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Minería de oro y violencia

DDHH Olvidados | «La minería en el Amazonas va más rápido» que la justicia para Virgilio Trujillo
Activistas de ONG e indígenas reclaman que el caso del asesinato del líder Uwottüja Virgilio Trujillo lleva más de un año sin una investigación formal del Estado
Provea advierte que 47 indígenas pertenecientes a distintas etnias han sido asesinadas en los últimos 13 años y sus casos no se han investigado por completo

En la mañana del 30 de junio de 2022 encontraron a Virgilio Trujillo Arana sin vida en Puerto Ayacucho, en el estado Amazonas, al sur de Venezuela. La ONG Kapé – Kapé informó que el líder indígena Uwottüja murió por impactos de bala en su cráneo. Pero nadie sabe quién, o quiénes, son responsables. 

«Dos meses antes, Virgilio estaba denunciando la presencia de campamentos de grupos delictivos en la cuenca del río Sipapo, donde vive su comunidad. Denunciaba al Ministerio Público que los grupos armados estaban invadiendo territorios ancestrales para los Uwottüja e hicieron una pista de aterrizaje de aviones clandestina», recordó Eligio DaCosta, coordinador general de la Organización Regional De Pueblos Indígenas de Amazonas (Orpia) y líder indígena del pueblo Baniva. 

Las denuncias para exigir justicia surgieron en horas. Organizaciones civiles como el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), la Odevida y la Organización de Estados Americanos (OEA) solicitó al Estado venezolano la investigación del caso para el líder indígena de 38 años. 

Seis días después, el director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, Douglas Rico, anunció en su cuenta en Twitter que había enviado un equipo de investigación del organismo desde Caracas hasta Puerto Ayacucho. El Ministerio Público ya estaba en el caso.

Pero, cuando el mundo exigía celeridad en el caso, el Estado se silenció. La investigación se sumergió en la opacidad oficial.

Virgilio se había dedicado toda su vida a la defensa de la comunidad de la comunidad Sardinita, en el lugar donde nació y que está ubicada en la cabecera del río Autana, uno de los cuatro ríos que los Uwottüja habitan. De acuerdo con la Organización Indígena del Pueblo Uwottüja del Sipapo (OIPUS), Trujillo siempre se dedicó a la defensa ambiental y cultural desde sus 18 años. 

Incidencia para sus derechos

El 15 de agosto de 2022 varios líderes indígenas venezolanos protestaron ante la sede del Ministerio Público en Caracas. Desde entonces la comunidad internacional le exige al Estado la información de los avances de la investigación

 

«Orpia presentó al Ministerio Público en dos ocasiones la celeridad para Virgilio. Pero la justicia no da información. Lamentablemente su caso no es el único en ese estado. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos informó el 4 de julio de este año que estarían atendiendo un caso de violencia sexual a una joven venezolana del pueblo Jivi y denunció una investigación imparcial para el caso de Virgilio Trujillo y la masacre en Parima B» dijo DaCosta. 

Todos los casos que relató el coordinador de Orpia ocurrieron en 2022. Odevida documentó que han asesinado a 32 líderes indígenas y ambientales entre 2013 y 2021: a 21 de ellos los asesinaron «sicarios mineros o miembros de organizaciones guerrilleras colombianas, y 11 por efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB)».

Frente a la creciente presencia de grupos armados no estatales, Virgilio Trujillo se había organizado con la Coordinadora de las Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica (COICA) para establecer unos grupos de vigilancia comunitarios para proteger los territorios ancestrales y culturalmente relevantes para los indígenas venezolanos. Los «guardias territoriales» no usan armas, denuncian y buscan el diálogo para respetar sus demarcaciones ancestrales, un Derecho Humano avalado por la ONU y olvidado por el Estado venezolano. 

«Virgilio siempre estuvo atento a la protección del medio ambiente», recordó DaCosta. «Desde los 20 años estaba tratando de crear la figura del guardia territorial. Y lo logró en 2020. Él le enseñó a muchos jóvenes Uwottüja a ser garantes de sus derechos bajo su cultura». 

Aumenta la vulnerabilidad

Mientras el caso de Virgilio sigue en silencio y sin identificar a sus responsables, la presencia de grupos armados no estatales degradan la amazonia venezolana. A principios de agosto un grupo de 37 periodistas de Sudamérica documentó que la presencia de bandas delincuenciales aumentó en toda la selva del Amazonas

En el caso de la cuenca del río Sipapo, donde Virgilio era guardián territorial, las denuncias por la presencia de grupos armados en el territorio se remontan desde el año 2013

«Las comunidades indígenas hemos hecho incidencia con el Estado venezolano para proteger nuestro territorio, y estamos dando pasos para ello. Pero la minería en el Amazonas va más rápido que la justicia. Cada vez se degrada más la selva y se vulnera más a nuestras poblaciones», denunció DaCosta.

De acuerdo con el proyecto periodístico «Amazon Underworld», en Venezuela, de los 22 municipios que conforman los estados Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro, 13 están bajo la presencia del Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN) y 12 están con el control de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc).  En el caso específico del estado Amazonas, tanto el ELN como las Farc tienen presencia en todo el territorio y, además, se incluye la presencia del grupo paramilitar colombiano La Segunda Marquetalia. Todos ellos manejan la extracción y comercio ilícito del oro y el narcotráfico. 

En algunos casos reclutan a jóvenes indígenas venezolanos para participar en actividades ilícitas contra su voluntad. Un activista humanitario en el municipio Atabapo del estado Amazonas, que prefirió proteger su identidad, informó a Runrun.es que Virgilio Trujillo había denunciado los reclutamientos forzados a los funcionarios del ZODI N° 63 (Zonas Operativas de Defensa Integral de las Fuerzas Armadas Venezolanas) un par de semanas antes de su muerte. 

Esperanzas en la ONU y la CIDH

«El Estado también tiene la responsabilidad de proteger a sus ciudadanos por violaciones a los derechos humanos de sus ciudadanos aunque los responsables sean agentes externos», afirmó Luis Bello, miembro del Programa de promoción de los derechos indígenas de la Amazonía venezolana Wayamou Teri. «En el caso de Virgilio ni siquiera ha habido una audiencia de presentación o una labor de imputación del responsable, entonces se cristaliza una responsabilidad del Estado por omisión». 

El experto en derechos humanos indígenas estableció que las comunidades pueden llevar el caso de Virgilio Trujillo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para que la jurisprudencia internacional respete la celeridad. 

«No solo hablamos de la violación al debido proceso, también hablamos de las invasiones a los territorios ancestrales que aún no han sido demarcados por el Estado y la pérdida de autonomía interna de los consejos de ancianos para hacer valer sus leyes bajo su cultura. Estamos hablando de una vulneración a los derechos individuales y colectivos presentes en la Constitución de Venezuela y que se han olvidado», concluyó Bello.

Pese a que los Estados que conforman la Amazonía se reunieron para establecer un consenso en la protección de la selva sudamericana y sus habitantes originarios el 7 y 8 de agosto del 2023, la sociedad civil y los pueblos indígenas mostraron su descontento ante la falta de políticas claras para frenar la minería, la deforestación y la violencia contra los pueblos indígenas en los próximos 5 años. 

«Mientras tanto seguiremos haciendo incidencia, hablando con el Estado venezolano para mejorar la seguridad y bajen las amenazas a nuestros hermanos indígenas. Si bien han bajado las represalias contra los familiares y amigos de Virgilio en los últimos meses, no quiere decir que aún no estamos expuestos», afirmó DaCosta. 

Organizaciones criminales de las zonas mineras hacen actos benéficos para ganar aprobación
Transparencia Venezuela devela que las organizaciones criminales en el país mantienen un control de la seguridad en las zonas mineras

María Fernanda Sojo, periodista de Transparencia Venezuela, reveló que las organizaciones criminales han ido «mutando» para imponerse en las zonas mineras no solo mediante la violencia, sino también a través de actos benéficos. 

«Han ido creando organizaciones supuestamente benéficas que ofrecen comida y la restauración de una plaza o una cancha. De esta forma, lo que intentan es ganarse el respaldo y la aprobación de algunas comunidades», aseguró Sojo en declaraciones a Háblame Bajito, un programa transmitido por Radio Fe y Alegría Noticias.

Según la investigadora de Transparencia Venezuela, estas bandas han logrado consolidarse en el tiempo, a pesar de estar plenamente identificadas por los habitantes de la zona y hasta por representantes de la Fuerza Armada Nacional, quienes los han mencionado.

La situación en las minas del estado Bolívar es especialmente preocupante, según lo señalado por la periodista. Las personas que trabajan en ellas no cuentan con medidas de seguridad adecuadas, lo que las expone a riesgos graves, como derrumbes.

Guerrilla y bandas armadas al mando 

Asimismo, estas comunidades, ubicadas en lugares como El Callao, Tumeremo, El Dorado, kilómetro 88 y Las Claritas, están sometidas además de al control de diversos grupos criminales, que incluyen bandas armadas, conocidas como sindicatos, a grupos guerrilleros.

«Estas organizaciones criminales controlan todo lo que tiene que ver con el negocio del oro en muchos de los yacimientos mineros, les quitan parte de la producción a los mineros y deciden quién puede entrar a trabajar en una mina y quién no», detalló. 

Aunque en la actualidad no se manejan cifras precisas, investigaciones previas de Transparencia Venezuela han develado que una gran parte del oro extraído en Venezuela, alrededor del 70 %, sale del país sin ser reportado al Banco Central de Venezuela.

No obstante, aunque no se han registrado masacres como en los años 2016 y 2017, se mantiene un orden gansteril que descarta la posibilidad de nuevos enfrentamientos en el futuro.

Claves | ¿Por qué el Estado venezolano es responsable de la tragedia en El Callao?
El Estado Venezolano tiene el deber de custodiar los yacimientos mineros y proteger a quienes laboran allí, pero la mina La Talavera no estaba custodiada por cuerpos de seguridad, sino por grupos armados irregulares.

 

@Luciapietf

El derrumbe de una galería en la mina La Talavera en El Callao, al sur del estado Bolívar, dejó al menos 13 mineros muertos el pasado 31 de mayo. El hecho que sepultó a más de 120 personas, según el reporte de la secretaría de Seguridad Ciudadana en la entidad, solo se atribuye a las fuertes lluvias que azotaron la zona. Nada se dice sobre la responsabilidad de las instituciones y los funcionarios que pudieron evitar el desastre. 

Reportes en el lugar señalaron que fueron rescatados 124 mineros a través de la mina Isidora, yacimiento cercano con acceso a La Talavera, que no sufrió accidentes ante los aguaceros torrenciales que afectaron al menos 10 sectores y 450 familias, según Correo del Caroní. Pero en la tragedia incidieron las condiciones riesgosas de trabajo y la falta de mecanismos de seguridad, supervisión e inspección de parte del Estado en las minas, según comentó Mairis Balza, defensora de DDHH y coordinadora general de Comisión para los Derechos Humanos y la Ciudadanía (Codehciu).

Runrun.es detalla cómo el Estado es el principal responsable de un hecho que se repite cada vez que las lluvias azotan la región minera.

Deber por decreto

El decreto 2.248 que ordena la creación de la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco (AMO) desde el 24 de febrero de 2016, establece que el Estado mantiene «soberanía nacional» y control total sobre los recursos mineros explotados en esta área de 111.843 kilómetros cuadrados que representa 12,2% del territorio venezolano. 

Este poder sobre los yacimientos de oro y otros minerales también le concede al Estado el deber de proteger a los mineros artesanales y resguardar las áreas protegidas, ya que uno de los objetivos del Arco Minero establecidos en el Plan de la Patria 2013-2019 es:  «organizar la pequeña minería, concentrada en la explotación de oro y diamante, en unidades de producción donde el Estado brinde apoyo tecnológico y financiero para proteger la salud de los trabajadores, los recursos naturales y el medio ambiente».

Pero la realidad es que los mineros continúan arriesgando sus vidas con prácticas peligrosas y condiciones laborales deficientes para obtener el mineral aurífero y mejorar su situación económica.

 

 

Ni la primera ni la última vez

El 12 de mayo de 2021, 34 mineros fueron rescatados y un cuerpo fue recuperado de la mina Isidora. El 2 de febrero de 2020 hubo un colapso en la misma mina que sepultó a más de 20 personas y dejó un saldo de tres fallecidos, y el 13 de octubre de 2019 un total de 107 mineros fueron rescatados tras un derrumbe en el yacimiento que los dejó incomunicados por varias horas. 

En todos los casos, los mineros accedieron a las galerías sin supervisión alguna para extraer oro en una zona administrada por la Corporación Venezolana de Mineria, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular Desarrollo Minero Ecológico, y custodiada por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) y la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), adscritos al Ministerio del Poder Popular para la Defensa.

El alcalde del municipio, Coromoto Lugo, declaró en una rueda de prensa respecto a la tragedia: «(…) son situaciones que van a seguir pasando. La minería es búsqueda de metal, la gente sigue obviando el peligro y se mete pensando que es muy fácil conseguir oro, y eso no es así. Esto es una emergencia que ocurrió y que lamentamos mucho, pero es muy difícil decir que van a clausurar la mina porque van a buscar la manera de meterse por otro lado, de abrir un hueco para caerle». 

Mairis Balza explicó que en la zona minera no hay ningún mecanismo de seguridad presente que garantice la integridad física de los mineros que laboran allí, y tampoco existe una supervisión e inspección que inste a los organismos que están están al frente de las minas a responder por el resguardo de los trabajadores. 

«Las minas son un territorio de nadie y operan de la manera que mejor les parece, bajo las circunstancias de mayor riesgo», declaró. 

 

 

Defensa del territorio sin prevención

Desde octubre de 2022, el Ministerio del Poder Popular para la Defensa desplegó a funcionarios de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb) en la «Operación Roraima 2022» para enfrentar la minería ilegal, trata de personas y narcotráfico en el estado Bolívar y parte de Amazonas.

Según la propaganda oficial, los efectivos han desmantelado campamentos de minería ilegal y desarmado grupos delictivos que azotan el sur del estado, sin embargo, en reiteradas oportunidades los habitantes de los pueblos mineros han protestado en contra de la militarización de las minas debido a sus atropellos con detenciones, allanamientos y destrucción de equipos de trabajo de los mineros, reseñó Provea. 

La mina Isidora está ubicada en un área restringida de Mibiturven (Minería Binacional Turquía-Venezuela) – empresa relacionada con Alex Saab y constituida en 2018-, y el El Pitazo reseñó que La Talavera está clausurada y en el sector El Perú, donde se ubica, hay presencia del ejército y la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim). ¿Por qué este cuerpo de seguridad no sacó a los mineros de las galerías cuando las invadieron?

La Talavera es una mina «abandonada» que conecta con la mina Isidora – perteneciente a la CVM- a través de túneles en las galerías. Los mineros descendieron a través de ella para acceder a la Isidora y realizar trabajos de extracción. 

Andrés Velásquez, dirigente nacional de La Causa R y precandidato a las primarias opositoras, afirmó en entrevista para Runrun.es que La Talavera carecía de custodia de parte del Estado, pero había presencia de grupos armados irregulares controlando el yacimiento, los llamados «sindicatos».

El poder de las bandas

Investigaciones y reportajes han señalado que el sector El Perú está custodiado por el grupo armado «Zacarías y Toto», señalados por haber matado a siete personas en El Mirador, San Félix.

La como la mayoría de los yacimientos del sur están tomados por bandas que controlan la actividad extractivista y mantienen la zozobra en la población. Por eso cabe preguntarse si los mineros fueron enviados por alguna banda o si lo hicieron por cuenta propia.

«Quienes trabajan en el AMO deben pagar entre 10 % y 20 % del mineral extraído a los grupos criminales», reportó en 2020 la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) a través de un informe sobre las violaciones los DDHH en el Arco Minero.

Entre las bandas que operan en el Arco Minero se encuentran: «Tren de Guayana», que funciona desde el 2010 aproximadamente en el sector de La Paragua, municipio Bolivariano de Angostura y en zonas de Ciudad Bolívar. Ha participado en delitos de minería ilegal, tráfico de oro, drogas y materiales estratégicos, sicariato, extorsión, robo, robo y hurto de vehículos, terrorismo sindical.

«El Ciego», que opera en El Manteco, municipio Piar y La Paragua, y ha sido señalado por delitos como: minería ilegal, homicidio, cobro de vacunas, extorsión, venta y distribución de droga. Su líder, Reiniero Alberto Murgueytio Bastardo, alías «El Ciego», es solicitado por diversos crímenes y es señalado como responsable de la masacre de Ikabarú en el 2019.

Trabajo para sobrevivir

En uno de los videos difundidos por la secretaría de Seguridad Ciudadana, Edgar Colina, informó que la mayoría de los 13 mineros fallecidos eran foráneos, ciudadanos pertenecientes a otros estados del país que fueron a la mina a trabajar y llevar sustento a sus hogares. Se conoció que dos de ellos eran hermanos oriundos de Monagas y desde hace dos años viajaban al sur de Bolívar. 

«Nos informaron que casi todos son foráneos y no tienen la experiencia, porque los mineros locales saben que cuando está lloviendo hay minas que no pueden ser trabajadas (…)», indicó Colina.

La crisis económica y la falta de oportunidades laborales en Venezuela causó un aumento de la migración interna hacia la región minera en los últimos años, intensificado por el Covid-19 que potenció las crisis preexistentes, según el monitoreo del Observatorio de Ecología Política de Venezuela en el 2021. Según el dirigente Andrés Velásquez, no hay un registro de la cantidad de migrantes que llegan al sur del estado Bolívar.

Uno de los sobreviviente del suceso, César López, de 21 años, informó para El Pitazo que viajó e ingresó a las minas de El Callao a trabajar por la crítica situación económica que atraviesa su familia. 

Acnudh describió en su informe que la mayoría de los mineros trabajan 12 o más horas sin ninguna protección, en condiciones peligrosas, y están expuestos a la contaminación por mercurio y a enfermedades, así como a la violencia por el control y las disputas entre los grupos armados y, en algunos casos, las fuerzas militares

Acorde al informe sobre esclavitud moderna y explotación laboral del Centro de DDHH de la Universidad católica Andrés Bello (Ucab), para los mineros la necesidad es superior a la queja y toleran las condiciones indignas ante la falta de ofertas laborales y la vulnerabilidad económica.

Balza indicó que para prevenir estas tragedias y proteger a la población minera, el estado debe garantizar un entorno seguro en los yacimientos; capacitar a los trabajadores en áreas relacionadas con protección civil, primeros auxilios, prevención y mitigación de riesgos; brindar los equipos de protección mínimos para la seguridad de los obreros y fiscalizar la zona de manera permanente. 

 

 

 

GRIAM: el pueblo yanomami en Venezuela está «desplazado» por la minería ilegal
Afirman que la actividad y expansión del Arco Minero del Orinoco se salta los estatutos legales de la Constitución venezolana sobre la protección de los pueblos indígenas y la protección del medio ambiente

Créditos a Radio Fe y Alegría Noticias

El director general del Grupo de Investigaciones sobre la Amazonía (GRIAM), Luis Betancourt, informó que el pueblo indígena yanomami está siendo desplazado forzadamente de su territorio ancestral debido a la minería ilegal que se extiende hasta el estado Amazonas.

«Cuando hablamos de minería ilegal estamos hablando de la invasión de grupos vinculados a este negocio y eso, a su vez, significa desplazamiento de comunidades que tenían cientos de años en esos sectores, como por ejemplo el pueblo indígena yanomami que tiene aproximadamente 30 mil años de existencia en la región», expresó Betancourt durante una entrevista al programa Háblame Bajito, que transmite Radio Fe y Alegría Noticias.

El experto en derechos humanos explicó que las actividades extractivas sin control generan un impacto social con la devastación de los ríos por el uso del mercurio, que genera la muerte de varios indígenas y la contaminación del ecosistema.

Resaltó que el decreto del Arco Minero del Orinoco violenta todo lo que tiene que ver con el capítulo octavo de la Constitución, el cual refiere sobre los derechos de los comunidades indígenas: la autonomía que tienen los pueblos originarios para decidir sobre los asuntos de interés de su propia comunidad.

«Lo que llaman la consulta previa, libre e informada en la mayoría de las comunidades donde se está ejerciendo actualmente la minería ilegal ha sido mal empleada través de las comunidades», dijo.

Ilegal aunque sea legal

Para Betancourt, la minería que se está ejerciendo en el estado Bolívar a través del Arco Minero del Orinoco es «legal» porque está establecida en un decreto. Sin embargo, al revisar el documentos donde se constata que los principios constitucionales, legales y sublegales en el país y a nivel internacional, se salta los estatutos legales. «Allí entra la contradicción».

«Cuando revisamos el decreto del Arco Minero del Orinoco y lo contrastamos con lo que tiene que ver con los derechos ambientales en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, evidentemente hay una contradicción clarísima y eso lo hace ilegal porque, como bien se sabe, la norma suprema en nuestro país es la Constitución y nadie puede ir en contra de ella, ni siquiera un decreto presidencial. A todas luces es una actividad ilegal, aunque tenga ese matiz de legalidad a través de un decreto», expresó.

El director de GRIAM aseveró que cuando la minería se ejerce a través de un decreto con toda una serie de normas y estándares internacionales en materia de extracción de minerales, se puede hablar de minería legal, pero cuando no está amparada bajo esta figura y de los estándares internacionales es minería ilegal. «Que es lo que se ejerce actualmente en el estado Amazonas venezolano y también en el estado Bolívar», recalcó.

Violencia y minería ilegal se recrudecen en Amazonas tras operativo militar en el Yapacana
Organizaciones civiles de la entidad registran un repunte de la violencia en esta área protegida
Las víctimas son aborígenes de diversas etnias que están vinculados con la defensa de sus territorios

 Por: Lorena Meléndez G. @loremelendez y Joshua De Freitas @joshuadfh 

Imagen de portada: SOS Orinoco

 

“Cuando se reporta una desaparición en Yapacana se espera lo peor”, afirmó Nelson Cayupare, coordinador del Comité de Derechos Humanos de San Fernando de Atabapo, cuando se le preguntó por las muertes y desapariciones registradas en las últimas tres semanas en el parque nacional de Amazonas donde la minería ilegal ha devastado más de millar y medio de hectáreas.

El 6 de enero de este año, el exgobernador de Amazonas, Liborio Guarulla, publicó en sus redes sociales el hallazgo del cadáver maniatado de un indígena venezolano en el Yapacana. Guarulla dijo que la víctima podría ser Alejandro Rojas, de la etnia jivi, quien había desaparecido dos semanas atrás.

Tanto el exgobernador como las ONG SOS Orinoco y Control Ciudadano presumen que los responsables del asesinato y la desaparición de los líderes indígenas son los grupos de guerrilla colombiana que hacen vida en territorio venezolano. 

“Entre el último trimestre del 2022 y lo que va del 2023 van cinco muertos en la zona, pero no hay duda de que haya un subregistro. Existe un miedo inmenso entre las comunidades a denunciar y registrar tanto las muertes violentas como las que ocurren dentro de las minas por deslizamientos de tierra dentro de las fosas”, advirtió Cayupare.

Recordó que el cadáver se consiguió el mismo día que la comunidad protestaba por la desaparición de varios de los líderes indígenas que habitan la zona, entre ellos, Wilberto Ángel Camico Menare, quien está desaparecido desde el 28 de diciembre de 2022. De acuerdo con el Comité de Derechos Humanos de San Fernando de Atabapo, el joven de 36 años y coordinador del comité de indígenas baniva de Yacapana, fue visto por última vez con miembros de la disidencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Venezuela en la zona de Sabana Grande, cerca del parque nacional. 

“La versión que manejamos relaciona la desaparición con el operativo militar en Yapacana en noviembre para ‘limpiar la zona de minas’: una represalia por parte de los disidentes de las FARC”, señaló Cayupare.

Wilberto tuvo roces con miembros disidentes de las FARC por los derechos de los mineros en uno de los campamentos. Al parecer, él acompañó a los miembros de la Fuerzas Armadas Nacionales en la quema de los equipos de la mina controladas por las FARC. La última vez que se vio a Wilberto fue en una reunión con los grupos armados irregulares”, agregó Cayupare por teléfono mientras viajaba a Puerto Ayacucho con la esperanza de llevar el caso al Ministerio Público. 

Para el coordinador del comité de Derechos Humanos, la carencia de servicios públicos es una de las trabas para llevar los casos ante la justicia. La electricidad llega dos veces a la semana y solo en la capital, del estado Amazonas, en Puerto Ayacucho, existen locales que brindan internet. Para ir desde Atabapo hasta Puerto Ayacucho se tarda mínimo un día en bote. La moneda de uso es el peso colombiano. 

Los cinco comités dedicados a la defensa de los pueblos indígenas del municipio Atabapo, donde está el Parque Nacional Yapacana, coinciden en que el aumento de la violencia en la zona se remonta a 2016, cuando Nicolás Maduro decretó  la Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco. “Pese a quedar a kilómetros de distancia, los grupos armados irregulares han tenido mayor presencia en el país para montar campamentos mineros desde entonces”, agregó Cayupare. 

Retrato de Wilberto Ángel Camico Menare. Foto cortesía: Waka Noticias

El Proyecto Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP por sus siglas en inglés) denunció el incremento de la deforestación por minería ilegal en el Parque Nacional Yapacana en 49% entre 2021 y 2022. A través de imágenes satelitales, MAAP pudo calcular cerca de 1.537 hectáreas de zonas intervenidas solo en las cercanías del Cerro Yapacana debido a la extracción ilícita de oro y otros minerales. La pérdida de cobertura vegetal amazónica en esa zona protegida por el Estado venezolano fue de 757 hectáreas en un año. Del total de deforestación acumulada, 17 hectáreas son de la cima del tepuy sagrado. 

En los informes del MAAP, las imágenes satelitales demuestran que los campamentos de minería dentro del parque nacional, y específicamente dentro del Cerro Yapacana, no han sido completamente desmantelados después del operativo militar. 

“Dada la escala masiva de la actividad minera ilegal en el Parque Nacional Yapacana, está claro que una sola operación no es suficiente para desmantelar miles de campamentos mineros y retirar a miles de mineros ilegales. Se necesitan esfuerzos a gran escala y a largo plazo”, concluyó el MAAP en su informe publicado este 16 de enero. 

Mapa de la evolución de la minería en el Parque Nacional Yapacana entre 2021 y 2022. Autor: Proyecto Monitoreo de la Amazonía Andina (MAAP)

Mientras los comités indígenas en Atabapo denunciaron que las autoridades no han hecho procedimientos de búsqueda para Camico, un menor de edad murió el pasado 8 de enero en las fosas de la mina Cacique, sector Platanillal del Yapacana. Su nombre era Cleubulo Henríquez.

De acuerdo con el comité de Derechos Humanos de Platanillal, citado por el portal Waka Noticias, Henríquez fue un deportista y estudiante que vivía en el sector Humboldt de la ciudad de Puerto Ayacucho. El joven visitó a su madre en las minas y, mientras trabajaba en una de las fosas, una piedra le cayó encima. 

El silencio como constante

A Eligio DaCosta se le quiebra la voz cuando habla del asesinato de Virgilio Trujillo, el indígena piaroa y coordinador de los guardianes territoriales Uwottüja del municipio Autana, en el estado Amazonas, a quien mataron el 30 de junio de 2022 con varios disparos en la cara en un barrio de Puerto Ayacucho, capital de la misma entidad.

“Virgilio estaba con nosotros en la organización ese día”, relató DaCosta, indígena baniva que coordina la Organización Regional De Pueblos Indígenas De Amazonas (ORPIA), institución que formó a los 30 guardianes territoriales que, como la víctima, protegen la cuenca del río Sipapo. “A media hora de salir de la reunión, nos enteramos de que le habían disparado. Eso fue un impacto fuerte, porque él era mi amigo. Yo lo ayudaba muchísimo porque él estaba comprometido con su territorio, con la defensa de la naturaleza”.

Armados con un bastión, una herramienta de madera para su protección, los guardianes territoriales fueron formados con el fin de resguardar los territorios indígenas y proteger la biodiversidad, por eso, quien ingresa a la zona que custodian, deben pedirles permiso. Semanas antes del asesinato de Virgilio Trujillo, grupos armados invadieron su territorio.

“Ellos estaban haciendo ese trabajo, protegiendo, buscando la forma de mediar con los mineros y que se salieran de allí los indígenas que también estaban trabajando. Pero como intervienen otros elementos externos, se genera el asesinato”, afirmó el coordinador de ORPIA.

El crimen, según DaCosta, dejó conmocionados tanto a los otros guardianes como a la comunidad del Alto Sipapo, donde vivía Virgilio. “Eso fue tan impactante para nosotros que dejamos de trabajar casi tres meses. Estábamos en zozobra, porque después amenazaron a otros compañeros”. 

El hecho, dijo el coordinador de ORPIA, también generó conflictos entre los pueblos indígenas, porque muchos miembros de las comunidades participan de la minería que azota la zona. Fuentes vinculadas al activismo ambiental confirmaron a Runrun.es que los grupos guerrilleros que explotan oro con maquinarias en los márgenes del río están vinculados con el asesinato. 

Se presume que en el hecho están involucrados narcotraficantes y paramilitares que pretenden tomar el territorio nacional. Trabajaremos sin descanso para esclarecer el crimen que ha causado conmoción en el estado Amazonas”, escribió en Twitter el director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), Douglas Rico, pocos días después del asesinato. Pero casi siete meses después del crimen, el Estado no ha dado ninguna respuesta sobre el hecho.

Vulnerables en su propio territorio

Según el Observatorio para la Defensa de la Vida (Odevida) entre 2015 y 2020 se registraron 102 hechos victimizantes contra los campesinos defensores del derecho a la tierra en territorios venezolanos. La ONG calculó que 37,25 % de los casos se refieren a detenciones arbitrarias, mientras que 14,71 % han sido víctimas de ejecuciones extrajudiciales y 13,73 % fueron asesinatos selectivos.

Cifras aportadas por la ONG Provea revelan que desde 2010 al menos 47 indígenas de los pueblos Pemon, Warao, Jivi, Yanomami, Piaroa y Wayúu, han sido asesinados tanto por uniformados como por actores no estatales.

“Durante el año 2022, se produjo un incremento de la violencia contra los pueblos indígenas, sobre todo en el estado Amazonas, donde la minería está legalmente prohibida”, dijo el coordinador de Odevida capítulo Venezuela, Raúl Cubas. “Sin embargo, bandas de la delincuencia organizada han tomado el control de vastos territorios indígenas, imponiendo sus reglas violentas de juego, que son las responsables de asesinatos de indígenas en Amazonas y Bolívar”, continuó. 

Del grupo de indígenas asesinados por temas relacionados a la minería registrado por la sociedad civil venezolana, 25 casos se vinculan al sicariato o a miembros de organizaciones guerrilleras. En 15 casos, los señalados son los miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.

“Un elemento en común en todos estos casos es la falta de resultados de las investigaciones realizadas por el Ministerio Público, por lo que hasta el día de hoy no hay ningún imputado, en todos estos hechos que enlutan a las comunidades indígenas de la Amazonia-Orinoquia venezolana”, agregó Cubas. 

El 11 de enero el ministro de Relaciones Exteriores, Yván Gil, aseguró en su cuenta de Twitter que Venezuela muestra “éxitos” contra la minería ilegal y la deforestación, luego de que el subsecretario de Estado de Estados Unidos para el Hemisferio Occidental, Brian A. Nichols, denunciara que en el Parque Nacional Yapacana se está destruyendo el medio ambiente. 

“En materia de protección ambiental existe un retroceso sin precedentes, cuando Venezuela históricamente fue un pionero en esta materia”, contrastó Cubas. Indicó que mientras el jefe de Estado colombiano, Gustavo Petro, “impulsa políticas protectoras del ambiente y de los pueblos indígenas y afrodescendientes”, en Venezuela el gobierno ignora el Acuerdo de Escazú —que acaba de aprobar el Congreso de Colombia—, que garantiza los derechos a la participación, información y justicia en materia ambiental”.  

Para el abogado especializado en derecho indígena e investigador responsable del Grupo de Trabajo sobre Asuntos Indígenas (GTAI) de la Universidad de los Andes, Vladimir Aguilar, los indígenas son más vulnerables ante todo lo que ocurre en la Amazonía. Es allí donde están sus territorios ancestrales y sitios sagrados, además de ser el espacio donde practican la caza, pesca y recolección. “Frente a la expansión macabra del extractivismo y sus lógicas perversas (minería ilegal, narcotráfico, pistas clandestinas, grupos armados irregulares, etc) los pueblos indígenas están en la primera línea de desprotección”, aseguró. 

Los indígenas, recalcó Aguilar, como los garantes del bosque y la selva Amazónica,  son quienes enfrentan a los actores irregulares y grupos armados que invaden sus territorios. “El asunto es que la confrontación es asimétrica. Mientras que unos tienen armamentos sofisticados los indígenas solo tienen arcos y flechas. Paradójicamente, ante la ausencia del Estado, los pueblos indígenas son los custodios de las fronteras y del territorio nacional”, sentenció Aguilar.

El Estado tiene una deuda de más de dos décadas con los pueblos indígenas porque todavía no ha delimitado la mayoría de sus territorios, un derecho consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela desde 1999. Líderes como DaCosta opinaron que si sus tierras estuviesen demarcadas, protegerlas sería más sencillo. En esto también coincidió Aguilar. “Los pueblos indígenas tendrían una razón mayor y más contundente para salvaguardar y defender sus territorios. Sería un mecanismo de contención de la lógica extractiva que ha inducido a una ínfima minoría de los indígenas a tener que practicar la minería ilegal, a la prostitución o al contrabando de combustible en algunos espacios”, apuntó el abogado. 

Estos títulos de propiedad, como documentos legales, les permitirían “accionar a nivel de tribunales nacionales e internacionales por el derecho a la vida (mediante la garantía del derecho al territorio), incluyendo la posibilidad de que se configure contra funcionarios del Estado (incluso contra miembros de grupos irregulares armados), responsabilidades por crímenes de lesa humanidad, por estar en presencia de lo que el catedrático español Bartolomé Clavero denominara una suerte de genocidio cultural silencioso”, señaló Aguilar.

ESPECIAL ︳Viaje a la fosa de la devastación del Arco Minero del Orinoco
Deforestación acelerada, ríos contaminados, explosión demográfica, invasión  de territorios indígenas, colapso de los servicios, aumento de la pobreza y consolidación del control de las minas por parte de los grupos armados conforman la estampa del megaproyecto de minería, promovido desde 2016 por el gobierno de Nicolás Maduro, tras la pandemia del COVID-19.  Presentamos una nueva investigación sobre la explotación de oro en Venezuela de Runrunes y el Correo del Caroní con apoyo de Transparencia Venezuela 

 

La pandemia del COVID-19 no detuvo la destrucción del Arco Minero del Orinoco, sino que la profundizó. Bosques talados, ríos contaminados, invasiones de territorios indígenas, instalación de plantas industriales y aparición de viviendas y comercios precarios a la orilla de la carretera conforman el nuevo paisaje que atraviesa la Troncal 10, la principal arteria vial que comunica los municipios mineros al sur del estado Bolívar. 

En un recorrido de 850 kilómetros por cuatro municipios mineros del estado Bolívar, el equipo de Runrunes y el Correo del Caroní constató en directo el impacto ambiental, social y cultural de la actividad aurífera en la región. La señal más visible del avance del megaproyecto de minería decretado por Nicolás Maduro en 2016 y que ocupa casi 12% del territorio nacional, es la aparición de misteriosas empresas, molinos artesanales y plantas industriales de cianuración para el procesamiento de oro cuyo desempeño productivo se mantiene bajo secreto oficial. 

De las 41 empresas que participan en la explotación del oro en el Arco Minero identificadas durante el recorrido, la dirección de los dos mayores complejos industriales ha sido  vinculada con la familia presidencial o funcionarios públicos; de 75%  se desconoce el proceso de contratación pública,  apenas seis  aparecen inscritas y habilitadas para contratar con el Estado. No hay certeza de cuántas se mantienen operativas y ninguna rinde cuenta pública de su desempeño productivo. 

El conflicto entre las comunidades indígenas dentro del Arco Minero y las bandas criminales llamadas colectivos, sindicatos mineros o “el sistema” liderados por pranes,  que han consolidado el control territorial de las minas con anuencia del Estado, es un estallido social latente. Una evidencia de esta disputa por la explotación de oro dentro del territorio indígena tuvo lugar la segunda semana de enero de 2022, cuando líderes locales decidieron trancar el paso durante 10 días por la Troncal 10, principal arteria vial del cinturón minero, lo que produjo problemas de abastecimiento. La tensión fue desmontada tras reuniones con las autoridades locales, gobierno regional y la Corporación Venezolana de Minería (CVM), ente coordinador de la gestión dentro del Arco Minero. 

La fiebre del oro también ha reconfigurado la vida de las poblaciones mineras. La proliferación de barriadas a lo largo de la carretera y en algunos históricos pueblos mineros como El Dorado se constató durante el recorrido por Guasipati, El Callao, Tumeremo, El Dorado, Las Claritas y el Kilómetro 88 así como los linderos de la Gran Sabana (que alberga el Parque Nacional Canaima). La aparición de viviendas con techos de zinc y paredes de tablas de madera y bolsas de plástico, son evidencia de la explosión demográfica en el Arco Minero y crecimiento de la pobreza con el consecuente colapso de los servicios públicos ya precarios. También son muestra de que el megaproyecto de minería no llegó acompañado de políticas sociales para beneficiar a las comunidades de los pueblos mineros ni articular medidas con los gobiernos locales.  

La deforestación a la vista de los transeúntes de la Troncal 10  y la contaminación con mercurio y desechos tóxicos de los ríos Cuyuní y Yuruary que bordean los principales pueblos mineros desdice las políticas ambientales que el Ministerio de Desarrollo Minero Ecológico y el Ministerio de Ecosocialismo aseguran cumplir  desde la creación del Arco Minero del Orinoco. En 2020 se registró la mayor pérdida de cobertura arbórea en el estado Bolívar en las últimas dos décadas debido a la expansión de la minería. 

Lea el especial completo Viaje a la fosa de la devastación del Arco Minero del Orinoco de Runrun.es y el Correo del Caroní con apoyo de Transparencia Venezuela clickeando la imagen. 

Pabellón de Venezuela en Dubai promociona producción nacional de oro, coltán y plata 
La imagen que Venezuela quiere dar en la exposición mundial es la de una nación con recursos naturales y biodiversidad abundantes

 

El ministro de Turismo de Nicolás Maduro, Alí Padrón, presidió los actos del día nacional de Venezuela en la Expo 2020 de Dubai, donde  afirmó que el pabellón de Venezuela pretendía ofrecer al visitante la imagen de “un país de oportunidades, con una población libre e independiente que desea compartir su destino” con el resto del mundo.

Padrón, de acuerdo con una nota de EFE, destacó los atractivos turísticos y económicos de Venezuela para los inversores de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), entre ellos “uno de los mayores niveles de biodiversidad del planeta” y sus abundantes recursos naturales y energéticos.

De esos recursos se ha aprovechado la administración de Nicolás Maduro, primer jefe de gobierno latinoamericano en ser investigado por la Corte Penal Internacional, para aprovar el desarrollo de diversas obras de infraestructura dentro de varios parques nacionales que están considerados como áreas protegidas y en los que se prohiben las construcciones. 

La nota también dice que los visitantes pueden realizar un recorrido a través de los diferentes paisajes y ecosistemas venezolanos, con vitrinas que muestran algunos de sus principales productos de exportación como café y cacao, y minerales como oro, plata y coltán.

El pabellón, diseñado por la firma de arquitectos Wanders Werner Falasi, de Emiratos Árabes Unidos, es un cubo blanco cubierto con delgadas columnas sobre las cuales se levantan otros listones de colores. “En un espacio inspirado por el gran maestro venezolano del arte cinético Carlos Cruz-Diez, será transportado al país de las ocho regiones y a su magnífico patrimonio geográfico y cultural”, dice la web del evento.

En la última sala del recorrido expositivo del pabellón, bajo el lema «Una herencia honorable, un futuro prometedor», unos grandes paneles ofrecen un mapa con las características geográficas del país, así como la biografía de Simón Bolívar.

Padrón  visitó el pabellón de Venezuela acompañado por Reem Ebrahim Al Hashimy, ministra de Estado de Cooperación Internacional de EAU y directora general de Expo 2020 Dubái.

 

Cinetismo en la Expo202

Una obra inconclusa del artista venezolano Juvenal Ravelo fue desvelada este domingo en medio de los actos del día nacional de Venezuela, donde personas de todo el mundo podrán intervenir para finalizarla .

El mural «Módulos cromáticos 2020-2021» estaba casi totalmente terminado, salvo un fragmento dejado en blanco a propósito para que lo culminen anónimos en el curso de la exposición, reseñó una nota de EFE.

«He querido reflejar los colores de la selva tropical venezolana», aseguró a Efe el autor, y añadió que los colores reflejan también la fauna, además de la flora y la arboleda, en una «fragmentación de la luz y del color».

En el mural, de casi cuatro metros de altura por 14 de longitud, predominan los diversos tonos verde, salpicados de rectángulos rojos, naranjas o amarillos.

Ravelo, representante del “arte cinético”, es una destacada figura del arte contemporáneo en Venezuela, que le concedió en 2008 el Premio Nacional de Artes Plásticas. Una de sus obras más emblemáticas es el mural “Módulos Cromáticos” que desde 2001 cubre parte de la avenida Libertador de Caracas.

Con información de EFE.

Confirman hallazgo de siete cadáveres en mina del sur de Bolívar

Ciudad Guayana. Una comisión militar llevó al Fuerte Tarabay, en el municipio Sifontes, del sur de Bolívar, siete cadáveres descompuestos de cuatro hombres y tres mujeres durante la noche de este martes: son los cuerpos que sacaron de la mina Los Candados, sector Bochinche (cercano a la zona del Esequibo) de ese municipio, luego de una masacre que ha sido denunciada por las familias del pueblo como responsabilidad del Ejército de Liberación Nacional (ELN), publica el portal Crónica.Uno.

La información la confirmó el diputado Américo de Grazia, representante del sur de Bolívar en la Asamblea Nacional, quien es otra de las voces que acusa al gobierno de Nicolás Maduro de permitir el ingreso de las células guerrilleras a las zonas mineras.

Pobladores y familiares de las víctimas aguardan en Tumeremo el traslado de los cuerpos desde las minas Los Candados para darles sepultura. Hasta el momento, no se conoce las cifras exactas de muertes ocurrida”, explicó.

Este miércoles, una comisión del Ejército, junto con consejos comunales de Sifontes, regresará a la mina tal y como lo hizo el martes, en helicóptero, para continuar el rescate de los cadáveres que todavía quedan.

Asunto cotidiano

De Grazia aseveró que, de acuerdo con las opiniones que recabó, la masacre se originó por el enfrentamiento entre la banda de “El Coporo” y el ELN por el control de la mina. Sobrevivientes de la balacera, 10 en total, fueron atendidos en el hospital Doctor José Gregorio Hernández.

Hasta ahora hay 18 personas desaparecidas. Por eso, pobladores de Tumeremo cerraron nuevamente la Troncal 10, la única vía terrestre que comunica Venezuela con Brasil, para exigir una investigación sobre el caso y los rescates de los cadáveres.

Además del Ejército, participan la Guardia Nacional Bolivariana, el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim).

Esta nueva matanza reaviva los temores de los habitantes de Sifontes en torno al hecho que, en marzo de 2016, dejó en evidencia los asesinatos que ocurren por el control de las minas de Bolívar: la masacre de Tumeremo.

En aquel suceso, negado originalmente por el gobernador de entonces, Francisco Rangel Gómez, al menos 17 personas murieron baleadas en una mina de ese mismo municipio. Fue, además, la advertencia que más altamente ha sonado acerca del desorden y la impunidad de ese proyecto con un sinfín de fisuras llamado Arco Minero del Orinoco, inaugurado por Nicolás Maduro pocos días antes de dicha masacre.

@marcosdavidv