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Julio Castillo Sagarzazu Mar 16, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Guaidó y Barataria

@juliocasagar

Una cierta narrativa pretende abrirse paso en el debate de las fuerzas democráticas venezolanas. Se trata de minimizar el rol político del gobierno interino reconocido por las 50 democracias más decentes del mundo; dar por concluida la continuidad de la Asamblea Nacional y considerar a Guaidó un simple interlocutor de la oposición. Para esta tesis, su interinato quedaría reducido a la quimérica gobernación de la ínsula de Barataria, legada por la no menos quimérica autoridad de don Alonso Quijano a Sancho, su fiel escudero.

Como “de todo hay en la viña del Señor”, forzoso es concluir que no todos los que tienen esta postura lo hacen por las mismas razones.

Hay aquí un abanico de posiciones que van desde quienes con honestidad intelectual cuestionan jurídica y políticamente tal realidad, hasta los que la asumen como parte de su estrategia de esperar a Guaidó “en la bajadita”.

Dicho esto, pasemos a considerar algunos aspectos que, a nuestro juicio, hacen imprescindible mantener como una conquista ese reconocimiento de la presidencia interina ejercida por Juan Guaidó en la lucha por la democracia venezolana.

Comencemos por afirmar que no pretendemos atrincherarnos en ningún argumento leguleyo. Pero sí es necesario poner de relieve la opinión que, en su momento, emitió el Bloque Constitucional de Venezuela, coordinado por el Dr. Ramón Duque Corredor e integrado por eminentes juristas venezolanos, con la que se dejó meridianamente establecido que no habiéndose realizado elecciones legítimas, de acuerdo con la Constitución, la Asamblea Nacional electa el 2015 se mantenía en ejercicio de sus funciones. Siendo Juan Guaidó su presidente, le corresponde asumir la vacante absoluta de la primera magistratura nacional, declarada anteriormente por la misma Asamblea Nacional.

¿Sea trata de un caso atípico? Sí, sin ninguna duda. Seguramente las facultades de ciencias políticas y jurídicas del mundo entero lo estudiarán en los próximos años como una peculiaridad inédita. Pero lo estudiarán como una incidencia jurídica alternativa y no como una chapucería caprichosa. En esto, por cierto, han coincidido las cancillerías y sus servicios jurídicos de más de 50 países en el mundo que mantienen su reconocimiento a Guaidó.

Este hecho, por cierto, no solo tiene las connotaciones políticas y jurídicas válidas para nuestro país. El ejercicio del gobierno interino de Guaidó es el que ha servido de base para todas las decisiones judiciales que materializan la protección de activos de la Republica en el extranjero.

La mayoría de los tribunales de los países donde esos bienes y haberes se encuentran han terminado resolviendo, conforme a una doctrina y jurisprudencia específica, que otorgan la titularidad de los derechos que dimanan de esos bienes a las instituciones que reconozcan las cancillerías y gobiernos donde tienen sede esos tribunales. Es por ello que el Banco de Inglaterra no ha entregado el oro de sus bóvedas a Maduro; y que los tribunales de Luxemburgo, Suiza y Estados Unidos mantienen congeladas cuentas que, de otra manera, estarían en manos de la corrupción. Tampoco Gustavo Tarre sería embajador en la OEA. Ni recibieran a Guaidó como primer mandatario en decenas de los más importantes países del mundo.

No sería serio y no se podría comprender que mañana dijéramos a todos esos países que hemos resuelto cambiar de criterio; que ya Guaidó no es el presidente interino y que los bienes asegurados deben regresar a las manos de quienes los han dilapidado.

Como podrá apreciar el lector, no se trata de un asunto menor. Y aun cuando es legítimo que aquí cada quien, conforme a sus intereses y opiniones, tenga una posición determinada sobre el tema de la vigencia del mandato de Juan Guaidó como presidente interino, el asunto no puede ser despachado alegremente. Se trata de una cuestión mayor; de una conquista que tenemos los demócratas venezolanos y que es necesario preservar.

Aquí no deberían importar las luchas por liderazgos; ni los intereses políticos que siempre habrá. En la consideración de este tema debería privar un consenso por encima de las diferencias.

Venezuela no es Barataria. Es un país sufrido, asediado por una crisis monstruosa donde solo la pequeña burbuja de privilegiados, afectos al régimen, tienen acceso a los favores de una vida normal.

De ponernos de acuerdo y construir un consenso sobre este y otros temas clave de la lucha política hoy en día, podrá depender lo temprano o tarde que salgamos de esta pesadilla.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Eddie A. Ramírez S. Feb 09, 2021 | Actualizado hace 1 mes
¿Hay otra opción?

Quienes no militamos en una organización política y tenemos la ventaja adicional de que en unos días estaremos celebrando ocho décadas del Día de la Juventud, no estamos sujetos a cortapisas para expresar lo que para algunos puede no ser “políticamente correcto” o poco palatable. Poner fin a la usurpación de Maduro y su combo es el deseo de todos los demócratas.  Se nos dificulta alcanzarlo porque cuentan con un Alto Mando militar, jueces y organismos de represión que no tienen escrúpulos y, en mucho menor grado, porque la oposición no se pone de acuerdo en cómo enfrentarlos. Además, una legión bien intencionada de duros del teclado, unas veces con razón, otras sin ella, alimentan el desánimo con descalificaciones a la dirigencia política por no poner fin a la usurpación.   

Ante una situación tan atípica como la que vivimos, la rigidez debe tener sus límites. Los árboles flexibles son los que logran permanecer de pie ante los embates del viento, lo cual no debe confundirse con doblegarse y tampoco con las veletas. Nuestra lista de buenos deseos contempla: renuncia o destitución inmediata de Maduro y todo su tren de malhechores; juicio por violar la Constitución y por corrupción; establecimiento de un gobierno de transición sin participación de chavistas-maduristas y elección presidencial y parlamentaria en el menor tiempo posible.  

¿Es posible materializar estos buenos deseos? Contamos con dos herramientas importantes:

1. Un ochenta y cinco por ciento de los venezolanos estamos en contra del régimen y…

2. la mayoría de los países democráticos están conscientes de que en Venezuela hay un gobierno que irrespeta la Constitución al no permitir elecciones transparentes y al violar los derechos humanos.

El punto es que esas herramientas son importantes, pero no logran sacar el tornillo que mantiene en su sitio al régimen. Parte de ese ochenta y cinco por ciento de la población ha hecho bastante. Numerosos compatriotas han perdido la vida, han sido encarcelados, torturados o exiliados. Hoy, los que quedan en el país deben lidiar para conseguir el sustento diario y, lógicamente, muchos tienen temor ante los atropellos de los organismos estatales y paraestatales de represión. Es decir, que no parece que están las condiciones para una gran insurrección popular. Demasiado hacen con protestar a diario por la escasez de bienes y servicios.

La otra herramienta nunca había sido utilizada en otros países. Es inédito, en tiempos de paz, el reconocimiento a un presidente interino como Guaidó, mientras hay otro que tiene el poder, así como el desconocimiento a la Asamblea Nacional usurpadora designada el 6 de diciembre. Sin embargo, esa herramienta tampoco es suficiente.

Nuestros amigos insisten en que debe haber una negociación. Es decir, tanto el gobierno, como la oposición deben ceder en algo.

En el 2003, gracias al paro cívico, se logró una excelente negociación, en la cual el gobierno de Chávez tuvo que ceder. Acató por la presión internacional y también porque en ese momento no tenía confianza en la Fuerza Armada. Ganó tiempo para evitar cumplir. Lamentablemente, la OEA, el Centro Carter, el Grupo de Países Amigos no exigieron el cumplimiento. Nuestra oposición protestó, pero no pudo hacer mucho.

Lo primero que hay que dilucidar es si el régimen está dispuesto a ceder en aspectos fundamentales y que no apuesta a ganar tiempo con declaraciones de que quiere negociar. Esta es una labor previa para los mediadores de la negociación. Del lado de la oposición, el presidente interino Guaidó debe discutir el punto con esa nueva plataforma que ha anunciado.

La misma estará supuestamente integrada por los partidos realmente opositores, y por representantes de la sociedad civil con peso específico, pertenezcan o no a alguna asociación, sea gremial, de la academia o de derechos humanos.

Si la gran mayoría decide que negociar no es una opción, el punto queda descartado. Si decide que es conveniente, debe haber una campaña informativa a la población sobre esa necesidad y grupo que no la acepte quedaría descartado de la unidad.  

En caso positivo, es necesario ponerse de acuerdo sobre los intermediarios que puedan facilitar la negociación para que llegue a feliz término. Nosotros quisiéramos que fuese la OEA; y el régimen preferiría a cualquiera de su combo de izquierdistas trasnochados. Por ello hay que identificar a quienes sean aceptables por las partes, que podrían ser Noruega, el Reino Unido o la Unión Europea.

Es significativo que Jorge Rodríguez, presidente de una Asamblea que nadie reconoce, pero con poder dentro del régimen, solicitara ser recibido en Fedecámaras, organización empresarial satanizada por los rojos. Sin embargo, los empresarios deben estar conscientes de que esas conversaciones no darán resultado, ya que el problema es político y tiene que resolverse a alto nivel, es decir con participación de Maduro y de Guaidó, acompañados de sus equipos.

Negociar no es una opción más, sino la única que se visualiza como realista. A menos que sigamos esperando un hecho fortuito o cisne negro.

Como (había) en botica

El Gocho de los audios era simpático cuando no decía tantas vulgaridades y no se aventuraba a opinar sobre asuntos que no conoce. Ahora, es evidente que su simpatía por los “alacranes” expulsados de AD lo lleva a hablar sin base.

Al régimen le incomoda la presencia de la sociedad civil en labores humanitarias. Por eso apresaron a cinco miembros de Azul Positivo, organización zuliana que ofrece información y acompañamiento en relación a enfermedades trasmisibles.

Nuestro embajador ante Ottawa, Orlando Viera-Blanco, solicitó a ese gobierno protección para nuestros acosados diputados.

A diez años del fallecimiento de doña Alicia Pietri de Caldera, es justo reconocer su obra como primera dama: el Museo de los Niños y Un cariño Para Mi Ciudad fueron dos de sus importantes contribuciones.

Lamentamos el fallecimiento de Arnaldo Salazar, quien fuera presidente de Pdv Marina.

¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

eddiearamirez@hotmail.com

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

 

Orlando Viera-Blanco Feb 02, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Balance: rindiendo cuenta
El fracaso en el cumplimiento de objetivos políticos pasa por comprender que es una pelea muy desigual donde el adversario juega con más recursos. Con armas, maldad y violencia.

 

 @ovierablanco

Rendir cuenta importa. Sobre todo cuando algunos que dicen llamarse serios estudiosos de las ciencias políticas, se han dado a la tarea de decir que “el gobierno interino [GI] nunca existió”. Una afirmación a lo menos injusta por incierta y calada de falsos supuestos, que empañan una gestión política, institucional y diplomática palmaria y fundamental para el proceso de transición política y rescate democrático que se avecina.

Canadá

En Canadá hemos cumplido dos años de gestión como jefe de Misión Diplomática. Para quienes hablan del sofisma de la inexistencia del interinato, es bueno exhibir el balance de gestión. En nombre del GI en Canadá se logró la extensión de vigencia de pasaportes venezolanos por un periodo de cinco años. Conforme al decreto del presidente Juan Guaidó [junio 2019], Canadá validó nuestros pasaportes vencidos como identidad para realizar trámites de permisos de trabajo, estudiante y residencias. Canadá ha aportado más de 80 MM de dólares para atender a nuestros migrantes en Colombia, Ecuador, Perú y Chile. Estos recursos han sido canalizados a través de órganos multilaterales como Unicef, Misiones Independientes de DDHH, OMS, BID y bancos centrales de naciones afectadas.

Hemos impulsado la justicia penal internacional y atendido interpelaciones en el parlamento canadiense y principales foros mundiales en defensa de los DD. HH. Hemos aportado incidencias sobre crímenes de lesa humanidad y Canadá, de la mano de las repúblicas de Chile, Colombia, Paraguay, Perú y Argentina, radicó ante la CPI de La Haya, remisiones contra de Nicolás Maduro y su cadena de mando. Hoy se estudian acciones ante la Corte Internacional de Justicia por violación del tratado contra la tortura y otros tratos crueles y degradantes.

En Canadá solicitamos protección para activistas de DD. HH. y diputados. Promovimos la conformación de grupos parlamentarios amigos con Venezuela y nuestra legítima AN. En Canadá tanto liberales, conservadores e independientes apoyan el GI del presidente Juan Guaidó. Hemos sostenido reuniones con la ACNUDH en Ginebra y ACNUR en Ottawa. Ello ha contribuido a articular incidencias violatorias del Estatuto de Roma y sensibilizar sobre la gravedad de los migrantes venezolanos.

Desde Canadá lanzamos el concepto de la responsabilidad de proteger [R2P], concientizando al mundo sobre la crisis humanitaria compleja en Venezuela. Canadá ha sido piedra angular entre EE. UU., Latinoamérica y Europa. Los ministros cancilleres Chrystia Freeland y Françoise-Philippe Champagne, en nombre del primer ministro Justin Trudeau, han ejecutado una agenda diplomática, política, jurídica y estratégica solidaria e intensa en la búsqueda de una solución pacífica en Venezuela.

Canadá desconoció las elecciones fraudulentas del pasado 6D/2020 y reconoció la continuidad de la AN electa en 2015, su Comisión Delegada y el GI presidido por Juan Guaidó. Hemos trabajado durante dos años a pulmón con un equipo de venezolanos que lo ha hecho sin recursos, asistido de voluntarios maravillosos que se mantienen firmes en sus tareas, concediendo asesoría legal, apoyo humanitario, lobby, seguimiento administrativo; traducciones, donaciones, hospedaje [compartiendo espacios en casa o en despachos]para darle cobijo y trabajo a nuestros compatriotas.

En Canadá hemos atendido fielmente a nuestra diáspora. Hemos escuchado sus planteamientos y problemas, intentado darle soluciones. Actualmente realizamos servicios consulares de certificación de notas, licencias, documentos de viaje, fe de vida y otros. También dedicamos tiempo y esfuerzo a mantener en alto lo que significa la venezolanidad y escuchado la voz de la diáspora en todas las regiones de Canadá, haciendo que la sociedad canadiense nos conozca. Hemos abierto canales de información para nuestros migrantes para que puedan asentarse en un país con una cultura diferente pero que les ha abierto sus brazos con solidaridad.

Venezuela en el mundo existe

El presidente Juan Guaidó se ha reunido con los presidentes y ministros de las democracias más serias, sólidas y solventes del mundo. Ha explicado la miseria de nuestro pueblo, la corrupción galopante y la necesidad impostergable de recibir ayuda para propiciar el cambio de poder y el rescate de la democracia.

Líderes políticos, diputados, activistas, colaboradores y funcionarios del interinato; embajadores, equipos diplomáticos, voluntarios, ONG, académicos, profesionales y la sociedad civil han trabajado la causa libertaria, asumiendo grandes riesgos y desafíos.

Los logros diplomáticos y las alianzas están a la vista. Sanciones, aislamiento, recursos para los migrantes; refugio, asilo; identidad, medidas de protección; órdenes de captura, preservación de activos, de reservas, CITGO.

Acciones que han impedido al régimen raspar la olla y reprimir más. No es verdad que el presidente Juan Guaidó haya recibido billones de dólares. Esos recursos son administrados directamente por implementadoras y ONG autorizadas por gobiernos extranjeros, bien auditadas y fiscalizadas.

El fracaso en el cumplimiento de objetivos políticos pasa por comprender que es una pelea muy desigual donde el adversario juega con más recursos; con armas, maldad y violencia. Y además con los pentimentos, pintores que fingen buen rostro y verbo, para desfigurar pérfidamente la misma causa que ellos dicen apoyar. Sobre este derivado de la antipolítica, hablaremos pronto capítulo aparte…

* Embajador de Venezuela en Canadá

¡Gracias, Canadá!

¡Gracias, Canadá!

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Informe Otálvora | EE. UU. busca coordinar con Europa y Colombia acciones sobre Venezuela

El secretario Antony Blinken a su ingreso al Departamento de Estado el 27ENE21 saludado por la diplomática Julie Chung encargada del Hemisferio Occidental. Foto Departamento de Estado.

@ecotalvora

En Brasilia corren crecientes rumores de conspiraciones políticas para defenestrar a Jair Bolsonaro de la presidencia de la República.

En los mentideros políticos brasilienses y paulistanos se analizan diversas opciones legales para forzar la salida anticipada del presidente bajo acusaciones de crímenes de responsabilidad. Las vías judiciales contra Bolsonaro mediante activación del Supremo Tribunal Federal o del Tribunal Superior Electoral parecieran poco probables, por lo que el tema se centra en la aprobación de un proceso de impeachment análogo al instaurado contra Fernando Collor en 1992 y contra Dilma Rousseff en 2016.

La iniciativa de activar el enjuiciamiento político al presidente está en manos del presidente de la Cámara de Diputados por lo cual la designación del nuevo jefe de la Cámara, pautada para el 01FEB21, es un paso clave para la supervivencia de Bolsonaro en el cargo y su eventual procura de la reelección en 2022. Más de sesenta solicitudes de apertura de impeachment han sido recibidas por la presidencia saliente de la Cámara sin haber tramitado ninguna. Corresponderá al nuevo presidente de la Cámara evaluar esas solicitudes, guardarlas o escoger una para iniciar el enjuiciamiento a Bolsonaro.

Los pactos políticos que Bolsonaro ha ido construyendo con antiguamente odiados partidos políticos mediante la repartición de cargos, el apoyo de poderosas y ricas iglesias evangélicas y del agronegocio, y la ausencia de una alianza opositora, hacen ver que la destitución del presidente brasileño no prosperará, salvo que se produzca un gran deterioro del ambiente político que impacte la popularidad del mandatario sin partido propio.

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Las declaraciones y acciones del entrante gobierno de EE. UU. han confirmado que el “tema Venezuela” no es un asunto urgente en su agenda.

El 27ENE21, el nuevo Secretario de Estado de EE. UU. Antony Blinken, durante su inaugural rueda de prensa en el Departamento de Estado fue interrogado en primer término por el corresponsal de AP, Matt Lee: “¿cuáles son sus prioridades para completar la revisión para posiblemente revertir, rescindir, o retroceder?”. Blinken afirmó que “estoy particularmente centrado en la cuestión de las sanciones a los hutíes”. Es decir, el primer tema que le vino a la mente al nuevo Secretario de Estado de EE. UU. fue el conflicto en Yemen con una nada velada crítica a Arabia Saudita.

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El ahora secretario de Estado Blinken se había referido a Venezuela cuando hizo comparecencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de EE. UU., el 19ENE21, en procura de la confirmación de su designación. En su declaración inicial, Blinken no se refirió a Latinoamérica. Resaltó la creciente rivalidad de China, Rusia y otros estados autoritarios y mencionó adicionalmente a Irán y Corea del Norte.

Una intervención del senador Marco Rubio hizo que Blinken debiera pronunciarse sobre Venezuela. “¿Considera que nuestra postura hacia Venezuela debe cambiar, en esencia, que ya no debemos reconocer a Juan Guaidó y entablar negociaciones con Maduro?”, preguntó Rubio. Blinken respondió “No, estoy muy de acuerdo con usted”, en cuanto “a pasos que se dieron hacia Venezuela en los últimos años, incluido el reconocimiento del señor Guaidó, el reconocimiento de la Asamblea Nacional como la única institución elegida democráticamente en Venezuela, buscando aumentar la presión sobre el régimen liderado por el brutal dictador Maduro”. Blinken agregó una frase que resume la posición que el Partido Demócrata vertió en su plataforma electoral del 2020: “la parte difícil es que a pesar de todos esos esfuerzos, que apoyo, obviamente no hemos obtenido los resultados que necesitamos”, dijo el nuevo Secretario de Estado.

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Durante sus primeros tres días frente al Departamento de Estado, según la agenda pública, Blinken realizó llamadas telefónicas a sus colegas de Canadá, México, Japón, República de Corea, Francia, Alemania, Reino Unido, Australia, Filipinas, Tailandia, Israel, Iraq, Afganistán, Italia, Jordania, Suráfrica, India, Pakistán, Nueva Zelandia y Suecia, así como al presidente de la Unión Africana, al secretario de la OTAN y al Alto Representante de la Unión Europea. La llamada al canciller mexicano Marcelo Ebrard fue la única a un gobierno latinoamericano y se produjo en el contexto del Tratado EE. UU. – México – Canadá T-MEC y por la relevancia que el gobierno Biden le concede al asunto migratorio.

En horas de la tarde del viernes 29ENE21, Blinken se comunicó con su colega colombiana Claudia Blum y en su conversación expresamente se mencionó el “tema Venezuela”. Según la nota de EE. UU., entre otros temas “discutieron su compromiso compartido con el restablecimiento de la democracia y la estabilidad económica en Venezuela, y la importancia de los esfuerzos para satisfacer las necesidades humanitarias de los migrantes venezolanos en Colombia y en toda la región”. Biden e Iván Dique mantendrían una pronta conversación telefónica, según la versión de la cancillería colombiana.

En todo caso, la sensación general es que Latinoamérica no está entre las primeras materias en mente de los nuevos gerentes de la política exterior de EE. UU. Nada nuevo en Washington, por lo demás.

Luego de la conversación de Josep Borrell con Blinken del 28ENE21, el representante europeo decidió convocar para el 02FEB21 una reunión del Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela. Tan solo unas horas antes, en entrevista concedida a EFE y Europa Press, Borrell se había mostrado reacio a adelantar una sesión del GIC porque a su juicio ese grupo formado por gobiernos europeos y latinoamericanos “parece que es una bala que no hay que gastar” (…) “hay que esperar a tener más claridad y mejor conocimiento de cuáles son las posiciones de los distintos actores, entre ellos la administración americana”. 

Pareciera que la conversación con Blinken fue la señal que Borrell esperaba si bien Venezuela no es mencionada en los comunicados del Departamento de Estado y del Servicio Exterior de la UE sobre esa teleconferencia.

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Por cierto, el presidente ecuatoriano Lenin Moreno viajó el 25ENE21 a Washington en medio de los reajustes de cambio de gobierno y fue atendido solo por funcionarios de tercer o cuarto escalón, entre ellos el director para el Hemisferio occidental del Consejo de Seguridad Nacional Juan González y la diplomática Julie Chung, quien provisionalmente está encargada de la subsecretaría de Hemisferio Occidental en el Departamento de Estado.

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La única declaración sobre Venezuela por parte del gobierno Biden se produjo el 26ENE21, cuando la vocera de la Casa Blanca Jen Psaki fue interrogada sobre la prohibición de deportar venezolanos ordenada por Donald Trump pocas horas antes de su salida de la Casa Blanca. “¿Puede darnos una actualización de su posición sobre eso?” preguntó a Psaki uno de los corresponsales. La secretaria de Prensa, veterana en esas lides, recurrió a su libro de notas donde leyó una declaración genérica sobre Venezuela. “Si bien el objetivo primordial de EE. UU. es apoyar una transición democrática pacífica en Venezuela a través de elecciones libres y justas, ha sido claro durante mucho tiempo —el presidente, quiero decir— que el enfoque de su administración hacia Venezuela se centrará en abordar la situación humanitaria, brindar apoyo al pueblo venezolano y revitalizar la diplomacia multilateral para presionar por un resultado democrático y perseguir a las personas involucradas en la corrupción, abusos contra los derechos humanos, y perseguir a las personas involucradas en eso”.

Sobre el tema específico de la prohibición de deportación de venezolanos, Psaki dijo que “nuestro equipo de seguridad nacional está haciendo una revisión de todas las posiciones puestas en marcha por la administración Trump y proporcionaré una actualización cuando la tengamos”.

Psaki recurrió a una respuesta “de manual” para atender la consulta del corresponsal. Sin entrar en detalles, los cuales con certeza no han sido definidos por el nuevo gobierno, el texto que debió ser redactado por el equipo de transición puntualiza que Biden buscará una “transición” en Venezuela para lo cual procurará utilizar presión internacional. Sin referirse expresamente a la política de sanciones al régimen chavista, el texto reitera que EE. UU. continuará persiguiendo a los acusados de “corrupción y abusos contra los derechos humanos”.

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Las particularidades de la crisis venezolana han colocado a las principales cancillerías del planeta ante una lista de disyuntivas, nada fáciles de atender. Reconocer las elecciones presidenciales del 20MAY18 y en consecuencia reconocer la presidencia de Nicolás Maduro o desconocerlo considerándolo un mandatario de facto. Reconocer la continuidad de la Asamblea Nacional electa en 2015 y cuyo mandato fenecía el 05ENE21, reconocer a la Asamblea Nacional compuesta por chavistas y asociados que se instaló el 05ENE21, desconocer a ambas asambleas nacionales. Reconocer a Juan Guaidó como presidente de la República dada su condición de presidente de la Asamblea Nacional electa en 2015 (EE. UU., Canadá, Grupo de Lima, Reino Unido y diversos gobiernos europeos), reconocer a Guaidó solo como presidente de esa Asamblea Nacional (como lo hizo la Unión Europea desde 2019), desconocer a Guaidó en cuanto presidente de la República y presidente de la Asamblea Nacional por cuanto su mandato concluyó el 05ENE21. En el último caso, reconocer o desconocer a Guaidó como líder de la oposición e interlocutor en Venezuela.

La oposición venezolana había producido la tesis de la “continuidad constitucional”, según la cual ante la falta de una nueva Asamblea Nacional legítimamente electa, correspondería a los diputados votados en 2015 continuar ejerciendo su mandato y Guaidó mantenía su condición presidencial. Esta tesis ha resultado un duro hueso para roer por las asesorías jurídicas de muchos gobiernos. Solo una decisión política de altísimo nivel, como en el caso de EE. UU., Reino Unido, Brasil y Colombia ha permitido que esos gobiernos asuman la tesis y favorezcan a Guaidó.

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Tanto la Unión Europea con Panamá han dejado de reconocer a la Asamblea Nacional electa en 2015 sin reconocer a la implantada por el chavismo. El ministro de Exteriores de Países Bajos, Stef Blok, ha dicho que ni Guaidó ni Maduro pueden hablar en nombre de Venezuela. El canciller de República Dominicana dijo que a juicio de su gobierno reconocer a Guaidó como jefe de Estado interino después del 05ENE21 sería “sentar un precedente funesto hacia el futuro”, aunque igualmente no reconoce la asamblea instalada por el chavismo.

La Unión Europea en comunicado de Josep Borell del 05ENE21 manifestó que “va a mantener su relación con todos los interlocutores políticos y de la sociedad civil que están intentando restablecer la democracia en Venezuela, incluidos en particular Juan Guaidó y otros representantes de la Asamblea Nacional saliente, elegida en 2015, que constituyó la última expresión libre de los venezolanos en un proceso electoral”.

En la reunión de ministros de exteriores de la UE, celebrada el 25ENE21, fue aprobado un nuevo documento sobre Venezuela en el cual confirmaron su decisión de desconocer al poder legislativo impuesto por el chavismo. La UE se abstuvo pronunciarse expresamente sobre el reconocimiento de Guaidó como presidente del parlamento como la UE lo hacía desde enero del 2019. LA UE calificó “a los representantes de los partidos de oposición elegidos para la Asamblea Nacional de 2015, y especialmente a Juan Guaidó, así como a otros representantes de la oposición democrática” como “actores importantes e interlocutores privilegiados” y los alentó a “adoptar una postura unificada con vistas a un proceso inclusivo de diálogo y negociación”. Por cierto, los ministros europeos dejaron saber su disposición para coordinar con el gobierno de EE. UU. las nuevas acciones para solucionar la “crisis de Venezuela”.

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La agencia de propaganda del gobierno ruso RT se ha mostrado particularmente activa para falsear información sobre las posiciones europeas en cuanto a Guaidó.

El 28ENE21 el aparato propagandístico del régimen chavista distribuyó ampliamente la versión difundida desde Berlín por el funcionario de la agencia rusa, Florian Warweg, según la cual Alemania “deja de reconocer a Juan Guaidó”. El texto de la agencia rusa publicado originalmente en alemán, que incluye su propia interpretación de la constitución venezolana, está basado en una obvia manipulación de la rueda de prensa ofrecida el 27ENE21 por Christofer Burger, quien actúa como vocero del Ministerio de Exteriores de Alemania.

Warweg, quien en su página de Internet se muestra con una mascarilla en la que exalta a Julian Assange, es un abierto operador propagandístico de izquierda quien durante un agresivo intercambio de preguntas al vocero Burger, opinó que cualquier apoyo del gobierno alemán a Guaidó sería “contrario al derecho internacional e inconstitucional”. Burger, por su parte, le ratificó a Warweg que Alemania no reconoce a la Asamblea Nacional instalada por el chavismo y que “el Gobierno Federal seguirá apoyando a las fuerzas democráticas en Venezuela lideradas por Guaidó con el objetivo de promover la salida de la crisis a través de elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y creíbles”. Burger incluso señaló en medio de la rueda de prensa a Warweg por distribuir “desinformación” sobre la posición alemana.

En ningún momento el vocero alemán afirmó que su gobierno mantenía o dejaba de reconocer a Guaidó en su condición de “presidente provisional” y sin embargo la versión de la agencia rusa dice lo contrario.

Ya desde el 25ENE21, la agencia rusa y en especial su reportero Warweg insistían en falsear la real situación de la Unión Europea ante Guaidó, anunciando un imaginario retiro de apoyo al venezolano. En realidad la Unión Europea, como entidad supranacional, nunca reconoció a Guaidó como jefe del Ejecutivo lo que correspondió a cada uno de los gobiernos partes de la UE que sí lo apoyaron desde 2019.

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Ya está disponible en versión en papel rústica la versión en inglés de CASTRO & CHAVEZ de Edgar C. Otálvora Las ediciones en español e inglés circularon en 2011 pero solo en versión digital. En esa obra se reconstruye el proceso mediante el cual el pacto entre Hugo Chávez y Fidel Castro permitió la intervención cubana en la otrora próspera sociedad venezolana. Está disponible en Amazon.

Artículo publicado inicialmente en Diario Las Américas

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Orlando Viera-Blanco Ene 19, 2021 | Actualizado hace 1 mes
Creernos capaces
Venezuela es energía, petróleo, oro, agua, ubicación. Pero nada es rentable como Estado forajido

 

@ovierablanco

En entrevista reciente que le hice al periodista Rafael Poleo, a la pregunta de cómo avizora un desenlace político en Venezuela, respondió con determinación: será mediante una negociación con el impulso de la comunidad internacional.

Nuestra experiencia como embajador confirma esa tesis. No son tiempos de resoluciones forzosas. Un mundo global viabiliza presiones políticas eficaces. El problema es que nos lo creamos…

Era un mundo unipolar

Cuba fue para EE. UU. una rémora. Épica, error e inocencia. Desde el hundimiento del acorazado Maine [1898], el protectorado -como respuesta al colonialismo peninsular- el advenimiento de la Guerra del Azúcar apadrinó una luna de miel entre el norte y la isla. Luego vino la ida, regreso y caída de Batista [y otros], hasta la llegada del Granma procedente del río Tuxpan/México con 82 imberbes de oliva [1956], entre ellos Fidel, Raúl, Camilo, Valdés y el Che. Fidel con 30 años, logra resistir en la Sierra Maestra y toma Santiago y luego la Habana.

La esperanza de una Cuba libre llega personificada en un joven barbudo revolucionario, a quien Eisenhower se niega recibir en Washington por ir a jugar golf, y en su nombre le atiende el joven Richard Nixon, futuro presidente de EE. UU. El resto es historia bizarra. Pasando por el pareo de Kennedy entre ignorar aquella caterva de jóvenes de formación cruzada entre jesuita, marxista, los siete sabios de Grecia, Maquiavelo o Rene Descartes o apoyar el exilio cubano hasta bahía de Cochinos.

La historia de Cuba y USA ha sido desfigurada en una guerra de David contra Goliat, en un mundo unipolar.

Hasta la crisis de los misiles de octubre [1962] donde un granjero de Kiev, Nikita Khrushchev, [URSS] de la mano de otro segador primario, pusieron al mundo al filo de la III guerra mundial. Una caja de pandora cuyos vaticinios aún pagamos de Tijuana a la Patagonia. 

Desde la entrevista que Fidel concedió al periodista Herbert Matthews del NY Times en Sierra Maestra (1957) donde apenas sobrevivieron 20 combatientes tras el desembarco del Granma, hasta las guerras civiles en Centroamérica o la alianza de la revolución cubana [1975] con el movimiento de liberación de Angola en el sureste africano, pocos atizaron el tendón de los tabacaleros del Caribe.

Desde México hasta la Chile de Allende [1973], pasando por el Bogotazo [1948], el asesinato de Eliecer Gaitán, seis décadas de violencia colombiana hasta nuestros días con el Foro de São Paulo o de Puebla, la revolución cubana ha sido el epicentro de sacudidas políticas que han fascinado a estadistas, dictadores, mentes y pueblos inocentes. El idealismo y la utopía comunista convertida en sinfonía de una copiosa y dura realidad… USA asumió un rol de vigilancia que no puso sus bardas en remojo aun viendo arder las de sus vecinos. Un mundo reducido a la guerra fría de persuasión agazapada.

Panamá fue otro tema unilateral. Un caudillo con peinilla en mano [Manuel Noriega] jugando a ser servidumbre de paso de armas, mercaderías y otras cosas más, “validó” la causa justa de Bush padre.  Los Balcanes [Guerra de Kosovo/1998] fue la respuesta de la OTAN a un hervidero de enfrentamientos sangrientos con rostro religioso, que amenazaba un quiebre europeo. El genocidio de Ruanda [1994] no fue detenido por los cascos azules, por sugerir “un elevado costo diplomático”, y lo ocurrido en Irak [2003], fue una respuesta única a las ignominias difusas que pedían la cabeza Sadam Huseín. Un mundo de un solo polo donde no existía el smartphone. Hoy somos billones de voces conectadas con la tecnología G5. El planeta impulsa la tercera ola con Venezuela, Cuba o Ucrania en el medio.

La realidad hoy es multipolar y viral. Venezuela no es Cuba. No por sus diferencias grupales, continentales, culturales, históricas o políticas. Venezuela es la puerta de entrada al hemisferio sur de la globalización del terrorismo, la violencia y la criminalidad. En un mundo más estrecho no puede ir por libre la somalización del continente. Bolivia, Argentina, Brasil y Chile saborean esos hilvanes. Venezuela no es la vieja Yugoslavia, ni Libia, Zimbabue, Ucrania o el Medio Oriente. En un sentido geopolítico, religioso y étnico, representamos otro interés colectivo, otro clima, interno y externo. Nuestra historia es otra. Nuestro mestizaje y referente eurocentrista/judeocristiano apela a una identidad más homogénea, más integrada.

Delegar es perder

Venezuela es energía, petróleo, oro, agua, ubicación. Pero nada es rentable como Estado forajido. Al decir de Samuel Huntington la “tercera ola de desestabilización”, pasará por la mediación de otras potencias como Brasil, Rusia, China o India. Venezuela no es un interés reservado a un país. Rusia tanto no puede apropiarse de Ucrania como Cuba o US no pueden hacerlo de Venezuela. Toca negociar.

Venezuela fue ejemplo republicano por décadas que contuvo en su momento la avanzada de Castro. Mientras la Escuela de las Américas fundada en Panamá sirvió de academia a militares como Videla, Banzer, Noriega o Roberto D´Aubuisson, en Venezuela tuvimos a Villalba, Betancourt, Gallegos, Leoni, Caldera, Ruiz Pineda o CAP, padres de la democracia. El rescate de la normalidad no será atípicamente gendarme. El tema es creer que somos capaces de participar en una dinámica civilista más allá de la cortina de las redes sociales. Lo contrario es delegar. Y delegar es perder. La negociación vendrá de afuera hacia adentro. Pero si adentro no nos creemos capaces de mover la aguja, pues el viento tampoco soplará…

* Embajador de Venezuela en Canadá.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Condiciones rima con elecciones

@juliocasagar

Todos los demócratas queremos votar. Aun no aparece el mecanismo político que permita expresar la voluntad de una sociedad que no sea el que implica la consulta a los ciudadanos a través del voto. El principio de que la soberanía reside en el pueblo y que la ejerce a través del sufragio es de honda raigambre civilizatoria. No es (como ninguno) un mecanismo perfecto, como tampoco lo es la democracia; pero es el válido para tomar las grandes decisiones, como la de escoger a quienes van a gobernarnos.

Los venezolanos queremos votar (todas las encuestas lo indican) pero queremos que nuestro voto valga, sea respetado y que las condiciones para ejercerlo no lo hagan nugatorio e ineficaz (también lo dicen las encuestas). Aquí, como decían los abuelos, “es donde está mi Dios sentado”

Veamos por qué estas condiciones son indispensables y qué argumentos juegan para recuperar el valor del voto como arma de los hombres y mujeres libres para decidir:

 Primero

Todos nuestros aliados internacionales. Todas las organizaciones políticas que sostienen la alianza opositora, han planteado la necesidad de lograr condiciones para participar en los procesos electorales que se han convocado, incluso para los que se han convocado en inobservancia de la Constitución y las leyes: no ha sido, entonces, una posición ni exquisita ni caprichosa.

Solamente se han desmarcado de esta posición algunos dirigentes políticos que, reclamándose opositores, no han considerado necesario exigir estas condiciones para presentar sus candidaturas. Nos referimos a algunos muy importantes: excandidatos presidenciales y jefes de partidos históricos del país. En efecto, con todo su background a cuestas, ni Eduardo Fernández, Claudio Fermín, Henry Falcón, Felipe Mujica, un pastor con miles de seguidores y exchavistas que tuvieron importantes cargos, como el exalcalde Barreto, pudieron convencer a los venezolanos de que fueran a unas elecciones sin garantías. Los resultados del 6D están allí para demostrarlo. No creemos que esta tendencia se pueda cambiar en el corto plazo ni que haya otros liderazgos alternativos que puedan lograr lo que estos señores no pudieron.

 Segundo

Se suele decir que el último logro electoral, el del 2015 con la Asamblea Nacional, se consiguió con condiciones similares a las de hoy en día. Creemos que esta afirmación no es cierta. Mucha agua ha corrido bajo el puente. Nos limitaremos a señalar los siguientes hechos que hacen que no sea asimilable el ejemplo del 2015 porque las condiciones han variado sustancial y negativamente para las fuerzas democráticas. Síganos al siguiente párrafo donde trataremos de explicarlo.

No es cierto que el régimen se resignó y aceptó de buen grado su derrota, como debería haber ocurrido si Venezuela fuera una democracia. En efecto, a los pocos días el TSJ “anuló”, porque le dio la gana, la elección de los diputados de Amazonas para evitar los 2/3 que se habían logrado. A las pocas semanas declaró en desacato a la Asamblea Nacional, con lo cual, de un solo plumazo, acabó con la maravillosa victoria electoral.

Años después, con la ayuda de las bandas armadas paramilitares y la de Los Alacranes también despojó a la Asamblea de su sede. Meses atrás, había suspendido el presupuesto y los diputados y empleados dejaron de cobrar. Los servicios públicos del Capitolio fueron igualmente suspendidos. Como se nota, no aceptaron su derrota y se vengaron, como hacen los arbitrarios.

 Tercero

La cosa, no obstante, no se limitó a las agresiones a la AN. Poco a poco se fueron configurando reformas legales y se tomaron decisiones políticas para asegurarse de que nunca más la oposición pudiera vencerlos en unas elecciones. Se dijeron, como también nuestros abuelos decían: “perro macho lo castran una sola vez”. Así las cosas:

a) persiguieron e inhabilitaron a líderes políticos; confiscaron partidos políticos y les fueron entregadas estructuras, símbolos y tarjetas a Los Alacranes;

b) persiguieron y lograron el exilio al TSJ designado por la AN y boicotearon la designación de un CNE apegado a la ley;

c) reformaron inconstitucionalmente la ley para crear caprichosamente un mecanismo de elección y un número inflado de diputados que les garantizarían la mayoría aun teniendo menos votos.

 Cuarto

En lo directamente electoral se aseguraron de:

a) acabar con el equilibrio en la configuración de los centros y mesas de votación: mantienen el sorteo de los miembros de mesas, pero al no convocarlos a los cursos, los sustituyen (con ese argumento) 24 horas antes y designan a dirigentes oficialistas. Es decir, acabaron con la afirmación de que hay que tener gente en todas las mesas para evitar el fraude. Ahora TODOS son chavistas;

b) han logrado cambiar de centro de votación (24 horas antes) hasta el 15 % de los electores de los centros donde saben que han perdido siempre las elecciones;

c) crearon más de 600 centros de votación con una sola mesa que están en casas de partidos o locales donde solo pueden entrar ellos;

d) NUNCA han mostrado los cuadernos de votación para que se pueda confrontar la coincidencia, o no, con los votos emitidos.

e) no volvieron a permitir la presencia de público en los escrutinios y en las mesas donde se hace la verificación de votos depositados. Y las mesas donde se hace la auditoria de ley son escogidas ANTES de la votación y no de manera aleatoria, como dice la ley;

f) el Plan República ha desalojado masivamente a testigos opositores que insisten en señalar irregularidades,

g) el voto “asistido” es común en centros apartados;

h) como manejan información en tiempo real, a través, de las captahuellas, ordenan operaciones morrocoy en aquellos centros donde saben que están votando muchas personas de la lista Tascon.

A todo esto hay que agregarle el ventajismo institucionalizado, el uso de recursos del Estado, las amenazas, las presiones y la manipulación de la que hemos sido testigos y que existen desde que comenzó el experimento chavista en el país.

 Quinto

A pesar de todo esto, es  plausible y necesario que se desarrollen iniciativas que nos lleven a recuperar el valor del voto. Ahora bien, la posición que al final decida tomar la oposición democrática sobre este particular debe ser tomada en unidad y en un proceso en el que todos puedan opinar. No solo los partidos sino toda la sociedad civil organizada.

 Sexto

Ese debate deberá incluir cuáles son las CONDICIONES MÍNIMAS que se deben exigir para participar en los comicios y también, como es obvio, los mecanismos de escogencia de los candidatos que garanticen que se presente un candidato unitario.

Este es un debate en el que están interesadas las regiones obviamente, pero que debe resolverse nacionalmente. Sería una tragedia que cada estado tomara por su cuenta decisiones aisladas y desvinculadas del objetivo general de enmarcar esta lucha en la estrategia de salir de la pesadilla en la que vive todo el país.

Estos mecanismos se han puesto en movimiento en TODOS los compromisos electorales. En TODAS, ABSOLUTAMENTE EN TODAS, las elecciones regionales la oposición democrática ha conseguido caminos unitarios para escoger candidatos a gobernadores, alcaldes, legisladores y concejales. Un trabajo difícil, puesto que se trata de miles de cargos, pero –repetimos- siempre se ha resuelto unitariamente y con normas acordadas previamente. Esta no debería ser la excepción en caso de que se resuelva participar.

 Séptimo

Finalmente y no menos importante, hay que señalar que toda la comunidad internacional está conteste en ayudar a la sociedad venezolana a llegar a este objetivo. Lo sensato es que acompañemos este esfuerzo y pongamos de nuestra parte para que esta presión se alinee internacionalmente para lograr el objetivo de conseguir estas condiciones.

No podemos decirles a nuestros aliados, de la noche a la mañana, que hemos cambiado de opinión 15 días después de no participar en la farsa del 6 D por falta de condiciones; que ahora participaremos sin importarnos si esas condiciones cambian o no.

Condiciones rima con elecciones y la preceden. No por mucho madrugar va a amanecer más temprano. Sin tregua, pero sin pausa, debemos avanzar unidos y en orden para que este episodio de unas eventuales elecciones regionales nos ayude en el objetivo supremo de conquistar la libertad para Venezuela.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

Orlando Viera-Blanco Ene 12, 2021 | Actualizado hace 1 mes
No podemos ser amigos
La fuerza de las investigaciones y hechos incriminatorios del Departamento de Estado, Reserva Federal y departamento de justicia de US, más CPI, FFM, CDH, ACDHNU, HRW, Amnistía Internacional, OEA  y ONG´s, no es un depósito de folios que se pueda engavetar

 

@ovierablanco

La comunidad internacional tiene plenamente documentado el estado de criminalidad, corrupción, devastación humanitaria y alianzas de facto del régimen. La normalización entendida como habituación es su agenda [del régimen], pero la contundencia de los hechos impide tratar las cosas como “normales”.

Muchos dirán de qué vale contar con un acumulado de pruebas contra aquellos que han llevado a un pueblo inocente e indefenso a la más severa miseria. La respuesta es que en un mundo globalizado donde el respeto de los DD. HH. y la lucha contra las mafias internacionales se han convertido en valores tutelados más exigentes, hacer expedientes contra estos crímenes cumple con un objetivo de la justicia penal internacional y humanitaria, detonante de oro de la transición política.

Naciones Unidas, OEA y otros

En el caso de Venezuela, al menos seis despachos de Naciones Unidas han evidenciado lo que hace u omite el régimen de Maduro contra sus ciudadanos. La Corte Penal Internacional de Justicia [CPI/Fiscal Fatou Bensouda] en el marco del Estatuto de Roma, ACDHNU [Michelle Bachelet], el Consejo los DDHH [CDH], la Misión Independiente para la Determinación de Hechos [Fact Finding Mission/FFM]; Comisiones de alto nivel para la Defensa de los Derechos y los Niños y las Mujeres [mortalidad materno-infantil, hidrocefalia crónica, malnutrición]; la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para el Derecho de Refugio [ACNUR], la Oficina del Alto Comisionado para la Salud y Alimentación, son algunos de los organismos que han recibido relatorías y sustanciado expedientes sobre la crueldad humanitaria y criminal crítica que encara el país desde hace años.

Crímenes de tortura contra la humanidad, desaparición forzosa, detención arbitraria, persecución política, asesinatos, encarcelamiento, ajusticiamientos, trata de personas, desnutrición crónica, desplazamiento forzoso, lavado de dinero, tráfico de drogas y derivados de combustible, comida y de todo orden; crímenes ambientales como el oro de sangre y el ecocidio cometido en nuestra amazonia; medidas confiscatorias y expropiatorias; ocupación territorial, ideológica y social de Venezuela mediante tratados que violan nuestra soberanía e identidad nacional. Y, en fin, el levantamiento de un entramado de facto que ha esquilmado el erario público y llevado al pueblo a la más grave y humillante situación grupal que haya vivido sociedad alguna en el continente.

Hoy los archivos y expedientes que han nutrido y levantado cientos de testimonios, paneles de expertos [OEA 2017], ONG, grupos académicos y el cuerpo diplomático del gobierno interino están en manos de funcionarios muy calificados y profesionales, activistas de DD. HH., diplomáticos, escribanos, jueces e investigadores que impulsan el rigor del orden público internacional y la justicia, soslayando la ideologización del conflicto.

La fuerza de las investigaciones y hechos incriminatorios del Departamento de Estado, Reserva Federal y Departamento de Justicia de US, más CPI, FFM, CDH, ACDHNU, HRW, Amnistía Internacional, OEA y otras ONG, no es un depósito de folios que se pueda engavetar. Son evidencias históricas y determinantes.

Un dossier inocultable que impide, a cualquier gobierno y democracia seria, desviar la mirada de crueles atrocidades, por atender simpatías políticas o diplomáticas.

Los crímenes de lesa humanidad, los delitos penales internacionales, el terrorismo y el narcotráfico no son temas de relajación caprichosa. No los ha podido desconocer y poner de lado Europa, aun siguiendo el afán ideológico del gobierno peninsular…

Tampoco lo ha hecho ni lo hará los EE. UU. [por demócrata o republicano], Canadá [por conservador o liberal], UK por [laboral o conservador]; Alemania, Francia, Italia, los exmiembros del telón de acero o el eurocentrismo, siguiendo influjos cristianos, socialistas o vanguardistas. Porque mal se puede ser amigo de la anomia y la tiranía. Si en algo coincide la política seria y erudita -que abre los ojos vendados del fanatismo y credo al autoritarismo- es la justicia y la protección de la soberanía/seguridad de cada nación. Los Estados atienden sus intereses. Y esos intereses están sensiblemente afectados por la devastación geopolítica de Caracas…

Nota al pie. La carrera presidencial

Ninguna democracia sólida y sensata del planeta se exhibe como amiga de un dictador. Lamentablemente algunos jefes de Estado encandilados de revolución lo hicieron con los Castro. Eso quedó atrás. El mundo gira en otra dirección humanista.

“Maduro, no puedo ser tu pana porque andar contigo me raya”, le dirían desde Petare a La Pastora, de Washington a París o de Canadá a la Patagonia.

Sin embargo, debemos estar alertas a un escenario. La comunidad internacional impulsa una elección presidencial en Venezuela, creíble, verificable, justa y transparente. La normalización -que es aceptar vivir así- podría conducir a una perestroika a la criolla [tipo Rusia 1992] que le dé pulmón al régimen. La dolarización lo hace. Ante un repunte -aún leve- de la popularidad de Maduro, el primero en buscar unas elecciones presidenciales sería él […] obviamente mal-acompañado de una división funcional/complaciente de una oposición utilitaria. No desdigo asumir el reto de una ruta comicial creíble. Pero es bueno alertar sobre la necesidad de mantener un frente unido sólido, porque divididos viviremos la historia repetida de una derrota por rotura.

Una cosa es tener amigos serios del mundo de nuestro lado. Otra es ver cómo a lo interno algunos mantienen su afán de poder divisor. Como dice el viejo apotegma “Por sus ropas [flaquitas, comidas y perforadas de polillas] los reconoceréis…”.

La cerbatana

La cerbatana

* Embajador de Venezuela en Canadá

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

¿Cuándo se invaden los países?

@juliocasagar

Todos conocemos la vieja cita del barón Von Clausewitz que nos recuerda que “la guerra es la continuación de la política por otros medios”. De manera que cualquier guerra, ofensiva o defensiva, suele ser la expresión “por otros medios”, de las luchas políticas internas de los países.

Ningún país manda tropas a otros, como no sea porque su situación interna lo obliga a ello o porque ello reditúa políticamente algo a sus gobernantes.

Esto es así desde que el mundo es mundo. Antes de que nacieran los estados nacionales modernos, las tribus y sus jefes hacían lo mismo. Cuando apretaba el hambre, cuando los recursos se agotaban en alguna comarca, pues se liaban los bártulos y se desenfundaban los garrotes para ir a buscarlos allende.

Como era obvio, adonde llegaban no solían recibirlos de buen grado. “Lo mío es mío” deben haber dicho aquellos fortachones cromañones o neandertales antes de liarse a garrotazos y pedradas para defender los intereses propios, frente a aquellos metiches que venían a llevarse el alimento o a asentarse en sus dominios.

Es cierto que a una guerra preceden ideas que tratan de justificarlas o que le dan un piso o justificación política. Ningún país, por más trogloditas que sean sus líderes, se despierta un día para decir al unísono: “vámonos de guerra hoy”, como si fueran a ir a una verbena o a un picnic. Las inflamas nacionalistas, el orgullo nacional herido, la necesidad de libertad, la seguridad nacional son algunas de las ideas fuerza que se esgrimen para darle “fundamento” a una aventura militar.

Pero como vemos, ni siquiera esto es pan de cada día. Estas flamígeras propuestas suelen darse en momentos de crisis particulares en los que se necesita amalgamar la voluntad interna con un enemigo externo; cuando se necesita elevar la popularidad o cuando la precariedad de recursos obliga, a la necesidad o a la avaricia, a ir a buscarlos fuera.

De hecho, casi todas las guerras comienzan siendo “populares”. Las películas del género nos muestran los gloriosos desfiles de los soldados que van al frente vitoreados por sus conciudadanos. Lo que ocurre luego, cuando comienzan a llegar los ataúdes con los cuerpos, es siempre otra historia.

Hitler fue un maestro en la manipulación de los sentimientos nacionales frente a la humillación del Tratado de Versalles. Primero para llegar al poder y luego para poner al pueblo alemán detrás de sí para ir a una guerra con la excusa de la búsqueda de un espacio vital e histórico para Alemania, con la promesa de que aquel ultraje no se cometería de nuevo. Muchas veces nos preguntamos ¿cómo es posible que el pueblo más culto de Europa se hubiese dejado seducir por un fanático pintor de brocha gorda y buen parlanchín? Muy sencillo, en la República de Weimar para comprar un pan había que llevar una carretilla de dinero a la panadería y, para comprar el mismo pan al día siguiente, había que llevar dos.

Suele ocurrir que detrás de cada líder populista siempre hay una necesidad sentida que este ha interpretado y manipulado exitosamente.

Si nos venimos más cerca y analizamos las causas de nuestra guerra de independencia, sin dejarnos cautivar por el espíritu de Venezuela heroica, vamos a descubrir que, efectivamente, las ideas de la Ilustración, que también estuvieron en el origen de la Revolución Francesa, jugaron un papel muy importante en la “ideología” de la liberación patriótica.

De hecho, la Capitanía General de Venezuela fue la vanguardia de los movimientos independentistas, entre otras cosas, porque su situación geográfica le permitía tener acceso con prioridad a los libros y a ideas que venían de Europa. Esos tratados estuvieron primero en los estantes de bibliotecas de Caracas que en los de los virreinatos de México o del Perú.

Pero vamos a estar claros, el leit motiv, la principal razón objetiva por la cual la independencia se convirtió en un tema relevante, sobre todo para las elites caraqueñas y mantuanas de la época, fue que sentían que ya se  habían “echado los pantalones largos” para hacerse cargo del comercio del tabaco, el café y el añil que estaba monopolizado por la Compañía Guipuzcoana. Esta empresa, que tenía el monopolio de comercio exterior de la Colonia, les pagaba los precios que a bien tenía, muy distintos a los del mercado internacional de entonces. Por cierto ¡oh paradoja! los mismos barcos de la Guipuzcoana que comerciaban las mercancías, trajeron los libros que inspiraron la rebelión en contra de su monopolio.

Una vez proclamada la independencia, la primera cuenta que sacaron nuestros padres fundadores, y a justo título, fue que necesitarían el apoyo logístico y militar de potencias extranjeras para hacer frente al imperio español. “Solos no podemos” se decían seguramente en el cabildo caraqueño y en el templo de San Francisco luego del 5 de julio de 1811.

No fue entonces por casualidad que la primera embajada, ese mismo año, que conformo el naciente gobierno revolucionario fue a Londres en busca de esa ayuda. La misma, estaba integrada por Simón Bolívar, Andrés Bello y López Méndez. ¿Por qué a Londres? Pues porque la Gran Bretaña era el gran rival de la España de la época. No era porque los ingleses eran amantes de la libertad ni nada parecido. La que Napoleón solía llamar la “Pérfida Albión” acababa de librar una guerra sangrienta contra los patriotas norteamericanos que reclamaban su libertad del Reino Unido.

De manera que no fue ningún súbito ataque de amor por la independencia de nuestras naciones que tuvieron los ingleses lo que llevo allá a nuestros primeros embajadores.

Aquella delegación llegó a la casa de Miranda, quien ya tenía años aposentado en la urbe londinense haciendo la misma cosa. Tratando de conseguir financiamiento y apoyo militar para la libertad de Venezuela. William Pitt, su joven primer ministro, hay que decirlo, “mareó” a Miranda durante varios años, prometiéndole tal ayuda. Por eso, cuando sus compatriotas llegaron, este  les advirtió sobre lo complicado que estaba la cosa. Y lo amarrete que Pitt había resultado para “bajarse de la mula”.

¿La ayuda británica llegó? Sí, claro que llegó, pero no cuando la pedimos, ni cuando la necesitamos, sino cuando le convino al Reino Unido por sus intereses. Aquella delegación llegó en 1811 a pedirla, pero la geopolítica de la Europa de entonces hizo que no fuera hasta 1818 que llegara la Legión Británica al país; y prudentemente integrada por “voluntarios” y no por cuerpos regulares de los soldados de su majestad. Es que al final del día, “los países no tienen amigos, sino intereses”.

Aquí va otro ejemplo inglés: ¿Cuántas veces trató Churchill de convencer a los norteamericanos de que entraran en la guerra para salvar a la “Madre Patria”? Sir Winston se valió de la persuasión, del halago, de la intimidación, incluso de ciertas travesuras y nada. Los Estados Unidos se mantenían en la neutralidad. Se consideraban seguros porque el Atlántico por el Este y el Pacífico por el Oeste los protegían de los bárbaros en guerra. ¿Cuántas veces llegó Churchill de regreso a Londres con migajas de ayuda militar de sus hermanos angloparlantes?

Tuvo que venir el almirante Yamamoto, en un soleado domingo de diciembre de 1941, tres años después de que Europa se desangraba en aquel conflicto, a bombardear a Pearl Harbor, para que los Estados Unidos despertaran del letargo, recordaran su compromiso con el mundo libre, su rechazo al fascismo de los discursos de ocasión y se incorporaran a la guerra. Es decir entraron cuando les convino y cuando ellos lo necesitaron. No cuando Europa los necesitó.

Hoy en Venezuela tenemos de nuevo sobre la mesa el debate sobre si la solución de nuestra crisis es o no una intervención militar extranjera. Para referirse a ella, hemos utilizado una gama de eufemismos y de nombres técnicos sacados del derecho internacional y de los tratados internacionales. No nos detengamos en matices jurídicos. Llamemos las cosas por su nombre.

Lo primero que hay que decir es que no hay que escandalizarse por hablar del tema. Las intervenciones militares han ocurrido y seguirán ocurriendo. Tampoco rehuyamos el tema con argumentos morales. Si de algo no se ocupan las guerras es de la moral. En estas líneas lo que trataremos es de analizar si, en el actual contexto geopolítico nacional e internacional, tal alternativa es viable o posible para Venezuela.

La primera pregunta, en ese sentido, debería ser: ¿Puede ocurrir una intervención militar extranjera en Venezuela? Claro que sí. Han ocurrido varias en América Latina. La segunda pregunta: ¿Es factible que ocurra en este contexto de hoy?

 Primero veamos

¿Quiénes pueden intervenir en Venezuela? Obviamente los Estados Unidos. Al fin y al cabo estamos en su zona de influencia (en su back yard, dicen ellos) y por razones también obvias y logísticas, los países fronterizos Colombia y Brasil. Igualmente podría ocurrir de parte de una coalición internacional, invocando Tratados como el TIAR o misiones de paz de la ONU, tipo cascos azules etc.

Veamos el caso de los Estados Unidos: el presidente Barack Obama dio un paso clave, jurídicamente hablando, cuando declaró a Venezuela como amenaza para la seguridad interna de los Estados Unidos. De ese instrumento jurídico es del cual dimanan las facultades para establecer las sanciones, la operación en el Caribe para controlar las rutas del narcotráfico y las operaciones ilegales de materiales estratégicos desde Venezuela, que ha emprendido la administración de Trump. Y que hasta hoy se mantienen como medida de presión contra Maduro.

Ahora bien, ¿conviene o pueden los Estados Unidos ir más allá? De que pueden, por supuesto que pueden. Hasta ahora no lo han hecho. Como no lo han hecho con Cuba durante 60 años, a pesar de que era un activo exportador de la guerrilla en todo el continente y sostenía luchas armadas en Angola, Mozambique y Argelia. La razón es que en realidad la amenaza de Maduro y los Castro a Estados Unidos no es una amenaza militar. Una amenaza de esa naturaleza solo ocurrió una vez en la historia y lo constituyó la crisis de los misiles de octubre de 1962, cuando el mundo estuvo al borde de la tercera guerra mundial. Aquel asunto se resolvió diplomáticamente (por cierto contra los intereses de Castro) cuando Krushev se llevó sus misiles a Turquía y dejó a Fidel sin escalera y “guindado de la brocha”.

Es cierto que, a diferencia de Castro, de quien se llegó a documentar colaboración con elementos del narcotráfico y cuyo apoyo a las guerrillas fue explícito, Maduro ha incursionado en un terreno movedizo y peligroso por sus relaciones con Irán, con grupos calificados de terroristas. Y porque la corrupción criolla ha salido del país y se ha convertido en un elemento desestabilizador, más allá de nuestra fronteras, influyendo en la política, las policías y autoridades de otros países. Repetimos, ese extremo nunca fue tocado por Castro de manera tan abierta y expuesta, como lo ha hecho temerariamente Venezuela.

Los Castro, como los mapurites, saben a quién perfumar y hasta dónde llegar. Y no sabemos si aconsejan a Maduro sobre la materia. Por esto es que, de ser cierta la especie denunciada por el presidente Duque sobre la adquisición de misiles iraníes de medio y largo alcance por parte de la FAN, este estaría dando un paso inédito y peligroso. Veremos en los próximos días cómo se desarrolla este tema de incalculable importancia.

¿Ahora bien, estas y otras provocaciones de Maduro son necesarias o suficientes para una acción de fuerza? Necesarias sí. Suficientes, dependerá de cuáles otros intereses tenga Trump en estos momentos. Si en algún momento, por razones electorales o políticas, o porque su entorno detecta otras amenazas futuras, por supuesto que un dirigente como Trump podría perfectamente “amanecer de bala”, como dicen los mejicanos y ordenar una intervención en Venezuela.

Para eso no necesitará el TIAR, ni que lo pida Guaidó, ni la invocación del 185 por parte de la AN, ni ninguna de esas exquisiteces jurídicas.

Esto lo sabe cualquiera y lo saben también quienes lo piden por aquí. Sin embargo, en las actuales condiciones y dado el desarrollo de su campaña electoral, no parecieran que eso le convendría, por los momentos. ¿Y cuáles serían esas condiciones en las que Trump se encuentra en estos momentos? Acompáñenos al siguiente párrafo donde intentaremos explicarlo.

Usted piensa, amigo lector, que un país que acaba de ver presenciar un virtual incendio de sus principales ciudades por la muerte de… Floyd, un  exconvicto afroamericano que huía de la escena del crimen, con antecedentes penales y que fallece en el curso de una operación policial por una mala práctica del agente, puede darse el lujo de llevar sus tropas a otro país al que la mitad de los norteamericanos no conoce, a “luchar por su libertad”? ¿Cuántas camisetas “Americans live matters” aparecerán cuando llegue la primera bolsa negra? ¿Pensamos que a Trump le interesa política o electoralmente esto?

Vietnam aún está fresca en la memoria norteamericana. Vietnam es la prueba de que las guerras pueden no perderse en el campo de batalla. Los norteamericanos no fueron derrotados por el Vietcong o por las tropas de Ho Chi Min. Los norteamericanos fueron derrotados por sus propios jóvenes en las calles de Washington, de Nueva York, de San Francisco y en las de Londres, Paris, Berlín y Tokio y por sus propios soldados desmoralizados que no entendían por qué los mandaban a morir y a matar en unos lejanos arrozales del delta del Mekong.

Una guerra desestabiliza internamente a los países y parece que Trump, interesado en la economía norteamericana y en sus votantes, ha optado por una nueva versión de aislacionismo en esta materia, para evitar justamente las contaminaciones internas de cualquier aventura militar. Su dejadez progresiva de la OTAN, el insólito e inesperado abandono de los kurdos en Siria, abonan en favor de esta tesis. Ser policía del mundo, como lo dijo una vez, pareciera que va a contrapelo de su misión de “Make America Great Again”

 ¿Y Colombia y Brasil?

Nuestros dos vecinos sufren en sus propias carnes lo que ha significado la crisis venezolana. Migraciones masivas, incorporación de nuestros jóvenes a bandas delictivas y guerrilleras. En Colombia, no hay duda que la reactivación guerrillera de un sector de las FARC ha contado con apoyo logístico del lado venezolano de la frontera. Y que el dinero de la explotación ilegal del arco minero ha significado una nueva inyección de financiamiento para su subversión interna.

La posición del presidente Duque en solidaridad con la democracia venezolana ha sido sin duda proactiva e importante en el terreno político y diplomático. ¿Y en el otro terreno? Pues recordemos que Duque fue el primer presidente en pronunciarse expresamente en contra de una intervención militar en Venezuela. ¿Por qué? ¿Será que Duque se rajó? La respuesta es fácil si echamos una mirada a la situación interna de Colombia.

Un país que hace pocos días estuvo convulsionado por inmensas manifestaciones por la muerte de un joven en una protesta; con una guerrilla aún beligerante; una izquierda con opciones electorales; con su más icónico líder contemporáneo preso; con la consiguiente crisis por la pandemia. ¿Ese país, creemos que está en condiciones para intervenir militarmente en Venezuela? ¿Le convendrá a Duque abrir esa caja de los truenos?

¿Y Brasil? Bolsonaro preside la segunda nación del mundo con más infectados y muertes por el coronavirus. Su personalidad carismática y seguramente la debilidad de su oposición, golpeada por los escándalos de corrupción, le ha permitido capear el temporal sin excesivas pérdidas de popularidad. A diferencia de Trump, más bien su caída de aceptación fue revertida con su peculiar manejo de la crisis.

Quizás esta no sea entonces una crisis de popularidad la razón para entender la tibieza con la cual el presidente brasileño, de un tiempo a esta parte, ha comenzado a tratar el tema venezolano. Quizás las razones hay que buscarlas en su particular relación con China. ¡Sí! China es la principal inversionista en Brasil y sus relaciones diplomáticas y políticas son excelentes.

¿No notamos que durante toda la crisis de Hong Kong no ha habido una sola palabra de condena a la represión o de solidaridad con los jóvenes de esa ciudad, enfrentando con paraguas a policías de la China comunista armados hasta los dientes? Bolsonaro no puede decirse que ha cambiado a favor de Maduro, lo que sí podemos decir es que ha decidido “meterse con el santo, pero no con la limosna”.

 La comunidad internacional

¿Y Europa y la OEA y la ONU y el resto de la comunidad internacional? Pues hay que decir que la mayoría de las democracias decentes en el mundo están apoyando la institucionalidad en Venezuela representada por el interinato de Juan Guaidó en la presidencia de la República, en su carácter de presidente de la Asamblea Nacional. Todo de conformidad con lo que establece la Constitución.

Se trata de una realidad peculiar y que seguramente las facultades de leyes y los especialistas en Derecho internacional del mundo entero estudiaran en los próximos años. Este hecho inédito es, ciertamente, una de las principales fortalezas de las fuerzas democráticas venezolanas y ha sido el freno para que muchas de las arbitrariedades del régimen no hayan ido más allá.

Ahora bien, ¿este apoyo se ha traducido por alguno de los gobiernos o de los organismos multilaterales en un apoyo a una acción de fuerza en Venezuela?

Hay que ser sinceros y decir que no es así. Más bien, el primer comunicado sobre el particular del Grupo de Lima, la organización más “resteada” con la causa de la democracia venezolana, se manifestó abiertamente en contra de cualquier salida de fuerza e hizo votos por una salida política y electoral.

En igual sentido lo han hecho la Unión Europea y la OEA. Su secretario general, por cierto, ha hecho importantes aportes en la calificación del régimen de Maduro como Estado fallido, aun cuando la declaratoria formal no se ha producido. Por otro lado, las gestiones para echar a andar el TIAR marchan al ritmo desigual que le imprimen las distintas cancillerías y sus intereses internos. Dicho en otras palabras, el mecanismo aún no arranca.

 Concluyamos con una idea…

Venezuela es efectivamente un problema geopolítico mundial. Chávez lo convirtió en eso cuando declaró a las FARC beligerantes; cuando se asoció con regímenes peligrosos para la estabilidad mundial y cuando el dinero de la corrupción dejó de ser un fenómeno local para infectar sociedades fuera de Venezuela. Como tal, la solución a nuestra crisis no será íntegramente interna, sino que vendrá de la conjunción de circunstancias externas y endógenas.

¿Cuándo? ¿Cómo? Nadie lo sabe. Ni siquiera lo saben aquellos a quienes las circunstancias les llevarán a tomar las decisiones clave. Los que andamos de a pie y no tenemos acceso a esos centros de poder, no nos queda otra misión que la de continuar la presión interna; acompañar en su sufrimiento y en sus luchas a ese 85 % de compatriotas que quieren un cambio y, en el terreno político, a los esfuerzos de la única institución legitima de la sociedad venezolana que es la Asamblea Nacional y a su presidente.

La ruta que llevará a la recuperación de la democracia, de la reconciliación nacional, será tan inédita como la crisis que pretenderá resolver.

Conozco muchos venezolanos cansados, golpeados por la pesadilla que vivimos, pero no conozco uno solo que haya resuelto apoyar al régimen porque no queda otro camino.

Miles de venezolanos se movilizan a diario por reivindicaciones sociales y porque se respeten sus derechos. Muchas veces lo hacen solos y, no pocas veces, su esfuerzo queda aislado porque no hay mecanismos de conexión entre quienes luchan.

Las fuerzas democráticas luchan en condiciones precarias y duras, de represión y de dificultad excepcionales. Todo eso retarda la salida de la pesadilla. El país es un barril de pólvora a punto de estallar. ¿Cuándo? No lo sabemos, lo que sí podemos saber es que es que, aunque alguien se baje del barril y apague la mecha, esta es cada vez más corta.

De esta vamos a salir más temprano que tarde. Lo que no nos podremos ahorrar es más esfuerzo y compromiso de nosotros mismos. No porque deseemos que vengan a resolvernos los problemas, estos se resolverán más rápido. Es comprensible que haya compatriotas desesperados pensando que ocurra una solución mágica que venga de afuera. Lo entendemos. Pero nada sustituirá nuestro propio esfuerzo. La conseja popular es sabia: “deseo no empreña”.

 

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