La percepción de que el pase de la (suspendida) presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, a la fase de juicio político repercutirá en toda la América Latina no es exclusiva de los latinoamericanos. El diario británico “Financial Times” publica una nota de John Paul Rathbone, su hombre en Miami, con el título “Desmise of Brazilian leftism will reverberate across the Americas”. La primera apreciación del articulista es que Rousseff será destituida en juicio, lo cual permite ya adelantar algunas consecuencias inmediatas a partir de la decisión tomada ayer de madrugada por el Senado, seguida de la toma de posesión del cargo, ayer mismo en la tarde por el (antes) vicepresidente Michael Temer. Es el fin de 13 años de control del gobierno brasileño por el Partido de los Trabajadores (PT), fundado en 1980 y que, a juicio de Matías Spektor, profesor de Relaciones Internacionales en la Fundación Getulio Vargas (FGV), no solamente fue el mayor partido socialdemócrata de la región, sino “el principal movimiento izquierdista en el mundo democrático”. Las cosas en Suramérica están posicionándose en el centro, si se observan los acontecimientos en los países fronterizos con Brasil; uno de los efectos de la llegada de Temer es que dejará sin cobertura a los gobiernos izquierdistas que todavía quedan. Rathbone hace una observarión fundamental: Rousseff será juzgada formalmente por la manipulación financiera del presupuesto; no obstante, el motivo real es el escándalo de coimas en Petróleo Brasileiro S.A. (Petrobras), lo que marcaría otra tendencia regional: los latinoamericanos ya no toleran la corrupción, como algún día lo hiciesen. El articulista se refiere a un problema observado por el think tank alemán German Institute of Global & Area Studies (GIGA), cuando chocan dos poderes surgidos del voto popular; Brasil lo resolvió mediante una acción parlamentaria; otra solución sería que un presidente autocrático recurriera a una salida más peligrosa: la disolución del Congreso; es lo que, a juicio de GIGA, está ocurriendo en Venezuela, donde Nicolás Maduro Moros ha orquestado “un golpe constitucional para desempoderar al Congreso (Asamblea Nacional)”.
