unos motivos intangibles, sobre cuya presencia no se reflexiona en una Facultad de Medicina. Quizá tampoco se le escape un detalle de importancia: no solo estamos ante un entendimiento de la enfermedad que desaparece en las postrimerías coloniales. ¿Acaso no prevalece en la actualidad, con el maquillaje y el pudor correspondientes?

#HistoriasDeMédicos | La extravagante publicidad del “mejor medicamento del mundo”

@eliaspino

Vamos a analizar un extenso anuncio que apareció en El Diario de Avisos, dirigido a los lectores caraqueños el 8 de abril de 1855. ¿Para qué? Para ver cómo comienzan a encandilar a los destinatarios de entonces los pregones supuestamente provenientes de la ciencia y capaces de solucionar entuertos de la salud. O para conocer los extremos que pueden sobrepasar los productores y los vendedores de portentos farmacéuticos para obtener dinero.

Y, por último, para ver cómo pueden ellos actuar con impunidad debido a la  indiferencia del gobierno. Tal vez lo que aquí se descubra pueda ayudarnos en el entendimiento de la mentalidad de la época.

Pero conviene antes llamar la atención sobre la idea del progreso que se ha trasmitido a la sociedad a partir de 1830, cuando Venezuela se separa de Colombia. Los políticos y los pensadores más célebres se empeñan en comunicar la versión de cómo la sociedad marchará hacia una etapa dorada debido a la introducción de los adelantos de un siglo que conmueve por el deslumbramiento de sus aportes en el campo de la ciencia y la tecnología, o gracias al advenimiento de disciplinas y saberes que habían vedado las autoridades coloniales y cuya introducción se había retrasado debido a la reciente guerra de Independencia. Las páginas de la prensa vienen llenas de incitaciones a través de las cuales se pregona una mudanza radical de la vida, detrás de la cual se encuentran aportes como el telégrafo, las locomotoras, nuevos sistemas de iluminación de casas y calles, o formas revolucionarias de construir carreteras. Como parte de ese contexto prolifera la publicidad sobre lenitivos procedentes de la medicina, capaces de conducir a curaciones que jamás hubieran sucedido en el pasado y de aplazar las batallas contra la muerte. En una escena conmovida por esos resortes cabe con comodidad la fuente que ahora se analizará.

Se trata de un mensaje titulado “¿Cuál es el mejor medicamento para una enfermedad?”. La pregunta tiene una respuesta lógica e inmediata: “El que cura mayor número de enfermos”. Y ese medicamento es «La Panacea Americana de Villaquirán y Compañía, que ya se puede adquirir en las boticas más reputadas de la ciudad». Hasta ahora nada insólito, es decir, nada que no puedan incluir las cuñas de la actualidad, pero la situación se complica con el detalle ofrecido sobre las curaciones que provee. Es un preparado contra las enfermedades venéreas, o contra los padecimientos que origina, entre ellos los siguientes:

Catarros agudos o crónicos de la uretra, de los ojos, de la nariz, de los oídos y del intestino; tumores de diferentes especies, accesos, fístulas, vegetaciones y excrecencias en las partes genitales, párpados inflamados, espesos, encarnados, cancerosos; el ojo siempre bañado de lágrimas y más o menos ofendido en su estructura y en sus funciones; la córnea transparente, obscurecida o alterada; espesor en el humor vítreo; concreción y opacidad en el cristalino; la fístula lacrimal, la disminución y la pérdida de la vista; la inflamación y la ulceración del interior del oído con dolores más o menos agudos; el carie de los huesitos encerrados en las cavidades del tímpano; los derramamientos de pus, serosidad o sangre por el conducto auditivo, acompañados de un hedor insoportable; el zumbido continuo, la dureza y la pérdida del oído; la flagosis de la membrana mucosa que cubre el interior de la boca y de las narices; la ulceración de la bóveda del paladar, la lengua, de las encías, del galillo, de las agallas, de la parte posterior de la boca, de la laringe, la fugosidad y el cáncer de las narices; el carie de los huesos propios del paladar, de los cartílagos de la laringe, de los huesos propios de la nariz, del que la divide; la deformidad del rostro, la mudanza, la alteración o la pérdida de la voz; la corrosión de las encías; el carie, los sacudimientos, la caída de las muelas y dientes; el hedor del aliento; las manchas en la piel, en cuya forma, extensión y color hay infinitas variedades; erupciones abundantes, secas o húmedas, con comezón o sin ella; rajas y grietas, vegetaciones y excrecencias de toda especie, separación y caída de la epidermis; tubérculos, pústulas en diversas partes del cuerpo; caída de los cabellos, del vello y aun de las uñas; úlceras de la peor calidad; tumores más o menos duros; dolores insoportables en casi todo el cuerpo, y sobre todo en los miembros principales, que a veces se parecen al reumatismo y a la gota, caries, blandura mortificación en los huesos; hinchazón dolorosa o no, en las glándulas linfáticas: dolores de cabeza violentos; temblor o convulsiones en los miembros; parálisis, insomnios, tos, dificultad en la respiración, tisis tuberculosa o ulceración en los pulmones; síncope o palpitación del corazón; efecto hipocondríaco melancólico o histérico; vísceras abdominales llenas u obstruidas; hidropesía, hemorragias, debilidad, languidez y abatimiento de las fuerzas; calentura lenta, diarrea o sudores cualitativos, flaqueza, marasmo, etcétera.

Quién sabe que pueda caber en el etcétera, después del fatigoso desfile de dolencias que los lectores de 1855 tienen frente a los ojos. O también nosotros. Es una lista admirable o, en otras palabras, una incitación irrefrenable para la adquisición de La Panacea Americana de Villaquiran y Compañía. No solo por la cantidad de enfermedades que puede remediar, sino también por el lenguaje empleado en su enumeración.

Debió de ser redactado por un médico, o por alguien relacionado con lo que hoy llamamos ciencias de la salud, debido a que abandona las denominaciones habituales de los males, las palabras y los adjetivos del común, para presentarlos en una forma pasmosamente profesional. Como argucia publicitaria es digna de consideración.

Pero los habilidosos publicistas llegan al extremo de ofrecer pruebas concluyentes, o que estiman como tales, del portento que venden. He aquí la nómina que se atreven a publicar, de los favorecidos por el medicamento:

Ya es una persona con úlceras en todo su cuerpo por más de catorce años, que se consideraba inútil para toda su vida, curándose en el breve espacio de un mes. Ya otra que había perdido la vista por cinco años a consecuencia de una afección venérea y que se creía ciega, recobrando el más importante de los sentidos. Ya un joven de diez y seis años, raquítico, idiota y perfectamente ulcerado por motivo de la sífilis, que nunca había podido siquiera caminar y a quien esperaba un próximo fin, devuelto a la vida enteramente sano. Ya una señora a quien la perturbación y falta de una función esencial en la mujer había proporcionado muchos padecimientos y hecho estéril que hoy está curada. Ya otro a quien tiene postrado un reumatismo agudo, sufriendo horribles dolores, que a los quince días pasea por las calles.

El aviso incluye otros casos concretos. Pero bastan los señalados como demostración de una habilidad para la pesca de clientes que destaca por su astucia. Una astucia susceptible de traspasar las barreras de la intimidad de los pacientes, debido a que los identifica en el pie de la página del diario: Santos Rojas, Calixto Ramírez, Juan Requena, NN y Juan Robles.

Propaganda sin pudor, exhibición irrefrenable de agallas en una comarca pequeña que facilitaba la localización de los infelices cuya tragedia privada y solitaria se hace pública y notoria para vender “el mejor medicamento del mundo”.

Sobran las dudas sobre la calidad del remedio porque su influencia no trascendió, porque se perdió en las páginas de un periódico caraqueño de 1855. Tal vez solo dejara el testimonio de los que cayeron en su red, a quienes jamás conoceremos, pero permite preguntas sobre el papel de la autoridad en el caso. No se dio por aludida, pese a la exageración y a la truculencia de la oferta. Es probable que no estuviera preparada para atender los desafíos de la farmacopea salvaje disfrazada de ciencia que había llegado a Venezuela.

Médicos venezolanos se ofrecen a la sanidad española para frenar la pandemia de COVID-19
El médico Giovanni Provenza denunció que después de que muchos médicos venezolanos ayudaron a contener la crisis de la pandemia durante tres meses, a muchos no le renovaron su contrato

Los médicos venezolanos que residen en España se pusieron a disposición de la sanidad de ese país para contribuir a frenar la expansión de la pandemia de COVID-19 de las últimas semanas y demandan que se agilicen los trámites para la homologación de sus títulos.

Ante la declaración de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, de que había escasez de personal sanitario, la Asociación de Médicos Venezolanos en España ratifica su disposición para desplazarse a aquellos hospitales y centros de salud que requieran mayores esfuerzos.

“Nos ponemos a disposición de colocar todo nuestro recurso humano para poder ayudar en la atención de esta crisis sanitaria”, declaró a Efe el vicepresidente de la asociación, el médico Giovanni Provenza.

Podría haber más de 5 mil galenos

La asociación cuenta con 2.646 médicos inscritos, aunque se estima que hay alrededor de 5 mil facultativos venezolanos en toda España, que participaron en frenar la pandemia de COVID-19 durante marzo y abril.

Sin embargo, Provenza denunció que después de ayudar a la contención de la crisis durante tres meses, a muchos no le renovaron su contrato.

En esos momentos, el Gobierno español facilitó la homologación de títulos a 226 médicos venezolanos. Pero una vez superada esa fase crítica, el vicepresidente de la asociación afirmó que se encuentran en la misma situación que antes de la pandemia.

No hay voluntad política

“No hay voluntad política para continuar con esas conversaciones o agilizar los trámites de reconocimiento de especialidad”, denunció Provenza.

Además, los médicos venezolanos se encuentran con otra dificultad añadida, conseguir la regularización de su residencia.

*Con información de EFE. 

Un minuto de aplausos para los médicos, una eternidad de repudio para la dictadura

@BrianFincheltub   

Si en algún país del mundo los profesionales de salud necesitan de todo y no precisamente aplausos es en Venezuela. Nunca antes en historia nacional nuestros médicos habían sido tan maltratados, tan humillados y tan menospreciados por gobierno alguno como lo son ahora y como lo han sido durante estos largos veintidós años.

Maltratos y humillaciones que al principio no eran más que puro resentimiento, pero que luego se transformaron en maldad pura y desdén de quienes jamás les ha importado la vida de los venezolanos. Esta banda de resentidos desde su propia llegada al poder lo hizo detestando todo lo que oliera a conocimiento, esfuerzo y ciencia.

Qué mejor objetivo para un comunista fracasado, que un médico exitoso.

Así fueron construyendo un discurso muy fértil en una Venezuela con profundas desigualdades: si el médico triunfaba y el camillero fracasaba, la culpa era del médico que explotaba al camillero. Si  la salud privada funcionaba y la pública era un fracaso, la culpa era de las clínicas privadas que mercantilizaban un derecho.

A través de generalizaciones y etiquetas a las que recurren siempre los totalitarismos, el chavismo creó alrededor  de la figura del médico venezolano y del sistema de salud heredado de la democracia una serie de mitos y medias verdades que usaron para destruir todo lo que funcionaba. Evidentemente con defectos, pero que funcionaba al fin.

A este modelo lo suplantaron por un sistema paralelo sostenido por la ideologización de un derecho fundamental y copiado a papel carbón del sistema cubano. En la entrega de Venezuela al castrismo, la salud fue quizás una de las primeras víctimas. De hecho, cuando el chavismo todavía cuidaba las formas, la fachada para traer los primeros represores al país fueron las misiones de cooperación en materia de salud Cuba-Venezuela.

Tanto despreciaba el difunto presidente a los médicos venezolanos, que prefirió poner su vida en manos de médicos cubanos que confiarse a nacionales.

Quiero aclarar que no se trata de atacar a quienes son, en su mayoría, víctimas de una red de trata de personas y esclavitud moderna ideada por el castrismo; sino de reivindicar a los médicos venezolanos, profesionales como pocos, humanos y cercanos como ninguno. 

No lo digo yo como venezolano, lo dicen afuera, allí donde nuestros connacionales con mucho esfuerzo han logrado mantenerse en el ejercicio de su profesión. Allí todos coinciden en que esa cercanía, ese sentido de escucha, esa comprensión de entender que frente a ellos tienen un paciente y no un número más, pocas veces se encuentra en los consultorios de médicos extranjeros.

Médico

Médico

Nuestros médicos siguen salvando vidas en tiempos de pandemia y socialismo. Lo siguen haciendo exponiendo las suyas propias, no solo porque su juramento hipócratico así se los ordena, sino porque su vocación así se los demanda. Más que aplausos, merecen que se les reconozca, merecen que se les escuche, que no se les persiga, que se les valore, que se les proteja. Merecen que se les trate con dignidad, como merecemos ser tratados todos los venezolanos.

 

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

España abre la puerta a médicos venezolanos para luchar contra el coronavirus
Antonio Ecarri, representante del presidente encargado Juan Guaidó en España, indicó que en ese país hay al menos 5.000 médicos venezolanos

Médicos venezolanos serán contratados en España para luchar contra el coronavirus, tras recibir comunicación del Ministerio de Exteriores de España al equipo de Antonio Ecarri, embajador del presidente encargado Juan Guaidó.

De acuerdo con la nota de ALnavío, el objetivo es incorporar a médicos venezolanos con títulos pendientes de homologación, que se habían ofrecido a ayudar a combatir el coronavirus en ese país.

«Se autoriza la contratación de licenciados en aquellos casos que hayan aprobado las pruebas de médicos o que hayan obtenido el título de especialidad en otro país, pero que no está homologado aún», dijo el ministro de Sanidad, Salvador Illa.

Es una medida excepcional del gobierno de Pedro Sánchez para luchar contra el covid-19. La enfermedad ha contagiado a 8.744 personas en España y ha causado la muerte de 297 ciudadanos.

La decisión abre la puerta a más de 2.000 médicos venezolanos en España que continúan esperando por homologar sus títulos.

«Hay aproximadamente 5.000 médicos venezolanos en el país. Más de 2.000 cumplen las condiciones para atender la emergencia sanitaria de acuerdo con las consideraciones del ministro», indicó Ecarri a ese medio.

 

Por su parte, Ecarri enfatizó que su equipo se puso en contacto con esa cartera ministerial desde la semana pasada. Es una acción que el gobierno valoró positivamente y la confirmó este domingo.

«Ya la Cancillería se puso en contacto con nosotros para coordinar la situación. Tenemos muchos médicos que hasta ahora no habían podido trabajar porque sus títulos estaban pendientes de homologación, de exámenes y de reválidas. Ahora tendrán la posibilidad de incorporarse», resaltó Ecarri.

Migración de médicos venezolanos refuerza sistema de salud argentino

LA MIGRACIÓN DE PERSONAL MÉDICO venezolano a Argentina está contribuyendo a reforzar el sistema de salud de este país, que en ciertas partes de su territorio sufre una escasez de estos profesionales, según un estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

«Muchos de los 145 mil venezolanos que viven actualmente en Argentina tienen formación en enfermería y medicina, y hay 16 provincias donde ya están certificados para trabajar«, dijo el portavoz de la organización en Ginebra, Joel Millman, al comentar los resultados de la investigación.

Solo en la provincia de Buenos Aires hay 200 profesionales médicos, mientras que en otras más pequeñas como Jujuy (fronterizo con Bolivia) hay 50, en Chubut 40 y en Córdoba 15.

El estudio resalta que Argentina necesitaría triplicar el número de enfermeros que tiene actualmente para cubrir las necesidades de su sistema de salud y pone en evidencia las altas cualificaciones de los profesionales venezolanos especializados en salud que se encuentran en el país.

Se ha constatado que los venezolanos que han llegado a Argentina tienen un alto perfil profesional, con la mitad de ellos que han completado estudios universitarios y el 9 % que han cursado estudios de posgrado.

Otro de los puntos que distingue el informe es la desigual distribución de médicos y enfermeros en Argentina, con un número mucho más elevado de profesionales sanitarios en las ciudades y centros urbanos, mientras que los pueblos experimentan una carencia.