Claves para entender el despliegue de violencia de la megabanda del Koki - Runrun
Claves para entender el despliegue de violencia de la megabanda del Koki
Ronna Rísquez, periodista especializada en la fuente de sucesos y coordinadora editorial de Monitor de Víctimas, conversó con el coordinador de redacción de Runrun.es, Luis Ernesto Blanco a través de un live de Instagram para explicar los sucesos que iniciaron el 7 de julio de 2021 en La Cota 905

El 7 de julio a las 3:00 p.m. comenzaron los enfrentamientos en la montaña al suroeste de Caracas, que ocupa siete parroquias. Desde la carretera Panamericana hasta el Centro. Teniendo muy cerca el Palacio de Miraflores, lo que ha ocurrido en La Cota 905 durante los últimos cuatro días continúa agudizándose. Ronna Risquez, periodista especializada en la fuente de sucesos y coordinadora editorial de Monitor de Víctimas, explicó que está ocurriendo en esta comunidad de Caracas tras su recorrido por el oeste de la capital en los puntos donde hubo víctimas, heridos y disparos. 

¿Qué está pasando en La Cota 905 y qué repercusiones tiene para los ciudadanos?

Para explicar lo que está ocurriendo es necesario hacer una especie de recuento de lo que ha pasado los últimos años.

Lo que pasa en La Cota 905 no empezó ayer. Es algo que tiene inicio entre los años 2013 y 2014, época en la que surge la megabanda del Koki. Sin embargo, el líder es otro miembro del grupo. Se apoda “Vampi”. La banda comenzó a operar en La Cota 905, coincidió con el nacimiento de las zonas de paz. 

Para ese momento, los miembros de la megabanda habían aceptado hacer un pacto de paz con otras bandas, y no enfrentarse entre ellas. Estas zonas de paz contribuyeron a fortalecer a estos grupos de crimen. No solo en Caracas, también en Barlovento, Los Valles del Tuy y lugares del estado Aragua.

Luego, iniciaron las Operaciones de Liberación del Pueblo (OLP). Una operación que se realizó con la intención de controlar a estos grupos de crimen. Pero en realidad, fue una operación de exterminio, donde se ejecutó a más de 500 personas. Principalmente, hombres jóvenes de zonas populares. 

Esto se acabó en 2017, cuando nacen las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES). También hubo otras razones. Ese fue un año conflictivo para el país. Se presume que el gobierno de Nicolás Maduro no quería tener tantos frentes abiertos. De alguna manera se necesitaba apaciguar lo que había pasado con la OLP y las bandas de crimen organizado. 

En 2017, hay un pacto de no agresión. Desde entonces, la megabanda del Koki se ha fortalecido. Aún más, con la llegada de la pandemia de COVID-19. Se estima que alrededor de 300 personas son miembros de este grupo. 

Estos grupos de crimen organizado necesitan territorios que les generen dinero. Mientras más territorio controlen, más actividades ilícitas manejan y, por ende, más dinero generan. 

Todo lo que está ocurriendo tiene un trasfondo económico. Un trasfondo de una disputa de control de un territorio, que se va ampliando cada vez más. Para manejar las rentas: microtráfico de drogas, contrabando y explotación del oro, venta de chatarra y contrabando de armas.

Hasta el momento no se tiene ningún vínculo entre la megabanda del Koki y el tráfico trasnacional de drogas pero sí con el microtráfico. Los mismos miembros de la banda lo afirmaron. 

Todo lo que pasa en Caracas es una disputa por un territorio que tiene una ubicación estratégica, la franja que va desde La Cota 905, que conecta con el Cementerio del Sur, La Vega, está cerca de la sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y Fuerte Tiuna. También tiene una panorámica al principal acceso a Caracas. 

Lo que se vio desde el 7 de julio de 2021, ¿es un enfrentamiento, es un amedrentamiento o una demostración de fuerza, cómo se podría calificar lo que ocurre?

Hay combinación de varias cosas. Desde finales de 2020 y a lo largo de 2021, las acciones que se han visto están enfocadas a una interpretación de poder y limitación de territorio. “Yo llego hasta aquí y tú no puedes hacerme nada”. Es una demostración de fuerza y de poder. 

La toma de estas zonas, el exceso de balas y disparos es para demostrar su poder.

Cuando esto ocurre, hay una reacción por parte de las autoridades. Ahí es cuando empiezan los enfrentamientos. 

Hay combinación de demostraciones de fuerza, poder y enfrentamientos.

¿El único fin de esta megabanda es expandirse por motivos económicos o pudiera haber algún elemento de control político y territorialidad?

Su prioridad es económica pero eso no implica que no haya otros intereses detrás. Hay interés de manejar el territorio desde el punto de vista ilegal y criminal, y también, interés de convertir su figura en algo lícito y poder tener algún tipo de participación política.

La gobernanza criminal es un concepto que tiene tres patas. Una es la relación con la comunidad, otra es las actividades ilícitas y la otra es un vínculo con el Gobierno. 

En el momento en el que estas bandas se encargan del suministro de alimentos, servicios públicos, como el gas, el Gobierno está validando que este grupo lo haga. La omisión contribuye al fortalecimiento de la gobernanza criminal. 

Cuando conversas con los cuerpos de seguridad del Estado, los policías de a pie, ¿qué reacción se percibe con respecto a todo esto?

Hay funcionarios que están allí y quisieran ejercer alguna acción para acabar con los grupos delictivos, la impunidad, los abusos y los delitos. Hay un espíritu de eso en muchos funcionarios. Sin embargo, la realidad es que hay de todo. Dentro de los distintos cuerpos de seguridad hay funcionarios vinculados con estas organizaciones delictivas. También hay funcionarios que buscan ser beneficiados de las ventas ilícitas. 

No pudiéramos decir que existe una sola línea. Por eso es importante que cuando se piensa en soluciones para esto, se debe tener presente que dentro de las policías venezolanas hay diferentes tipos de funcionarios. Por ejemplo: policías infiltrados que son miembros de las bandas.

Eso es parte del crimen organizado, ir infiltrándose en estructuras. Es cada vez más difícil combatirlas por esa razón. Hay policías honestos, que quieren trabajar y hacer que esto deje de ocurrir, pero también hay funcionarios que se vinculan a estos grupos y los protegen.

¿Hay alguna gran conexión o relación entre estas bandas que operan en el municipio Libertad con El Tren de Aragua? ¿Puede haber algún negocio para beneficios mutuos o cada uno actúa por su lado?

Lamentablemente sí hay conexión. Son estructuras bastante organizadas. No puedo asegurar que el Koki tenga vínculos fuertes con el Tren de Aragua. Pero el Koki tiene vínculo con otras organizaciones que operan en prisiones del país. Al igual que también tiene vínculos con la banda de Wilexis, que opera en el municipio Sucre, en Petare.

Estas organizaciones se conectan cada vez más, operan en alianzas, se organizan mejor. Incluso han copiado las estructuras jerárquicas de las prisiones y de esa manera operan en sus comunidades. Tienen luceros, gariteros, el principal (pran o líder) y tienen códigos de respeto y castigos similares al que se aplica dentro de las cárceles. 

La relación entre estas bandas es estrecha. Hay una relación y una conexión muy importante.

¿Por qué se levantan las zonas de paz?

Según lo planteado por el gobierno en ese momento, las zonas de paz tenían el objetivo de acabar con los enfrentamientos y pacificar estas bandas. Ciertamente, los enfrentamientos entre ellas se detuvieron y según testimonios de miembros de las bandas, se unieron para enfrentar a su enemigo común, los cuerpos de seguridad. Principalmente, la policía, regional y nacional.

Cuando esto ocurre, llegan las OLP. 

Hay quienes dicen que las zonas de paz siguen existiendo, no formalmente pero sí en práctica. El hecho de que la policía no pueda entrar a La Cota 905, La Vega, El Valle es un indicador de que eso sigue siendo una zona de paz y que sigue teniendo los privilegios que tenían en el momento.

También pasa en zonas de Barlovento, de Los Valles del Tuy y en San Vicente, estado Aragua.

En el momento en el que las bandas se unen,  ¿por qué el Gobierno no logra intervenir? ¿Por qué no se da ese punto de quiebre?

Sí se dio. No fue el mejor intento, porque creó la OLP y generó una matanza. La OLP pretendía acabar con estos grupos. Hay otro tipo de intereses detrás de las organizaciones. Hay sectores interesados en controlar la criminalidad, hacer que estas bandas ya no funcionen, pero hay otros grupos que no necesariamente tienen ese mismo interés. Estas diferencias han hecho que los grupos permanezcan y sigan operando.

Desde 2015, se ha perseguido la megabanda del Koki. Ya es 2021 y este grupo continúa actuando desde La Cota 905. 

¿Qué posibilidades hay de empezar a solucionar esto?

El problema se ha ido complicando porque la organización está cada vez mejor estructurada, tiene un poder de fuego muy significativo y cuenta con un territorio cada vez más amplio sobre su dominio. Por territorio no solo hablo de un espacio, sino de lo que está en ese territorio, eso incluye la gente. 

Es un proceso complicado, es muy difícil entrar y tomar el control de La Cota 905 de una manera que pueda detener a los miembros de la megabanda del Koki sin que haya daños colaterales y víctimas. Para mi es un reto de las autoridades que debería ser una cosa de estudio para saber cómo se hace. 

Lo que hemos visto en otros países, como Colombia y Brasil, son cosas terribles. Ejecuciones violentas y extrajudiciales donde hay violaciones de derechos humanos. Ya tenemos la experiencia de lo que ha pasado en Venezuela.

Plantear o pensar que la solución es una intervención policial o militar en La Cota 905 es algo que requiere de una estructura que puede que el Gobierno no tenga la capacidad de tenerla o armarla. Me refiero a estructura humana, defensores, fiscales, defensores de Derechos Humanos y tribunales. Toda una estructura que sea orientada a impartir justicia. No a matar.

Hay que unirse para formar estrategia y solucionar esto. Abordar en masa con muchas discusiones. Debe ser una solución con expertos, gente que además de ver la parte policial, vea la parte humana, los Derechos Humanos y las comunidades que se ven afectadas por ambas partes. Debe abordarse con una política integral que incluya oportunidades.

Hay una falla en nuestra sociedad, la falta de oportunidades para los jóvenes. No hay opción, la opción se la da la banda, el grupo armado no estatal que le ofrece una moto, un fusil, un ingreso o un almuerzo.

No se acaba con una banda matando. Si fuese así, después de todo lo que ha matado la OLP y las FAES, no habría Koki o megabandas.

¿Qué hace el ciudadano del área metropolitana que está en las zonas de riesgo tomadas por las bandas?

Lo responderé con testimonios de los heridos. Hablé con una chica, de 33 años, que fue herida en el abdomen. Venía de Valencia, iba hacia el litoral. Estaba en un autobús cuando a las 7:00 p.m. le entró una bala en el estómago. La llevaron al Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño, y solo le habían puesto suero porque es lo único que hay. Los médicos la curan como pueden. 

Un señor, de 38 años, transportista en una ruta Valle Coche, no vive ahí. Su autobús a las 8:00 p.m. quedó lleno de balas, más de 40 tiros dice él. El transportista tiene cuatro heridas de bala en su cuerpo, un pulmón colapsado, una mano destrozada y dos heridas superficiales. Él solo estaba trabajando.

Una señora, de 53 años, estaba en su casa haciendo las tareas de hogar y de pronto la impactó una bala en el brazo.

Así vive la gente. La gente no sabe cómo salir de la zona.

¿La gente se ha hecho cómplice de las bandas?

No, es simplemente que la gente ha distorsionado los roles de todo. Sienten que ante la ausencia del Estado, estas personas les resuelven algunos de los problemas que debería solventar el Estado, no es que son cómplices sino que si se están muriendo de hambre y alguien les da una arepa a lo mejor la agarran. Se la está dando el Koki, pero qué hacen si no tienen otra opción. 

Hay que tener empatía y ponerse en los zapatos de los demás. Vivir en esas zonas, en esas circunstancias, vigilados por todos lados, tanto por la banda como por la policía, no es fácil.

Esta noche el Gobierno ha hecho comentarios sobre una actividad de retoma de La Cota 905, ¿eso podría tener alguna repercusión y resultado o debemos esperar por acciones como las que vimos que sigan ocurriendo?

Creo que cuando se ve que la declaración que da la máxima autoridad del Ministerio de Relaciones Interiores a la gente es que se resguarden y que no transiten, es un mensaje muy significativo y muy elocuente de lo que puede dar o garantizar el Estado.

Es algo que hay que mirar con detenimiento porque eso nos dice en qué estado nos encontramos los venezolanos.

Puedes ver el Live de Instagram completo aquí.