Puente Internacional Simón Bolívar archivos - Runrun

Puente Internacional Simón Bolívar

Tras siete años cerrado, rehabilitan paso vehicular entre Cúcuta y San Antonio del Táchira
Se estima que el horario sea de 6:00 a.m. a 9:00 p.m., el mismo lapso que se maneja para el paso de peatones

Un taxi fue el primer vehículo en ingresar el viernes, 17 de febrero, por el puente internacional Simón Bolívar, tras la reactivación para la circulación de vehículos entre Venezuela y Colombia.

El secretario de Frontera de Colombia, Víctor Bautista, indicó que a las 6:00 p.m. iniciaba el paso de autos y motos. Dicho plan piloto se llevará a cabo por un mes en la zona, de 6:00 a.m. a 9:00 p.m, hora de Venezuela.

La reapertura se dio pasadas las 7:00 p.m., cuando los funcionarios de los diversos organismos de seguridad ciudadana retiraron de la aduana las vallas que limitaban la entrada.

Según la modalidad de transporte, los requisitos para vehículos particulares son los siguientes: Licencia de conducir, seguro obligatorio de accidentes de tránsito vigente y documento que lo acredita como dueño del vehículo.

San Antonio del Táchira y Ureña

Más temprano, a las 6:00 p.m., se habilitó el paso de vehículos por el puente internacional Francisco de Paula Santander. Estos dos puentes, el de San Antonio del Táchira y Ureña, son los más emblemáticos de la frontera que une a Táchira con Norte de Santander.

Taxis, motocicletas y vehículos particulares desfilaron por el paso formal que une al municipio Bolívar con Villa del Rosario. Las cornetas se activaban a cada momento en medio de la emoción de los conductores.

“Estoy muy contento”, fue la corta frase que usó el taxista que se convirtió en el primer conductor en atravesar el tramo formal. Luego, la noticia se expandió y empezaron a circular decenas de vehículos.

El gobernador del estado Táchira, Freddy Bernal, había confirmado el plan piloto en la frontera por 30 días. El avance del mismo, dijo, dependerá del comportamiento que haya en los puentes.

Se estima que el horario sea de 6:00 a.m. a 9:00 p.m., el mismo lapso que se maneja para el paso de peatones.

*Con información de Tal Cual Digital y Versión Final. 

Colombia reabre pasos fronterizos con Venezuela con algunas restricciones

A PARTIR DE LA MEDIA NOCHE DE ESTE MARTES QUEDÓ HABILITADO el paso fronterizo entre Colombia y Venezuela en los puntos que comunican al departamento de Norte de Santander con el Vecino país. No obstante, Migración Colombia alertó sobre falta de garantías de seguridad en la zona.

Migración Colombia confirmó que en la media noche de este martes quedó reabierto el paso fronterizo que comunica a Colombia con Venezuela, concretamente, en el departamento de Norte de Santander. No obstante, el director de la entidad, Christian Krüger, aclaró que se mantendrán algunas restricciones por considerar que no hay plenas garantías de seguridad en la zona.

Según el funcionario, se hizo una evaluación de los obstáculos que se han venido presentando del lado venezolano en los puentes Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y La Unidad, y enfatizó en que los mismos han venido dificultando la movilidad de los viajeros. Además, añadió que aún hay presencia e personas armadas que representarían un riesgo para quienes crucen el paso fronterizo.

“El Ministerio de Relaciones Exteriores y Migración Colombia han tomado la decisión de restringir el paso sobre los Puentes Internaciones Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y La Unidad, hasta que no haya garantías para los transeúntes”, informó el gobierno a través de un comunicado emitido a la media noche. No obstante, se confirmó que el proceso para sellar el pasaporte de los viajeros estará habilitado.

“Migración Colombia ha anunciado que prestará sus servicios de manera normal en los Puestos de Control Migratorio habilitados e invita a quienes así lo requieran a que se acerquen y realicen sus trámites migratorios con tiempo. Aquellas personas que no cuentan con el sello de salida de Venezuela, debido a la decisión de la dictadura de Maduro de cerrar la prestación del servicio de migración en en el vecino país, podrán acercarse a Migración Colombia para realizar su trámite de ingreso al territorio nacional”, concluyó el comunicado.

EL RÉGIMEN DE NICOLÁS MADURO había ordenado el bloqueo de los puentes fronterizos con Colombia para evitar el ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela.

Hasta la fecha, la GNB había acatado las órdenes del régimen y se habían mantenido vigilantes en la zona fronteriza para evitar que ingresara algún ente desde Colombia.

Sorprendió cuando dos tanquetas de la Guardia Nacional Bolivariana, arremetieron contra las barreras que había colocado el régimen en el Puente Internacional Simón Bolívar, abriendo paso por dicha vía.

Cabe destacar que luego de esto, los funcionarios a cargo, que serían tres militares, se entregaron a las autoridades colombianas.

 

Puente Simón Bolívar: el testigo de una crisis

DOS VECES POR SEMANA SUJEY CHACÓN RECORRE con su hijo cerca de una hora y media, desde San Cristóbal, Venezuela, hasta La Parada, en Colombia, para alimentarse en un comedor popular. Oddy Benítez pasa al menos 12 horas en un autobús con cuatros woks a cuestas hasta cruzar a Cúcuta, donde prepara y vende salsas, y compra productos asiáticos para revender en Venezuela. Yolimar Galvis atraviesa el puente para que sus gemelas de dos años, que carga en brazos, sean vacunadas en Colombia. Los hijos de Juan Gamboa cruzan diariamente el paso binacional, de madrugada, vistiendo sus uniformes escolares para ir a la escuela en el país de sus abuelos. Tiany Piñeros atraviesa el puente con su bebé de un año, y su vida empacada en unas cuantas maletas, para dejar atrás a su Punto Fijo natal e irse rumbo a Quito, Ecuador, donde la espera su esposo.  

Todos estos venezolanos soportan el sol, la brisa arenosa y los empujones mientras atraviesan los 315 metros del Puente Internacional Simón Bolívar: el mismo que hace décadas era llamado la “frontera más dinámica de América Latina”, el mismo que el presidente Nicolás Maduro cerró al paso vehicular hace casi tres años; el punto donde se cruzan sus historias y las de otras 25.000 personas que pasan diariamente a pie, huyendo de la crisis que vive una Venezuela desabastecida de comida, medicinas y futuro.

Este también es el mismo puente que dos demócratas inauguraron el 24 de febrero de 1962 bajo un toldo a rayas, y con la brisa del río Táchira golpeando el micrófono en el que pronunciaban sus discursos. Rómulo Betancourt por Venezuela, y Alberto Lleras Camargo por Colombia, abrieron el paso de la estructura de hormigón y acero que las dos naciones construyeron. Eran ellos los mandatarios que habían tomado las riendas de sus países luego de años dictaduras. El nuevo puente fue un símbolo de apertura e integración porque, como afirmó Betancourt ese día, la frontera no separaba “ni las ideas ni los anhelos de justicia”.

Gustavo Gómez Ardila, secretario general de la Academia de Historia del Norte de Santander, dice que cuando habla del puente recuerda una frase del escritor tachirense Pedro Pablo Paredes: “La línea fronteriza no se hizo para dividir sino para unir”. En su infancia, este experto fue testigo de la Venezuela próspera de los años 50, que él y su familia visitaban con frecuencia sin ningún tipo de barrera. Eran los tiempos de una nación que comenzaba a disfrutar de los réditos del petróleo, con nuevas y modernas vías de comunicación, con proyectos de infraestructura firmados por arquitectos afamados y con mostradores repletos de productos Made in USA.

“Siempre me llevaban mis papás a San Antonio a comprar todo lo de Navidad (…) Uno tenía la idea de que, a través del puente, llegaba al paraíso, a la abundancia (…) Los papás de uno decían: ‘si pierde el año, no vamos a Venezuela’. Ir era un premio y el puente era un punto de unión para llegar a la tierra prometida”, rememora.

Pero lejos de aquella bonanza del siglo XX, la Venezuela de hoy obliga a sus habitantes a huir de hambre, como lo hizo Sujei y tantos más – pues según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) en el 2017 al menos 87% de la población no podía cubrir sus gastos en alimentos- otros, como Yolimar y su bebé, atraviesan el puente en busca de la atención médica que Venezuela no les provee: de acuerdo con el Ministerio de Salud, el año pasado aumentó la mortalidad materna en 66%, la malaria creció 76% y reapareció la difteria. Hay unos que se van buscando seguridad, huyendo del país donde en 2017 asesinaron a 26.616 personas según el Observatorio Venezolano de Violencia. Y muchos otros más, corren de la hiperinflación: el Fondo Monetario Internacional calcula que sólo en el 2018 los precios habrán subido un 14.000%.

Primera estación: San Antonio no tiene quien le compre

Si no fuese por las miles de personas que transitan a diario por la avenida Venezuela de San Antonio del Táchira, esa que conduce directamente al puente internacional Simón Bolívar, el pueblo luciría desolado. Las tiendas de aquel tradicional enclave económico tienen hoy los portones abajo. Hay locales abiertos sin mercancía, tiendas que cambiaron de naturaleza para poder sobrevivir, panaderías sin pan y restaurantes sin clientes en pleno mediodía.

Un viernes de mayo, cerca de la hora del almuerzo, la venta de pollos en brasa más cercana a la aduana, Tío Rico, está completamente vacía. Solo tres empleados –uno en la cocina, otra en la caja y otro más sentado frente a una de las mesas– ocupan el lugar de sillas de fórmica y metal, mientras que las presas, ya doradas, giran junto al fuego. No hay un solo comensal en la escena.

 

San Antonio era conocido por las ventas de artículos de cuero. Las calles principales, entre los años ochenta y noventa, tenían tiendas que ofrecían carteras, chaquetas, zapatos. Uno de esos locales era Variedades Elena, donde hoy se venden los mismos productos pero en lona. En la frontera se acabaron los clientes que compraban pieles.

Eso es lo que dice Larry, quien aguarda al próximo cliente detrás de la caja registradora de su negocio. Un televisor encendido, encajado en una esquina, lo distrae en esa espera. Allí rememora los tiempos en que miles de viajeros iban a hacer compras a Cúcuta y, de regreso, se detenían en San Antonio para llevarse artículos de cuero. Hoy lo más popular de su tienda son los morrales mochileros y bolsos de viajeros, que compran los que emigran.

Segunda estación: 315 metros

La gente marcha hacia la frontera en silencio, sin detenerse, con el paso redoblado y los documentos a la mano. El cruce se hace en medio de maletas que pesan, el sol que quema, equipajes que atropellan; uniformados que importunan, revisan y retrasan; y un vallado metálico que estrecha el espacio. A la derecha, caminan los que salen de Venezuela y a la izquierda, los que ingresan. En el amplio medio, los militares de ambos países vigilan el movimiento mientras deambulan de un lado a otro con sus fusiles en las manos. Por allí también pasan, cuando los dejan, quienes van con ancianos o niños pequeños.

A la mitad del recorrido, la caminata se ralentiza, los codos se rozan, los pasos se arrastran. Se empiezan a alzar las manos con pasaportes, cédulas o carnets fronterizos. Montados sobre las vallas, los de verde oliva verifican los documentos sin mirar con detenimiento cada papel que muestra la marea de manos.

 

Quizá muchos de los que hicieron ese recorrido se inscribieron ya en el Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos en Colombia (RAMVD), el censo que hace el Gobierno colombiano para medir la diáspora que se queda en su territorio. Solo en el primer mes se comprobó que 203.989 personas, pertenecientes a 106.476 familias venezolanas, están asentadas en la nación. Se sabe que al menos 23% del total está en el departamento Norte de Santander. Y ahí no se cuentan los que andan indocumentados.

Después del puente viene La Parada, el sector del municipio de Villa del Rosario que recibe a los recién llegados a Colombia, con un enjambre de vendedores ambulantes de cualquier cosa que pueda aliviar a quien acaba de estar apretujado en el paso. Ahí también se gritan los nombres de destinos de viaje: Cúcuta, Medellín, Bogotá… Ecuador, Argentina. A viva voz se escucha a quienes compran dólares, bolívares, oro, tablets, teléfonos móviles, cabello… Todo, todo lo que se pueda convertir en pesos colombianos.

“La Parada siempre fue muy movida porque era a donde llegaba el contrabando. Ahora está así por la cantidad de emigrantes”, dice Gómez Ardila, el historiador. El editor de Domingo del diario La Opinión, John Jácome, es más severo cuando habla de la zona. “Difícilmente se saca algo bueno de allí”, recalca, y luego lanza una cifra roja: entre agosto de 2017 y mayo de 2018, hubo más de 30 balaceras en la frontera propiciadas por las mafias que quieren controlar el negocio del tráfico de mercancías.

Tercera estación: La nueva Parada

Allí, del otro lado, las cosas también han cambiado a raíz de la crisis y el cierre de la frontera. En las aceras, el paisaje lo dominan las casas de cambio, abastos, farmacias y confiterías con ventas al mayor. La mayoría de los negocios comenzaron a operar cuando empezaron a llegar los venezolanos en busca de lo más básico: alimentos y medicinas.

Un antiguo taller mecánico se convirtió en una próspera venta de cauchos que maneja Fabio Lazarazo, un colombiano que antes del cierre de la frontera viajaba a diario a San Antonio para trabajar en una compañía de neumáticos. Este nuevo local, dice, es también un negocio de la crisis: la mayoría de sus clientes son venezolanos que van por cauchos chinos de segunda mano, que son muy costosos en su país.

 

Una cuadra más adelante comienza el área de las hosterías: un puñado de edificios pequeños con recepciones de cemento, paredes de cerámica y sillas plásticas. Marta Higuera, que lleva 15 años de servicio en el Hotel Unión, relata que allí, donde antes dormían los gandoleros que tramitaban los papeles en la aduana, descansan hoy los migrantes mientras esperan que su autobús parta hacia su próximo destino.

Pero la parada no es sólo ventas y bullicio. Detrás de las calles tomadas por el comercio, están las casas modestas de quienes durante décadas han vivido a menos de un kilómetro del otro país. Allí, algunos venezolanos que cruzan el puente se han establecido en posadas improvisadas y residencias que arriendan habitaciones por noche.

En uno de estos cuartos duerme Leyla González, una valenciana robusta y de cabello ensortijado, quien llegó los primeros días de mayo a Villa del Rosario junto a su cuñada y tres vecinos. Con apenas dos millones y medio de bolívares, equivalentes a 2,5 dólares americanos, salió de su casa rumbo a la frontera y dejó a sus tres hijos menores de 10 años con su madre. “Yo vine a probar suerte, porque allá trabajas y no te alcanza para nada. Trabajas para medio comer”, relata la morena de caderas anchas y rostro pálido. Lo poco que tenía, producto de la liquidación de su empleo, lo invirtió en un boleto de autobús que la llevó hasta San Antonio. El resto lo cambió a pesos colombianos al pasar la frontera. Con eso, pagó dos noches de habitación y compró maltas para revender en el puente o en alguna calle de la zona. Lo único que espera es que la aventura le sirva para enviarle pronto plata a quienes dejó en Venezuela.

 

La incertidumbre del futuro de La Parada, del puente, de la frontera, se palpa en los testimonios. También se cuela la desesperanza. “Siempre, entre Colombia y Venezuela, ha habido momentos de mucha hermandad, como en la Independencia. Ahí en Villa del Rosario, antes de llegar al puente, hubo un congreso donde se reunieron delegados de los gobierno de Venezuela, Ecuador y Colombia y formaron la Gran Colombia. Ese era el sueño de Bolívar. Pero también ha habido momentos muy difíciles. Sucede como en las familias: los hermanos se pelean a veces, se agarran. Pero esta vez, yo no sé en qué irá a parar todo esto”, dice el historiador Gómez Ardila con un tono de desazón.

A Ingrid Rodríguez, otra habitante de Villa del Rosario, le preocupan las condiciones en las que llegan los que emigran. “Es demasiado el venezolano que llega a diario, que duerme y cocina en la calle, con bebecitos. La Parada se ha vuelto un desastre”. A metros de su casa, una mujer con un niño fríe unas tajadas de plátano en un fogón improvisado.

 

Endry Báez se queja de lo mucho que ha cambiado su barrio. Para ella, el arribo de los vecinos profundizado el desempleo y la inseguridad. Dice que los propietarios ya no quieren arrendar sus casas, porque se han escuchado historias de venezolanos que hasta han llegado a matar a sus caseros. Desaprueba que crucen el puente solo para vacunar a los niños.

“Uno procura no hablarles. A veces llegan a la puerta pidiendo agua o comida, pero uno procura no darles nada, o solo agua. Yo lo hago pero sin abrirles la reja porque me da miedo. A mí, personalmente, me da tristeza. No todos son malos, los buenos también vienen para acá a buscar trabajo”, comenta.

Hay unas palabras del escritor tachirense Pedro Pablo Paredes, que ayudan a explicar esas sensaciones y contradicciones que expresan algunos habitantes de La Parada frente a la crisis migratoria. Cuenta el historiador Gómez Ardila, que a Paredes solían decirle que parecía más colombiano que de su tierra. “Y él contestaba: es que somos la misma cosa. Llevamos la misma sangre de allá y de acá. Nos dividieron, por las razones que sea nos dividieron, pero ahora somos nosotros quienes estamos contribuyendo a esa división”.

Consulta el reportaje completo en este enlace.

Mira el especial «Cúcuta: Salida de emergencia«.

Más de 70 mil venezolanos entran y salen de Colombia por el Puente Internacional Simón Bolívar

 

Más de 70 mil venezolanos entran y salen diariamente de Colombia a través del Puente Internacional Simón Bolívar (fronterizo entre ambas naciones), y cerca del 5% de estas personas no regresa al país.

De acuerdo con Christian Krüger Sarmiento, director general de Migración Colombia, el trabajo que realiza su despacho desde el año 2015 le ha permitido al país neogranadino y a otras naciones de la región, atender la problemática de migración de venezolanos.

«Durante los últimos 3 años hemos venido articulándonos con diferentes autoridades no sólo nacionales, sino regionales, para la implementación de medidas que permitan darle una mano al pueblo venezolano», expresó Krüger Sarmiento de acuerdo con información publicada en la página web de Migración Colombia.
«Iniciamos, en 2015, recibiendo a esos 22 mil connacionales que de la noche a la mañana expulsó el Gobierno de Venezuela y trabajando por lograr la reunificación de esas familias colombo-venezolanas que en su momento, quedaron desintegradas. Casi un año después, inició el éxodo de venezolanos y con él, un arduo trabajo por parte nuestra para identificar a todas aquellas personas que habitualmente se movían por zona de frontera», agregó el funcionario.
Igualmente, señaló que más de 1 millón 600 mil venezolanos, principalmente de los estados de Táchira y Zulia, «hoy son portadores de la TMF (Tarjeta de Movilidad Fronteriza) y gracias a ella pueden entrar a comprar a las zonas de frontera de nuestro país, para abastecerse de alimentos, medicamentos y productos de primera necesidad que no encuentran en Venezuela. Una población que hemos denominado pendular y que se suma a los más de tres mil venezolanos que diariamente cruzan con su pasaporte, sellándolo en Colombia, sin saber cuándo regresarán a su país, pues a la fecha en nuestro territorio hay cerca de un millón de ciudadanos venezolanos radicados y otro millón ha salido hacia terceros países, principalmente de la región».
Asimismo, Krüger Sarmiento manifestó que en los próximos días se espera que Migración Colombia inicie la regularización de los más de 442 mil ciudadanos venezolanos que realizaron el RAMV (Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos) y que se sumarían a los más de 181 mil venezolanos portadores del Permiso Especial de Permanencia – PEP.
Preguntado sobre las declaraciones del constituyente Pedro Carreño sobre un posible ataque a los principales puentes de Colombia si EEUU atacaba Venezuela, el director general de Migración Colombia rechazó dichas afirmaciones y aseguró que esos puentes no solo sirven al país petrolero, sino a toda la región.
Acotó que, incluso, «varios de esos puentes, como es el caso del Puente Internacional Simón Bolívar, se han convertido en puentes de esperanza para un pueblo que agoniza», en alusión a los venezolanos que diariamente emigran del país.
«Diariamente, en este puente, somos testigos del llanto de las familias que se deben separar, para que alguno de sus miembros tenga la posibilidad de viajar para poder ayudar a quienes se quedan. Aquí, en este que podríamos llamar el Puente de la Esperanza, comienza una nueva ilusión para muchos y es nuestro deber, como país hermano, tenderle una mano al pueblo venezolano, para que cada paso que den, los ayude a salir del lugar en el que se encuentran», puntualizó.
Autorizan paso temporal nocturno de mercancías por puente Simón Bolívar

Fronteracolombovenezolana_

 

Los gobernadores de Arauca, Ricardo Alvarado Bestene, Norte de Santander; William Villamizar Laguado y de Táchira, José Vielma Mora, se reunieron para evaluar las acuerdos entre los presidentes de Colombia y Venezuela para el restablecimiento del paso entre los dos países.

Los mandatarios anunciaron que el a partir del martes de la próxima semana será habilitado gradualmente el tránsito de mercancías por el puente internacional Simón Bolívar.

“Empezando con tres o cuatro horas y poco a poco avanzar. Es importante conocer que hay unas 100 gandolas con mercancía que fue comprada por comerciantes y empresarios venezolanos que está a la expectativa para cruzar la frontera (hacia Venezuela)”, dijo Villamizar Laguado.

“Son 51 inicialmente. Nosotros le presentaríamos a la DIAN (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia) un documento firmado por mí de cuáles son las empresas que van a llevar productos de Colombia a Venezuela”, dijo Vielma.

Los presidentes Maduro y Santos autorizaron la propuesta del gobernador del Arauca, quien planteó la necesidad de pasar un cargamento de arroz desde esa localidad llanera hasta Cúcuta por territorio venezolano, para trillarlo. La vía por Colombia está en malas condiciones.

Los gobernadores siguen a la expectativa de la culminación del puente internacional Tienditas (Ureña-Cúcuta), estructura a través de la cual se realizará el tránsito de mercancías.

Villamizar Laguado señaló que hay algunas mesas binacionales que están retrasadas en los trabajos que deben adelantar de manera de rendir informes a sus respectivas misiones con el propósito de restablecer el paso en frontera.

“Debemos referenciar que enviamos un mensaje a los funcionarios de los gobiernos colombiano y venezolano para que algunas mesas de las que debían hacer reuniones, todavía están aplazadas y es necesario darles esa dinámica”, dijo.

 

El combustible

No hubo anuncios sobre la reunión de los ministro de Energía de ambos países para acordar detalles sobre la venta de gasolina nacional a Cúcuta y Arauca.

Se conoció que el carburante que se expende en las Estaciones Especiales Exclusivas, que sustituyeron a las gasolineras bajo el Servicio de Abastecimiento Fronterizo Especial de Combustible (SAFEC), tendrían un incremento en el precio de hasta 45%. En las conocidas gasolineras Triple E, se expende combustible de 91 octanos y gasoil a razón de 200 bolívares por litro sin restricción de compra. Según trascendió el carburante tendría un precio de  Bs. 232 al pagar con tarjeta de debido y Bs. 290 por comprarla en efectivo a partir del 1° de octubre.

Los Runrunes de Bocaranda hoy 25.08.2015
ALTO
TEMORES: 

De entrada hubo sorpresa pero al tiempo fueron digiriendo la propuesta. Ante la seguridad de perder las elecciones parlamentarias del 6D un alto dirigente propuso demorar la convocatoria para el primer trimestre del año 2016 y realizar más bien una «Mega Elección» que incluya no solo la Asamblea sino Consejos Legislativos y la propia presidencia. Dura de tragar la idea pero ante la debacle decembrina sería una opción para no salir tan mal. El miedo es libre y esta de su lado por primera vez en 16 años. Una renuncia y buscar un candidato ¿militar? de consenso entre los rojos quedó en el tapete para seguir hablando…Ojo entonces…

MEDIO
VERDADES ROJIVERDES:

coronel-raga

Meterlo preso unos días  y amenazarlo para que no siga hablando fue la reacción del alto mando militar contra quien se autoproclama, en medio de sus contradicciones, como chavista, anti-imperialista, productor agrícola y fiel a Maduro. Fue en una entrevista a Gitanjali Wolfermann del portal de Newsweek en Español donde habló el coronel activo José Martín Raga Garavito- cuya hoja de servicios lo señalaría como una persona violenta, con sanciones por abuso de autoridad y maltrato a subalternos. En 2008 fue sancionado y salvado por el general en jefe González González. Muestra por un lado un buen rendimiento en su ejercicio y por otro un cansancio y una rabia al ver como la corrupción destruyó lo que fue su sueño de revolución.

Dijo varias verdades. Fue crítico con funcionarios vinculados con el agro, quienes a su juicio no han logrado reactivar la producción nacional: “Reciben y entregan un ministerio y nunca se llegan a enterar cuáles eran sus funciones de tanta burocracia y cargos que asumen. Dedíquense (…) Esa moda de tener «súper recontra ministros» con 4 y 5 cargos a la vez y de paso andar detrás del presidente para todos lados. ¿Cómo producen?. (…) Hay funcionarios de Estado que en lugar de resolver  problemas se quedaron justificando sus incapacidades con las acciones de la oposición”(…) “Deberían darle paso a otros nuevos actores que accionen más en respuestas más efectivas para reactivar la producción nacional.  Renuncien”(…) «Hay dos grandes responsables de que en Venezuela no se produzcan alimentos: Juan Carlos Loyo y Elías Jaua. Jaua fue uno de los grandes líderes de cuando Chávez estaba vivo y todavía sigue en el poder como protector de no sé qué, pero ¿es eficiente? no. A lo mejor el tipo no es un corrupto, vamos a pensar que no, pero el grupo de poder que lo rodea sí está corrompido. Donde él llega lo que hacen es destrozar, acabar y destruir. Juan Carlos Loyo ha sido uno de los ministros que más daño le ha hecho a este país. Ese tipo de funcionario es el que tenemos que combatir».

En sus tuits: “La no producción de alimentos desequilibra el bolsillo del pueblo humilde y trabajador que cae en las manos del bachaquero explotador. Esta situación incontrolable de precios altos sin ningún control no va a parar si no producimos nuestros alimentos. Hay que  extremar medidas”(…) “Comprando los alimentos afuera sin incentivar la producción nacional solo beneficia al funcionario corrupto que hace el negocio. Nuestros productores quiebran y eso al parecer no le importa a nadie siempre y cuando queden unos dólares de por medio al que hace negocio”. Sobre la llamada guerra económica y el papel de los militares en ella dijo algo que viene al caso en medio del cierre de la frontera: «¿Quiénes son los responsables de las fronteras del país? Los militares, los productos de primera necesidad se están yendo hacia Colombia y otras partes por la frontera. Mientras no aceptemos nuestra propia realidad, nuestra corrupción interna, nuestras debilidades; mientras no apretemos la disciplina y sancionemos a los responsables esta «v…a» se va a convertir en un desastre». Ahí quedó eso…

BAJO
UN ANDINO:

Frontera

Nos da su viva y experta opinión del nuevo acontecer fronterizo: “Solo a un político desvinculado de las realidades de la frontera se le ocurre afirmar que porque se impida la circulación por el Puente Internacional Simón Bolívar, en San Antonio del Táchira, y el Puente Internacional Santander, en Ureña, la frontera colombo venezolana está cerrada. Ejercer el poder bajo esa premisa no solo es ignorancia, es dañino. Los municipios fronterizos de ambos países hacen en su conjunto una realidad difícil de comprender tanto para bogotanos como para caraqueños. Se ignora, así mismo, que los oficiales de las policías de ambos lados son nacidos en esas zonas, así como los oficiales de ambas fuerzas armadas que prestan sus servicios. Cuando no son primos, son cuñados o compadres. Cuando de un lado falta algo, del otro viene. Cuando no es la suegra de un lado la que cuida los nietos del otro. Como decimos allá: “aquí le mando esa encomiendita para que alimente bien al ahijado, pero no me olvide lo de los cauchitos para pasearle en el perolito a la comadre”. Esa es una frontera viva, dinámica, que a sus habitantes solo le produce risa leer en los periódicos lo que a manera de ejemplo está haciendo o diciendo Maduro. Hacer inteligencia en esa zona, con oficiales y expertos honestos, entrenados, de alto rango, trabajando juntos en representación de los dos países, es lo que de verdad toca las fibras de la corrupción, del contrabando y la delincuencia. Si con realismo trabajamos, más acertado resulta el gobernador tachirense Vielma Mora cuando convoca a los alcaldes, presidentes de concejos municipales y oficiales de alto mando a reuniones conjuntas. Creo que ese gobernador debe estar harto de Maduro, por no decir algo grosero.”. Un gocho mas…

PREGUNTAS:

Farc

Mientras Maduro arremete contra los colombianos y cierra la frontera, guarda silencio frente a las negociaciones del ELN con el gobierno colombiano que se están celebrando en nuestro territorio. También en Ecuador. Tres preguntas válidas: ¿Por qué se hacen aquí en lo que llaman territorio hostil para Colombia?.  ¿Cómo se come eso de pelear con Colombia con los guerrilleros aquí adentro? y ¿Cómo afecta este montaje fronterizo la participación de Venezuela en las conversaciones entre el gobierno de Santos y las FARC que se llevan a cabo en La Habana?…

En un informe del gobierno colombiano se le atribuye el asalto a estos militares venezolanos -que iban vestidos de civil- a un cobro de cuentas entre las mafias denunciadas por años en las que la corrupción uniformada hace de las suyas. No les convenía la investigación ordenada por un superior…Por otro lado dentro de la Guardia Nacional circulan acusaciones a miembros del componente por la permisividad que tiene el bachaqueo desde muy arriba. No se sabe qué hacer cuando ya la corrupción esta tan institucionalizada en los instrumentos del régimen y las mafias amenazan. El mismo concepto de las mal llamadas, y fracasadas, «zonas de paz»… Otro alto funcionario rojito, gobernador, sufriría de cáncer y está en tratamiento…

 

 

Reyes Theis Ago 24, 2015 | Actualizado hace 9 años
Nicolás, el hijo de Trump por Reyes Theis

Trump4

 

En marzo de 2013 el presidente de la República Nicolás Maduro, durante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de Venezuela (PCV)   intentaba justificar que no tenía la misma sapiencia de Hugo Chávez. Maduro dijo: “Que nadie piense que soy Chávez. Yo soy chavista, hijo de Chávez. Así lo siento”, argumentó.

Al autoproclamar su vínculo con su padre político, Maduro pretendía heredar algo del pedigrí de su progenitor. Pero para su disgusto, hoy muchos se dicen ser “chavistas, pero no maduristas”. Entonces, ¿Qué es lo que está pasando?

Mientras en Estados Unidos, el “Imperio del mal”, según la dialéctica anacrónica del PSUV, un señor muy “pelucón”, tanto por su ridículo peinado, como por su pertenencia al sector más conservador de esa sociedad, Donald Trump, sin aparente posibilidad en las encuestas, se lanzó en una campaña xenofóbica contra sus vecinos mexicanos.

Sorprendentemente, la campaña ha dado resultados y los números comenzaron a subir. Y en la medida que su posición se hace más estrambótica y altisonante, genera mayor aceptación en el público norteamericano.

Trump planteó la necesidad de levantar un «gran muro» en la frontera entre Estados Unidos y México, que debería ser pagado por el vecino del sur. «México manda a su gente, pero no manda lo mejor. Está enviando a gente con un montón de problemas (…). Están trayendo drogas, el crimen, a los violadores. Asumo que hay algunos que son buenos«, afirmó el magnate.

Entretanto, al norte de Suramérica y por las mismas razones electorales, el autoproclamado hijo de Chávez da unas instrucciones similares a las de Trump.

En el puente internacional Simón Bolívar, que lleva el nombre del Libertador, impulsor de la unidad grancolombiana, Maduro ha ordenado la instalación de una cerca de púas. Nadie entra y nadie sale hasta nuevo aviso. Quizás al menos deberían cambiar el nombre del puente, porque dejó de ser lugar de unión de los pueblos y ahora es de aislamiento y separación, como lo fue el muro de Berlín o el muro que aspira a construir Donald Trump.

En paralelo, funcionarios de la Fuerza Armada venezolana allanan locales y  residencias sin orden judicial y deportan a miles de colombianos sin ningún procedimiento previo, ni mirar el aspecto humano.

Los testimoniales que llegan desde los canales de televisión de Colombia son desgarradores. Un muchacho colombiano con discapacidad mental que vivía con un tío fue deportado, una señora colombiana que denuncia que le tumbaron del rancho y la sacaron a la fuerza, cientos de personas varados en el puente, porque muchos trabajan o estudian en un lado y viven en el otro.

Ante estas manifestaciones evidenciadas en la conducta de Maduro, este no debe extrañarse si Trump, en un arrebato de sinceridad, le notifica con voz gruesa al presidente venezolano la misma información que Darth Vader le dio Luque Skywalker en el film Star Wars, Episodio V: “Nicolás, Yo soy tu padre”  podría decir el gringo. Eso explicaría las mismas mañas.