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Papa Francisco

Papa Francisco pidió a UE hacer frente a impacto económico y social del coronavirus
Desde el Vaticano, ecordó el 70º Aniversario de la Declaración de Robert Schuman

El papa Francisco pidió a los líderes de la Unión Europea que hagan frente al impacto social y económico de la pandemia del coronavirus “en un espíritu de armonía y colaboración”, durante el rezo del Regina Coeli, que sustituye al Ángelus en tiempo pascual.

Desde el palacio apostólico del Vaticano, el papa recordó el 70º Aniversario de la Declaración de Robert Schuman, que dio origen a la Unión Europea, y dijo que “inspiró el proceso de integración, permitiendo la reconciliación de los pueblos del continente tras la Segunda Guerra Mundial y el largo período de estabilidad y paz” que los europeos disfrutan hoy.

“El espíritu de la declaración de Schuman no debe dejar de inspirar a quienes tienen responsabilidades en la Unión Europea, llamados a enfrentar las consecuencias sociales y económicas de la pandemia en un espíritu de armonía y colaboración”, subrayó.

Jorge Bergoglio también envió el mismo mensaje durante misa matutina de este domingo celebrada en la capilla de su residencia, la Casa Santa Marta, y pidió “que Europa crezca unida, en esta unidad de fraternidad que hace crecer a todos los pueblos en la unidad en la diversidad”.

La pandemia y un diálogo entre papas, por Asdrúbal Aguiar

@asdrubalaguiar 

 “Al final del día, con todos estos eventos, la naturaleza nos envía un mensaje… Si no cuidamos la naturaleza no podemos cuidarnos a nosotros mismos” y necesitamos “ir a este futuro armados con la naturaleza como nuestro aliado más fuerte», sostiene Naciones Unidas.

Papa Francisco en igual línea, como parte de su “lucha por los derechos de los más pobres, de los pueblos originarios, de los últimos”, invita a que se “custodie celosamente la abrumadora hermosura natural que la vida engalana, la vida desbordante que llena sus ríos y sus selvas”.

En una suerte de mea culpa sugiere se reescriba la historia, pues “no siempre los misioneros estuvieron al lado de los oprimidos” durante la conquista de América, admite. Es lo que le pide hace un año y ahora logra Andrés Manuel López Obrador.

De modo que al escuchar el “grito de la Amazonia” nos recomienda contemplarla para que se vuelva nuestra “como una madre”; pues, “si entramos en comunión con la selva, fácilmente nuestra voz se unirá a la de ella y se convertirá en oración”, señala Francisco en su Exhortación apostólica de diciembre pasado. La Amazonia, la naturaleza, es “un lugar teológico, un espacio donde Dios mismo se muestra”, agrega el pontífice.

Benedicto XVI, papa jubilado como le llamaría Nietzsche, aborda la cuestión con anterioridad y carácter pionero. No se deja atropellar por los particulares, lo eventual, por muy gravoso que sea. Pregunta y nos pregunta por el sentido de la vida y su plenitud. Y aclara que no se trata de una fuga del presente.

“Al ver la belleza de las criaturas y constatar la bondad que existe en todas ellas”, imposible es no creer en Dios y a través de Él abrirnos a nuestros semejantes con vistas a la Creación, que es un libro, el otro gran libro, observa. Hay un orden de prelaciones, recuerda. “Somos más hijos de la cultura, y por tanto de la fe, que de la naturaleza” (2007) deduciéndose como sustantiva la “ecología del hombre”.

Francisco insiste, antes bien, en la idea de la “ecología integral” que ata a la idea matriz del “buen vivir”, de estirpe andina, recogida por las constituciones socialistas de Ecuador y Bolivia.

Ratzinger habla del “arte de vivir juntos” y su síntesis es clara: “La Iglesia tiene una responsabilidad respecto a la creación y la debe hacer valer en público. Y, al hacerlo, no solo debe defender la tierra, el agua y el aire como dones de la creación que pertenecen a todos. Debe proteger sobre todo al hombre contra la destrucción de sí mismo”, reza su encíclica Caritas in Veritate (2009).

Subraya con énfasis que es contrario al verdadero desarrollo considerar a la naturaleza como más importante que la persona humana misma, pues esa postura “conduce a actitudes neopaganas o de nuevo panteísmo: la salvación del hombre no puede venir únicamente de la naturaleza, entendida en sentido puramente naturalista”, precisa.

En una de las exégesis de la obra de Marx sobre el “buen vivir” se explica que este solo es posible a partir de la refundación del pasado tradicional indigenista: “el Sumak Kawsay sería la utopía concreta donde el humano se reencuentra de manera respetuosa con la naturaleza. El buen vivir solo es alcanzable a través de las luchas sociales transformadoras de las estructuras necrofílicas del poder político, económico y cultural del sistema capitalista”, escribe J.C. García Ramírez para Nuevo Humanismo (2017).

Dos perspectivas nos plantea este diálogo transcendental para la Humanidad, con vistas al día después.

Una es la que propone y comparte la ONU, a cuyo tenor el hombre ha de mirar a la tierra y rendirle culto, pues en ella descubre a su ser y esencia y le fija los equilibrios, como lo sostiene Francisco. La otra no le impide “tocar la tierra” con la mano. Prefiere, sí, que el hombre mire a sus hermanos y junto a estos, conservando la Casa Común y aprendiendo de sus signos, lo haga hacia arriba para trascender. No solo es tierra y en tierra se convierte.

El marxismo, el progresismo del siglo XXI ve al hombre sometido a las leyes naturales. De donde la ruptura de ese equilibrio se hace “irreparable bajo el capitalismo” o por cualquier sistema que produzca sin “racionalidad metabólica o ecológica”.

Ratzinger, no por azar, advierte preocupado y antes de su renuncia que ahora “el hombre quiere hacerse por sí solo y disponer siempre y exclusivamente por sí solo de lo que le atañe”; por lo que su conclusión es meridiana: “Los deberes que tenemos con el ambiente están relacionados con los que tenemos para con la persona considerada en sí misma y en su relación con los otros”.

La acogida del planteamiento de Francisco en los medios occidentales se hace evidente y es exponencial. Es el papa actual quien invoca, acaso sin quererlo, la tesis del “metabolismo social” mientras tamiza la doctrina ecológica que forja Ratzinger apoyado en Juan Pablo II. Esta pone el énfasis en el hombre, en la persona humana y en cómo deteriora las relaciones sociales un ambiente adverso, como las guerras, la destrucción de los recursos naturales, las zonas desérticas por los conflictos”.

“El modo en que el hombre trata el ambiente influye en la manera que se trata a sí mismo, y viceversa”, es la sentencia final del papa jubilado. De allí la pandemia.

correoaustral@gmail.com

 

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En su tradicional discurso de Domingo de Resurrección, solicitó a los líderes políticos proporcionar esperanza y oportunidades a los millones de desempleados nuevos

El papa Francisco pidió este domingo por la resolución de los conflictos que aquejan a Venezuela y que hacen sufrir a los más desprotegidos, durante la misa del Domingo de Pascua en la Basílica de San Pedro en el Vaticano.

Su Santidad oró para que se alcancen «soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria» (minuto 12,35 del video), mientras los católicos de todo el mundo celebraban una Pascua solitaria, obligados a pasar el día más alegre del calendario litúrgico cristiano entre los dolorosos recordatorios de la devastación provocada por la pandemia.

Francisco llamó el domingo a la solidaridad en todo el mundo para enfrentar el «desafío de la época» que plantea la pandemia de coronavirus, mientras los católicos de todo el mundo celebraban un solitario Domingo de Pascua, obligados a pasar el día más alegre del calendario litúrgico cristiano entre los dolorosos recordatorios de la devastación provocada por la pandemia.

Las familias que generalmente asistían a la misa matutina de Pascua y más tarde se reunían con sus amigos para comer y celebrar estaban aislados en sus hogares. Los puestos de control en Europa e iglesias cerradas en todo el mundo obligaron a los fieles a ver los servicios de la Pascua por internet o en televisión.

En el Vaticano, Francisco celebró una misa en una Basílica de San Pedro casi vacía, con un puñado de fieles simbólicos sentados uno por banca y con la alabanza de “Kyrios” resonando en los suelos de mármol.

Normalmente, la Plaza de San Pedro estaría llena de flores frescas en el Domingo de Resurrección, con tulipanes y orquídeas convirtiendo la columnata de la plaza en un festival de color, subrayando el mensaje de renacimiento y vida del feriado.

Sin embargo, este año la plaza de adoquines se veía desierta. Barricadas policiales rodeaban el lugar, impidiendo el acceso cuando normalmente habría decenas de miles de personas para escuchar la bendición del pontífice “Urbi et Orbi” (“A la ciudad y el mundo”).

En lugar de eso, Francisco permaneció adentro, subrayando la soledad que enfrenta toda la humanidad en medio de las órdenes de aislamiento para evitar más contagios.

En su tradicional discurso de Domingo de Resurrección, Francisco pidió a los líderes políticos proporcionar esperanza y oportunidades a los millones de desempleados nuevos y exhortó a la Unión Europea a dar un paso adelante al «desafío de la época» planteado por COVID-19, que ha azotado Italia, España y otras naciones europeas.

Recordó que Europa se levantó nuevamente después de la Segunda Guerra Mundial «gracias a un espíritu concreto de solidaridad que le permitió superar las rivalidades del pasado».

Dio oraciones especiales por los enfermos, los muertos, los ancianos, los refugiados y los pobres. También ofreció agradecimiento y aliento a los médicos y enfermeras que han trabajado «hasta el agotamiento y con poca frecuencia a expensas de su propia salud».

«Este no es un momento para el egocentrismo, porque el desafío que enfrentamos es compartido por todos, sin distinguir entre las personas», afirmó.

En lugar de aparecer a mediodía para su bendición ante la basílica, se esperaba que hablara ante la tumba de San Pedro, subrayando la soledad que afrontaba toda la humanidad en medio de cuarentenas y órdenes de confinamiento para evitar los contagios.

Era una escena repetida en todo el mundo, con los fieles o bien en casa o bien practicando el distanciamiento social en las iglesias donde aún se celebraban misas públicas.

Un puñado de romanos afortunados asistieron a misa desde sus balcones, con vistas a la iglesia Santa Emerenziana en el vecindario norteño de Trieste, donde un sacerdote realizó un servicio en el techo del templo.

“Nos sentimos cercanos unos a otros pese a esta distancia”, comentó el feligrés Luca Rosati desde su balcón. “Podemos experimentar desde aquí lo que normalmente veríamos dentro de la iglesia, como una comunidad”.

En la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén, donde muchos cristianos creen que Jesús fue crucificado y sepultado, el arzobispo Pierbattista Pizzaballa instó a los fieles a no desanimarse.

“El mensaje de Pascua es que la vida, pese a todo, prevalecerá”, dijo Pizzaballa durante una misa a la que asistieron un puñado de clérigos, y con las calles que rodean la Ciudad Vieja sin peregrinos ni vendedores.

En su vigilia del sábado por la noche, el papa Francisco instó a los fieles a no dejar que la soledad y el dolor de la pandemia de COVID-19 les prive de la esperanza por un futuro mejor.

“Esta noche adquirimos un derecho fundamental que nunca nos podrán quitar: el derecho a la esperanza”, declaró Francisco.

Durante su homilía, Francisco dijo que usar la violencia contra las mujeres equivale a profanar a Dios

El papa Francisco se disculpó este miércoles, 1 de enero de 2010, por golpear la mano de una mujer que lo sujetó y tiró de él hacia ella mientras caminaba entre los feligreces.

En sus deseos de Año Nuevo frente a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, Francisco confesó haber perdido la paciencia con la mujer mientras paseaba por esa misma plaza el martes por la noche para admirar una representación del nacimiento de Jesús.

Las cámaras capturaron la escena cuando la mujer, desde detrás de una barrera, extendió la mano y agarró la mano del papa, tirando violentamente de él hacia ella. Francisco reaccionó bruscamente, exclamó algo y luego le dio una palmada en la mano para que ella lo dejara ir. Frunciendo el ceño muy molesto, se dio la vuelta y se alejó.

En comentarios improvisados el miércoles, Francisco dijo: «muchas veces perdemos la paciencia. Yo también». Luego agregó: «Le digo que me disculpe por el mal ejemplo» por el incidente del martes.

Violencia contra la mujer

Durante su homilía, Francisco puso gran parte de sus esperanzas para que este 2020 sea un mundo más pacífico para las mujeres, diciendo que usar la violencia contra ellas equivale a profanar a Dios y pidiendo que se les involucre cada vez más en la toma de decisiones clave.

En la basílica de San Pedro, Francisco criticó «las muchas veces que se sacrifican los cuerpos de las mujeres en el altar profano de la publicidad, de los beneficios y de la pornografía». El papa lamentó que, aunque las mujeres son «las fuentes de la vida», «son continuamente ofendidas, golpeadas, violadas, obligadas a prostituirse» o forzadas a abortar. La Iglesia católica prohíbe el aborto.

Francisco no mencionó si bajo su pontificado podría cambiar la forma en las mujeres son tratadas en la propia Iglesia católica. Según la doctrina del Vaticano, las mujeres no pueden ordenarse sacerdotisas y el puesto principal –el papado- es estrictamente para hombres.

Afirmó que, si queremos un mundo mejor para el año nuevo, debemos tratar a las mujeres con dignidad.

Francisco exhortó que las mujeres estén «completamente asociadas» con la toma de decisiones para hacer que el mundo esté más unido y en paz.

«Si queremos un mundo mejor, que sea una casa de paz y no un patio de batalla, que nos importe la dignidad de la mujer», dijo Francisco. «Las mujeres son donantes y mediadoras de paz y deberían estar completamente asociadas con los procesos de toma de decisiones».

«Cuando las mujeres pueden transmitir sus regalos, el mundo se encuentra más unido y más en paz. Entonces, una conquista para las mujeres es una conquista para toda la humanidad».

En su discurso, Francisco no mencionó el trato que reciben las mujeres al interior de la Iglesia católica. Además de no permitirles ser sacerdotisas, algunos miembros conservadores de la institución están escandalizados porque algunas parroquias permitan que haya niñas haciendo las funciones de un monaguillo. Y, como ha reportado The Associated Press, ha habido casos en que sacerdotes –que presuntamente son célibes- han embarazado a mujeres y que no reconocen a sus hijos como propios.

Reflexionando sobre el estado de los asuntos de la iglesia, Francisco advirtió contra las divisiones y culpó al diablo de quienes enfatizan las diferencias, ideologías y facciones.

Papa Francisco denunció el aumento de las desigualdades sociales
El Sumo Pontífice dijo que vivir en el perdón es el camino para la paz

 

En su Mensaje por la 53ª Jornada Mundial de la Paz, el Papa Francisco pone de relieve que el mundo se encuentra al borde del abismo nuclear olvidando que la historia ya ha enseñado a la humanidad sobre las perversas consecuencias de tal desastre. 

“La guerra nace en el corazón del hombre por el egoísmo y la soberbia (…) se nutre de la perversión de las relaciones, de las ambiciones hegemónicas, de los abusos de poder, del miedo al otro y la diferencia vista como un obstáculo”, dijo el Papa Francisco.

“La brecha entre los miembros de una sociedad, el aumento de las desigualdades sociales y la negativa a utilizar las herramientas para el desarrollo humano integral… la falta de respeto por la casa común y la explotación abusiva de los recursos naturales”, denunció el Vicario de Cristo.  
El Pontífice propone como único camino de solución el centrar la vida en las enseñanzas de Jesús para “reavivar una nueva esperanza tanto en los individuos como en las comunidades”. Recordando el diálogo entre Pedro y Jesús sobre cuántas veces debemos perdonar, citado por el evangelista Mateo (18, 21-22), el Papa exhorta a “vivir en el perdón” como único camino para “convertirnos en mujeres y hombres de paz”.
 
A continuación, el texto completo pulsando aquí.

Papa Francisco pide esperanza en Latinoamérica y ánimo para Venezuela

El papa Francisco pidió este miércoles esperanza «para todo el continente americano, donde diversas naciones están pasando un período de agitaciones sociales y políticas» y aliento para «el pueblo venezolano largamente probado por las tensiones», durante su tradicional mensaje de Navidad.

Sí nombró a Venezuela y rogó para que Dios «reanime al querido pueblo venezolano probado largamente por tensiones políticas y sociales, y no le haga faltar el auxilio que necesita».

Asomado al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro para la bendición Urbi et Orbi, Francisco dedicó su mensaje de Navidad a los conflictos e injusticias del mundo, como en otras ocasiones.

El papa comenzó su mensaje observando que «hay tinieblas» en los corazones humanos, en las relaciones personales y las familias y en los conflictos económicos, geopolíticos y ecológicos, pero añadiendo «que más grande es la luz de Cristo».

El papa Francisco nombró al cardenal Baltazar Porras miembro del Dicasterio, con lo cual formará parte del Consejo Pontificio de la Cultura, presidido por Gianfranco Cardenal Ravasi.

Allí, la misión del cardenal será promover en la Iglesia la evangelización de la cultura.

La designación, firmada por el Santo Padre, tiene fecha del pasado 28 de octubre y fue anunciada el domingo 3 de noviembre.

 

El mundo forestal está en crisis y los pueblos indígenas de la Amazonía están siendo criminalizados por enfrentarse a las fuerzas económicas que codician las riquezas naturales

A medida que el Sínodo para la Amazonía llega a su fin, la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de los nueve países de la Cuenca Amazónica son conscientes de la necesidad de ser cautelosos al responder al resultado de las deliberaciones que prometen transformar el tratamiento de la sociedad hacia esta importante región del planeta y hacia los pueblos ancestrales.

El mundo forestal está en crisis y los pueblos indígenas de la Amazonía están siendo criminalizados y asesinados por enfrentarse a las poderosas fuerzas económicas que codician las riquezas naturales.

Cinco siglos después de que los misioneros llegaron de Europa con los colonizadores portugueses y españoles, el Papa Francisco convocó un evento destinado a abordar una crisis para la iglesia y para la humanidad. Y en un movimiento sin precedentes, invitó a los pueblos indígenas a participar en este debate de tres semanas que dará forma al futuro de la Iglesia en la Amazonía.

Entonces, el Sínodo para la Amazonía da razones para tener esperanza. Pero en los bosques, los pueblos permanecen en guerra, en defensa de la Amazonia.

A lo largo de las selvas tropicales de Latinoamérica, se lucha contra gobiernos que buscan convertir los ríos en represas, crear caminos de ruina a través de los bosques y convertirán las tierras en desiertos sin vida.

En Ecuador, los pueblos salieron a las calles para protestar por los esfuerzos por abrir las tierras a nuevas exploraciones petroleras. Por ejemplo, en Bolivia y Brasil, los bosques están en llamas. 

El mundo está despertando al rápido ritmo de destrucción de la Amazonía. Ha revelado las intenciones de las corporaciones, los inversores y los líderes nacionales que se comprometen voluntariamente a salvar los bosques y su gente, al tiempo que celebran contratos que destruirán los bosques.

En medio de este panorama, aparecen el Papa y su ejército de obispos y sacerdotes con la promesa de un modelo de desarrollo que pone en peligro a todo el planeta.

El Vaticano se une a la comunidad científica y a un creciente ejército de jóvenes para reconocer a los pueblos indígenas como fundamentales para conservar el planeta. 

El Papa y sus obispos saben que, para poner fin a la destrucción de los bosques, deben hacer que las demandas sean centrales en el texto que el Papa aprobará. Y eso guiará la implementación del plan de acción de la Iglesia.

Se ha advertido a los obispos que ellos solos no pueden salvar el Amazonas y que su ayuda es fundamental para continuar protegiendo los bosques.

Al describir los objetivos del Sínodo, los obispos se unieron a los científicos para celebrar las prácticas tradicionales para proteger los bosques y la biodiversidad, y como fuente de medicamentos y otros beneficios para la humanidad. Pero sin la  tierra, los humanos también desaparecerán, y también lo harán las prácticas que definen quiénes son.

Por lo tanto, es menester el apoyo a territorios ancestrales y que los derechos indígenas sean reconocidos y aplicados.

El papa Francisco invita a la humanidad a vivir una vida más simple y que recuerda que el mundo material no ha traído alegría. Su mensaje no es solo para la Amazonía, sino para toda la humanidad. En las ciudades más ricas del mundo hay personas sin hogar y familias, personas adictas a las drogas y al alcohol, y personas con un profundo anhelo por una vida espiritual, incluso cuando están rodeados de riquezas.