ESTANDO DE VIAJE por ese enorme país con el que colindamos por el lado sur como es Brasil no deja de sorprenderme la claridad con la que es tratada la enfermedad cancerígena del ex presidente Luis Ignazio Lula da Silva en contraste con el misterio que rodea un acontecimiento similar del comandante presidente de esa hacienda personal en la que él mismo ha convertido a Venezuela.
Mientras por un lado el régimen venezolano exige a los medios privados, a la prensa en general, un trato a las noticias de manera oportuna, veraz y cierta, por su parte hace lo contrario no sólo con el cáncer presidencial sin con toda la información que desde el sector público se maneja.
Leo en los diarios y revistas brasileños la más detallada y minuciosa información sobre el tratamiento de Lula quien ha dejado saber que apenas termine las fases necesarias espera volver a la escena pública y participar en las elecciones municipales del 2012. Como lo definen varios medios espera ser el «comandante» de esa contienda electoral para abortar las iniciativas de varios partidos aliados del PT de lanzar candidaturas propias en contra del partido de Lula. El Secretario de Comunicación del PT, André Vargas, lo dejó claro esta semana en la revista ISTOÉ: «Lula va a sumar su carisma además de su propio ejemplo de superación de la enfermedad».
Esto viene al caso que quiero comentar en el contraste entre Lula y Chávez respecto al tratamiento del cáncer de cada uno de los dos: el del brasileño en la laringe y el del venezolano en ¿la próstata?, ¿la vejiga?, ¿el plexo?, ¿la sangre? u otras partes de su cuerpo.
Mientras la afección de Chávez se mantiene en secreto y se juega con la opinión pública en el sentido de manipularla y hacernos creer a veces que está muy bien y que está curado y en otras que está muy mal para luego reaparecer victorioso en su afán de tener su propia épica (la que le falta desde la asonada del 4F92 y el Museo Militar) la verdad verdadera de su mal no la quieren decir. Unos afirman que si fuera un caso sencillo ya lo habrían anunciado y otros, precisamente bajo esa premisa, se atreven a pronosticarle una gravedad que no le permitiría llegar a las elecciones presidenciales de Octubre de 2012.
Por eso el pasado noviembre escribimos en éstas páginas en torno a cómo el cáncer de Lula fue determinante para que el régimen chavista y su maquinaria de propaganda dejaran de lado, muy a su pesar, la campaña mediática que venían mostrando a un Chávez victorioso de su cáncer, resurrecto, dando lástima, piadoso y transformado casi en un «santón» al estilo del mural que en el Destacamento de la Guardia Nacional en Fuerte Tiuna lo dibuja como un aparecido en las puertas del Paraíso Celestial.
Pues bien, volviendo a Lula, pude presenciar esta semana como la junta médica que lo trata informaba junto al paciente y su esposa como el tumor cancerígeno en su laringe se había reducido en un 75% tras terminar todas las fases del tratamiento de quimioterapia, algo que sorprendió gratamente a los galenos tratantes pues así quedó descartada una operación para extirparlo, lo que habría dejado sin voz al ex mandatario. Esa fue su principal angustia tras detectarle la enfermedad.
Lula dejó así el Hospital Sirio Libanés de Sao Paulo para irse a su casa y celebrar la Navidad y el año nuevo preparándose para el nuevo tratamiento que con radioterapia debe continuar para lograr la desaparición total del tumor. Esta fase estaba prevista desde el principio y así se le dejo saber a los medios brasileños y globales el día que fue anunciada la enfermedad presidencial.
La radioterapia debe durar entre tres y seis semanas terminando a fines de febrero y hará que Lula asista de forma ambulatoria todos los días al centro médico paulista.
El avance de la curación de Lula ha mejorado de tal forma que la laringe ya no presenta problemas para deglutir alimentos y se puede considerar que su estado es normal. Igualmente se le redujo la ronquera que mostraba, otro signo evidente de la reducción del tumor.
Afianzando el contraste con los venezolanos los médicos brasileños Roberto Kalil Filho, Arturo Katz y Rubens de Britto informan y contestan todas las preguntas que la prensa ha tenido a bien formularles en sus ruedas informativas en el mas famoso hospital de Sao Paulo donde también fueron tratados de cáncer el presidente de Paraguay Fernando Lugo y la actual jefa de estado de Brasil Dilma Rouseff.
Muchas lecciones para Chávez y su gobierno, especialmente para los adulantes del régimen que solo buscan la hegemonía comunicacional sin importarles ni la ética ni la verdad en sus políticas informativas. Un engaño permanente en trece años de gobierno.
He aquí nuestra crónica del pasado 7 de Noviembre donde por primera vez tratamos el tema que hoy, 49 días después sigue vigente:
En medio del bombardeo mediático al que nos tiene sometido el gobierno venezolano a través de las cadenas oficiales, de distintos tiempos de duración, creando diferentes atmósferas a medida que pasan los días en torno a la salud del presidente Hugo Chávez, irrumpió un hecho fortuito que ha puesto en evidencia la enorme manipulación que hay con el cáncer del caudillo. El tener al mismo momento -llamase hoy “tiempo real” en el ambiente tecnológico- el ex presidente Lula da Silva un cáncer en la laringe y estando sometido a tratamiento en Brasil, pero abierto e informando a todos de su periplo de sanación, le crea un conflicto al caudillo criollo. Veremos por qué.
La propaganda oficial roja rojita nos ha pintado, a partir del regreso del presidente Chávez tras su operación en Cuba en el pasado mes de julio, un Chávez luchador, primero, y victorioso, después, tras haber terminado su quinta quimioterapia en La Habana.
Con muchas contradicciones en su lenguaje donde ha venido contando sus “hazañas” contra la enfermedad, el caudillo ha sufrido los embates de la enfermedad y sobre todo de la quimioterapia que lo ha llevado a recibir altas dosis de esteroides que le han deformado su habitual figura de los últimos años.
Tras la campaña de invencible y guerrero vino la de su abrazo a la religiosidad manifestada en todas las expresiones habidas y por haber, a excepción pareciera solamente de la Iglesia Mormona, en las que abraza desde un Cristo hasta cualquier deidad o figura de la brujería, la santería, el palo, el vudú o los ritos de la África Negra.
Una verdadera ensalada rusa de creencias populares y mitos ancestrales del sincretismo nacional. Hemos visto a Chávez desde recibir los Santos Óleos católicos con el Obispo Moronta hasta ramalazos de santeros y brujos también como desde evangélicos dominicanos hasta santeros cubanos.
Aprovechando la enfermedad han desplegado enormes y costosas campañas de promoción y propaganda del líder enfermo, vulnerable y golpeado pero que ahora, con el cambio que experimenta su vida -siendo el más notorio el cambio del lema Patria Socialismo o Muerte por “Luchares y Venceremos”- se nos asegura que entran sus creencias infantiles y espirituales desde cuando se crió con su abuela en un barrio barinés.
Es así como tras la última quimioterapia en La Habana nos dijo que “no tenía células cancerígenas en su cuerpo” para luego insistir que estaba curado y que había vencido al enemigo de su salud.
Días después al hacerse otro chequeo en La Habana deja abruptamente la capital cubana para venirse a la Grita, estado Táchira, para darle las gracias al Santo Cristo por el “milagro de su recuperación” y asegurarnos que aunque ya estaba curado debía chequearse cada cuatro o seis meses en Cuba.
Estando “curado” gracias al Cristo andino días después quiso ir a Isnotú, estado Trujillo, para agradecer al Siervo de Dios, el Dr. José Gregorio Hernández su curación. No pudo pues había agarrado una gripe al entrar en contacto con el pueblo griteño.
Es decir que un día está sano, otro engripado, uno curado y otro en chequeo. Discrepancias y divergencias consigo mismo.
Mientras eso acontece en Venezuela, en Brasil Lula se muestra en amplias formas para compartir con su país y el mundo la enfermedad, el tratamiento, los detalles y con una junta médica informando cada día sobre cómo va reaccionando el paciente ante la quimioterapia ambulatoria en su casa.
¡Oh Dios!…dirían en Miraflores. ¿Cómo mantener una campaña de lucha, victoria y sanación al mejor estilo de una novela con lástima, amor y lagrimas mientras Lula establece una diferencia de 180° con el manejo de la misma enfermedad?. El contraste es abismal.
¿Cambiarán el estilo de la propaganda que busca lástima, compasión, tristeza, amor y deseos de que siga vivo el Comandante?
Ya lo vimos el sábado desafiando de nuevo su reposo y tratamiento haciéndonos creer que trotaba a buen ritmo con los cadetes de la Academia Militar. Un vahído cortó con rapidez la transmisión de VTV.
El domingo confesaba por teléfono en el mismo canal – como señala Alberto Barrera Tyszka “el poder se ha vuelto una voz en off que ordena desde la televisión y puede aparecer en cualquier momento desde Cuba, Miraflores o el quirófano”- que ese día trotaría con menos ímpetu… ¿velada confesión del incidente sabatino?
El hecho es que el cáncer de Lula provoca un cambio en la estrategia lastimosa. La misma en la que el ministrín de información exige que las campañas muestren las peores fotos del deformado mandatario pues “deben ser las que más lástima provoquen pues así cosechamos apoyo para nuestro líder único”.
Las mentiras de Chávez son cortas: nunca ha hablado con Lula tras su quimioterapia pues se le tiene prohibido hablar y la llamada a una cumbre de presidentes que sobrevivieron al cáncer se limitaría solamente a los presidentes Fernando Lugo y Dilma Rouseff ya que los otros están en tratamiento.
En agosto de 2010, al presidente Lugo le fue detectado un linfoma maligno cancerígeno tras una cirugía en la que los médicos le extirparon un ganglio inguinal.
El cáncer que afectó al mandatario paraguayo fue de grado cuatro, el más avanzado y se extendió hasta los ganglios y los huesos, con concentración en la zona inguinal, el mediastino (caja torácica) y la tercera vértebra de la zona lumbar. Lugo fue tratado en el hospital Sirio-Libanés de Sao Paulo, sureste de Brasil, donde también se tratará Lula.
En 2009, la actual presidenta de Brasil anunció que se le había diagnosticado un cáncer linfático.
Ambos mandatarios ya están libres de la enfermedad.