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El Coqui

#MonitorDeVíctimas | Balas perdidas de delincuentes y policías acabaron con la vida de 14 personas en 6 parroquias de Caracas
Tres municipios del Distrito Capital presentaron casos de muertes por balas pérdidas entre enero y junio de 2021: Libertador, Sucre y Baruta
12 de las víctimas fueron heridas en la cabeza y cinco de las víctimas eran mujeres
Tres parroquias que forman parte de los territorios controlados por la megabanda de “El Coqui” concentran 71,4 % de las muertes. Se trata de La Vega, El Paraíso y El Valle

 

@erickgncal

 

El lunes 24 de mayo, Diego Alejandro Infante decidió comenzar su rutina de ejercicio a las 12:00 del mediodía. Ya no tenía obligaciones pendientes en sus clases online de 5to año bachillerato, que usualmente lo llevaban a realizar su entrenamiento entrada la tarde.

Hasta su entrenador, quien abrió un gimnasio en la comunidad de Las Terrazas de la Vega debido a la pandemia del COVID-19, se sorprendió porque ese día había llegado más temprano de lo habitual.

Diego Alejandro no había ido a entrenar la semana anterior debido a que estaba terminando los últimos ajustes de su proyecto de grado, para optar por su título de bachiller. Como aquel lunes había una mañana soleada y tranquila, le pareció que era el momento de retomar su rutina. 

Pero ese día, otro enfrentamiento entre las bandas delictivas que operan en la parte alta de La Vega y la policía acabó con sus planes. Diego Alejandro fue heridos por una bala perdida. No estaba en la línea de fuego, se podría decir que estaba a salvo en su comunidad de las Terrazas de la Vega, mientras hacía ejercicio. Sin embargo, una bala sin orden ni dirección dio directo en su cabeza.

El adolescente, de 16 años de edad, falleció cinco días después, en el hospital Pérez Carreño de La Yaguara, luego de presentar una lesión cráneo encefálica. Le indujeron un coma para que bajara la presión en su cerebro. Sin embargo, la madrugada del 29 de mayo de 2021 sufrió un paro respiratorio.

Las muertes por balas perdidas han acaparado los titulares de las páginas de los medios desde inicio del 2021. Monitor de Víctimas, a través de su registro diario, contabiliza 14 casos de muertes por balas perdidas entre el 1ro de enero y el 15 de junio de 2021, en los cinco municipios de Caracas. 

Esta cifra es similar a la reportada durante todo 2020, cuando hubo 14 casos en 12 meses. Esto significa que en lo que va de 2021 se han producido en promedio dos muertes al mes por tiroteos ocurridos en zonas populares. 

En el municipio Libertador de Caracas se reportaron 12 casos, seis de ellos en la parroquia La Vega, en el contexto de los enfrentamientos entre funcionarios policiales y miembros de bandas delictivas de la zona. Hubo un caso en el municipio Sucre y otro en Baruta.

12 víctimas fueron heridas en la cabeza. Ninguna sobrevivió más de una semana tras ser alcanzada por el proyectil. En su mayoría fallecieron en el sitio donde se encontraban cuando recibieron el impacto.

Las víctimas de la expansión territorial de “El Coqui”

Los enfrentamientos entre la policía, principalmente la Fuerza de Acciones Especiales (FAES) de la PNB, y la megabanda delictiva de la Cota 905 han sido el principal generador de violencia en La Vega, El Paraíso, El Valle, El Cementerio y sus alrededores. 71,4 % de las víctimas de balas perdidas vivían en estas zonas.

El grupo armado conocido como la banda de “El Coqui” ha logrado expandir su control territorial a la parroquia La Vega, y eso ha venido afectando la calidad de vida de los habitantes de esa localidad. Los vecinos sufren directa o indirectamente de los tiroteos, casi a diario, en su zona.

Desde finales de 2020, luego de que la megabanda delictiva liderada Carlos Calderón, alias “Vampi”; Carlos Luis Revette, alias “El Coqui”; y Garbis Ochoa Ruiz, alias “Garbis”, decidiera tomar control de La Vega para ampliar su territorio delictivo, los tiroteos y enfrentamientos entre delincuentes y funcionarios policiales se volvieron más frecuentes.

Una de estas balaceras, que ya son “comunes” para los habitantes de La Vega, no parecía motivo para que Diego, sus amigos y el instructor, suspendieran su rutina de entrenamiento. El sonido de las detonaciones provenía de un lugar alejado. Ninguno imaginó que los proyectiles alcanzaran a la comunidad, mucho menos a Diego, quien por un momento se sentó en un banco.

Cuando las detonaciones se escucharon más cerca. Todos salieron a esconderse y protegerse de las balas, pero Diego todavía estaba acostado en el banco inmóvil. Un amigo lo fue a buscar y, entre el ajetreo por el sonido de los proyectiles, se percató que el adolescente estaba herido en la cabeza.

Así se lo relataron al padre de Diego Alejandro, Juan Carlos Rivas, de 51 años de edad, un promotor de música llanera, residenciado en el estado Barinas, en el occidente del país.

“Recibí la llamada. Fue lo peor que me han dicho por teléfono. Me llamaron a las 1:00 pm, creo que fue su mamá o uno de mis hijos. Estaba en Barinas y no podía salir de allí al instante. Sin embargo, logre cuadrar un carro y gasolina. Para las 7:00 am del siguiente día, ya estaba con mi hijo. Pero él estaba luchando por su vida”, relató Rivas.

Diego estaba a meses de salir de 5to año de bachillerato. Como muchos jóvenes, tenía planes de emigrar del país, una vez culminara sus estudios universitarios. Su padre, Juan Carlos, lo describió como un adolescente cariñoso y amable. “Era buen estudiante, le gustaba hacer ejercicio; debido a la cuarentena, comenzó una rutina en su casa. Siempre hablamos, más que todo de música. A él le gustaba mucho la de cantantes de habla inglesa, en especial Michael Jackson, su canción favorita era Thriller”, explicó.

En un limbo judicial

La procedencia de la bala que impactó en la cabeza de Diego aún es un misterio. Según los familiares de la víctima, la fiscalía no ha iniciado el proceso de investigación, para identificar a los culpables del hecho.

“Tengo entendido que se abrió un expediente, pero no nos han contactado para ver cómo inició la investigación. No queremos que el caso quede impune”, sostuvo Rivas.

Para investigar casos de muertes por proyectiles, los inspectores del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), deben hacer pruebas de balísticas, por lo que necesitan el proyectil que causó la herida y el arma de fuego que se detonó. “Este proceso puede llevar meses, debido a que existen muchas irregularidades en los casos donde las personas mueren por balas perdidas. En especial, si en dicho enfrentamiento actuaron funcionarios de la FAES”, señaló una fuente cercana al Ministerio Público.

Enfatizó que, una vez identificada el arma de fuego, es más fácil llegar al culpable. “Sin embargo, el siguiente problema es que si el culpable es parte de una de las megabandas de la zona, es muy difícil que los funcionarios de seguridad puedan hacer cumplir la orden de aprehensión”, explicó la fuente.

Un informe publicado en 2016 por el Centro Regional de las Naciones Unidas para la Paz, el Desarme y el Desarrollo en América Latina y el Caribe (Unlirec, por sus siglas en inglés), y citado en un artículo por el periodista Javier Ignacio Mayorca, concluye que en 2015 Venezuela fue el segundo país de la región con más muertes por balas perdidas, con 57 casos.

En esa oportunidad, el comisario Luis Godoy, exjefe de la División contra Homicidios de la policía judicial, explicó que la expresión ‘bala perdida’ se refiere a “proyectiles que impactan contra un individuo que no estaba en la mira de quien accionó el arma… Los agentes determinan que una muerte se produjo por esta razón cuando el proyectil impacta en el cuerpo de la víctima con poca fuerza… Los niveles de impunidad en estos casos son más elevados que los habituales en el país, debido a la dificultad para establecer un nexo directo entre la persona que hace los disparos y quienes resultan afectados”.

Una lista de impunidad

El funeral de Diego se llevó a cabo una semana después de ser herido por la bala perdida. El sitio de encuentro fue en su comunidad, las Terrazas de la Vega. Lo acompañaron sus hermanos, sus amigos del liceo y sus vecinos, todos con pañuelos blancos, cantando y aplaudiendo mientras paseaban el ataúd.

“Fue un funeral bonito. Fue bien despedido por sus amigos del liceo y sus vecinos. Nosotros estábamos abatidos por toda esta situación. Diego era un ángel que aspiraba a muchas cosas buenas. Dios quiso llevárselo. Tal vez era su momento. Ningún padre debería despedirse de sus hijos antes de tiempo”, relató Rivas.

La familia de Diego siempre recordará sus ocurrencias y su alegría. Pero es evidente que, en su casa, en su grupo de graduación y en su gimnasio faltará una persona. Tal vez en su casa vuelvan a escuchar su canción favorita, Thriller, para recordarlo. Las lágrimas volverán, Diego no.

No existe un patrón exacto en los tiroteos en los barrios de La Vega, la Cota 905 y el Cementerio. Pueden comenzar a cualquier hora del día. Y pueden durar horas. Las víctimas de las balas perdidas en los enfrentamientos también son variadas: cualquiera puede ser blanco.

Según los datos de Monitor de Víctimas, de las 14 personas fallecidas por las balas perdidas, tres eran niños, niñas o adolescentes; dos pertenecen al grupo de adultos mayores de 55 años de edad y el resto tenían edades entre 20 y 41 años de edad. Cinco de las víctimas eran mujeres.

La primera víctima por balas perdidas registrada en 2021 fue Nelson Enrique Villalta Lima, de 41 años de edad, el 8 de enero de 2021 cuando quedó entre la línea de fuego durante un enfrentamiento entre delincuentes de la banda de El Coqui y funcionarios de las FAES.

Mientras Villalta intentaba resguardarse de la balacera, recibió un disparo desde la parte alta de La Vega. Era profesor de la Fundación Musical Simón Bolívar (Fundamusical), en el núcleo Chapellín, y también trabajaba en el hotel Altamira como vigilante. Falleció en el sitio.

Nelson Duarte, de 41 años, fue el segundo fallecido por bala perdida la tarde del 8 de enero, durante el enfrentamiento entre funcionarios de la FAES con delincuentes de la zona. Falleció en la parte alta de la Calle Zulia.

A las 7:00 pm del jueves 11 de febrero de 2021, Juan Jhon Martínez Corrales, de 41 años, fue asesinado durante un enfrentamiento entre bandas delictivas de la Zona 7 del Barrio José Félix Ribas, en Petare, municipio Sucre.  La víctima era comerciante desde hacía 7 años, cuando llegaba a su casa, tras culminar sus labores, comenzó el tiroteo.

Uno de los proyectiles impactó al comerciante en la cabeza y le ocasionó la muerte en forma inmediata. Martínez Corrales era padre de dos hijos, uno de 2 años y otro de 18 años de edad.

Jeison Rafael Rivera Morales, de 28 años, falleció el 16 de febrero de 2021, en el barrio Santa Cruz del Este, en el municipio Baruta, víctima de una bala perdida. El joven estaba en una fiesta callejera, cuando un grupo de delincuentes llegó disparando a los asistentes. Mientras corría, recibió un disparo en la cabeza. Falleció al instante.

El 19 de marzo de 2021, Edwin Méndez, de 17 años de edad, falleció a causa de una bala perdida, durante un tiroteo entre bandas rivales de El Valle. El adolescente regresaba de la sede del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces) para averiguar qué cursos ofrecían.

Al llegar al barrio San Andrés comenzó el tiroteo. Una bala perdida del enfrentamiento le impactó en la cabeza. Falleció en el sitio. El adolecente era una nueva promesa del béisbol venezolano. Había ingresado al equipo  de la Universidad Central de Venezuela. Sus sueños se apagaron por la violencia en el barrio.

Ese 19 de marzo, pero en otro intercambio de disparos, falleció Deisy Coromoto Rivas Castro, de 55 años, quien estaba en el balcón de su apartamento en el edificio City Park, de El Paraíso, cuando una bala perdida la hirió de muerte.

Brenda Vanessa Palacios González, de 38 años, falleció el 2 de abril de 2021, resultado de una herida en la cabeza, provocada por el impacto de una bala perdida. El hecho ocurrió el 28 de marzo en el barrio de San Agustín, sector el Morín, calle sexta, durante un enfrentamiento entre funcionarios policiales y delincuentes de la zona.

La víctima fue llevada de emergencia hasta el hospital Clínico Universitario, en donde fallecería, luego de que le practicaron una operación cráneo encefálica.

El 13 de abril de 2021, falleció la tercera adolescente por causa de una bala perdida. Jeanquelis Dubraska Parra Ponce, de 13 años de edad, fue alcanzada por un proyectil que le impactó en la cabeza, durante un intercambio de disparos entre delincuentes del barrio San Agustín.

Parra conversaba con unas amigas en la entrada de su casa, cuando inició el tiroteo. Falleció al instante de recibir el disparo. Sus familiares claman justicia y protección en los barrios.

El 24 de mayo de 2021, Blanca Violeta Orellano, de 64 años, falleció a causa de una bala perdida, durante el tiroteo entre funcionarios de las FAES y delincuentes de La Vega.

La víctima vivía en la calle El Rosario, recibió un disparo en el abdomen. Falleció dentro de su casa. Era comisionada jubilada de la PNB, adscrita al Servicio de Tránsito Terrestre, y madre de un funcionario del mismo cuerpo policial.

Ángelo Grendel, de 27 años, iba como copiloto en un camión que circulaba por la autopista Valle-Coche cuando fue alcanzado por una bala perdida en la cabeza. El hecho ocurrió el 30 de mayo.

Desde las 9:00 am hasta las 5:00 pm del 14 de junio, un enfrentamiento se desarrolló en la parroquia La Vega, entre miembros de la megabanda de “El Coqui” y funcionarios de seguridad del Estado. 

El tiroteo dejó 2 víctimas por balas perdidas: Guillermo José Gregorio Belisario, de 50 años de edad; y Yoraima Margarita Díaz Araujo, de 47 años de edad.

Gregorio Belisario falleció mientras ingresaba a un local comercial en la calle San Antonio, cercano a una cancha deportiva en La Vega; mientras que Díaz Araujo fue alcanzada por una bala perdida en las cercanías de la redoma de La India, entrada del sector.

El tiroteo inició en los 12 puntos de control de la Policía Nacional Bolivariana distribuidos en La Vega, que habían sido instalados el fin de semana pasado, para frenar el avance de la megabanda delictiva de “El Coqui”.

El lugar fue atacado por supuestos delincuentes de las bandas delictivas de la Cota 905, en respuesta al operativo iniciado por el Ministerio de Interior, Justicia y Paz, donde según fuentes oficiales participaron 1.420 funcionarios del Estado entre oficiales de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) y de la Dirección de Inteligencia y Estrategia (DIE).

La toma de sectores de La Vega por parte de la megabanda de “El Coqui”, la intervención policial en el sector y las acciones del Estado para frenar la avanzada delictiva, han puesto en peligro la vida de sus ciudadanos. La única certeza, frente a la falta de información oficial es que en La Vega faltan seis personas.

 

Roberto Patiño Jun 18, 2021 | Actualizado hace 4 semanas
Bendiciones a La Vega

@RobertoPatino

Con el mismo estruendo de la detonación de un arma larga, la situación de violencia en la parroquia La Vega vuelve a aparecer en la opinión pública nacional de manera recurrente. Un sonido de pólvora y fuego que viene acompañado de llanto y dolor de una comunidad atrapada, secuestrada y agredida por una violencia en la que no participa, ni apoya; una violencia de la que es víctima dentro un juego de poder donde los vecinos de La Vega son fichas de canje y escudo humano de una guerra urbana donde no hay héroes, sino solo víctimas.

Como lo explica en un audio el padre Alfredo Infante, párroco de San Alberto Hurtado de la parte alta de La Vega, a la agresión que se la propina a la comunidad por la ausencia de los más elementales servicios públicos, como lo son el agua y el gas, se le suma ahora la ocupación de los espacios por una violencia que le secuestra a los vecinos su derecho de vivir en paz, convirtiendo a sus habitantes en ciudadanos de segunda, según una inédita cartografía humana dictada por la inacción del Estado.

La Vega es más que una zona de Caracas o unas marcas en el mapa. Es una comunidad vibrante, luchadora, con un tejido social y comunitario activo, con unos líderes que se organizan y participan en la construcción de un proyecto comunitario. Esta parroquia es, en definitiva, un vivero de nuevos liderazgos.

Cuando la violencia sacude a La Vega, el luto se apodera de sus calles y la sangre mancha mucho más que la acera.

Hiere el alma de unos vecinos orgullosos, pacíficos y emprendedores que luchan constantemente por hacer de su barrio una verdadera comunidad.

Resulta asombroso que en medio de esta violencia que mantiene en vilo a un sector importante de la ciudad de Caracas, a pocos kilómetros del Palacio de Miraflores, sede del “poder” en Venezuela, el régimen exponga, como única explicación posible teorías conspirativas donde la oposición financiaría a estos grupos armados; un irresponsable e insólito alegato que pretende llevar al campo del estéril debate ideológico, algo tan esencial como el derecho que tienen los ciudadanos de vivir en una comunidad que no sea un escenario de guerra.

Con este mezquino argumento, el régimen abandona su responsabilidad y apuntala la creencia de que La Vega es una comunidad violenta, dispuesta a tarifar su paz a los mejores postores. Los venezolanos sabemos bien que nuestros vecinos de La Vega son las víctimas de las bandas criminales y de unos cuerpos de seguridad que abordan esta situación con una violencia mal planificada donde, por lo general, el inocente es víctima de violación de sus derechos humanos, como hemos podido confirmar a través del trabajo de Caracas Mi Convive y el Monitor de Víctimas.

Derecho a la paz

Derecho a la paz

Al igual que el padre Alfredo Infante, nos solidarizamos con las víctimas en La Vega y renovamos nuestro compromiso de apoyar esta comunidad en el trabajo que venimos realizando desde Alimenta la Solidaridad y Caracas mi Convive. Llevamos muchos años trabajando en esas calles y sabemos de primera mano, junto con nuestros líderes, amigos y vecinos, que La Vega es mucho más que la violencia, que existe una comunidad vibrante que lucha por la Venezuela que todos queremos, una fundada en los valores de la solidaridad, la democracia y el emprendimiento.

Junto con el padre Alfredo, pedimos que Dios bendiga a La Vega en una oración que sea a un mismo tiempo religiosa y laica, es decir, convocamos las bendiciones de Dios y el esfuerzo de todos los vecinos de esta parroquia, sabemos que juntos podremos lograr el cambio que se merece esta parroquia.

Seguiremos trabajando para que estas oraciones encuentren una comunidad organizada, empoderada y dispuesta a recuperar los espacios robados por la violencia y abandonados por el Estado. Sabemos que el cambio es posible.

Que Dios bendiga a La Vega.

* Roberto Patiño es director de Alimenta La Solidaridad y Caracas Mi Convive

robertopatino.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Simonovis: Operativo de la PNB en La Vega nunca existió
El excomisionado especial de Juan Guaidó reiteró que, a su juicio, la banda del «Coqui» tomó posesión de lo que ellos ya habían acordado con el gobierno de Nicolás Maduro

 

Este lunes, el excomisario de la Policía de Caracas Iván Simonovis indicó que el operativo realizado por la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en La Vega el fin de semana, anunciado por la ministra de Interior, Carmen Meléndez, se trató de una mentira.

A través de su cuenta en Twitter, Simonovis publicó un video en el que afirma que fue contactado por un grupo de la PNB quienes le dijeron que el famoso operativo de La Vega era una mentira.

«‘El Coqui’, ‘el Vampi’, ‘el Garbi’, etcétera, necesitaban deshacerse de otros delincuentes y los entregaron con armas y demás. Ese operativo nunca existió; sencillamente, fue un acuerdo», afirmó el excomisario.

Simonovis también se refirió a los enfrentamientos registrados en Apure en marzo, donde, asegura, se utilizó a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) para dirimir un conflicto entre las Farc disidentes. «El resultado de eso fue que Padrino López terminó entregando el estado Apure para poderle salvar la vida a 8 efectivos de los 30 que fueron enviados a esa emboscada», explicó.

El excomisionado especial de Juan Guaidó reiteró que, a su juicio, la banda del «Coqui» tomó posesión de lo que ellos ya habían acordado con el gobierno de Nicolás Maduro.

«Los únicos que terminan favorecidos cuando negocian con el régimen son los criminales. Poco a poco cada espacio del país será entregado o cedido a terroristas, guerrilleros o a cualquier tipo de criminales», finalizó.

*Con información de TC

Reportan nuevo enfrentamiento en La Vega este #14Jun
La situación ocurre dos días después de que el Gobierno de Maduro realizara un operativo policial con más de 1.400 efectivos de seguridad de varios cuerpos policiales, para capturar a alias «El Coqui» y alias «El Mayeya»

 

La mañana de este lunes, 14 de junio, usuarios de Twitter reportaron un nuevo enfrentamiento entre funcionarios policiales y las bandas de La Vega en Caracas. 

A través de la plataforma, se pudo conocer que los disparos provenían de la entrada de La Vega, por la Redoma de la India. Al parecer, este nuevo enfrentamiento sería porque los delincuentes del sector -presuntamente de la banda de «El Mayeya»- quieren retomar las garitas improvisadas para la vigilancia de la zona.

De acuerdo con un reporte realizado en redes sociales por el periodista de sucesos, Roman Camacho, se presume que la banda del “Mayeya” retomó el poder en una de las garitas desde donde operan, que había sido tomado por funcionarios de las Faes.

La situación ocurre dos días después de que el Gobierno de Maduro realizara un operativo policial con más de 1.400 efectivos de seguridad de varios cuerpos policiales, para capturar a alias «El Coqui» y alias «El Mayeya». 

En rueda de prensa, el pasado sábado la ministra de Interior, Justicia y Paz, Carmen Meléndez, calificó el operativo en La Vega como una “todo un éxito”.

“El despliegue en La Vega dio como resultado la detención de 38 ciudadanos, así como la incautación de diferentes armamentos y sustancias ilícitas durante los allanamientos. Lo más importante ahora es mantener la paz en toda la parroquia”, escribió Meléndez en su cuenta de Twitter.

Meléndez aseguró que los cuerpos de seguridad del Estado han garantizado los Derechos Humanos de las personas detenidas en cada intervención. Informó que se han dejado 12 puntos de reforzamiento policial, que tendrán como objetivo “mantener y garantizar la paz” en La Vega.

*Con información de EP

Gobierno realiza operativo policial en La Vega para capturar al Coqui y el Mayeya
Entre 300 y 600 hombres de diferentes dependencias de las Faes tomaron La Vega este 12 de junio en búsqueda de “el Coqui” e integrantes de su banda

 

La mañana de este sábado 12 de junio reportaron por redes sociales que funcionarios policiales del gobierno de Nicolás Maduro bloquearon el acceso a La Vega debido a un operativo en la zona contra las bandas de alias “el Coqui” y alias “el Mayeya”.

Carmen Meléndez, ministra para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, confirmó en su cuenta de Twitter que el Gobierno venezolano desplegó a organismos de Seguridad Ciudadana hacia La Vega con el objetivo de liberar a esta comunidad caraqueña de los grupos irregulares que operan en la zona, mediante la captura de los líderes de las bandas delincuenciales.

El Pitazo pudo corroborar que los funcionarios policiales del Estado venezolano pidieron a las personas que circulaban en las zonas adyacentes de La Vega, que se refugiaran en sus casas durante el operativo contra las bandas delincuenciales.

“Desalojaron el centro comercial Galerías El Paraíso, cerraron todos los locales de la Vega y también la bomba de La India. También bloquearon los accesos q conducen a La Yaguara, Ucab, Puente Hierro y El Paraíso”, según un testimonio.

Fuentes extraoficiales, así como algunos vecinos, detallaron a El Pitazo que la banda de “el Mayeya”, que opera en La Vega, se alió con la de “el Coqui” y les permitió a los integrantes de este grupo delictivo moverse en su territorio.

*Noticia en desarrollo…

Dos enfrentamientos en La Vega tras negociación con el Coqui
Habitantes de la parroquia La Vega reportaron que este lunes, 3 de mayo, una ráfaga de disparos en el sector El Carmen

Dos enfrentamientos se han suscitado en La Vega, Caracas, luego que Douglas Rico, director del Cicpc, aseguró que se “negociaba” con la banda de “el Coqui”, en la Cota 905.

Aquellas declaraciones de Rico se realizaron el 26 de abril, cuando ese mismo día residentes de La Vega, se reportó un enfrentamiento entre funcionarios policiales y sujetos armados.

Con respecto a lo anterior, los reportes en redes sociales indicaron que los sujetos armados disparaban desde la parte alta de ese sector cuando los policías se encontraban en la redoma de La India.

De acuerdo con los reportes, dos mujeres fueron heridas por balas perdidas.

Asimismo, según reseña una nota de El Pitazo, este lunes, 3 de mayo, habitantes de la parroquia La Vega reportaron una ráfaga de disparos en el sector El Carmen.

A través de las redes sociales, los habitantes de este sector de la capital aseguraron que los disparos comenzaron al rededor de las 5:00 de la tarde.

Desde el 6 de enero de este 2021, los habitantes de La Vega reportan constantes detonaciones, enfrentamientos y fuerte presencia policial.

Con información de El Pitazo

Laureano Márquez P. Mar 23, 2021 | Actualizado hace 1 mes
El señorío de la Cota 905

@laureanomar

Venezuela marcha, sin duda, como Europa luego de las invasiones bárbaras, hacia una nueva forma política: el feudalismo malandro. Se van perfilando los pequeños reinos que constituye el delito, no solo en el sur del país donde la guerrilla y los narcos ya cuentan con vastos dominios, sino también en la propia capital. Se dice que la caída de Roma no fue una ruptura traumática, sino más bien una transformación gradual, hasta que poco a poco los ciudadanos fueron cayendo en cuenta de que el imperio ya había desaparecido. La destitución del último emperador de occidente fue una especie de formalidad, algo así como que los bárbaros dijeron: «Ese Rómulo Augústulo ¿qué dice? Mira, chamo, si nos fueranos dao de cuenta que tú estabas aquí, te fueranos quebrao antes, así que pírate de una». Claro todo esto dicho en perfecto latín.

Esta transición feudal que vivimos de una forma política malandra a otra, donde ya el poder no se concentra en uno, sino en muchos, va creando sus propias reglas.

Los señores feudales organizan su propio ejército y muy bien armado. Crean su propia corte malandra y si le brindan algún apoyo a un poder central, que termina siendo más simbólico que real, es bajo la vieja fórmula: «nos, que valemos tanto como vos, y juntos más que vos, os hacemos señor entre iguales». Iremos viendo, poco a poco, complejas formas de vasallaje entre bandas armadas y quién quita que con su propio ceremonial. Alianzas estratégicas entre ellas para mantener su fuerza y ocasionales vínculos con el poder central al que se reconoce formalmente, siempre y cuando este respete el poder del pran sobre su feudo. De hecho, el control hamponil sobre sus señoríos es total,  tómese debida nota de que allí no entran esos ejércitos a los que no les falta valor para arremeter en contra de estudiantes desarmados, pero a los que, ni por asomo, se les ocurre plantar cara a otros ejércitos, tan poderosos e inescrupulosos como ellos o incluso más.

Así como el señor feudal tenía derechos sobre todo lo que estaba bajo su dominio, el señor malandro controlará su zona, obtendrá los beneficio de los que en ella trabajen, que terminan convertidos en siervos en una relación de vasallaje. De hecho, podríamos decir que el pranato, que es el territorio bajo el dominio del pran, equivale a lo que en la Edad Media fueron los ducados, condados o marquesados. El pran tiene derecho a administrar “justicia” en su feudo, a cobrar impuestos de atraco, a secuestrar siervos, a disponer de sus vidas, a imponer las leyes que él considere convenientes y a conquistar otros territorios con su ejército montado en caballos de hierro.

Esta forma política, como sucedió con el feudalismo medieval, irá generando sus propias manifestaciones en el arte y la cultura. Quizá no veamos castillos, pero sí, seguramente, mansiones amuralladas en la Cota 905 de estilo «estrangótico». Una nueva literatura también, tal vez «el rap del mío Coqui», donde se relaten sus hazañas, cantadas por los robadores, perdón quise decir los trovadores. En la pintura predominarán los frescos, de grafiti claro.

Con el colapso del sistema eléctrico, sí que se podrá catalogar con propiedad a este período de oscurantismo. Puede que algún día nuestra historiografía contemple una edad denominada “la larga noche del chavismo”.

Pero, como toda aberración histórica, terminará siendo solo un mal recuerdo. Así que, en estos tiempos, lo que hay que hacer es prepararse para el renacimiento y evitar en lo posible que el señor pran te baje de la mula.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Reportan intercambio de disparos en la Cota 905 este #28Ene
Funcionarios del cuerpo policial se movilizaron para lidiar con una acusación de orden público por parte del inquilino de un edificio ubicado en el sector Los Laureles, desde donde fueron avistados por delincuentes de la Cota 905

La Cota 905, en Caracas, fue nuevamente el escenario de un intercambio de disparos en horas de la noche de este jueves 28 de enero, según reportaron usuarios de redes sociales que escucharon las fuertes detonaciones en las inmediaciones del lugar.

El enfrentamiento habría iniciado después de que funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) en cuatro motos fueran emboscados por antisociales pertenecientes a la banda de «El Coqui», «El Garbis» y «El Vampi», criminales que dominan la zona.

La PNB habilitó un vehículo blindado para el rescate de los funcionarios, después de que uno de los efectivos resultara herido como producto del tiroteo.

De acuerdo con una publicación de Twitter del periodista Román Camacho, los funcionarios del cuerpo policial se movilizaron para lidiar con una acusación de orden público por parte del inquilino de un edificio ubicado en el sector Los Laureles, en la entrada de la Cota 905, desde donde fueron avistados por delincuentes de la Cota 905, que empezaron a disparar.

Por su parte, la periodista Yohanna Marra señaló que los carros que transitaban por la zona se estaban devolviendo por los disparos y las bodegas de algunos sectores fueron cerradas. 

Las detonaciones empezaron a reportarse hacia el final de la tarde, aproximadamente a las 6:00 pm, y se extendieron hasta horas de la noche. Diversos vecinos grabaron videos que publicaron en redes sociales, en los que se pueden escuchar los disparos con armas de alto calibre y gritos ocasionales.

A principios de año, 

Con información de TalCual y El Nacional