#EstoNoEsNormal La sal, el agua y la tierra
#EstoNoEsNormal  La sal, el agua y la tierra

@franzambranor

EN LA NEVERA DE LA CASA NO HAY NADA, solo agua hervida porque la mineral está muy cara. Urge ir a un establecimiento a comprar algo de comer. El mercado más cercano en un “domingo híbrido de siempre”, como dice Soda Stereo, es uno que queda al lado del Seniat. Las únicas dos cajeras que están en el comercio hablan entre sí de lo cara que está la vida, una señora pasa coleto en el pasillo de los vasos plásticos, el vigilante fuma afuera mientras otea los pocos carros estacionados al frente: hace un calor terrible, son las 2 de la tarde y el frío de inicio de año parece que se fue del país.

Los refrigeradores del local lucen tan desiertos como la cuenta de ahorros de un periodista en Venezuela y solo unos tequeños a un precio astronómico adornan el frío contenedor. Los anaqueles igualmente están “pelados”, solo quedan sal y vinagre. Hay menos de diez clientes en el supermercado, entre ellos una madre con dos niños que corren desesperadamente y una doña que lleva de diez minutos tratando de ubicar el precio de unas galletas de soda.

Solo me alcanza para comprar un pan de sándwich, cambures, 300 gramos de queso blanco, unos tomates y el agua mineral cara porque se está harto del sabor del agua hervida. Pero no sería tan fácil: la tarjeta de débito no pasó. “¿Tienes otra forma de pago?”, pregunta la cajera. Ya basta de darle tanto palo a la de crédito, pero ni modo, hay que comer. Pasó la Master Card, gracias a Dios. No hay bolsas para llevar las compras, los muchachos que antes embalaban también escasean. ¿Estarán en El Guaire buscando oro?

Antes de la partida definitiva, el vigilante tira la colilla al piso y se queda mirando con cara de que se merece una propina. Escucha por enésima vez en el día “disculpa, pero no tengo efectivo”. No le queda otra que bajar la cadena que impide la salida del carro del estacionamiento porque en el fondo sabe que la gente está siendo sincera.

De vuelta en el hogar la nevera luce menos desierta y, al menos por un par de días, el agua no tendrá sabor a tierra.

#EstoNoEsNormal