3x3 | Sociedad venezolana no está lista para vivir sin el Miss Venezuela - Runrun
3×3 | Sociedad venezolana no está lista para vivir sin el Miss Venezuela
Estefanía Mendoza explicó que sí hay avances en el Miss Venezuela. Sin embargo, la visión del valor de las mujeres venezolanas sigue siendo en gran medida problemática
Daniela Malavé reiteró que las reinas de belleza son agentes de cambio que aportan cosas positivas y que se convierten en referencias internacionales del país
Jesús Cordero indicó que el certamen representa una fuente no solo de belleza y entretenimiento sino de trabajo, para las misses, para la organización y todos los que la integran

El certamen del Miss Venezuela celebró su septuagésima edición el 16 de noviembre de 2022 en el poliedro de Caracas. La noche más linda del año no solo estuvo llena de momentos que apelaban a la memoria nostálgica, también hubo denuncias de fraude en la elección de la miss que portaría la corona después de Amanda Dudamel y muchos asientos vacíos. 

A pesar de ello, tres expertos coinciden en que el país no está listo para dejar atrás el certamen que forma parte importante de la cultura venezolana, pero sí debe incluir nuevas pautas que permitan que el concurso se mantenga vigente en el tiempo.

70 años después de su inicio, el Miss Venezuela continúa siendo una plataforma que brinda oportunidades profesionales no solo a las candidatas del concurso, también a todo el equipo que está tras bambalinas. 

Estefanía Mendoza, coordinadora general de Mulier -una organización dedicada a la promoción y defensa de los derechos de las mujeres y niñas venezolanas-, aseguró que el Miss Venezuela  es un elemento cultural muy importante en el país. Además, indicó que para su edición 70, el certamen tuvo intenciones de modernizarse con pequeños cambios, por ejemplo, el acompañamiento de organizaciones feministas que defienden los derechos humanos de la mujer durante el proceso de formación de las candidatas. 

Tras muchos años llevando al país la noche más linda, Jesús Cordero, productor de espectáculos, señaló que, para futuras ediciones el Miss Venezuela, debe apostar por tener representantes integrales, que cuenten con una preparación completa y que realicen una gran labor social. 

Para Daniela Malavé, licenciada en Comunicación Social y Miss Delta Amacuro 2022, una apuesta que debe realizarse a futuro es redireccionar su manera de mostrar a la mujer venezolana.

“Todas las candidatas tienen una historia que contar, un objetivo y un mensaje que va más allá de un sueño”, dijo.

Estos tres entrevistados nos explicaron sus impresiones sobre lo que debe hacer el Miss Venezuela para ser perdurable y adaptarse a los nuevos tiempos. 

En su opinión, ¿qué considera que el certamen de Miss Venezuela debería incluir en su programación para mantenerse vigente en el tiempo? 

Estefanía Mendoza: Primero, hay que reconocer que el concurso es un elemento cultural muy importante en Venezuela. Pero el mundo moderno ha ido comprendiendo cada vez más que los concursos de belleza refuerzan una narrativa de estereotipos de género, de la cosificación de las mujeres y, por lo tanto, han ido perdiendo espacios en sociedades que se sensibilizan más sobre los derechos humanos de la mujer y la igualdad de género. 

Ahora, es innegable el peso simbólico y cultural que tiene el concurso del Miss Venezuela para las venezolanas. Hay que reconocer que se hizo un cambio de directiva y ahora está dirigido por mujeres, que tuvieron la experiencia de ser misses y seguramente tendrán cosas buenas, pero también malas que contar sobre ser cosificadas, sobre esos sistemas que imponen limitaciones o mandatos sobre los cuerpos, sobre cómo debemos lucir. Hay que reconciliar esa idea moderna de esto como algo que no reitere estereotipos y nos acerque a una nueva mirada. 

No es la idea pensar que vamos a volver a los concursos de belleza concursos feministas, porque eso sería falso. Sí siento que hay que asumir algunas medidas que permitan que se envíen mensajes más positivos a las mujeres y a las jóvenes y que se trate de comprender el peso cultural y la responsabilidad que se tiene sobre la narrativa que le damos a las mujeres y niñas venezolanas sobre sus cuerpos, lo que es valioso, lo que es importante y sobre cómo la belleza se ha convertido en nuestro país en una especie de moneda que está por encima de muchas cosas solo en el caso de las mujeres. 

Entonces, lo que debe hacerse es dar esa mirada. Siento que el Miss Venezuela tiene intenciones de modernizarse. Sé que compañeras y organizaciones defensoras de los derechos humanos de la mujer y feministas acompañaron el proceso de formación de las candidatas de este año. Dieron clases y talleres sobre temas importantes para darle una dimensión más comprometida hacia la intelectualidad y la formación de estas mujeres que tendrán influencia en la opinión pública y en sus espacios de incidencia. 

Hay que reconocer que sí hay avances pero que, de raíz, por lo menos desde la perspectiva del movimiento feminista -que entendemos la influencia de estos mensajes y cómo ha repercutido en la visión sobre nuestros cuerpos y nuestra visión del valor de las mujeres venezolanas- el concurso sigue siendo, en gran medida, problemático.

Cuando ves los comentarios en las redes sociales sobre las misses o el certamen se desata mucha toxicidad. Esto no está solo dirigido a las misses, es un mensaje contra el cuerpo de las mujeres y el valor que ellas tienen. Creo y veo difícil que esa cultura pare y que esa cultura se transforme, pero no es algo que dejará de existir, porque el Miss Venezuela ha estado todos estos años. 

Quizás es importante seguir exigiendo esta modernización para que, en los próximos años, cosas como abandonar el tema de las medidas en la pasarela de traje baños continúen siendo indicios de que se están haciendo esfuerzos para hacer el certamen más vigente.

Hay que hacer más proposiciones y acompañamiento sobre cómo transformar estos espacios, porque se convierten en una plataforma de oportunidades profesionales para muchas mujeres. Muchas terminan desarrollando carreras en áreas relacionadas y esto les sirve de empuje profesional, pero también hay muchos temas problemáticos que es importante atender.

Daniela Malavé: El Miss Venezuela, bajo mi experiencia, sigue siendo un formato clásico a pesar de que ha realizado ligeros cambios en su estructura. 

A mi parecer, el concurso debe redireccionar su manera de mostrar a la mujer venezolana. 

Todas las candidatas tienen una historia que contar, un objetivo y un mensaje que va más allá de un sueño. De hecho, en muchos casos, como en el mío, no es un sueño que tuve desde niña, pero soy de las personas que piensa que los sueños se construyen en el tiempo y que más allá de una ilusión, debemos convertirlos en metas. 

Ahora bien, para mantener el concurso en vigencia, haría que tenga presencia en plataformas como TikTok, que es un espacio más dinámico y cercano que puede permitir conocer a las candidatas desde una plataforma inmediata y real. 

Cambiaría principalmente el estilo de peinados. En efecto el estilismo de la miss clásica es hermoso, pero a nivel internacional ya no es la tendencia. De hecho, los concursos internacionales son la prueba de que los estilismos son cada vez más suaves y modernos. Permiten ver a una mujer más real y menos transformada por el maquillaje y el cabello, realzando así la belleza natural y la juventud de cada mujer.

También me parece que sería interesante realizar algún conversatorio o acercamiento público con las personas. Crearía una actividad donde exista un contacto personal con los que deseen conocer a las candidatas fuera de una pantalla. 

Haría también retos interactivos de maquillaje, oratoria e incluso, pasarela, donde las candidatas deban actuar en un tiempo determinado y mostraría el día a día de una miss, es decir, las horas que pasamos en clase, las actividades que debemos realizar en el tiempo que tenemos fuera de la quinta o el canal y todos los sacrificios, por llamarlo de alguna forma, que debemos emprender para poder cumplir con nuestras labores como reinas de belleza. 

Jesús Cordero: El Miss Venezuela es importantísimo. La edición 70 buscó retomar la magia de la época dorada de Venezuela. Se hizo ese esfuerzo de retomar esa grandeza. No considero que faltó magia. Pero siento que ha evolucionado. Antes eran musicales encartonados, ahora queremos simplicidad y llegar al grano. En este caso, fue una presentación de candidatas muy apegadas a parámetros de concursos internacionales. 

El grupo Cisneros debería trabajar en mantener esta fórmula en un gran espectáculo como este. Más allá de hacer una gran inversión monetaria, hay que enfocarse en conseguir un gran equipo que sea creativo. Trataría de no volver al estudio el año que viene. 

El Miss Venezuela forma parte de la cultura venezolana, es una época del año que siempre esperamos, algo que paraliza al país. La población venezolana siempre está atenta a conocer a su nueva Miss Venezuela. 

Hay que restaurar la credibilidad para conseguir potenciales clientes. Para invertir en el concurso, deben creer en este producto, creer que es un certamen que representa una fuente no solo de belleza y entretenimiento sino de trabajo, no solo para las misses sino también para la organización y todos los que la integran. 

Este año había mucha expectativa en torno al escenario, porque ha sido uno de los principales. Llegar al poliedro era una plataforma enorme. Fue referencia por muchos años para concursos internacionales. El Miss Venezuela es como el himno nacional, debe estar presente, debe evolucionar, pero manteniendo esa energía bonita. 

¿Qué aspectos considera que el concurso podría mejorar para fomentar los derechos humanos de la mujer? ¿Por qué?

Estefanía Mendoza: Desde nuestra perspectiva como una organización feminista de los derechos de la mujer y las niñas, que trabaja sobre todo con la prevención de la trata de mujeres y niñas venezolanas, es imperativo que esta gran plataforma que es el Miss Venezuela hable, se deslinde y tome medidas necesarias para desvincularse del tema de la explotación sexual. En esos espacios donde hay mujeres jóvenes con sueños, necesidades y expectativas pueden estar siendo sometidas a dinámicas relacionadas con explotación sexual de algún tipo.

Para nosotras, ese tema es muy importante. Creemos que así como las empresas que son denunciadas por tener explotación laboral en sus espacios se comprometen con medidas para asegurar que no hay formas de esclavitud moderna, explotación y trata en sus cadenas de distribución y producción, al Miss Venezuela le toca hacer lo mismo. 

El tema que pudiera ser bandera para los próximos certámenes es decir que han erradicado cualquier forma de propiciar, facilitar y acompañar la explotación sexual de estas mujeres jóvenes. Incluso, incentivar en las dinámicas internas del concurso, que las mujeres que tienen menos posibilidades no se vean orilladas a dinámicas de explotación sexual para poder persistir o permanecer en el concurso, tener mejores posibilidades económicas para temas de cirugías, vestidos, viajes, etc. 

Esto es un elemento clave. Comprometerse con medidas efectivas de sensibilización, de responsabilidad de señalamiento de denuncias a que este espacio del Miss Venezuela sea libre de explotación sexual de cualquier tipo. 

Daniela Malavé: El concurso muestra el poder que tiene la mujer ante la sociedad más allá de su belleza física. Para fomentar los derechos de la mujer, internamente pienso que incluir en el programa clases sobre inteligencia emocional e identidad personal sería una oportunidad poderosa para empoderar a sus candidatas aún más y que puedan ser así portavoces de los derechos de la mujer. 

A nivel externo siento que ya existen espacios de desarrollo sobre el tema, e incluso labores sociales que son bastante buenas e interesantes. 

Jesús Cordero: Desde el inicio, los derechos humanos están presentes, ya que cada candidata escoge participar, ninguna es obligada. Es una plataforma para presentar belleza y talentos al mundo. 

Se ha visto manchado por temas de prostitución, ha sido lo más fuerte, patrocinantes aplican esto para tener acceso a las misses.

Cada candidata piensa que esta plataforma les permite conocer sus talentos, los evidencian más, es un proceso de crecimiento en cuanto a oratoria. Siempre están bajo la libertad decisión de cada una. Hay libertad moral. Es cierto que hay que tener más claro cuál es la misión real del comité, hacia dónde apuesta los resultados que obtiene la organización a través de la candidata para mostrar a escala internacional. 

La parte social es de las que más refleja los derechos humanos. A la parte social le hace falta fuerza en nivel de proyección, se debería dar a conocer más la labor social que realizan las misses. Mostrar todo lo que pasa después de esa noche tan linda, y enseñar qué aportan esas candidatas al país y al mundo. 

Todo eso afecta temas de resultados. No podemos dejar aún lado la belleza, pero sí se puede dirigir la fuerza hacia esos parámetros de tema social. 

¿Consideras que es relevante seguir haciendo certámenes de belleza en estos tiempos? ¿Por qué?

Estefanía Mendoza: Como organización feminista para nosotras hay muchísimas otras posibilidades de plataformas profesionales o de amplificación de los talentos y los liderazgos que quizás pueden ser más relevantes en estos tiempos y que pueden ser un ejemplo más integral y positivo para los jóvenes.

Pero creemos que sería negar la influencia que tiene el Miss Venezuela en nuestra cultura, el creer que Venezuela ya superó esa etapa. 

La reacción de este evento, algunas medidas tomadas, e incluso, relacionarlo con un concierto para darle una forma más sustentable. Todo eso son medidas que demuestran que sí hay un intento por lograr alguna transformación en alguna medida y que tuvo reacciones muy fuertes de la opinión pública pero también tuvo mucho interés por parte de la misma. Así que no sé si Venezuela ya está en una etapa que considera a los concursos de belleza irrelevantes. 

Lo que sí creo es que podemos alimentar estos espacios y referentes culturales con un mayor contenido de derechos humanos, de promoción de aspectos integrales de la personalidad y talentos de las mujeres y dejar de seguir promoviendo una narrativa sobre la belleza física como moneda que premiamos por un lado en el Miss Venezuela y señalamos despectivamente después en la semana siguiente. Es un círculo vicioso donde lo promovemos y lo castigamos al mismo tiempo. 

Creo que desde las organizaciones que trabajamos en el movimiento feminista y con los derechos humanos de las mujeres, hay muchas otras formas y necesidades en cuanto a visibilizar la situación de las mujeres y quizás el Miss Venezuela puede ser el mismo efecto de burbuja que se ha generado en otros temas en Venezuela: Creer que las mujeres venezolanas están bien y solo son hermosas y desfilan cuando realmente tenemos una situación generalizada de nuestros derechos, en especial, en temas culturales, que impide nuestro avance en lo político, lo social y lo reproductivo, y en la posibilidad de poder vivir libres de estereotipos de géneros. 

Las dinámicas relacionadas a situaciones de explotación sexual, de redes que ya constituyen actividades relacionadas a la trata de personas, son profundamente preocupantes y no podemos seguir respaldando espacios que no sean categóricos con ser espacios que sean libres de violencia para las mujeres y, en especial, cuando son espacios tan relevantes simbólicamente para nuestro país. No sé si nuestra sociedad está lista para vivir sin el Miss Venezuela, pero espero que nuestra sociedad esté lista para seguir trabajando y promoviendo la garantía plena de los derechos de las mujeres, en especial, nuestro derecho a vivir libre de violencia y no aceptemos violencias de los referentes culturales o de personalidades relacionadas a estos espacios que se convierten vacas sagradas en nuestra sociedad.

Daniela Malavé: Sí, los certámenes de belleza, en efecto, tratan en 50% de un aspecto físico llamativo y hermoso, pero también tratan en otro 50% de encontrar a una mujer que sea inspiración y que tome acciones en temas sociales de importancia y de actualidad. Las reinas de belleza también son agentes de cambio, son personalidades que aportan cosas positivas y que se convierten en referencias internacionales de nuestro país siendo además portavoces de las cosas buenas que surgen en Venezuela, de las oportunidades de mejora y siempre significan una ilusión y una luz para nuestra nación. 

La belleza sin un propósito es vacía. La mujer venezolana además de bella es aguerrida y tiene muchas cosas que expresar. Una reina de belleza debe ser un medio para expresar temas de actualidad que la sociedad desea escuchar.

Jesús Cordero: Sí tiene sentido seguir haciéndolo porque forma parte de la cultura. Hay desinterés de gran parte del país, antes se paralizaba el país cuando venía el Miss Venezuela, ahora la gente no sabe ni cuándo es. Es un porcentaje mínimo. El mayor porcentaje sí está pendiente. 

Es importante, además, porque le permite a las candidatas proyectarse en distintas áreas y esas jóvenes que saben o se sienten bellas y que sienten que utilizando ese trampolín pueden lograr ser grandes mujeres con sello venezolano. 

Amanda Dudamel, es un ejemplo de ello. Es bella desde todo ámbito, cuenta con preparación íntegra, hace una gran labor. Hay que apostar a eso, a tener representantes integrales en todos los aspectos, es necesario hacerlo. 

El Miss Venezuela es un regalo que nos damos todos los años los venezolanos, este entrenamiento es importante para el país. Siempre ha estado presente, incluso en los momentos de crisis.