El miserable modelo populista e invasor castrista - Runrun
El miserable modelo populista e invasor castrista

@ArmandoMartini

Venezolanos de principios éticos y valores morales, buenas costumbres ciudadanas, no cooperantes ni socios cómplices de esta ignominia, estamos inexcusablemente obligados a enfrentar la invasión fidelista. Durante años, algunos expresan con seguridad, pero sin fundamento, que se avecinan grandes cambios en Cuba, a pesar de ser una cárcel y su carcelero llegando a la etapa terminal de su existencia física. Lo afirmaron de Fidel y ahora con Raúl. Sin embargo, más que una realidad sustentada en hechos, es un inmenso deseo de esperanza y fe.

Chávez y Fidel fueron símbolos, expresiones populistas basadas en manipular a la población, que se profundizan en la medida de las posibilidades para sostener un creciente gasto social. Desde esa perspectiva, el régimen chavista constituye en un sentido lo máximo del populismo. Y, por si fuera poco, crearon en su prostitución política jineteras para defender su bugarrón. Incluso a muchos los uniformaron.

Acusar sin pruebas es irresponsable. Opinar responsablemente es un derecho. Considerar que Chávez, y ahora Maduro, son posibles perjuros, no es pecado ni delito. Abrieron posibilidades y espacios para que una nación extranjera controlara a Venezuela. Son evidencias contundentes los registros públicos y jurídicos, notarías, mecanismos de seguridad, Fuerzas Armadas, policía política y un largo etcétera. Lo insólito, inmoral, pecaminoso, es la premeditación, consentimiento y alevosía. Un país grande llama al pequeño para que lo invada. El chavismo-madurismo ha propiciado una travesura estúpida, aventura extremadamente peligrosa y altamente cuestionable.

La situación internacional varía para la estrategia chavista. El régimen destruye la democracia y sus fundaciones, aumentando el interés en la exigencia mundial para que explique sus vinculaciones con la mafia internacional del narcotráfico, lavado de dinero, legitimación de capitales, robo al tesoro público y un sinfín de infracciones e ilegalidades.

Washington continúa su política invariable, firme. Los factores que la marcan, el respeto a las salidas democráticas en el plano político, no consiente, tolera ni apoya elecciones con el usurpador en el poder y el sistema castrista en el sumiso dominio de los poderes públicos; se apega dogmáticamente a sus principios, equilibrio de poderes y legitimidad de origen, a la vez evita que el continente pueda convertirse en asiento de operaciones contra sus intereses estratégicos y tratados hemisféricos de libre comercio. También está el poderoso argumento sobre las bases militares, para la lucha contra el narcotráfico, terrorismo y guerrilla, que no en territorio venezolano, pero desde las cuales el régimen castrista se siente amenazado.

Cuba siempre es motivo de interés, no solamente por su vinculaciones comprometidas con el mundo delincuencial, sino a raíz de la condena constante que ha sufrido por la violación de los derechos humanos, saliendo a flote la situación dantesca en lo económico y social que vive; ahora que su colonia -Venezuela- está destruida, en ruinas y carestía por la mala administración, el cuatrerismo y bandidaje insolente, descarado e impune que los ladrones bolichicos, sinvergüenzas boliburgeses, socios cómplices cohabitadores quieren atribuirle a las sanciones establecidas por el mundo libre y democrático

El castrismo cubano en su actuar equivocado sacrifica una relación a largo plazo por una a corto término y sin futuro, cada día más cuestionada, con la Venezuela madurista inviable e insostenible. No obstante, le proporciona un último aliento antinorteamericano. Raúl Castro está consciente, lo sabe, y ante el dilema terrible porque le conviene una negociación con Estados Unidos para restaurar una vida decente -los acuerdos con Obama lo certifican-. La situación atormenta porque la Cuba de hoy lo que produce es compasión y tristeza.

Venezuela, aun con las inmensas limitaciones, comparado con la Cuba castrista es un país rico y próspero. La alianza Venezuela-Cuba es grave; aun peor e inexplicable, es la cobarde actitud de sectores de la dirigencia política opositora que no hace mayor hincapié en este punto, no lo focaliza para concienciar al venezolano que aún no ha tomado en cuenta la magnitud de la intervención castrista; que la asume como de naturaleza social. Ejemplo, entrenadores deportivos, médicos de Barrio Adentro, al mismo tiempo informantes de La Habana y espías de su entorno venezolano. Podemos darnos cuenta desde una perspectiva la peligrosidad que tiene esta humillante invasión.

Chávez y Maduro más que populismo, son militarismo, comunismo, control castrista. Y demasiados venezolanos que por ingenuidad, convicción e interés bajan las cabezas y se hacen los locos desentendidos.

El tema populismo contiene aspectos como: la dependencia de la sociedad con respecto a un recurso que produce poco trabajo como la riqueza petrolera, lo cual conduce a la ruptura del vínculo entre el trabajo y bienestar. Otro, el que se observa con un estilo político demagógico, mentiroso, embustero, que acarrea darle al pueblo lo que desea y quiere, sin exigir responsabilidades ni cumplimiento de leyes.

Hay que modificar, cambiar de raíz, no existe alternativa para asumir con energía, empeño, honestidad y eficiencia los retos de este siglo XXI que empezamos tarde, pero en el cual debemos cabalgar con entusiasmo.