Los jóvenes venezolanos se sienten agobiados y rechazan la política
Estadolab y el Centro de Investigaciones Populares hicieron una investigación cualitativa que aporta ideas sobre las causas de la desconexión de la juventud con respecto a la política, a la que consideran “un instrumento de dominación”
Reyes Theis / @reyestheis
Daniela tiene 19 años y vive en un sector popular de Caracas. Se graduó de bachiller a los 17 años y desde ese momento su mamá le dejó claro que hasta allí llegaba su apoyo económico, si quería seguir estudiando tenía que trabajar.
No tiene novio. Está trabajando en una tienda de celulares en un centro comercial. Su realidad la describe como monótona. “Tengo que hacer lo mismo todos los días para poder sobrevivir”, dice. Su situación agobiante hace que sienta un rechazo hacia la política, que considera una herramienta para la dominación y no para el servicio público.
Daniela es un nombre ficticio, pero su perfil coincide con el de los entrevistados para una investigación cualitativa que llevó a cabo la organización Estadolab y el Centro de Investigaciones Populares, que pone la lupa sobre cómo los jóvenes venezolanos perciben la política.
Nos vemos en el Hall de la Biblioteca Central hoy (13 MAR 2023) a las 10:00 am.
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— EstadoLab (@estadolab) March 13, 2023
El sociólogo Alexander Campos del Centro de Investigaciones Populares, explica que fueron 5 los grupos focales de jóvenes entre 18 y 20 años, solteros, sin relación de pareja estable y residentes de Caracas, Miranda, Sucre, Táchira, Zulia, Bolívar o Apure.
Los resultados del estudio fueron presentados este lunes 13 de marzo en la Biblioteca Central de la Universidad Central de Venezuela, con un panel moderado por el director ejecutivo de Estadolab, Héctor Fuentes.
Daniela no estudia en la universidad, pero sabe que si quiere prosperar esa es la vía. Campos destaca que, en ese sentido, en los jóvenes hay una renovación de la valoración de la educación como mecanismo de superación.
Ella considera que su situación es agobiante. Tiene que esforzarse al máximo para pagar sus propios gastos y colaborar en algo en la casa, pero solo para eso, la subsistencia. No tiene planes, ni siquiera sabe si el dinero que acaba de cobrar le alcanzará para los pasajes de la semana que viene. La situación, por supuesto, afecta sus emociones
“Hay mucha ansiedad, volatilidad anímica e inseguridad por el futuro”, comenta Campos, y destaca que el perfil del joven entrevistado siente que es más dependiente de las circunstancias externas que de la acción propia.
Según el sociólogo, para estos jóvenes todo esfuerzo personal no parece ser suficiente y ni si siquiera con dos o tres trabajos les llega la anhelada autonomía respecto a sus padres y aunque perciben cierta mejoría respecto al país, sienten que en el plano personal no progresan, que están estancados y desgastados.
Democracia y Política
“La política es dominación, no es para el servicio”, opina Daniela y añade que es un dispositivo del chavismo para la eliminación del oponente.
La socióloga Mirla Pérez, del Centro de Investigaciones Populares, argumenta que para estos jóvenes la política es engaño, aunque el análisis de la democracia es otro. “No han vivido la democracia, pero desde el espacio de la familia han obtenido una valoración positiva sobre la democracia”, indica.
De esta forma, explica que para los jóvenes, democracia es inclusión, voto, escucha, participación, oportunidad, pero la política es otra cosa.
Daniela piensa que la práctica democrática tiene un alto costo, que el riesgo puede ser incluso la muerte y por ello dice que actualmente en Venezuela no hay democracia, pues no se permite que el pueblo se exprese ni elija, pareciera que todo está arreglado para que el chavismo siga en el poder.
La profesora Pérez argumenta que los jóvenes no hacen la asociación entre democracia y la política. “Por eso, construir el puente que los lleve a la necesidad del voto es difícil, porque el voto es una herramienta democrática y ellos no han vivido la democracia y tiene una percepción de política a partir de la dominación. Es complejo que pueda imaginarse ese puente en un sistema que para ellos no existe”, indica.
Añade que para los jóvenes la participación política representa un esfuerzo inútil, porque piensan que no van a poder incidir sobre el sistema y “la vida personal de ellos es tan compleja que dedicárselo a un esfuerzo inútil es como demasiado forzado”.
Daniela ni si quiera se muestra interesada en escuchar a los políticos, “a mí no me llama la atención”, asevera, y asegura que las votaciones no eligen nada, que ya bastante trabajo tiene en resolver su vida personal.
Para la socióloga, está claro que se plantea un gran desafío de construir un instrumento como el voto, no obstante, considera que la narrativa venezolana tiene un destinatario que no son los jóvenes: “Es el mismo grupo cerrado que se habla a sí mismo, y no está interesado en abrirse más allá de sus propios códigos de comunicación”.
Generación monopolítica
La socióloga Verónica Chópite es investigadora del Observatorio de Juventudes de Venezuela, que recientemente publicó el informe 2022 de la Cátedra del Sentido, relatos de las juventudes en la Venezuela autoritaria, que caracteriza las percepciones cotidianas y narrativas de jóvenes venezolanos entre 18 y 35 años de edad en el contexto político vivido desde 1998 hasta el presente.
Considera que Venezuela es un país adulto-céntrico, un término que indica que la vida pública e institucional está hecha para el adulto, centrada en las necesidades de este grupo.
Explica que los jóvenes han crecido en un sistema débil “hasta llegar a este punto de autoritarismo” y que constituyen una generación “mononopolítica”, porque solo conocen un sistema político y esa falta de diversidad hace que no se involucren ni organicen.
Además, refiere que votar implica pensar en el futuro y se pregunta: “¿Cómo pedimos a estos jóvenes que piensen en el futuro, si lo que han vivido es una crisis tras otra?
Comenta que los partidos políticos han perdido relevancia, se han convertido en “elefantes blancos” y por eso se ve a jóvenes que se unen con un grupo de amigos y forman una organización civil, ya que eso les da más flexibilidad y posibilidad de financiamiento. “No puede haber militancias en crisis que no les permita tener un proyecto de vida”, sostiene Chópite.
La joven socióloga destaca que actualmente hay una participación política muy ad hoc, a partir de causas, y que incluso los jóvenes en los partidos están frustrados, porque “están agrupados en dictadura y no han tenido espacios para medirse o para exponerse públicamente”.
Un dato importante aporta el director ejecutivo de Estadolab, Héctor Fuentes: En 2024 habrá 3,3 millones de menores de 30 años que no van a estar incorporados al Registro Electoral para los comicios presidenciales, 2,4 millones de ellos estarán en Venezuela y la mayoría quiere el cambio político. Parecen tener entonces poco tiempo los políticos profesionales para convencer a Daniela de lo importante de su participación.
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