Entre sueños y pesadillas: Un momento de descanso que angustia y agota por Armando Martini Pietri
Entre sueños y pesadillas: Un momento de descanso que angustia y agota por Armando Martini Pietri

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Es cierto que la gente, tanto la más humilde como todo tipo de burócratas se acostumbró a verlo como un llanero dicharachero y ocurrente a veces bravo y siempre locuaz. ¿Pero quién ha visto un pitcher hablador? Los pitchers memorizan las características de la mayor cantidad de bateadores posibles, tienen el juego y el campo en la cabeza; puede que se equivoquen y les saquen una pelota del campo, pero un buen pitcher analiza cada momento del partido y cada lanzamiento. Y Hugo Chávez en Miraflores y en Fuerte Tiuna, tenía largos momentos de reflexión.

Chávez ahora se toma un respiro después de 3 meses de andar merodeando en busca de opiniones de venezolanos a los cuales adversó pero que respeta. Se da cuenta que de 12 visitas, sólo una fue a un hombre común y corriente, el veterano Juvenal, “voy a tener que remediar eso”, pensó recordando su afecto y confianza en la gente sencilla. En el otro extremo visitó a un empresario y gremialista, Jorge Roig. Para su sorpresa, entre el líder empresarial y el trabajador común y corriente hubo diferencias de percepción pero coincidencias en interpretaciones.

Otros encuentros lo fueron alimentando de ideas, pero también fortaleciéndole una convicción que le duele, que le angustia: la revolución que soñó se ha estancado, y peor aún, cruje, se desmorona. De lo que imaginó mucho ha sido echado al olvido, al pipote de la basura, lo que creyó encabezar estaba basado en errores y falsedades. Se siente como El Libertador Simón Bolívar, mal interpretado y arando en el mar. 

Se dio cuenta de que quienes quedaron encargados de continuar su labor se convirtieron en simples presentadores de espectáculos, figurones incapaces de motorizar un concepto, escenógrafos de colores y fuegos artificiales pero nada más. No tienen capacidad para más.

Con Henry Ramos Allup, María Corina Machado y Henri Falcón conversó, cada uno en su estilo, de política dura como a él siempre le gustó, estridente a veces pero realista, y comprendió que Ramos y los adecos veteranos siguen en lo suyo, que María Corina es una gran mujer, valiente, inteligente y comprometida pero con pocas probabilidades de ser la primera mujer Presidente de Venezuela, y Falcón tiene ambición y empeño pero todavía le falta algo que puede conseguirse con el tiempo, músculo popular.

El encuentro con Tibisay Lucena fue para el comandante esclarecedor, tranquilizante y se adelantaron muchos asuntos electorales que leyendo entre líneas hoy suceden. Pero a la vez franco, se pueden hacer cosas pero milagros no, le insistió Lucena.

Luego el comandante eterno realizó un paréntesis y por allá en el purgatorio conversó con Carlos Andrés Pérez y de refilón vio a Luis Herrera Campins, Jaime Lusinchi y Rafael Caldera. También siguen en lo suyo, la Venezuela que tuvieron ni existe ni regresará jamás.

 

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Después retomó su periplo entre los vivos con una visita a Jorge Giordani para comprender que su respetado maestro nunca entendió lo que Chávez quería porque para empezar el maestro era un simple repetidor de faltas muchas veces corregidas, sólo que se quedó estancado en los errores. Maduro hizo bien en apartarlo, pero no supo traer el pitcher relevo adecuado y el juego va cada día peor y peor con el agravante que el manager nada hace, paralizado, sin estrategia ni táctica que permitan cambiar el curso del juego, que parece inevitable concluirá en una derrota. 

Trató de tener un encuentro productivo con Leopoldo López usando a Lilian Tintori como intermediaria y testigo de excepción, le vaticina y profetiza la sentencia pero López no da su brazo a torcer, está convencido de que la revolución chavista se viene abajo y con ella caerán las rejas que lo encierran de manera injusta.

Aristóbulo Isturiz dijo algunas verdades y aclaró lo de la lumpia, pero no le enseñó nada, mientras que Carlos Ortega fue contundente, ¡lástima que ese líder nunca comprendiera los alcances revolucionarios, otra hubiera sido la historia del sindicalismo chavista!

Recordó con especial respeto a Renny Ottolina, que lo llenó de consejos y conversó sin cortapisas, pero ni siquiera Renny imaginó esta Venezuela que Maduro le está cerrando al mundo. Recordó nuevamente a Henri Falcón y algo lo puso nervioso, “ese muchacho anda en una vaina, habrá que ver si le sale bien, o qué sale”, pensó.

¿Han valido la pena todos estos encuentros? Chávez siente que se marea un poco. Recordó aquella frase famosa del dictador español Francisco Franco, “todo está atado y bien atado” y todos los esfuerzos que hizo durante años para que los nudos quedaran firmes, y aun estaba tibio su cadáver en el pomposo Valle de los Caídos cuando ya todo estaba cambiando y los nudos desatándose.

Entiende, reconoce, que no se preparó ni preparó a nadie para esta situación. Comprende, también, que si el maldito cáncer no se lo hubiera llevado, el que estaría ahora enfrentado al desabastecimiento, la escasez, la carestía, la falta de producción, la delincuencia desatada, la falta de medicinas, la impopularidad, la pérdida de confianza oficialista y tantos padecimientos ciudadanos, sería él mismo y no Maduro. Más le duele y le angustia comprender que él, al menos, tendría más voz, más mando y más pueblo para mantener algún control. “Yo me hubiera seguido rodeando de bayonetas”, acepta, “pero ni de vaina me hubiera sentado sobre ellas”.

Toma aire, suspira con fuerza, entiende que deberá seguir ese camino azaroso de preguntar y oír pero sin poder hacer. Le faltan unos cuantos por visitar, nadie sabe quiénes pero pareciera obvio que algunos de sus centauros pueden tener la suerte y hasta el propio Presidente Nicolás Maduro puede ser elegido. Y considera también que debería entrevistarse con algunos fuera de nuestras fronteras. Quien sabe su nuevo mejor amigo, o quizás su mentor, a lo mejor alguna dama o tal vez realizar el tan ansiado encuentro con alguien del imperio mismo, ese moreno Obama parece que no hace pero está logrando lo que nadie se imaginaba. Algunas sorpresas pudieran producirse.

Sopla el viento, se refresca el ambiente, empieza a quedarse dormido. Pero en realidad no duerme, analiza, planifica.

 

@ArmandoMartini