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José Toro Hardy Ago 22, 2016 | Actualizado hace 8 años
1 de septiembre, por José Toro Hardy

BanderadeVenezuela7

 

No hace mucho el país escuchó una larguísima alocución de Tibisay Lucena.  Fue una obra maestra en el arte de sembrar desaliento. Enumeró infinidad de trabas e infló lapsos para sugerir que el revocatorio no podría tener lugar este año. Su mensaje estuvo dirigido al cuerpo diplomático, sin embargo ninguno atendió su invitación. Ya no le creen.
Más aún, con el voto favorable de 15 de sus miembros,  la OEA respondió reclamando  celeridad en la realización del referendo revocatorio.  Almagro pidió no manipular plazos y ofreció observación tanto para la recolección del 20% como para los eventos del 1 de septiembre.
A la muerte del presidente Chávez al CNE le bastó un mes para organizar un proceso electoral y, poco después, realizar elecciones municipales. Ahora no le alcanzan 9 meses para un referendo revocatorio.
Lo cierto es que no sé cómo el tejido social soporta una inflación del 720% y una caída del 10% del PIB para el 2016, que en palabras del FMI reflejan «la peor evolución del crecimiento y la inflación del mundo», lo cual  empeorará, porque el propio Fondo prevé una inflación del 2.200% para el 2017; una alarmante escasez de alimentos y medicinas y la mayor contracción del consumo en 30 años; además un rechazo del 93% del electorado y de un 73% del propio chavismo (Keller). Según Datanálisis el 75% de los venezolanos considera que Maduro debería ser removido este año por un referendo revocatorio, en tanto que la encuestadora Meganálisis dice que el 85,3% quiere que Maduro se vaya ya.
La situación de la industria petrolera -que aporta el 97% de las divisas- es dramática. Según cifras que el propio gobierno ha suministrado a la OPEP la producción petrolera del país cayó en 319.000 b/d en los primeros 6 meses del año (cifra sin precedentes en tiempos normales), en tanto que para el mes de julio el régimen ni siquiera reportó su producción a la OPEP. No obstante, según otras fuentes mencionadas por la Organización en su Monthly Oil Market Report la producción en julio fue de 2.095.000 b/d que es el nivel más bajo desde antes de 1989, lo cual se correlaciona con una caída en un 25% en el número de taladros que operan en el país -según informa Inter American Trends- como consecuencia de la morosidad de PDVSA con las contratistas.
No tenemos acceso a financiamientos internacionales porque a Venezuela se le atribuye «el mayor riesgo país del mundo» que resulta  3,6 veces más alto que el de Ucrania que está en guerra, 3 veces mayor que el de Ecuador y 11,2 veces más que Colombia.
En el campo la situación no puede ser peor. No hay semillas, ni fertilizantes, ni pesticidas ni las facilidades que antes ofrecía Agroisleña a los agricultores y por tanto las áreas sembradas se reducen vertiginosamente, además de las expropiadas,  y disminuye la cosecha. Aumentará la escasez.
En MERCOSUR, mientras tanto, Brasil, Argentina y Paraguay se oponen a que Venezuela asuma la presidencia pro tempore de la organización. El gobierno ha incumplido más de 200 compromisos -entre ellos el vinculado con la promoción de los DDHH- que asumió al adherirse al Tratado.
La prensa internacional está cada vez más alarmada de lo que ocurre en nuestro país. «Venezuela está muriendo» (Venezuela is dying) dice la revista Time en una dramática portada. A su vez, en un editorial, el New York Times afirma que Venezuela es «una bomba de tiempo» y acusa la presencia de un «estado autoritario paria». Opiniones similares expresan The Guardian de Gran Bretaña (antes simpatizante del régimen),  mientras el Financial Times escribe: «Los problemas de Venezuela ya no pueden ser ignorados».
Tan grave es la situación del país que el Secretario General de la ONU advierte que hay una crisis humanitaria y declara que la Organización está lista para prestar ayuda a Venezuela. Otras naciones y también Caritas -de la iglesia Católica- ofrecen ayuda humanitaria  a nuestro pueblo, pero el régimen la rechaza.
El país requiere con urgencia un cambio de presidente y de modelo, porque el que se viene aplicando ha propiciado el más inconcebible desperdicio de oportunidades y un agudo descalabro de la Nación.
Ese régimen está cada vez más aislado interna y externamente. Más de 35 expresidentes iberoamericanos, además de Premios Nobel -como Vargas Llosa, Óscar Arias y Desmond Tutu-,  presidentes como los de España, Perú, Costa Rica, Brasil, Argentina y Paraguay, Primeros Ministros como el de Francia, Parlamentos y parlamentarios de todo el planeta no cesan de clamar por la democracia en Venezuela.
Nunca se nos había prestado tanta atención. Es por eso que hago un llamado a todos mis compatriotas. No se dejen contaminar por la violencia ni por el desaliento que trata de implantar el régimen cuyo libreto sigue Tibisay. El país está a punto de un cambio. Ya el tejido social no aguanta más. El 1 de septiembre será una fecha para ratificar ante el mundo las ansias de paz y democracia que tenemos los venezolanos.

@josetorohardy

petoha@gmail.com

 

La emergencia en Venezuela es ahora por Roberto Patiño

emergencia

 

Nadie puede ignorar la escala de la crisis en la que nos encontramos. Es, sin duda, la más grave en nuestra historia, y no es una exageración decir que es también una de las mayores que se haya producido en Latinoamérica. Se manifiesta y nos afecta en todas las instancias de la vida nacional.

 

La semana de validación de las firmas para la activación del referendo revocatorio se produjo entre tensiones, amenazas y francas acciones de represión y provocación. El gobierno, en sus diferentes expresiones de Estado, instituciones y fuerzas policiales y militares, lejos de tender puentes y buscar salidas, generó insistentemente un escenario de agresión, alimentado por el descrédito y el desánimo.

 

La respuesta de la gente fue todo lo contrario. Con grandes esfuerzos, constancia y solidaridad se llevó a cabo un proceso en el que participaron masivamente  los validantes  convocados y las personas y organizaciones que, en todo el país, buscaron apoyarlos  y ayudar.

 

Durante esa semana, también, pareció producirse un breve espacio de distensión en la escalada de saqueos y manifestaciones de descontento popular que, solo unos pocos días antes, había alcanzado un nivel crítico en los terribles sucesos ocurridos en Cumaná.

 

El mensaje fue claro: los venezolanos preferimos apostar por una salida democrática e incruenta, a pesar de las inmensas dificultades planteadas, que sumarnos a la violencia incentivada que pretende llevarnos cada vez más cerca de una confrontación fratricida.

 

En otras ocasiones, me he referido a la necesidad de apelar a lo mejor de nosotros mismos para superar las situaciones más terribles. Lo sucedido durante esa semana no ha hecho sino validar la creencia de que esa convicción se encuentra en las grandes mayorías de nuestro país.

 

Pero es una convicción de convivencia atacada y cuestionada, que a duras penas logra mantenerse a costa de inmensos esfuerzos y grandes sacrificios de esa gran mayoría.

 

La carga de esta crisis monumental, sin negar sus ramificaciones en los demás sectores, está recayendo mayoritariamente sobre lo social. Sobre la gente.

 

En la vida de las personas es donde causa mayores estragos y produce pérdidas irreparables. Es allí donde, en estos momentos, se mantiene la última línea de resistencia.

 

Lo gran mayoría de los venezolanos se enfrenta todos los días a situaciones terribles de  hambre, enfermedad y violencia: Se come dos veces, o una, al día. No se puede alimentar a los hijos ni a los familiares. Se hacen inmensas colas donde se consigue poco o nada. El dinero no alcanza, los sueldos insuficientes. No hay medicinas para los tratamientos, graves o menores. Los centros de asistencia no reciben pacientes por carecer de los insumos más básicos para atenderlos. En cualquier momento en la calle podemos quedar atrapados por un tumulto. Policías y militares pueden reprimir y apresar sin ningún control o restricción, así como grupos armados paralegales e irregulares pueden actuar sobre la comunidad impunemente.

 

No podemos seguir negando la realidad. Estas situaciones ya no son noticias que vemos en los medios.  Nos suceden a nosotros, a familiares, vecinos, amigos, compañeros de trabajo o de estudios, conocidos.

 

Tienen rostros y nombres que ya no nos son extraños.

 

Deben ser reconocidos.

 

Por parte del Estado, existe una política vil que apunta constantemente a estimular la conflictividad, culpabilizar al otro y generar enfrentamientos entre los miembros de la comunidad. Los CLAPs, en ese sentido, son una muestra de ello. Ya son innegables sus vínculos con el mercado negro, la inviabilidad y sectarismo de su propuesta y el daño a las relaciones de convivencia que han causado en la mayoría de las comunidades en las que operan.

 

La activación del revocatorio y las posibilidades de diálogo que se establezca entre los factores políticos deben producirse sin perder de vista y tener como prioridad la situación de emergencia nacional en la que viven actualmente los venezolanos. Sin su participación y fe en estos procesos y quienes los llevan a cabo, y más allá de las trabas que impondrá el Estado, su éxito estará seriamente comprometido.

 

En días pasados, estuve en la comunidad de La Vega y conocí a la señora Gladys. Como todos en su edificio hace grandes esfuerzos para conseguir comida y alimentar a su familia.  A pesar de esas carencias, Gladys ha decidido ayudar a su vecina, que está en una situación de extrema pobreza,  y todos los mediodías recibe a los hijos de esta para darles almuerzo. Cuando le pregunto por qué lo hace Gladys me contesta:

 

-No será por mí que esos niños se van a morir de hambre.

Creo que en su respuesta hay una claridad sobre nuestro momento actual y una actitud al respecto en la que debemos vernos todos.

 

@RobertoPatino

Estado de excepción en Venezuela por Carlos Nieto Palma

Decretodeestadodeexcepción

 

Venezuela está viviendo la crisis más grande su historia, el desastre de la  economía, la carestía de alimentos, falta de medicamentos de todo tipo, el caos en el sistema de salud pública, la inseguridad galopante que nos lleva a ser uno de los países más inseguros del mundo, la justicia injusta y complaciente y otros más que ahora se me pueden escapar, nos ha llevado a vivir una situación que nunca ni nosotros, ni nuestros padres, ni nuestros abuelos habíamos vivido. Hemos pasado de ser un país rico, donde en las medidas de las posibilidades de cada uno podíamos satisfacer nuestras necesidades básicas, sin el más mínimo contratiempo, a convertirnos en un país de mendigos donde el día se nos va consiguiendo algo para alimentarnos o una medicina que nos salve de la muerte.

Diecisiete años de desidia, de malas políticas públicas, de un populismo barato, de promesas incumplidas aunado a los grandísimos niveles de corrupción que han enriquecido a muchos funcionarios públicos y sus amigos, todo esto ante una total impunidad por parte de los organismos de administración de justicia, nos ha llevado a sufrir lo que ahora estamos viviendo, el caos total del país.

Como respuesta a la crisis el Presidente de la República, responsable directo de todo lo que está pasando bien sea por acción u omisión, el pasado trece de mayo dicto un decreto de Estado de Excepción y de la Emergencia Económica ante las circunstancias extraordinarias de orden social, económico, político, natural y ecológicas que afectan gravemente la economía nacional, fundamentándose en los artículos 337, 338 y 339 de nuestra Constitución Nacional que regula esta materia conjuntamente con la Ley Orgánica Sobre Estados de Excepción.

Este decreto es una extraña mezcla de competencias económicas, sociales, políticas, ambientales, etc., que incluye facultades de los tres tipos de estado de emergencia que plantea la Constitución. Igualmente hay una serie de considerandos en los que culpa de manera directa a la oposición venezolana, la Asamblea Nacional, el decreto de Obama, el niño, gobiernos extranjeros, grupos económicos nacionales, paramilitares, entre otros, cuestiones estas, que han motivado el decreto, por supuesto que en ningún punto se asumen responsabilidades propias y de su equipo de gobierno sino que se van por la vía mas fácil, culpar a los demás de lo que pasa, nada extraño a lo que están acostumbrados a hacer, culpar a los demás y no asumir su responsabilidad como en efecto la tienen.

La Asamblea Nacional el pasado 17 de mayo no aprobó el decreto de Estado de Excepción, requisito establecido en el artículo 339 de nuestra Constitución para su entrada en vigencia basándose en los siguientes planteamientos: “Que el Presidente de la República ha anunciado que mantendrá al país bajo estado de excepción durante el resto del año, poniendo de manifiesto su determinación de imponer su voluntad a toda costa, sin importar lo que establezca la Constitución y los controles que prevé, en una temática tan delicada para la vigencia de los derechos humanos como la de los estados de excepción; Que el Decreto N° 2.323 declara un estado de excepción genérico, que bajo la denominación de emergencia económica comprende la materia política y otras relacionadas con el orden público, el mantenimiento de la paz social, la preservación del orden constitucional y el financiamiento internacional a organizaciones privadas, junto a las de índole natural y ecológica, con lo cual podrían ser afectados, indebidamente, derechos de carácter civil o político; Que el decreto vulnera varios derechos humanos o establece los fundamentos para su violación, mediante normas indeterminadas y habilitaciones genéricas; Que no puede invocarse el estado de excepción como pretexto para obtener una concentración de poderes y que el decreto de estado de excepción y emergencia económica suspende arbitrariamente preceptos constitucionales, como los relativos a las facultades de control de la Asamblea Nacional sobre los contratos de interés público, a sus poderes de control político sobre altos funcionarios ejecutivos y de control presupuestario; Que el decreto se dicta en buena medida para reducir las atribuciones constitucionales de la Asamblea Nacional, en los ámbitos ya mencionados, con lo cual se está usando el estado de excepción para derribar la Constitución no para garantizarla; Que el estado de excepción no suspende la Constitución ni el Estado de Derecho, ni puede justificar la vulneración de derechos humanos, y tampoco puede cercenar atribuciones constitucionales de otros poderes del Estado. Que algunas de las medidas contempladas en el decreto pertenecen al ámbito de la legalidad ordinaria y otras son disposiciones desmesuradas que se adoptan ante la negligencia o complicidad del Presidente de la República frente a los problemas económicos que ahora según afirma intenta combatir; Que el decreto permite que se restrinja, con base en meras presunciones, la actuación de organizaciones privadas que reciban financiamiento internacional, bajo una regulación absolutamente vaga que favorecerá los abusos y la discriminación, en particular contra organizaciones no gubernamentales dedicadas a la defensa de los derechos humanos; Que el decreto no alude a los controles internacionales a los que debe estar sujeto, con lo cual se reiterará la violación del orden internacional que se cometió con motivo del pasado decreto de emergencia económica, que no fue sometido a tales controles”.

Igualmente la organización no gubernamental Control Ciudadano mediante un comunicado expreso “El Decreto 2.323, de fecha 13 de mayo de 2016, mediante el cual el Presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, declara el Estado de Excepción y de Emergencia Económica, no sólo viola disposiciones claves del Título VIII de la Carta Magna, referido a la Protección de la Constitución, sino que además formaliza una dictadura de nuevo cuño en Venezuela”.

Pienso que este decreto no va a solucionar los graves problemas que tenemos los venezolanos hoy en día sino que más bien los va a aumentar, tenemos que recordar que este decreto se podría considerar como una extensión a la emergencia anteriormente vigente desde el 15 de enero de 2016, la cual finalizó a mediados de mayo, al haberse cumplido los 60 días de validez, más la prórroga por un lapso similar, sin haber solucionado ninguno de los problemas que vivimos sino más bien agravarlos. La crisis actual es mucho peor que la que se vivía en enero de 2015 y tiende a profundizarse a medida que pasan los días.

El Presidente Maduro se ha investido de competencias, muchas de las cuales no le corresponde, con el fin de mantenerse en el poder, pudiendo con este decreto atacar y perseguir con el apoyo de las Fuerzas Armadas, a todos los que piensen diferente a él, entre los que están comerciantes, empresarios, organizaciones no gubernamentales de derechos humanos y a todo el que a se le ocurra, son tiempos difíciles, amanecerá y veremos.

 

@cnietopalma

El Nacional

La fractura político-cívico-militar por Angel Garcia Banchs

petroleovzlano

 

Tal y como pronosticamos, ya ha ocurrido el estallido económico y social; ahora, lógicamente, deberíamos esperar el estallido militar, y, luego el político (la transición).

En otros espacios, he definido el petropopulismo como la forma de hacer política que, a partir de mediados de los 70, y con mayor fuerza después del viernes negro del año 1983, se ha caracterizado por fomentar, mantener, y exacerbar la dependencia del ciudadano de la renta externa petrolera en sustitución a su esfuerzo productivo, el cual no se permite desarrollar a plenitud debido al interés de la clase política por sostener el desempleo, subempleo y pobreza como base político-clientelar.

Sin desempleo, subempleo y pobreza (base político-clientelar), simplemente, no podría darse el reparto rentístico, cuyo fin último no es la rentabilidad social (la inserción de los excluidos), sino la rentabilidad política (el secuestro del voto ciudadano).

En palabras llanas, he definido el petropopulismo como el uso de la renta externa petrolera, por parte de la representación del Estado y, en particular, de la clase política, para hacer del ciudadano un siervo, en vez de para liberarle o hacerle depender de sí mismo (potenciar sus capacidades e insertarlo sosteniblemente en las esferas de la producción y el consumo).

Gracias al petropopulismo, de la esfera de la política (i.e. la provisión de bienes públicos de calidad), los políticos entraron a la esfera de la economía (i.e. la esfera de los negocios), conformándose un sistema de privilegios, peculado y contratos sin licitaciones; de la esfera de la producción (i.e. de la oferta de bienes privados de calidad), tanto los gremios como los sindicatos entraron a la esfera de la política en procura de dólares preferenciales (i.e. diferenciales de cambio y precio) y aumentos de salarios superiores a los de la productividad media; y, finalmente, los militares salieron de los cuarteles (i.e. dejaron de garantizar la seguridad, la soberanía y el territorio) para entrar en la esfera de la economía y la política, substituyendo el sistema de mercado basado en las señales de precio por un sistema mafioso basado en la autoridad.

Así que acá la responsabilidad es de todos: no solo de militares, sino también de civiles; no solo de los políticos, sino también de sus seguidores; y no solo de sindicatos, sino también de empresarios. Lo que está ocurriendo en el país es una fractura político-cívico-militar, una que no tengo la menor duda será capaz de devolver a los políticos a la producción de bienes públicos (i.e. a la política), a las empresas y trabajadores civiles a la producción de bienes privados (i.e. a la economía), y a los militares al monopolio de la violencia para garantizar la seguridad, la soberanía y el territorio (i.e. a los cuarteles).

Lo que está ocurriendo, por tanto, no es la caída de un gobierno o el fin del chavismo, únicamente, sino la derrota de un modelo en implosión: la agonía del petropopulismo.

 

@garciabanchs

Cambiar gasto militar por inversión social por Rafael Uzcátegui

gastomilitar

 

Cada vez que Chávez o Maduro despotricaba contra los Estados Unidos, pavoneando su alineación con países como Rusia, mis amigos anti-imperialistas tenían orgasmos múltiples. Lo que no sabían los camaritas, o no querían saber, es que la paranoia sobre la invasión de los marines, que ha tenido momentos estelares en la última década y media, tenía como una de sus fuentes de combustible lo que mis amigos de la Internacional de Resistentes a la Guerra denominan «especuladores de la industria de armamento», o mis tíos de Ejido «perros de la guerra».

Cada vez que los próceres bolivarianos ­volvían­ a declararle la guerra a Washington, estos personajes se frotaban las manos. Y no es para menos. Entre los años 1999 al 2015, según una fuente informativa alabada por el propio Eleazar Díaz Rangel ­el Instituto de Investigaciones de Paz de Estocolmo-, Venezuela gastó la cifra de 5.620.000.000 de dólares, el 70% del dinero en tres tipos de armamento para repeler la invasión desde las playas de Machurucuto: Aviones de guerra, misiles y defensa antiaérea. El «bigbroker» ha sido Rusia, a través de su estatal de venta de armas Rosoboroneksport, quien ha facturado del total la tajada de 4.005.000.000 de dólares. Como en la película de Kubrick, cada vez que el teléfono rojo sonaba, volaban divisas hacia Moscú.

Uno de los problemas al que las autoridades le han prestado poca atención es la corrupción.

La frase no es sobre Venezuela sino sobre Rusia, el texto del español Antonio Sánchez «¿De la crisis al resurgimiento? La industria militar rusa en el siglo XXI». Continuo la cita: «Esta es una característica de la economía rusa y afecta también a la industria de la defensa. Respecto a este último ámbito, la corrupción depreda el presupuesto del área, al tiempo que potencia el aumento en los precios y reduce la calidad del armamento». No paso a comentar lo que usted está pensando en este momento. Según este autor, Venezuela es el cuarto mejor cliente de Rosoboroneksport, detrás de China, India y Argelia.

El dinero malgastado en la carrera armamentista hubiera sido de mayor utilidad en inversión social.

Así por lo menos se hubiera dado la sensación que la Campaña de la Comisión para el Desarme, realizada por artistas y locutores cuyos nombres no quisiera acordarme, era un poquitico verdad.

Con esa plata se hubieran entregados 112.400 apartamentos de la Misión Vivienda «full equipo».

O se hubieran construido 56 hospitales de 2 pisos con 220 camas cada uno. O se hubieran levantado 4.257 liceos bolivarianos, de esos con los que soñaba Héctor Rodríguez cuando ministro. Mis panas anti-imperialistas deberían convocar una de esas marchas que en su momento promovió Uslar Pietri.

Ver el vaso medio lleno y convertir las crisis en oportunidad. El creciente desprestigio de lo verde oliva entre nosotros abre un escenario favorable para la desmilitarización del país, del territorio, de nuestras mentes y cuerpos. Eso andamos motivando algunos y algunas.

 

 

@fanzinero

TalCual 

14% de la población del país vive en pobreza crítica

pobreza

 

Durante el año 2015 se produjo en Venezuela un deslave social, ya que no hay una sola variable donde se pueda observar una mejoría, afirma el sociólogo y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello, Luis Pedro España, quien estima que el 14% de la población vive en condiciones de pobreza crítica de carácter estructural.

Estos resultados fueron obtenidos a través de la encuesta de Calidad de Vida, realizada por la UCAB conjuntamente con las universidades Central de Venezuela y Simón Bolívar, recordando que en aquella oportunidad se informó que un 72% de la población venezolana no tenía los recursos para atender sus necesidades básicas.

Señala que parte importante de las familias venezolanas han caído en condiciones de pobreza en el ingreso, lo cual estima que no cambiará en el 2016 donde se estima que no habrá recuperación en la economía, por el contrario se estima que habrá una caída del PIB de – 7%, mientras que el 2017 “ no pinta muy bien”. Advierte que de acuerdo con los especialistas en energía, en los próximos dos o tres años los precios petroleros continuarán bajos, por lo que vamos a continuar en recesión.

Advierte que en estos momentos unos 6 millones de venezolanos, lo que representa cerca de un 25% de la población o compra productos subsidiados en Mercal o sencillamente no compra, indicando que esto es “dramático” para el país.

Señala en Globovisión, que las políticas que más podrían tener repercusiones en los hogares, como es el caso de la educación, han desmejorado. Asimismo indica que de acuerdo con los estudios sólo unas 300 mil familias han sido beneficiarias de viviendas, recordando que 7 de cada 10 venezolanos han obtenido sus viviendas por esfuerzo propio.

 

Maduro: todo tiene su final… Por Carlos Blanco

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El fin del bochinche bolivariano ha sido decretado por la ciudadanía con la inapreciable contribución de Nicolás Maduro y sus compañeros de juerga. El país, todavía incrédulo ante la sorpresa que se dio a sí mismo, tramita la papelería, firmas y sellos, para la evacuación ordenada del régimen.

Si uno se pone a fantasear, el rumbo debería ser otro: un gobierno masivamente derrotado podría haber propuesto un entendimiento con los vencedores, para las tareas urgentes. La crisis económica y social –en realidad una crisis humanitaria en estratos y regiones del país– tenía que haber abierto las compuertas para acuerdos mínimos y perentorios. Pero, no; la reacción ha sido la típica de los que no entienden nada. Pa’lante como el elefante.

Maduro, con una lógica extraña, ha decidido precipitar un enfrentamiento. Está debilitado, su partido confundido y apagado, sus mitos ya desangelados, sin fuerza espiritual y, en medio de tal desastre, convoca a la guerra. No advierte que si el 6-D tenía unos 5 millones de partidarios, minoría clara, pero, por todas las razones, un número respetable de ciudadanos; hoy es cifra sensiblemente disminuida por el “efecto victoria” de la oposición, pero hoy aún más disminuida por el “efecto demencia” de la conducta madurista en lo que va del 6-D hasta la fecha. Sin embargo, lejos de recuperar la cordura política se han lanzado por el despeñadero de una revolución que fue derrotada hace años, y cuyos zombies siguieron andando, desbaratados y temblorosos, hasta el 6-D.

Ajenos a considerar la orden de desalojo impartida por la mayoría, el régimen comienza a atender las demandas de aquellos que la noción de rectificación que tienen es la de profundizar las políticas que los condujeron al abismo. De allí que sea común la proclama idiota de entregarle el poder “al pueblo”, que no es otra cosa que la consigna-código destinada a desconocer tempranamente la Asamblea Nacional.

Si el régimen se precipita a un choque en contra del mandato popular, no le arriendo la ganancia. El planeta entero sabe que Maduro ha recibido una cueriza sin atenuantes. El intento de atribuírsela a la guerra económica que se inventaron; al imperio que solo emite declaraciones de asombrosa prudencia; a los ricos que han arruinado; es procurarse un enemigo de ficción para eludir un hecho incontrastable: ese pueblo escarnecido, al que se le quisieron trocar votos por neveras, los abandonó.

Si quisieran imitar al Libertador deberían repetir con él lo que le dijo a José Palacios: “Vámonos volando que aquí no nos quiere nadie”.

 

@carlosblancog

El Nacional

No seremos como ustedes por Brian Fincheltub

los112

 

No lo busquen, no traten de provocarlo, será inútil, no seremos como ustedes, no usaremos el poder como instrumento de venganza o revancha política, no vendremos con facturas, a perseguir y a humillar. Su era de abuso y odio se acabó, si ustedes pretenden seguir en ese camino, el pueblo los seguirá castigando y estamos seguros les pasará por encima, porque somos más los que queremos diálogo y entendimiento para solucionar los graves problemas que enfrenta el país.

No mientan más, aquí nadie llegó a destruir, sino a reconstruir lo que ustedes destruyeron. Esta nueva mayoría no puede quitarle nada a un país que prácticamente lo ha perdido todo. Ha perdido la tranquilidad, la paz, la calidad de vida y sobre todo ha perdido la capacidad de entenderse. Venimos a recuperar el poder de la palabra que ustedes degradaron, pisotearon y suplantaron por el insulto y la descalificación.

No seremos como ustedes, nosotros no entenderemos el poder como un cheque en blanco, sino como un ejercicio de responsabilidad, donde el pueblo nos vigila y espera no lo defraudemos. Atrás quedará esa actitud de pandilla, donde una mayoría quería aplastar a la minoría, dejarla sin voz, sin rostro, borrarla del hemiciclo. Ustedes, hoy minoría, podrán participar, tendrán derecho a expresar sus ideas, pero con el respeto que merece el hemiciclo, porque eso será un asunto fundamental a recuperar: el respeto al otro, a las instituciones, a las reglas del debate.

No venimos a competir a ver quién ofrece más, en esta grave crisis económica y social que vive el país solo el trabajo productivo nos puede sacar del foso en el que ustedes nos metieron. Aquí se necesita proteger al trabajador, pero también al empresario que quiera producir, invertir y hacer de lo nuestro lo primero. Sabemos no hay miedo a trabajar, que el venezolano no se muere de hambre porque le gusta ganarse lo suyo con esfuerzo, porque entiende que lo regalado no sabe igual.

No usaremos el chantaje como arma de dominación, lo positivo se hará política de Estado, para que nadie más, llamase como se llame, juegue con la necesidad del pueblo. Sus campañas de terror se caerán solas, cuando las primeras leyes aprobadas por la nueva Asamblea Nacional les den la propiedad de sus casas a los beneficiarios de la Misión Vivienda, beneficio de alimentación a los abuelos y continuidad a las misiones sociales, hoy desmanteladas, inauditables.

No seremos como ustedes, porque Venezuela votó por algo diferente a lo vivido durante 17 años. Tenemos un gran compromiso, pero sabemos que entre todos lo vamos a lograr, porque hoy hay una mayoría que no representa solo a la oposición, sino a todo aquel que quiera rescatar a Venezuela ¡Vamos a lograrlo!

 

@BrianFincheltub

Encontacto@brianfincheltub.com