María Teresa Belandria, autor en Runrun

Colombia votó: NO a la Impunidad, SI a la Paz, por María Teresa Belandria

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Y llegó el día fijado apresuradamente por el gobierno de Juan Manuel Santos, para que los colombianos decidieran a través de un Plebiscito los Acuerdos de Paz alcanzados con la guerrilla de la FARC-EP. Y los ciudadanos votaron NO.

El resultado sorprendió a todos, incluyendo a los promotores del NO. La campaña de intimidación y terror había logrado su objetivo. Los colombianos contestaban a las encuestadoras, no sus preferencias reales, sino la opción que no les exponía al desprecio y a la estigmatización. Votar NO se había convertido en un pecado, pues desde el gobierno calificaba a sus defensores y partidarios como guerreristas, anti-patriotas y contrarios a la Paz.

Pero analicemos desde esta ribera del Arauca vibrador ¿Qué pasó?  

Los colombianos desean la paz, eso no está en duda. Después de 52 años de violencia a manos de guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes y BACRIM es hora de tener un país donde crecer y desarrollarse sin que te secuestren para que seas guerrillero o porque eres dueño de la tierra, donde transitar por el territorio no signifique perder la vida en un retén, o tener que desplazarte a otro espacio porque la violencia tocó a tu puerta. Colombia, a pesar de ese escenario adverso, ha dado muestras de institucionalidad y democracia que, con el Plebiscito se fortalecen.

Los colombianos apuestan a la paz y para ello, diversos gobiernos antes que el actual lo intentaron, pero no lo lograron. El gobierno subió la apuesta, tanto que parecía casi imposible que su Paz no sería refrendada.

Santos cometió varios errores, el primero, dio demasiado a cambio prácticamente de nada. La inmunidad y la impunidad del Secretariado eran intolerables para todos. El segundo, firmar los acuerdos  el 26 de septiembre con una puesta en escena internacional que ponía aún más presión sobre la gente, pero sin que éstos hubieran sido aprobados, por último, desplegó un discurso poco conciliador, más bien amenazante contra la gente que legítimamente quería votar NO. Discurso que hoy lo deja mal parado frente a la renegociación. Santos afirmó en Cali hace pocas semanas, que si ganaba el NO regresaría la guerra, específicamente la guerra urbana, mucho peor que la guerra rural y que además su gobierno tenía pruebas de ello.  Cuando Timochenko declaró pocas horas después del Plebiscito que mantienen la tregua y que no usarán las armas ya que la Paz es irreversible, lo dejaron al descubierto. Las amenazas de Santos lucen aún peor que cuando fueron proferidas. Soberbia en el poder y falta de humildad para oír las críticas.

Pero los ciudadanos, sometidos a una campaña a todas luces desproporcionada por el SI en silencio, leyeron los acuerdos, las 297 páginas  y tomaron una sabia decisión. Dijeron NO a la participación política del Secretariado en la política, si antes no pasan una temporada tras las rejas, o en un campamento, pero presos. Dijeron NO a la reforma de facto de la Constitución por la vía de la incorporación del bloque de constitucionalidad de los acuerdos. Votaron NO, a la conformación de un tribunal donde los guerrilleros escogieran a los jueces que han de judicializarlos echando por tierra años de preparación y estudios de los magistrados colombianos que hicieron frente al narcotráfico y la violencia. También eligieron NO aceptar la impunidad del Secretariado que con una ventaja desproporcionada usaría dinero de los contribuyentes para mantener su seguridad, sentarse en el Congreso sin haber sido elegidos y con 31 emisoras de radio y TV ideologizadas a su favor, sin que rindan cuentas de los miles de millones de dólares acumulados en sus actividades como el mayor cartel de drogas del mundo. Los ciudadanos dijeron NO a la falta de perdón, al no reconocimiento del reclutamiento de menores, al no aceptar que ejecutaron cientos de miles de ciudadanos en juicios sumarios y que violaron, quemaron, exterminaron y destruyeron la vida de 250.000 colombianos, votaron NO hasta que les digan donde están los desparecidos y donde tienen las caletas con los dólares del secuestro, la extorsión, y la droga.  

Los colombianos, están dispuestos  a perdonar a los miles de jóvenes que fueron reclutados cuando eran niños y que no tuvieron otra opción, pero dijeron NO a la amnistía del Secretariado y de los mandos. Dijeron NO a los acuerdos impuestos por el chantaje de las FARC-EP y los Castro, y SI a un nuevo Acuerdo que privilegie la justicia y la reconciliación.

Una paz mal hecha era el tenor de lo que infería de los acuerdos. Leyéndolos, recordaba el Tratado de Versalles de 1919, donde las potencias vencedoras no asumieron responsabilidad alguna y cargaron todo el peso de la paz a Alemania. En los Acuerdos de la Habana, el costo lo pagarían los ciudadanos con sus impuestos sin que la FARC-EP se moviera un ápice de su posición de fuerza y mucho menos erogara de sus fondos un peso para aliviar la pena de una guerra absurda.

Colombia ha dado muestras de madurez política y así lo reconocen los promotores de ambas opciones. Incluso las FARC-EP. Se impone ahora, la renegociación de los Acuerdos y como dicen los colombianos de pie hay que desantificar y desuribizar la discusión. Sin duda ambos usaron la exageración y la intimidación, el primero la vuelta a la guerra, el segundo,  la comparación con la Venezuela desgarrada por la crisis humanitaria.

La paz no se negocia, se decide. Lo que se negocia es el desarme. Los colombianos decidieron tener paz y esa se alcanzará muy pronto. Por ahora la lección más importante es que los pueblos son capaces de decidir su destino aún en medio de la violencia y la amenaza. Colombia votó: NO a la Impunidad, SI a la Paz. Brindemos por ello y oremos por el fin del conflicto.

 

@matebe

MNOAL-Movimiento donde Ninguno Obtiene Algún Logro, por María Teresa Belandria

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El Movimiento de países NO alineados tuvo su origen en dos momentos históricos que no solo justificaban su existencia: la descolonización promovida por el Comité de la ONU y el incremento de las hostilidades derivadas de la Guerra Fría, sino que permitían agrupar a estados NO alineados con la polarización existente entre la U.R.S.S. por una parte y los EE.UU por otro.

Esta No alineación era más una postura que sumaba votos en la ONU, y que permitía distanciarse convenientemente de algunos compromisos internacionales, pero que en la práctica mucho de los estados  mantenían estrechas relaciones comerciales, políticas e incluso ideológicas con las potencias con las cuales no se “alineaban”.

Así bajo los principios manifestados en Bandung en 1955, se celebró la primera Conferencia del MNOAL en Belgrado en 1961, algunos de dichos principios en ese momento sentaban las bases de una posición concertada con respecto a los centros de poder y, presionaban para que los estados sometidos a la colonización lograran finalmente su independencia. Loables y que merecían todo el apoyo que para la época era indispensable.

Por citar solo un principio, recordemos en ese marco de los “NO ALINEADOS”  la relación Cuba-U.R.S.S (1961-1989) “6- Abstención de participar en acuerdos de defensa colectiva con vista a favorecer los intereses particulares de una de las grandes potencias. Abstención por parte de cualquier país a ejercitar presión sobre otros países.» Huelgan comentarios sobre la invasión a Venezuela en Machurucuto, las incursiones y financiamiento a los grupos armados de inspiración marxista-leninista desde la Habana en centro y sur América. O la relación las dictaduras militares de derecha en centro y sur América con los Estados Unidos para impedir el avance del comunismo. A la vista de 2016, casi todos resultan si no anacrónicos, cuanto menos retóricos.

Venezuela tuvo siempre un papel destacado en ese grupo, los petrodólares antes y ahora siempre son bienvenidos. La voz en los NO ALINEADOS se escuchaba firme y clara, eso sí, sin dejar de venderle petróleo a EE.UU y cultivando una relación pragmática con todos los países integrantes bajo la zona de influencia de la U.R.S.S. Al menos la política exterior tenía claros los intereses permanentes y estando oficialmente NO ALINEADA mantenía relaciones de respeto e independencia con base a criterios profesionales y convenientes.

El mundo de 2016, en el que India es una potencia no solo emergente sino consolidándose, Irán que entrega la presidencia a Venezuela logró un acuerdo con el grupo de los 5+1 (Consejo de Seguridad más Alemania) y donde sobre uno de los Presidentes que integran el MNOAL, Omar Al Bashir de Sudan pesa una orden de arresto internacional por genocidio emitida por la Corte Penal Internacional, que obliga a todos los signatarios del Estatuto de Roma a entregarlo, es sin duda otro muy distinto a los otrora NO ALINEADOS.

El MNOAL lo conforman 120 países en un mundo que hoy es multipolar, globalizado y donde los elementos de debate no son de retórica ideológica. Los aspectos que deben considerarse seriamente son otros: terrorismo, crimen transnacional, narcotráfico, tráfico de armas, hambre, violaciones al derecho internacional humanitario, respeto a los derechos humanos, medio ambiente, acceso a los recursos. Temas en los que muchos de los visitantes no pasan el examen, pero que como NO ALINEADOS se confortaran unos a otros bajo el cielo azul de la isla.  

De modo que esta Cumbre en Margarita solo sirve al gobierno para “mostrar” que tiene apoyo internacional aunque sea un evento rutinario que ocurre cada 3 años, y para emplear la retórica anti imperialista, cuyo efecto quedó sepultado bajo los escombros de la caída del Muro de Berlín de la cual muchos parecen no haberse enterado. Solo aspiramos que, dentro de esa retórica el gobierno sostenga con firmeza la posición histórica e irreductible de nuestro país con respecto a la reclamación del territorio Esequibo, reitere frente a la República Cooperativa de Guyana la vigencia del Acuerdo de Ginebra, le reclame por su violación y le exija el respeto por los mecanismos bilaterales acordados.

MNOAL, un Movimiento donde Ninguno Obtiene Algún Logro, bueno si, los margariteños que por una semana tendrán seguridad, luz, agua, comidas y medicinas, lo demás, es la foto de familia y un nuevo agujero en la cuenta corriente de un país sobregirado.

 

 

@matebe

Profesora UCV

Coordinadora Internacional Vente Venezuela

Venezuela en Mercosur: un vecino incómodo, por María Teresa Belandria

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Venezuela solicitó el ingreso al Mercosur desde el año 2005, pero la férrea oposición del Senado de Brasil y Paraguay retrasaron la aceptación como miembro pleno del grupo hasta que, en 2012, aprovechando la suspensión temporal de Paraguay luego de la destitución constitucional del presidente Lugo, la “triple alianza” amiga del gobierno para ese momento, la Uruguay de Pepe Mujica, el Brasil de Dilma y la Argentina de los Kirchner, violando el Tratado de Asunción aprovecharon para meter a Venezuela sin consenso, es decir, por la ventana.

Recordemos que, la suspensión de Paraguay se realizó conforme al Protocolo de Ushuaia II de Mercosur y la promovió Venezuela a través del entonces canciller Nicolás Maduro al frente de la operación política, exigiendo además la aplicación de la Carta Democrática Interamericana de la OEA. La comisión de Cancilleres, designada de conformidad con el artículo 20 del instrumento hemisférico, realizó un detallado informe que, presentado al Consejo Permanente de la OEA fue sometido a votación, 26 países votaron en contra de la aplicación de la Carta y 8 a favor: Venezuela, Brasil, Uruguay, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina y Haití.

Luego de las elecciones en Paraguay y juramentado el gobierno de Horacio Cartes,  lo procedente era levantarle la suspensión para que ese país ejerciera la Presidencia Pro-Tempore. La cuádruple alianza Brasil-Argentina-Uruguay-Venezuela se opuso, a pesar de que las razones que dieron lugar a la suspensión de Paraguay habían cesado, y la presidencia se entregó a Venezuela.

Hoy, la permanencia de Venezuela en el acuerdo y el ejercicio de la Presidencia Pro-Tempore es objeto de debate. Las razones son de orden  jurídico y geopolítico. Venezuela no ha cumplido con los compromisos que adoptó en el Protocolo de Adhesión http://www.sice.oas.org/Trade/MRCSRS/ProtAdhVenezuela_s.pdf  y, siendo el Mercosur un organismo intergubernamental donde las decisiones se adoptan por consenso, en este momento no lo hay. El gobierno venezolano lejos de fomentar relaciones de respeto, tolerancia y cooperación con los nuevos gobiernos de la región, que no le son afines en lo político, se ha empeñado en destruir la confianza, incumplir los acuerdos y además, comportarse con la arrogancia que otrora le permitía un barril de petróleo a 110$, insultando Cancilleres empleando el lenguaje de los años 60 y 70 usando “al imperio” para descalificar a quienes jurídica y políticamente aducen razones de peso para no traspasarle la Presidencia, amén de que Venezuela, impide el avance para que el bloque comercial suscriba los tratados de libre comercio con la Unión Europea e Israel y afiance sus lazos con la Alianza del Pacífico.

En términos muy simples, Venezuela en el Mercosur es como ese vecino del edificio que, tira la basura por la ventana, hace fiestas escandalosas hasta la madrugada, te tranca el carro en el estacionamiento, tiene 1 año sin pagar las cuotas y, además quiere ser a juro y porque él solo lo decidió, el presidente de la junta de condominio. Tienes que tolerarlo porque es propietario e incluso, saludarlo si te lo encuentras en el ascensor por cortesía, pero de ahí a que sea el Presidente, es demasiado.

 

 

@matebe

Profesora de la UCV

Coordinadora Internacional de Vente Venezuela

 

Frontera cerrada ¿a qué costo?, por María Teresa Belandria

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Este 19 de agosto, se cumple un año en el que por decisión unilateral del gobierno de Venezuela se “cerró” la frontera con Colombia, un evento inédito por las consecuencias que se advertían y justificado por un estado de excepción sobrevenido que aun sigue sin explicarse adecuadamente.

Recordando el pasado para comprender nuestro presente en la relación con Colombia, en 1901, el general venezolano Rangel Garbiras se hizo de 4.000 hombres para marchar a Caracas y derrocar el gobierno de Cipriano Castro. Partiendo del Norte de Santander fue detenido en San Cristóbal por el general colombiano Rafael Uribe Uribe. Allí se produjo la primera ruptura de relaciones diplomáticas entre las dos naciones. Sin embargo, la vecindad obligada por la geografía compartida en 2.219 kilómetros de frontera, la fraternidad histórica entre nuestros líderes y ciudadanos, como aquel pacto entre Miguel Otero Silva y Gabriel García Márquez, si es que había guerra entre los dos países y la hermandad forjada en la batalla de los próceres venezolanos Anzoátegui y Rondón que triunfaron en Colombia, o de los valientes colombianos Girardot y Ricaurte que murieron en Venezuela, no son hitos que se cierren con un decreto de excepción.

El límite entre los dos países se traduce en un control migratorio eventual, pero lo trasciende la vida, el comercio, la amistad y la vecindad. Esa terriblemente perturbada el 19 de agosto de 2015.

Un año después, se anuncia desde Puerto Ordaz (bastante lejos de la frontera binacional), la “creación” de varias comisiones para construir una frontera abierta, segura y en paz. Volvamos la mirada al pasado. Estas comisiones existían, porque los gobiernos democráticos entendieron que una relación tan dinámica no podía depender de los vaivenes políticos de uno y otro lado del límite. El Acta de San Pedro Alejandrino no solo desgolfizó la relación, sino que permitió agendar los temas técnicos en mesas de trabajo permanentes, cuya finalidad era precisamente sortear las dificultades de una relación signada por los problemas.

Esa institucionalidad que costó años en construirse y que le dio a ambos países un marco normativo para dirimir las controversias derivadas de la cotidianidad fue destruido como todo lo demás por el gobierno de Hugo Chávez. Esa erosión de la confianza mutua comenzó en 2008, cuando las fuerzas militares de Colombia dieron de baja a Raúl Reyes en Ecuador y Venezuela ordenó la movilización de 10 batallones a la frontera. En 2009, la valiente denuncia del entonces Comisionado Presidencial Francisco Javier Nieves-Croes Aguirre, sobre la existencia de un pre-acuerdo secreto (Gómez-Rondón), acordado en Hato Grande, sobre la delimitación de las áreas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela le puso candado al trabajo profesional de los comisionados en Venezuela, no en Colombia.

La herida se profundizó en 2010 pues la diplomacia de micrófono entre Chávez y Uribe fracturó definitivamente los acuerdos, con la ruptura de relaciones diplomáticas luego de la denuncia colombiana en la OEA sobre la existencia de campamentos de las FARC en territorio venezolano. Pero un nuevo Presidente había llegado a Colombia con un objetivo: firmar la paz. Para ello, Venezuela, ese vecino incomodo y altanero resultaba no solo necesario, sino indispensable. El otrora Ministro de la Defensa, el mismo que armó el expediente para la denuncia de los campamentos, engavetó las pruebas, expresó que tenía un “nuevo mejor amigo” y que se crearían nuevas comisiones.  Entre la ruptura y la reconciliación, Venezuela en 2011, se desligó de la Comunidad Andina y se fue a Mercosur, vale decir, ya no solo la institucionalidad binacional se había desbaratado por la improvisación venezolana y la complacencia de colombiana, además, desaparecía el marco normativo comercial, aduanero, transporte, sanitario y de servicios emanado de las normas supranacionales de la Comunidad. Había que empezar de cero. Teníamos 5 años cambiándoles el nombre a las comisiones, pero en la práctica, el intercambio de 8.000 millones de dólares por año de la frontera más viva de América Latina se pulverizó.

Un año  después otra vez se cambian los nombres, se aumenta la burocracia y se pretende reinventar la rueda a ver si esta vez, funciona veamos: a) Activación del Centro Binacional contra el Crimen Organizado, se les ruega revisar los manuales de la Combifron; b) Esquema Aduanero Especial para la Frontera, favor revisar las 5 comisiones o acuerdos firmados en abril de 2011; c) Repatriación de Bienes Decomisados, tránsito de mercancías e intercambio de información entre la administración aduanera, se les invita a releer el Acuerdo de Coordinación, seguimiento y control para la recuperación de vehículos de 1990, y los memoranda de 2011 cuando se desaplicó la normativa andina: d) Implementación de la Cédula fronteriza, se sugiere leer el Estatuto Fronterizo de 1942, suscrito en Caracas y que establecía: 1) Permiso Fronterizo para permanecer temporalmente por 90 días en los dos países sin necesidad de pasaporte para cruzar la frontera y permanecer en ella por 8 días continuos; 2) Licencia Fronteriza con validez de 8 días; 3) Permiso de Turismo hasta por 30 días; 4) Permiso Fronterizo Industrial para propietarios, arrendatarios y comerciantes; 5) Cédula Pecuaria, para pastores, campesinos, productores y 6) Permiso para estudiantes.

Para Santos el objetivo siempre estuvo claro. Pagó el costo político del cierre de la frontera, atendiendo a los desplazados y “denunciando” a Venezuela en la OEA, pero los guerrilleros tanto de la FARC como del ELN se mantuvieron sentados en la mesa de negociación con el apoyo logístico de Venezuela. Para Maduro el objetivo no se cumplió, el contrabando no se detuvo, las trochas se multiplicaron, pagó el precio político con el deterioro de su imagen al mismo ritmo del descenso de la calidad de vida de los venezolanos habitantes de la frontera.

Este divorcio con hijos escribe un nuevo capítulo. La apertura es inminente y con ella la normalidad se recobrará lentamente. Los daños apenas comienzan a cuantificarse, mientras los “pacificados” edifican su vida de este lado del límite. Un año de frontera cerrada, ¿de verdad ya pagamos el costo?

@matebe

De Casablanca 1943 a París 2015: Un enemigo común, una alianza indispensable por María Teresa Belandria

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La Segunda Guerra Mundial, sigue dándonos lecciones. Europa, al inicio fue indiferente con el nazismo, se le veía como un movimiento nacional y socialista que buscaba enaltecer el decaído espíritu alemán después de la derrota de la Gran Guerra. Pocas voces se alzaron para advertir que detrás del discurso se planificaba el asesinato en masa y el exterminio. Quienes clamaron para detener el avance de Hitler fueron calificados de alarmistas. Gran Bretaña aún saboreando las mieles del triunfo de 1918,  enviaba a Chamberlain  a negociar con el Canciller del Tercer Reich y exhibía con orgullo una hoja firmada que aseguraba: la paz.  Churchill había sido desoído y la barbarie asoló Europa y el norte de África, mientras otro tanto ocurría en el pacífico cuando Japón declaraba la guerra a EE.UU. Todo lo demás es historia.

Hoy,  aparece un nuevo enemigo común: el estado islámico. Hace 5 años, cuando apenas daban indicios en Siria y el norte de Irak, fueron muchas las voces que al igual que con el nazismo desestimaron su fuerza, su capacidad y la crueldad de sus actos. Se les calificó como un grupo extremista más, y cuyo radio de acción se limitaría al Medio Oriente. No era problema de Europa ni del mundo, en todo caso, un asunto entre árabes. Craso error.

La Europa de fronteras abiertas, sin controles migratorios internos, abierta, multicultural, multiétnica e integrada, estaba concentrada en superar la crisis económica de 2008, y atendiendo las urgencias de sus socios en problemas como Grecia, España o Portugal. En tanto, el yihadismo jugando Call of Duty en línea y a través de imanes fundamentalistas en las mezquitas de las ciudades grandes y pequeñas iba cooptando jóvenes en el mundo entero.

El ofrecimiento: ser combatiente, refundar el Califato, tener una esposa virgen y, extender su particular interpretación del Islam hasta reconquistar los territorios perdidos en las Cruzadas y la Edad Media. La diferencia la hacen los medios de combate, el mensaje es el mismo desde hace 400 años, para ellos, somos infieles, somos tolerados hasta ser convertidos, pero nuestra fe y nuestra libertad desaparecen bajo la Sharia.

El avance de ISIS, su capacidad de destrucción, el aumento de su pie de fuerza y la barbaridad de los asesinatos, en nada se diferencian del avance del nazismo desde 1938. Sólo que ahora, lo vemos en tiempo real, a través de las redes sociales. Los yihadistas arrasaron con Mosul,  con pueblos cristianos y yazidies enteros, crucificando niños, decapitando civiles y soldados. Dinamitando el patrimonio de la humanidad como la ciudad de Palmira y quemando vivos a sus prisioneros de guerra. Este nuevo enemigo, nos encuentra como en 1939, en medio de la pugna por la hegemonía mundial y con los mismos  actores: La Unión Europea-OTAN y EE.UU por un lado y Rusia-China- África por otro.

Para el mundo occidental, la guerra tiene límites, existen reglas de enfrentamientos, hay  tratados, convenios y leyes que las fuerzas militares y los combatientes deben respetar. Se necesita autorización para el uso de la fuerza según lo manda la ONU y debe preservarse el fiel cumplimiento del Derecho Internacional Humanitario. Esto, representa un enorme desafío para combatirlos. Pues mientras las fuerzas militares son sometidas al arbitrio de la opinión pública y vigiladas para que actúen dentro de la legalidad que nos hemos impuesto para limitar los horrores del conflicto, el enemigo carece de escrúpulos. Para el estado islámico nada de esto, ni importa, ni existe.

Sin embargo, la guerra, ya comenzó. Rusia decidió bombardear a ISIS en Siria para acabar con los yihadistas y aprovechar para eliminar a los rebeldes protegiendo a su aliado Bashar Al Assad, Estados Unidos también emplea drones y bombarderos contra las bases de ISIS, para acabar con los yihadistas, pero apoya a los rebeldes contra Al Assad, los mismos que Rusia desea eliminar. Además, rescata a rehenes del estado islámico y pone sus tropas en el terreno. Jordania, emplea su aviación militar contra ISIS comandada por el propio Rey para vengar la muerte de uno de sus soldados. Turquía, apoyada por la OTAN defiende sus fronteras y ataca objetivos de ISIS. Ahora Francia finalmente pronuncia la palabra prohibida: estamos en guerra y el pasado sábado bombardeo objetivos en tierra del estado islámico.

La nueva guerra, no tiene un frente, no hay una línea de abastecimiento a la cual destruir. Las bases yihadistas están descentralizadas, operan coordinada pero independientes como células durmientes que se activan cuando llega el momento.  El enemigo (salvo en los territorios de Siria y el norte de Irak) no viste uniforme, se encuentra camuflado entre la gente, camina a tu lado por las calles, no es un extranjero, ni tiene características que te permitan advertir un riesgo inminente, es como cualquiera de nosotros. Ese enemigo, que nació en Occidente carece de los valores que nos inspiran y se inmola explotando un tren en Atocha, detona una bomba en el metro de Londres, asesina caricaturistas que satirizan al islam, abre fuego en una calle de París, asesina espectadores en un teatro, asesina en las calles del Líbano, mata en una playa en Túnez, o en la meta de la Maratón de Boston.

Este enemigo, global demanda una nueva cumbre como la de Casablanca de 1943, así como aquella donde los adversarios urgidos por la amenaza común del nazismo, decidieron una estrategia combinada para acabar con Hitler, pero en esta nueva no valen excusas, es mandatorio que esta vez sí asista Rusia. Hoy, es indispensable una nueva alianza militar y política entre las potencias para enfrentar, combatir y derrotar al estado islámico.  Los esfuerzos individuales conllevan a cometer errores estratégicos y tácticos y  lejos de reducir al enemigo, le potencian.

Hace 70 años, se terminaba oficialmente la guerra. El saldo en vidas perdidas aún nos espanta. Las verjas oxidadas de los campos de concentración donde más de 6 millones de seres humanos, judíos, negros, homosexuales, gitanos, discapacitados, o sencillamente no arios, fueron torturados, exterminados y vejados son un recordatorio de Nunca Jamás. No seamos testigos silentes e indiferentes, ni complacientes con las causas. Por la memoria de las víctimas de ayer y de ahora no podemos tolerar ni callarnos frente a la muerte cuando éstas pretenden justificarse con razones de orden ideológico, político, religioso o étnico.

De Casablanca a Yalta y de Potsdam a París han transcurrido más de 70 años. Ojalá que no estemos en los albores de aquello que advirtió Churchill y que los Chamberlain que hoy abundan no exhiban impúdicamente un acuerdo de paz desdeñando la amenaza que a diario representa el estado islámico. La guerra está tiñendo de sangre las calles del mundo y miles buscan refugio. O nos unimos frente a este enemigo común, o nuestra civilización habrá sucumbido bajo la espada que decapitó al último de los prisioneros.

 

@matebe

La Guajira también es nuestra por María Teresa Belandria

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PHOTO: María Teresa Belandria

Visité la Guajira el 9 de octubre de 2015, allí pude constatar la destrucción, el maltrato y la crisis humanitaria que si bien asola todo el país, allí muestra su peor cara.

Estos habitantes, originarios de la península Guajira y que jamás han reconocido límites pues sus tierras se extienden a lo largo y ancho de la frontera entre los dos países, históricamente han cruzado esos espacios. El pastoreo y cría de ovejos, chivos, ganado y la siembra,  así como las  artesanías han sido sus actividades desde tiempos remotos. Una sociedad matriarcal, donde la madre cuidaba de sus hijos, centrada en clanes, con leyes y costumbres que nadie había osado perturbar.  

Esto cambió dramáticamente cuando los municipios Machiques de Perijá, Rosario de Perijá, Jesús Enrique Lossada y Las Cañada de Urdaneta (Decreto 2.013) y los municipios Catatumbo, Jesús María Semprún y Colón del Zulia (Decreto 2.014)  fueron colocados bajo estado de excepción en la Gaceta Oficial N° 40.746 de fecha 16 de septiembre de 2015 y la frontera entre Paraguachon y Maicao se cerró.

Para “enmendar” los horrores cometidos en el cierre de frontera con Táchira, que obligó al desplazamiento forzado de más de 20.000 colombianos, se fijó un régimen especial de tránsito a la etnia wayúu. Este régimen, ha significado para los wayúu todo lo contrario a lo que esperaban. Se traduce en la legalización de los abusos y el otorgamiento de una patente de corso para los funcionarios policiales y militares quienes, amparados en la excepción y estas normas sobrevenidas, lo interpretan arbitrariamente.

Se le exige a cada venezolano-wayúu, que presente en cada alcabala, su cédula de identidad, cédula indígena y constancia de residencia. Pues bien, aún mostrando todo ello, la autorización para ir a sus tierras depende del ánimo del funcionario de guardia. Peor aún, si un wayúu posee un vehículo de doble tracción, o nuevo, sencillamente no pasa el puesto de control del río el Limón. Allí tiene 3 opciones: devolverse a Maracaibo, dejar su automóvil o, permitir que le vacíen la mitad del tanque de combustible en pimpinas que luego son revendidas en la carretera por menores de edad, ante la mirada complaciente de quienes deberían impedir tal despropósito. Las autoridades suponen que todos son contrabandistas.

La aplicación del citado régimen de tránsito, incluye a los difuntos. Si un venezolano-wayúu fallece en Maracaibo para ser inhumado en las tierras de su clan, debe contar con un permiso otorgado en el puesto militar de La Barraca. La solicitud, debe acompañarse con: el número de deudos que asistirán (nombres, apellidos) y el número de vehículos que irán en el cortejo fúnebre. La autorización puede tardar días, o sencillamente no concederse. A ese ciudadano venezolano-wayúu se le niega el derecho de cumplir su tradición.

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PHOTO: María Teresa Belandria

 

Describir el caos en la carretera es complejo, dos canales se transforman en cuatro porque hay 8 puntos de control. Un trayecto que toma normalmente 1 hora 30 minutos se vuelve impredecible. El tráfico avanza conforme los funcionarios policiales y militares agilicen la revisión de vehículos y personas. Una vía que carece de hombrillo o de sobre anchos donde realizar ese trabajo es sencillamente un desastre.

La carretera muestra un paisaje desolador, la basura supera con creces las plantas xerófilas típicas de la zona. Entre puesto y puesto de control de la Guardia Nacional, la Policía Nacional, Policía del estado Zulia o el Ejército, se observan niños que deberían estar en la escuela, y que se esconden embutidos en ropa, con la cara tapada por el sol inclemente para no ser reconocidos, ofrecen corriendo todos los riesgos inimaginables: gasolina. Pimpinas de 5 litros, “el punto” que tiene un precio variable. Cuanto más cerca estás del límite, más caro el combustible.  

Describir la desolación es difícil. Rostros tostados por el sol, gente deambulando por la calles esperando que lleguen las “bolsas” de comida que la gobernación ofrece pero que son insuficientes. Niños desnutridos, cuyo percentil no se corresponde con su edad, madres rumbo a Maracaibo abandonando a sus hijos para buscar algo de alimento, niños que fallecen de los cuales no hay registros. Ancianos solitarios y enfermos.

La frontera cerrada, ya hace mas de 1 mes, lejos de reducir o controlar los males que históricamente la aquejan como el contrabando, en narcotráfico, la migración ilegal, los agrava. Si bien el estado tiene la competencia para regular actividades en su territorio, una verdadera frontera se hace viva cuando hay libre intercambio de personas, bienes y servicios, cuando el ciudadano construye, produce y hace de ella no solo su sitio de residencia sino el espacio en el que nace la patria y desde allí la defiende.

El gobierno declara que está construyendo una nueva “frontera de paz”. La contradicción salta a la vista, ¿paz cuando se aumenta el pie de fuerza militar?; ¿paz cuando los venezolanos-wayúu son discriminados en su propia tierra?; ¿paz con toque de queda a las 8:00 p.m que no está contemplado en el estado de excepción pero que se aplica en la Guajira? Así como defendemos con convicción que el territorio Esequibo es nuestro, ha llegado la hora de que asumamos también que los venezolanos-wayúu deben ejercer plenamente sus derechos ancestrales con libertad y dignidad y que, la Guajira también es nuestra.

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Venezuela y Colombia, un divorcio con hijos por María Teresa Belandria

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La relación entre Venezuela y Colombia históricamente ha oscilado entre el esplendor y la crisis; la hermandad y la desavenencia, el amor fraterno y la confrontación. Sin embargo, este nuevo incidente tiene características y consecuencias diferentes, tanto en la forma en que se ha conducido como en el trasfondo que la ha desatado.

En los eventos de los últimos 15 años, ninguno, a pesar de su gravedad fue objeto de tratamiento extraordinario, vale decir, de la declaratoria de un estado de excepción para atender el problema y encontrar una solución. Esto era posible, ya que los mecanismos de negociación y consulta: la Comisión Negociadora (CONEG), la Comisión Presidencial de Integración y Asuntos Fronterizos (COPIAF) y la Comisión Militar Binacional Fronteriza (COMBIFRON) sesionaban de manera permanente. Recordemos,  algunos de esos casos para ilustrar la especificidad de esta crisis.

En el año 2000 Hugo Chávez en la Asamblea Nacional declaró la neutralidad de Venezuela frente al conflicto colombiano. Esto se tradujo en tensiones con el ejecutivo de ese neogranadino y dio cuenta de la cercanía ideológica con la guerrilla de las FARC-EP y el ELN.  En 2002, luego de los eventos de abril y el asilo político concedido por Colombia a Pedro Carmona, comenzó el distanciamiento y el aumento de las agresiones verbales en ambos lados del límite, pero la frontera no se cerró, la pelea, se entendía estaba delimitada entre Nariño y Miraflores.

En 2007, se produjo una distensión cuando Álvaro Uribe aceptó la mediación de Hugo Chávez para iniciar el proceso de liberación de los secuestrados por la FARC-EP, entre otros, Ingrid Betancourt, Clara Rojas, Consuelo Fernández, Luis Eladio Pérez y además los Presidentes de la CONEG en Hato Grande pactaron, con la anuencia de ambos mandatarios un pre-acuerdo de delimitación de las áreas marinas y submarinas, conocido como la hipótesis Gómez-Rondón. Esta iniciativa duro muy poco, se liberó a algunos de ellos, pero el gobierno de Colombia hubo de poner freno a la actuación del gobierno venezolano quien se atribuyó competencias excesivas sobre los mandos militares de esa nación. La frontera seguía abierta, se aumentaron los controles, pero al igual que en 2002, la discusión no trascendía a las poblaciones fronterizas. En tanto el intercambio comercial,  de bienes y servicios lejos de disminuir aumentaba consistentemente.

La neutralización de Raúl Reyes en territorio ecuatoriano y la orden de Venezuela de movilizar 10 batallones a la frontera, la aparición de los AT-4 en manos de la FARC-EP, armamento adquirido por y para la fuerza armada venezolana y la firma del Acuerdo de Cooperación Militar entre Colombia y EE.UU encendieron el tono. Esos años 2008 y 2009 estuvieron marcados por la discordia, el insulto, la descalificación, la denuncia y la amenaza Sin embargo, la confrontación política se quedaba en los Presidentes. La frontera no se cerraba.

En 2010, Colombia denunció en la OEA la existencia de campamentos de la guerrilla en Venezuela, finalmente se produjo la ruptura de las relaciones diplomáticas.  Chávez peleó con Uribe, para volver con el recientemente elegido Juan Manuel Santos, ex ministro de Defensa, enemigo jurado del gobierno venezolano tanto por lo que sabía como por lo que había dicho. La frontera no se cerró. No se decretó estado de excepción. Solo se cerraron las embajadas.

Nicolás Maduro, canciller de entonces fue enviado a la toma de posesión. Poco tiempo después en Santa Marta, los mandatarios estrecharon sus manos y quedó para la historia la frase del neogranadino “somos los nuevos mejores amigos”. Se sellaba así un pacto. Por una parte, Santos capitalizaba la influencia y amistad de Chávez con la guerrilla y los Castro para iniciar “oficialmente” las negociaciones de paz y por  el otro, Chávez engavetaba en expediente de los campamentos, las armas y el pre-acuerdo de delimitación. Una relación ganar-ganar.

Ese acuerdo de Santa Marta,  sigue vigente. Ha tenido momentos de tensión: la captura de Walid Makled y su deportación; el recibimiento del candidato presidencial Henrique Capriles; la obligada y forzada respuesta de la Cancillería colombiana a los insultos proferidos a sus ex mandatarios; en esencia el pacto de no agresión ha funcionado.  Este orden convenido, se rompe el 19 de agosto de 2015, cuando se decreta el estado de excepción y se ordena el cierre de la frontera. Se desata entonces la primera gran crisis que directamente a los colombo-venezolanos, a los habitantes de la frontera. Las cifras de la ONU revelan la magnitud de lo ocurrido, más de 1.800 deportados y más de 20.000 desplazados.

Las denuncias de violación de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario han sido documentadas y seguirán el curso que ordenan los tratados y convenios ante las instancias judiciales. Mandatorio es recordar que no prescriben. La frontera tiene a la fecha 40 días.

De nada le sirve a los habitantes de la frontera que regresen los embajadores a Caracas y Bogotá, si ellos, no pueden llevar a sus hijos al colegio sin tener que tomar 2 transportes o montarlos en una lancha que cruce el Arauca sin ser objeto de revisión por las fuerzas militares, o asistir a citas médicas para tratamientos de diálisis y quimioterapia. Los comerciantes cerrados por falta de insumos y de mano de obra en la zona industrial o en los sembradíos no recuperarán sus inversiones mientras la burocracia conviene la fecha de la próxima reunión. El modus vivendi se ha roto, los ciudadanos están llenos de miedo, frustración, rabia e incertidumbre mientras Nariño y Miraflores acordaron pasar la página.

Por último, y empleando palabras de Juan  Manuel Santos luego de la reunión de Quito, el gobierno de Venezuela “rompió las reglas del juego”. La interrogante que surge de tal afirmación es ¿Cuáles son las reglas? ¿Cuál es el juego?  ¿Dejar que la frontera muera de mengua? ¿O es que acaso la paz de Colombia es más importante que la defensa de los derechos de nuestros ciudadanos y de los propios colombianos?

Sabiamente advertía Leandro Area,  que no puede entenderse la crisis con Colombia, solo y únicamente en la frontera. La relación es binacional.  A ello le agrego, que esa relación es multidimensional, cooperativa, interdependiente, compleja y complicada, tanto como un divorcio con hijos. Ni podemos pelearnos infinitamente, ni arreglarnos definitivamente. Por el bien de los hijos de ambos lados del límite pedimos: Que se abra la frontera ya.

 

@matebe

¿Es solo el Esequibo lo que debe discutirse? por María Teresa Belandria

Guyana

 

El tema de la reclamación del Esequibo y la defensa de los intereses permanentes en el territorio y la fachada atlántica, ha tomado fuerza y resonancia en la opinión pública. Quienes por años hemos defendido nuestra integridad territorial desde la academia celebramos que el estado se ocupe, aunque tarde y con torpeza de un asunto de vital importancia para la nación. Consultar a los expertos nacionales con amplia experiencia, es un avance, para salvar el escollo que supone una comunidad internacional favorable a Guyana y reencauzar la controversia al ámbito bilateral conforme a las previsiones del Acuerdo de Ginebra de 1966. Guyana, diariamente suma aliados, ya no solo el de Caricom y Cuba, que históricamente le han secundado, también la Commowealth y un importante número de países pertenecientes a los No Alineados. A nuestro país le corresponde, explicar adecuada y seriamente nuestros legítimos derechos y promover al mismo tiempo, que Guyana se siente otra vez a la mesa de negociación.

Pero lejos de la diatriba que hoy ocupa titulares y portales en los medios oficiales, hay dos procesos de negociación y consecuentemente de delimitación de nuestro territorio, completamente abandonados, olvidados y silenciados. Por una parte, el diferendo de áreas marinas y submarinas al norte de Castilletes con la República de Colombia y por la otra, la delimitación con varias Islas del Caribe oriental, que se han negado sistemáticamente a reconocer la soberanía de Venezuela sobre Isla de Aves, a cuestionar el carácter de Isla y a desconocer el tratado de límites de nuestro país con Estados Unidos de Norteamérica por (Puerto Rico).

En el caso con Colombia, es mandatorio recordar que el 23 de marzo de 2009, el Comisionado Presidencial Dr. Francisco Javier Nieves-Croes, denunció mediante “Memorando de opinión disidente sobre la propuesta Gómez-Rondón de 2007 sobre la delimitación de áreas marinas y submarinas en el Golfo de Venezuela” http://images.eluniversal.com//2009/04/13/cartagolfo.pdf la existencia de un pre-acuerdo de delimitación al que había llegado el Presidente Hugo Chávez con su homologo Álvaro Uribe Vélez con el conocimiento reservado solo a una parte de los Comisionados y que constituía un retroceso en la posición oficial adoptada por la CONEG, que se fundamenta en la prolongación de la frontera terrestre de Venezuela.

Este documento fue desmentido por la Cancillería de entonces, y por el propio Presidente Chávez, y además originó la remoción de todos los Comisionados, incluyendo al Profesor Nieves-Croes. Desde esa fecha (2009) hasta hoy, se desconoce el trabajo de los Comisionados, los avances, las discusiones.  De lo que si tenemos certeza es que la negada Hipótesis existió.

El pasado 27 de mayo de 2015,  Venezuela dictó el Decreto 1787 que creó y activó las Zonas Operativas de Defensa Integral Marítima e Insular (ZODIMAIN), que fue anulado y modificado por el Decreto N°1859 del 06 de julio de 2015. Este instrumento de empleo militar, fue interpretado por Colombia, como una delimitación unilateral de las áreas marinas y submarinas y  en consecuencia emitió  el 17 de junio de 2015 una Nota formal de Protesta contra el mismo. En la nota, describen la “delimitación de las aguas del Golfo de Coquivacoa” para referirse a nuestro Golfo de Venezuela, que no está en discusión, pero a la vez piden devolver la controversia al marco de la CONEG.

En este contexto declaró el ex presidente Uribe el 21 de junio de 2015  “la Comisión Binacional (refiriéndose a la CONEG) encontró un preacuerdo al diferendo. La delegación venezolana expresó a nuestros delegados, que ese preacuerdo tenía el visto bueno del Presidente Hugo Chávez (q.e.p.d.).» Detalló que en una reunión con Chávez en el departamento colombiano de La Guajira (norte) «le entregué el bosquejo que recibí del doctor Pedro Gómez Barrero (integrante de la Comisión Binacional). El Presidente lo puso en su bolsillo. Guardó silencio. Nunca dijo algo«. http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/150621/uribe-maduro-tapa-crisis-de-venezuela-con-decreto-de-limites-maritimos . Lo dicho por el senador Uribe, confirma que si hubo negociaciones entre un grupo de los comisionados colombianos y venezolanos, a espaldas del resto y de que se llegó un pre-acuerdo que de no haber sido denunciado, pudo causar grave perjuicio a la reclamación venezolana. Justo es entonces reivindicar la advertencia que realizó valientemente el estimado profesor  Francisco Javier Nieves-Croes.

El gobierno ha decidido crear la Comisión Presidencial de Estado para la Garantía de la Integridad Territorial y Asuntos Limítrofes, y en ella pretenden agruparse todos los asuntos de delimitación pendientes. Craso error. Cada controversia requiere de especialistas diferentes y su tratamiento debe atender a la especificidad con cada país. Lo conducente para garantizar adecuadamente el interés nacional, es nombrar los Comisionados en la CONEG, rescatar el acervo normativo y del proceso de negociación que cuenta con más de 25 años de experticia y separarlo de la exposición mediática de la reclamación del  Esequibo. Se impone la sensatez y el conocimiento, más allá de la diatriba electoral y partidista.

Por último, la opacidad o inexistencia de procesos de negociación con el Caribe son alarmantes. No se evidencia el interés en reafirmar nuestros derechos soberanos en Isla de Aves, frente a las pretensiones de desconocimiento que Saba y San Eustaquio; Guadalupe y Martinica cursan ante la ONU desde 2001. El último tratado de delimitación se suscribió en 1991 con Trinidad y Tobago, desde esa fecha al presente, el Caribe solo ha servido para ganar adeptos en Petrocaribe y sumar votos a través del CARICOM tanto en la OEA como en ONU. Las mas reciente gira del Vicepresidente no da muestras de haber impulsado este tema que al igual que con Colombia, sigue pendiente.

La integridad territorial de nuestra nación no es un asunto de propaganda o discursos altisonantes. Tampoco de privilegiar un tema-El Esequibo- porque hay una empresa petrolera que sirve para distraer al público de galería de lo esencial. El territorio es uno, su defensa, tarea de todos sin distingos. Retomar la senda de la solución pacífica de las controversias conforme al artículo 33 de la Carta de la ONU es lo sensato, lo apropiado y lo conducente. Probablemente la Asamblea General de la ONU a celebrarse en septiembre sirva de escenario para el encuentro con Guyana y preservar nuestros derechos.

En diplomacia, se actúa con prudencia, sin estridencias, con pocas declaraciones y si mucho trabajo de negociación lejos del escrutinio público que a veces lejos de ayudar, entorpece. Anunciar aliados coyunturales y que luego éstos desmientan a los voceros, nos coloca en posiciones vulnerables de cara a lo que será un largo, lento y complicado proceso de negociación. Por ello, más allá del fervor nacionalista que estos temas despiertan debemos actuar con firmeza, templanza, prudencia y valor. Venezuela es primero.

 

@matebe