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Inundaciones

El 70 % de la población venezolana es altamente vulnerable a las amenazas naturales según la Encovi 2023

La Encuesta de Condiciones de Vida de la Universidad Católica Andrés Bello (Encovi – UCAB) advirtió que solo 2 % de la población venezolana sondeada afirmó tener un sistema de alerta temprana frente a desastres socioambientales como inundaciones, incendios forestales, sismos y aludes torrenciales (conocidos como deslaves) este 13 de marzo. Según la institución, la cifra bajó 8 unidades entre el 2015 y el 2023. 

De acuerdo con las proyecciones estadísticas de la UCAB, el 29 % de la población venezolana tiene un riesgo «muy bajo» o «bajo» frente a las amenazas naturales, mientras que el 70 % se encuentra en un riesgo «medio», «alto» y «muy alto»

La universidad también alertó durante la presentación de los resultados en Caracas que solo el 1 % de los encuestados, de una muestra estadística de 16.212 hogares en más de 10 ciudades del país, dijo tener un sistema de información para la prevención de desastres para el tiempo de recolección de los datos, entre mayo y junio de 2023. La cifra bajó un 50 % con respecto a los resultados de la Encovi del año 2015. 

Mientras el Estado venezolano no informa ni a la ciudadanía ni a las Naciones Unidas sobre los avances en materia de mitigación de riesgos ante amenazas naturales desde el 2016, los estudios de la UCAB reflejan un retroceso de la administración pública para cumplir los objetivos del Marco de Sendai 2015 – 2030, un  acuerdo de las Naciones Unidas que firmó el régimen venezolano para ofrecer una mayor cobertura en los sistema de alerta temprana y reducir la vulnerabilidad de la población ante los desastres. 

Mayor registro de desastres, menor preparación

La Encoví constató, a través de encuestas a distintas comunidades de al menos 10 estados del país, que la frecuencia de los deslizamientos de tierra reportados han aumentado en 236,36 % en los últimos 8 años: pasando de 11 casos en 2015 a 37 en 2023. 

Mientras tanto, otros desastres socioambientales reflejaron un leve descenso, entre el 19 y el 50 %, en los casos confirmados por la muestra encuestada por la UCAB. Hubo 11 casos de inundaciones por crecidas de ríos de forma repentina (o flash flood en inglés) en 2023, al menos 26 casos de inundaciones por «fuertes lluvias», 8 reportes de comunidades afectadas por sismos y 13 reportes de incendios. 

Sin embargo, la UCAB recalcó que estas cifras son parciales y el número de casos es mayor

También alertó que las comunidades están cada vez menos organizadas para manejar las emergencias en caso de amenazas naturales o desastres. Solo el 2 % de la muestra encuestada afirmó tener alguna organización para la prevención y atención comunitaria en emergencias —frente al 5 % en 2015— y solo el 1 % dijo haber participado en un plan de formación para la prevención y respuesta de desastres y tener planes de evacuación en casos de emergencia —comparado al 3 % en 2015—. 

Vulnerabilidad socioeconómica alta

La universidad enfatizó que cada vez más los venezolanos establecen sus viviendas en zonas de alto riesgo y sin acceso vehicular directo, además que las poblaciones que quedan en el país debido a la diáspora venezolana desde el 2015 se concentra en personas mayores de 60 años y niños, niñas y adolescentes, poblaciones consideradas de alto riesgo para las Naciones Unidas. 

Si bien el 67 % de la población tiene un ambulatorio cercano, pero solo el 1 % tiene una póliza de seguros que lo respalda ante un desastre socioambiental —en 2015 la cifra era del 10 %—. Ninguna persona pudo afirmarle a la Encovi que tiene acceso a una línea de crédito bancario para recuperarse económicamente de las pérdidas ante una amenaza natural —cuando hace 8 años la Encovi arrojó un 27 % en esa categoría— y solo el 3 % afirmó tener una vivienda secundaria en casos de emergencia —comparado al 25 % en 2015—. 

La ONG venezolana Clima 21 denunció que el Estado no tiene ningún plan de mitigación de riesgos socioambientales, como el cambio climático. En el año 2022 se reportaron cerca de 14.000 viviendas afectadas y al menos 70.000 personas sufrieron las consecuencias por inundaciones.

«A pesar de lo delicado de la situación, no hay información pública adecuada, ni suficientes datos sobre las causas de la misma, sus consecuencias sobre las personas, comunidades e infraestructuras prioritarias; tampoco sobre las acciones para proteger a la ciudanía de estas situaciones. Es claro que este contexto se puede agravar pudiendo obstaculizar la recuperación económica del país y generar mayores violaciones a los derechos humanos de la población», advierten en su informe publicado en enero de 2023.

Por ahora, instituciones académicas como el Departamento de Ingeniería Hidrometeorológica de la Universidad Central de Venezuela reportan desde agosto que el país rompe récords de focos de calor desde agosto de 2023 y el Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de la Unión Europea «Copernicus» —CAMS, por sus siglas en inglés— alertó este 28 de febrero a través de un comunicado de prensa que Venezuela, Brasil y Bolivia son los países de Suramérica que más emisiones de carbono producen debido a los incendios forestales este mes comparado a toda la data recogida desde el año 2003. Pero el Estado no ha informado sobre un plan de mitigación para los incendios durante este periodo del fenómeno El Niño, que seguirá hasta el mes de abril reduciendo las precipitaciones en el país según la Organización Meteorológica Mundial. 

Reportan inundaciones relacionadas a las lluvias en el occidente del país
Aunque Protección Civil o el Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz no ha brindado un balance de los afectados, los estados Mérida y Zulia son los que denuncian con mayor frecuencia

Fotografía: Protección Civil (Carlos Pérez Ampueda). Inundaciones en el municipio Baralt del estado Zulia

Desde el primero de noviembre los estados Zulia, Mérida, Falcón y Distrito Capital reportan inundaciones relacionadas a las lluvias, el mal drenaje urbano y la gestión de riesgos. 

Carlos Pérez Ampueda, viceministro de Gestión de Riesgo y Protección Civil, informó en una entrevista a la agencia de noticias EFE que las regiones más afectadas son el municipio Baralt, en el estado Zulia, y el estado Mérida. Hasta los momentos ninguna autoridad pública ha informado un balance sobre las pérdidas materiales y humanas. 

Mientras tanto, el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMEH) reporta que las lluvias se mantendrán durante la próximos dos días. 

El jueves 2 de noviembre, el ministro de Interior y Justicia y Paz, Remigio Ceballos, informó en sus redes sociales que las precipitaciones de los últimos días causaron abnegaciones y deslizamientos de tierra en Aragua, Carabobo, Lara, Trujillo, Miranda, Vargas, Sucre y Yaracuy.

Al menos 120 familias en Coquivacoa, una parroquia de la ciudad de Maracaibo, en Zulia, afirmaron que perdieron pertnencias debido a las lluvias entre el 1 y 2 de noviembre, según los reportes del alcalde de Maracaibo, Rafael Ramírez. Otras 15 localidades de la capital del Zulia resultaron afectadas y sin un balance de pérdidas hasta la fecha.

Mientras tanto, otras zonas del estado, como el municipio Baralt, La Guajira, Machiques de Perijá y Catatumbo reportaron inundaciones este 4 de noviembre debido a las crecidas de los ríos y drenajes tapados o inexistentes en la zona. Los habitantes de las zona informaron a Radio Fe y Alegría que al menos 90 mil hectáreas de cultivo están inundadas por una fractura en el muro de contención en el sur del Zulia. 

Inundaciones Lara y Mérida

Por su parte, Luis Lobo Sívoli, presidente de Protección Civil y Gestión del Riesgo del estado Mérida, informó que «los municipios más afectados (en la zona andina) son Libertador, Miranda, Sucre y Alberto Adriani, donde se han presentado crecidas súbitas de ríos, deslizamientos de tierra y caída de árboles sobre el tendido eléctrico».

Lobo advirtió que durante estas semanas las regiones montañosas de los Andes estarán «saturadas de agua», por lo que mantienen una alerta temprana por deslizamientos de tierra en el estado. Este 4 de noviembre la capital del estado Mérida y la ciudad de Ejido, capital del municipio Campo Elías, reportaron un número indefinido de árboles caídos por los vientos fuertes y el granizo. 

En el estado Lara, las crecidas de los ríos Urdaneta, Morere y Tocuyo por las precipitaciones dejó a varias familias damnificadas, según el jefe de Protección Civil de la entidad, Luis Mujica. Si bien no informó de un número exacto de personas afectadas, se estima que la zona con mayores pérdidas materiales fue en el municipio Torres, en las cercanías de la ciudad de Carora.

Alerta por deslizamientos de tierra en Caracas

En su último boletín, el Departamento de Ingeniería Hidrometeorológica de de la Universidad Central de Venezuela estimó que el mes de noviembre bajará la frecuencia de las precipitaciones en la zona. Pero, debido a seis meses con acumulados de lluvia más altos que los promedios históricos, existe el riesgo de deslizamientos de tierra en la capital del país. 

También, en lo que va de 2023 ya se acumulan 129 días de lluvia en la estación hidrometeorológica de la universidad, cifra superior al promedio del total anual de 121,4 días. Ya se superó el promedio anual de 889,9 milímetros de agua. 

El pasado 2 de noviembre Bomberos del municipio Sucre de la Gran Caracas evacuaron a los residentes de la parroquia Caucaguita por un deslizamiento de tierra, Mientras tanto, al menos 150 habitantes de San Agustín denunciaron que sus viviendas están en riesgo inminente de desplomarse si siguen las precipitaciones en la zona. 

En casos de emergencia por inundaciones, deslizamiento de tierras o incendios, pueden contactarse con los miembros de Protección Civil al 0800-7248451 o llamar al código 911. 

*Con información de EFE, Radio Fe y Alegría, El Impulso, El Pitazo y TalCual

Al menos 13 municipios de Táchira piden un estado de emergencia frente a las lluvias
De acuerdo con Protección Civil Táchira, un mínimo de 134 viviendas, más de 500 personas, se ven afectadas por los fenómenos socioambientales

Por Óscar Acuña Arteaga (Radio Fe y Alegría) | Fotografía: Diario Los Andes

Las lluvias registradas en la región andina del país durante las últimas horas, sobre todo en el estado Táchira, siguen provocando situaciones de emergencia en al menos 13 municipios.

Una de las poblaciones más afectadas por las lluvias en esa semana es el municipio Córdoba. Allí, el paso por la carretera a la altura del sector el Tambo y en el tramo del puente La Ratona pasó de ser intermitente al colapso permanente.

Autoridades en la zona señalaron que lo intrincado de la vialidad afecta los trabajos que realizan funcionarios a la Gobernación para despejar la vía, por lo que vuelve a ceder generando desplazamiento de material granular y sedimentos.

Este municipio es considerado dormitorio, por lo que a diario muchas personas se desplazan a San Cristóbal por razones de trabajo y estudio. Ante esta situación se han visto largas colas en las paradas de autobuses para poder desplazarse.

Entre tanto, la quebrada la Zorquera colapsó totalmente la vialidad entre el tramo Zorca Pie de Cuesta y San Isidro, en el municipio Cárdenas, además de la anegación de algunas viviendas.

Vecinos del sector contaron a Radio Fe y Alegría Noticias que con la primera inundación se metió el agua hasta la mitad de la casas.

«Ya ni dormimos por estar pendientes de las lluvias, de que a cada rato va a llover. Nos dicen que tenemos que desocupar, que recojamos; la verdad es imposible sentir tranquilidad», dijo una de las afectadas, que decidió guardar su identidad.

Otro de los vecinos pidió a las autoridades que se realicen trabajos para desviar la quebrada por donde circulaba antes, «para ver si podemos vivir tranquilos».

«Hay 36 casas que están a tres metros de la quebrada, la mía está en alto riesgo, pero todavía las bases no han sido tocadas. La casa no está agrietada (…), aunque la iglesia se cayó», apuntó.

Balance aproximado de afectaciones 

De acuerdo con Yesnardo Canal, director de Protección Civil (PC) Táchira, las lluvias han dejado afectadas «muchísimas» viviendas.

«El incremento del caudal de la quebrada La Zorquera ha provocado el colapso de vías. Es importante recordar que esta quebrada ha tenido antecedentes y ha generado afectaciones importantes en la zona; la más reciente fue la de 2020», dijo.

También informó que en el municipio Fernández Feo hay 22 viviendas anegadas.

Mientras tanto, en el municipio Libertador se incrementaron los caudales en diferentes quebradas que inundaron 17 viviendas.

Asimismo, en su balance, el director de PC señaló que el municipio San Cristóbal registra el mayor número de afectaciones debido a la fuerza del río Torbes.

Los barrios San Francisco, Andrés Eloy Blanco y Brisas del Paraíso, al sur de la ciudad capital, son los más afectados. También informó sobre el colapsó en al menos un 25 % una cancha deportiva.

En total serían unas 95 viviendas afectadas en el municipio San Cristóbal, según el funcionario. Sin embargo, la cifra damnificados se mantiene en 102 personas de acuerdo a la data manejada por el instituto de prevención.

Pluviómetros en el futuro

Ante esta situación de vulnerabilidad, las autoridades instalaron 11 estaciones pluviométricas en el estado Táchira. Funcionarios del Instituto Nacional de Meteorología Hidrología (Inameh), junto a funcionarios de Protección Civil aseguran que dichas estaciones representan una herramienta tecnológica que permitirá monitorear en tiempo real la cantidad de lluvia caída en toda la entidad.

Estas estaciones cuentan con un pluviométrico que transmitirá cada hora la información referente a las lluvias que caen en Táchira. No requieren ser manipuladas manualmente ya que tienen conexión wi-fi con el centro de transmisión general del Inameh.

Sin embargo, no está claro de cómo se van a solventar las mediciones ante las constantes fallas de energía eléctrica que se han incrementado en esta entidad andina.

Denuncian retrasos de más de un año para reparar diques de contención de inundaciones en el Zulia
Mayte Cánovas, productora agropecuaria del municipio Colón del estado Zulia, afirma que 15 familias se mantienen en estado de refugiadas por más de un año por las inundaciones en la zona

Por María José Núñez (Radio Fe y Alegría Noticias)

Según el periodista y vicepresidente de Primero Justicia en el estado Zulia, Julio Montoya Medero, los productores del Sur del Lago de Maracaibo «están desesperados» ante la inminente llegada de la temporada de lluvias en la zona y el retardo en la conclusión de las obras de emergencia que se están realizando desde abril de 2022.

En ese entonces, el río Zulia rompió el dique de contención a la altura del kilómetro 43 en el municipio Catatumbo, afectando en esa oportunidad 165 mil hectáreas de tierras agrícolas.

«No podemos entender el retraso en las obras que se están haciendo en el boquete del kilómetro 43 en el río Zulia. Estamos angustiados ante la inminente llegada de la temporada lluviosa en la zona y aún no se han logrado terminar los trabajos», indicó la productora agropecuaria Mayte Cánovas, habitante del sector Caño Caimán, según cita Montoya Medero.

«Es inconcebible que aún haya un refugio activo en mi comunidad, con más de 15 familias, las cuales no han podido ingresar a sus viviendas ya que las aguas del río Zulia siguen en sus casas, deteriorando cada día más lo poco que les queda», aseguró Cánovas.

Productores del Sur del Lago tuvieron un descanso, pero volvió la tristeza

La agroproductora señaló que hace una semana, producto del verano y de los trabajos que estaban haciendo en el kilómetro 43, tuvieron un descanso de las emergencias, pero que desde que el río Zulia creció y se desvió alrededor del espigón hecho, «todo volvió a ser tristeza y desolación».

«Estábamos haciendo algunos trabajos de recuperación de la vialidad con nuestros propios recursos; muchos han pintado y arreglado sus unidades de producción y hoy todo es incertidumbre porque sabemos que las lluvias de octubre se extienden hasta diciembre y son las más fuertes», agregó.

De acuerdo con el periodista y dirigente político, los productores del Sur del Lago de Maracaibo expusieron la situación e hicieron un llamado al presidente Nicolás Maduro y al ministro Néstor Reverol para que aceleren los trabajos de emergencia. «De lo contrario, todos los esfuerzos y el dinero invertido por el Gobierno nacional y los productores, será en vano», agregó.

Asimismo, Julio Montoya aseguró que el boquete del río Catatumbo en el sector Guasimales está abierto desde septiembre del 2022.

 
Más de 1200 familias afectadas por inundaciones en Portuguesa
Los afectados pertenecen a unos 23 sectores del municipio Guanare, tras el «colapso de varios sistemas de drenaje» y de «varias quebradas principales» de la ciudad

 

Foto: Cortesía

El director de Protección Civil (PC) del estado Portuguesa, Daniel Márquez, informó que un total de 1230 familias se vieron afectadas en la entidad por las inundaciones que se produjeron el 5 de junio como consecuencia de las lluvias.

El funcionario detalló que los afectados pertenecen a unos 23 sectores del municipio Guanare, tras el «colapso de varios sistemas de drenaje» y de «varias quebradas principales» de la ciudad.

«En su mayoría, (…) el agua ya salió de la parte interna de las viviendas», dijo Márquez al canal VTV desde uno de los sectores afectados, donde -señaló- organismos del Sistema de Gestión de Riesgo, bomberos, PC, policías y efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) evalúan los daños y las necesidades, con el objetivo de «determinar» si hay «familias damnificadas» y «qué tipo de pérdida de enseres tuvieron».

Asimismo, indicó que la Gobernación y la Alcaldía desplegaron maquinarias para la remoción de sedimentos y escombros arrastrados por las inundaciones, a la vez que se han tomado medidas como la evacuación de personas que habitan en zonas «de alto riesgo» y la suspensión de «los fluidos eléctricos» en algunos sectores.

Márquez agregó que, de momento, «cinco ondas tropicales han atravesado el país» durante esta temporada de lluvias, como «parte del fenómeno (meteorológico) de El Niño».

Lee también: Pódcast | Tres en uno: El liderazgo de las indígenas, la inestabilidad de Petro en Colombia y la llegada de las lluvias

Murieron 3 personas en un derrumbe por las lluvias en Mérida

Protección Civil (PC) informó el 31 de mayo que tres personas a bordo de una moto perdieron la vida a causa de un derrumbe en una carretera del estado Mérida, donde se han registrado varias afectaciones debido a las intensas lluvias registradas en las últimas horas.

El director de la institución en Mérida, Luis Lobo, confirmó, en declaraciones a Unión Radio, que los fallecidos eran miembros de una misma familia, quienes se trasladaban por la vía cuando fueron alcanzados por un corrimiento de tierra y escombros que se deslizaron y obstruyeron la carretera.

Aunque el funcionario no ofreció detalles sobre las identidades de las víctimas, medios locales aseguran que se trata de una mujer y un hombre que se trasladaban en la motocicleta junto al hijo de ambos, menor de edad.

Lobo aseguró que no hay «reportes graves» sobre ríos desbordados, si bien señaló que las precipitaciones han causado afectaciones de diversa consideración en esa región.

Con información de EFE

Crónica | Nadie te prepara para ver una marea marrón pasar frente a tu casa
El 17 de octubre de 2022, se desbordó una quebrada en El Castaño, en Maracay estado Aragua, el lugar donde crecí

@fefamaya / Foto: @saabvisual

Cuando vi las fotos del deslave en Las Tejerías lo primero que pensé fue en cómo limpiarían ese desastre y a dónde se iría todo el lodo, los escombros y la tierra. Después, vi las imágenes de las personas, y pensé en el pánico que podía dar estar en esa situación, o que tus seres queridos estén en esa situación.

Una semana después del hecho en Las Tejerías, fui a una reunión de trabajo, en ella conversamos sobre lo vulnerables que están las comunidades en la Cordillera de la Costa en Venezuela por falta de previsión e información para enfrentar cualquier emergencia climática

Una hora después de la reunión, se desbordó una quebrada en El Castaño, en Maracay estado Aragua, el lugar donde crecí. 

Me mudé a El Castaño unos días antes de empezar quinto grado del colegio. No era una urbanización nueva para mí, ya que mis abuelos siempre han vivido ahí. Lo que más me ha gustado, y me sigue encantando de la urbanización, es que está rodeada por las montañas del Parque Nacional Henri Pittier. Y como Maracay se caracteriza por su calor de más de 30 grados centígrados, siempre estaba ese contraste de montañas verdes y cielo azul turquesa.

Cuando entras a la urbanización por la calle principal, te topas con grandes casas, muchas de color blanco, y un par amarillas o de ladrillos. Al menos así era cuando vivía ahí. Siempre recuerdo el lugar con muchos árboles, zonas verdes, perros y gatos callejeros. Si llegabas más arriba de la calle 4, hacia Palmarito -otra urbanización dentro de El Castaño-, puedes ver el valle donde está Maracay, la Torre Sindoni, y al final, el Lago de Valencia. 

Al saber que se había desbordado la Quebrada de Palmarito, no tuve que imaginar más lo que sentían las personas en Las Tejerías, en El Limón, en Baralt, en Tovar y en Vargas. Sí, en Vargas. Ya lo estaba viviendo en carne propia. En esta ocasión, era la urbanización donde está mi casa, donde estaba mi familia. 

Viví en El Castaño hasta que me gradué de bachillerato, mi casa sigue estando ahí, pero ahora resido en Caracas. Para mis amigas siempre he sido una de las que vive más lejos, la mayoría vivía en los alrededores de La Soledad. Nunca tuve problema con vivir “lejos”. 13 años después, todavía no considero que vivía lejos. Me gustaba vivir en El Castaño, era una zona más fresca que el resto de la ciudad, y la vista era única. Siempre azul y verde o azul y marrón, si estábamos en época de sequía. 

Jamás pensé que una ola como la de la película “Lo imposible”, o escenas de una parte de “Alma de surfista” , podían ser imágenes que vería en la ciudad donde crecí y menos, en la urbanización donde está mi casa, con mi familia dentro de ella. Aclaro que sé que «Lo Imposible» trata de un tsunami en Tailandia, pero la referencia es con relación a la gigantesca marea, en este caso, marrón y con escombros, grandes rocas y tierra, que arrasó con el lugar en el que crecí. 

Día 1: De lo inesperado al pánico

El lunes 17 de octubre, a las 2:41 p.m., estaba almorzando con mi hermano cuando empezamos a recibir videos de la calle de mi casa cubierta de barro y escombros. Los videos no eran los que estaban en las redes, sino que los enviaba mi papá. No entendíamos qué había pasado, mi papá solo nos dijo que se había desbordado un río en la zona. No es un hombre de muchas palabras por teléfono. Ninguno de los dos tampoco recordaba el paso de un río por la urbanización, solo un pequeño riachuelo que pasaba por las casas en la Avenida Circunvalación 2. 

15 minutos después, a las 2:56 p.m., envió otro video de la Carretera El Castaño que me paralizó y causó esa sensación en la que se escucha el corazón más fuerte que mi voz. El video mostraba un río marrón chocolate bajando con gran velocidad hacía Ojo de Agua, otra zona cercana a la urbanización. Con él, arrastraba un autobús amarillo y azul. De fondo, se veía el Henry Pittier tapado por un cielo gris oscuro. 

Hasta este punto, no estaba clara de dónde estaba mi papá, mis abuelos ni mis tíos. Todos viven y estaban en El Castaño.

A las 3:14 p.m., 18 minutos con el corazón en la garganta después, pude saber que mi familia entera estaba bien. Pensé que los latidos bajarían el volumen luego de saberlo, pero no fue así. Todavía no entendía del todo que lo que estaba pasando por Palmarito y la principal de El Castaño era un deslave.

Empiezan las lágrimas de nervios y angustia. Esa sensación que te hace mover las manos y la mirada a la velocidad de la luz mientras buscaba más videos en Twitter. Dijeron que estaban bien, pero la inquietud no desapareció. Una hora después, supe dónde estaba cada miembro de mi familia que vive en la urbanización. 

Durante el resto de la tarde, creo haber visto cada video publicado de la marea marrón. No podía despegarme de Twitter, TikTok e Instagram. En paralelo, conversaba con mi papá por teléfono que, para variar tenía poca batería, siempre pasa. 

En la primera conversación en la que pudimos hablar más de un par de segundos me explicó que estaba bajando por la Avenida Circunvalación 2, cuando tuvo que frenar en seco y retroceder porque vio que la marea marrón oscura estaba entrando a la avenida por otra calle a la derecha. Después, intentó salir por la principal de la urbanización, pero al asomarse en ella, dos señores le advirtieron, mientras corrían, que se quitara de la calle porque se había desbordado la Quebrada de Palmarito. Retrocedió de nuevo y llegó a la casa, asustado, pero sano y salvo. 

El lunes 17 de octubre, mi papá estaba en la casa porque el motor del portón se había dañado. Las personas que fueron a repararlo salieron diez minutos antes que él. Él decidió tomar un café y salir 10 minutos después. 

¿Las cosas de la vida, no? Cuando me contó eso, recordé una frase que leí por ahí en estos días y que decía algo así: “Que si un día se te queda algo en casa u otro sitio y debes devolverte, no lo hagas con prisa y mal humor, hazlo con paz y buena cara porque era el universo protegiéndote de algo”. Súper cursi, ya sé. Pero como siempre ando en un corre corre, me pareció una bonita manera de andar con prisa. 

Los señores del portón lograron salir de El Castaño, con el río “respirándoles en la nuca”, aseguró uno de ellos cuando habló con mi papá al día siguiente. 

Día 2: Los latidos bajan su volumen

En la madrugada del 18 de octubre no dormí, cada vez que cerraba los ojos aparecían imágenes de la marea marrón y gritos. Después de dar vueltas de izquierda a derecha en la cama, me dormí.

Al día siguiente me desperté con dolor de cabeza y la noticia de que mi papá había logrado salir de El Castaño en moto. Mis abuelos y tíos seguían en su casa. 

La inquietud todavía seguía presente. Una especie de ansiedad, que te da como dolor de pecho leve. 

La sensación de una pata de elefante en el pecho empezó a disminuir cuando supe que mis abuelos y tíos también habían salido de la urbanización. Estaban en el Hotel Pipo resguardados y con servicios de luz y agua. El Pipo es un hotel que está en El Castaño también. Se encuentra a 300 metros aproximadamente de la entrada de la urbanización y a un minuto de donde fue la tragedia. El hotel no se vio afectado porque el deslave salió de la urbanización hacia la derecha, el hotel está a la izquierda. 

El ahogo volvió un par de minutos después cuando se corrió el rumor de que la quebrada se había desbordado de nuevo. Hablé con tres personas diferentes, todas aseguraron que el agua estaba bajando de nuevo. Al final, no resultó ser así, el agua corrió de nuevo porque abrieron un «tapón” de escombros en un lugar, que ya no recuerdo, y por eso bajó un poco más de agua. 

Ahí entendí que después de un hecho como este, no se aprecia la lluvia de la misma manera, la perspectiva cambia. En vez de traer paz y un sonido reconfortante para dormir, ahora los cielos grises, truenos y el sonido de mucha agua cayendo traería miedo, por lo que puede causar.

Día 3 y 4: Empieza la frustración de no estar allá

El miércoles 19 de octubre, desperté con video-reportes de lo que quedó después del desastre y  que enviaba mi papá. Eran de la entrada de la urbanización con un cielo azul despejado y montañas verdes de fondo, pero al mirar un poco más abajo, justo en la entrada de El Castaño, había piedras de al menos un metro de diámetro, y esas eran las pequeñas. Ya estaba la primera zanja despejada para que pasara la maquinaria pesada. 

Después de reportarse, mi papá pudo pasar al Hotel Pipo y ver a mis abuelos y tíos. No se habían visto desde la crecida de la quebrada, sus casas habían quedado incomunicadas entre sí. 

Desde el lunes había visto cómo la gente de Maracay se había empezado a movilizar para apoyar a la gente de El Castaño, pero el miércoles fue el primer día que vi que las personas empezaron a pasar a la zona.

Aquí empecé a sentir un sentimiento nuevo, estaba de mal humor e irritable. No descifraba por qué. Hasta que entendí que era la frustración de no poder estar allá ayudando. Repito, vivo en Caracas.

Recolectar donaciones fue lo único que eliminó la frustración.

Día 5: El reencuentro

Después de cuatro días de miedo, muchas lágrimas y angustia, logramos ver a mi papá. Este día la sensación de pata de elefante en el pecho desapareció.

Todavía hay mucho por hacer en El Castaño, a pesar de que hay vías despejadas y el lodo pasó a ser tierra seca. A 11 días del deslave, las personas continúan ayudando a los vecinos de El Castaño. Mis abuelos y tíos regresaron a su casa. Mi papá aún no, por la cantidad de polvo que dejó la tierra. 

Aún desconozco cuántas familias perdieron sus hogares y sobre todo lamento las vidas que el deslave se llevó, los acompaño en su dolor. 

Apelando a la nostalgia de todos los recuerdos que tengo en ese lugar tan especial, creo que lo más extrañaré es poder pasear por toda la urbanización sin ningún obstáculo. Poder ver desde cualquier calle o esquina las diferentes facetas del Henri Pittier. También, extrañaré entrar por la principal y pasar por la caseta de vigilancia que siempre tenía un cochinito color carne en diciembre, y cada vez que alguien entregaba una donación los vigilantes gritaban: “¡gracias!”. 

Todavía no he podido ir a mi casa, planeo hacerlo pronto. Una vez que esté operativa de nuevo, me encantaría poder ir a la panadería del centro comercial, saludar a la señora Correa y comer milhojas con mi familia. La panadería quedó llena de lodo tras el deslave, se desconoce la gravedad de los daños y cuándo abrirá de nuevo. 

También, continúa la entrega de insumos, como agua y comida. Todavía hay personas quitando tierra con palas. Todavía hay veterinarios asistiendo y reubicando a mascotas. 

Ya no cae el agua del río, pero la tragedia continúa.

Lluvias en Miranda: 52 comercios resultaron inundados
El Hospital de Guatire también se inundó producto de las fuertes lluvias. Dentro de las instalaciones, se puede ver cómo los pacientes no pueden bajarse de sus camas porque el nivel del agua es considerable

 

 

Este jueves, 27 de octubre, el gobernador del estado Miranda, Héctor Rodríguez, informó que las intensas lluvias del miércoles inundaron 52 comercios y un hospital en Guatire, además de, al menos, 19 viviendas.

A través de un contacto telefónico con el canal del Estado, Venezolana de Televisión (VTV), Rodríguez indicó que las precipitaciones también ocasionaron el desbordamiento de una quebrada en una zona cercana a Caracas, inundaciones en siete vías y un deslizamiento de tierra en la carretera Panamericana, que conecta varios sectores de Miranda con la capital venezolana.

«Hemos tenido fuertes lluvias durante la noche de ayer y parte de la madrugada (…) Tuvimos afectaciones fuertes sobre todo en el municipio Zamora (y en el) municipio Sucre. En Guatire se desbordó una de las quebradas (…) que afectó varios sectores, (…) (un) centro comercial, el hospital», dijo.

A través de las redes sociales, usuarios reportaron que el Centro Comercial Castillejo, en Guatire, se inundó afectando a gran parte de los comercios del lugar. 

Así fue la inundación de Hospital en Guatire

El Hospital de Guatire también se inundó producto de las fuertes lluvias. Dentro de las instalaciones, se puede ver cómo los pacientes no pueden bajarse de sus camas porque el nivel del agua es considerable.

En el video publicado, también se puede ver que en medio de la inundación se quedaron sin energía eléctrica. 

 

Tragedias causadas por las lluvias que pudieron evitarse
El 6 de septiembre de 1987, se reportó el hecho es conocido como “Tragedia El Limón”, un deslave que afectó la zona urbana El Limón, en Aragua. 33 años y tres días después, tras varios días de lluvias, el Río Limón se desbordó de nuevo causando inundaciones en la localidad

El sábado 8 de octubre de 2022, el desbordamiento de la quebrada Los Patos causó un deslave en Las Tejerías, estado Aragua. Hasta el viernes 14 de octubre, se han registrado 50 fallecidos por el incidente.

El deslave en Las Tejerías no es la primera tragedia de este estilo que ocurre en Venezuela. Ríos como El Limón y Orinoco también han ocasionado inundaciones, desprendimiento de capa vegetal y deslizamientos de tierra en diferentes estados del país. 

Desde la Tragedia de Vargas, en diciembre de 1999, hasta lo ocurrido en Las Tejerías, al menos han sucedido siete hechos en donde altos niveles de lluvia no previstos, la mala planificación urbana y la falta de medidas preventivas se han juntado para causar pérdida de vidas humanas e incalculables daños materiales.

El deslave en Las Tejerías ocurrió por varias razones, según expertos consultados por Runrun.es:

  • No hay estaciones hidrometeorológicas para monitorear.
  • No hay oficinas de hidrometeorología, ni estudio de cuencas.
  • No se le puede atribuir el factor climático exclusivamente a un evento aislado como el alud ocurrido en Las Tejerías.
  • No hay prevención de riesgos, las declaraciones de Nicolás Maduro sobre las inundaciones 10 días antes del deslave en Las Tejerías es un indicativo de que las instituciones tienen información de los patrones de riesgos para prevenir, pero que no comunican sus hallazgos a la población.

Runrun.es hizo una recopilación con algunos de los deslaves e inundaciones de mayor magnitud ocurridos en Venezuela en las últimas décadas. Haz click sobre la imagen para ver este trabajo: