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Linda Loaiza

Cinco años después el Estado venezolano sigue sin acatar sentencia de la Corte IDH sobre caso Linda Loaiza
En julio de 2023, la organización Caleidoscopio Humano denunció que Linda Loaiza «es revictimizada por un gobierno que continúa responsabilizando a las víctimas»

Este jueves, 16 de noviembre, se cumplen cinco años de que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) notificó la sentencia condenatoria que dictó contra el Estado venezolano por violaciones a los DDHH de Linda Loaiza.

A través de su cuenta de X (antes Twitter), la abogada Linda Loaiza señaló que ya son cinco años «exigiendo al Estado venezolano su obligación de cumplir con la sentencia».

«Una vez más debo recordarle al Estado que la impunidad que muestra sobre mi caso no prescribe por ser una violación a los derechos humanos, que su inacción me sigue revictimizando y también a mi familia«, añadió Loaiza.

El 16 de septiembre de 2018, los jueces de la Corte IDH sentenciaron que la justicia venezolana había fallado estrepitosamente en el caso de tortura, abuso y esclavitud sexual más mediático del país. 

Linda es la sobreviviente de crímenes de violencia contra la mujer más conocida de Venezuela, pero todavía no ha conseguido que el Estado venezolano responda a su tragedia.

Un caso emblemático de la impunidad por violencia de género

En julio de 2023, la organización Caleidoscopio Humano denunció que Linda Loaiza «es revictimizada por un gobierno que continúa responsabilizando a las víctimas».

Ahora, al cumplirse cinco años de la sentencia condenatoria de la Corte IDH, la ONG señaló que el caso de violencia de género de Linda Loaiza representa «no solo el primero presentado ante la CIDH contra Venezuela, sino también la única sentencia condenatoria, hasta 2018, dictada contra el Estado».

 

También, la organización señaló que este caso ejemplifica la «situación de impunidad a la que se enfrentan las mujeres que realizan denuncias por violencia de género, y a quienes el Estado no les garantiza ni seguridad ni justicia».

86 ONG y activistas respaldan decisión de Linda Loaiza de renunciar a la Unimet
Activistas y defensores exigieron al al Estado venezolano cumplir las obligaciones emanadas de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Linda Loaiza y en todas las recomendaciones derivadas de los sistemas de protección de derechos humanos y derechos de las mujeres

 

86 Organizaciones No Gubernamentales y demás activistas por los derechos humanos, respaldaron este miércoles, 14 de junio, la decisión de la abogada y activista en materia de violencia contra la mujer, Linda Loaiza, de renunciar al proyecto que llevaba a cabo con la Universidad Metropolitana. 

«Apoyamos de modo irrestricto la lucha de más de 22 años por encontrar justicia dentro y fuera de Venezuela de Linda Loaiza, defensora de derechos humanos, cuya historia, trabajo y trayectoria personal y profesional la han convertido en un referente indiscutible a nivel nacional, regional e internacional en materia de violencia basada en género», se lee en un comunicado difundido en la página web de Provea.

Asímismo, exigieron al al Estado venezolano cumplir las obligaciones emanadas de la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Linda Loaiza y en todas las recomendaciones derivadas de los sistemas de protección de derechos humanos y derechos de las mujeres.

«Exigimos también coherencia con el mandato de defensa de derechos humanos, incluidos los derechos de las mujeres, por parte de entes públicos y privados, y garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia en cualquiera de sus formas».

“Renuncié por respeto a mi dignidad y mi lucha”

El pasado lunes, 29 de mayo, la abogada Linda Loaiza, confirmó su renuncia al proyecto en derechos humanos del cual formaba parte en la Universidad Metropolitana (Unimet) en calidad de consultora externa.

La abogada argumentó que su renuncia al proyecto de derechos humanos se basó principalmente a su ideal de lucha y a lo que ha promovido durante casi 23 años. 

La denuncia se produjo debido a que el pasado 15 de mayo la Unimet entregó el Doctorado Honoris Causa al historiador, ensayista y profesor universitario, Germán Carrera Damas por ser un “ciudadano ejemplar” de Venezuela. 

«Por respeto a mí, a mí dignidad y a mi lucha, tomé la decisión. Este historiador forma parte de una sociedad de cómplices y a eso yo no me voy a someter. Si la universidad y el Centro de DDHH pretende tapar el sol con un dedo, yo no. Linda Loaiza no. Estos años de lucha y búsqueda de justicia yo no voy a claudicar ni voy a compartir espacios con esta persona», dijo Loaiza. 

La abogada y defensora de los derechos humanos agregó: «No pudiera estar yo a medias tintas en mi lucha. El sobrino de Germán Carrera Damas me mantuvo más de cuatro meses privada de libertad, además una corte internacional determinó que se cometieron contra mí delitos de tortura y agresión sexual. A un Estado como el nuestro, con un sistema donde la impunidad pareciera ser una regla, ahora se suma ahora que la academia otorgue este reconocimiento». 

Linda Loaiza cuestionó el reconocimiento que la Universidad Metropolitana le concedió a Carrera Damas y afirmó nuevamente que el historiador «formó parte de esa red de cómplices que obstaculizaron el acceso oportuno a la justicia» en su caso.

«Recordemos que si este es un supuesto historiador tan prestigioso y que ha escrito sobre el comportamiento de los venezolanos y que se le otorga este Honoris Causa, ¿cómo no registrar en la historia un evento cómo el que ocurrió que además ocurrió en su familia, cómo ocultarlo, cómo hacer silencio, cómo callarlo, como no hacer un pronunciamiento, eso es lo que se premia? ¿Eso es lo que la sociedad y los académicos premian?», dijo Loaiza.

En el año 2019, Linda Loaiza señaló a Germán Carrera Damas como cómplice por “silencio y omisión” de los delitos de los que fue víctima. A través de un hilo publicado en su cuenta de Twitter, Loaiza señaló por la misma causa a otros miembros de la familia Carrera Damas, todos figuras del mundo público, académico y comunicacional.

El “Monstruo de Los Palos Grandes”

Carrera Damas es tío de Luis Carrera Almoina, quien en el año 2001 fue acusado del secuestro, violación y tortura en contra de Linda Loaiza López.

Carrera Almoina, bajo amenaza de muerte, secuestró a Linda Loaiza y la mantuvo privada de libertad durante cuatro meses en un apartamento en Los Palos Grandes. Loaiza apenas tenía 18 años. Durante ese tiempo en cautiverio fue torturada, sometida a esclavitud sexual y abusos físicos y psicológicos. La prensa de entonces lo bautizó como el “monstruo de Los Palos Grandes”.

Loaiza fue rescatada el 19 de julio de 2001 por bomberos y funcionarios policiales. En el 2004 a Carrera Almoina lo arrestaron después de varias investigaciones, pero fue absuelto luego de varias irregularidades en el caso.

En el año 2006, según reseña el medio aliado TalCualse originó una nueva sentencia después de que se anulara el fallo y se abriera un nuevo proceso. Fue condenado a seis años de prisión por varios delitos, menos el de agresión sexual.

Para 2008, se decidió que Carrera Almoina había cumplido la pena y ahora se desconoce su paradero. Linda Loaiza ha responsabilizado al Estado por la falta de justicia sobre su caso.

Organizaciones de derechos humanos respaldan  lucha de Linda Loaiza contra la violencia de género en Venezuela
La Universidad Metropolitana confirio el Doctorado Honoris Causa al historiador Germán Carrera Damas, tío de Luis Antonio Carrera Almoina, agresor de la venezolana

 

Tras la decisión de la Universidad Metropolitana, hecha pública el 16 de mayo de 2023, de conferir el Doctorado Honoris Causa al historiador Germán Carrera Damas, la defensora de derechos humanos y activista en materia de violencia contra la mujer, Linda Loaiza López Soto, renunció a su relación contractual con el Centro de Derechos Humanos de dicha casa de estudios en protesta por el otorgamiento de dicho reconocimiento. Germán Carrera Damas es tío de Luis Antonio Carrera Almoina, culpable de agredir física, sexual y psicológicamente a Linda Loaiza, y hermano del padre de éste, Gustavo Luis Carrera Damas, quien apoyó y encubrió tales agresiones.

Linda Loaiza demandó al Estado venezolano ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos por su caso, convirtiéndose en la primera mujer en presentar una demanda sobre violencia basada en género en contra de Venezuela. En 2018, la Corte dictaminó a favor de ella y de su familia, y encontró a Venezuela responsable por incumplir sus obligaciones de prohibir la tortura, los tratos crueles, inhumanos y degradantes, y por no llevar a cabo la investigación con celeridad.

El agresor de Linda Loaiza actuó con total impunidad gracias a sus conexiones con la élite política y académica a la que todavía pertenecen los hermanos Carrera Damas. Dichas conexiones se hicieron patentes también durante los dos procesos judiciales que Linda Loaiza y su familia tuvieron que enfrentar, y que incluyeron retrasos, presiones, destrucción de evidencia, diferimientos e inhibiciones: su caso pasó por las manos de 97 jueces y 16 fiscales en un período de 6 años. Los delitos de violaciónhomicidio calificado en grado de frustración y tortura nunca fueron sancionados. Al día de hoy, Germán Carrera Damas no se ha pronunciado sobre nada de lo ocurrido, aunque el caso constituya parte de la historia colectiva reciente de nuestro país, y a pesar de que el dictamen de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de Linda Loaiza contra Venezuela constituya un hito histórico sin precedentes.

En este contexto, las personas y organizaciones de la sociedad civil aquí firmantes, manifestamos lo siguiente:

Apoyamos de modo irrestricto la lucha de más de 22 años por encontrar justicia dentro y fuera de Venezuela de Linda Loaiza, defensora de derechos humanos, cuya historia, trabajo y trayectoria personal y profesional la han convertido en un referente indiscutible a nivel nacional, regional e internacional en materia de violencia basada en género.

Respaldamos sin condiciones la decisión honrosa de Linda Loaiza de renunciar a su relación contractual con la Universidad Metropolitana.

Exigimos de manera enérgica al Estado venezolano cumplir las obligaciones emanadas de la sentencia de la CorteIDH en el caso de Linda Loaiza y en todas las recomendaciones derivadas de los sistemas de protección de derechos humanos y derechos de las mujeres.

Exigimos también coherencia con el mandato de defensa de derechos humanos, incluidos los derechos de las mujeres, por parte de entes públicos y privados, y garantizar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia en cualquiera de sus formas.

Instamos a la UNIMET a dar sentido real a las palabras de su rectora: “la Universidad Metropolitana en esta etapa de transformación, donde nos hemos empeñado en solidificar su institucionalidad, como una manera concreta de seguir apostando por un país que busca insistentemente libertades democráticas”.

Hecho en Caracas, a los 10 días del mes de junio de 2023.

Firman:

  1. A. C. Mujeres, de Frente
  2. A.C. Berenjena Empoderada
  3. A.C. Escuchamos
  4. AC Gurrufio
  5. AC Jóvenes y Desarrollo
  6. Acceso a la Justicia
  7. ACCSI Acción Ciudadana Contra el SIDA
  8. Acción Solidaria
  9. Agencia Cojedeña de Investigación
  10. Aliadas en Cadena AC
  11. AMBAR Asociación Civil
  12. Asociación Cauce
  13. Asociación Civil fraternidad y orientación activa AFOA Ongs
  14. Asociación Civil Los Naguaritos
  15. Asociación Civil Mujeres en Línea
  16. Asociación Civil Radar de los Barrios
  17. Asociación Mujeres Sin Fronteras
  18. Ateneo Ecológico del Orinoco
  19. Aula Abierta
  20. Berenjena Empoderada
  21. Caleidoscopio Humano
  22. Casa de la Mujer Juana Ramírez La Avanzadora
  23. Cátedra de Derechos Humanos de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado
  24. CECAVID-OVDHM
  25. Centro de Atención Integral Psicopedagógica Individual (CAIPI)
  26. Centro de Investigación Social Formación y Estudios de la Mujer CISFEM
  27. Centro de Justicia y Paz
  28. Centro LGBTIQ+ de Mérida
  29. Civilis Derechos Humanos
  30. Coalición Intergremial Yaracuyana
  31. Colegio Entrenadores Deportivo Venezuela
  32. Comadres Púpura
  33. Comisión de Derechos Humanos de Justicia y Paz del estado Aragua
  34. Comisión de la Universidad de Los Andes Contra la violencia de género (ULA Mujer)
  35. Comisión Nacional de Derechos Humanos de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela del estado Lara
  36. Comisión Nacional de DDHH de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela-Mérida
  37. Comisión Nacional de DDHH de la Federación de Colegios de Abogados de Venezuela del estado Táchira
  38. Comité de Defensa de los Derechos Humanos de los Municipios Puerto Cabello y Juan José Mora, (Morón) del Estado Carabobo. CDDH.
  39. Comité de derechos humanos de la guajira
  40. Comité para la defensa de los derechos humanos parroquia Coche
  41. Defensores Activos «PROVEA»
  42. EDEPA A.C.
  43. Encuentro ciudadano
  44. Entretejidas
  45. Fuerza Liberal
  46. Fundación @sopa para un hermano
  47. Fundación Aguaclara
  48. Fundación Basura Cero
  49. Fundación Iribarren Lucha
  50. Fundación Jurídica Mujeres con Valor
  51. Fundación Linda Loaiza
  52. Fundación Loto Azul
  53. Fundación Mariela Molero
  54. Fundación para la Prevención de la Violencia contra las Mujeres
  55. FundaRedes
  56. Héroes de Azul Derechos Humanos
  57. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello
  58. LABO
  59. Laboratorio de Paz
  60. Monitor de Víctimas
  61. Movimiento ciudadano Uniendo voluntades
  62. Movimiento SOMOS
  63. Mujeres Digna SOS Angostura
  64. No Permitas Malos Tratos
  65. Observatorio de Derechos Humanos de la Universidad de Los Andes
  66. Observatorio de Violencias LGBTIQ+
  67. Observatorio Global de Comunicación y Democracia
  68. Observatorio Guayanés de Violencia Basada en Género.
  69. Observatorio Venezolano DDHH Mujeres
  70. Organización Stop-VIH
  71. Plataforma comunicacional «Mujeres, Artes y Saberes»
  72. Prepara Familia
  73. Programa “Acompañando en el Dolor”
  74. Proyecto Mujeres
  75. Promedehum
  76. Programa Venezolano de Educación Acción en Derechos Humanos (Provea)
  77. Qué pasa en Venezuela (Portal)
  78. Red de Mujeres portuguesa
  79. Red Mérida Feminista
  80. Reflejos de Venezuela
  81. TAPETE TEATRO
  82. Ten Nacional de Mujeres modo Bogotá
  83. Transparencia ciudadana
  84. Transparencia Venezuela
  85. Unión Afirmativa
  86. Women Riots
Linda Loaiza: Renuncié por respeto a mi dignidad y a mi lucha
La abogada argumentó que su renuncia al proyecto de derechos humanos se basó principalmente a su ideal de lucha y a lo que ha promovido durante casi 23 años
Linda Loaiza cuestionó el reconocimiento que la Universidad Metropolitana le concedió a Carrera Damas y afirmó nuevamente que el historiador «formó parte de esa red de cómplices que obstaculizaron el acceso oportuno a la justicia» 

 

El pasado lunes, 29 de mayo, la abogada Linda Loaiza, confirmó su renuncia al proyecto en derechos humanos del cual formaba parte en la Universidad Metropolitana (Unimet) en calidad de consultora externa.

En entrevista para Runrun.es Linda Loaiza, confirmó que la frase que se filtró a la prensa en efecto sí es un párrafo de la carta de renuncia que envió a la Universidad Metropolitana. 

“La tragedia que viví también pasó a formar parte de la memoria histórica de este país pero para la universidad y para el honorable historiador eso no forma parte de sus modelos de hacer historia”, es parte de la carta de renuncia de Linda Loaiza, al tiempo que aseguró que desconoce cómo esa información llegó a los medios de comunicación. 

La abogada argumentó que su renuncia al proyecto de derechos humanos se basó principalmente a su ideal de lucha y a lo que ha promovido durante casi 23 años. 

«Por respeto a mí, a mí dignidad y a mi lucha, tomé la decisión. Este historiador forma parte de una sociedad de cómplices y a eso yo no me voy a someter. Si la universidad y el Centro de DDHH pretende tapar el sol con un dedo, yo no. Linda Loaiza no. Estos años de lucha y búsqueda de justicia yo no voy a claudicar ni voy a compartir espacios con esta persona», dijo Loaiza. 

La abogada y defensora de los derechos humanos agregó: «no pudiera estar yo a medias tintas en una lucha en la cual el sobrino de Germán Carrera Damas me mantuvo más de cuatro meses privada de libertad, donde además una corte internacional determinó que se cometieron contra mí delitos de tortura y agresión sexual y que un Estado como el nuestro, con un sistema donde la impunidad pareciera ser una regla, ahora se suma ahora que la academia otorgue este reconocimiento». 

El pasado 15 de mayo, la Unimet entregó el Doctorado Honoris Causa al historiador, ensayista y profesor universitario, Germán Carrera Damas por ser un “ciudadano ejemplar” de Venezuela. 

“El Consejo Superior de la Unimet, acordó conferir el Doctorado Honoris Causa al historiador Germán Carrera Damas, ensayista y profesor universitario. Considerado uno de los historiadores más destacados de Venezuela”, indica la condecoración de la universidad a Carrera Damas, distinción que fue entregada por el también historiador Elías Pino Iturrieta. 

Linda Loaiza cuestionó el reconocimiento que la Universidad Metropolitana le concedió a Carrera Damas y afirmó nuevamente que el historiador «formó parte de esa red de cómplices que obstaculizaron el acceso oportuno a la justicia». 

«Recordemos que si este es un supuesto historiador tan prestigioso y que ha escrito sobre el comportamiento de los venezolanos y que se le otorga este Honoris Causa, ¿cómo no registrar en la historia un evento cómo el que ocurrió que además ocurrió en su familia, cómo ocultarlo, cómo hacer silencio, cómo callarlo, como hacer un pronunciamiento, eso es lo que se premia? ¿Eso es lo que la sociedad y los académicos premian?», dijo Loaiza a Runrun.es. 

En el año 2019, Linda Loaiza señaló a Germán Carrera Damas como cómplice por “silencio y omisión” en su caso. A través de un hilo publicado en su cuenta de Twitter, Loaiza señaló por la misma causa a otros miembros de la familia Carrera Damas, todos figuras del mundo público, académico y comunicacional.

Respuestas tardías 

Linda Loaiza aseguró que de una forma «diplomática, arcaica y bastante parca» la Universidad Metropolitana le aclaró que la condecoración fue hecha por la casa de estudios y no por el Centro de DDHH, algo que para ella resultó «ambiguo». 

«Esto llama poderosamente mi atención porque si en una casa académica, en una universidad no se toma en consideración lo que significa la dirección de un centro de DDHH es bastante raro y de esa forma tratan de desvincularse de este tema. Hicieron referencia al pago de mis honorarios y al tema de los créditos y obviamente mi respuesta fue renunciar a ambas cosas. El proyecto estaba bastante avanzado pero les reiteré mi renuncia a los créditos y al pago», explicó la abogada. 

Loaiza detalló que la respuesta de la universidad la recibió 10 días después de su renuncia, es decir, el 27 de mayo. Runrun.es intentó contactar a las autoridades de la universidad en varias oportunidades para conocer la posición de la casa de estudios, pero no se obtuvo respuesta.

Por su parte, el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Metropolitana, el día de ayer emitió un comunicado sin hacer referencia al caso ni ofrecer mayores detalles. 

En el texto, el CDH-Unimet aclara que es una instancia adscrita a la Facultad de Estudios Jurídicos y Políticos de la Universidad Metropolitana, que documenta, denuncia y difunde información sobre graves violaciones de derechos humanos ocurridos en Venezuela.

«Nuestro mandato nos mantiene comprometidos con la defensa de las víctimas de todas las violaciones a los derechos humanos, y ello se mantiene inquebrantable, por lo que seguiremos apoyándolas y acompañándolas en sus procesos, siempre con enfoque género sensitivo y de diversidad sexual, como lo hemos hecho desde el año 2014″, es parte el comunicado. 

El CDH-Unimet aseveró en el comunicado que «ponen todo su empeño para acompañar a las víctimas que lo requieran a adelantar las acciones que estén en nuestras manos. Seguimos trabajando por la justicia, la verdad, la memoria, la reparación y las garantías de no repetición». 

Reacciones de defensores de DDHH

La renuncia de Loaiza al proyecto de derechos humanos que llevaba a cabo con la Unimet generó reacciones entre periodistas, ONG, activistas y sociedad civil que expresaron todo el apoyo a la abogada víctima de violencia de género. 

Lexys Rendón, coordinadora de la ONG Laboratorio de Paz señaló que es «decepcionante» que la Unimet premie a Carrera Damas.

«Ningún violador merece Honoris Causa», afirmó la periodista y defensora de derechos humanos, Gabriela Buada. 

La ONG Acceso a la Justicia respaldó a Loaiza y recordó que Venezuela tiene una deuda con ella. 

 

El “Monstruo de Los Palos Grandes”

Carrera Damas es tío de Luis Carrera Almoina, quien en el año 2001 fue acusado del secuestro, violación y tortura en contra de Linda Loaiza López.

Carrera Almoina, bajo amenaza de muerte, secuestró a Linda Loaiza y la mantuvo privada de libertad durante cuatro meses en un apartamento en Los Palos Grandes. Loaiza apenas tenía 18 años. Durante ese tiempo en cautiverio fue torturada, sometida a esclavitud sexual y abusos físicos y psicológicos. La prensa de entonces lo bautizó como el “monstruo de Los Palos Grandes”.

Loaiza fue rescatada el 19 de julio de 2001 por bomberos y funcionarios policiales. En el 2004 a Carrera Almoina lo arrestaron después de varias investigaciones, pero fue absuelto luego de varias irregularidades en el caso.

En el año 2006, según reseña el medio aliado TalCual, se originó una nueva sentencia después de que se anulara el fallo y se abriera un nuevo proceso. Fue condenado a seis años de prisión por varios delitos, menos el de agresión sexual.

Para 2008, se decidió que Carrera Almoina había cumplido la pena y ahora se desconoce su paradero. Linda Loaiza ha responsabilizado al Estado por la falta de justicia sobre su caso.

El caso que llegó a la CIDH

El caso de Linda Loaiza también es reconocido por ser el primer caso de violencia de género contra el Estado venezolano que se presenta en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). 

El Informe de Fondo del caso Linda Loaiza, emitido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en julio de 2016, señalaba que durante el secuestro, el agresor llevó a Linda Loaiza López a la casa de su padre, Gustavo Carrera Damas -que estaba al frente de la Universidad Nacional Abierta entonces- y  quien a pesar de presenciar el abuso sufrido por la víctima, no hizo nada al respecto.

Luego de un extenso análisis sobre el caso Linda Loaiza y los alegatos del Gobierno de Venezuela en donde aseguraba no tener responsabilidad alguna, la Comisión concluyó que el Estado venezolano era responsable por la violación de los derechos a la integridad personal en este crimen. 

 

El Estado venezolano sigue sin acatar sentencia de la Corte IDH por caso Linda Loaiza
Linda Loaiza es reconocida por presentar el primer caso de violencia de género contra el estado venezolano ante la Corte IDH

Este miércoles, 16 de noviembre, se cumplen cuatro años desde que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) notificara la sentencia condenatoria contra el estado venezolano por el caso de Linda Loaiza.

Linda Loaiza López Soto, quien es abogada y defensora de los derechos humanos, se refirió en Twitter hacia la sentencia, asegurando que «no abrió ninguna puerta» para que el sistema de justicia venezolano «hiciera algún gesto reivindicador de su nefasta actuación» en su caso.

Aunque considera que quizás para otras víctimas no es diferente, «esa sentencia sigue mostrando la cara inocultable de la impunidad sistemática en Venezuela».

También, enfatizó en que no es suficiente un fallo internacional como la sentencia de la Corte IDH, «si el Estado no cumple con ese mandato».

«Sigue la impunidad abriendo la puerta para la continuidad de estos crímenes contra las mujeres, niñas y adolescentes», sentenció Loaiza en su publicación.

Más de la mitad de su vida luchando por justicia

Linda Loaiza es reconocida por presentar el primer caso de violencia de género contra el estado venezolano ante la Corte IDH.

Aunque más de la mitad de su vida se ha centrado en el propósito de que se haga justicia sobre su caso, pese a que logró la sentencia de la Corte IDH, todavía no ha conseguido que el estado responda a sus garantías.

Loaiza es sobreviviente de crímenes de violencia contra la mujer más conocida del país. Cuando tenía 18 años, en marzo de 2001, un hombre la secuestró y la mantuvo en cautiverio durante cuatro meses.

En todo el tiempo que Linda estuvo secuestrada, fue víctima de torturas. Luis Carrera Almoina, el culpable, la hacía su esclava sexual y abusaba de ella física y psicológicamente.

Carrera Almoina recibió una condena en 2006 de seis años de prisión y salió en libertad dos años después, cuando un tribunal decidió que ya había cumplido su pena.

Linda Loaiza: Seguiré buscando justicia como víctima y profesional del derecho
La abogada y sobreviviente de violencia contra la mujer reiteró que el sistema de justicia venezolano es «cómplice de algunas personas», que terminan siendo beneficiadas porque no reciben las sanciones por los delitos cometidos

 

La abogada Linda Loaiza López, sobreviviente de crímenes de violencia contra la mujer, conversó con la periodista Lorena Meléndez (Runrunes) sobre su caso y los obstáculos que ha enfrentado durante su búsqueda de justicia

A través de un «en vivo de Instagram», López dijo que, a partir de la publicación del libro Doble crimen: tortura, esclavitud sexual e impunidad, otra víctima de Luis Carrera Almoina denunció y declaró, pero el Ministerio Público no consideró abrir una investigación.

En este libro, de la autoría de Luisa Kislinger y la propia López, «se desnuda el sistema de justicia» en su actuación frente a las mujeres que acuden a él buscando precisamente justicia

López reiteró que el sistema de justicia venezolano es «cómplice de algunas personas», que terminan beneficiadas porque no reciben las sanciones correspondientes por los delitos cometidos. En este sentido, lamentó que no se sancionen «la complicidad del estado y de las instituciones» en crímenes como los que se cometieron con ella.

«Este caso ha sido conocido por todas las instituciones del sistema de justicia y estuvo en el poder legislativo. Yo he recurrido a todas las instancias y a los mecanismos legales. Yo soy una persona accesible. El deber del Estado es sancionar. Seguiré buscando justicia como víctima y como profesional del derecho», sentenció López, quien dijo que se ha dedicado a la búsqueda de justicia, a la reconstrucción de sí misma como persona y como profesional.

A Carrera Almoina lo acusaron por violación, tortura y homicidio calificado contra Linda Loaiza López, pero el Estado lo absolvió por esos delitos, por lo que está en libertad desde 2007.

Una convención para prevenir, sancionar y erradicar las violencias contra las mujeres

@dhayanamatos

El fin de la II Guerra Mundial marcó un hito histórico en el desarrollo y en el fortalecimiento del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Supuso la instauración de un modelo de protección mediante el cual las personas tienen un conjunto de derechos garantizados en el contexto internacional en virtud de su condición de seres humanos, más allá de aquellos que tienen por ser ciudadanos y ciudadanas de un Estado particular.

Desde la perspectiva histórico-jurídica, a esta etapa se le denomina internacionalización. Y surge de la necesidad de ponerle límites al uso del poder por los Estados, de la preeminencia de la tesis iusnaturalista que parte de la existencia de un conjunto de derechos naturales con validez jurídica internacional y que le compete asegurar a la comunidad internacional.

En este contexto, comienzan a desarrollarse la Organización de las Naciones Unidas y, en el ámbito regional americano, la Organización de Estados Americanos. Ambas nacen en 1948.

En el seno de estas organizaciones se adoptaron una serie de declaraciones y tratados de carácter universal y regional en materia de derechos humanos, que reafirmaron el reconocimiento de la dignidad humana por parte de la comunidad internacional. Además, se crearon órganos con competencia para velar por la garantía y protección de esos derechos.

En el sistema interamericano, el primer instrumento que presenta un catálogo general de derechos humanos fue la Declaración Americana de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, aprobada en mayo de 1948. Posteriormente, en el año 1969, se adopta la Convención Americana de Derechos Humanos en San José, Costa Rica, conocida como Pacto de San José; en ella se consagra un conjunto de derechos civiles y políticos. En 1988, en la ciudad de San Salvador, El Salvador, se adopta el Protocolo Adicional a la Convención Americana de Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

Las mujeres y los derechos humanos

En esta etapa de internacionalización, como se indicó, se adoptaron un conjunto de tratados de carácter general, que consagraron la universalidad y que, en principio, reconocieron que los hombres y las mujeres tienen los mismos derechos. Pero se enunciaron de manera “neutra” y abstracta, bajo un supuesto universalismo que, al omitir precisar los géneros, tenía como referente o modelo a un hombre, por lo que devino en norma masculina y la invisibilización de las necesidades y experiencias de las mujeres. Ni pensar en que se estableciera, además, un enfoque interseccional.

En relación con este aspecto, es preciso reconocer que los hombres y las mujeres tienen experiencias distintas. Esto no implica que las experiencias masculinas se visualicen como las propias de los seres humanos, como el referente universal; mientras que las de las mujeres se identifiquen como experiencias y necesidades específicas.

Como señala la jurista costarricense Alda Facio: “los hombres son tan diferentes y tan semejantes a nosotras las mujeres, como nosotras somos diferentes y semejantes a ellos. Ninguno de los sexos debería ser el parámetro o paradigma de lo humano porque ambos, mujeres y hombres, somos igualmente humanos”.

Lo dicho no pretende negar el hecho de que los catálogos generales de derechos humanos adoptados en el proceso de internacionalización protegen a las mujeres, principalmente porque todos ellos consagran el derecho a la igualdad y la prohibición de no discriminación, pero con el tiempo, esta protección demostró ser insuficiente para las mujeres. Esto implicó buscar otras herramientas normativas que, en aras de la igualdad real, establecieran mecanismos para proteger las diferencias y, en la lucha por combatir la discriminación, persiguieran la erradicación de las desigualdades que generan la violación de los derechos humanos. De esa manera se entró en la etapa conocida como especificación.

Derechos humanos específicos para las mujeres

El jurista Gregorio Peces-Barba, uno de los padres de la Constitución española, explicaba que en el proceso de especificación se produce una mutación al modelo original occidental y liberal de los derechos humanos, ya que en esta etapa se parte de sujetos contextualizados, superando la premisa general, universal y abstracta del hombre como referente de la humanidad.

La especificidad está dada por el hecho de que no se reconocen derechos generales para todas las personas, sino que los titulares de los derechos que se consagran pertenecen a grupos que se encuentran en una condición social, cultural o física que genera una situación de vulnerabilidad e inferioridad en las relaciones sociales, por lo que requieren una protección especial para superar la discriminación y la desigualdad existentes.

En el sistema interamericano, en esta etapa de especificación, se adopta el 9 de junio de 1994, en la ciudad brasilera de Belém do Pará, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. Fue este el primer instrumento internacional, de carácter regional, que reconoce como derecho humano de las mujeres el derecho a una vida libre de violencia. Esto quiere decir que esta semana la Convención de Belém do Pará cumplió 27 años.

En el preámbulo de este texto normativo, los Estados partes reconocen que la violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos y libertades fundamentales, una ofensa a la dignidad y constituye una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre mujeres y hombres.

Los primeros pasos

Lograr que se adoptara una convención como esta a nivel interamericano no fue tarea fácil. Las activistas, los movimientos de mujeres y feministas tuvieron un papel fundamental.

Durante la década de los ochenta, a lo largo de todo el continente, las mujeres alzaron sus voces y se dieron manifestaciones para denunciar la violencia sistemática a la cual eran sometidas por el hecho de ser mujeres. Su clamor no cayó en saco roto; por el contrario, consiguieron introducir el tema en el debate público nacional y regional. Para lograrlo, contaron con una gran aliada: la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM).

La CIM es el órgano de la región más antiguo en la defensa y promoción de los derechos de las mujeres. Fue creada en 1928, así que es anterior al surgimiento de la OEA. En sus inicios se le encomendó realizar un estudio sobre la situación legal de las mujeres en las Américas. De este trabajo surgieron la Convención interamericana sobre la concesión de los derechos políticos a la mujer y la Convención Interamericana sobre la concesión de los derechos civiles a la mujer, ambas en 1948.

En 1989, la presidenta de la CIM, la salvadoreña Milagro Azcúnaga de Meléndez, manifestó en una reunión de la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas que la organización que presidía había detectado un vacío importante en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEDAW por sus siglas en inglés) –que era considerada la carta magna de los derechos de las mujeres–, en relación con la violencia que estas sufrían y que a nivel regional, aunque en ese momento la información estadística era insuficiente y el problema invisible, se comenzaría a trabajar para hacerle frente a este flagelo. Así se inició el recorrido hasta la adopción de la convención.

Cuenta Linda J. Poole, quien fue secretaria ejecutiva de la Comisión Interamericana de Mujeres en el periodo comprendido entre 1986 – 1996, que en el año 1991, con el apoyo de los gobiernos de Canadá y Venezuela, se convocó una reunión de mujeres juristas que tuvieran experticia en temas de derechos humanos y en el abordaje de las violencias contra las mujeres.

Las expertas venezolanas

En el grupo de 10 expertas estuvieron presentes, además de influyentes feministas internacionales conocidas por las nuevas generaciones por los aportes que han hecho a los estudios jurídicos sobre las mujeres; entre ellas, Rebecca Cook (experta en derechos sexuales y reproductivos) y Rhonda Copelon (famosa, entre otras razones, por su abordaje de la tortura en los casos de violencia en la pareja), dos paisanas: la penalista Sonia Sgambatti y la experta en asuntos de familia María Cristina Parra. Ambas continúan activas en la lucha por los derechos de las mujeres.

En mi opinión, es importante que las jóvenes conozcan los aportes que han hecho las feministas venezolanas no solo en el ámbito nacional sino en el internacional.

Es fácil señalar que se trata de un feminismo liberal, que no va a la raíz del problema, que excluye a un amplio sector de aquellas que no son blancas o blanquizadas, o que no incorpora la mirada interseccional que permita ver que no solo es el género sino su intersección con otras formas de dominación lo que mantiene a las mujeres en riesgo…

Es fácil decir eso ahora. Lo difícil era hacer lo que ellas hicieron en su momento: lograr mover los cimientos culturales que consideraban que el problema de la violencia contra las mujeres era un asunto privado, sacarlo de su invisibilidad y posicionarlo como un asunto de derechos humanos, lo que implica un conjunto de obligaciones para los Estados. Esto fue lo que se logró con la adopción de la Convención de Belém do Pará.

Importancia de la convención

Además de dejar claramente establecido que la violencia contra la mujer puede ocurrir en los espacios público o privado, ser cometida en cualquier ámbito: la familia, la comunidad, por el Estado o sus agentes, la Convención de Belém do Pará expresamente reconoce el peso que tienen los estereotipos de género en esta problemática, en la subordinación que afecta a las mujeres, de allí la importancia de tomar medidas para erradicarlos.

En relación con las obligaciones que tienen los Estados, estas pueden ser: educativas, preventivas, informativas, de atención integral, de reparación, de acceso a la justicia y establece la debida diligencia.

En relación con la debida diligencia es importante destacar que no se trata de actuar de cualquier modo y eso es crucial tenerlo presente si examinamos la situación de las violencias contra las mujeres en Venezuela.

No basta con que haya una ley, unos tribunales y todo un sistema jurídico especializado en los asuntos de violencia contra las mujeres si no es oportuno, eficaz y verdaderamente garantiza a las mujeres su derecho humano a una vida libre de violencia. En ese sentido, que ante los testimonios dados por mujeres víctimas de violencia y recogidos por el movimiento #YoSíTeCreo venezolano, el fiscal general de Venezuela diga que se investigará, eso no supone que se esté actuando con la debida diligencia.

Casos emblemáticos

La primera vez que se aplicó la Convención de Belém do Pará en el sistema interamericano fue en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el caso María da Penha Maia Fernandes vs. Brasil. Se trataba de una farmacéutica brasileña a quien su esposo la intentó matar dos veces y la dejó parapléjica. Ante el retardo procesal y la inacción del sistema de justicia brasilero, la comisión manifestó que la falta de debida diligencia en el tratamiento de los hechos no se trataba de una actuación que se hubiese dado solo en este caso, sino que, por el contrario, era la forma de actuar recurrente de los órganos del Estado ante la violencia contra las mujeres en las relaciones de pareja, en el espacio doméstico, donde se mostraba una tolerancia hacia las agresiones cometidas y una clara discriminación contra las víctimas.

Es tal la importancia de este caso en Brasil que la ley que regula la violencia contra las mujeres se llama Ley 11.340 Maria da Penha.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sentenciado varios asuntos en los cuales ha aplicado la Convención de Belém do Pará. Entre ellos, uno de los más conocidos, es el referido a los femicidios (aunque la corte nunca usó este término) de tres mujeres en Ciudad Juárez, caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México.

Los aportes jurisprudenciales en este caso se vinculan con la falta de debida diligencia por parte de las autoridades mexicanas, a la persistencia de estereotipos de género, a una violencia estructural, a la impunidad, entre otros.

En relación con la impunidad, manifestó la corte que esta es recurrente ante la ineficacia de las autoridades para investigar, lo que envía un mensaje social de que este tipo de violencia es permitida, es legítima, con lo que se normaliza como algo cotidiano en la vida de las mujeres.

Es el incumplimiento de las obligaciones estatales lo que contribuye a un ambiente de impunidad.

Esta pequeña muestra no puede culminar sin mencionar la sentencia de Linda Loaiza, caso López Soto y otros vs. Venezuela, donde por primera vez la corte configuró la tortura en actos de violencia contra la mujer cometidos por un particular debido a la omisión del Estado venezolano en actuar y proteger a la víctima cuando tuvo conocimiento de ciertos hechos del agresor, Luis Carrera Almoina.

La Convención de Belém do Pará fue un gran logro para las mujeres de la región. No se debe olvidar que América Latina es el continente que muestra las cifras más altas de violencia contra las mujeres; que para ellas el lugar más peligroso es su propio hogar y los principales agresores son los cónyuges, las parejas, las exparejas, otros hombres de la familia o con quienes mantienen relaciones cercanas. Pero aun es largo el camino para que las mujeres tengan una vida libre de violencias en los espacios públicos o privados, en la vida real o en la virtual, en tiempos de guerra o en tiempos de paz.

Las opiniones emitidas por los articulistas son de su entera responsabilidad. Y no comprometen la línea editorial de RunRun.es

DDHH olvidados | Linda Loaiza sigue buscando justicia
Linda Loaiza fue secuestrada, torturada y violada por cuatro meses en 2001. Su caso es el primero sobre violencia de género ocurrido en Venezuela en ser juzgado por la CIDH

Valeria Pedicini

Hace 20 años, el 27 de marzo de 2001, Linda Loaiza fue secuestrada y encerrada en un apartamento en Los Palos Grandes, en Caracas. Tenía 18 años y poco tiempo de haber llegado de Mérida a la capital, junto con su hermana, con ganas de estudiar veterinaria. 

Durante cuatro meses, Linda fue sometida a distintos tipos de violencia física, sexual y psicológica. Fue amordazada, esclavizada, torturada y abusada sexualmente por Luis Carrera Almoina, bautizado posteriormente por la prensa de aquel momento como “El monstruo de los Palos Grandes”.

Al día siguiente de su secuestro, Ana Secilia López, hermana de Linda, recibió una llamada en la que le dijeron que “Linda no iba a regresar a la casa”. Al intentar comunicarse nuevamente con ese teléfono, escuchó un mensaje grabado que decía que pertenecía a Almoina. 

Con esa información, quiso denunciar a la policía, pero fue desestimada por las autoridades, que alegaron que eran “problemas de pareja” y había que esperar. Intentó interponer una denuncia al menos en seis oportunidades. Cuando el agresor de su hermana era informado de las denuncias, la violencia aumentaba.

Linda Loaiza estuvo 114 días desaparecida. 

La joven pudo escapar el 19 de julio de 2001, el día en que su captor no la amordazó cuando salió la vivienda. Linda gritó pidiendo auxilio desde la ventana del apartamento hasta que los vecinos la escucharon y llamaron a los efectivos de la Policía de Chacao, quienes la encontraron moribunda. Fue trasladada en ambulancia al Hospital Universitario. Tuvo que permanecer en distintos centros hospitalarios por un período de 15 meses y se tuvo que someter a 15 cirugías para la reconstrucción de partes de su cuerpo por todos las torturas que había sufrido. 

Los informes médicos reseñaron que sufrió, entre otras lesiones: fractura de maxilar, destrozo de labios y orejas, rotura de costillas, desviación ocular, cercenamiento de pezones, desgarre vaginal, quemaduras de cigarros, marcas de mordiscos. Padecía desnutrición y sus muñecas, tobillos y piernas tenían marcas de ataduras. 

Los daños de las graves lesiones que sufrió durante cuatro meses de cautiverio persistieron por mucho tiempo más que ese. 

El Informe de Fondo del caso Linda Loaiza emitido por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en julio de 2016 señala que durante el secuestro, el agresor llevó a Linda Loaiza López a la casa de su padre, Gustavo Carrera Damas, quien estaba al frente de la Universidad Nacional Abierta, quien a pesar de presenciar el abuso sufrido por la víctima, no hizo nada al respecto.

Pero el horror no terminó después de librarse de su agresor. Linda se tuvo que enfrentar a un doble crimen: el de la violencia e impunidad institucional. Desde el principio, el proceso judicial estuvo lleno de irregularidades, omisiones, dilaciones injustificadas e incluso con destrucción de evidencias. Fue revictimizada durante la investigación.

Mientras estuvo hospitalizada, la Fiscalía emitió una orden para no permitir el acceso a su abogado, afectando su derecho a contar con información y asesoramiento respecto de la investigación y proceso penal.

Desde el primer momento de su rescate, Linda Loaiza identificó a Luis Carrera Almoina como su victimario. Fue detenido el 22 de agosto de 2001 y acusado por los delitos de Homicidio Frustrado, Violación, Privación de Libertad y Tortura.  El 10 de septiembre le fue concedido el beneficio de casa por cárcel.

Por el retardo procesal de su caso, Loaiza López hizo una huelga de hambre ante el Tribunal Supremo de Justicia por 13 días continuos en agosto de 2004. Tres años y tres meses después, inició el juicio. Las pruebas más contundentes para demostrar la culpabilidad del acusado por haber cometido delitos atroces fueron invisibilizadas o desestimadas. No se hicieron pruebas de ADN, se perdieron materiales de interés criminalístico en el sitio de los hechos por el indebido resguardo de la prueba, la recolección de evidencia de la escena se realizó con deficiencias, no se hicieron pruebas de luminol en el apartamento y los exámenes forenses no se realizaron hasta ocho días después del rescate.

La jueza Rosa Cádiz, encargada del caso, le otorgó libertad plena a Carrera Almoina, argumentando “duda razonable”. Por el contrario, pidió que Loaiza fuera investigada, junto a su familia, por una supuesta vinculación con una red de prostitución. 

Loaiza apeló la decisión. Carrera fue detenido de nuevo y se inició un nuevo juicio en 2006, pero con otro juez, luego de que la Corte de Apelaciones decidiera anular el fallo absolutorio por inmotivación y ordenara un nuevo proceso. Se condenó parcialmente a Carrera Almoina a seis años y un mes de cárcel por privación ilegítima de libertad y lesiones gravísimas. 

Ni siquiera fue juzgado por todos los delitos que había cometido: la violencia sexual no fue tomada en cuenta, se mantiene en situación de impunidad. Cumplió su sentencia en la cárcel de El Rodeo y en 2008 se declaró que había cumplido la pena. Desde entonces está en libertad. 

Después de seis años, el caso había pasado por 97 jueces, 16 fiscales, las audiencias se diferían y 50 jueces se inhibieron.

El monitoreo de violencia contra las mujeres de la plataforma Utopix indica que en lo que va de 2021 se han contabilizado 73 femicidios: 23 en enero, 20 en febrero, 15 en marzo y 15 en abril. Es decir, en Venezuela ocurre un femicidio cada 39 horas. 

Por su parte, el Monitor de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) indica que del 1 de enero al 31 de marzo hubo 20 femicidios. En el reporte de abril, reportaron que hubo 15 femicidios consumados y 6 frustrados en el mes 

La determinación de Linda Loaiza en encontrar justicia la llevó a estudiar Derecho y hacer una especialización en Derechos Humanos. El caso fue llevado por la víctima, su familia y su abogado ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para demandar al Estado venezolano. “Considero que en el Estado venezolano aún hay impunidad en mi caso, con relación al delito de violencia sexual. He acudido aquí porque en este lugar no imperaran privilegios sociales ni económicos”. 

Aunque los hechos fueron cometidos por un particular, el Estado incumplió con su obligación de prevenir, investigar y castigar actos de violencia contra la mujer. 

El caso de Loaiza es el primero sobre violencia de género ocurrido en Venezuela en ser juzgado por la CIDH. Su historia es la muestra de la violencia institucional y doble victimización que tienen que sufrir las mujeres víctimas de violencia sexual en el acceso a la justicia. En noviembre de 2008, el organismo declaró responsable al Estado venezolano venezolano por la violación de los derechos humanos de Loaiza, entre los que sobresalen el de integridad personal, prohibición de la tortura y otros tratos crueles, inhumanos o degradantes, prohibición de la esclavitud, libertad personal, garantías judiciales, dignidad, autonomía y vida privada, circulación y residencia, igualdad ante la ley y protección judicial.

Hasta la fecha, Linda Loaiza sigue esperando el cumplimiento de la sentencia de la CIDH. “Sigo exigiendo mis derechos, como mujer venezolana; sigo promoviendo la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición y la responsabilidad del Estado venezolano es garantizar mis derechos y los de mis familiares. Mientras no exista el acceso efectivo a la justicia interamericana de las víctimas de violaciones de derechos humanos, este sistema deja de ser una garantía para las víctimas”, expresó Linda en una entrevista a Runrun.es.

Las secuelas del trauma no pueden borrarse por el solo deseo; se aprende a vivir con ellas, el daño que causan es como vivir la propia muerte, luchar contra ella, vencerla y heredar sus consecuencias. “Como víctima sobreviviente de violencia sexual y tortura, puedo decir que no existen palabras que puedan definir este dolor”.