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Autoridades colombianas revelan que avión del Chapecoense volaba con combustible al límite y exceso de peso

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Autoridades de la Aeronáutica Civil de Colombia ofrecieron una primera rueda de prensa oficial para dar a conocer el informe preliminar de la investigación sobre la tragedia del caso Chapecoense.

Según el secretario de Seguridad Aérea de Aerocivil, Freddy Augusto Bonilla, detalló que el avión poseía  un peso superior al permitido por manuales, y que la tripulación estaba conscientes de la limitación y que el combustible no era el suficiente.

También Bonilla, dijo que las grabaciones de la cabina de mando muestran que el piloto y el copiloto conversaron sobre la posibilidad de hacer una escala en Leticia (Colombia) o en Bogotá «porque se encontraba en el límite de combustible», pero finalmente no lo hicieron.

Asimismo, informó que están investigando porque en algún punto de la comunicación dejó de funcionar el voice recorder.

Por otro lado, otras de las irregularidades que se dieron a conocer fue la aeronave comenzó el descenso sin notificarse, y además el avión tenía 3 motores fuera y la tripulación no lo reportó, aún cuando controladora preguntó si necesitaban servicio adicional.

Posteriormente, dos minutos antes del impacto tripulación reportó la falla total eléctrica.

Bonilla señaló que cajas negras de avión LaMia fueron llevadas y analizadas en Londres para la investigación.

Lamia y piloto son responsables de la tragedia del Chapecoense

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La empresa y el piloto del avión LaMia que se estrelló con 77 personas a bordo a fines de noviembre en Medellín, Colombia, fueron hallados responsables directos del siniestro, de acuerdo con un informe oficial del gobierno boliviano.

“La conclusión es contundente, la responsabilidad directa de toda esta eventualidad recae sobre el piloto y sobre la empresa”, dijo el ministro de Obras Públicas y Servicios, Milton Claros, en conferencia de prensa.

La investigación estableció que Celia Castedo, la funcionaria de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea que autorizó el vuelo a pesar de las irregularidades, “lamentablemente incumplió sus deberes y eso también amerita una sanción”.

Debido a estas irregularidades, “nosotros hemos empezado los procesos administrativos y adicionalmente procesos penales a esta señora por este suceso trágico” y se ha ampliado a los directores de Aasana y de la Dirección General de Aeronáutica Civil, anunció Claros, quien aclaró que esta investigación está al margen de la que llevan los fiscales de una comisión tripartita de Bolivia, Brasil y Colombia.

En el accidente, que acaeció el 29 de noviembre, murieron 71 de las 77 personas que iban a bordo, entre ellas el piloto y jugadores y directivos del club Chapecoense de Brasil, así como periodistas.

Hace días, Omar Durán, abogado de los familiares del copiloto del LaMia, Fernando Goytia -fallecido también en el accidente- declaró: “Hemos podido evidenciar que el piloto Miguel Quiroga no cumplía con la cantidad de horas de vuelo que se establecen” en los reglamentos.

Dic 06, 2016 | Actualizado hace 7 años
Allanan oficinas de aerolínea LaMia en Bolivia

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Las oficinas de la aerolínea boliviana LaMia fueron allanadas este martes en Santa Cruz, según reporta la Agencia Boliviana de Información.

También se allanó la oficina de Celia Castedo, funcionaria de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea.

 Según afirmaron las autoridades, este proceso se llevó a cabo para recoger información sobre el vuelo 2933 que se estrelló este 28 de noviembre en Colombia dejando 71 muertos y 6 heridos. El avión llevaba al equipo Chapecoense y a 20 periodistas.

«Están recabando información y documentación sobre el plan de vuelo y haciéndose de todos los datos que necesitan para su información e investigación», dijo el jefe de aeropuerto de Viru Viru, José Quiroz, citado por ABI.

Castedo está siendo investigada pues fue ella quien autorizó el vuelo.

Este lunes, una semana después del fatal accidente, la aerolínea emitió un comunicado en Facebook en el que lamenta las pérdidas humanas, se solidariza con los familiares de las víctimas y aseguró que está colaborando con la investigación.

Además, se supo que el piloto del vuelo tenía un proceso disciplinario en la justicia militar. Así lo informó el ministro de Defensa de Bolivia en momentos en que se investiga la tragedia de la semana pasada.

El ministro Reymi Ferreira aseguró que el fallecido piloto, Miguel Quiroga, enfrentaba un proceso disciplinario por haber abandonado la Fuerza Aérea Boliviana, y que había una orden de detención en su contra.

Funcionaria pidió asilo

La funcionaria del organismo de control de vuelos de Bolivia que cuestionó el plan de vuelo del avión solicitó refugio en Brasil, informaron hoy a Efe fuentes oficiales.

La boliviana Celia Castedo Monasterio, funcionaria de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea en el aeropuerto de Viru Viru de la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, presentó la petición de refugio en la ciudad fronteriza de Corumbá y fue liberada para permanecer provisionalmente en Brasil mientras se resuelve su situación legal.

«Ella recibió un protocolo de petición de refugio que le permite permanecer legalmente en el país y ahora tendrá que esperar que el Ministerio de Justicia se pronuncie sobre su solicitud», dijo a Efe el comisario de la Policía Federal en Corumbá, Sergio Macedo, quien atendió a la boliviana.

Messi por un pelo 

Antes de la tragedia, la selección argentina completó el tramo Buenos Aires-Belo Horizonte (ida y vuelta) en la misma aeronave que se accidentó en Medellín. Tan sólo 18 minutos antes de que se agotara el combustible del avión, el plantel argentino, con Lionel Messi como principal figura, aterrizó en el aeropuerto de Ezeiza el viernes 11 de noviembre.

LaMia envió carta a familiares de víctimas del accidente áereo

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La aerolínea Lamia que hace seis días protagonizó un accidente que dejó como resultado a 71 personas muertas, se ha pronunciado a través de un comunicado dirigido a las víctimas del siniestro donde lamenta el trágico hecho.

La carta fue publicada en su cuenta de Facebook. En ella, la empresa indica que está a disposición de las autoridades y que buscan el «bienestar de todos y cada uno de los afectados».

«Lamia Corporation SRL expresa su profundo sentimiento de dolor por la pérdida de los pasajeros y colegas del vuelo LM2933 del 28 de noviembre de 2016, accidente en las inmediaciones de Medellín, Colombia», señala el primer párrafo del comunicado.

«Acompañamos en su dolor a las familias que han perdido a sus seres queridos en esta tragedia así como a aquellos que han sobrevivido, por quienes oramos para su pronta recuperación. Estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para buscar el bienestar de todos y cada uno de los afectados», continúa.

 

 

«Lamia colabora activamente con la investigación del accidente en Colombia y con las autoridades competentes en Bolivia y en otros países para comprender adecuadamente la causa de esta tragedia. Mantendremos al tanto a la opinión pública a medida que vaya surgiendo nueva información», finaliza el escrito.

Un grupo de fiscales en Bolivia, Colombia y Brasil investigarán las causas principales del accidente, las conversaciones entre la tripulación y la torre de control, y la información que puedan brindar las cajas negras que fueron halladas en el Cerro El Gordo, en La Unión.

El avión se estrelló el pasado lunes por la noche mientras esperaba su turno para aterrizar en el aeropuerto de Rionegro en Medellín, dejando como consecuencia a 71 personas muertas y solo seis sobrevivientes.

 

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Con 5.000 dólares se habría evitado la tragedia del Chapecoense

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Poco más de 5.000 dólares (unos 15 millones de pesos) es lo que habría costado la parada técnica –entre el valor del combustible y los derechos para usar un aeropuerto– que, de manera inexplicable, decidió no cumplir la tripulación del vuelo LaMia 2933 que había partido cuatro horas y 50 minutos antes de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.

Todo apunta a que esa omisión fue determinante en el peor accidente aéreo en la historia del fútbol: 71 personas –el director técnico, cuatro asistentes, el médico y 19 futbolistas del Chapecoense de Brasil; 20 periodistas, 7 miembros de la tripulación y 19 acompañantes del equipo– murieron en el avión de bandera boliviana que se estrelló a las 9 y 55 p. m. del lunes, a unos cinco minutos de su destino: el aeropuerto José María Córdova, de Rionegro.

Casi una semana después de la tragedia, nadie puede dar una explicación coherente de por qué el capitán Miguel Quiroga Murakami y su tripulación decidieron jugar a la ruleta rusa con la vida de 77 personas, incluidas las suyas. Lo que sí se da por hecho es que el absurdo accidente pudo haberse evitado si se hubieran cumplido las normas mínimas de la aviación, que son severas en la exigencia de reservas de combustible para evitar que, literalmente, un avión se apague en el aire y se convierta en un peligro mortal, no solo para sus ocupantes sino para las personas en tierra.

Aunque las conclusiones oficiales sobre el desastre pueden tardar meses, ya Aerocivil entregó una primera certeza: al momento del impacto, el avión no tenía combustible.

Irresponsabilidad extrema y precariedad económica de la aerolínea, falta de controles y posible corrupción en las autoridades aéreas de Bolivia, país de origen del vuelo, y hasta la fatalidad se alinearon para convertir en drama lo que había empezado como el festivo viaje de un equipo milagro, el Chapecoense. Y aunque las 71 vidas se apagaron durante el impacto con la parte alta de cerro Gordo, apenas a 17 kilómetros del aeropuerto de Rionegro, en realidad la tragedia empezó a gestarse horas antes, en los despachos de LaMia en Bolivia.

“En la aviación se aprende de los accidentes. Tenemos muchas lecciones dolorosas aprendidas. Y una de ellas es que los errores no necesariamente los comete el piloto, sino que muchas veces nacen el día anterior, cuando en un escritorio se define el plan de vuelo, la ruta, el gasto de combustible”, dice el capitán Jaime Hernández, presidente de la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles.

El capitán Quiroga Murakami, de 36 años, se movía en los dos mundos, entre los mandos del avión y los escritorios de LaMia. Era a la vez piloto y accionista de la pequeña aerolínea que de un momento a otro se convirtió en una de las más usadas en el fútbol suramericano. Esto a pesar de la precariedad de su flota: tres aviones RJ85, de los que solo uno, el del accidente, estaba operando.

La doble condición de Quiroga es, para los conocedores de la aviación, clave en el fatídico desenlace del vuelo 2933. Mientras un piloto normal sabe que llevar a puerto seguro su nave está por encima de cualquier consideración, lo más probable es que el aviador-empresario estuviera pensando también en las cuentas de un vuelo expreso que se complicó desde el primer momento y que incluso si no hubiera habido accidente podía golpear fuertemente las finanzas de LaMia.

Los periodistas deportivos colombianos esperaban al Chapecoense, rival del Atlético Nacional en la final de la Copa Suramericana, a las 6 de la tarde en Rionegro. Pero el vuelo que nunca llegó ni siquiera salió del punto de partida que figuraba en el itinerario que habían recibido las autoridades nacionales.

En teoría, el Chapecoense debía partir en un chárter desde São Paulo, en Brasil, hacer escala en el norteño pueblo boliviano de Cobija, donde debía volver a llenar sus tanques, y volar después hacia Medellín. Pero las autoridades brasileñas no autorizaron la entrada del avión de LaMia por un supuesto ingreso sin cumplir las normas en otro viaje de fútbol. “Debíamos salir de Brasil, entrar a Bolivia más al norte y pasar a Medellín, pero Brasil no nos dio esa autorización para entrar a sacar pasajeros (…). Entonces tuvimos que traerlos en vuelo de ruta hasta el aeropuerto Viru Viru, de Santa Cruz”, le dijo a EL TIEMPO el general (r) boliviano Gustavo Vargas, gerente de LaMia.

El retraso en el itinerario, de casi tres horas, también empezó a afectar las ganancias de la empresa, pues sus clientes tuvieron que desplazarse en vuelo comercial hasta el centro sur de Bolivia, a la ciudad de Santa Cruz. El 2933 terminó por salir sobre las 5 de la tarde de ese día, no sin antes sortear la oposición de la inspectora de Viru Viru Celia Castedo, que consideró que el plan que le estaban presentado no era seguro. Principalmente porque lo que se proponía era un trayecto directo entre Santa Cruz y Medellín en un avión cuya capacidad máxima de combustible apenas daba para cubrir los más de 2.970 kilómetros de distancia entre los dos puntos. Literalmente estaban planteando un vuelo sin colchón de combustible, en violación de las normas.

Castedo, según el diario boliviano El Deber, informó que el técnico del LaMia Álex Quispe, que murió en el accidente, le aseguró que esa autonomía de vuelo alcanzaría: “Así no más lo presento, lo hacemos (el vuelo) en menos tiempo, no se preocupe. Es así no más, tranquila, eso está bien, ahí no más déjemelo”. El reparo de la inspectora era capital: la tripulación planteaba no hacer ya escala en Cobija y además no contemplaba reserva de gasolina para volar a un aeropuerto alterno (que era Bogotá).

Sin embargo, la autorización para el despegue llegó. Las altas conexiones de los dueños de la aerolínea con militares habrían pesado en esta situación, y por ello hay una tormenta política en el país andino, al punto de que el presidente Evo Morales ordenó el relevo en los principales cargos de la Aeronáutica boliviana.

Aunque el general Vargas le dijo a EL TIEMPO que el avión debía parar en Cobija, lo cierto es que el plan que expusieron en Santa Cruz no contemplaba esa escala. De hecho, el aeropuerto de Cobija no tiene operación nocturna, por lo que habría sido imposible cubrir los casi mil kilómetros de distancia entre las dos localidades bolivianas y llegar con luz suficiente para aterrizar y luego seguir hacia Colombia.

Las alegres fotografías y videos que los futbolistas del Chapecoense pusieron en sus redes antes del vuelo muestran que no tenían la menor idea del riesgo.

Más de cuatro horas y 2.700 kilómetros después, Quiroga decidió no hacer parada en Bogotá a pesar de que su RJ85 no es un avión con autonomía suficiente para viajes prolongados. Pilotos y controladores aéreos consultados dicen que la única explicación para esto es que, una vez más, la mentalidad del empresario primó sobre el instinto del piloto.

Según expertos cercanos a la Federal Aviation Administration (FAA) de EE. UU., quienes colaboran con la investigación, 5.000 dólares le habrían bastado al LaMia para cubrir el valor de la parada técnica. Un avión como el que se siniestró requiere de 20.600 libras de combustible para llenar su tanque. Esto significa que hubieran tenido que pagar 4.827 dólares de combustible, si se tiene en cuenta que Bogotá vende el galón a 1,57 dólares.A eso se le debe sumar el pago por el uso del aeropuerto y por el servicio en tierra, con lo que se sumarían los 5.000 dólares.

Pero no solo habría sido ese costo. Las autoridades colombianas sospechan que para el momento en el que el 2933 pasó por el centro del país ya venía con el nivel de combustible por debajo del mínimo permitido. Aterrizar en Bogotá habría garantizado la seguridad del vuelo, pero habría activado un protocolo de control que podía terminar en la inmovilización del avión y una multa de mínimo 25.000 dólares.

Quiroga se la jugó por continuar hasta Medellín, asumiendo que su aterrizaje no tendría problemas. Pero se encontró con que un avión de Viva Colombia había pedido prioridad por una posible fuga de combustible. Cuando el 2933 llegó al cielo de Rionegro ya el otro avión estaba tomando tierra, pero en la pista se cumplían labores de limpieza preventivas, precisamente para garantizar el aterrizaje de las naves que seguían. Y dos vuelos más estaban en turno.

Lo que siguió después lo escucharon el país y el mundo en las grabaciones de las comunicaciones entre la torre de control y la tripulación. A las 9 y 41, el LaMia hizo contacto con la controladora aérea de Rionegro y sobrevolaba a 21.000 pies. Aunque en ese momento pidió prioridad para el aterrizaje, la tripulación solo se declaró en emergencia por combustible siete minutos después. Esa declaración implicaba que si todo salía bien y el avión llegaba a tierra, habría una inspección y, de nuevo, el riesgo de inmovilización y sanciones.

Hubo siete minutos eternos que quedaron grabados y que muestran la desesperación de la tripulación, los esfuerzos de la controladora aérea Yaneth Molina por llevar la nave a pista y, además, por evitar una colisión (desvió los dos vuelos que estaban hacia el aeropuerto) y, después, el silencio total que era señal inequívoca del desastre.

Paradójicamente, el capitán Quiroga tuvo su última escala el viernes en Cobija, el mismo punto que se saltó de ruta el día del desastre. Allí nació y allí recibió entierro de héroe.

 

*Vea la nota completa en El Tiempo

Suspenden a aerolínea Lamia mientras investigan causas de tragedia del Chapecoense

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El Gobierno boliviano decidió retirar el permiso de operaciones de la aerolínea Lamia y suspender a las autoridades del sector aeronáutico, mientras se investigan las causas que llevaron a permitir el despegue del avión que se estrelló el lunes en Colombia.

La decisión afecta a las principales autoridades de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y de la Administración de Aeropuertos y Servicios Auxiliares a la Navegación Aérea (AASANA), anunció en una rueda de prensa el ministro de Obras Públicas, Servicios y Vivienda, Milton Claros.

“No estamos responsabilizando a ninguna persona, pero mientras duren las investigaciones vemos conveniente que los ejecutivos puedan ser suspendidos”, dijo Claros.

La DGAC es la encargada de la supervisión técnica de las aeronaves y Aasana es la que aprueba los planes de vuelo.

El Ministerio de Obras Públicas ordenó, además, hacer dos investigaciones: una sobre por qué se otorgó a Lamia una certificación como operador aéreo y si cumplía todos los requisitos y la otra sobre el capital de la empresa, sus accionistas y ejecutivos.

Claros agregó que se supervisa la investigación que ya lleva a cabo la DGAC sobre el accidente y “todos los eventos referidos a los permisos otorgados” para que el avión despegara el lunes desde el aeropuerto internacional de Viru Viru, en Santa Cruz.

Hasta la fecha, según la autoridad boliviana, en el ministerio no tienen “la certeza de cuál ha sido la falla precisa” de la aeronave de Lamia, que se estrelló causando la muerte de 71 personas, entre ellas casi toda la plantilla del Chapecoense.

Dijo que esperan aún las conclusiones del informe para tomar las acciones pertinentes.

“Como gobierno vamos a aplicar todo el peso de la ley en cuanto a responsabilidades siempre y cuando haya habido omisión de las mismas”, sostuvo Claros.

El ministro dijo que se investigará si en efecto hay un parentesco entre uno de los ejecutivos de Lamia, Gustavo Vargas Gamboa, y el director de Registro Aeronáutico Nacional de la DGAC, Gustavo Vargas Villegas, que, según los medios, son padre e hijo.

“Los resultados (del proceso de investigación) mostrarán qué tipo de relación ha existido (entre la DGAC y Lamia), parentescos, etc”, sostuvo la autoridad.

Según un informe difundido por el diario El Deber, una funcionaria de AASANA, Celia Castedo, hizo advertencias acerca de que el plan de vuelo del avión de Lamia tenía al menos cinco observaciones por las cuales la nave no debía despegar.

Al respecto, el ministro dijo que no existe “reporte hasta la fecha” sobre el citado informe y comentó que los medios de comunicación están lanzando muchas hipótesis.

La principal observación del informe publicado en la prensa se refiere al tiempo de vuelo previsto entre Santa Cruz y el aeropuerto de la ciudad colombiana de Medellín (cuatro horas y 22 minutos), que era el mismo registrado para la autonomía de combustible que tenía el avión.

Ante esta observación el ministro precisó que ese mismo avión, aunque era un jet regional, ya había hecho otros vuelos internacionales y tenía la “obligación” de establecer un punto intermedio para abastecerse.

Cómo se encuentran los 6 sobrevivientes de la tragedia aérea del Chapecoense en Colombia

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Seis personas sobrevivieron al trágico accidente del avión de la aerolínea Lamia que se estrelló el lunes en una zona montañosa cerca de Medellín. De un total de 77 pasajeros, 71 fallecieron.

Entre las víctimas fatales están 19 jugadores del club brasileño Chapecoense, de la pequeña ciudad de Chapecó, en el estado de Santa Catarina en el sur de Brasil. El equipo brasileño viajaba a Medellín para disputar el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana contra el Atlético Nacional de Colombia.

Además de los jugadores, directivos e integrantes del personal técnico del equipo, periodistas, otros pasajeros y siete tripulantes bolivianos perdieron la vida.

En BBC Mundo detallamos cómo evolucionan en diferentes centros médicos colombianos los seis sobrevivientes.

Jakson Follmann

El arquero suplente del Chapecoense es el que está más grave entre los sobrevivientes, según informó el miércoles el club brasileño.

«La Asociación Chapecoense de Fútbol, a través de su equipo médico representado en Colombia por el Dr. Carlos Henrique Mendonça, comunica que «el arquero Follmann es quien se encuentra en estado más grave con una pierna amputada y la otra en análisis con posibilidad de que se le tenga que amputar un pie», informó el club en un comunicado.

Jakson Follmann

«Sin embargo, su cuadro es estable a pesar de requerir más cuidados», agrega el comunicado.

El Hospital San Vicente Fundación, sede Rionegro, señaló que Follmann continúa «bajo estricta observación médica» en la Unidad de Cuidados Intensivos, luego de la amputación que le fue realizada.

«A Jackson, la pierna derecha le tuvo que ser amputada por la gravedad de las lesiones», informó el director médico del Hospital San Vicente Fundación de Rionegro, Ferney Rodríguez.

«El manejo de la pierna izquierda, al igual que el manejo general del paciente, es de seguimiento a la evolución y expectante en esta fase de estabilización en la que se encuentra».

Alan Ruschel 

El defensor Alan Ruschel no tiene afectada la movilidad de sus piernas, pese a una lesión que sufrió en la columna, según informó la directora médica de la Clínica Somer de Rionegro, Ana María González.

Alan Ruschel en un partido de la liga brasileña

«Alan está hospitalizado en la unidad de cuidados intensivos en estado crítico pero estable. Fue intervenido quirúrgicamente ayer por una fractura que tiene en su columna vertebral, y salió muy bien de la cirugía. No tiene compromiso neurológico y tiene bien la movilidad de sus piernas», dijo González a la prensa.

Danilo Padilha y Alan Ruschel sentados juntos en el avión de la tragedia

La cirugía fue practicada en la clínica San Juan de Dios, y Ruschel fue trasladado posteriormente la Unidad de Cuidados Intensivos de la clínica Somer, donde le practicaron una resonancia magnética.

El club señaló en su sitio que «el lateral Alan Ruschel fue sometido a una cirugía de columna pero está con movimientos normales en miembros superiores e inferiores. A pesar de las múltiples lesiones, y de su estado crítico, también ofrece una perspectiva de recuperación».

Helio Neto 

El último de los sobrevivientes rescatados, Helio Zampier Neto fue intervenido quirúrgicamente por una lesión que sufrió en el tórax, además de lesiones en la cabeza que van desde una herida en el cuero cabelludo hasta una pequeña fractura en el cráneo y un edema en el cerebro por una contusión, según informes en la prensa colombiana.

Helio Neto durante un partido por la Copa Sudamericana en setiembre de 2015

«Helio está estable, pero su condición es crítica. Sufre de coagulopatía (la sangre no coagula correctamente) y le estamos realizando transfusiones sanguíneas», señaló el director médico de la Clínica San Juan de Dios de La Ceja, Luis Fernando Rodríguez.

Según el club Chapecoense, el zaguero Neto «está en estado crítico, pero estabilizado y con buenas perspectivas de recuperación».

Rafael Henzel 

El periodista Rafael Henzel sufrió un trauma torácico y una fractura en una pierna, según informes.

Mujer con un cartel que dice Vamos Chape durante la vigilia en el estadio del club

El club Chapecoense informó que Henzel «está en estado crítico pero las perspectivas son optimistas».

El locutor Ori Rodrigues, colega de trabajo de Henzel en la rádio Oeste FM, informó que Henzel le pidió al hospital que se comunicara con su esposa, según la prensa brasileña.

«Le dijeron a ella que Rafael está consciente y en estado estable».

Ximena Suárez y Erwin Tumirik 

La auxiliar de vuelo y el técnico de aviación están «en buenas condiciones en términos generales y muy estables», informó González, directora médica de la Clínica Somer de Rionegro.

González dio que ambos pacientes habían pasado una «buena noche».

El club señaló en su sitio que «la mayor preocupación en cuanto a todos los sobrevivientes está relacionada con el peligro de infección, ya que todas las heridas presentaban un nivel alto de contaminación».

El club Chapecoense señaló que «todavía no hay previsión sobre el alta de los pacientes, pero los cuidados ofrecidos son los mejores».

Los Runrunes de Bocaranda de hoy 01.12.2016: BAJO – Otro raro negocio militar
BAJO
CHAPECOENSE:
La aerolínea Lamia en la que muere el equipo de fútbol brasileño tuvo su origen en otro raro negocio militar de los que ya estamos acostumbrados en 17 años de uniformados en todos los cargos públicos. Un gobernador militar de Mérida, otro gobernador militar de Nueva Esparta, créditos baratos (¿serían con dólares preferenciales del Cadivi militar?), intermediarios enchufados y quien sabe que otros guisos escondidos para que la empresa merideña terminara siendo boliviana después de ser margariteña.
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